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los labios, y termina en la parte inferior del ta. bique y de la punta de la nariz, donde se anastomosa con el ramo nasal del oftálmico.

El grupo inferior comprende tres ó cuatro nervios, cubiertos primero por el elevador propio, que se distribuyen por este músculo, la piel del labio superior, el orbicular, los zigomáticos y el bucal, y se extienden hasta la membrana bucal. Con frecuencia se encuentra también un ramo externo muy pequeño, que atraviesa el elevador del labio superior y manda sus filetes al orbicular de los párpados; algunos se anastomosan con el nervio facial.

Vena suborbitaria. – Sigue el mismo trayecto que la arteria, á la cual corresponde.

SUBORDINACIÓN (del lat. subordinatio): f. Sujeción á la orden, mando ó dominio de uno.

... á la primera toca el conocer y elegir, y á la segunda el apetecer bienes sensibles; pero con SUBORDINACIÓN á lo que ordena su varón.

GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.

donde no fuere considerada la cabeza, mal podrá haber en los miembros SUBORDINACIÓN

ni armonía.

JOVELLANOS.

-SUBORDINACIÓN: Fil. La subordinación expresa la relación de dependencia de lo particular respecto á lo menos particular dentro de un todo genérico. Es relación implícita, sobre todo en la definición, que no pudiera formularse sin esta blecer la jerarquía de los caracteres en que aquélla se apoya (V. DEFINICIÓN). Merced á la subor dinación se ve lo particular en lo general ó se ordena lo uno en supuesto de lo otro, sin lo cual sólo tendríamos montón de hechos, datos ó noticias, sin lograr que surgiera de tales materiales el sentido científico. La subordinación es, por tanto, la forma explicativa de lo particular mediante lo general. Pero á su vez lo general se concreta, se hace plástico en lo individual, que le es subordinado, y sin cuya percepción resultaría lo genérico molde vacío, flatus vocis, sin rellenar. Todo lo perceptible, en cuanto objeto de experiencia, es limitado, cincunscrito á términos concretos, que abraza el horizonte visible de nuestra inteligencia (V. LÍMITE). Se ve este árbol, aquel, el otro, el de más allá; después se concibe el árbol in abstracto y la selva, constituída por la subordinación de los árboles, empíricamente percibidos á lo genérico de ella. La percepción empírica aparece siempre ligada á la forma y á la cualidad como cuerpo limitado y concreto. Lo limitado es lo que se percibe como real; cerrar en ello el horizonte del intelecto equivaldría á la imbécil costumbre del avestruz, que oculta su cabeza debajo del ala, y porque no ve á sus perseguidores cree que no le ven. Lo real con lo real, dentro de su límite; lo particular con lo particular, muestran y ofrecen al pensamiento la sinovia que cual aglutinante les une, todo lo cual es objeto del pensamiento y de la abstracción; se concibe como genérico é ideal, y constituye la representación derivada y segunda que diría Schopenhauer. El límite para subordinar lo particular á lo general, de lo cual depende, señala el tránsito de lo abstracto á lo concreto. Ante la ausencia de límites (uniformidad inalterable) sólo impera lo neutro, lo incoherente. Sin la relativa fijeza del límite, la movilidad es vértigo, produce mareo, y no puede ser percibida (así interpretamos el movimiento de la Tierra como fijeza aparente); porque la percepción del movimiento requiere un punto fijo al cual referirla. De igual modo la movilidad completa borra la percepción de las distancias (por ejemplo ante la inmensidad del mar) y obliga á interpretar el movimiento como reposo. Falta la subordinación, y con ella la percepción concreta.

Se puede observar, por tanto, que la subordinación representa en lo intelectual el tejido conjuntivo, el aglutinante que une lo discreto con lo continuo, que incorpora lo vario á lo uno. Todo ello lo aprehende, y aun lo exterioriza, en forma de representación y en serie de representaciones el intelecto: pero si éste es expresión de la racionalidad, el verdadero demiurgo de nuestra condición racional se halla en la cenestesia ó conciencia general, donde sentimos y percibimos la subordinación de lo vario á lo uno. Como efecto de sus modificaciones (las producidas por lo limitado y concreto), deja la sensibilidad en nuestro interior residuos de las impresiones individuales. Con tales resi

duos elabora el intelecto la imagen genérica, fenómeno que ha reproducido mecánicamente, cómo es sabido, F. Galton, combinando varios retratos (superponiendo unos á otros) para obtener el tí pico ó genérico. Dada la jerarquía interna que mediante la subordinación se revela de lo particular á lo menos particular, no es lo genérico una aposición lógica, una explosión genial (sueño de desocupado que dice el positivista empedernido), ni un ballon d'essai que, cual milagro inexplica ble, hincha y eleva un intelecto desequilibrado, sino que brota, se desarrolla y vive en lo individual. Efecto de la continuidad que, mediante la subordinación, se percibe, lo genérico es lo individual con lo individual, y lo individual sólo se hace plástico en lo generico (Nulla fluxorum scientia: de lo exclusivamente individual no hay ciencia). Sin el límite, base de la subordinación, se mira todo y no se ve nada. Si el que contempla padece debilidad de los centros nerviosos, se produce el desvanecimiento y la manía de la agarofobia (horror al espacio). Tal acontecía al maniático que, cogido al tronco de los árboles, caía al suelo luego que intentaba atravesar la hermosa explanada de la plaza de la Concordia de París. Existe, pues, una doble corriente de acción y de reacción de lo genérico á lo individual y de lo individual á lo genérico (subordinación), una compenetración mutua de lo continuo con lo discreto, que explica cómo en todo desorden existe un cierto principio de orden, y cómo el intelecto puede marchar, no sólo de lo discreto á lo continno (proceso inductivo), sino de lo continuo á lo discreto (proceso deductivo). V. DE

DUCCIÓN É INDUCCIÓN.

Lo indefinido (término negativo) expresa lo que carece de límites determinados ó accesibles á nuestra inteligencia (V. INDEFINIDO). No se opone á lo finito, pues es posible su determinación en límite. Lo indefinido es lo que no está determinado, lo que no cae de momento bajo la relación de subordinación: es el residuo que queda para conocimiento ulterior, pues lo que ahora es indefinido puede convertirse después en definido y circunscrito. No carece de límites (pues entonces sería infinito y no los admitiría nunca); es que no los tiene fijos, ya respecto á nosotros, ya en lo toca á la naturaleza de las cosas. En lo que mental se expresa el tránsito de lo indefinido á lo definido mediante la subordinación que lo concreta y lo convierte en continuo. En lo real el tránsito de lo indeterminado á lo diferenciado se explica por la idea de la vida. El tránsito de la fuerza difusa (ó de tensión) á la energía concreta mediante el límite determina la aparición de la vida siempre dentro de la continuidad. Omne vivum ex vivo. V. FINITO É INFINITO.

