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- SUPOSITORIO: Terap. Han recibido el nom. bre de supositorios medicamentos de formas diversas conica, cilindrica, ovoidea o esferica), que deben ser introducidos en las cavidades del cuerpo para fundirse por el calor procedente de sus pare les y desarrollar entonces sus efectos medicamentosos.

Los constituyentes de los supositorios son unas veces cuerpos grasos, de consistencia ana loga a la del cerato, y especialmente la manteca de cacao; otras gelatinosos, transformados por me dio de la glicerina y el agua en una masa elástica y viscosa, ó bien otras substancias cuya mezcla puede constituir una masa plástica con las propiedades antes citadas. Respecto á los componentes medicamentosos, ó bien se mezclan de un modo uniforme con la masa del supositorio, ó bien se hallan contenidos en el centro de este. Lo primero sucede con las masas que se preparan por presión y amasamiento ó por fusión, d'indoles la forma apropiada; y lo segundo ocurre en aquellos que, formados por manteca de cacao ó gelatina, constituyen depósitos que se llenan con las substancias medicamentosas dispuestas, quedando cerrados por un tapón ó por una especie de molde formado por la misma masa. Al fundirse estos recipientes en las cavida les del cuerpo dejan en libertad la substancia medicamentosa más o menos comprimida, manifestándose los efectos locales de los supositorios de la primera clase con mucha mayor suavidad y uniformidad, teniendo en cuenta la substancia que les sirve de excipiente. Según los puntos á que están destinados los supositorios, se distinguen:

1. Supositorios anales, calas. - Por lo gene. ral forman trozos de figura cónica que se deslizan con facilidad en el recto, y estan destinados á provocar evacuaciones intestinales por la irritación que producen, ó bien á actuar terapeuticamente por sus componentes medicamentosos, ya sobre el recto enfermo, ya sobre las partes inmediatas. Rara vez se elige la forma de suposi. torios para obtener efectos remotos o generales, cuando la administración de los medicamentos por la vía gástrica es dificil ó imposible.

El tamaño de los supositorios no debe exceder al del dedo pequeño del sujeto á quien se destinan; de ordinario, sobre todo los que sirven de vehículo á substancias medicamentosas muy activas, se hacen bastante más pequeños, dándoles 2 á 4 centímetros de longitud y 1 próxima. mente de diámetro en su base; el peso puede oscilar entre 2 y 6 gramos.

Los supositorios de gelatina se preparan disolviendo en agua gelatina reblandecida en gli cerina caliente, de modo que al enfriarse resulta una gelatina viscosa que, à excepcion del tamaño y de los extractos muy astringentes, permite introducir casi todas las substancias medicamentosas y hasta las sales metálicas. La gelatina puede ser sustituída con agar-agar; este cuerpo se presta mejor para las substancias que precipitan la gelatina ordinaria.

Entre las grasas, la que más comúnmente se emplea para la preparación de supositorios es la manteca de cacao. Para obtener la consistencia necesaria puede añadirse o de cera y

de

aceite de ricino (Rother). Esta masa grasosa, fluidificada por un calor suave, cargada con las substancias medicamentosas correspondientes, se vierte en moldes para darle la forma necesaria. Si se elige la vaselina como excipiente es preciso añadir la parafina (5 á 20 por 100) á fin de obtener la consistencia deseada. Se preparan también los supositorios amasando los medicamentos con

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las grasas destinadas al efecto y dándoles forma con los dedos ó por medio de una prensa á propósito. Muchas veces se preparan supositorios mezclando y amasando los medicamentos con excipientes blandos ó líquidos, de la misma manera que para preparar una masa pilular. Se preparan también con jabón, raspándole con el cuchillo y mezclandole con los medicamentos y la miel, calentándolo todo hasta que pueda for

marse una masa.

Los supositorios rectales de Dixon no son aplanados en su base, sino que ésta constituye un cono truncado, representando, por lo tanto, un cono doble cuyo segmento inferior, más largo, impulsa al supositorio hacia arriba. Passavant recomienda los supositorios de estearina, con surcos longitudinales, para recibir pomadas medicamentosas.

Bajo la forma de supositorios pueden emplearse principalmente los medios que provocan evacuaciones intestinales, como los jabones, la miel, el acíbar; lo mismo que la glicerina pura y también mezclada con jabón fundido (Dieterich) ó con gelatina (Heck), (de 1 á 2 gramos de glicerina, introducidos en el recto, provocan evacuaciones á los diez ó veinte minutos). Además se emplean de este modo medios emolientes, como la manteca de cacao y otras mezclas grasosas analogas al cerato; substancias astringentes, como el acido tánico y los medicamentos que le contienen, el alumbre el percloruro de hierro, etc.; substancias antisépticas, como el ácido salicílico el férrico etc.; narcóticos, especialmente la morfina, el extracto de opio, de belladona y de beleño, y por último, otras substancias con fines terapéuticos especiales.

Schomacker recomienda la aplicación de medicamentos por el recto especialmente bajo la forma de supositorios, aun cuando sus compo nentes se absorban con más lentitud que en disolución, en todos los casos en que los medicamentos no son bien tolerados por el estómago.

2. Supositorios vaginales, - Se diferencian por su tamaño, y muchas veces por su forma, de los anteriores. Sus constituyentes son, ya las grasas, y especialmente la manteca de cacao, ó ya masas gelatinosas. La masa, mezclada íntimamente con la substancia medicinal, recibe una forma cómica que se hace cilíndrica en su base como los proyectiles cilindrocónicos), ó bien se le da la forma ovoidea ó esférica, y más rara vez de discos planos ó de tablas redondeadas ú oblongas, para constituir los pesarios medicamentosos. Con mucha frecuencia se emplean cápsulas huecas de manteca de cacao ó de gelatina, que se llenan con substancias medicamentosas (tanino, sulfato de cobre, de zinc, cloruro mórfico, extractos de opio, de belladona ó de beleño, ioduro potasico, iodoformo, unguento mercurial, etc.), después de extenderse en su cavidad almidón, azúcar, aceite de ricino, vaselina ú otras substancias, cerrando su abertura con un disco de la misma masa Las mujeres suelen aplicarse ellas mismas los supositorios, evitando su caída con una torunda de algodón. Una simple inyección basta para eliminarlos por completo.

Los supositorios vaginales de Sauter (pomada de cacao) se hallan formados por dos mitades que pueden pegarse con facilidad pasando una espá tula caliente por su borde libre. Las substancias medicamentosas se colocan en esta cavidad. Sauter cree preferible la manteca de cacao á la gelatina, porque esta última sirve de cultivo á fermentos y bacterias. Sin embargo, recientemente se han generalizado mucho los supositorios Chaumel (gelatina y glicerina esterilizadas, á las cuales se añade la substancia terapéutica que se quiere administrar).

3. Supositorios uterinos. - Para el tratamiento intrauterino, los supositorios, por regla general, deben tener la forma de barras y un grado algo mayor de solidez, dándoles la consistencia de la cera por medio de componentes apropiados. Su preparación, así como la elección de agentes medicinales, son esencialmente idénticas á las de los supositorios para la uretra. En la mayoría de los casos se eligen substancias medicamentosas únicas con fécula, azúcar, dextrina, goma árábiga ó goma tragacanto, añadiéndoles agua y glicerina para evitar que se sequen por completo y para conseguir una masa plástica que se desarroila formando cilindros del tamaño oportuno y cuyos extremos se redondean con cuidado. Para el útero puerperal se necesitan supositorios de

tamaño doble ó cuádruple. Se introducen en el conducto cervical enfermo con los dedos, una pinza ó un tubo conductor.

