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¿Y qué dirá Inego el mundo

Si el agraciado es un tonto Sin práctica, sin estudios...?

Ya SE irá SOLTANDO aquí
Росо а росо.

BRETÓN DE LOS HERREROS. SOLTEPEC SAN HIPÓLITO: Geog. V. cab. de municip. del dist. de Chalchicomula, est. de Puebla, Méjico; 3320 habits. Sit. á 32 kms. al N.O. de la cab. del dist. Tiene una v., dos pueblos y seis haciendas.

SOLTERÍA: f. Estado de soltero.

La vida intelectual y moral está también mucho más desarrollada, y es mucho más completa, en el estado de matrimonio que en el de SOLTERÍA.

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- SOLTURA: fig. Facilidad y lucidez en el modo de expresarse, ó de desempeñar algún trabajo científico, literario ó artístico.

-SOLUCIÓN: En el drama y poema épico, DES

ENLACE.

combinó (Calderón) esas competencias de amor (de Lope de Vega), y las hizo más reñi. das, más dificiles de SOLUCIÓN, más copiosas de peripecias, más interesantes; etc. HARTZENBUSCH.

- SOLUCIÓN: Paga, satisfacción.

- SOLUCIÓN: Farm. Preparación farmacéutica líquida, transparente, obtenida disolviendo una ó varias substancias en algún vehícu lo neutro. Gran importancia tienen las soluciones medicinales, pues representan el medio ... la facilidad y SOLTURA (en escribir) han general de administrar todos aquellos medicade ser obra del tiempo y de la práctica.

JOVELLANOS.

Jamás le he visto (á usted) explicarse con tanta SOLTURA. HARTZENBUSCH.

- SOLTURA: For. Libertad acordada por el juez á los presos.

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ordenamos á los virreyes de Lima y Méjico, que dejen á los alcaldes usar y ejercer sus oficios libremente, y ejecutar lo que acordaren en su sala, y acuerdo, y no den SOLTURA á sus presos.

Recopilación de las leyes de Indias. SOLTYK (ESTANISLAO): Biog. Patriota polaco. N. en Krysk, en Mazovia, en 1751. M. en Varsovia en 1830. Fué diputado de Cracovia en la Dieta de 1788-92, y contribuyó á la Constitución del 3 de mayo de 1791. Dió pruebas de patriotismo en la guerra que tuvo por objeto la repartición de la Polonia, y se refugió después en Venecia (1795). En 1798 volvió á su patria y fundó con otros varios la Sociedad de Amigos de las Ciencias de Varsovia, y en 1802 una sociedad comercial que tuvo poco éxito. En 1815 se sometió á las autoridades rusas. En 1825 iba á ser nombrado senador, cuando la conspiración de San Petersburgo proporcionó al gobierno un pretexto para ejercer nuevas persecuciones polí ticas en Polonia, siendo unas de sus víctimas; á pesar de declararlo inocente el Tribunal, se prolongó su prisión tres años más.

- SOLTYK (ROMÁN, conde de): Biog. General y patriota polaco, hijo de Estanislao. N. en Varsovia en 1791. M. en 1843. Se educó en París, entró en 1805 en la Escuela Politécnica, y dos años después volvió á su patria, donde fué nombrado teniente de artillería. Se distinguió en la batalla de Wrzawy en 1809, y en 1810 recibió el empleo de teniente coronel de artillería, pasando dos años después á formar parte del Es tado Mayor de Napoleón, prestando importantes servicios en la batalla de Leipzig, en la que cayó prisionero. Tomó parte en la revolución de 1830, y fué nombrado general del ejército que había de operar en la orilla derecha del Vistula. Publicó en francés: Compendio histórico, político y militar de la revolución del 29 de noviembre, Napoleón en 1812.

SOLTOSARAI: Geog. Lago del círculo de Kur-y gan, gobierno de Tobolsk, Siberia, sit. al N. N.O. de Kurgan; 57 kms2. Sus aguas son ligeramente saladas.

SOLTSI: Geog. Lugar del dist. de Porjof, gobieruo de Pskof, Rusia, sit. á orillas del Chelon, cerca del gobierno de Novgorod; 5500 habitan. tes. Centro de importante comercio de lino que se exporta á San Petersburgo, y también de cereales, ganado y cueros.

SOLTURA: f. Acción, ó efecto, de soltar.

- SOLTURA: Agilidad, prontitud, expedición, gracia y facilidad en los movimientos del cuerpo ó de una parte de él.

Sus ánimos (de los españoles) inquietos y bulliciosos, la ligereza y SOLTURA de los cuerpos extraordinaria; etc.

MARIANA.

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SOLU 6 SULU: Geog. País del Sudán francés, Africa, sit. en la orilla izq. del Bafing, entre este río y el país de Konkadugu. Tiene poca extensión, y sólo posee cuatro aldeas que forman una población total de 300 habits. Cap. Burea. SOLUBILIDAD: f. Calidad de soluble.

Las labores no reponen; apresuran única mente la SOLUBILIDAD de los alimentos difici. les ó perezosos.

OLIVÁN.

SOLUBLE (del lat. solubilis): adj. Que se puede desleir.

...

muy diferente de estas es la digestión natural, en que sin tumulto se deslie la más soLUBLE y noble porción de los manjares. MARTIN MARTÍNEZ.

SOLUCIÓN (del lat. solutio): f. Acción, ó efecto, de desatar ó disolver.

- SOLUCIÓN: Satisfacción que se da á una duda, ó razón con que se disuelve ó desata la dificultad de un argumento.

... tengo apuntada la SOLUCIÓN á todas las frívolas dudas de Villarroya, etc. JOVELLANOS. Esta cuestión... no tiene más que una SOLUCIÓN racional, etc. QUINTANA.

mentos que siendo solubles no exigen alguna preparación especial, y claro es que pudiendo variar los vehículos que sirven de disolvente las soluciones resultantes serán distintas, lo que obliga á dividirlas para su estudio en acuosas, alcohólicas, etéreas, glicéricas y magistrales.

Soluciones acuosas. Se diferencian de las aguas medicinales en que nunca interviene la destilación en las operaciones necesarias para prepararlas, siendo tan sólo la disolución, ya directa, ya á beneficio de reacciones químicas, el método que para ello se sigue: de aplicación sumamente variada y de nombres distintos según el uso á que se destinen, importa mucho en las obtenidas por disolución sencilla que el valor medicinal del producto sea conocido é invariable, para que el médico pueda tener confianza en las dosis á que las administre; esta condición exige la medida y la pesada exacta de los materiales que entran á constituirlas, así como el empleo del agua destilada, que careciendo de las sales existentes en la potable no puede en caso alguno determinar reacciones secundarias que alteren las condiciones del producto obtenido; y en cuanto a las demás precauciones que deben tomarse para su preparación, han de ser las exigidas por la naturaleza de la materia disuelta, á más de las comunes à las operaciones químicas de esta índole. Aunque la Farmacopea Española especifica gran numero de soluciones acuosas medicinales no se habla de ellas en este lugar, porque su estudio pertenece más bien al de los cuerpos á que deben su acción terapéutica, y en ellos por tanto deben indicarse, no sólo las proporciones en que han de entrar sus componentes, sino también los detalles prácticos que su preparación requiere.

