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dos en el Teatro de Novedades en 1888. Además, por la Batalla de reinas, la Academia Española, en el último año citado, otorgó á Soler el premio de la Reina Regente, que consistía en 5 000 pesetas, concedidas al mejor drama que en 1887 se hubiese estrenado en cualquiera de los teatros de la península. No satisfecho con los lauros conquistados, buscó Soler otros escribiendo el poema dramático Judas, y produciendo dos años más tarde un nuevo poema dramático titulado Jesús. Judas le valió un señalado triunfo literario; pero el público, poco avezado á aquella forma dramática, no recompensó al autor. Este luchaba desde tiempo atrás con Angel Guimerá. Mientras trabajaba fervorosamente en su poema dramático Jesús, supo que Guimerá escribía á toda prisa otro Jesús que había de ser estrenado en Novedades. Libróse la batalla entre los dos poetas. La obra de Guimerá proporcionó lauros à su autor y pingües beneficios á la empresa. La de Soler, estrenada en el reducido escenario de Romea (Teatro Catalá), poco á propósito para obras de espectáculo, produjo al que lo escribió muchos más quebrantos que laureles. Los íntimos de Federico Soler abrigan la creencia de que el poema dramático Jesús fué la causa de terminante de la enfermedad cardíaca que, tras no pocos meses de sufrimiento, condujo al sepulcro al fecundo poeta. El cadáver fué trasladado al salón de descauso del Teatro Romea, convertido al efecto en capilla ardiente. De todas partes llegaron telegramas de pésame. El entierro fué una imponente manifestación de duelo de todas las clases sociales. Soler recibió sepul

tura en el cementerio Antiguo. Cuando se termine el panteón de catalanes ilustres, será trasladado á él. Su retrato figura, según creemos, en Barcelona desde agosto de 1896 en la galería de catalanes ilustres. Con el producto de su trabajo logró el poeta relojero acumular una modesta fortuna que legó á sus hijos. El número de obras de todas clases del insigne escritor pasa de 100, como puede verse por la siguiente lista: Singlots poétichs; Lo cantador, en dos actos; ¡Ous del día!, en íd., Lo castell dels tres dragóns, en íd.; La vaquera de la pigarossa, en íd.; La venjansa de la Tana, en íd.; Los héroes y las grandesas, en íd; L'últim rey de Magnolia, en tres actos; La butifarra de la llibertat, en un acto; La esque lla de la Torratxa, en dos actos; Las píldoras de Holloway, en un acto; Lo boig de las campa nillas, en íd.; Un barret de riallas, en íd.; Lo

