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pudiendo admitirse que el anhidrido carbónico es reducido por un exceso de carbón incandescente, en cuyo caso debería elevarse á 9 el número de átomos de este elemento en la ecuación anterior, y reemplazarse los dos últimos términos del segundo miembro por 10CO; claro es que en esta ecuación se prescinde del hierro y de la sílice, que la masa fundida puede tomar de las paredes del horno y de los instrumentos de trabajo, pues estas substancias no constituyen sino impurezas inherentes al modo de operar. En un principio se suponía, en la masa resultante de la reacción, la existencia de un oxisulfuro de calcio insoluble; pero las experiencias de Dubrunfaut, Kolb y Scheurer-Kestner han demostrado que semejante hipótesis no es necesaria, á causa de la insolubilidad del sulfuro de calcio, especialmente en las lejías de carbonato sódico; se ha probado además la existencia de sosa cáustica, pero su formación se explica por la acción ulterior que tiene lugar durante la lixiviación entre el exceso de cal viva y el carbonato sódico, por lo que esta cal no es necesaria en la reacción principal puesta en práctica en el horno giratorio, y entonces la anterior ecuación puede escribirse

SONа,+CO2Ca+2C=CO„Na2+CaS+2CO2; sin embargo, razones de orden puramente físico no permiten disminuir la proporción de caliza, pues ésta, al descomponerse en el último período de la operación, desprende anhidrido carbónico que, reducido á óxido de carbono por el carbón incandescente, hace la masa esponjosa y más fácilmente atacable por el agua.

Las primeras materias que intervienen en esta fase del procedimiento de Leblanc son las siguientes: 1, el sulfato sódico anhidro, que debe ser poroso, ligero, homogéneo y lo bastante puro para no contener más de 0,2 por 100 de sal común y 1,6 por 100 de ácido sulfúrico libre; antiguamente, para preparar la sosa destitinada á fabricar el jabón, se usaba un sulfato que contenía de 10 á 35 por 100 de cloruro sódico, el cual se encontraba al fin en la sosa obtenida; pero en la actualidad se ha abandonado esta práctica, prefiriéndose añadir la sal marina necesaria en aquellos casos en que la industria lo requiera; 2.a, la caliza ó carbonato cálcico tan blanca y tan pura como sea posible, y sobre todo exenta de magnesia y arcilla; debe desecarse de antemano, ó por lo menos determinar la humedad que contiene para tenerla en cuenta en la preparación de las mezclas; y 3.a, el carbón, comio materia reductora, para lo cual puede servir el de madera, de turba ó de aserrín, así como la hulla, el lignito y aun la antracita; generalmente se emplea la hulla grasa, que deja poca ceniza, y exenta en lo posible de sulfuro de hierro. Estas primeras materias, convenientemente divididas, se mezclan groseramente y se colocan en montones delante de las puertas de trabajo de los hornos, conviniendo humedecerlas para evitar que sean arrastradas por los gases procedentes de la combustión; la proporción en que cada una de ellas entra en la mezcla es variable, si bien no se aleja mucho de la propuesta por Leblanc; y así, para 100 partes de sulfato sódico se emplean de 92 á 120 de caliza y de 40 á 75 de hulla (el citado químico aconsejaba para cada 100 partes de sal sódica otras 100 de carbonato cálcico y 55 de carbón de madera); generalmente se fuerza la dosis de caliza y se disminuye la de hulla cuando se desea obtener sal de sosa pobre en sosa caustica, haciéndose lo inverso en el

caso contrario.

Preparada la mezcla que ha de ser sometida á la calcinación, se introduce en hornos de llama de dimensiones y forma variables y provistos de una ó dos soleras planas en las que dicha mezcla se extiende con igualdad; estos hornos tienen las puertas de trabajo necesarias para remover la masa con largos y pesados espetones de hierro, cuyo manejo se facilita fijando sólidamente delante de cada una de aquéllas un cilindro horizontal de fundición. Cada horno puede contener en cada solera 500 kilogramos de materia á la vez; y como la operación dura una hora, por término medio, cada día se obtienen 24 panes de sosa bruta, cuyo peso individual es de 300 kilogramos aprovimadamente: operando sobre menores cantida

des de materia hay la ventaja de que el trabajo es menos penoso, la temperatura más igual, y la masa fundida no está por tanto tiempo á un calor muy intenso capaz de volatilizar el sodio, originando pérdidas. En estos hornos se coloca primero la materia sobre la solera más alejada del hogar y se cierran las puertas, no braceando la masa sino á largos intervalos de tiempo, y al cabo de 30 ó 45 minutos, cuando la hulla ya se ha encendido y empieza la reducción, se traslada á la otra solera donde la temperatura es más elevada, lo que aviva la reacción, apareciondo á la vez numerosas llamas amarillas que los obreros denominan lamparillas, y son producidas por la combustión del óxido de carbono; en este período hay que remover la masa enérgicamente con suma frecuencia para que se renueven las superficies, y cuando se ha hecho pastosa, semifluida, y las lamparillas desaparecen, se la atrae hacia la puerta para depositarla en cajas de palastro en las que se solidifica, tomando su forma y constituyendo los panes de sosa bruta de color gris rosado. En algunas fábricas se asocia el horno de sulfato ó bastringa al de sosa, y entonces se coloca el primero en la parte más lejana del hogar y el segundo en la más próxima, pero esto tiene el inconveniente de que se dificulta de una manera considerable la condensación del ácido clorhidrico, por diluirse este gas, no sólo en los productos de la combustión, sino en el óxido de carbono que la reacción produce; sin embargo, en una fábrica suiza se ha vencido esta dificultad haciendo la calcina de mufla y dirigiendo luego la llama por debajo de la cubeta á la chimenea, con lo que dicho ácido clorhídrico no se mezcla con los productos de la combustión. El trabajo de los hornos de sosa es, según se ha indicado, sumamente penoso por la necesidad de remover la masa que reacciona, por cuya razón se han modificado dichos hornos haciéndolos giratorios, como el representado en proyecciones horizontal y vertical por la fig. 7: este apara

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to consta de un enorme cilindro A de fundición, de 4,57 de largo por 2,77 de diámetro exte rior, recubierto interiormente de ladrillos refractarios, y giratorio alrededor de su eje mayor que es horizontal; en él penetra la llama de los hogares B por una abertura de 0,75 de diámetro, llama que, después de atravesar el horno, sale por C para dirigirse á la chimenea. El cilindro descansa sobre cuatro poleas L soportadas sólidamente, y sobre su circunferencia hay una rueda dentada N que le hace girar por intermedio del engranaje O movido por la máquina de vapor F; además el aparato está provisto de una abertura de carga K practicada en su centro, y que durante el trabajo se cierra con una placa de fundición sujeta con pernos.