Soluciones alcohólicas. – Se da este nombre en práctica farmacéutica á los líquidos medicinales complejos resultantes de la acción físicoquími ca del alcohol sobre substancias totalmente sosoluto ó anhidro como vehículo de las disolucio lubles en él; raras veces se emplea el alcohol abnes de esta clase, siendo generalmente el más ó menos acuoso el que de ordinario se utiliza, y su Preparación puede tener lugar, ya disolviendo mediante reacciones químicas cuyo resultado sea simplemente la substancia medicamentosa, ya la producción del cuerpo al que deben su valor terapéutico, y tanto en un caso como en otro importa mucho que su valor medicinal, de igual manera que en las soluciones acuosas, sea perfectamente conocido y constante, único medio de poder graduar con exactitud el efecto que por su uso se desea producir. Diferéncianse las solu ciones alcohólicas de las tinturas de la misma clase, con las que frecuentemente suelen confundirse, en que las segundas son siempre coloreadas y resultantes de la acción disolvente del alcohol más o menos acuoso sobre materiales orgánicos complejos, en los que algunos de sus componentes no son solubles en dicho vehículo; tampoco en este lugar, y por las mismas razones antes dichas, se enunciarán las especificadas en el código farmacéutico vigente en España.

Soluciones ctéreas. - Resultan del mismo modo que las anteriores, sin más variación que reemplazar los disolventes á ellas correspondientes por el éter, que si bien disuelve mayor número de substancias que el agua y el alcohol, tiene en cambio el inconveniente de su excesiva volatilidad, que da por resultado la variación necesaria de su valor medicinal, aun cuando se ponga el mayor cuidado al reponerlas: esta misma volatilidad obliga á prepararlas poniendo el disolvente y los materiales, sólidos ó líquidos, en un frasco provisto de tapón esmerilado, agitando la mezcla hasta la completa disolución de dichos materiales, y reponiendo el producto inmediatamente; debe evitarse en lo posible la filtración,

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Arcelin y Ducrost, habiendo servido para inte-
resantes trabajos de la mayoría de los antropó-
logos, aunque no es la primera señalada como
perteneciente á esta época, pues Lartet, Cristhy,
Vibraye y otros habían explorado anteriormente
el yacimiento de Laugerie-Haute, ayuntamiento
de Tayac, en la Dordoña; pero como muy pró-
xima se encontraba otra estación prehistórica
más importante y perteneciente a otra época
denominada Laugerie-Basse, se ha prescindido
este nombre para evitar confusiones, utilizando
el de Solutré.

eligiendo éter perfectamente diáfano y cuerpos
químicamente puros; pero en el caso de hacerse
indispensable, deberá practicarse de modo que
se impida la evaporación de dicho éter, para lo
cual el medio más cómodo consiste en adaptar
el embudo que contenga el filtro á una tubulura
de un frasco de dos bocas, cubrir este embudo,
cuyos bordes deben estar esmerilados, con un
obturador agujereado, y poner en comunicación,
mediante un tubo encorvado y los tapones co-
rrespondientes, la segunda tubulura del frasco
con la abertura del obturador; de este modo la
filtración se verifica en un aparato completa- La característica principal de esta época es su
mente cerrado, y que impide, en su consecuencia, industria, típica por las puntas de flecha, deno-
la difusión de vapores de éter por la atmósfera. minadas de hoja de laurel y de punta de cuchi-
Soluciones magistrales. - Dase este nombre állo por las formas características que presentan;
las preparaciones extemporáneas producidas por
simple solución, ó mediante reacciones químicas
cuya fórmula no se halla prescrita en los códigos
farmacéuticos. Debiendo obedecer su preparación
á las reglas generales de la disolución, única
mente es indispensable tener en cuenta las in-
compatibilidades que pudieran existir entre los
cuerpos que las forman, para lo que es preciso
atender a sus propiedades químicas, y además
cuidar de que el valor medicinal sea siempre el
exigido por la fórmula con arreglo á la cual han
de prepararse.

SOLUNTO: Geog. ant. C. de Sicilia, la Safara de los fenicios, una de las tres plazas que éstos conservaron en Sicilia después de haber invadido la isla los colonos griegos. Tomada á los cartagineses por Dionisio la recuperaron pronto, conservándola hasta la primera guerra púnica, época en que Solunto pasó á poder de los romanos. Sus ruinas son interesantes; en 1825 comenzaron las excavaciones, que todavía continúan.

SOLUTA: f. Zool. Género de insectos del orden de los coleópteros, familia de los cerambícidos, tribu de los lamiínos. Los insectos de este género se reconocen por ofrecer los siguientes caracteres: cabeza plana entre sus tubérculos anteníferos; frente muy transversal; antenas delgadas, filiformes, pubescentes, erizadas de algunos cilos muy cortos, llegando hasta la mitad de los élitros, con los cinco primeros artejos largos y los restantes más cortos é iguales; ojos muy grandes; sus lóbulos inferiores transversales; protó rax transversal, cuadrado, medianamente convexo y algo redondeado en sus ángulos; élitros oblongos, poco convexos, provistos de una depresión sutural, cortados rectamente en su extremidad; patas medianas; fémures en maza; tarsos posteriores filiformes, los anteriores más cortos y más anchos; el quinto segmento del abdomen muy largo; el cuerpo cuneiforme, pubescente, erizado de algunos pelos finos poco apa

rentes.

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y

dis

SOLUTRÉ: Geog. Aldea del cantón Sur trito de Macón, dep. de Saona y Loira, Francia; notable por sus vinos blancos, y más aún por los descubrimientos prehistóricos hechos en las inmediaciones. Véase el artículo siguiente.

SOLUTRENSE (de Solutré, n. pr.): adj. Geol. Dícese de la época del período paleolítico ó de la piedra tallada, Edad de la Piedra, tiempos cuaternarios, limitado anteriormente por la época mus. teriense y continuado por la época magdalenen se, comprendidas ambas en la Edad de la Piedra tallada ó paleolítica. Fuéle dado este nombre por el paleontólogo Mortillet, y ha sido aceptado posteriormente en todas las clasificaciones prehis. tóricas; derívase de la clásica y rica estación de Solutré, situada en el Maconnais, departamento del Saona y Loira, en Francia, estación descubierta por Ferry y posteriormente explorada por

ejemplares es de 61 milímetros de longitud. La anchura de estas puntas varía de 11 a 18 y el valor medio de 20 piezas, procedentes de Laugerie Haute, Eyzies, Excideuil y Placard, es de 14 milímetros. El pedúnculo varía como proporción entre un tercio y la mitad de la pieza total, pa sando sólo por excepción de estas medidas, como ocurre en algún ejemplar de Excideuil, cuyo pe dúnculo tiene 28 milímetros y tan sólo 21 el resto de la pieza; la parte de sierra ó dentada es siempre recta en las piezas procedentes del Sudoeste de Francia cuando se mira la pieza por el lado superior, según ha podido hacer constar Mortillet en unos 140 ejemplares.

nado el yacimiento, y Mortillet considera que estas flechas son incompletas y deben pertens cer al período robenhausiense.