4. Supositorios uretrales. - Para el conducto uretral se usan supositorios (que también se lla man candelillas) preparados con gelatina ó con manteca de cacao, de una longitud de 5 centí. metros próximamente por 3 milímetros de diámetro (supositorios coitos), ó bien de 12 á 15 centímetros de largo y de la anchura de la uretra, constituídos entonces por una masa de gelatina (candelillas de gelatina solubles). Se emplean principalmente para el tratamiento de la blenorrea uretral, á cuyo efecto se les añade 0,02 de sulfato de cinc, ó 0,15 de ácido fénico, ó 0,03 de ácido bórico y extracto de belladona, morfina, iodoformo, etc. Humedecidos con agua ó lubrificados con aceite, se introducen como las candelillas en la uretra, en donde suelen permanecer hasta que se funden. Los supositorios cortos se preparan generalmente con manteca de cacao ó con otros constituyentes viscosos, y por medio de sondas conductoras se deslizan hasta la porción membranosa, donde se ponen en contacto con la parte afecta, especialmente en los casos de blenorragia, espermatorrea, etc. Estos supo. sitorios se funden pronto, de modo que la substancia medicamentosa se extienda por toda la uretra, impidiéndose la salida por oclusión del orificio externo con tafetán inglés ó colodión.

5. Supositorios nasales. Se preparan asimismo con grasas ó con gelatina, y tienen generalmente la forma de barras cónicas de 1 á 3 gramos de peso. Con ligeros movimientos de rotación se introducen por los orificios nasales, taponando estos últimos con hilas para impedir que salga la masa fundida. Las substancias medicinales que principalmente se emplean de este modo son los estípticos (sulfatos de cobre y de zinc, ácido tánico) en los catarros nasales crónicos con granulación de la mucosa, ulceración ú ocena, y también los antisépticos (ácido salicílico, fénico, bórico, etc.), los opiados, la cocaína y otros medios calmantes.

6. Supositorios para las cavidades y conductos patológicos del cuerpo. - Al efecto se emplean principalmente el iodoformo, el iodol, mezclas causticas con sublimado corrosivo, nitrato de plata, etc., que con los medios apropiados se transforman en una masa á la cual se da el tamaño necesario, y que se introduce con los dedos, con una pinza ó con un portacáusticos en las cavidades que se trate de cauterizar.

SUPPARUM:m. Mar. Pequeña vela de forma triangular (V. VELA). Los primeros ensayos hechos en la navegación para mover las embarcaciones aprovechando la fuerza del viento, debieron ser, á no dudar, los que dieron a las velas la forma más sencilla, así como á los palos que las sosteníau, y por tanto adoptarían sin duda una vela cuadrada sostenida por un solo palo single, es decir, de una sola pieza; á esta clase de velas debieron seguir las cuadrangulares, y á estas úl timas las triangulares, forma principal de las usadas por los egipcios, griegos y cartagineses; á las velas singles o de una sola pieza las llamaban los griegos Istia, Fassones ó Armenia; usaban aquellos muchos palos en sus buques, aunque Aristóteles asegura que en un principio sólo llevaban uno colocado en el centro del barco, palo que descansaba por su raigal en un agujero Ilamado ueroôun, ó, en latín, Modius; los cartagineses colocaron en sus Exeres y Epteres un sistema de velas sostenido por tres palos. A medida que aumentaba el tamaño de los buques tuvieron los pueblos de la antigüedad que aumentar también el número de sus palos, y por tanto el de sus velas, como lo demuestran los buques de Ptolemeo Filadelfo y de Hierón II, así como igualmente los que, mandados por Marcelo, bloquearon á Siracusa, los que llevaban hasta cuatro palos. Hesychius, Isidoro y Suidas dicen que llamaban dichos pueblos Acatión al palo mayor;

al

que llevaban á popa y seguía en orden al anterior Epidrón, al tercero, que ponían á proa, Bolón, y al cuarto, cuando le había, pues sólo se llevaba en los buques de mayores dimensiones, Artimón, nombre con que los franceses designan hoy el palo de mesana. En el Acation largaban una vela triangular, colocada horizontalmente y con su vértice hacia abajo, y por encima de esta vela, y unida á la misma verga, una más pequeña denominada Sapparum ó Supparum, pero con el vértice hacia arriba; según al

gunos autores, el Supparum sólo se usaba en señal de victoria; mas aun cuando así fuese debía utilizarse también en la navegación, dada su disposición, aun cuando no fuese de grandes dimensiones; entre los romanos el Supparum era siempre vela de navío, y, á lo que se cree, la más pequeña de la que se servían en los barcos, y tal vez por esto haya sido pensar que no tenía objeto útil y sólo servía para anunciar un fausto acontecimiento; tenía la forma de una delta griega mayúscula, y hay escritores que dicen se sujetaba al mástil con el vértice hacia abajo, en cuyo caso hubiera sido el Acatión de que hemos hablado antes; pero opiniones tan autorizadas en esta materia como el distinguido teniente de navío D. Pedro Riudavets y Tudury distingue el Acatium de la Supparum, por más que da á éste el nombre de Sapparum, con que hoy ya no es apenas conocida. En el Supparum, como en toda vela, el gratil es la parte superior ó lado horizontal, siendo la extremidad de éste, hacia popa, la escota ó puño de la escota ; la que va hacia proa la amura ó puño de la amura, llamándose empuñidora el vértice inferior del triángulo, al canto de popa caída de popa ó valuma, y al de proa caída de proa. Hoy esta clase de velas no está en uso, al menos tal y como se conocían en un principio, habiéndose sustituído por otras, de que hablaremos cuando en otro artículo nos ocupemos de este asunto. V. VELA.

SUPPÉ (FRANCISCO DE): Biog. Músico y com positor austriaco. N. en Spalatro en 1820. M. en Viena en mayo de 1895. Contaba dieciocho años de edad cuando pasó á la capital de Austria para consagrarse al estudio de la Jurisprudencia, la cual abandonó desde luego para cultivar la Música, su sueño favorito. En Viena perfeccionó su educación artística, comenzada en la niñez, y realizó en breve tiempo grandes y extraordina rios progresos. Fué muy amigo del ilustre Donizetti, de quien recibió provechosas lecciones du rante las temporadas en que dicho famoso compositor vivió en la citada capital. En ella no tardó Suppé en ser nombrado director de orquesta del Teatro de Josephstadt, cargo que ejerció muchos años. Después aceptó el de director de orquesta en el Teatro Ander Wien, puesto que aún ocupaba en 1882. Compuso varias óperas, y adquirió justa fama con la overtura de la titulada El poeta y el aldeano, que se ejecutó en todos los conciertos de Europa. Desde 1876 creció la popularidad de Suppé con las operetas Fatinitza, Bocaccio y Doña Juanita, que se cantaron con aplauso en los principales teatros dei mundo y que contribuyeron en primer término á la innortalidad de su autor. Este demostró también su competencia en otros géneros de música, pues son notables varias de sus sinfonías y canciones y algunos himnos religiosos. Escribió además gran número de piezas de baile, algunas óperas serias, cuartetos, un Requiem y un Tantum ergo, que es considerado en su género como una obra maestra. Fué uno de los más legítimos y celebrados representantes de la música ligera, chispeante y retozona, que tan en boga ha estado en estos

últimos tiempos. Suppé, por sus alegres é inspiradas operetas, era en España tan conocido como en su patria. Un biógrafo español escribía en 1887: «De Suppé se conocen cuartetos, sinfonías, overturas y canciones, al par que lo que le ha hecho popular ha sido la música de sus operetas, merced á su melodía graciosa y á su fantasía. Entre aquéllas se distinguen La bella Galatea, Dos mujeres y ningún hombre, Fatinitza y

otras.>>

SUPPLENBURG, SUPPLEMBURGO & SUPPLINBURG: Geog. Antiguo castillo y condado de Sajonia, sit. entre los condados de Brunswick y Sommersenburgo. Lo poseyó el emperador Lotario II antes de su advenimiento al Imperio; fué encomienda de los Templarios desde 1130, y después pasó á los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Iglesia de los Templarios del siglo XII en la aldea que ha conservado el nombre del castillo, y que hoy pertenece al círculo de Helmstedt, del ducado de Brunswick.