Para usar este horno se le calienta primero hasta el rojo vivo, y entonces se introduce por medio de vagonetas G y la tolva H la carga, compuesta de 1370 kilogramos de caliza y 636 de carbón en menudos fragmentos, cerrando la abertura K y comunicando al aparato un movimiento de 10 revoluciones por hora aproximamente; pasado este tiempo, durante el cual la caliza se convierte casi en su mayor parte en cal viva, se añaden 1220 kilogramos de sulfato sódico mezclados con 258 de carbón y se hace girar aún con la misma velocidad por espacio de media hora, con objeto de que la materia añadida equilibre su temperatura con la del horno; en este momento comienzan las reacciones ante

riormente indicadas, por lo que conviene anmentar la velocidad de rotación hasta dos vuel. tas por minuto, en cuya forma se mantiene una media hora, tiempo necesario para que termine la operación; llegado este caso se detiene el cilindro de manera que la abertura K esté en la parte inferior, y la sosa bruta, que se halla en estado pastoso, se recoge en vagonetas M. Estos hornos, no obstante el gran tiro que necesitan para alcanzar la temperatura necesaria, son más económicos que los fijos, pues los últimos consumen 540 kilogramos de carbón por tonelada de sosa bruta producida, cantidad que en aque llos se reduce á 370 kilogramos de dicho com. bustible; el coste total de la instalación de un horno de esta clase es por término medio de 50000 ptas., y su rendimiento de 18 á 19000 ki. logramos de sosa bruta cada veinticuatro horas; además la descomposición del sulfato es mucho más completa, y por tanto más superior la calidad del producto resultante.

La sosa bruta procedente de la calcinación contiene, sea cualquiera el método empleado, no sólo el carbonato sódico producido, sino el sulfuro cálcico y la cal, procedente la última del exceso de caliza empleada, cuerpos que es preciso separar aprovechando la acción que el agua ejerce sobre su mezcla; la operación de la lixiviación es tan importante como delicada, pues es preciso disolver, no sólo el carbonato sódico, sino impedir que este cuerpo reaccione sobre la cal y el sulfuro cálcico con producción de sosa cáustica y sulfuro de sodio; las condiciones más favorables para la disolución, que consisten en emplear agua caliente en gran exceso y mantenerla durante largo tiempo en contacto con la materia, son también las más favorables para la reacción indicada, por lo que se hace indispensa ble tomar ciertas precauciones. Además el agua disuelve también la sal marina, el sulfato no descompuesto, cierta cantidad de silicato y aluminato sódicos y el cianuro de sodio formado por la acción del nitrógeno del aire sobre la mezcla carbonosa y alcalina á la vez, que se trabaja en los hornos, cuerpos todos que constituyen otras tantas impurezas y de los que el último especialmente se considera como muy perju. dicial, pues en presencia de los compuestos de hierro se transforma en ferrocianuro, que de no eliminarse de una ú otra manera coloraría de amarillo el producto final obtenido, y le haría además impropio para muchos de los usos á que se destina. De lo dicho se deduce que la lixiviación no puede hacerse en las condiciones ordinarias, debiendo elegirse, por el contrario, las más favorables, que consisten en emplear agua calentada á 30 6 40°, haciendo uso á la vez de aparatos en que se opere de una manera rápida, metódica y completa. Dos son los tipos de los aparatos hoy empleados en la lixiviación de la sosa bruta: el primero, debido á Desormes, consiste en una serie de cajas colocadas en gradería en las que se introducen cilindros metálicos agujereados destinados á contener la sosa; el agua penetra por la caja superior, y por me dio de tubos corre á lo largo de toda la serie, á la vez que los cilindros, á medida que su materia se agota en productos solubles, son trasladados de las cajas inferiores á las superiores; de esta manera el líquido cada vez más concentrado encuentra productos más ricos en sosa, pudiendo saturarse con mayor facilidad Este sistema tiene el inconveniente de exigir mucho trabajo á la vez que ocupar excesivo espacio, por lo que un fabricante inglés, Shanks, le sustituyó por otro que constituye el segundo tipo, y en el que no sólo se evita el transporte de la primera materia de unas cubas á otras, sino que éstas se hallan colocadas todas en un mismo plano, estableciéndose la circulación de los líquidos por el aumento de densidad que la disolución experi menta á medida que crece la cantidad de substancia disuelta; según este principio, en una serie de cajas que comuniquen entre sí por medio de tubos el agua no alcanzará el mismo nivel, pues por el teorema de los vasos comunicantes estará á menor altura en aquellas en que la concentración sea mayor, y si entonces se hace penetrar nueva cantidad de agua se establecerá una corriente que recorrerá todo el ciclo y per mitirá el lavado metódico que se desea. Las ventajas de este método son: 1.° Economía de mano de obra á consecuencia de suprimirse el transpor te de la sosa bruta de unas cubas á otras. 2. Di cha sosa, hallándose constantemente sumergida é

inmóvil, no se transforma en lodo impermeable, sino que, por el contrario, aumenta su porosidad á medida que avanza la operación. 3. La corriente descendente desaloja las porciones más densas de lejía, de manera que la lixiviación se efectúa en menos tiempo, con menor cantidad de agua y de una manera más perfecta. 4. La rapidez y continuidad del lavado sustraen pron. tamente el carbonato sódico á la acción de la cal y del sulfuro de calcio, é impiden, por lo tanto, la reacción secundaria antes indicada; y 5.° La gran concentración de las lejías resultantes economiza una cantidad notable del combustible necesario para evaporarlas y extraer de ellas la sosa del comercio, ya anhidra, ya cristalizada.

Cualquiera que sea el modo de lixiviación em pleado, las lejías, que deben marcar de 24 á 30° en el areómetro de Beaumé, se trasladan á depósitos de palastro mantenidos á temperaturas comprendidas entre 40 y 60°, en los que se clarifica sedimentándose una especie de lodo negruzco constituído en su mayor parte por sulfuro de hierro. La materia insoluble que queda en los aparatos de lixiviación constituye lo que se denomina marcos de sosa, que se aprovechan para regenerar el azufre en una ú otra forma por los medios que más adelante se indicarán.

Obtenida la lejía por la lixiviación de la sosa bruta es preciso concentrarla para eliminar el agua que contiene y aislar las materias disueltas, operación que puede hacerse de distinta manera, según se trate de fabricar, ya la sal de sosa cáustica, caracterizada por tener notables proporciones de hidrato sódico libre, ya la sal de sosa carbonatada, que carece de dicho hidrato, ya, en fin, los cristales de sosa, que no son más que el carbonato sódico cristalizado: en el primer caso, que constituye el tratamiento más sencillo, se efectúa la evaporación en el horno de reverbero denominado marsellés, horno de hogar independiente y que lleva encima de la bóveda dos grandes calderas calentadas por transmisión y en las que las lejías se concentran hasta que marquen de 33 á 34° en el barómetro de Beaumé; la solera de este horno puede ser de ladrillo, en cuyo caso debe estar recubierta por gruesa capa de sal de sosa ya desecada ó de fundición, y entonces esta precaución es innecesaria.