Las puntas aserradas que se encuentran en la Dordoña y en la Charente, que caracterizan el la punta en hoja de laurel está tallada con ver- nivel superior de la época solutrense, no se endadero cuidado, no solamente en los lados, sino cuentran en la primitiva estación de Solutré, si en las dos extremidades y por ambas caras, en bien se las encuentra en una porción de estacio lo que se distingue perfectamente de las flechas nes de la frontera de Francia é Italia, siendo su musterienses; su tamaño varía bastante, desde tamaño menos grande y estando peor talladas, á 44 milímetros de longitud por 14 de anchura en causa sin duda de la naturaleza del pedernal. En algunos ejemplares de Solutré, hasta 340 y 83 en Italia, en el valle de la Vibrata, ha encontrado otros de Volgú, hasta 46 y 48 en algunas otras, Rosa alguna puntas de pedernal con una sola pudiendo afirmarse que el tipo medio y más ge-escotadura, pero no está exactamente determi neral es de 10 centímetros, como puede afirmarse que la relación de lo largo y lo ancho oscila entre el cuarto y la mitad; el mayor diámetro de anchura de estas puntas no se halla en el me dio sino hacia el tercio inferior, estando también en este punto la parte más gruesa. El principal carácter de las puntas solutrenses en hoja de laurel es, sobre todo, su verdadera ligereza y delgadez, pues algunos ejemplares, como los de Volgú, no pasan de 8 milímetros de espesor, y aun se puede citar alguno del Museo de San Germán que tiene sólo 5, y las más gruesas de todas ellas no pasan de 12. La base hallase terminada generalmente en triángulo, pareciéndose algún tanto á las flechas de la época robenhausiense, por lo cual algunos antropólogos suponen que es una época de transición entre el cuaternario y el actual; pero la Estratigrafía, poniendo de manifiesto superposiciones bien marcadas, demuestra lo contrario, siendo una época completamente cuaternaria incluída entre el musteriense y el magdalenense.

Las puntas de flecha en hoja de laurel servían de puñal ó iban armadas en azagaya ó lanza, arrojadiza en este último caso; el pedúnculo de la base estaba destinado á fijar la punta al vértice de un astil ó mango; como hojas de puñal, estas puntas se introducían en mangos de madera análogos á los de ciertos puñales de obsidiana usados en Méjico. Relaciónanse las puntas solutrenses con: 1.o°, ciertas puntas de los barrous de Inglaterra, si bien éstas tienen marcadamente la figura romboidal ó presentan su base arqueada; 2.°, algunas puntas de lanza ó de azagalla de los dólmenes del Mediodía de Francia, y se las distingue porque el pedúnculo de éstas es más acentuado y presenta escotaduras en la base para sujetar la cuerda ó atadero con que se unía la punta al mango; 3.°, lanzas de obsidiana y pedernal de Méjico y los Estados Unidos, cuyo tamaño es algo mayor. La materia de que se hallan construídas estas puntas solutrenses es el pedernal, generalmente opaco ó jaspeado y á veces completamente transparente, habiendo algunas localidades que las presentan de calcedonia y hasta de verdadera ágata.

Las otras puntas solutrenses, dentadas ó en forma de cuchillo, son también de pedernal, si bien algunas se presentan de ágata y jaspe; están muy hábilmente talladas y debían obtenerse á veces casi de un solo golpe del núcleo de pedernal con la forma deseada, hasta tal punto que no hay necesidad de retocar algunos ejemplares, si bien en los ejemplares que pudiéramos considerar como de lujo el retoque presenta una verdadera delicadeza; lo que se considera como cruz de la flecha está en relieve, y la cara superior conserva el plano natural de percusión, sólo para regularizar y aguzar un poco el vértice agudo existen algunos pequeños retoques en el lado de la cara plana. La punta debía romperse y redondearse muy fácilmente, y las restauraciones necesarias para volverla á obtener acortaban su longitud hasta el extremo que presentan algunos ejemplares. La longitud de estas puntas varía de 50 á 8 milímetros, habiéndolas, sin embargo, más grandes, como el magnífico ejemplar procedente de Excideuil, que mide 85 sin la base, así como también hay algunos mucho más cortos que han sido retocados; el término medio en 12

La industria de esta época es enteramente en piedra como la del anterior, del que se distingue por estar más terminados y ligeros los intrumentos, pues mientras el musteriense es pesado y grueso, el solutrense es delgado y elegante. Puede decirse que en esta época es en la alcanza que su mayor apogeo la talla de la piedra, cosa muy natural, pues siendo el único material empleado en su trabajo se ha realizado todo el progreso posible, y posteriormente en la época magdale nense un nuevo elemento que es el hueso, se introduce en la industria, y por tanto el trabajo de la piedra se descuida bastante, dedicándose al tallado de los huesos, del marfil y de los cuernos de los cérvidos, distinguiéndose perfectamente el período siguiente del que estudiamos por el trabajo del hueso. Una de las grandes transformaciones de la industria solutrense es la sustitución de la raedera dentada ó racloir por el ras. pador de sección lisa ó grattoir; este último es una lasca ó lámina de pedernal cuyo vértice está regularmente retocado, de manera que describe

un arco de círculo de borde cortante. Actual mente no se comprende fácilmente la utilidad de estos instrumentos, por encontrarnos con una cultura completamente diferente de la de los tiempos prehistóricos; pero entonces debían tener importantes aplicaciones, pues se multiplican muy abundantemente persisten durante las épocas siguientes con bastante abundancia; se les encuentra en gran número en las obsidianas talladas de Méjico y en la industria de la piedra de los groenlandeses, que llega hasta nues tros días, y merced á ellos se conoce la manera de colocarlos en un mango de hueso, sin embargo de lo cual la mayoría de los raspadores solu trenses debían usarse sin mango de ninguna clase, como lo demuestra el que algunas láminas se hallan talladas por los dos bordes, ó sean los que se denominan doble raspadores y caracterizan especialmente las últimas épocas. Hay algunos raspadores muy hábil y elegantemente retocades en dos sentidos, lo que demuestra un doble instrumento usado por ambas partes y sin lugar para ser enmangado.

lisa pro

El resto de la industria en este período está compuesto de varios instrumentos mucho menos importantes, entre los cuales merecen citarse los siguientes: fragmentos de rocas duras, cuarzo y pedernal, que servían de percutores y martillos; núcleos de pedernal ó de jaspe que han servido para obtener las láminas, como lo demuestran sus facetas longitudinales; láminas irregulares de diversas dimensiones con una ó dos aristas en el dorso, siendo la otra cara concoidal ducida por la percusión, siendo análogas á las que se emplean para hacer la mayoría de los ins trumentos, y que probablemente han servido para la construcción de todos ellos. Más importantes que todos los anteriores son las sierras y los punzones; estas últimas son láminas retocadas por el borde cortante, y su forma es la de un arco de círculo muy abierto, presentando en general el aspecto de una media luna. Los punzones son láminas talladas en puntas más o menos finas į aguzadas, generalmente rectas, y colocadas otras algo oblicuamente en una dirección lateral; al

gunos están muy finamente retocados en una longitud de 2 ó 3 centímetros, y otros son láminas de percusión casi discoidales con una ó dos puntas en sus extremos.