El principio de la subordinación de los caracteres, aplicado á las clasificaciones naturales, fué expuesto por de Jussieu (1789). Según él, los caracteres de los seres tienen un valor desigual, de tal suerte que un carácter del orden primario equivale á varios del segundo y uno del segundo á varios del tercero, y así sucesivamente. Deben, pues, pesarse, no sólo contarse, los caracteres de los seres, porque la semejanza natural entre dos seres está en razón, más que del número, de la importancia de los puntos en que se asemejan. La jerarquía que señala la subordinación depende de la importancia de los caracteres, pues no interesa, por ejemplo, lo mismo en el conocimiento de un pájaro su color que la forma de su pico. En esta sencilla distinción se funda el principio de la subordinación de los caracteres, base de las clasificaciones naturales. Para ello se atiende á la generalidad y á la constancia de los caracteres que forman una verdadera escala. En virtud de sucesión jerárquica, la subordinación expresa, finalmente (en términos lógicos), la continuidad del mundo natural. La traducción de la continuidad en términos mentales es la racionalidad, luego la subordinación sirve para interpretar los datos de la experiencia, traducir en continuidad términos mentales y servir de medio de expresión á la racionalidad del intelecto.

SUBORDINADAMENTE: adv. m. Con subordi.

nación.

SUBORDINAR (del lat. sub, bajo, y ordinare, dencia de otras. U. t. c. r. ordenar): a. Sujetar personas ó cosas á la depen

estando la Iglesia de Moscovia SUBORDI NADA á la patriarcal de Constantinopla, fué el motivo de caer en el cisma.

...

MANUEL DE VILLEGAS. desde hoy viviré muy SUBORDINADO á vuestras órdenes, etc. TIRSO DE MOLINA. -SUBORDINAR: Clasificar algunas cosas inferiores en orden respecto de otras. U. t. c. r.

...pero no sé por qué haya de poder una forma SUBORDINADA contra el ímpetu de dos formas superiores mantenerlas en estado violento. MARTÍN MARTÍNEZ.

Los tiempos SUBORDINADOS tienen sus propias terminaciones; etc. JOVELLANOS. SUBPREFECTO: m. Jefe ó magistrado inmediatamente inferior al prefecto.

SUBPREFECTURA: f. Cargo de subprefecto. - SUBPREFECTURA: Oficina del subprefecto. SUBRAYAR: a. Hacer ó tirar en lo escrito una raya por debajo de una ó más palabras, para llamar la atención sobre ellas ó para denotar su especialidad; palabra ó palabras que en lo impreso van de letra cursiva, ó bien de letra distinta de la empleada generalmente en la impre sión.

¿Quién ha SUBRAYADO aqui tantas dicciones? - Usted, que las ha escrito, será. - Yo, no, etc. HARTZEN BUSCH.

... no sé si la frase que acabo de SUBRAYAR te explicará lo bastante mi idea, etc. CASTRO Y SERRANO. SUBREPCIÓN (del lat. subreptio): f. Acción y á escondidas.

oculta

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SUBRETEPORA: f. Paleont. Género de la familia de los fenestrélidos, grupo de los ciclostomátidos inarticulados, orden de los ciclostomátidos, clase de los briozoarios y tipo de los tunicados. Esta delicada y curiosa forma fósil se caracteriza por hallarse constituída por una colonia recta infundibuliforme y de aspecto foliáceo, ó más frecuentemente flabeliforme por estrechamiento de lo que pudiéramos considerar sus di- SUBORDINACIÓN: Mil. La subordinación versas hojas; se halla fija toda esta colonia por militar es parte de un todo que se llama disci- una expansión ó ensanchamiento basilarque tiene plina, y la parte más principal de todas. La que ser ordinariamente fuerte, porque a veces la primera cualidad de una tropa debe ser la su- colonia alcanza un tamaño bastante considerabordinación; si ésta existe, serán consecuencias ble; presenta ramos ó divisiones unidos entre sí, naturales suyas la instrucción, el valor, el sufri- formando una red por delgados puentes transmiento, la confianza, la constancia, la resigna-versales rectos que unen entre sí los brazos dicoción y el espíritu militar. Es posible subordina- tómicos que constituyen estos ramos. Existen en ción sin disciplina, pero no ésta sin aquélla. la cara anterior de los ramos unas formaciones

que han recibido con bastante exactitud el nombre de células, que se hallan colocadas en la cara anterior de dichos ramos formando una fila á cada lado de una cresta ó saliente longitudinal;

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- SUBSIDIO: Cierto socorro concedido por la

estas células presentan las aberturas colocadas á intermedios, órganos de instrucción y órganos de Sede Apostólica á los reyes de España sobre las

un solo lado de la colonia; en los puentes ó travesaños que unen entre sí los ramos de la colonia no existen nunca de estas formaciones celulares. El género Subretepora es debido al paleontólogo D'Orbigny, y se encuentra en las formaciones paleozoicas del terreno silúrico, en unión de otros importantes géneros de fenestrélidos, que sirven, por decirlo así, de precursores á los que posteriormente se desarrollan con bastante más abundancia en la caliza carbonífera, y tanto á unos como á otros acompañan algunos géneros que parecen ser formas mucho más permanentes, como ocurre con el mismo género típico Fenestrella y los géneros Fenestralia y Polypora.

SUBRIGADIER: m. Oficial que desempeñaba las funciones de sargento segundo en el cuerpo de guardias de la persona del rey.

- SUBRIGADIER: Mar. Guardia marina que en su respectiva compañía ejerce funciones de cabo segundo.

SUBROGACIÓN (del lat. subrogatio): f. Acción, ó efecto, de subrogar.

... en el dia no se trata de hacer absoluta enajenación de las rentas del hospital, sino de su SUBROGACIÓN, etc.

JOVELLANOS.

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- SUBSANAR: Reparar, resarcir un daño. SUBSCAPULAR (del lat. sub, debajo, y scapulae, los hombros): adj. Anat. V. MÚSCULO SUBSCAPULAR.

SUBSCRIBIR (del lat. subscribère): a. Firmar al pie ó al fin de un escrito, ó escribir alguna cosa debajo de lo ya escrito.

- SUBSCRIBIR: Convenir con el dictamen de uno, acceder á él.

- SUBSCRIBIRSE: r. Obligarse uno á contribuir en compañía de otros al pago de una cantidad para cualquier obra ó empresa.

SUBSCRIPCION (del lat. subscriptio): f. Acción, ó efecto, de subscribir ó subscribirse.

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SUBSCRIPTO, TA (del lat. subscriptus): p. p. irreg. SUBSCRITO.

SUSBCRIPTOR, RA (del lat. subscriptor): m. y f. Persona que subscribe ó se subscribe.