al castellano con el título de Hiera de la masia, interpretandolo Rafael Calvo y otros. Después del triunfo de Las joyas había renunciado Soler al seudómino. Conocido el éxito de Las euras del mas, abandonó la costumbre de negarse á salir á las tablas al ser llamado por el público. Al final de la representación de Lo collaret de perlas, drama de sensación estrenado en marzo de 1870, Soler se presentó en escena á recibir los aplausos de los espectadores entusiasmados. Siguieron á esta obra Los egoístas (diciembre de 1870), comedia de costumbres barcelonesas, á la que precedió Lo reguer de Vich, estrenada en el verano de 1870; L'apotecari d' Olot, que se estrenó en el teatro de Olot en el verano de 1871. Esta última comedia y la titulada Los polítichs de gamb to se pusieron en escena en Barcelona en 1871, año notable en la carrera literaria de Soler, no sólo por el triunfo que alcanzó á fines del mismo Lo rector de Vallfogona, sino también porque el dramaturgo abandonó definitivamente su relojería para consagrarse en cuerpo y alma al teatro Lo rector de Vallfogona colocó al poeta en el punto más alto de su reputación, confirmada en el brillantísimo éxito de la comedia L' Angel de la Guarda (abril de 1872), por la que se declaró á Soler observador profundo del hombre y de la sociedad, creador de tipos nuevos y espontáneos é inventor de situaciones de primer orden. Al triunfo de esta comedia siguió el de un drama popularismo, La dida (octubre de 1872) Vinieron luego La creu de la masia, en colaboración con Lasarte (abril de 1873), y Lo ferrer de Tall (1874). Con las estrepitosas ovaciones tributadas á esta obra, más efectistas si cabe que las anteriores, puede darse por cerrado el período triunfal de la carrera dramática de Soler. Este había obtenido el primer premio, consistente en una flor natural, en unos Juegos Florales que presidió su intimo amigo Manuel Angelón, por su poesía titulada Lo baster del esquirol, pero sus detractores cuidaron de que aquel triunfo no tuviera resonancia. Sin darse por vencido el poeta, concurrió á los Juegos Florales que en mayo de 1875 se celebraron en Barcelona, formando el jurado calificador esclarecidos poetas catalanes, valencianos y provenzales. Soler adoptó mil precauciones para evitar que nadie conociera al autor de las poesías que envió á dicho certamen, en el que alcanzó tres premios ordinarios y alguno extraordinario, con lo cual sus mismos detractores, ante una multitud entusiasta, hubieron de proclamarle maestro en gay saber. Entre las poesías de Soler allí pre-punt de las donas, en íd.; Faust, en íd.; Il Promiadas, figuraban las tituladas Cansó dels aucells y Los compánys de Sertori. Pocos días después, en el Restaurant de Francia y en honor del laureado poeta, se celebraba un banquete al que asistieron los principales escritores, actores, pintores escultores de la capital del principado. y Soler profesó siempre ideas avanzadas. Antes de la revolución de 1868 fué un revolucionario entusiasta. En abril de 1870, cuando la insurrección de Barcelona, Gracia y otros pueblos del llano contra las quintas, hospedó en su casa á José Anselmo Clavé, Antonio Altadill y otros que en Barcelona dirigían el alzamiento; en enero de 1874, al conocer el golpe de Estado del general Pavía, arriesgó su vida arengando como fogoso tribuno á un batallón acantonado en Gracia, é incitándole á que se mantuviera fiel á la República y no siguiera á los generales Martínez Campos y Turón, que se disponían á secundar el golpe de Estado. Sin pertenecer á ningún partido político determinado, mostró siempre al federal gran simpatía, concurriendo á las veladas que éste celebraba. La decadencia del dramaturgo comenzó en 1874. Celoso como ninguno de su fama, Soler, en el último período de su vida, pareció deslumbrarse un día ante la dramática de Echegaray; luego intentó seguir corrientes extranjeras, ya en desuso; más tarde se preocupó con la acogida dispensada á otros autores regionales. Fugazmente pasaron por el teatro sus producciones en los últimos años, con protestas de aquel público antes tan sumiso. Si alguna sobrevivió, pertenecía de seguro al tipo primitivo del teatro catalán. Sin embargo, de sus dramas y comedias de dicho tiempo, cuatro alcanzaron primeros premios: Lo dir de la gent, comedia, en los Juegos Florales de Barcelona en 1879; Sota terra, drama, en el certamen literario del Círculo Español de Valls en 1882; Batalla de reinas, en el certamen literario del Centro de Lectura de Reus, en 1884; y La rondalla del infern, drama, en los Juegos Florales de Barcelona celebra-,