SUPRAACROMIAL (del lat. supra, sobre, y acromion); adj. Anat. Que está situado por encima del acromion.

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viden á medida que avanzan sobre el deltoides, cubriendo su cara externa.

SUPRACLAVICULAR (del lat. supra, sobre, y clavicula): adj. Anat. Que está por encima de la clavícula.

Región supraclavicular. - Llámase así la parte del cuello comprendida entre el trapecio, el es. ternomastoideo y la clavícula. Esta región se halla limitada hacia atrás por el borde anterior del músculo trapecio; hacia adelante por el borde externo del esternocleidomastoideo, y hacia abajo por el borde posterior de la clavícula. Su fornia es la de un triángulo, cuyo vértice es superior, mientras que la base corresponde á la clavícula, y los lados son el uno anterior y el otro poste

rior.

Dicen Velpeau y Béraud, coincidiendo con Richet, que esta región no es tan extensa como se cree. En efecto, si se la diseca levantando la aponeurosis, los músculos que la circunscriben se alejan un poco, y entonces la región es muy ancha y muy alta; pero si se la examina en sus condiciones naturales, está lejos de presentar tales dimensiones.

La región presenta una depresión más o menos profunda, llamada fosa supraclavicular. Esta fosa, que es más pronunciada en las personas delgadas, puede aumentar ó disminuir elevando ó deprimiendo la clavícula. Así, cuando se quiere practicar la ligadura de la subclavia para tener una fosa menos profunda, es necesario llevar el hombro hacia atrás y abajo. La fosa supraclavicular corresponde al vértice del pulmón, el cual, en algunos casos, produce en este punto una especie de hernia, particularmente cuando está enfisematoso.

La piel es fina y cubierta de una epidermis muy tenue; por eso se producen en ella en las fiebres graves, y particularmente en la tifoidea, las erupciones designadas con el nombre de sudámina. Debajo de la piel se ve un tejido grasoso muy fino y poco abundante, en cuyo espesor serpean las ramificaciones del plexo cervical. A cierta profundidad se encuentra también gran cantidad de tejido adiposo, el cual acompaña á los vasos y comunica con el del hueso de la axila; así se explica la facilidad con que las inflamaciones y supuraciones se propagan de una á otra región.

La fascia superficial ofrece los mismos caracteres que por delante del cuello y contiene las fibras del músculo cutáneo.

De los músculos, el omoplatohioideo atraviesa oblicuamente el tercio inferior de la región de abajo á arriba y de atrás hacia adelante, y forma con la clavícula y el borde posterior é inferior del esternomastoideo un espacio triangular llamado omoclavicular; espacio importante, porque en su área es donde se va á buscar la arteria subclavia, cuando se le liga por fuera de los escalenos. El borde inferior de este músculo está encorvado hacia abajo y mantenido en dicha posición por la aponeurosis que se inserta á la clavícula y al borde externo del esternomastoideo. Los escalenos, en número de dos, uno

anterior y otro posterior, pertenecen á la región carotidea. El anterior se inserta en el tubérculo de la primera costilla, tan fácil de percibir cuando se incinde la aponeurosis que cubre el triángulo omoclavicular. Por detrás de este músculo y del tubérculo citado pasa la arteria subclavia. El angular del omoplato se encuentra por detrás de la región y ofrece poco interés.

Dos hojuelas aponeuróticas existen en la región. Una es superficial y cubre los músculos omoplatohioideo, trapecio y esternomastoideo. Por encima de éstos se encuentra otra hojuela aponeurótica que cubre los vasos y nervios de los plexos cervical y braquial, lo mismo que los músculos angulares y escalenos.

gión supraclavicular. La subclavia, comprendiVarias son las arterias que existen en la reda entre el borde externo de los escalenos y de la clavícula, pertenece a esta región. En esa par te de su trayecto se divide oblicuamente hacia fuera y abajo, contorneando la primera costilla y el primer espacio intercostal. La escapular superior costea la clavícula por delante del músculo omoplatohioideo y se dirige hacia fuera y arriba. La cscapular inferior se dirige hacia fuera y atrás y pasa por debajo del plexo braquial, para dirigirse hacia el borde del trapecio. Es la más voluminosa de las ramas secundarias de la región.

La vena subclavia es muy voluminosa: se encuentra ordinariamente por delante del escaleno anterior y costea el músculo subclavio. Bastante profunda para no impedir al cirujano el buscar la arteria subclavia, recibe á la yugular externa, un poco por fuera del borde externo del músculo esternomastoideo, y algunas veces más hacia fuera todavía, hacia la parte media de la región, de modo que su presencia en el fondo de la herida que le es perpendicular expone á muchos accidentes. La prudencia exige, pues, que se cuide mucho de no cortarle al practicar la incisión. Las venas secundarias no tienen importancia.

De los vasos linfáticos, los superficiales van á la axila ó á los ganglios del cuello y los profundos á los ganglios supraclaviculares, que son muy numerosos y más superficiales que la arteria. Estos ganglios se hipertrofian á menudo en el embarazo.

Para terminar, corresponde decir algo acerca de los nervios de la region supraclavicular.

El plexo cervical envía hacia abajo ramas que han recibido el nombre de supraclaviculares y supraacromicales, situadas al principio por deba jo y después por encima del cutáneo, las cuales, como son perpendiculares á la clavícula, necesariamente deben de ser cortadas en la incisión que se hace paralela á la clavícula cuando se trate de ligar la subclavia. El plero braquial, formado por el entrecruzamiento de los cuatro últimos pares cervicales y del primero dorsal, está situado como la arteria subclavia, que es un poco más anterior, entre los escalenos. Esta relación explica por qué se ha podido ligar una rama de dicho plexo en vez de la arteria. El plexo cervical profundo está constituído por los cuatro primeros pares cervicales; emerge del agu jero de conjunción, suministra ramas profundas y anastomóticas, y termina por último en el plexo cervical superficial que se ve sobre el borde externo del músculo esternomastoideo.

SUPRACOSTAL (del lat. supra, sobre, y costal): adj. Anat. Que está situado sobre las costillas.

Músculos supracostales. - Son pequeños y del gados haces carnosos, aplanados, radiados, muy dintintos de los intercostales externos é internos, por detrás de los cuales se encuentran. Hay doce de estos músculos en cada lado. Nacen del vértice de las apófisis transversas de las vértebras dorsales, y van oblicuamente à insertarse al borde superior de la costilla situada por debajo, y algunas veces también á la siguiente y por un apéndice que entonces pasa sobre el ligamento costitransversal posterior. Como contribuyen á culos inspiradores. elevar las costillas, deben figurar entre los mús

SUPRAESCAPULAR (del lat. supra, sobre, y escapular): adj. Anat. Que está por encima del omoplato.

Nervio supraescapular. - Procede del plexo braquial, se dirige hacia la base de la apófisis coracoides, pasa por debajo del ligamento que atraviesa oblicuamente la extremidad de la fosa completa la escotadura situada en este punto, supraespinosa, y desciende, por la escotadura situada debajo del acromion, à la fosa espinosa, donde se divide en filetes destinados á los músculos infraespinoso y redondo menor.

SUPRAESPINOSO, SA (del lat. supra, sobre, y espinoso): adj. Anat. Que está situado por encima de la espina del omoplato.

Fosa supraespinosa. Es de forma triangular, y ocupa la parte del omoplato situada por enci ma de la espina de este hueso.