SUBSCRITO, TA: p. p. irreg. de SUBSCRIBIR. SUBSCRITOR, RA: m. y f. SUBSCRIPTOR. SUBSECRETARIO: m. Dro. adm. Entre las funciones de cada uno de los Ministerios en que para el despacho de los asuntos por órdenes y ramos se divide la Administración, ocupan lugar preferente las subsecretarías, siendo los subsecretarios funcionarios encargados de ayudar á los Ministros en sus tareas. Puede decirse que los subsecretarios fueron establecidos en España para que fueran real y positivamente los ministros administrativos (caso de que semejante palabra pueda emplearse) encargados de desempeñar las funciones del respectivo centro ministerial, en tanto que á los Ministros se les concede la genuina y cabal representación política de su departamento. Hallanse, por lo tanto, los subsecretarios encargados de ayudar al Ministro en

las funciones propias de su cargo, y resuelven todos los asuntos de orden puramente adminis. trativo. Bajo este punto de vista, puede decirse que los subsecretarios son agentes auxiliares 6 comunicación; agentes intermediarios ó auxiliares, porque en nombre del Ministro cumplen lo determinado por éste, siendo bajo este concepto agentes de la Administración; son órganos de instrucción, porque corre á su cargo presentar á los Ministros respectivos expedientes debidamente tramitados; y son órganos de comunicación, porque una vez tomado el acuerdo el subsecretario manda que se cumpla, ó lleva á efecto lo resuelto por el Ministro. De igual manera que los Ministros, tienen los subsecretarios facultades semejantes que son anejas á su cargo, y otras especiales en cada centro ministerial.

De suerte que son los subsecretarios los jefes órdenes inmediatas de cada Ministro. El Real superiores de los respectivos Ministerios á las decreto de 17 de junio de 1834 los estableció en las secretarías del despacho, para descargar á los Ministros de los asuntos de leve cuantía ó reducidos á meros trámites de instrucción de los expedientes, á fin de que éstos pudieran dedicarse á introducir reformas y asistir á las Cortes con la frecuencia que el servicio del Estado reclamase. Señalóseles entonces por misión firmar de orden del Ministro todas las comunicaciones preparatorias relativas à la instrucción de los expedientes hasta que éstos se hallen en estado de instrucción, y el trasladar las resoluciones definitivas que ha de firmar el Ministro. Posteriormente en los reglamentos especiales de organismo interior de los diversos Ministerios se les han ido reconociendo otras facultades, según la índole y división de cada uno de éstos. Como regla general, según hemos expresado, puede decirse que son sus atribuciones: 1., todas las que general ó especialmente les delegare el Ministro; 2., el régimen interior del Ministerio; y 3.a, el ser, según se ha expuesto, órganos de comunicación y de instrucción en nombre del Ministro. Para obtener el cargo de subsecretario exige la ley de Presupuestos de 1876 ser ó haber sido senador ó diputado.

SUBSECUENTE (del. lat. subsequens, subse quentis): adj. SUBSIGUIENte.

La gracia preveniente
Se nos da para querer;
Después, para proceder,
Se nos da la SUBSECUENTE.
FR. LUIS DE ESCOBAR.

SUBSEGUIRSE: r. Seguirse una cosa inmediatamente á otra.

entrando el paroxismo con horror, y SUBSIGUIÉNDOSE, en vez de calor, acerbisimos dolores por el cuerpo. MARTÍN MARTÍNEZ.

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rentas eclesiásticas de sus reinos.

- SUBSIDIO: Contribución impuesta al Comercio y á la Industria.

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- SUBSIDIO CARITATIVO: Dro, can. Llamábase subsidio caritativo cierto derecho que percibían antiguamente los obispos cuando iban á los concilios, ó hacían otros viajes por utilidad de sus iglesias. Barbosa y otros muchos canonistas, fundados en varias autoridades del Derecho, establecen: 1.° Que el obispo y los prelados superiores, con consejo de su capítulo, pueden exigir en sus necesidades el subsidio caritativo de señalado este subsidio, sino que depende de las aquellos que les están sometidos. 2.° Que no está circunstancias. 3.° Que puede exigirlo el Papa de todas las iglesias y eclesiásticos. 4.° Que los cardenales tienen el mismo derecho, en la extensión de sus títulos y los legados en sus provin. cias. 5. Que los patriarcas, primados y arzobis. pos no gozan de este privilegio en la extensión de su territorio, porque sólo tienen en él un modo de jurisdicción extraordinaria y limitada por el Derecho. 6.° Que la causa de este subsidio debe ser una necesidsd evidente y urgente, tal como los gastos de las bulas ó consagración, ó las deudas que legítimamente haya contraído el obispo para la defensa de su iglesia ó causa común de la diócesis; y 7.° Que sólo deben pagarlo los eclesiásticos que posean beneficios.

- SUBSIDIOS (TRATADOS DE): Dro, intern. Los tratados de subsidios por los cuales un Estado se obliga á dar á otro en todas sus guerras o en algunas de ellas determinadas cierta cantidad de socorros en hombres, material de guerra ó dinero, tienen cierta analogía con las alianzas, y es indudable que son siempre incompatibles con la neutralidad. Las tropas prestadas en subsidio deben ser equipadas por el aliado, pero su manutención debe correr á cargo del beligerante principal. No debe exponerlas antes que las suyas y con intención al fuego enemigo, sino repartir el peligro con plena igualdad entre ambas.

Respecto á subsidios hállase dividida la opinión acerca de si por los desusados tratados de subsidios sólo se convertían en enemigos las tropas auxiliares, no la nación que los enviaba, y lo que acontecía con los préstamos de dinero. Bello, Vattel, Klûler, Vheaton y Heffter (éste haciendo recalcar que se refiere sólo á los tratados anteriores á la guerra y contraídos sin consideración á ella), opinan que la prestación de subsidios en metálico y de socorros en tropas es perfectamente compatible con la neutralidad. Wolf parte del principio de que cualquiera que ayuda al enemigo, verifíquelo en la forma que quiera, es enemigo; y á esta opinión se adhieren, sin duda, Calvo y Fiore. Riquelme sigue en principio esta doctrina, mas parece que exceptúa, como Heffter, el caso en que los subsidios se hubiesen convenido con anterioridad. En tal caso, dice nuestro compatriota, lo único que hace el aliado es pagar una deuda. Cita el caso de Dinamarca, que en 1788 socorrió con sus tropas y buques á Rusia en la guera que ésta sostenía con Suecia, protes tando de su buena intención y neutralidad. Suecia no aceptó esta doctrina, pero respetó la neutralidad de Dinamarca, con excepción únicamente de los auxilios prestados á los rusos. Antigua. mente la cuestión tenía importancia por la costumbre que tenían los suizos de prestar tropas auxiliares á todas las naciones; hoy la Constitu ción helvética prohibe la formación de semejantes tratados de subsidios, y, por lo tanto, la realidad de la presente cuestión es muy difícil. En España, y según el art. 55 de la Constitución de 1876, necesita el rey estar autorizado por una ley especial para ratificar algún tratado en que se estipule dar subsidios á alguna potencia extranjera. V. NEUTRALIDAD.

SUBSIGUIENTE: p. a. de SUBSEGUIRSE. Que se subsigue.

SUBSISTENCIA (del lat subsistentia): f. Permanencia, estabilidad y conservación de las co

sas.

- SUBSISTENCIA: Conjunto de medios necesa rios para la vida humana.

La riqueza de su mujer (la del noble) aseguraría para después de sus días su SUBSISTENCIA y la de su familia.

JOLVELANOS.

Ni podía (su familia) proporcionarle medios seguros de SUBSISTENCIA, ni abrigar esperanza de verle progresar.

QUINTANA.