Para operar con este horno, una vez concentrada la lejía en las calderas hasta el grado dicho, se introduce en la solera á la vez que se activa la combustión, en cuyo caso el agua se evapora con rapidez, y la disolución se transforma en una materia pastosa ó papilla semilíquida; desde este momento es preciso no tocar el combustible de los hogares, para evitar, no sólo el arrastre de cenizas, sino también que disminuya la temperatura en el interior del horno, cuya atmósfera debe ser fuertemente oxidante; entonces la masa se recubre rápidamente de costras rojizas que el obrero rompe y rastrea con un rastrillo de hierro, renovando así las superficies y facilitando la oxidación y combustión de las materias orgánicas y de los sulfuros de hierro y de sodio. Cuando la masa comienza á endurecerse se la reune poco a poco por medio de espetones en un á gran montón situado en el extremo más alejado del hogar, al mismo tiempo que el obrero granula la sal, que se vuelve completamente blanca, y la extrae del horno dejándola caer en vagonetas de palastro; la temperatura durante esta operación no debe pasar de la de fusión del plomo, debiendo evitarse con todo cuidado que se funda la sal formada. El producto obtenido en estas condiciones ha de contener lógicamente todas las impurezas de la lejía, y por lo tanto pequeñas cantidades de sílice, alumina, óxido de hierro, etc., si bien en realidad la existencia de estos cuerpos no tiene importancia, pues de haberse practicado bien la calcinación quedan al estado de compuestos insolubles que se depositan rápidamente en copos blanquecinos cuando se disuelve la sal en el agua. En algunas fábricas se concentran las lejías en el horno de sosa, y entonces se obtiene una sal semicáustica, porque parte del hidrato sódico se carbonata combinandose con el ácido carbónico contenido en los productos de la combustión; pero este procedimien to no presenta ventajas, porque la sal obtenida tiene color gris ó amarillo poco agradable, y por que en ella se aumenta la cantidad de sulfito y sulfato sódicos originados al arder la hulla.

La sal de sosa carbonatada se prepara concentrando la lejía en calderas de una manera metódi ca y recogiendo los depósitos que sucesivamente

se forman; en estascondiciones llega un momento en que el líquido se satura de carbonato sódico, y este cuerpo se precipita casi puro y con una molécula de agua, quedando las demás sales disueltas; continuando la concentración el carbonato comienza á mezclarse con sulfato sódico y la masa formada escurre con dificultad las aguas madres por ser éstas viscosas, y finalmente, á medida que la evaporación aumenta, el aspecto del líquido varía de una manera notable adquiriendo color rojo, en cuyo caso las sales que se depositan son muy impuras. Las calderas empleadas para la evaporación de las lejías se calientan siempre por la parte inferior y son de forma y tamaño muy variables, pudiendo tener ranuras, ya centrales, ya laterales, destinadas á recibir las sales depositadas en los diferentes períodos de la operación.

Por último, la fabricación de cristales de sosa (CO,Na+ 10H2O), que contienen 64 por 100 de agua, y preferidos en muchas de las aplicaciones que de la sal se hacen por estar exentos de materias insolubles é incristalizables, exige lejías previamente purificadas y perfectamente clarificadas por el reposo. La purificación, que algunos

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Antes de dar por terminada la exposición de lo referente á la fabricación de la sosa artificial por el método de Leblanc, es absolutamente indispensable decir algunas palabras acerca de la utilización de los marcos que quedan como residuo de lixiviar la sosa bruta, y que por su cantidad (estando húmedos su peso es casi igual al de dicha sosa) constituyen un estorbo de importancia difícil de eliminar de las fábricas; este marco contiene una cantidad de azufre que puede llegar á 16 por 100, y abandonado en contacto con el aire se oxida lentamente formando primero polisulfuros y después hiposulfitos de calcio, que al disolverse en las aguas de la lluvia son arrastrados por ellas y llegan á destruir la vegetación en los sitios donde estas aguas alcanzan. Abandonada su utilización para la fabricación de cementos y como abonos, por ser insuficiente, dadas las grandes cantidades que á diario se producen en las fábricas, se emplean hoy tres medios de aprovechamiento, que tienden todos á regenerar el azufre, y cuyos principios fundamentales se expresan á continuación:

1. En Dieuze se practica un procedimiento debido á Buquet, Hoffmann y Kopp, en el que se utilizan, no sólo los marcos de sosa, sino los residuos líquidos y ácidos de la fabricación del cloro; este procedimiento fúndase en primer término en oxidar el monosulfuro cálcico para transformarle en polisulfuro y oxisulfuro, operación que se activa extraordinariamente por un artificio muy sencillo, que consiste en mezclar los marcos con cierta cantidad de sulfuros de hierro y de manganeso, lo que se practica de la manera siguiente: los residuos de cloro, neutralizados como luego se dirá, se introducen en un depósito provisto en uno de sus ángulos de una especie de filtro de mimbres, y se mezclan con 5 ó 6 metros cúbicos de marcos de sosa, que se mueven enérgicamente por medio de palas para que la interposición sea completa; de esta manera todo el hierro contenido en dichos residuos se precipita al estado de sulfuro, y en el líquido que pasa á través del filtro no queda disuelta sino una mezcla de los cloruros cálcico y manganoso. La parte sólida se expone entonces al aire en montones de 2 m. de altura por 4 de ancho y 15 de longitud, para que el oxígeno, actuando sobre los sulfuros de hierro y de calcio, dé lugar á la formación de polisulfuros de este último metal, fenómeno que tiene lugar con notable elevación de temperatura; pasados seis ú ocho días se somete el producto oxidado á lavados metódicos, durante los que se disuelve dicho polisulfuro formando las aguas amarillas primeras. Terminada la lixiviación se amontona de nuevo el residuo abandonándole durante tres días para que se oxide otra vez, y se procede á otro segundo y definitivo lavado, que da por resultado las aguas

hacen sufrir también á los líquidos destinados á producir la suerte anterior, consiste en oxidar los sulfuros de sodio y de hierro mediante la ac ción del aire, y en carbonatar la sosa cáustica haciendo que se combine con el anhidrido carbónico; la operación se practica haciendo correr dicha lejía en capas delgadas por torres en las que circula ácido carbónico, ya puro, ya mezclado con aire. Cuando las lejías están en condiciones apropiadas se las abandona en grandes cristali zadores situados en locales frescos, en los que la sal se deposita en cristales perfectamente transparentes é incoloros.

En algunas fábricas se obtienen estos cristales, no directamente de las lejías, sino partiendo de la sal de sosa carbonatada, que primero se disuelve en calderas de fundición y luego se hace cristalizar.

La composición de los productos que resultan en el procedimiento de Leblanc se indica en el cuadro siguiente, que se refiere á las sales caustica y carbonatada, pues los cristales no contienen compuestos extraños en suficiente cantidad para ser apreciados por los medios que se emplean en la Industria:

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amarillas oxidadas y una parte insoluble que es del todo inservible, y que al mismo tiempo no contiene substancia alguna que en contacto con las aguas meteóricas sea perjudicial para la vegetación. Los líquidos procedentes de los lavados anteriores se mezclan en proporciones convenientes con los residuos ácidos de la fabricación del cloro en los que existe cloro libre, ácido clorhídrico y cloruros férrico y manganoso; en estas condiciones los citados cuerpos reaccionan con los sulfuros é hiposulfitos de calcio de las aguas amarillas y determinan abundante precipitación de azufre, fácil de recoger, lavar y secar. Los líquidos resultantes de la precipitación son los que se emplean para mezclarlos con los marcos de sosa y facilitar su oxidación. Hay que añadir que este procedimiento se halla en la actualidad casi abandonado, porque la regeneración de la manganesa permite aprovechar en mejores condiciones los residuos del cloro.