La transición entre esta época y la musteriense se halla establecida por una porción de instrumentos que, procedentes de aquélla, se parecen a los más característicos de ésta, especialmente algunas puntas retocadas en sus dos extremidades, procedentes de la estación de CherPourre, y en la de Celle-sous-Moret se citan algunas puntas musterienses retocadas en la cara plana. Como ejemplo inverso de persistencia de formas antiguas pueden citarse puntas en hoja de laurel retocadas en una sola cara procedentes de Badegol, que es una estación musteriense, y en el mismo Solutré han descubierto Arcelín y Ducrost una capa completa de instrumentos de transición que constituyen la base del yacimiento, y que puede decirse que forma una industria de las dos épocas. La transición es más insensible aún en el período siguiente ó magdalenense, á pesar de aparecer nuevas materias, como son el hueso, el marfil y las astas de ciervo; pero esta verdadera revolución industrial no se realizó súbitamente, pues comenzó á fin del solutrense, como lo demuestra el que en sus capas superiores se encuentran ya algunos instrumentos de hueso, viéndose, por tanto, que hay verdadero entrecruzamiento entre las dos industrias, siendo bastante lento el paso de la una á la otra, y puede decirse más, que en los primeros objetos de hueso encontrados en el vértice del solutrense afectan por completo la forma de los objetos en pedernal, como se ve en una punta de cuerno de ciervo procedente de San Martín de Excideuil.

Tal vez el acontecimiento más importante de esta época es el origen del arte, pues aquí aparece, en efecto, este último y más importante producto de la inteligencia humana. El antropólogo Ferry ha recogido en las capas superiores de Solutré dos esculturas representando cérvidos, que probablemente son renos, y á los que desgraciadamente les falta la cabeza, existiendo además en la de más tamaño el grabado de una mano humana. Lo más característico de estas esculturas es que son de piedra, único material utilizado en la época, y sirven para enlazar el reino de la piedra con el del hueso, en que ya se extienden y generalizan las manifestaciones artísticas. Este desarrollo lleva consigo naturalmente la multiplicación del instrumento con que se ejecutan estas manifestaciones artísticas, que es el buril, y puede afirmarse que en la magdalenense alcanza su apogeo.

Varían los yacimientos de la industria solutrense que se encuentra en algunas grutas, como en Placard, Vilhonneur (Charente) y San Martín de Excideuil (Dordogne); á veces la gruta es muy pequeña y la industria se extiende en todos los abrigos y refugios inmediatos y en las pendientes en que se hallan colocados, como se observa en Badegol, en que, si bien la gruta es insignificante, los objetos se hallan extendidos por las tierras que la rodean, habiéndose encontrado abundantes huesos y numerosos pederna les. Otras veces las grutas no son necesarias y tan sólo existe un simple abrigo, como ocurre en Laugerie-Haute y la Balutie. En Solutré el pintoresco peñasco que domina la estación no puede realmente considerarse ni como un abrigo, pues solamente protege de ciertos vientos; pero hallándose situada en una pequeña meseta denominada el Cro du Charnier, se halla completamente libre. Igual ocurre con el yacimiento de Gargas, que, si no se puede considerar como una habitación, debe afirmarse que fué un verdadero taller por los restos de piezas allí encontrados; en estas diversas estaciones hállanse habitualmente piezas en bastante mal estado de conser. vación diseminadas al azar, siendo necesario encontrar lo que vulgarmente se llama un tesoro para procurarse piezas que no se hallen deterioradas. El tesoro llamado de Volgu, encontrado en el ayuntamiento de Reigny (departamento de Saona y Loira), fué descubierto en 21 de febrero de 1874 al hacer las excavaciones de un pequeño canal lateral del río Arreux, siendo lo más importante que en él se encontró una colección de 14 hermosísimas puntas en forma de hoja de laurel, que son las de mayor tamaño conocidas hasta el día; su longitud varía de 232 á 350 milímetros y su altura oscila entre 60 y 88, teniendo un espesor que puede calcularse de 6 á 9; hallábanse todas unidas formando un solo

paquete, colocadas según la longitud mayor de las piezas, pero dispuestas de modo que se hallaban colocadas de corte, evitándose así su rotura por la caída de tierras; encontróse el paquete á un metro del nivel del suelo y á 10 próximamente encima del estiaje medio del río, en una arcilla arenacea, especie de légamo superpuesto á capas de arena y de grava formadas por aluviones cuaternarios. Las citadas puntas de flecha están talladas en pedernal y no presentan ninguna clase de patina, lo que permite suponer que fueron colocadas en el sitio donde se encontraron al poco tiempo de su fabricación sin haber sido usadas, debiendo advertirse que la ma. teria en que están talladas no se encuentra en el país.

Es verdaderamente digna de estudio la distribución de los yacimientos de la época solutrense, y son naturalmente los más conocidos los encontrados en Francia, debiendo hacerse notar que en toda la parte Norte de la República son escasísimos los puntos que pueden citarse como correspondientes á esta época, afirmándose que una de las mejores estaciones de la cuenca del Sena es la de Bodronne, en el departamento del Aube, en la cual se encuentran las piezas correspondientes á esta época unidas á las de la siguiente, francamente robenhausiense, y Mortillet cita en la estación denominada Cernois, del departamento de Côte d'Or, y en el de Villeneuvel'Archevêque, en el departamento de Yonne, objetos mezclados de esta época y de las precedentes y posteriores. Donde verdaderamente se encuentran estaciones decididamente solutrenses es en el departamento de Mayenne, donde se halla situada la del valle de Erve, donde existen unas grutas muy conocidas en el país, de las cuales cinco han dado ejemplares de punta de flecha en hoja de laurel, debiéndose al explorador Chaplain-Duparc el estudio de varias de estas grutas, como la denominada de Four, en que las puntas solutrenses son muy raras; la llamada del molino de Rochebrault, donde ya existen algunas más, siendo muy comunes en la llamada cueva de Margout, y abundando extraordinariamente en la de Bigote. En la orilla izquierda del citado río Erve también es notable la cueva denominada de la Cabra, pero que ha sido removida posteriormente, dando lugar á errores de bastante consideración. En el departamento del Charente Inferior cítase el cantón de Pons como punto que ha dado algunas puntas solutrenses, y cerca de Angulema han sido descritas dos importantes estaciones de esta época por Tremau de Rochebrune, una de ellas la conocida con el nombre de Combe Royand, que ha sido en parte destruída al construir la carretera de Angulema á Mouthiers, y la segunda estación es la de la meseta de Clergón, en la que abundaban los instrumentos á medio terminar. En el valle del río Tardoire han sido citadas también dos estaciones solutrenses, llamada la una la gruta de Fadets, situada en el bosque de Roc, y la otra la llamada de Placard, que ha sido perfectamente descrita por M. Maret, que ha realizado los trabajos en la misma con exquisito cuidado para utilizar los datos estratigráficos, que son de la más alta importancia, permitiendo demostrar que los depósitos solutrenses se hallan incluídos entre los musterienses que los soportan, y los magdalenenses que los recubren, y aun pue de afirmarse que todavía puede admitirse una división dentro de esta época, pues los depósitos solutrenses hállanse separados en dos partes por una capa completamente estéril, pero que permite ver la existencia de las puntas en hoja de laurel en la parte inferior y las puntas denomi nadas de sierra en la parte superior de la misma.