... el fiar absolutamente de la patata la SUBSISTENCIA de poblaciones numerosas, es imprudencia.

OLIVÁN.

- SUBSISTENCIA: Fil. Complemento último de la substancia, ó acto por el cual una substancia se hace incomunicable á otra.

SUBSISTENTE: p. a. de SUBSISTIR. Que sub

siste.

... la creación es de cosas simples y SUBSIS

TENTES.

GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.

esta súbita conversión le hubo de ser

tanto más amarga... cuanto vió quedar SUBSIS TENTES las juntas que eran sus rivales. JOVELLANOS.

SUBSISTIR (del lat. subsistere): n. Permanecer, durar una cosa ó conservarse.

¿Cómo puede SUBSISTIR lo violento?
SAAVEDRA FAJARDO.

... si el fin de los montes es cohibir y desterrar las usuras, ¿cómo se podría esperar este bien de uno que no puede SUBSISTIR sin hacerse él mismo logrero!

JOVELLANOS.

Se cree que por haber aspirado á más de lo que podrían realizar (las Cortes de Cádiz), no consiguieron aquello que la moderación deseaba, y que la libertad SUBSISTIRÍA sin la declaración de la soberanía nacional, etc.

QUINTANA.

- SUBSISTIR: Tener con que satisfacer las necesidades de la vida.

- SUBSISTIR: Fil. Existir con todas las condiciones propias de su ser y naturaleza. SUBSOLANO (del lat. subsolānus): m. ESTE; viento que viene de la parte de oriente.

Ves la Partia y la Media que torciendo
Su corva costa abraza al mediodía
El Caspio mar, por otro nombre Hircano,
Que en forma oval se extiende al SUBSOLANO.
ERCILLA.

SUBSTANCIA (del lat. substantia): f. Cualquiera cosa con que otra se aumenta y nutre, y sin la cual se acaba.

... sin que se extienda la llama, hasta que se consume la SUBSTANCIA, que la daba nutriGABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.

miento.

CONVERTIRLO uno TODO EN SUBSTANCIA: | re, por tanto, el debate sobre la idea de subsfr. fig. y fam. Interpretarlo á su favor.

Y por diversión nosotros
Le hemos dicho cuatro pullas
Que ha convertido en SUBSTANCIA.
BRETÓN DE LOS HERREROS.

- EN SUBSTANCIA: m. adv. Sumariamente, en compendio.

Y qué nos dice en SUBSTANCIA,
El jefe de división?

BRETÓN DE LOS HERREROS.

. el juramento fué recibido sobre los Santos Evangelios, que estaban encima de una almohada de brocado, y fué la suma de ello, en SUBSTANCIA, que defendería y gobernaría justamente.

CRISTÓBAL CALVETE DE ESTtella.

- SUBSTANCIA: Fil. La substancia indica la permanencia del sér en medio de los cambios que implican los distintos actos ó fenómenos en que se manifiestan (V. IDENTIDAD). No expresa completamente la idea de substancia el sentido etimológico de la palabra stare sub, persistir debajo, lo cual ha dado origen á interpretaciones, á veces contradictorias y no siempre exactas, de lo que debe entenderse por substancia. En efecto, si nos atenemos al significado etimológico de la palabra substancia, pronto la fantasía, con su tendencia á personificar abstracciones, se imagina que existe en todo sér ó substancia un fondo inmutable y una superficie que cambia, un abajo y un arriba, un sér profundamente oculto y sus atributos visibles, un noumenos y fenómenos que diría Kant, ó sea apariencia y realidad. Dualismo es éste que produce consecuencias bien fata les para el progreso del pensamiento, pues divide su objeto en dos esferas completamente extrañas la una á la otra (V. KANTISMO). Corrige en parte este dualismo la concepción dinámica de la realidad (presentida por Schopenhauer cuando reconoce como esencia y substancia de la materia la actividad) al referir el concepto de substancia al de causa y recíprocamente (V. CAUSA Y ESENCIA). La palabra substancia, usada por primera vez en la filosofía de Aristóteles, y que toma carta de naturaleza en el tecnicismo filosófico con la Escolástica, como equivalente de susbtrátum ó residuo de toda apariencia fenomenal ó empírica, y á la vez como término real ó supuesto (V. SUPUESTO) de toda relación, ya real, ya lógica, expresa la triple necesidad gramatical, lógica y metafísica, de la idea que implica. La idea de substancia traduce su ineludible exigencia en la regla gramatical todo adjetivo se refiere á un sustantivo, en el axioma lógico todo predicado supone un sujeto, y en el principio metafísico todo fenómeno, toda manera de ser, pertenece á algo, á una substancia. Si el lenguaje es una lógica en acción (aunque su formación compleja no se deba exclusivamente à las leyes del pensamiento (V. LENGUAJE); si la Lógica es la tra

-SUBSTANCIA: Jugo que se extrae de ciertas ducción en términos mentales de las leyes que

materias alimenticias.

- SUBSTANCIA: Ser, esencia, naturaleza de las

cosas.

rigen la realidad (problema ontológico), y si la Metafísica es la ciencia que aspira á explicar el génesis de las leyes reales, lógicas y gramaticales, el concepto de substancia, merced á esta

Más atiende el pueblo á los accidentes, que exigencia, reviste un carácter de necesidad que á la SUBSTANCIA de las cosas; etc.

SAAVEDRA FAJARDO.

- SUBSTANCIA: Hacienda, caudal, bienes.

- SUBSTANCIA: Valor y estimación que tienen las cosas.

Negocio de SUBSTANCIA.

Diccionario de la Academia.

- SUBSTANCIA: Parte nutritiva de los alimentos.

- SUBSTANCIA: Fil. Entidad ó esencia que subsiste ó existe por sí.

porque esto se debe á la alteza y excelencia de aquella nobilísima SUBSTANCIA.

FR. LUIS DE GRANADA.

éstos pues (los ángeles) son unas SUBSTANCIAS libres de todo consorcio de la materia.

GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.

- SUBSTANCIA: Med. Simple que se da como medicamento en su ser natural y con todas sus partes, á diferencia de los que se suministran en infusión, extracto, etc.

TOMO XIX

no han podido suprimir los argumentos (y se formulan á veces en legión) de los antisubstancialistas, partidarios de un fenomenismo indefinido.

Como desprendimiento natural de toda la cultura de aluvión con que el positivismo moderno ha enriquecido la Ciencia y la Filosofía, el concepto ó noción (atendiendo á su génesis, es decir, partiendo de su antecedente cronológico en la experiencia) es una síntesis ó reducción de percepciones empíricas, lo cual no obsta para que tal síntesis sea á su vez antecedente lógico ó explicativo de la experiencia misma (V. ANTECEDENTE). En dicha síntesis, sea efecto de una inferencia empírica ó de una representación primitiva, que se aclara con las derivadas, se concibe necesariamente el concepto de substancia, que Wundt llama concepto hipotético, ínterin no se rellena ó maciza con su contenido propio, que gradualmente enriquece la experiencia constante que de él vamos recogiendo. A semejante compás espera, impuesto por la ley de la circunspección científica, y sugerido por los abusos del idealismo a priori, llegan las últimas manifestaciones del positivismo moderno, que no puede prescindir de la idea de substancia. No se refie

tancia á su existencia ó no existencia, sino á su génesis en la mente, que la concibe a priori se gún el idealismo y la elabora á posteriori según el positivismo, que en fin de cuenta resulta una Metafísica al revés ó un idealismo invertido (V. POSITIVISMO). Con tal distinción, ya se puede asegurar que la idea de substancia persiste á través de tanto y tanto golpe como contra ella dirigen los antisubstancialistas, y que el hombre es, como dice Schopenhauer, un animal metafisico.