2. Mond aconseja oxidar los marcos de sosa en los depósitos mismos donde tuvo lugar la lixiviación, haciendo atravesar su masa por una corriente de aire comprimido que da lugar á que la temperatura se eleve hasta 94°, desprendiéndose mucho vapor de agua y modificando el color de la materia, que pasa primero al verde y después al amarillo; pasadas doce ó veinticuatro horas se suspende la insuflación y se procede á un primer lavado metódico durante seis ú ocho horas, después de las cuales se deja escurrir la materia, y se repiten estas operaciones por una ó dos veces; las lejías sulfuradas obtenidas, en las que debe haber dos moléculas de polisulfuro cálcico por una de hiposulfito, se descomponen por ácido clorhídrico, que precipita el azufre, susceptible de ser recogido en filtros, lavado, prensado y finalmente fundido.

3. Schaffner ha propuesto un método que se practica en Aussig (Austria), y consiste en abandonar los marcos á la oxidación espontánea durante muchas semanas y someterlos á un lavado metódico cuando el interior de la masa ha adquirido color verde amarillento; las aguas amarillas sulfuradas, mezcladas con las hiposulfitadas procedentes de una segunda y aun de una tercera oxidación, se descomponen en vasos cerrados, con ácido clorhídrico empleado en condiciones tales que se evite el desprendimiento de ácido sulfhídrico, que en cambio todo el azufre se precipite en libertad.

En los métodos anteriores se requiere el ácido clorhídrico para descomponer los polisulfuros de calcio; pero como dicho ácido ha adquirido un precio excesivamente elevado con relación al consumo que de él se hace en la gran industria, hase tratado de suprimirle, ideando métodos en los que el azufre se desprende al estado de ácido sulfhídrico, y en los que no es preciso oxi

dar de antemano los marcos; estos medios se fundan, ya en la reacción que tiene lugar entre el sulfuro de calcio, el cloruro de magnesio y el agua (Schaffner y Helbig), ya en la acción del anhidrido carbónico sobre dichos sulfuros (Opl), ya, en fin, transformando el tantas veces citado sulfuro en sulfhidrato por medio del ácido sulfhídrico, y descomponiéndole luego por la ebullición (Opl y Miller). Sea cualquiera el método que se siga, el ácido sulfhídrico desprendido se aprovecha unas veces quemándole con la cantidad de oxígeno estrictamente necesaria para que se descomponga en agua y azufre (Claus), otras se le hace atravesar por sulfato cálcico calentado al rojo, que también deja el azufre en libertad (Miller), y por último Schaffner y Helbig consiguen el mismo resultado haciendo reaccionar dicho ácido sobre el gas sulfuroso.

Terminado lo referente á la fabricación de la sosa del comercio, debería entrarse ahora en la exposición de los medios que permiten averiguar la cantidad de carbonato é hidrato sódicos que en ella se encuentran ; pero si se tiene en cuenta que tales ensayos se practican siempre por los métodos volumétricos, neutralizando la sal alcalina por un ácido valorado, y fijando el momento preciso de la neutralización mediante reactivos coloreados, se comprende con facilidad que no son sino aplicaciones de la alcalimetría, y que por lo tanto deben comprenderse en esta palabra. En cuanto á los usos que de esta sal se hacen son innumerables, y baste citar, para justificar la importancia que se le ha concedido, su empleo como primera materia en la fabricación del vidrio y en la de toda clase de jabones duros.

- SOSA: Geog. Sierra de la Rep. Oriental del Uruguay, en el dep. de la Florida y al N. E. del

mismo.

- Sosa (LA): Geog. Río de la prov. de Huesca, en el p. j. de Barbastro. Nace al S del pueblo de Gabasa, pasa por el término de Calasanz, Zurita y Peralta de la Sal, en dirección al S.O. sigue por el N. de San Esteban de Litera, y des. agua en el río Cinca cerca y al N. de Monzón. || Aldea del ayunt. de Naval, p. j. de Barbastro, prov. de Huesca; 21 habits.

- SOSA (FRANCISCO DE): Biog. Médico y escritor español. N. en Medina del Campo (Vallado lid). Vivía hacia los comienzos del siglo XVI. Poseyó el título de doctor; cultivó también la Filosofía; fué amigo ó médico del príncipe de Eboli, y autor de estas dos obras que le atribuye Nicolás Antonio: Del arte cómo se ha de pelear contra los turcos, y cómo defendiéndonos de llos se ha de rematar su potencia; De las ilustres mujeres que en el mundo ha habido. Al mismo Sosa se debió indudablemente otra obra muy ingeniosa, de algún valor literario, y de otro mayor histórico por sus continuas alusiones á sucesos y personas de aquel tiempo. Cítanla, con buena copia de noticias de la misma, los autores del Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos (Madrid, t. IV, 1889, columnas 633 y 634). La obra se titula: Endecálogo contra Antoniana Margarita, en el cual se tratan muchas y muy delicadas razones y autoridades con que se prueba que los brutos sienten, y por sí se mueven. Trálanse ansimismo algunas sabrosas historias, dignas de ser leídas (Medina del Campo, 1556, en 8.°).

- SOSA (FRAY FRANCISCO DE): Biog. Religioso y escritor español. N. en Toledo ó en su provincia. M. después de 1617. En Salamanca vistió el hábito de los Franciscanos, de cuya Orden fué elegido general en 1600. Como legado visitó á varios príncipes de Europa. Nombrado obispo de Canarias, no marchó á aquellas islas por haberle elegido el rey para Consejero. En cambio obtuvo otro obispado en España. Falleció siendo obispo de Segovia y cuando trabajaba para que Roma declarase la Inmaculada Concepción de María. Siendo en Salamanca profesor de Teología, escribió: Advertencias cerca de una constitución de Clemente VIII; De Largitione munerum utriusque sexus Regularibus interdicta. Y en diversos tiempos las que tituló: Cómo la questión de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora se puede definir de fe; Un parecer que dió en Madrid el año de MDCXVII en razón de la Oración que el Doctor Mexia de la Cerda hizo y

diro en San Francisco de Valladolid de la Purisima Concepción de Nuestra Señora; En razón del libro de la Santa Soror Juana de la Cruz; En razón de la profesión que hacen los Hermanos