jeta, en íd.; L'últim trenca l'ós, en íd.; Liceístas y cruzados, en dos actos; L'Africana, en un acto; La mort de la Paloma, en íd.; En Joan doneta, en íd.; ¡Cosas del oncle!, en íd.; Palots y ganxos, en íd.; Las carbassas de Montroig, en dos actos; Un mercat de Calaf, en íd.; Un ciri trencat, en íd. Dramas en tres ó cuatro actos: Las joyas de la roser; ¡0 rey 6 res!; La rosa blanca; Las euras del mas: Lo collaret de perlas; Lo rector de Vallfogona; Lo ferrer de Tall; La dida; Senyora y majora; La creu de la masía; Lo plor de la madrastra; Los segadors; Lo contramestre; Lo timbal del Bruch; Conceller y monarca; Lo veguer de Vich, Lo forn del rey; Cércol de Foch, La banda de bastardía; La ralla dreta; Sota terra Lo pubill; Lo lliri d'aygua; Batalla de reinas, La pesca de mort, en colaboración con José Martí y Folguera; La filla del marxant, en colaboración con José Feliu y Codina; La fals, en colaboración con Francisco Pelay y Briz; Lo llibre del honor, en colaboración con Mata y Maneja; Lo monjo negre; La rondalla del infern; Judas; Barba. rroja; Jesús. Comedias en tres ó más actos: Las papallonas; Las modas; L'urbanitat; Las francesillas; L'ángel de la Guarda; La bala de vidre; Los egoístas; Se dice...: Politichs de gambeto, L'apotecari d'Olot; L'hostal de la Farigola; Los desconfiats; Lo didot; La bruixa; Lo trinch de l'or; Lo rústich Bartoldo, en colaboración con Juan Molas; Bertoldino, en colaboración con los señores Molas y Feliu; Lo dir de la gent; L'hereuet; La cúa de palla; La má de l'inglés, en colaboración con los señores Molas y Feliu; Lo primer amor; La carta de navegar. Comedias en uno ó dos actos: Per carta de més; La campana de San Llop; A la vora del mar; Café y copa; Lo ret de la Sila; Los cantis de Vilafranca; Cura de moro; La sabateta al balcó; Lo jardí del general; La vivó del estornell; Lo rovell de l'ou, en colaboración con Feliu y Codina; A macha martillo; A posta de sol. Zarzuelas:

Los pescadors de Sant Pol; Si us plau per forsa; La festa del barri; Lo sagristá de Sant Roch: Lo moro Benani; Donya Guadalupe; Los estudiants de Cervera; La fira de Sant Genis; La rambla de las Flores, en colaboración con Feliu y Codina. Volúmenes de poesías: Poesías catalanas, ilustración de T. Padró; Nits de lluna, ilustración de J. L. Pellicer; Gra y palla, ídem, íd.; Cuentos de la vora del foch, ilustración de Moliné; Cuentos del avi, íd., íd.; Dotzena de frare (inédita), propiedad de la casa López; Judas de Keriot, poema. Dramas castellanos: El cercado ajeno; La hiera de la masia, traducción del catalán. Novela castellana: La batalla de la vida. Dejó varias obras inéditas, entre las cuales se cuentan los dramas y comedias Lo moro de las pantuflas; Lo compte Arnau (catalán); El conde Arnaldo (castellano); Honra absoluta (castellano); Lo guarga-agullas; Lo campaner de Palma; La gent del llam; Un carácter; Las faulas de Isop; La cansó del enfados, en un acto; Un tros de paper, en íd.; Los periodistas y La naranjera (en castellano).

- SOLER Y PERICH (PEDRO): Biog. Platero español. N. en Barcelona. M. en la misma capital á 11 de marzo de 1877. Mereció ser premiado en la Exposición de la Industria Española (1845) y en las Universidades de París (1855) y Londres laurel, de oro, destinada (1840) al duque de la (1862). Entre sus obras se cuentan la Corona de Victoria; otra Corona para un cantante (1850), y la Espada de honor regalada por la Diputapor la pacificación de Cataluña; la Corona regación provincial de Gerona al marqués del Duero lada (1874) en Barcelona al maestro Obiols, autor de la ópera Editta, y otras obras de carácter análogo.