Músculo supraespinoso. - Llena la cavidad ó dirigido de atrás á adelante, de dentro á fuera y fosa del mismo nombre. Es también triangular, encima de la espina, de la parte posterior del de abajo á arriba. Nace de toda la fosa supraespinosa, de la parte del borde superior situada por superior. A medida que se acerca al acromion, borde superior de esta misma espina y de la cara disminuye de grosor; cuando llega á esta apófisis, se convierte, inmediatamente por debajo de los grandes ligamentos del omoplato, en un corto y fuerte tendón que pasa sobre el ligamento capsular de la articulación, y va á insertarse á terna del húmero. Hace girar el brazo hacia fuela parte superior é interna de la tuberosidad exra y lo eleva.

SUPRAGO: m. Bot. Género de plantas perte

neciente á la familia de las Compuestas, subfamilia de las tubulifloras, tribu de las eupatoriéas, cuyas especie habitan en el Norte de América, y son plantas herbaceas á rara vez fruticosas, con raíces tuberosas y resinosas; tallos alargados sencillos; hojas alternas, enteras ó muy poco dentadas, y flores purpúreas, rosadas ó rara vez matizadas de rosa y blanco, dispuestas en cabezuelas reunidas en espigas ó racimos; cabezuelas homogamas, con 5 a 20 flores; involucros pluriseriados, empizarrados, con las escamas estriadas longitudinalmente, las exteriores muy cortas y las interiores lineales y alargadas; receptáculo estrecho y desnudo; corolas todas flosculosas, cilindraceas, muy cortamente quinquedentadas en su borde y con los dientes glan lulosos por la parte exterior; anteras apendiculadas en su apiǝo; estigmas cilíndricos salientes; aquenios con unas 10 costillas, casi cilindráceas y con el viJano formado por una á tres series de cerditas dentadas ó plumosas.

SUPRAHIOIDEO, DEA (del lat. supra, sobre, y hioides); adj. Anat. Que está por encima del hueso hioides.

Región suprahoidea. - Es la situada entre el hueso hioides y la mandíbula inferior; se llama tambien intramaxilar. Está limita la hacia arriba por la base de la mandibula y la pared inte rior de la boca, hacia los lados por el borde anterior del músculo esternocleidomastoideo, y hacia abajo por el hueso hioides. Dirigida oblicua mente de arriba a abajo y de delante á atrás, se eleva y desciende siguiendo los movimientos de la mandibula y de la lengua. Poco aparente en los sujetos delgados, forma, por el contrario, en los gruesos un relieve en forma de media luna, que constituye la doble barba.

La pil de esta parte es fina, delgada y muy extensible en las mujeres y en los niños, y más gruesa en los adultos a causa de la barba; ofrece muy a menudo arrugas transversales que no desaparecen, cualquiera que sea la posición de la cabeza, y que dependen del musculo cutáneo y de los movimientos de las mandibulas. Las glándulas que contiene son numerosas. Esta piel puede padecer las mismas enfermedades que la de la cara.

El tejido celular subcutáneo está formado por un tejido filamentoso, en el cual se encuentran vesículas adiposas, ordinariamente muy finas, pero que sin embargo algunas veces aumentan de volumen y producen lipomas.

La fascia se divide en dos láminas delgadas, entre las cuales se encuentra el músculo cutaneo.

La hojuela superficial es tan delgada que no impide que las fibras del cutáneo se inserten en parte en la cara profunda de la piel.

De los músculos, el digástrico, cuyo vientre anterior sube oblicuamente desde el hueso hioi-, des hasta las fositas submentales, cubriendo al músculo milohioideo, forma un arco, separado de la mandíbula inferior por un espacio que va ría según los movimientos de la laringe ó de la mandibula: este espacio se halla ocupado por la glandula submaxilar. Su vientre posterior se dirige hacia fuera y atrás, pasando un poco por debajo del ángulo de la mandíbula. El estilohioideo sigue la misma dirección que el vientre posterior del digástrico, y se bifurca antes de İlegar al hueso hioides, para dejar pasar el tendón de este último músculo. El milohioideo, cubierto hacia dentro por el vientro anterior del digástrico, está separado de la mucosa bucal por la glándula sublingual y una parte de la glándula submaxilar. El geniohioideo, situado por encima del precedente, parte de las apófisis geni para insertarse al hueso hioides, y parece no ser otra cosa que un fascículo inferior del genioglo. so. El hiogloso, partiendo del borde superior del hueso hioides, se dirige hacia arriba, para perderse en el espesor de la lengua. Este músculo se halla cubierto en parte por el milohioideo y por las inserciones hioideas del digástrico y del estilohioideo. Su cara externa está recorri la por el nervio hipogloso, y por la interna cubre á la lingual.

El espacio milohioideo, circunscrito hacia dentro por el borde externo del músculo milohioideo, hacia arriba por el borde inferior de la mandíbula, y hacia fuera y abajo por el vientre posterior del digástrico y el estilohioideo, es triangular y está dividido en otros dos triángulos más pequeños por el nervio hipogloso. En el triángulo superior se encuentra la glándula subma

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xilar y los vasos que se distribuyen en la cara, y en el inferior, cuyo fondo está formado por el músculo hiogloso, se encuentra la arteria lingual, situada por debajo de este músculo; en ese triangulo es donde conviene buscarla cuando se ha de ligar.

Cada uno de los músculos mencionados está revestido por una hojuela que recibe el nombre de aponeurosis suprahioulea, dependencia de la cervical, reforzada por una expansión fibrosa del vientre posterior del digástrico. Las expansiones que parten del digastrico y del milohioideo forman á la glándula submaxilar una cavidad muy notable. Esta aponeurosis hace que los abscesos desarrollados por encima de ella se abran más comúnmente en la cavidad bucal, mientras que los que se producen por debajo van á manifestarse debajo de la piel.

La glándula submaxilar ha sido descrita en otra parte. V. SUBMAXILAR.

Dos arterias importantes ocupan la región suprahioidea. La fac al, ó maxilar externa (véa se MAXILAR), parte de la extremidad posterior de la apofisis mayor del hueso hioides, pasa por delante del maseter y va á terminar en la cara. Esta arteria es flexuosa, y se halla cubierta por el músculo estilohioideo, el vientre posterior del digastrico, la vena facial y la glándula subma. xilar. A su paso por esta región suministra numerosos ramitos á la glándula submaxilar, y además da origen á la arteria submental que sigue el borde inferior de la mandíbula por debajo del milohioideo, haciéndose cada vez más superficial. Esta rama puede ser herida al abrir los abscesos submaxilares ó al hacer la resección de la mandíbula. La arteria lingual, descrita también en su artículo correspondiente, tiene relaciones interesantes. Profundamente situada, parece inaccesible à los instrumentos del cirujano; pero gracias á la doctrina de los puntos de referencia, se puede decir que su ligadura es tan fácil como la de las arterias superficiales. Para descubrirla es necesario encontrar: 1.° el borde interior de la glandula submaxilar; 2.° el tendón del digástrico; 3.o el nervio gran hipogloso, y 4. el músculo hiogloso que le cubre. Levantado este músculo, é incindiéndole sobre la sonda acanalada, se encuentra la arteria lingual, siguiendo la misma dirección que el nervio gran hipogloso.

Las venas, más voluminosas y numerosas que las arterias, cuya dirección no siguen exactamente, son menos flexuosas. V. FACIAL Y LIN

GUAL.

Los linfáticos son muy numerosos y están situados principalmente alrededor de la glándula submaxilar; también se ven dos ó tres por encima de esta glandula, sobre el trayecto de los vasos faciales. Recibiendo los vasos linfáticos de la faringe, del interior de la boca y de la cara, se infartan en gran número de enfermedades. Su tumefacción permite descubrir á veces lesiones que no podrían suponerse; las enfermedades de los dientes y de las encías son las causas más frecuentes de dicha inflamación. Béraud demos. tró su hipertrofia en el embarazo.