terceros de la Orden de San Francisco; Que la Orden Tercera de Penitencia es verdaderamente Orden, y no cofradía; Carta al rey D. Felipe III sobre que no convenía dar licencia á los Padres Capuchinos para fundar conventos en la corona de Castilla; Discurso contra dos tratados, que sin nombre de autor estamparon cerca de la censura que el Papa Paulo V pronunció contra la República de Venecia (Nápoles, 1607, en 4.0); Sanctorale Seraphicum Sancti Francisci et eorum, qui ex tribus ejus ordinibus relati sunt inter Sanctos (Toledo, 1623), en 4.°), que son nueve tratados. Lucas Wadingo le atribuye también la Obligación con que quedan los obispos religiosos (Madrid, 1631), y Nicolás Antonio dice haber visto en la Biblioteca del Vaticano este manuscrito del mismo autor: De jurisdictione et optimo genere procedendi in causis Regularium libri sex, dirigido al Papa Clemente VIII. También se dió á las prensas un libro con este título: Tratados del Illustrissimo y Reverendissimo Señor D. Francisco de Sosa, hijo de la Santa Provincia de Santiago, y del convento de San Francisco de Salamanca, General de toda la Orden (Salamanca, 1623, en 4.°). De Fray Francisco Sosa, general de los Franciscanos, existe en Madrid, manuscrita, en la Biblioteca Nacional, una Carta á un Padre de la Compañía sobre un sermón que predicó éste, y no le contestó.

SOSACADOR, RA: adj. ant. SONSACADOR. Usáb. t. c. s.

SOSACAMIENTO: m. ant. SONSACAMIENTO.
SOSACAR: a. ant. SONSACAR.
SOSAMENTE: adv. m. Con sosería.

SOSAÑAR (del lat. subsannāre): a. ant. Mofar, burlar.

SOSAÑO (de sosañar): m. ant. Mofa ó burla. SOSAS DE LACEANA: Geog. Lugar del ayun. des, prov. de León; 247 habits. tamiento de Villablino, p. j. de Murias de Pare

- SOSAS DEL CUMBRAL: Geog. Lugar del ayuntamiento de Vegarieza, p. j. de Murias de Paredes, prov. de León; 162 habits.

SOSCAÑO: Geog. Uno de los cuatro concejos del valle de Carranza, p. j. de Valmaseda, provincia de Vizcaya. En su término se halla el barrio de Matienzo. || Lugar del ayunt. de Carranza, p. j. de Valmaseda, prov. de Vizcaya; 110

habits.

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- Gran señor, sOSIÉGATE,
Y con la cólera envaina

El enojo, que te incita
Sin razón á la venganza.
TIRSO DE MOLINA.

- SOSIÉGUESE usted, señora,
Que todo ha sido una chanza.
BRETÓN DE LOS HERREROS.

- SOSEGAR: ant. Pactar ó asegurar una cosa.

... SOSEGARON treguas con los mensajeros del rey Yucef de Granada.

Crónica del rey D. Juan el II.

- SOSEGAR: n. Descansar, reposar, aquietarse ó cesar la turbación ó el movimiento. U. t. c. r. en aquéllas SOSIEGA el juicio, en ésta vacila. SAAVEDRA FAJARDO.

...

- SOSEGAR: Dormir ó reposar.

Los españoles pasaron aquella noche con cui dado, y SOSEGARON al día siguiente sin descuido; etc. SOLIS.

SOSERÍA (de soso, dícese de la persona que carece de gracia y viveza en acciones y palabras): f. Insulsez, falta de gracia y de viveza. Esos ojos, esa boca,

Son obras del mismo Amor.
Modestia sin sOSERÍA,

Gracia sin afectación... etc.

BRETÓN DE LOS HERREROS.

- SOSERÍA: Dicho ó acción insulsa y sin gracia,
-¿Has visto tal SOSERÍA,
Mujer?

RAMÓN DE LA CRUZ.

SOSERO, RA: adj. Que produce sosa. PLANTA

SOSERA.

SOSES: Geog. Lugar con ayunt., p. j., prov. y dióc. de Lérida; 1058 habits. Sit. en un llano, á la dra. del río Segre. Cereales, vino, aceite, almendra, pasa, esparto, hortalizas y frutas. SOSIEGO (de sosegar): m. Quietud, tranquili dad, serenidad.

Ni puede estar el SOSIEGO
Con la felice memoria.

ALONSO DE BARROS.
Enviaréle un propio luego,
Y prevenido estará,
Para que en llegando allá
Dé à vuestras penas SOSIEGO.
TIRSO DE MOLINA.

-¡Que no han de dejarme
Nunca dormir con SOSIEGO!
L. F. DE MORATÍN.

SOSÍGENES: Biog. Filósofo y astrónomo griego. N. en Egipto. Vivía en el siglo I antes de J. C. De su vida sólo sabemos que pertenecía a la escuela peripatética, que escribió sobre Astro

SOSEGADO, DA (de sosegar): adj. Quieto, pa- nomía, y que de él se valió Julio César para la cífico naturalmente ó por su genio.

Las fieras que reclinan
Su cuerpo fatigado,
Dejan el SOSEGADO

Sueño por escuchar mi llanto triste.
GARCILASO.
Ni aquel que es flojo en su oficio
Tendrá vejez SOSEGADA.

ALONSO DE BARROS. SOSEGADOR, RA: adj. Que sosiega. U. t. c. s. SOSEGAR (del lat. sub, y sedare, calmar, sosegar): a. Aplacar, pacificar, aquietar. U. t. c. r.

Artabano fué con gran diligencia á SOSEGAR los alborotos de su reino.

SAAVEDRA FAJARDO. Fáltame SOSEGAR mi cabeza, que aún se calienta en el trabajo, y aun en la conversaJOVELLANOS.

ción.

- SOSEGAR: fig. Aquietar las alteraciones del ánimo, mitigar las turbaciones y movimientos ó ímpetu de la cólera é ira. U. t. c. r.

... uno de ellos, SOSEGANDO á los demás, se detuvo á tres ó cuatro pasos, y dijo en voz alta algunas palabras en castellano, etc. SOLIS.

reforma del calendario, ó mejor, que Julio César verificó esta reforma siguiendo el parecer de Sosígenes. La reforma consistió en aceptar el calendario de los egipcios, que daba al año 365 días y le dividía en meses, y en intercalar de cuatro en cuatro años un día suplementario. Por causas no bien conocidas, este día se intercaló de tres en tres años, por lo cual al cabo de treinta y seis la diferencia entre el año astronómico y el juliano era ya de tres días. Entonces Augusto dispuso que no se intercalase día alguno en los doce años siguientes. Se ha supuesto que Sosígenes había permanecido en Roma todo aquel tiempo, y que ayudó á corregir el error notado en su calendario; pero es inverosímil que el error se cometiera á su vista. Además, al dar á la revolución solar una duración de 365 días y 6 horas se equi vocó en más de once minutos y nueve segundos, lo cual, muchos siglos después, hizo necesaria la reforma del Papa Gregorio XIII, á quien se debe nuestra calendario actual. El juliano ó de Sosígenes, en Europa, sólo tiene uso entre los rusos los demás cristianos del rito griego.