En la cuenca del río Dordogne, en la localidad llamada Edón, se hallan las famosas cuevas de Gavechón, y puede decirse en general que este departamento del Dordogne es el más rico de Francia en estaciones pertenecientes á esta época; pues aparte del ya citado, se encuentran en Bourdeilles dos grutas solutrenses llamadas la del Asno y el Hornillo del Diablo, exploradas por el paleontólogo Vibraye; en el mismo departamento, y en el valle del río Isle, cerca de Perigeux, cítanse también puntas solutrenses, y en Excideuil está la tantas veces citada gruta de la Iglesia, que puede considerarse como una de las más clásicas de la época. La parte, sin embargo, más notable, bajo este concepto, de todo el departamento, es el conocidísimo valle del Vezere, en uno de cuyos ayuntamientos, el de

| Tayac, se hallan cuatro notabilísimas estaciones: la Garganta del Diablo, en la que ha descubierto Lartet puntas en hoja de laurel; la tan clásica de Cro-Magnón, en la que Massenat ha encontrado una punta de este tipo; la de Eyzies, que ha proporcionado algunas sierras curvas; y por último, la de Laugerie-Haute, que es tal vez la más rica de todas las estaciones citadas, y donde Mortillet determinó por vez primera la superposición del magdalenense sobre el solutrense, que, si bien había sido reconocida por Franchet no mereció una plena confirmación hasta las excavaciones de Massenat. Deben citarse lo que se puede considerar como talleres de esta época, que son los de Belcaire y la Rochette, cerca tambien del más conocido de la Balutie.

En el Mediodía de Francia, en la cuenca del río Gironde y el Adour, pueden también citarse algunos yacimientos que han dado objetos solutrenses, como son: el denominado de Soumensac, cuyos instrumentos están tallados en calcedonia casi transparente, siendo la estación más interesante de toda esta región la de Saussaye, descubierta por Pottier, y que puede considerarse como un taller de fabricación en el que se empleaba pedernal pardo de mediana calidad, y otro arcilloso que es una especie de jaspe muy ordinario; las dimensiones de los instrumentos de esta procedencia son bastante grandes, pues algunos de ellos presentan 187 milímetros de longitud por 69 de anchura, y en esta estación se han encontrado algunos ejemplares de una forma muy particular que pueden dar la transición al robenhausiense, si bien sigue predominando en absoluto el pedernal en vez del hueso. En la cuenca del Ródano se han encontrado restos solutrenses, casi todos ellos mal construídos y á medio tallar en la llanura de Gargas, departamento de Vaucluse, estando labrados en un pedernal opaco y amarillento. La estación típica de Solutré, que ha dado el nombre á la época, está situada cerca de Macón, y ha proporcionado, además de los instrumentos, una gran cantidad de huesos; el pedernal en que están tallados los objetos es muy puro y en la superficie de un hermoso color blanco que caracteriza las piezas procedentes de esta localidad, y procede de unos nódulos que se encuentran en las arcillas.

La época que estamos describiendo, que ha sido la más corta por su duración de las cuatro en que se divide el terreno cuaternario, ha dejado, sin embargo, representación en varios países fuera de Francia, en la que Mortillet afirmaba en 1885 que existían unas 40 localidades diseminadas en 14 departamentos. Fuera de Francia pueden citarse yacimientos de esta época en Bélgica, Inglaterra, el N. de Italia, y probablemente en nuestro país. Entre las grutas exploradas cerca de Dinant, en Bélgica, por el antropólogo Dupont, hay una conocida con el nombre de TrouMagrite, que representa un nivel que puede considerarse como perteneciente al solutrense, no sólo por existir en la base el musteriense, sino porque las capas superiores pertenecen sin duda alguna al magdalenense, habiéndose encontrado en los estratos medios pedernales tallados en for ma de hoja de laurel. En Inglaterra, Mello y Boyd Dawkins han explorado las grutas de Creswell, situadas en el Derbyshire, habiendo hecho notar las mismas supersposiciones que en Francia, pues en las capas inferiores de los yacimientos se han encontrado instrumentos groseramente trabajados sin mezcla de objetos de hueso, debiendo, por tanto, asignarse á la época musteriense; en los estratos superiores los objetos están tallados en sílex, pero con una delicadeza extremada, y se encuentran también algunos en hueso, habiéndose recogido entre los dos niveles citados hachas talladas en forma de hoja de laurel, no sólo en esa localidad, sino también en Robin Hole. Los yacimientos del N. de Italia han dado lugar á extensas discusiones, á las que ha puesto térmido últimamente la conocida competencia del antropólogo Verneau; nos referimos á las gru. tas de Menton, situadas en Italia en la provincia de Vintimiglia, que fueron primero descritas por Pérez y Ferel, y exploradas posteriormente por Riviére. Los rascadores, que abundan mucho en todo el depósito, demuestran perfectamente que pertenecen á épocas posteriores à la musteriense, y por otra parte la ausencia de instrumentos de hueso permite dudar acerca de su inclusión en el magdalenense, si bien se han encontrado esqueletos humanos que para algunos han complicado un tanto la designación de la época, per

mite afirmar que el yacimiento es solutrense la gran cantidad de puntas en sierra, á pesar de no existir en el yacimiento las de forma de hoja de laurel; son de pequeño tamaño, condición impuesta por los pedernales de la localidad, y la talla no es tan terminada como los buenos ejemplares de este tipo, debido, sin duda, á la naturaleza de los materiales, si bien algunas de muy pequeño tamaño son análogas á las de Excideuil; todas las modificaciones prueban, sin duda algu na, que no es posible aceptar un criterio muy cerrado en la generalización de las épocas creadas para Francia por Mortillet. En Argelia, y procedentes de la provincia de Constantina, en una localidad conocida con el nombre de TahetHent-Nadja, han sido citadas por Thomás algunas hachas cuya talla las une por completo á las solutrenses, cubiertas de una patina blanca muy característica.

Por su metereología la solutrense es una época de transformación, análogamente á lo que ocurre por su industria, pues de muy húmedo que era durante la época precedente se ha transformado en excesivamente seco, ocasionando cambios muy notables, entre los cuales no es el menor la falta casi completa de la nieve, que lleva consigo la desaparición, ó al menos la disminución, de los glaciares, que disminuyen mucho de extensión por faltarles materiales para constituirse; las lluvias han disminuído también considerablemente, y por tanto los ríos se han reducido bastante en amplitud y en caudal; y si bien el deshielo de los antiguos glaciares ha sostenido algún tanto la importancia fluvial, ha sido en cantidad mínima por el largo período de tiempo que se ha desarrollado; como corolario de todo esto han terminado las grandes denudaciones, porque el trabajo mecánico y la erosión de los cursos de agua ha disminuído considerablemente, dando también origen á que varíe el aspecto de los valles. Disminuyendo la cantidad de vapor de agua, bien bajo la forma de nubes ó de nieblas, la acción del sol es más poderosa, aumentando las temperaturas estivales y disminuyendo las de invierno, porque la radiación del calor es más fuerte, dando por resultado total el que se acentúen las temperaturas extremas. Colocado entre el clima húmedo, frío y brumoso de la época musteriense, y el clima seco y muy frío en el invierno de la magdalenense, la época solutrense gozó de un cielo más puro que la primera y de fríos menos rigurosos que la segunda, siendo, por tanto, el clima relativamente más dulce que en ninguna de las dos, atribuyendo á esto Mortillet los grandes progresos industriales que durante esta época se se realizan.