Los nervios son el hipogloso y el facial. Por lo demás el plexo cervical suministra ramos á los tegumentos de la región.

Está formado el esqueleto de la región por el hueso hioides, que se prolonga algunas veces hasta la apófisis estiloides, á la cual se halla unido por el ligamento estilohioideo, entonces osificado; su asta mayor, que encierra muchos granos óseos, es muy útil para descubrir las arterias facial y lingual, á las cuales protege contra los instrumentos vulnerantes. La falta de apoyo y la movilidad no la ponen al abrigo de las fracturas ni de las luxaciones. Este hueso, dando inserción á casi todos los músculos depresores de la lengua ó de la mandíbula y elevado res de la faringe, hace que una herida transversal, practicada por encima de él, sea muy peligrosa. Conviene señalar, sin embargo, que una herida de este género, que caiga por encima de la epiglotis, no ofrecerá ningún peligro para la respiración.

rosis, y otra profunda situada por debajo de ella. En la cubierta superficial es donde se encuentran los ganglios linfáticos y los vasos faciales: por esto los abscesos ganglionares se abren espontáneamente en la piel. Como, por otra parte, los ganglios linfáticos son más superficiales que los va sos, resulta que la abertura de los abscesos á los cuales dan lugar exponen menos á las heridas de estos vasos.

SUPRALAPSARIOS: m. pl. Hist. ecles. Teólogos calvinistas holandeses del siglo XVI, según los cuales la predestinación era anterior a la caída (supra lapsum) de Adán. Decían que Dics había hecho inevitable esa caída para manifestar su justicia y su misericordia con los hombres. Eran los opuestos de los infralapsarios, que sostenían que Dios había creado, después del pecado de Adán (infra lapsus), cierto nú mero de hombres con el fin de condenarlos sin

darles los socorros necesarios para salvarse, si lo

deseaban.

SUPRALIÁSICO, CA: adj. Geol. Dícese del piso superior del período liásico, primero de los terrenos jurásicos comprendidos en la era secundaria. Estratigráficamente puede caracterizarse por estar limitado inferiormente por el piso liasiense ó liásico propiamente dicho, sobre el cual descansa, y hallarse cubierto superiormente por el piso bajociense de los terrenos oolíticos, formando por tanto la parte más superior del llamado Jura negro por los alemanes. No siendo fácil establecer condiciones generales en la descripción de este piso, pues en realidad son las mismas que las señaladas para el lías, describiremos las más tí picas y clásicas de las formaciones supraliásicas.

En la Lorena alcanza el piso un espesor de 100 á 110 m., que se distribuyen en cuatro capas diferentes, de las cuales la inferior es la denomi nada de las margas de posidonias, de 80 á 90 m. de potencia, siendo la más importante de las especies del género la Bronni, y están provistos de nódulos análogos á los llamados ovoides ferruginosos del liásico propiamente dicho, si bien contienen bastante caliza; estas margas son yesí feras y encierran Ammonites bifrons, serpentinus y radians. Superiormente está colocada una arenisca llamada supraliásica que, unida con una oolita ferruginosa y unas margas micáceas, constituyen un conjunto de 15 á 20 m. de espesor; la oolita ferruginosa es objeto de una activa explotación en Longwy y Villerupt, hallándose formada de pequeñísimos granos de hidróxido de hierro de color pardo, aglutinados por un cemento arcilloso y ferruginoso. Sus fósiles más característicos son el Ammonites opalínus, A. insignis, Belemnites abbreviatus, Gyphæa ferruginea y Trigonia navis. Este mineral ha recibido el nom. bre de minette y forma parte de una notabilísima zona ferruginosa bastante extensa que se extiende desde el Ardeche hasta el Luxemburgo, y algunos autores la consideran incluída en el sistema oolítico, al que parece hallarse íntimamente unida, especialmente en la Lorena. El mineral de hierro liásico de Meurthe-et-Moselle resulta de una sencilla modificación de las margas arenosas supraliásicas, afecta la apariencia lenticular y no ocupa siempre el mismo nivel paleonto. lógico, pero parece concentrarse especialmente en lo alto de la zona caracterizada por la Trigonia navis, hallándose recubierta por las margas con cantos del piso bajociense, las cuales encierran también un mineral explotado, pero que indudablemente pertenece al sistema oolítico.

Otra de las regiones francesas en que se presenta característico el piso supraliásico es la de las Ardenas, donde se encuentra formado por tres capas: la inferior, constituída por la marga de Flice, que se caracteriza por el Ammonites serpentinus, y que está formada por 40 m. de arcilla esquistosa y piritosa, con 50 de margas, encerrando Posidonia Bronni, Belemnites tripar titus y B. irregularis, y que se explotan como enmiendas y mejorantes usados en Agricultura. La segunda zona, que va colocada sobre la anterior y está constituída por margas encerrando Ammonites radians, A. bifrons, A. Raquinianus, Belemnites compressus y B. acuarius. La capa superior está constituída por la llamada limonita de Longwy, que encierra Ammonites opalinus, A. aalensis, Ostrea ferruginea y Trinavis.

En suma, los diversos órganos de la región están superpuestos de la manera siguiente: 1.° piel: 2.° tejido celular subcutáneo; 3.° hojuela superficial de la fascia superficial; 4. el músculo cutáneo; 5. hojuela profunda de la fascia super-gonia ficial; 6. aponeurosis; 7. músculos, y 8.o hueso hioides. Según Tillaux, se pueden admitir dos capas: una superficial que termina en la aponeu

En la región denominada Auxois el sistema liásico propiamente dicho forma un conjunto bastante homogéneo, pero puede distinguirse en

[blocks in formation]

Este supraliásico es bastante rico en Belemnites acuarius, y en la base, en la zona caracterizada por el Ammonites serpentinus, se encuentra la llamada piedra de cemento, explotada en Vassy y otras localidades. En Thisy esta zona ofrece, en una capa de 8,40 m., siete bancos de este cemento, cuya potencia es de 1,5, separados por pizarras bituminosas con la Posidonia Bronni, conteniendo además estas pizarras de 2 á 3 por 100 de petróleo y hallándose distribuídas en las mismas bastantes vértebras de saurio. En Rome: Chateau, cerca de Mazenay, este horizonte está representado por calizas muy deleznables con numerosos restos de peces. El Ammonites Desplacei, así como el Holandrei y el Heterophyllus, habitan esta zona, en tanto que el Ammonites bifrons caracteriza, con el Turbo capitancus, la zona del Ammonites complanatus, y por su parte el horizonte del Turbo subduplicatus encierra Ammonites crasus, Belemnites tripartitus, Leda rostralis y Luppula hammeri.

En la cuenca del Rodano el piso supraliásico consta de dos zonas, la inferior de 4 à 25 m. de potencia, caracterizada por el Ammonites bifrons, y la superior de mucha menor extensión y que se caracteriza por el Ammonites opalinus; en esta formación, como es general en todo el supraliásico, se presenta también un importante yacimiento de hierro oolítico que se explota en Ver. pilliere, ocupando esta capa la parte superior del Ammonites bifrons y presentándose también otras varias especies del mismo género, siendo las más importantes la serpentinus, subplanatus, bicarinatus, insignis, crassus, mucronatus, sternalis y otras, hallándose inmediatamente cubierta, pero con perfecta separación, por la zona del Ammonites opalinus, aalensis, mactra y otros, siendo esta capa superior también ferruginosa, pero no tanto que pueda llegar à explo

tarse.