En efecto, sin atribuir á la distinción el alcance de un dualismo contrario al espíritu filoempíricamente, lo mismo que en todos aquellos sófico y científico, en cuantos objetos percibimos que sólo concebimos como posibles, nos sentimos inclinados, por ley ingénita en nuestra propia naturaleza, á distinguir fenómenos que se suceden de objeto ó ser, ya real, ya supuesto, que subsiste y permanece, aspectos correlativos al punto que no se piensa el uno sin el otro. Principio 6 ley, la idea de substancia, ora concebida a priori, ora inducida a parte post, indica la necesidad, el postulado universal, de nuestra inteligencia. No se explica sin más con tal concepción (ex equo et bono y de una vez, como si se vaciara la complexión de lo por conocer) cuánto hay que saber y averiguar respecto á la substancia real ó supuesta; lo que sí se reconoce es que su presencia latente ahora, explícita luego, es el supuesto ó principio explicativo de todo fenómeno mental. Pasarían los fenómenos, escapándose de nuestra percepción y de la relativa fijeza que les damos, como se desliza el agua de una vasija porosa ó se disipa el aire que no podemos contener en nuestra mano cerrada, sin la idea de la substancia. No se conciben cualidades que floten indefinidamente en el aire, color sin cuerpo colorado, sonido sin cuerpo sonoro, etcétera (V. CUALIDAD). Correlativas son, en efecto, las ideas de substancia y de cualidad, pues no se concibe una cualidad sin una substancia que sea el fundamento de su inherencia, ni una substancia vacía sin cualidades que la manifiesten. Con tan sencilla consideración quedan contestadas cuantas objeciones se formulan contra la idea de substancia como entidad ó cosa en sí, cual x indescifrable, pues la concepción de la idea de substancia no se ha de tomar cual especie de fiat bíblico, que, con sofismas perezosos, nos dé ya por conocido cuanto hay que conocer. Lejos de repugnar el conocimiento ulterior, demanda la idea de substancia el conocimiento constante de las cualidades que le son inherentes. Núcleo la substancia de las cualidades que la constituyen, sólo por abstracción puede ser concebida como distinta de ellas. Es una de tantas alucinaciones imaginativas á que contribuye el len guaje mismo, en cuanto da á cada cualidad un nombre distinto de las otras que con ella son inseparables dentro de la conciencia. Como los fenómenos pasan y la substancia permanece, no es susceptible la idea como tal de representación ó imagen (si acaso se recurre al símbolo), y no podemos tener de ella experiencia concreta. Se la siente en todas partes, y no se concreta en ninguna. Se la concibe, no se la percibe empíricamente más que en la inferencia de que la realidad de los fenómenos depende de ella. Y de tal posición del problema surge la dificultad, puesta de relieve por Kant, y que lo mismo se aplica á la substancia cartesiana que á la espinosista: la de pasar de una noción inmanente en el sujeto á la existencia trascendente de lo que se expresa en dicha noción. Ni la solución de Descartes (el pensamiento da el sér á las cosas pensadas), ni la de Espinosa contestan á la crítica kantiana, que encierran toda solución en un idealismo subjetivo. Quizá el problema se halla mal for. mulado, pues en él se olvida que la cenestesia ó conciencia general (tonicidad á que se refiere la existencia y realidad de nuestra personalidad (V. PERSONA) señala por sí misma, por la continuidad de lo efectivo, el punto de tránsito de lo discreto á lo discreto del pensamiento, y en este caso de lo llamado inmanente á lo trascendente. Desde luego la misma vida intelectual, que posee un fondo apetitivo, perceptible en todos sus momentos, no se puede reducir enteramente á la lógica, y aun toda ella resulta, en la práctica, indiferente á la lógica abstracta. La conciencia más sutilizada puede aprehender los cambios más delicados y dejar preteridos los estados entre los cuales se han verificado dichos cambios.

83

Lo mismo que los graves tienden á su centro de atracción, el pensamiento, solicitado por la ley de la continuidad, llena los vacíos ú oscilaciones del esfuerzo mental con una realidad imaginada, cuando no es percibida. La oscilación de lo mental en la continuidad de lo afectivo puede y debe hallar su corrección obligada (V. SUPUESTO). Aparte de que hay experiencias que nos hacen penetrar en el fondo de lo real, y por tanto nos facilitan el conocimiento de la substancia. Nos conocemos y nos sentimos á nosotros mismos, decía Maine de Biran, por el sentimiento del esfuerzo y para los modernos filósofos la percepción de sensaciones que se producen á pesar nuestro sirven de tránsito de lo que en un dualismo irracional se considera inmanente á lo trascendente. Ambos términos, considerados inconmensurables, engendran el subjetivismo idealista, cuyas últimas consecuencias son la doctrina antisubstancialista ó fenomenismo (V. KANTISMO). Los dos términos, concebidos como dos series de estados de conciencia, ya a parte ante, ya a parte post, dan de sí la idea del nexo y enlace que hallamos inmanentemente en la idea de nuestra identidad personal, y trascendentemente en la del medio (V. MEDIO), como sinovia que los

une.