Ꭹ SOSILO: m. Zool. Género de insectos del orden de los coleópteros, familia de los calídidos, tribu de los botriderinos. Los insectos de este género es tán caracterizados por presentar el menton me diano y en forma de un cuadrado transversal; la lengüeta córnea, transversal, redondeada y cilia.

da por delante; el lóbulo interno de las maxilas membranoso, terminado por un diente córneo y ciliado interiormente; el externo es córneo, más grande y ciliado en su extremidad; el último artejo de los maxilares es más grande que el tercero, en forma de un cono alargado; el de los labiales es cilíndrico y más corto que el segundo;

las mandíbulas robustas, obtusamente dentadas en su extremo; el labro muy corto, un poco escotado y muy ciliado por delante; la cabeza mediana, un poco estrechada posteriormente; el epis toma rectamente cortado; los surcos antenales profundos y oblicuos; ojos medianamente grandes, redondeados, poco ó muy salientes; las antenas están insertas inmediatamente delante de los ojos, y generalmente recubiertas en su base por los bordes laterales de la frente; en muchas especies pueden replegarse debajo de la cabeza, y su artejo basilar queda, en este caso, recibido en un surco colocado entre los ojos y los lados del cuadro bucal; el número de los artejos de las antenas es de 11: el primero es muy grueso y casi globuloso, los siguientes hasta el octavo son cortos, iguales y muy apretados, y los últimos forman una maza grande comprimida y compuesta de dos artejos; el protórax tiene la forma de un corazón muy alargado, truncado por delante y en su base; los élitros muy anchos y paralelos; las patas algo cortas; las tibias son casi siempre lineales, las anteriores un poco arqueadas y su espina terminal encorvada; los tarsos cortos, sus tres primeros artejos decreciendo sucesivamente, guarnecidos de algunos pelos largos por debajo; el prosternón varía en su anchura y forma; el mesosternón es simple y un poco escotado por detrás, y recibe un apéndice muy corto del metasternón: este último es muy grande; sus parapleuras son lineales y de una sola pieza; la magnitud relativa de los segmentos centrales del abdomen varía según las especies; el cuerpo es medianamente alargado, paralelo y glabro.

La especie típica de este género es el Sosylus rufipes, originario de la América del Sur. En el estado perfecto este insecto vive debajo de las cortezas ó en el interior de la madera en vías de

descomposición Su larva es poco conocida para que se le puedan asignar caracteres definitivos. Sin embargo se puede decir que su cuerpo es largo y recubierto de una piel muy fina y uniforme; la cabeza es córnea y lleva en cada lado cinco ocelas dispuestas en dos series, la anterior de tres y la posterior de dos; las antenas se componen de cuatro artejos; el último segmento abdominal lleva un escudo córneo provisto de dos puntas encorvadas y termina en un tubo anal muy corto; las patas son cortas y terminadas por una sola uña; de los nueve pares de estigmas el primero está colocado entre el protórax y el mesotórax, los demás sobre los bordes laterales y superiores de los ocho primeros segmentos del abdomen; la ninfa está provista sobre el tórax de una corona de pequeñas espinas, y en su extremidad de dos ganchos encorvados hacia afuera que facilitan la salida del insecto perfecto.

SOSIO: m. Quím. SODIO.

SOSIS: Geog. Lugar del ayunt. de Claverol, p. j. de Tremp, prov. de Lérida; 114 habits.

SOSLAYAR: a. Hacer una cosa al soslayo ú oblicuamente.

SOSLAYO (¿del lat. sub, bajo, y latus, lado?) (AL, ó DE): m. adv. OBLICUAMENTE.

Caló el chapeo, requirió la espada,
Miró al soSLAYO, fuese... y no hubo nada.
CERVANTES.

si (el niño es) colérico, por ligeras causas se conmueve, deja caer el sobrecejo; mira de SOSLAYO y levanta las manecillas; etc.

SAAVEDRA FAJARDO.

Todavía tocó el Conde por quinta vez à don Luis, y le dió en el brazo izquierdo. Aquí la herida fué de filo, aunque de sOSLAYO. VALERA.

SOSNA: Geog. Río del gobierno de Orel, Rusia, apellidado Bistraia ó Rápido. Nace cerca de Verjososonie; corre hacia el S., E. S. E., N. N.E. y E.N.E.; recibe por la dra. el Tim, el Kchen y el Olim, y por la izq. el Livenka; baña las ciudades de Livni y Téletz, y á los 320 kms. de curso vierte sus aguas en el Don, en la frontera del gobierno de Voroneye. Su valle es estrecho, y su curso rápido y abundante. | Río del gobier

no de Voroneye, Rusia, apellidado Tijaia ó Lento. Nace en la parte S.O. del gobierno y corre hacia el E.N. E.; baña á Biriuch y la c. de Ostrogojsk, y á los 128 kms. de curso desagua en el Don, cerca de Korotoiak.

SOSNITSA: Geog. C. cap. de dist., gobierno de Chernigof, Rusia, sit, en la orilla dra, del

Ubied, cerca de su confl. con el Desna; 7 000 habits. Tabaco.

SOSNOVETS: Geog. Dos islas del Mar Blanco, pertenecientes ambas al gobierno de Arjánguel, Rusia, sit. una en la parte meridional del Golfo del Onega, cubierta de líquenes y con bosque de pinos, y la otra en el litoral de Tersk, en la angostura del Mar Blanco. Ambas son pequeñas, y la segunda sirvió durante la guerra de Crimea de estación naval á la escuadra de los aliados que evolucionaba en el Mar Blanco.

SOSO, SA (del lat. insulsus): adj. Que no tiene sal, ó tiene poca.

- Soso: fig. Dicese de la persona que carece de gracia y viveza en acciones y palabras. Yo no soy

Para una vida tan SOSA,

Tan mecánica.

BRETÓN DE LOS HERREROS. soso: m. Bot. Nombre vulgar empleado en Méjico para designar una planta perteneciente á la familia de las Hidroleáceas, la cual es conocida

entre los botánicos con el nombre sistemático de Wigandia Kunthii Chois.

SOSOCOLA: Geog. Río de Méjico, tributario del de Octopán, cantón de Jalapa, est. de Vera

cruz.

SOSPECHA (de sospechar) f. Acción, ó efecto, de sospechar.

... fué forzado mandar matar algunos de los suyos por manifiestas SOSPECHAS que tuvo de ellos.

AMBROSIO DE MORALES.

Y yo, por que libre os halle
Del riesgo destas SOSPECHAS,
Quise, conde, adelantarme.

TIRSO DE MOLINA.

- SOSPECHA: Germ. MESÓN.

- SOSPECHAS VEHEMENTES: INDICIOS VEHEMENTES.

SOSPECHAR (del lat. suspectāre, intens. de suspicère): a. Aprehender ó imaginar una cosa por conjeturas fundadas en apariencias ó visos de verdad.

Este cabo ó promontorio soSPECHO que
Arriano le llama Cuerno Hesperio, etc.
MARIANA.

-¿Quién pudo para afrentarte
Tener tan osado pecho?

- No lo sé, aunque lo SOSPECHO.
RUIZ DE ALARCÓN.