En la Provenza, donde el liásico en total alcanza más de 700 m. de espesor, el supraliásico está constituído por cinco zonas que se hallan separadas del liásico propiamente dicho por la falta correspondiente à las pizarras de posidonias, que no se presentan; la zona inferior está constituída por una caliza nodulosa de sólo 30 centímetros de espesor, y en la que abundan el Ammonites bifrons y el cornucopia; la segunda capa está formada por pizarras negras, y es la más potente de todas las cinco, pues llega á tener 200 m. de espesor en algunos puntos, caracterizándose por el Ammonites radians, al que se une en la base el Cancellophycus liasicus. Cons. tituyen la tercera zona unos estratos de 7 m., en los que abunda el Trochus subdiplicatus, y por cima de ésta se halla situada la cuarta capa, formada por pizarras y calizas sin fósiles, de 43 metros de espesor y sobre la cual descansa la últi ma, que tiene unos 40 m. y que es la zona del Ammonites opalinus y del discoides.

En Inglaterra, donde tal importancia tiene el sistema liásico, está comprendido el supraliásico en el llamado Marly sandstone, llamado tam. bien lías azul. Tiene este piso en el Yorkshire unos 60 m. de espesor, constituídos por una ar cilla bastante tenaz de un color azul obscuro, con capas de caliza nodulosa encerrando Ammo nites fimbriatus y serpentinus y el Belemnites trifidus; en Whitby las pizarras supraliásicas contienen una matéria formada á expensas de las coníferas. En la base de este piso, en el Gloucestershire, ha señalado el geólogo Brodie una capa con peces y con insectos que ha recibido el nombre de fish bed, que tiene 45 centímetros de espesor, en el que abundan los restos de libélulas y de coleopteros. La parte superior de estas formaciones, que se observan en los condados de Northampton y de Lincoln, está constituída por

una capa de arenas ferruginosas, llamadas arenas de Midford, y que contienen Rhynchonella cynocephala, correspondiendo á la zona del Ammonites opalinus y ofreciendo un carácter de transición muy marcado entre las formaciones liásicas y las oolíticas. La frecuencia en las formaciones liásicas de Inglaterra de restos de vegetales terrestres indica que las capas de este sistema han debido depositarse á una escasísima distancia de la costa, siendo fácil seguir el límite ó ribera de estas formaciones á través de la isla Skye y las partes próximas de Escocia.

Es verdaderamente importante, no sólo por lo clásico de la formación, sino por lo bien estudiado que está, el lías ó Jura negro de Suavia, en donde se halla incluído formando una de las partes más importantes el piso supraliásico. Subdivídese allí esta formación en dos grandes zo. nas, una inferior constituída por los dos tramas superiores de los terrenos liásicos de los geólogos alemanes, y otra superior, llamada zona de la Trigonia navis ó del Ammonites torulosus. La formación inferior tiene aproximadamente 10 m. de potencia y se subdivide en dos tramos, el más inferior de todos, que forma el estrato designado con la letra griega & y está formado por pizarras bituminosas llamadas de Boll, con posidonias, varias especies de Ammonites y algunos importantes reptiles de los órdenes de los ictiosauros y teleosauros, hallándose también restos de algunos vegetales, entre los cuales figuran la Araucaria peregrina, Zamites Mandelslchi y Chondrites bollensis. El tramo superior es el que ha sido designado con la letra e, y está formado por las margas con Ammonites jurensis, A. aalensis y Belemnites acuarius. La zona superior se subdivide en otras tres, formada la primera por arcillas, caracterizadas por el Ammonites torulosus y el opalinus, y además el Nucula Hammeri. La segunda parte está constituída por Pentaerinus pentagonalis, Astarte opalina y Lucina plana; la zona superior es la verdadera de la Trigonia navis y el Ammonites opalinus.

No pueden citarse en España descripciones particulares del piso supraliásico, teniendo que limitarnos á decir que se encuentra el lías bien caracterizado: en Baena y en la sierra de Antequera, que se extiende por Ronda hacia Gibraltar, por la caliza roja ammonitífera, parecida á la de Italia, mientras que en Aragón, en los puntos ya indicados, y en otros de Guipúzcoa y Señorío de Vizcaya, según el Sr. Collette y Verneuil, está formado de bancos de caliza compacta y de arcillas de colores obscuros. El Sr. Verneuil, á quien tanto debe la Geología española, cita el collado del Horno de la Hava, cerca de Orta, como localidad curiosa para el lías, pues dice que se halla rodeado de calizas dolomíticas y de margas yesosas, y atravesado por una eurita verdosa.

No deja de ser también digno de atención el hecho citado por este eminente geólogo, de que el lías en la península sólo se halla representado por los pisos superior y medio y el inferior escasea sobremanera; sin embargo, en Torrevelilla (Teruel), lo cita Vilanova bien representado. Algunas veces ofrece también una mezcla curiosa de fósiles de ambos pisos, como sucede, según Haime, cerca de Soller (Mallorca), en el collado de la Muleta, y en varios puntos de Aragón.

Tal vez la descripción que más se apróxima al piso que describimos es la que hace Mallada del lías en la provincia de Córdoba.

«Por los marcados relieves en las sierra en que se presentan y la compacidad, los claros colores y la resistencia á la disgregación de las calizas, el sistema jurásico es el que mejor se destaca entre todos los que componen esta provincia á la izquierda del Guadalquivir. Interesa una gran parte de los distritos judiciales de Priego, Rute y Cabra, y una sección menor de los de Lucena y Palma; es la terminación occidental de la faja jurásica de Jaén y Granada, que comienza en los confines de Murcia, y sus límites en la de Córdoba son los siguientes:

>> Desde el castillo y Villa de Luque se dirige con arrumbamiento al S. O. á Poniente de Zuheros, paralelamente á la carretera de Baena hasta Cabra, de donde tuerce al S. por los Llanos y Zambra hasta Rute, y luego al $.O. en dirección al Chamorro de Cuevas Altas (Granada). Quedan incluídas Iznajar, Aldea de la Higuera, Carcabuey y Priego; hasta cerca de los contines de Jaén á Córdoba se halla poco alejada del límite septentrional; desde Luque hasta cerca del puente

del Guadajoz, limitando el seno ó golfo triásico del Salado y del Zagrilla de que hablamos anteriormente; y el límite oriental se extiende á poca distancia de los confines de Jaén sobre la izquierda del Guadajoz.

>> Las sierras de Luque, Zuheros, Cabra y Carcabuey, que forman un macizo montañoso, donde descuellan entre otros el pico de Lobatejo y el de la Virgen, y la sierra Tiñosa, entre Rute y Priego, son los detalles orográficos más notables de este sistema, á la vez que de la región S. E. de la provincia, donde pintorescamente se levantan con dentelladas cimas, profundos tajos y quebradas y desnudas faldas blanquecinas, brotando al pie de ellas fuentes tan copiosas como la de Cabra del Rey, junto á Priego, de la Fama, etcétera, precisamente en la separación de las calizas jurásicas y las margas del trías.

»Priego y Carcabuey son los dos puntos más céntricos de esa mancha jurásica en la provincia de Córdoba, y los itinerarios comprendidos desde aquéllos á sus diversos extremos servirán para dar una idea sucinta de sus principales carac

teres.

>> Por todas partes el horizonte ó tramo que presenta más claro é indudable es el superior del sistema, cuya especie fósil distintiva es la Terebratula diphya; pero existen motivos para sospe char niveles mucho más bajos, en los cuales todavía no hemos tenido la fortuna de hallar resto orgánico cualquiera.

>>La carretera de Cabra á Priego corta desde el kilómetro 15 á 19 las margas cenicientas cubiertas por calizas marmoreas, rojizas y blanquecinas, que en la fuente de los Frailes, en la subida al pico de la Ermita y otros puntos de la sierra abundan en Ammonites y otros fósiles.