Corrigiendo los abusos de la abstracción, nunca podremos concebir la substancia como extraña á sus atributos (entidad mental que carece de toda realidad), sino como necesaria para el conocimiento de éstos, de tal suerte que el más empedernido adversario de la idea de substancia, el propio Lotze (V. Metaphisique, cap. IV), dice: las cosas no existen por una substancia que resida en ellas, sino que existen cuando pueden producir en sí mismas una apariencia de substancia.» Refería así sutilmente Lotze la substancia (V. ABSOLUTO) á lo entre las cosas, es decir, al medio que las conexiona. Desde el fenomenismo de Heráclito al de Hume y al de los criticistas actuales, todos ellos antisubstancialistas, en todos ellos se observan, ya leyes de asociación, ora un suceder (devenir) que regula los fenómenos, ora algo que señala límites y condiciones á la aparición del fenómeno. Y todo ello es preciso referirlo más ó menos vagamente á la substancia, idea que no puede identificarse (como pretenden Lotze y Dauriac (V. L. Dauriac, Croyance et Realité) con la ley, porque ésta implica ya términos que relaciona y ordenadamente rige. Además, el pensamiento mismo (consideración que olvida á veces la lógica formal y abstracta) se ejercita siempre en supuesto de lo pensado. El objeto es To Tроtepov, lo primero en sentido jerárquico para toda relación intelectual (V. OBJETO, PRECEDENCIA Y SUJETO). Es innegable que todo hecho de conciencia, si ha de llegar á ser objeto de pensamiento, material asimilable para la Ciencia, ha de revestir la forma de representación intelectual. Præ-essentia dice etimológicamente esencia ó realidad ante otra que se afirma. Es el desdoblamiento de lo objetivo frente á lo subjetivo, especie de aurora que anuncia la aparición de lo mental, cuando la cenestesia, el vago sentimiento de la vida, encuentra algo que estimula el cambio de estado que se percibe. La representación, intuitiva ó derivada, como función intelectual, procede siempre de data prima (la simple aprehensión de los escolásticos), de donde se infiere que jamás debemos olvidar que la forma representativa implica un fondo substancial, pues no es lícito prescindir del árbol cuando se cosecha el fruto. Sólo de esta suerte la percepción del aparecer puede sugerir la del ser y del existir (por el hilo se saca el ovillo, que dice la sana razón). La apariencia ó efecto (fenómeno) que en la representación nos asimilamos mentalmente es el hilo que nos conduce á la realidad substancial que impresiona ó actúa, y á la que sentimos impresionada y afectada (la propia). El percipi se ejercita en supuesto del esse. El sér percibe lo que le afecta; del calor de la emoción surge la luz del pensamiento, como de la raíz brota la planta. Tiene su parte de verdad, aunque no la absoluta que le atribuyen algunos idealistas, la afirmación Esse est percipi. Y es tanto más obligada esta consideración, cuanto que al filósofo y al científico, si no le es lícito prescindir de los resultados, interesa en el mismo grado que ellos el camino que se ha de recoTrer; porque resultados ya obtenidos, conocimientos hechos, ideas en cuadrícula, nociones impuestas engendran el dogmatismo, que es la muerte del intelecto.

El conocimiento del génesis de los estados y operaciones de la conciencia (incluso con el de los supuestos que deja implícitos) da idea del proceso vivo y dinámico de la inteligencia. Podrá ser suficiente para el lógico el conocimiento de los resultados ya obtenidos y el de su estructura estática y cristalizada; pero al científico y al filósofo importa antes saber cómo se marcha hacia la verdad. No sería posible de otra suerte rectificar la fijeza (lo estadizo y muerto) artificial que el lenguaje, como expresión del pensamiento, presta á los estados de conciencia, cual si fueran discontinuos y no obedecieran á un proceso evolutivo; tal acontece en el caso presente con la idea de substancia, cuya significación etimológica no expresa sólo la obligada distinción de la substancia y de las cualidades ó atributos, sino un dualismo que hace imposible toda solución científica (sirva de ejemplo entre otros la posición del problema crítico por Kant y por todos sus sucesores, abriendo un abismo entre el fenómeno y el nóumeno). Además, la interpretación ya hecha, cristalizada, del lenguaje, produce á veces consecuencias que perturban el pensamiento. Así acontece al ya citado Dauriac, que pretende que todo sustantivo tiene una formación cualitativa ó procede de un adjetivo, deduciendo que sólo existen cualidades y no substancia. Olvida que el lenguaje describe el pensamiento y expresa sus estados como elementos separados, que se acoplan ó juntan, cuando en la conciencia y en el pensamiento lo fundamental es el nexo vivo y plástico, dentro de lo cual se conserva lo real de la una y del otro. Se interrumpe de realidad á realidad (de lo objetivo á lo subjetivo) el nexo de lo vivo, que es la substancia revelada en sus fenómenos, y éstos expresándola por la interposición de los símbolos y palabras del lenguaje. Sintiendo y percibiendo á la vez (cenestesia ó conciencia general que se hace efectiva) el proceso evolutivo de lo real, fácilmente se concibe que lo discreto (lo distinto, pero no separado), condición de la variedad, revierte á lo continuo, base del orden, y ambos signos de la racionalidad. No se concibe entonces que sean lo inmanente y lo trascendente términos inconmensurables, sino en nexo real y constante dentro del medio común á ambos.

Merced á la conexión, que ora se conciba, ora se infiera, siempre se supone entre la substancia y sus atributos revelados en los fenómenos, nos sentimos obligados á concebir la substancia como única é idéntica consigo misma, dentro de la continuidad que ofrece la recta percepción de los fenómenos. La substancia, lo de que son los fenómenos, es una; las cualidades y los fenómenos, múltiples. El sér, en tanto que existe, permanece siempre el mismo; los fenómenos se sustituyen y se suceden. El sér, constituído en la determinada relación con este ó el otro fenóme no (sujeto), cambia, se transforma, ya veces se redime (V. ACTIVIDAD, SÉR Y SUJETO); pero en lo substancial el sér subsiste y permanece. Concebimos, por tanto, la idea de substancia dentro de nosotros mismos, en nuestro propio sér, en el yo, que preside la evolucion empírica de nuestra vida, constituyendo lo que se llama en nuestra constitución orgánica idiosincrasia primitiva ó tonicidad, base fisiológica de la personalidad (V. PERSONA), y en la relación psíquica la anestesia ó conciencia general, especie de conciencia sorda de nuestra vida latente. Se convierte en conciencia efectiva mediante la causalidad; de forma que la substancia es la causa misma, con los caracteres que aquí le asignamos, la unidad y la identidad. El fiat bíblico, el in principio erat Verbum (fuerza é idea á la vez), el «en el principio existía la acción» del doctor de la leyenda, la concepción dinámica del mundo, la afirmación de Schopenhauer de que la materia es una abstracción, si no se piensa como esencia suya la actividad y la casualidad, todos, todos son sím bolos que acercan, conexionan la substancia con la causa, haciendo cesar el dualismo irracional que se establece entre los fenómenos y la substancia (nóumenos supuesto como incognoscible por Kant). Separada de la idea de causa (dualismo de que ya hemos hablado) la substancia es una idea vacía, sin contenido, una entidad si acaso concebida como principio explicativo ó conjetura de la mente. A su vez separada de la idea de substancia, la causa es únicamente uno entre otros fenómenos, el que antecede al que sigue, confundiéndose con la condición (véase

CAUSA Y CONDICIÓN) é involucrándose el antey cedente cronológico con el lógico (V. ANTECE DENTE). De la idea de nuestra substancia personal (inmanente) à la de toda otra substancia (trascendente) el tránsito que algunos refieren al tiempo se halla en la ceñestesia ó conciencia general, en la existencia para sí (carácter de todo lo psíquico) que adquiere conciencia de todo lo que le rodea, conciencia que, según Leibnitz, es el espejo del Universo (V. CONCIENCIA). En ella sentimos y percibimos juntamente la sensacion que se produce á pesar nuestro (el tónico del dolor que nos despierta del solipsismo dicen los ingleses, egotismo lo llama Nordau) y que autoriza la inferencia racional á la idea de substancia, distinta de la propia, dentro del medio en que una y otra persisten. No procede sólo de la concien cia, pues que se aplica á los sentidos y en ellos tiene su antecedente cronológico; pero no dimana exclusivamente de los sentidos, puesto que se refiere directamente también á la conciencia. A la cooperación de la una y de los otros se une la de la razón, que concibe la substancia como universal.