Es difícil establecer de un modo exacto la lista de la fauna solutrense, porque sus yacimientos están muy en contacto con los de las épocas inmediatas, siendo, por tanto, difícil la separación de los pertenecientes á cada una. La fauna más rica de todos los yacimientos conocidos es la de las grutas de Mentou, que contiene, según Rivière, unas 55 especies de animales terrestres, ó sea todos los que se encuentran en el resto de los yacimientos estudiados, á excepción de seis, que son el león, la rata de agua, el Cervus tarandus, que precisamente aparece en todos los otros, el Antilope saiga y el bisonte; pero debe advertirse que es una fauna muy mezclada, pues el sólo dato de la presencia de tres especies de oso permite afirmar la sucesión de diferentes épocas. Una fauna exclusivamente solutrense es la de Excideuil, estudiada por Parrot, que ha enumerado 11 especies, y pueden considerarse como típicas las dos faunas de Solutré, la inferior y la superior, estudiadas por Arcelín, siendo las más importantes diferencias que el oso de las cavernas se encuentra sólo en la inferior y el ciervo en la superior; los otras faunas estudiadas están bastantes mezcladas, pues las de Thorigne, tanto la de Bigote y la de Chevre, pertenecen al musteriense y al solustrense, y en la cueva de Margot se complica más por haber tipos que perte necen al magdalenense.

Los bovidos son tal vez los más extendidos en la época solutrense, pues aparecen en todas las estaciones continuando las formas de las épocas anteriores, y puede decirse que constituían la base de la alimentación en este período, y se han continuado posteriormente hasta la época actual, pero los restos que se encuentran no permiten establecer una determinación exacta y una nomenclatura clara, pues en la fauna de Excideuil,

el Mediodía de Italia. Es necesario advertir que no todos los restos de los caballos cuaternarios ofrecen la uniformidad que los de Solutré, pues existen diferencias tales que han permitido el crear diversas especies, pues además del Eques fossilis existe el Equus Adamiticus, el priscus, el brevirrostris y otros varios; pero según Mortillet, todas ellas son simples sinonimias ó varie. dades de poca importancia; así, por ejemplo, aproximándose al terreno plioceno, ciertos dien tes se presentan más plegados que actualmente, bastando esto para que Owen haya creado la es pecie plicidens. Algunos observadores han encontrado restos de una talla muy pequeña, considerándolos como pertenecientes al asno, y ha biendo creado la especie Equus asinus fossilis; pero en realidad no puede esto admitirse como completamente exacto.

Después del caballo el animal más abundante en todas las estaciones solutrenses es el reno ó Cervus tarandus, de tal modo que algunas estaciones han sido confundidas con las de la época siguiente ó magdalenense, que se denomina también Edad del reno, pudiendo afirmarse tambien, por tanto, que este animal que aparece en la época musteriense se desarrolla en la solutrense y alcanza su apogeo en la magdalenense, vuelve á emigrar hacia el N. en la época actual, siendo un verdadero problema el estudio de cómo y cuándo se ha realizado esta emigración. Afirma

por ejemplo, se ha determinado el Bison europeus tan sólo por una vértebra dorsal con la apófisis espinosa muy larga, siendo imposible determinar los otros restos de este grupo. Durante el solutrense, como en las épocas anteriores y siguientes, existían en Europa dos grandes especies de bovidos, el bisonte y el toro; pero su sinonimia es muy compleja, como se prueba con el recuerdo de dos figuras de Herberstein, en una de las cuales dice: «yo soy el urus que los poloneses llaman tur, los alemanes aurche y el vulgo bisonte, y en la otra dice: «yo soy el bisonte que los poloneses llaman suber, los alemanes wysent y el vulgo urochs.» Los autores y naturalistas alemanes llaman aurche al buey y urus al bisonte, habiendo seguido esta interpretación el célebre Brehm en su excelente libro La vida de los animales, pero en cambio todos los autores y naturalistas han aceptado la interpretación inversa. El verdadero toro ó gran bestia cuaternaria está caracterizado por un dorso casi rectilíneo, con las extremidades gruesas, la frente aplastada y el vértice en línea recta; los cuernos se insertan al nivel superior de la frente, son muy largos y aplastados hacia adelante, sobre todo en la hembra, y es el verdadero urus, Bos primigenius de Bojanus, Bos urus priscus de Schlotteim y Taurus fossilis de Baer. El bisonte cuaternario se caracteriza por tener la parte anterior del cuerpo muy desarrollada, con el dorso alto y arqueado, lo que hace que las apó-se que tuvo lugar al fin del período magdalefisis espinosas de las vértebras dorsales estén muy alargadas; los miembros son más esbeltos que en el buey ordinario, la frente redondeada y sobresaliendo de la inserción de los cuernos, que son divergentes, poco encorvados, cortos y gruesos, siendo éste, por tanto, el verdadero aurochs, que es la especie fósil de Cuvier, el Bos buffalus de Pallas, el Bos priscus de Bojanus, el Bison europeus y el Banassus bison de otros varios autores. Los bóvidos pueden dividirse muy bien en dos grupos muy naturales: el bisonte con joroba y el toro sin ella; por tanto, el urus ó gran bestia, ó sea el Taurus primigenius, es el origen ó tronco de las dos especies, si bien el bisonte sólo vive actualmente verdaderamente degenerado en las selvas de Lituania; era el urus más alto que los actuales toros, ó sea el doble en volumen, siendo también más grande que el actual el bisonte de aquella época, existiendo además de estas dos especies otra de menor tamaño, que es la que Owen denominaba Bos longifrons, pero que en realidad debe considerarse como el Taurus longifrons.

El animal más extendido sin duda alguna en la época solutrense era el caballo, pues aparece en todas las estaciones cuya fauna se ha estudiado, siendo verdaderamente prodigiosa su abun dancia en alguna, como en la de Solutré, donde sus restos forman ellos solos acumulaciones grandísimas hasta de 3 metros de espesor, extendién dose en más de 100 metros de longitud y pudiendo calcularse en unos 30000 el número de caballos allí existentes; el caballo de Solutré ha sido perfectamente descrito por Toussaint, profesor de la Escuela de Veterinaria de Lyón, teniendo los siguientes caracteres: era de pequeño tama ño, pues su talla oscilaba entre 1,36 y 1,38 metro, no pasando de 1,45 los individuos de mayor tamaño; los dientes presentan un tamaño que pueden permitir confundirlos con los animales de mucho mayor tamaño; la cabeza es muy gruesa proporcionalmente á la talla, y las mandibulas inferiores son muy largas y desarrolladas, correspondiendo esto con los grabados de este animal de la época magdalenense. Los restos de los caballos de Solutré presentan una uniformidad de caracteres muy notable, lo que indica una verdadera pureza de raza, bastante análoga á la que actualmente vive en el Mediodía de Francia y que se conoce con el nombre de caballo de la Bresse; aunque de alguna menor talla presentaba grandes masas musculares, cabeza gruesa y cola abundantísima; sus miembros, si bien son musculosos y fuertes, con las articulaciones anchas, no dejan de ser bastante finos. En los metacarpos y metatarsos del caballo de Solutré no se observan soldaduras de los huesos rudimentarios con el hueso principal, en tanto que en la época actual se encuentran generalmente soldados, siendo este un carácter que establece alguna relación entre el caballo cuaternario y el Hipparion terciario, habiéndose observado un hecho análogo por Major en los restos cuaternarios de los caballos de Otranto, en