»Siguiendo la citada carreterra, en lo alto del Puerto aparece las calizas rojizas y blanquecinas, con extraordinaria abundancia de Ammonites, las cuales son superiores á las margas 14° S.0. En el kilómetro 20 otras capas margosas se apoyan sobre estas últimas y á su vez descansan sobre ella bancos de caliza cavernosa al exterior, de frac tura térrea en unos puntos, espática en otros, algo arcillosa obscura al exterior y gris clara en la fractura fresca. De nuevo cruzan la carretera las margas mencionadas hasta llegar al Portazgo, donde forma pronunciados salientes una caliza brechoide, y se interrumpe la continuidad de los estratos en el kilómetro 29, donde aparece un asomo triásico. Entre los kilómetros 31 y 32 se presentan casi horizontales, y en el 33 ligeramente inclinadas al S.O. otras capas jurásicas inferiores que provisionalmente clasificamos como del lías. Se componen principalmente de margas de color gris obscuro con hojuela de mica blanca, quedan interrumpidas por el trías al pie de Carcabuey, y un kilómetro más adelante reaparecen hasta el 38, donde se destacan crestones de calizas amarillentas veteadas de blanco, separadas de las anteriores por margas de colores claros, rojizos y amarillentos

>>Continuando por la misma carretera desde Priego á Almedinilla, pasada la manchita triásica del Salado, se encuentran en el kilómetro 47 las margas rojizas del jurásico superior resquebrajadas en su contacto con las triásicas, con inclinación gradualmente decreciente al O.; y se ocultan en muchos sitios por las tierras y cantos del trías, quedando á la izquierda, á una distancia que varía entre 2 y 4 kilómetros, las calizas de la misma formación suavemente onduladas, cortadas á escarpe en la cima de las lomas que acentúan el relieve orográfico hacia las márgenes del Guadajoz, dominadas por calizas, margas y arcillas yesosas del trías. Estas envuelven una manchita jurásica compuesta de margas que, con débil inclinación al N.O., cruza la carretera desde el kilómetro 58 hasta la bajada al arroyo Saladillo.

>Análogas observaciones tenemos apuntadas con relación al jurásico de esta provincia, siguiendo otros itinerarios.

» A la salida de Priego para Iznajar se encuen tran margas amarillentas y azuladas, probablemente liásicas, inclinadas 15° S.S.O.: á 2 kilómetros de Priego se intercalan calizas de color gris azulado, más ó menos obscuro, levantándose los estratos hasta pasar 40o de inclinación; con ellas alternan otras margas gris azuladas, amarillentas y verdosas, que sufren varias ondulaciones hasta el Alto de los Frailes, al E. de la Tiñosa. Las calizas compactas y veteadas de esta última parecidas, si no idendicas, á las de Cabra,

son de colores muy claros y contienen algunos artejos de Pintacrinus de pequeña talla en la bajada de la fuente de la Madera.

>Sin más que pequeñas interrupciones debidas á algunos afloramientos triásicos, y una manchita nummulítica, continúan las mismas capas en dirección á Iznajar, la mayor parte de cuyo termino constituyen, ocupando las margas grises el fondo de sus barrancos y formando las crestas de su quebrado término las calizas compactas, á veces sabulosas y brechoides. Entre Iznajar y Rute unas y otras presentan poca inclinación, y se doblan los estratos en una curva cóncava entre los Peñones y las hondas márgenes de Soleche. Algunas capas de calizas marmoreas, rojas y blancas, iguales à las de Cabra, contienen im presiones de Ammonites y Aptychus; entre el Soleche y el Hoz se extienden las margas, y entre el Hoz y Rute se presentan de nuevo las calizas, alcanzando alturas poco menores que la sierra Tiñosa, cuya terminación al O. N.O. cons. tituyen.

>Ligeramente inclinados al S.S.O., y con algunas impresiones de fósiles, se extienden las margas entre Rute y Priego, limitadas á Levante por las crestas de caliza de Tiñosa, é interrumpidas al O. por afloramientos que, como dijimos, tal vez señalan una falla en las márgenes del Jaula. Las mismas capas entre Priego y el Za grilla se presentan con repetidos pliegues é inclinaciones diversas.

SUPRAORBITARIO, RIA (del lat. supra, sobre, y órbita): adj. Anat. Que está por encima de la órbita.

Región supraorbitaria. - Situada en la línea que separa el cráneo de la cara, está naturalmente limitada por la ceja. Aunque muy circunscrita, ofrece cierta importancia por los caracteres especiales de las heridas que pueden presentarse en ella y las operaciones tan frecuentes en esa región.

Regularmente redondeada y arqueada, formando relieves, la región supraorbitaria se amolda en cierto modo al reborde superior de la órbita, y es, como éste, más o menos saliente según los sujetos. En las caídas de cara son frecuentes las heridas de esta región, á causa de su prominen. cia; el punto de apoyo es entonces el suelo, la potencia el reborde orbitario y la resistencia las partes blandas interpuestas. Como el reborde de la órbita es casi cortante, desgarra los tejidos desde la parte profunda hacia la piel, de modo que las lesiones de los tejidos profundos son algunas veces muy grandes, mientras que la piel apenas está interesada.

La piel de esta región es gruesa y densa, cubierta de pelo y muy unida al tejido celular. Las cejas siguen la misma dirección que la región, y en ellas se puede considerar una cabeza, un cuer po y una cola. La piel de la ceja contiene muchas glandulas sebáceas, por cuya razón son frecuentes en ella los quistes, que contienen pelos muy finos.

Por debajo de la piel, á la cual se adhiere, se halla la fascia superficialis, muy fuerte y muy densa, en cuyo espesor se encuentran algunos pelotones adiposos; por esta particularidad, ytambien porque recibe la implantación de los bulbos pilosos, esta fascia se parece á la del cráneo, con la cual se continúa.

>Las crestas montañosas que se levantan al N. de Priego, á derecha é izquierda del Salado, corresponden también al jurasico. A la salida de Priego para Fuente Tojar las margas buzan al N. y son de un color blanquecino; 2 kilómetros más adelante se levantan crestas de caliza que des le la aldea del Esparragal cruzan el Salado en el molino de la Alcantarilla, observándose en las margenes de aquel pliegues y dislocaciones Cuatro músculos ocupan esta región Las asas numerosas en los estratos. En algunos de éstos superiores del orbicular de los párpados siguen se notan Ammonites y Aptychus, menos frecuen la misma dirección que la ceja y se insertan en tes y peor conservados que en la sierra de Cabra. la cara profunda de la deimis por pequeños tenDesde la Alcantarilla á Cañuelo se marcha entre dones. La porción inferior del frontal desciende dos filas de crestones de caliza por entre una faja perpendicularmente por detrás del anterior, pamargosa de 2 kilometros de anchura, y entre sando á través de sus fibras, para venir á inserCampo Nubes y Fuente Tójar, pasada una man- tarse en la cara profunda de la piel de la ceja. chita nummulitica, reaparece de nuevo el jurasi-También se ve además una parte del piramidal co, representando por una caliza negruzca, tal vez del trías, que se extiende poco más de 2 kilómetros en dirección al Guadajoz, y se enlaza al N.O. y al S. E. con la mancha principal rodeada por el trías.

>Ligeramente inclinadas al O. se prolongan las calizas jurásicas desde la sierra de Cabra á las de Zuheros y Luque, constantemente blanquecinas, rojoamarillentas y en algunos sitios débilmente rosáceas, repentinamente cortadas en su contacto con el nummulítico y el triá

sico.