-SOLER Y PLÁ (SANTIAGO): Biog. Político español. N. en Barcelona á 12 de marzo de 1839. M. en la misma ciudad á 1.o de julio de 1888. Estudió Filosofía en el Colegio de Figueras y Derecho en la Universidad de Barcelona, donde obtuvo el título de Licenciado (1862). Siendo aún estudiante formó parte de la redacción de El Constitucional, periódico barcelonés de cuya dirección estuvo encargado durante algún tiempo. Como demócrata figuró ya en la revolución de 1854. Triunfante O'Donnell en 1856, Soler se dedicó al estudio sin olvidar la propaganda de las ideas republicanas. En Barcelona abrió su bufete (1862), se contó entre los individuos del Comité democrático organizado en 1864, y fué individuo de la Junta revolucionaria formada en 1867. Fracasada en agosto de dicho año una tentativa revolucionaria, Soler huyó á Francia, pero regresó á Barcelona en el mes de diciembre. En septiembre de 1869 fué otra vez individuo de la Junta revolucionaria de dicha ciudad. Elegido alcalde segundo de aquella capital, logró también el triunfo como republicano en las elecciones de diputados á Cortes (1869). En 1873 fué secretario del Congreso, Ministro de Estado y después de Ultramar. Ejerciendo este último cargo se trasladó á la isla de Cuba; pero al llegar á la Habana hubo de presentar la dimisión, siguiendo el ejemplo de sus compañeros de Ga

binete Hasta su muerte se contó entre los más entusiastas defensores de la política de Castelar. Cuando falleció era concejal en la capital de Cataluña.

- SOLER Y ROVIROSA (FRANCISCO): Biog. Pintor escenógrafo español. N. en Barcelona á 24 de junio de 1836. Alumno de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, durante algunos años residió en París, al frente de los talleres de pintura de Cambón, y de regreso en Barcelona siguió contribuyendo al espectáculo de las representaciones teatrales de dicha ciudad, siendo numerosísimas las decoraciones que pintó para las obras El tulipán de los mares, De San Paul al polo Norte, El testamento de un brujo, La pata de cabra, La redoma encantada, Lo cant de la Marsellesa, El mango de la sartén, La magia nueva, Lo pont del diable, El mágico prodigioso, Romeo y Julieta, Clymenea, Lo rellotge de Monseny, Castell dels tres dragóns, La almoneda del diablo, Lo rustich Bertoldo, La Virgen del Pilar, De la terra al sol, Lohokeli y Partenope. Muchos de sus trabajos fueron para el Teatro Principal, el Liceo y el Circo Barcelonés, teniendo en varios por colaborador á Ballester. También son de Soler y Rovirosa numerosos trabajos decorativos, entre los que se cuenta el de la Sala Beethoven de Barcelona. Sus últimas obras, que

han tenido asimismo gran aceptación, las ha pintado para los dramas de espectáculo puestos en escena en el Teatro de Novedades de la misma ciudad.

La verdad es que las ciudades libres SUELEN concebir odio y siniestra opinión contra los ciudadanos que entre los demás se señalan. MARIANA.

... antiguamente bastaba un superior para mil monjes, y para tres mil, y cinco mil, que dice S. Jerónimo, y S. Agustín que SOLÍAN estar debajo de un superior.

P. ALONSO RODRÍGUEZ.

SOLERA (de suelo): f. Madero que, tendido á lo largo de una pared maestra, recibe las cabezas de las vigas.

- SOLERA: Piedra plana que ponen en el suelo para sostener los pies derechos ú otras cosas semejantes.

- SOLERA: Piedra redonda que en los molinos está debajo de la muela, y sobre la cual se muele el grano u otra cosa.

- SOLERA: prov. And. Madre ó lía del vino. - SOLERA: Const. Como su nombre indica, la solera sirve de apoyo, de suelo, á toda construcción superior; así, en las máquinas fijas la solera es tan pronto el entramado que sirve de apoyo á la máquina, y que por su elasticidad se emplea para amortiguar la trepidación producida por el movimiento de aquélla, tan pronto es una plancha de fundición ó hierro á que se ajustan con pernos ó tornillos, ó se sueldan, los diferentes elementos de la misma, tan pronto es la construcción de sillería, mampostería, ladrillo ú hor