nense y coincidiendo con la terminación de los tiempos geológicos, realizándose, si bien gradualmente, con una relativa rapidez; en efecto, prescindiendo de las turberas muy antiguas del Mecklemburgo, en las que se encuentran asocia dos el reno, el aurochs y un gran ciervo, el reno no ha sido señalado en Alemania en ningún pe ríodo de la época actual, pues el animal citado por César en el bosque Erciniano era evidentemente un ciervo. En la parte S. de Europa, el reno, que abunda bastante en la vertiente septentrional de los Pirineos, no parece tener repre sentación en nuestra patria, faltando por com. pleto en Italia, pues en las mismas estaciones de Niza y Vintimiglia no ha sido recogido este animal por ninguno de sus exploradores, pues es preciso advertir que las especies de este animal que se han citado dependen de la verdadera fiebre de especificación que domina en el estudio de las especies fósiles, que han sido creadas sin ritmo ni medida, y que posteriormente tienen que ser abandonadas como las 5 ó 6 á que ha dado origen el reno, debido sin duda á que existen algunas variedades de este animal, como lo demuestra el que los procedentes de Thorigne son de muy pequeño tamaño, y los de Solutré, por el contrario, alcanzan una gran talla.

La prodigiosa abundancia de huesos de caballos en Solutré ha permitido suponer que en esta época pudo tener lugar la domesticidad de los animales, pues se han encontrado demasiados restos para admitir que procedan tan sólo de la caza; por tanto es perfectamente lógico admitir que deben proceder de la muerte regular de los animales sujetos á la domesticidad. De todos los animales, el perro es ciertamente el más domesticado y el más modificado por vivir en contacto con el hombre, siendo, por tanto, según todas las inducciones lógicas, el más antiguamente domesticado, y así lo prueba el que los restos de cocina ó paraderos descubiertos en Dinamarca tan sólo presentan restos procedentes de este animal; además es el primero y el único que se encuentra domesticado en la actualidad en algunos pueblos salvajes, y uno y otro hecho de penden sin duda de que es el animal más útil á un pueblo cazador y nómada. A pesar de todo esto, en ninguno de los yacimientos pertenecientes á la época solutrense, ni aun á la magdalenense, se encuentran restos de este animal, lo que establece una verdadera negación contra la domesti cidad de todos los demás animales. El reno, animal bien conocido de los hombres solutrenses, como lo indica el que ha sido el primero que han dibujado, no estaba domesticado en esta época á pesar de lo verdaderamente útil, puesto que se servía de su piel como vestido, de la medula de sus huesos para preparar sus pieles, de sus tendones para hacer hilos, de sus cuernos para armas y objetos de lujo. La prueba de que no se hallaba domesticado es que jamás se encuentra completo su esqueleto en las estaciones solutren ses, pues sólo se encuentran los huesos de las partes más útiles y aprovechables,

como las an.

cas, las costillas y la cabeza, lo que prueba que el animal muerto por el cazador era despedazado, utilizando ó transportando tan sólo las partes que más le convenían, y tan sólo excepcionalmente se transportaba el animal entero, llevándole atado por las cuatro patas, como aparece dibujado en algunas esculturas de esta época; confirmase, además, la anterior hipótesis por el examen detenido de los mismos huesos, pues el reno salvaje es mucho más esbelto y de miembros más finos que el domesticado, siendo especialmente el pie lo que más le diferencia.

Debe tenerse en cuenta que la domesticación del reno no fué seguramente posible sin la intervención del perro, pues el gran naturalista Carlos Vogt se expresa de este modo: «Cualquie ra que haya visto una sola vez un rebaño de renos habrá comprendido inmediatamente la imposibilidad de guardarle sin perros enseñados ad hoc. Es un animal tan indócil, estúpido y de mala voluntad, y presenta además tal facilidad para su vuelta al estado salvaje, que el hombre no hubiera podido domesticarle sin la intervención del perro. Los bóvidos, como el reno, tampoco se encuentran en las estaciones solutrenses más que descuartizados, debiendo por la misma razón haber sido muertos por la caza; no ocurre lo mismo con los restos de caballo que se hallan completos en la aglomeración de los mismos, que se llama magma de Solutré, debiendo proceder por tanto estos animales de muerte y descuartizamiento realizados en la misma estación, pues el descuartizamiento es indudable porque, si bien se encuentran todos los restos, no parecen agrupados de una manera regular, pues apenas se hallan pequeñas series de vértebras ó los huesos de un miembro colocados en su posición natural. No prueba, sin embargo, la presencia de todos los huesos la domesticidad de los animales, porque á poco que se conozcan las costumbres de los mismos se sabe que el caballo se somete con verdadera facilidad cuando no encuentra medio de escaparse ó defenderse, pudiendo afirmarse que está domado, pero de ninguna manera domesticado; los habitantes solutrenses habían cazado indudablemente una porción de caballos vivos, ya por el lazo, ya por medio de trampas, manteniéndolos sujetos por la cabeza hasta el momento de matarlos. Toussaint ha reconocido que en Solutré no se encuentran apenas caballos viejos, pues la mayoría de los restos está formada por caballos en su pleno vigor, de cuatro á siete años, pudiendo asegurarse que el no matar más caballos que los de la edad apetecida es una prueba evidente de la no domesticidad de dicho animal, porque en los rebaños de caballos salvajes son siempre los adultos y los más vigorosos los que protegen la retirada del rebaño, siendo por esto los más expuestos á caer en manos del cazador; al cabo de dos ó tres años adquiere el caballo todo su desarrollo, al menos en lo que se refiere á sus masas musculares, y si hubiera estado domesticado habría sido muerto á esta edad, pues no es posible suponer que le cazaran y le vigilaran durante dos ó cuatro años, aparte de que en aquella época no disponían los habitantes de establos donde guardarlos, habiéndose visto obligados á dejarlos al aire libre, cosa imposible, puesto que no contaban con el perro para que los guardara; queda, por tanto, como improbable la domesticidad del caballo en la época solutrense.

En los yacimientos de Solutré se han encontrado sepulturas en gran número, habiendo dado esto lugar á la duda de si existió en aquella época un verdadero cementerio ó si pertenecen estas sepulturas á épocas posteriores. Ferry ha descubierto en todas las sepulturas, con huesos humanos, pedernales tallados, huesos de caballos y de renos, y ha deducido que pedernales, caballos, renos y hombres pertenecen á la misma época y son contemporáneos; pero Mortillet considera esta deducción como falta de lógica, fundándose en que está el suelo tan verdaderamente lleno de pedernales y de huesos que es imposi ble verificar un enterramiento sin que se produzca esta mezcla, pues si actualmente se inhumara una persona en aquel terreno se encontrarían sus huesos en contacto con los restos de caballo y reno y los instrumentos de pedernal. Según Mortillet, pueden dividirse las citadas sepulturas en dos grupos: el primero se encuen tra en el Cro du Charnier, y se compone de sepulturas muy profundamente cavadas en una capa arqueológica muy potente, capa que con