>Entre Carcabuey y Lucena las margas blanquecinas y las calizas arcillosas, rojizas y amarillentas se pliegan repetidas veces y forman una de sus curvas cóncavas en la ermita de Gaena, ocupando las primeras las hondonadas y las segundas las crestas irregulares que las limitan. Junto al cortijo del Rodeo, en las Lomillas y en el arroyo Coladro, abundan las especies fósiles ya mencionadas; en los últimos bancos de cali. za, bajando á la carretera de Rute, no escasean los tallos del Pentaerinus pequeño, hallado también en la sierra de Cabra y en las cercanías de Priego.

>Entre Zambra y los Llanos se desarrollan las margas jurásicas en un principio casi horizontales, y en el caserío de Alcántara apoyadas sobre las calizas rojas con Ammonites, dirigidas ambas N. 15 E., inclinando 32o O. 15° N.

Al S. de Lucena se levanta, 300 m. más alto que las llanuras que le rodean, el promontorio ó cerro de Nuestra Señora de Araceli, cuya longitud es próximamente de un kilómetro, y su an. chura entre 300 y 400 m. Se compone de calizas amarillentas y grises, compactas y ligeramente arcillosas, en bancos salientes que se destacan entre los nummulíticos con 36° de inclinación al S. E. En ellos abundan los Pentacrinus de pequeña talla ya mencionados, lo que nos induce á considerar esta mancha provisionalmente como dependencia de la jurásica de Cabra, hacia cuya sierra se arrumban los estratos. La carencia de Ammonites, y el presentarse con abundancia radiolas de cidaris y algunos ejemplares de Rhynchonellas, nos hace sospechar, sin embargo, si deberán situarse en un nivel más superior. TOMO XIX

de la nariz, pero el músculo propio de la región es el superciliar. Las fibras de este músculo, insertas á la parte interna del arco orbitario, por fuera del agujero supraorbitario, se dirigen hacia fuera para insertarse en la cara profunda de la piel. Esta inserción se verifica por tres ó cuatro pequeños fascículos tendinosos que se descubren en el vivo cuando por la electricidad se hace contraer la ceja.

Existe una aponeurosis muy delgada para cada músculo, las cuales se continúan del uno al otro sin línea de demarcación bien señalada. Por debajo de los músculos se encuentra, además, la aponeurosis epicraniana, cuyas fibras vienen á terminarse en el arco superciliar. Entre la cara superficial de esta aponeurosis y la profunda de las partes que se acaban de indicar existe un tejido celular laxo y filamentoso, que permite á la ceja un movimiento de desliz muy considerable de arriba á abajo. Esta laxitnd del tejido celular submuscular hace que, á consecuencia de las heridas, el pus se deslice é infiltre debajo de los párpados, por cuya razón no conviene reunir inmediata mente estas heridas si la supuración es inminente, pero sí evacuar la supuración apenas se ha formado. El mejor medio de prevenir tales accidentes consiste en elevar la totalidad de la ceja de abajo á arriba con compresas graduadas, gasa fenicada, etc. La movilidad de la piel y de los músculos la utiliza alguna vez el cirujano cuando quiere evitar una cicatriz aparente. Para ello se afeita la ceja, se la hace deslizar sobre el tu mor vecino y se practica la incisión, dejándole tomar en seguida su situación primera; los pelos que salen más tarde cubren la cicatriz.

El periostio es muy fuerte y adherente, y se continúa por arriba con el periostio de la frente; por abajo con la aponeurosis de los párpados, y por detrás con la aponeurosis de la órbita.

Todo el esqueleto pertenece al hueso frontal. La mitad interna, muy arqueada, da paso al nervio frontal interno, y más hacia fuera, por el agujero subraorbitario, á los vasos y nervios del mismo nombre. A ese agujero reemplaza á veces una simple escotadura. La mitad externa es más saliente y delgada; divide los tejidos, cuando ocurre una caída, como lo haría un instrumento

cortante. Conviene mencionar esta particularidad, porque las heridas que resultan de una caída ó golpe sobre esta región, la prominencia del arco orbitario se halla en relación con el desarrollo de los senos frontales, y explica por qué las fractu ras son tan frecuentes en este punto.

De las arterias, unas atraviesan la región y otras terminan en ella. Las primeras son las frontales interna y externa y algunas ramas de las palpebrales, y las segundas envían hacia fuera algunos filetes de la temporal anterior, en su tercio interno los ramos de la región supraorbitaria y hacia dentro ramificaciones de la nasal. La frontal externa es bastante voluminosa para dar lugar por sí sola á una hemorragia considerable. Al practicar una ligadura, se hará la incisión en el punto de unión del tercio interno con los dos externos del arco orbitario. La frontal interna ofrece alguna importancia por su presencia en el colgajo que se toma de la frente en la rinoplastia por el método indiano.

Las venas superficiales no ofrecen nada de particular, y las otras siguen la dirección de las arterias. La preparata, que recibe casi todas las primeras, desciende á los lados de la nariz, donde toma el nombre de angular.

Divídense los linfáticos en dos grupos: unos siguen los vasos sanguíneos de la cara y termi. nan en los ganglios submaxilares; los otros, situados hacia fuera, se dirigen hacia los ganglios parotídeos.

Respecto á los nervios, además de los filetes del facial, que se anastomosan con el supraorbitario, y de algunos filetes del nasal interno, existen en esta región ramas nerviosas importantes; tales son los nervios frontal interno y externo. El primero, llamado también supraorbitario, suele ser asiento de neuralgias rebeldes, tanto que algunas veces ha sido preciso cortarlo para curar éstas.

Resumiendo, las capas de la región rupraorbitaria se presentan por el orden siguiente: 1. la piel; 2. la fascia subcutánea; 3.o los músculos; 4.° el tejido celular submuscular; 5.o la aponeurosis; 6. el periostio; 7.° el esqueleto. Su desarrollo varía según los individuos, sexos y edades. En el niño las cejas son poco prominentes; en el adulto lo son más, y en los viejos lo son más que en los niños y menos que en los adul tos, y si parece lo contrario se debe al hundimiento que presenta en la órbita el globo ocular.

Los vicios de conformación congénitos de esta región son siempre solidarios de los del cráneo; los adquiridos son muy frecuentes; resultan principalmente de heridas, quemaduras, pústulas, etc.

Forma esta región una especie de espolón que protege las partes profundas, tales como el cerebro, el ojo y el nervio óptico; pero al recibir una violencia le transmite necesariamente á las partes subyacentes, las cuales descompone más

menos. Ši la fuerza del traumatismo es consi derable, puede haber conmoción de la substancia nerviosa del encéfalo, del ojo ó del nervio óptico, ó también la herida de estos órganos por fracturas, cuyo sitio se encontrará en el punto en que penetren en la órbita; de ahí la frecuencia de las amaurosis ó cegueras que acompañan á las heridas de estas regiones.

En suma, las heridas de la ceja son graves: 1.o, porque el reborde orbitario produce heridas contusas profundas, á menudo ignoradas ó al menos descuidadas, á causa de su simplicidad aparente; 2, porque el arco orbitario transmite una conmoción funesta, que se comunica principalmente á los órganos nerviosos de la visión.

Son dos en cada

SUPRAPUBIANO, NA (del lat. supra, sobre, y pubis): adj. Anat. Que está encima del pubis. Arterias suprapubianas. lado, una superficial ó subcutánea, y otra profuninterna de la femoral, un poco por debajo del da ó subaponeurótica. Nacen ambas de la parte arco crural, y van hacia abajo, la primera subyacente á la piel y la otra á la aponeurosis femoral (que perfora por fin), para distribuirse por el escroto y la piel del pene en el hombre y en el labio mayor de la vulva en la mujer. La superficial da además una rama que se distribuye por la piel de la parte inferior del abdomen y se anastomosa con ramas de la epigástrica y subcutánea abdominal.

SUPRARRENAL (del lat. supra, sobre, y renal): adj. Anat. Que está encima de los riño

nes.

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