Concebimos, por tanto, la substancia, contra el sensualismo de Locke y de Condillac (que pretenden considerarla como una palabra o signo que expresa la reunión de varias sensaciones, como algo real, directamente percibido y sentido dentro de nosotros mismos é inferido racionalmente para toda relación exterior. Afirmamos contra Kant, que en su idealismo subjetivo sólo admite la substancia como categoría formal del pensamiento, que es una energía que se manifiesta en la apariencia fenomenal. La idea de substancia, confusa cuando sólo se perciben las semejanzas de lo real, de donde procede la impor tancia que tiene en toda concepción panteista (en Espinosa por ejemplo), se convierte en discreta cuando comienza la percepción de las dife rencias. Y para el ritmo graduado en que se suceden la percepción de las primeras y de las segundas es factor importante la cenestesia ó conciencia general, y dentro de ella la sensibili dad misma, cuyo calor ó lumbre vigoriza, da intensidad á la luz del pensamiento. Unir lo homogéneo y distinguir lo diferente (que en último término es la función primordial del intelecto), y hacer lo primero con excesiva rapidez y lo segundo con gran lentitud parece obra exclusiva de la mente, y sin embargo no se vería nunca cumplida su tendencia, á pesar de ser espontánea, sin el impulso emocional. Implica la percepción de las semejanzas una asimilación rápida, un movimiento suave, sin obstáculos, de lo idéntico á lo idéntico, donde se desliza el intelecto como por plano inclinado y la emoción se conserva en un estado de completo equilibrio. Favorece la percepción de las semejanzas la posición estática de la conciencia y á la vez la fuerza intelectual. Pero la percepción de las diferencias es una relación dinámica, de oposición, que sugiere la idea de lo otro (el comentado No Yo). Equivale al despertar del sueño, tanto más difícil aquél cuanto más profundo éste. Surge del vaho de la vida, del calor de la sensibilidad, la luz del pensamiento. Es el comienzo de la racionalidad, el tránsito de la espontaneidad a la reflexión. Con el sentimiento interno y central (savia que nutre toda la vida) que toma relieve ante la percepción de las diferencias con una reacción atenta y motriz frente á lo otro y á lo distinto, se acentúa la subjetividad, el yo, el que conoce. Es el momento en el cual, dentro del nisus y continuidad de la existencia, el ser vivo comienza a sentirse dueño de sí y á afir marse como diferente de cuanto le rodea. Así se observa, contra la observación superficial de la Psicología inglesa, que no puede ser la discrimi nation o percepción de las diferencias el único y exclusivo fondo de la vida psíquica, ni puede, por tanto, la distinción que se establece entre la substancia y sus fenómenos equipararse al dualismo con que se los separa. No hay necesidad de ningún salto mortal, ni de idealismos a priori, para salvar tal abismo. Podrá, si acaso, la percepción de las diferencias constituir la expresión primera de lo espiritual, pero antes de discernir, y para ello es necesario tener algo que discernir. De donde resulta que lo de que son los fenóme nos, el supuesto real que anuncia la apariencia fenoménica, es anterior y superior á ella; lo homogéneo explica lo diferente; la substancia es la razón de ser del fenómeno. Si ante la primera percepción de tales relaciones la substancia se

ofrece como lo neutro, lo indiferenciado, lo de que es el fenómeno, la sombra de la cual surge la luz, pronto y merced à la relación de la substancia con la causa lo substancial se hace plástica, toma relieve en la conciencia ya diferenciada, y en la misma proporción en que se acentúa lo homogéneo y lo semejante arraiga lo distinto y lo diferente. La idea de la substancia, génesis de todo panteísmo, puede servir de base para la corrección del vicio de origen de las doctrinas, que consiste en una falsa identidad, anulando toda distinción. V. LÍMITE.

SUBSTANCIAL (del lat. substantiālis): adj. Perteneciente á la substancia, propio de ella ó que la incluye.

... el Verbo Eterno imagen SUBSTANCIAL del Padre.

GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.

Para materias de dolor bien puede
Arder en nueva sangre acento helado,
La forma SUBSTANCIAL todo acto excede,
Que no tiene instrumento reservado.

LOPE DE VEGA.

- SUBSTANCIAL: SUBSTANCIOSO.

- SUBSTANCIAL: Dícese de lo esencial y más importante de una cosa.

SUBSTANCIALMENTE: adv. m. EN SUBSTAN

CIA.

SUBSTANCIAR (de substancia): a. Compendiar, extractar.

- SUBSTANCIAR: For. Formar el proceso ó la causa hasta ponerla en estado de sentencia.

... hay cosas irregulares en la forma de SUBS TANCIAR, para pronunciar sentencias en ellos. JERONIMO FERNÁNDEZ HERRERA. SUBSTANCIOSO, SA: adj. Que tiene substancia (valor y estimación que tienen las cosas). - SUBSTANCIOSO: Que tiene substancia (parte nutritiva de los alimentos).

... decíanme, que mirase que aquel vino no era francés, ni italiano, sino español puro, y sin trampas, y que aunque eran las comidas SUBSTANCIOSAS, comia poco y bebía mucho. Estebanillo González.

SUBSTANTION: Geog. V. SEXTANTIO. SUBSTANTIVAR: a. Gram. SUSTANTIVAR. SUBSTANTIVO, VA (del lat. substantivus): adj. SUSTANTIVO. U. t. c. s.

... hallará aquí el poeta consonantes para materias infimas, medias y sumas, y distintos los nombres SUBSTANTIVOS de los adjetivos y verbos.

JUAN GARCÍA RENGIFO.

si consideramos la calidad abstracta, esto es, separada de un objeto, entonces la palabra que la indica se convierte en SUBSTANTIVO. JOVELLANOS. SUBSTITUCIÓN (del lat. substitutio): f. SusTHUCIÓN.

... con que quedó tan calificada, que sin opo. sición, y por claustro, le dieron libremente y sin contradicción la SUBSTITUCIÓN.

FR. HORTENSIO PARAVICINO. SUBSTITUIDOR, RA: adj. SUSTITUIDOR. Usa

se t. c. s.

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Ojos y dientes postizos
Andan engañando necios;

Mas la nariz no consiente
SUBSTITUTOS ni remedios.

QUEVEDO.

estos cónsules no fueron de los ordinarios, sino de los SUBSTITUTOS, que ya (como luego se dirá) habian comenzado.

AMBROSIO DE MORALES.

SUBSTRACCIÓN (del lat. substractio): f. Acción, ó efecto, de substraer ó substraerse.

- SUBSTRACCIÓN: Alg. y Arit. RESTA. SUBSTRAENDO (de substræer); m. Alg. y Arit. Cantidad que ha de restarse de otra mayor, para que aparezca la diferencia.

SUBSTRAER (del lat. substrahere): a. Apartar, separar, extraer.

... es verdad, que algún rey de Egipto se olvidó de Dios, de manera que, si no le negó la deidad, le SUBSTRAJO la creación.

FR. HORTENSIO PARAVICINO.

- SUBSTRAER: Alg. y Arit. RESTAR; sacar ó deducir de una cantidad otra menor que ella. SUBSTRAERSE: r. Separarse de lo que se tenía proyectado ó de alguna otra cosa.