- SOLER Y SÁNCHEZ (JOSÉ): Biog. Marino español. N. en Mahón á 9 de junio de 1796. M. en Jerez de la Frontera á 3 de noviembre de 1858. Empezó como aventurero á servir en los buques de la escuadra inglesa del célebre almirante Collingwood, que en las costas de nuestra península protegían la independencia española. Solicitó después carta-orden de guardia marina en España, y habiéndola obtenido sentó plaza en el departamento de Cartagena (16 de mayo de 1812). Sucesivamente obtuvo los empleos de alférez de fragata (1816); alférez de navío (1823); teniente de navío (1829); capitán de fragata (1839); capitán de navío (1846); brigadier (1850), y jefe de escuadra (1857). En el bergantín Vengador salió para la América septentrional conduciendo la correspondencia de oficio y pública, y al regresar á la península, en conserva de los bergantines Alerta y Realista y la corbeta Diamante, formando división á las órdenes del teniente de navío Antonio Quintano, y escoltando un numeroso convoy de buques del comercio, sostuvo (24 de junio de 1818) sobre el Cabo Santa María un combate contra una escuadrilla de Buenos Aires, compuesta de una corbeta, un bergantín y dos goletas grandes, fuerzas que los españoles batieron salvando completamente el convoy que escoltaban. De Cádiz, en el bergantín de su destino, partió para Veracruz y la Ha-migón en que la máquina descansa; en un pobana con pliegos importantes del real servicio, y á la salida de Puerto Rico tuvo un encuentro con un bergantín colombiano de 18 piezas, superior porte al del Vengador; le puso en huída, persiguiéndolo y evadiéndose el colombiano por superior andar (1818). De regreso en España prestó otros servicios importantes, y en 1824 salió para Puerto Rico y la Habana escoltando un convoy de tropas, fondeando en este último puerto en 16 de febrero de 1825. Hizo un crucero sobre aquellas costas, dos viajes á Cuba y Jagua con pertrechos de guerra, y uno á Nuevitas con tropas, habiendo batido y apresado en 21 de marzo siguiente sobre Punta Maysí al bergantín corsario colombiano llamado el Tunante, de 10 cañones y 74 hombres de tripulación. En 10 de febrero de 1828, en unión con el bergantín Mar. te, sostuvo un glorioso combate contra el bergan. tín Guerrero, del gobierno de Méjico, del porte de 22 gonadas de å 24, en la ensenada de Banes; el primer ataque duró hora y media y el segundo tres cuartos de hora; en ambos encontró el enemigo la mayor resistencia, no obstante su superioridad, y al fin el mejicano se vió obligado á retirarse. Más adelante, por este hecho de armas, obtuvo la cruz de la Marina de Diadema Real. Con el bergantín goleta de su mando (5 de agosto de 1829), acoderado frente á la barra de Tampico, en unión de las fuerzas sutiles de la escuadra mandada personalmente por el comandante general Angel Laborde, se halló en el combate contra las baterías y tropas insurgentes que defendían la orilla del N. del río de Tampico, de donde fueron desalojadas, facilitando con esta operación el paso de las tropas reales. Soler se hallaba de vuelta en Cádiz en abril de 1831. Encargado (20 de enero de 1836) del mando del

bergantin Patriota, en el puerto de los Alfaques batió (26 de abril) con la artillería de su buque á la facción que se había posesionado del pueblo de la Rápita. De allí expulsó de nuevo á los carlistas en 11 de mayo. Practicó diversos cruceros en el Mar Mediterráneo; por mar y por tierra sostuvo varios combates contra los carlistas, y en enero de 1841 salió de Cádiz para la Habana. En Cuba y otros parajes de América prestó buenos servicios hasta noviembre de 1844. Luego, en Inglaterra, formó parte de la comisión de marina encargada de vigilar y dirigir la construcción de varios buques. En días posteriores sirvió en el Ferrol, en Madrid como individuo de la junta que había de revisar el sistema de contabilidad de la marina, y en la misma capital como comandante general de ingenieros de marina y como vocal de la Junta de Dirección de la Armada. Fué caballero gran cruz de la Orden de San Hermenegildo, de la de primera clase de San Fernando, y comendador de número de la de Carlos III. SOLER (del lat. solere): a. y determinante de otro. Acos TUMBRAR. U. con frecuencia como impersonal.