tiene cenizas y huesos quemados, perfectamente determinados en algunos puntos; las sepulturas hállanse colocadas entre estos restos ó verdade. ros hogares, hasta el punto que Ferry y Arcelín les han dado el nombre de hogares-sepulturas; los esqueletos humanos hállanse colocados en las posturas más diversas é irregulares, entremezclados entre pequeñas piedras calizas, colocadas encima, debajo y á los lados sin orden ni concierto. El segundo grupo rodea al primero, y se halla formado por sepulturas más superficiales y más regulares, en la que los esqueletos están apoyados á lo largo del dorso y los brazos alargados á lo largo del cuerpo, hallandose limi tado todo él por pequeñas lanchas calizas que constituyen como una verdadera caja, limitando las partes superior é inferior de la misma; las sepulturas de este grupo se encuentran situadas en el camino de acceso al Cro du Charnier en los campos inferiores al mismo y aun en el mis mo vértice de la colina. Este grupo es actualmente el considerado como más reciente, y aun algunos le han descrito como merovingio, y en realidad no puede resolverse categóricamente la cuestión, afirmándose sólo que las sepulturas con cenizas son las solutrenses. Mortillet afirma que los dos grupos de sepultura son de la misma época y su diferencia está en que las primeras han sido alteradas por deslizamientos del terreno, y unas y otras reposan sobre las margas liásicas formadas por estratos completamente impermeables, lo que explica el nacimiento de la fuente en la parte inferior del mismo, pero que ha dado lugar á los movimientos de los estratos, que han alterado las sepulturas y que han originado el aumento de espesor de la capa arqueológica y la profundidad de las sepulturas; la prueba de esta acción hállase en el plegamiento de algunos estratos, en la destrucción de las tumbas, y en las mismas posiciones raras y extravagantes en que se encuentran los esqueletos. Los tiempos geológicos no han dado hasta hoy ningún ejemplo auténtico de sepultura, y tan sólo Solutré hace excepción á esta regla; pero demostrada con seguridad la época completamente posterior y tal vez actual del cementerio de Cro du Charnier, no queda duda alguna de la generalidad de la ley.

El mismo problema que las sepulturas de Solutré plantearon las denominadas de Menton, yacimiento de que ya hemos hablado, con la sola diferencia de que los esqueletos encontrados en las grutas de la frontera de Francia é Italia pertenecen á la época rebenhausiense. Débese el descubrimiento de estos esqueletos humanos á las excavaciones practicadas por Rivière en las grutas de Baoussé-Rousses, y que han recibido el nombre de hombre de Menton. Dichos esqueletos proceden evidentemente de inhumaciones, como lo demuestran el que sus huesos se hallan articulados en la posición natural y que les acompañan algunos objetos funerarios, enterra. dos sin duda alguna con los cadáveres. En el ejemplar de hombre que se encuentra actualmente en las colecciones del Museo de París se ha notado la existencia de laminillas de hierro oligisto, con el que indudablemente fué espolvoreado, haciendo más presumible esta hipótesis el haberse encontrado junto á él un saquito conteniendo este mineral. Ahora bien: para que dicho individuo se enterrara en la capa arqueológica en que yace es preciso que haya sido posterior á la misma, y queda por tanto por determinar la época á que pertenecía, no teniendo más datos que los objetos que le acompañaban. El depósito arqueológico de Baoussé-Rousses, tan rico en sílex tallados y en restos de huesos, no contiene ningún instrumento en hueso ni en cuerno de ciervo; pertenece por tanto en la base á la época musteriense, como lo prueban los instrumentos en cuarcita y su fauna, y el resto al solutrense. Con los esqueletos se han encontrado algunos instrumentos en hueso, especialmente un punzón, cuya forma es completamente robenhausiense, que se encuentra fijado en la frente del esqueleto del Museo, lo que permite suponer que dicho hombre tenía la cabeza cubierta de una especie de casco formado de conchas aguje. readas, guarnecido alrededor por caninos de cérvidos. En el Museo Prehistórico de Saint-Ger

nain, cerca de París, existe también, procedente de la misma gruta, un fragmento de hacha pulida y un trozo de anillo de piedra característico del robenhausiense; por todo lo anterior las sepulturas de Menton deben considerarse como

pertenecientes á la citada época robenhausiense, característica por las inhumaciones en las caver nas, debiendo terminarse afirmando que no exis. te ningún documento auténtico respecto del hom. bre solutrense.

SOLVEIRA: Geog. Lugar de la parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias, ayunt. de la Merca, p. j. de Celanova, prov. de Orense; 96 habits. Lugar de la parroquia de San Salvador de Solveira, ayunt. de Paderne, p. j. de Allariz, prov. de Orense; 331 habits. || Lugar de la parroquia de San Pedro de Solveira, ayunt. y partido judicial de Ginzo de Limia, prov. de Orense; 289 habits. Lugar de la parroquia de San Adrián de Solveira, ayunt. de Viana, p. j. de Viana del Bollo, prov. de Orense; 218 habitantes. | V. SAN ADRIÁN, SAN PEDRO Y SAN SALVADOR DE SOLVEIRA.

SOLVENCIA (de solvente): f. Acción, ó efecto, de solventar.

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Larga es y atrasada la deuda en que estoy con usted, y no trataba aún de desempeñarla, por no estar SOLVENTE en tiempo y nego cios; etc.

JOVELLANOS. SOLVER (del lat. solvěre): a. ant. Desatar ó resolver.

. síguese la proposición que hizo (Sansón á los mancebos, que le honraban en las bodas la cual ellos SOLVIERON, declarandogelo. ALONSO DE MADRIGAL.

SOLVICHEGODSK: Geog. C. cap. de dist., gobierno de Vologda, Rusia, sit. en la orilla derecha del Vichegda, 20 kms. aguas arriba de su confluencia con el Dvina; 1500 habits. Es una c. decaída. Salinas muy importantes en otro tiempo, ahora agotadas y abandonadas. Hermosa catedral del siglo XVII.

SOLWAY: Geog. Firth ó golfo del Mar de Irlanda en la costa S.O. de Escocia y N.O. de Inglaterra, entre Ross Island al N.O. y Saint Bees Head al S. E., con anchura de 41 kms., sobre cuya entrada pasa el f. c. sobre un viaducto de 1791 m. de largo, entre Bowness y Annan. Sus costas pertenecen á los condados de Wigton, Kirkudbright, Dumfries y Cumberland. SOLZO: Geog. V. SOLOZERO.

SOLLADO: m. Mar. Unión de tablas, á modo de tarima, que se hace sobre el plan de los pañoles para el resguardo del bizcocho.

SOLLADOR (de sollar): m. ant. El que sopla como fuelle.

SOLLAMAR: a. Socarrar una cosa con la llama. SOLLANA: Geog. Lugar con ayunt., p. j. de Sueca, prov. y dióc. de Valencia; 1674 habitantes. Sit. cerca de la Albufera de Valencia, en el f. c. de Silla á Cullera, con estación intermedia entre Silla y Sueca. Terreno llano regado por acequias que toman agua del río Júcar; cereales, arroz y legumbres. Fué señor de este pueblo el duque de Híjar, y en él tuvo un convento la Orden militar de la Merced.

SOLLANO: Geog. Barrio del ayunt. de Zalla,

P. j. de Valmaseda, prov. de Vizcaya; 73 ha

bitantes.

SOLLÁNS: Geog. Aldea de la parroquia de San Juan de Calo, ayunt. de Teo, p. j. de Padrón, prov. de la Coruña; 69 habits,

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