... pues en ellos (aunque sin entenderla) se envuelve la independencia, que afectamos, SUBSTRAYÉNDONOS de la sujeción á los preceptos divinos.

GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO, SUBSUELO (de sub, debajo, y suelo): m. Capa de distinta composición que la tierra vegetal debajo de la cual se halla colocada y formada por los materiales de la descomposición de las rocas sobre que descansa.

El fondo ó SUBSUELO es el terreno que está debajo de la capa labrantía ó laborable, etc. OLIVÁN.

dadero subsuelo; luego el subsuelo ó capas de composición distinta, que se extienden hasta las rocas generalmente impermeables.

Veamos ahora cómo funciona, ó qué papel desempeña el subsuelo, ó sea la capa inmediatamente inferior á la tierra vegetal. En primer lugar puede considerarse como una especie de depósito de reserva, sobre todo el de las tierras locales, del cual, y á favor de las labores profundas, pue den obtenerse cantidades considerables de los componentes minerales del suelo que la vegetación consume de una manera incesante ó continua; y en segundo lugar, según su naturaleza y condiciones de permeabilidad ó impermeabilidad, puede mejorar ó empeorar las circunstancias que en el suelo concurren. Así, por ejemplo, si una tierra fuera estéril por el predominio del elemento arenoso ó silíceo, podría dentro de cier-. tos límites mejorarse por niedio de un subsuelo arcilloso, y de consiguiente impermeable, porque no dejando pasar el agua ésta forma una capa en la superficie de aquél, desde donde, por la capilaridad del suelo, va subiendo hasta llegar al horizonte donde se encuentran las raicillas que verifican la absorción de los alimentos disueltos por aquélla. Por el contrario, si el suelo descansa sobre un subsuelo arenoso y permeable como él, entonces la esterilidad es completa por falta del elemento indispensable, el agua, que se filtra y desaparece rápidamente hasta las profundidades del suelo geológico.

En condiciones opuestas, el subsuelo puede neutralizar los efectos de una tierra húmeda y apelmazada por su naturaleza arcillosa, á la cual conviene sobremanera un subsuelo arenoso y permeable por razones que están al alcance de todo el mundo, al paso que un subsuelo también aluminoso empeorará de una manera extraordinaria la fertilidad de aquél por el estancamiento del agua.

Todas estas razones determinan lo que hace el agrómono cuando trata de ensayar la tierra vegetal, pues mientras en el suelo inquiere uno por uno todos sus elementos minerales y organicos, cuando llega al subsuelo sólo aprecia por regla general si es permeable ó no, sobre todo en las tierras independientes; en las autóctonas la cosa varía, según oportunamente se dirá.

- SUBSUELO: Geol. En conjunto, la tierra vegetal puede decirse que se compone del suelo ó tierra arable propiamente dicha y del subsuelo, que si bien en realidad, y con un exagerado rigor gramatical, pudiera considerarse como formado por todos los materiales que se hallan debajo del La acción del subsuelo en la vida de las plansuelo, se ha limitado, por convención de todos tas, aunque indirecta, puede ser física y química, los autores de Geología agrícola que han tratado siendo á veces muy decisiva. Obra químicamende definir y de estudiar estas importantes cues- te, sobre todo en las tierras que llamaremos locationes, á la capa ó capas de materiales situados les ó autóctonas, resultado inmediato de la desinmediatamente debajo de la tierra sometida al trucción ó desagregación mecánica y de la descultivo, considerando que los elementos inferio- composición química de las rocas subyacentes. res son las rocas subyacentes que constituyen Con frecuencia las relaciones entre estas dos el terreno geológicamente considerado, que no partes de la tierra vegetal son tan íntimas que llega generalmente á descomponerse y que carece el subsuelo contiene alguno de los elementos por tanto de interés en los estudios de Geología constitutivos del suelo; lo cual ocurre cuando agrícola, por no tomar parte, más que excepcio-éste alcanza poco y se practican labores profunnalmente, en las funciones que desempeña la das, en cuyo caso, si la parte del subsuelo que tierra vegetal en la vida de las plantas cultiva- se mezcla con la tierra contiene substancias sodas; puede establecerse la relación entre estas lubles, ejercerá naturalmente una notoria inrocas subyacentes que constituyen el terreno pro- fluencia química sobre las plantas. piamente dicho y del suelo activo por intermedio del subsuelo, si bien generalmente los elementos de descomposición de que se hallan formadas las dos capas superiores proceden más generalmente de acarreo que de la transformación in situ de los materiales geológicos.

El verdadero concepto y la definición más
exacta del subsuelo han sido debidos al geólogo
Thurmann, y, según sus doctrinas, se da este
nombre á los restos ó detritus que se encuentran
entre el suelo activo y las rocas que le sirven de
fundamento, y á las cuales se ha dicho que el
mismo autor ha denominado con el título de
subyacentes; compónese, por tanto, el subsuelo

casi exclusivamente de los materiales de descom-
posición de estas rocas, descomposición puramen-
te local, siendo éste también un carácter que le
distingue del suelo, que la mayoría de las veces
debe su origen á fenómenos de acarreo. El célebre
agrónomo conde de Gasparín difiere algún tan-

to de las clásicas divisiones de Thurmann al
apreciar las partes de que se compone en con-
junto el terreno agrícola, variando de este modo
el concepto y la definición del subsuelo, pues
admite que la capa superior representa lo que él
llama el suelo activo, en el que se verifican los
fenómenos de la vegetación que tienen lugar por
intermedio de las raíces, y donde es completa y
continua la acción modificadora de las labores;
sigue después el suelo inerte, adonde no llega ge-
neralmente la acción del arado, y que es el ver-

Conociendo la naturaleza de estas dos capas de la tierra vegetal el agricultor puede determinar su oportuna mezcla, y á veces hasta la completa inversión por medio del arado ó de una cava profunda, lo cual justifica la necesidad de estos

conocimientos.

Aparte de estos casos, la influencia química del subsuelo la determina la acción de las substancias solubles que puede contener, ó las que adquieren su solubilidad por los principios que llevan las aguas subterráneas. Estas substancias son el carbonato y sulfato de cal, diferentes sales de potasa y sosa y el ácido silícico; el carbonato de cal del subsuelo, y también el del suelo, pasa fácilmente á bicarbonato soluble en presencia del ácido carbónico que llevan en cantidad notable á veces las aguas subterráneas, en las cuales por esta misma circunstancia existe esta sal en proporción variable desde 1 á 25 centigramos por litro. El sulfato de cal ó yeso se forma con frecuencia en el seno del subsuelo, por virtud de ciertas reacciones químicas, como se observa, por ejemplo, en la descomposición de las piritas en presencia de materiales calizos ó de arcillas que contengan algo de elemento calizo; otras veces el yeso procede de las rocas subyacentes, como se observa en las tierras de la parte meridional del término de Madrid y de toda la zona terciaria hasta Aranjuez. Las aguas que penetran en el subsuelo lo disuelven en la pequeña proporción en que es soluble, aumen

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