- Corrió conmigo la primera lanza,
Y derribóle en medio la carrera,
SOSPECHO que su loca confianza,
Tropezando el caballo.

TIRSO DE MOLINA.

nosos. Pero á pesar de esta conformación de la dentadura no se encuentran en dichas serpientes glándulas venenosas, y sólo el jugo de las salivales, desarrolladas considerablemente, es el que por medio de los indicados dientes penetra en la cavidad bucal; tanto es así que no se cita ejemplo alguno de que la mordedura de estos ofidios haya producido jamás efecto venenoso.

Con todo, varios naturalistas continúan opinando de distinta manera, y consideran, si no todas, á lo menos algunas especies de esta sección, como positivamente venenosas, dando más crédito del que se merecen á falaces asertos de los indígenas de los países cálidos, donde estos ofidios suelen alcanzar su más completo desarrollo. En el S. de Europa se encuentra también representada esta sección por varias especies, pero no hay cazador alguno de serpientes que las tema, á pesar de lo muy mordedoras que son, é indudablemente todo el mal que se atribuye á estos ofidios debe referirse á las víboras, con las que es muy probable que hayan sido confundidas más de una vez.

Ofiólogos modernos, como por ejemplo Jan, no reconocen para nada esta sección, no dando por lo tanto importancia alguna á los dientes posteriores asurcados, pero no perforados. En cuanto á la agrupación de las especies que la componen existe igualmente gran variedad de pareceres, según la mayor o menor trascendencia que se quiere atribuir á la disposición de la dentadura. Nosotros seguiremos en este punto la nomenclatura de Jan, que limita bastante el número de las familias.

En este grupo se comprenden los géneros siguientes: Herpetodryas, Dendrofis, Bucephalus, Oxybelis, Drynus, Calopeltis, Helicops, Scytale, Licodon, Rachiodon, Badon, Ailurophis, Himantodes, Triglyphodon y Leptohpis, que en su mayoría son exóticos.

SOSPEL: Geog. Cantón del dist. de Niza, departamento de los Alpes Marítimos, Francia; 3 municips. y 5500 habits.

SOSPESAR (de sos, debajo, y pesar): a. Levantar una cosa, haciéndola perder tierra.

SOSPITA: f. Zool. Género de insectos del orden de los coleópteros, familia de los coccinélidos, tribu de los coccinelinos. Este género está caracterizado por ofrecer la cabeza profundamente encajada en el protórax, más allá del borde posterior de los ojos; el labro transversal, convexo, truncado por delante, más o menos redondeado sobre los lados; las mandíbulas terminadas por tres ó cuatro dientes; las maxilas son córneas en su base y llevan dos lóbulos desiguales y ciliados en sus bordes; la externa, que parece biarticulada, es ordinariamente más larga y más delgada que la interna; los palpos son siempre aparentes, formados de cuatro artejos: el primero es muy pequeño, el segundo y el tercero de forma semejante al primero, el cuarto es el más desarrollado, comprimido y en forma de una hacha; el labio inferior se compone de un menton en forma de trapecio; la lengueta está escotada por delante; los ojos están recubiertos por el pronoto enteramente ó en parte tan sólo; en el primer caso son visibles por transparencia; las antenas, largas y delgadas, llegan hasta los

- SOSPECHAR: Desconfiar, dudar, recelar de ángulos posteriores del pronoto; la maza floja, una persona.

SOSPECHOSAMENTE: adv. m. Dudosamente, con sospecha.

SOSPECHOSO, SA (del lat. suspiciōsus): adj. Que da fundamento ó motivo para sospechar ó hacer mal juicio de las acciones de uno ó de

otras cosas.

... en ella notaba veinte proposiciones, como dignas de censurarse, y corregirse... dando por SOSPECHOSA la doctrina.

P. BERNARDO SARTOLO.
Ni entre gente SOSPECHOSA
Tengo por bueno el vivir,

ALONSO DE BARROS.

- SOSPECHOSOS: m. pl. Zool. Familia de reptiles del orden de los ofidios, que se caracterizan por tener la mandíbula superior larga y bien formada y en toda su extensión provista de dientes ganchudos, de los cuales los anteriores siempre son sólidos, mientras que uno ó más de los posteriores, que sobrepujan en tamaño á aquéllos, presentan en la parte anterior un surco ó ranura, de modo que afectan el aspecto de dientes vene

formada de artejos más largos que anchos, el último redondeado ó truncado; el pronoto es transversal, más estrecho que los élitros, escotado en su borde anterior, sinuoso detrás de los ojos; los bordes laterales convexorredondeados, algo convergentes por delante, ensanchados y ligeramente reflejos; el borde posterior en forma de un arco, convexo hacia el escudo ó ligeramente sinuoso en cada lado; los ángulos obtusos; el escudo mediano y triangular; los élitros breve. mente ovalados, medianamente convexos, con los bordes laterales más o menos ensanchados, unas veces planos, otras ahuecados en forma de canal; la base poco ó nada convexa, pero nunca en ángulo entrante; el prosternón estrecho, terminado por delante por un tubérculo agudo; el mesosternón de doble amplitud que el prosternón, y escotado ó no; el abdomen formado de seis anillos ventrales, el último muy pequeño, con el apéndice intercoxal ancho y redondeado; placas pectorales aparentes, las abdominales con el borde interno arqueado, el externo irregular, formando una V con el primero; las patas muy cortas, robustas, terminadas por uñas apendiculadas.

Las larvas de estos insectos presentan los caracteres siguientes: cabeza pequeña, deprimida, con la boca dirigida hacia adelante; las antenas insertas en el ángulo lateral y anterior de la cabeza, y de tres artejos; el labro recubre la base de las mandíbulas, que son pequeñas, de punta aguda y bífida y dentadas en la base; el labio inferior con el menton muy grande, soldado á la pieza basilar y un poco escotado por delante; los segmentos torácicos difieren muy poco de los abdominales; las patas muy largas, articuladas á pequeña distancia de los bordes laterales del cuerpo; los segmentos abdominales, en número de nueve, recubiertos de tegumentos muy resistentes; nueve pares de estigmas; el primero situado en el borde lateral y anterior del mesotórax, los ocho restantes sobre los ocho primeros segmentos abdominales, más aproximados al lado dorsal que al lado opuesto, y todos muy grandes y redondeados. En la época de la metamorfosis la larva se pega, por su último segmento, á las hojas, por medio de una substancia viscosa que secreta oportunamente. Encorva su cuerpo de tal manera que, inclinando su cabeza hacia la cara inferior, forma una gibosidad; los pelos que cubren su cuerpo se caen, la piel se seca, y hendiéndose poco a poco por detrás acaba por desprenderse del cuerpo Estas larvas se ven especialmente durante el verano, cuando la vegetación se encuentra en su vigor, y cuando los pulgones y otra multitud de insectos casi microscópicos han invadido las plantas. Se transforman en ninfas sobre las mismas hojas, y aparece el insecto perfecto al cabo de pocos días.

á

Tres especies de este género se han descrito: una pertenece á Nueva Holanda, otra á la China y la última á Europa, la Sospita tigrina, de coloración más obscura que la de las otras dos especies.

SOSQUÍN: m. Golpe que se da por un lado cautelosamente ó á traición.

Magagón, que del sosQUÍN
Ha sido zaino eminente,
Y en los soplos, y el cantar
Es juntos órgano, y fuelles.

Sosso: Geog. V. Sorso.

QUEVEDO.

SOST: Geog. Aldea del cantón de MauleónBarousse, dist. de Bagnères, dep. de los Altos Pirineos, Francia, sit. en el valle de Barousse, á orillas del Sort, brazo dro. del Ousse, á 750 metros de alt.; 8 000 habits. Importante cantera de mármol blanco, explotada ya por los romanos, que puede rivalizar con el de Carrara.

SOSTANTION: Geog. ant. V. SEXTANTIO.
SOSTÉN: m. Acción de sostener.

- SOSTÉN: Aquello con que se sostiene.

- SOSTEN: Mar. Firmeza ó rectitud de la nave cuando va á la vela por causa de la mucha eslora.

- SOSTÉN: Mil. En táctica se llama así á cualquier cuerpo de tropa grande ó pequeño que por el flanco ó retaguardia apoya ó sostiene á otro que está en fuego, combatiendo.

En el reglamento táctico de 1881 se llama sostén en la formación de combate de una compañía á los grupos que están más inmediatos á la guerrilla y la sostienen, embebiéndose en ella en el curso del combate, cuando lo hacen necesario las bajas sufridas por aquélla ó la intención del que manda de pronunciar el movimiento de avance. En el nuevo reglamento proyectado se suprimen los sostenes, porque inmediatos á la guerrilla sufren bajas por el fuego que se dirige á ésta y se desmoralizan antes de entrar en acción.

SOSTENEDOR, RA: adj. Que sostiene. Usa

se t. c. s.

Que mi entendimiento se turba á deshora,
Ni sé contemplallo, ni puedo sentillo,
Tropieza la lengua, queriendo decillo,
De empresa tan grande no soSTENEDORA.
ALVAR GÓMEZ DE CIUDAD REAL.

SOSTENER (del lat. sustinere): a. Sustentar y mantener una cosa. U. t. c. r.

Hermosas ninfas, que en el río metidas,
Contentas habitáis en las moradas,
De relucientes piedras fabricadas,
Y en columnas de vidrio sOSTENIDAS.
GARCILASO.

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ό

- SOSTENERSE: r. Mantenerse firme sin caer,
procurar no caer cuando se está en riesgo.
SOSTENES: Biog. General ó rey macedonio. Vi-
vía en el siglo III antes de J.C. En el período de
confusión
que siguió á la muerte de Ptolemeo Ce-
rauno y á los reinados efímeros de Meleagro y An-
típater, cuando arreciaron los peligros causados
por la invasión de los galos, Sostenes, notable
por su talento militar y su noble nacimiento, fué

elegido jefe supremo de los macedonios. En un
principio consiguió algunas ventajas y expulsó
de Macedonia á los invasores, mandados por
Belgico; pero los galos volvieron á las órdenes
de Breno y le obligaron á encerrarse en las for-
sin el título de rey, gobernó todavía en Macedo-
talezas. En seguida se alejaron. Sostenes, con ó

nia cerca de dos años.

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va, y á los 693 kms. vierte sus aguas en el Obi,
cerca de Berezof. Sosva del Sur: río de la región
N.E. del gobierno de Perm y de la parte O. del
gobierno de Tobolsk, Siberia. Nace en la parte
N. del Ural central, entre cl Denejkin Kamen
al N.
y el Konchakof al S.; corre al N. N. E.,
E.N.E.

S. E., recibe por la dra. el Vagran, el Turia, el Kakva y el Lialia, y á los 300 kms. de curso, bastante sinuoso, se une al Lozva. || Otro río del gobierno de Arjánguel, Rusia. Nace en los pantanos del Gran Tundra; corre al S.0. y O., y á los 160 kms. de curso vierte sus aguas en el Péchora.

SOT: Geog. Río de Rusia. Nace en la parte N. E. del gobierno de Iaroslav, corre en varias direcciones cerca de la frontera del gobierno de Kostroma, y á los 160 kms. de curso vierte sus aguas en el Volga, uniéndosele por la izq.

-Sor: Geog. Río del Rohilkand, India. Nace en el dist. de Moradabad y sale de un estanque sit. cerca y al O.N.O. de Amroha. Corre generalmente al S.S.E., pasa bajo el f. c. de Aligarh á Chandausi, entra en Budaon, y á los 210 kilópor la orilla izq. metros de curso vierte sus aguas en el Ganges

SOTA (del lat. subtus, debajo): f. Tercera figu ra que tienen los naipes, la cual representa el infante ó soldado.

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- SOTA DE VALDERRUEDA (LA): Geog. Lugar del ayunt. de Valderrneda, p. j. de Riaño, provincia de León; 116 habits.

SOTABANCO (de sota, debajo, y banco): m. Arq. Moldura con resalte, que se fabrica sobre la cornisa, para que reciba los arcos de la bóve da y, arrancando desde ella, sobresalgan y se vean enteramente los semicírculos ó medias esferas.

ción, piso sobrepuesto al tejado.
- SOTABANCO: En casas de moderna construc-

SOTA BANCO: Arq. y Const. Parece como que en la construcción de las viviendas modernas ha SOSTENIMIENTO: m. Acción, ó efecto, de querido el hombre imitar la vida del individuo,

sostenerse.

- SOSTENIMIENTO: Mantenimiento ó sustento.

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SOSTRATO: Biog. Arquitecto griego. N. en Cnido. Vivía hacia fines del siglo Iv antes de Jesucristo. Construyó los jardines de Cnido, sobre los cuales se han hecho tantas conjeturas, y partió á Alejandría, donde levantó el célebre faro, considerado como una de las maravillas del mundo, y que tantas veces ha servido de modelo para construir monumentos del mismo género.

Sotabanco

y en tal concepto el sota banco representa la decadencia ó habitación intermedia del último piso (impropiamente así llamado) y la guardilla; quiere reunir las pretensiones del resto de la casa con la pobreza de aquélla, resultando de malísimas condiciones habitables; se coloca en el que debía ser piso de la armadura y una crujía SOSVA: Geog. Varios ríos del Norte de Rusia por detrás de la fachada, de modo que sólo en y de la Siberia. Los principales son: Sosva del plazas y calles de primer orden puede verse desde Norte: río de la región O. del gobierno de To- la calle; los muros de fachada con la prolonga. bolsk, Siberia; nace en la vertiente oriental ción de los de carga de primera crujía, y por del Ural del Norte, cerca de las fuentes del Pé- tanto de espesor mucho más reducido que los chora; corre al N. E., S. E. y N.N.E.; recibe de la fachada, lo que hace que, por esta circuns por la dra, el Pequeño Sosva ó Man-Tayt-la, y tancia, tengan muy mal temple las habitaciopor la izq. el Vuol-Ya con el Toll-Ya y el Signes, que resultan muy calientes en verano y

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