cillo ó estanque la solera es el fondo sobre que
los muros descansan y que ha de sostener el agua
que se almacene en el estanque; en un piso las
vigas extremas en que se apoyan las viguetas son
soleras también, etc.; de aquí que en cada caso
elementos de obra. Cuando la solera está destina-
se exijan condiciones especiales á estas partes ó
da á sufrir la presión del agua ha de ser, no sólo
lo suficientemente resistente para soportar el pe-
so sin romperse ni agrietarse bajo la acción de
ble, sin lo cual no llenaría el oficio para que
aquella fuerza, sino completamente impermea-
se construyera; de aquí que, después de bien cal-
culado su espesor, se busquen materiales que sa-
tisfagan á la citada condición; lo que á primera
vista parece más conveniente en este caso es el
empleo de losas, que bien unidas con cemento ó
un buen mortero hidráulico no dejen pasar la
más pequeña filtración; sin embargo, la experien-
cia ha demostrado que la mejor solera en este
caso es un buen macizo de hormigón hidráulico
recubierto por un enlucido de cemento; acaso el
asfalto satisfaga igualmente, pero para ello es
preciso que no se quede la fábrica al descubier-
to. Para formar los pisos se colocan sobre los
muros de crujía, y empotradas en ellos, gruesas
vigas de madera, colocadas tan pronto de plano
como de canto, sobre las cuales y de trecho en
trecho, á las distancias convenientes, se apoyan
las cabezas de las vigas ó maderos de piso, suje-
tos con fuertes clavos que impidan su movimien-
to: es una parte muy importante en la construc-
ción de los edificios cuya conservación interesa
mucho, por lo que conviene dejar en las cabe-
zas de la solera un pequeño espacio libre de
toda construcción para que todos los líquidos
que la solera pudiera contener en su tejido, prin-
cipalmente la savia, puedan evaporarse fácil-
mente antes de que comience en la viga la fer-
mentación.

Entre las soleras merece particular mención
una aplicación reciente, que es la solera de pati
nación, el patinando en círculo (skating-ring) de
los ingleses, pista generalmente circular, por la
que pueden correr patines (V. esta palabra), ya
de ruedas, ya ordinarios ó de cuchillas; las sole-
ras de patinación generalmente se construyen
formando un suelo de asfalto que sirve de ci-
miento, otro de hormigón hidráulico recubierto
por una capa de buen cemento, que se alisa y
pulimenta perfectamente; una de las condiciones
esenciales en esta clase de soleras es tener una
superficie lisa y unida, perfectamente plana y
horizontal, sin el menor bache ni desigualdad,
y de aquí la necesidad de comenzar por nivelar
perfectamente el suelo para construirla, trazar
las dos circunsferencias que limitan la corona de
6 á 10 metros de anchura que debe formar la
solera, y tender el cemento por capas de igual
espesor, que se van enrasando de nivel corrien
do una regla por entre dos cerchas que limitan
la pista y que se ha tenido mucho cuidado en

mantener en una posición horizontal; mas esta pista, tal como la hemos descrito, y limitada por un adoquinado para formar caja á la solera, sólo sirve para patines de ruedas, siendo preciso recorrerla y repasarla constantemente, pues el menor surco ó marca que dejen los patines puede ser causa de graves caídas á los que á semejante ejercicio se dedican. La solera llamada de hielo artificial por su inventor el Dr. Galantariens, es mucho mejor que la que acabamos de describir y que las de hule que se han empleado en algunas ocasiones, y está destinada al empleo de patines ordinarios ó de cuchillas; el referido doctor, fundándose en que el hielo no es otra cosa que un cuerpo (importa poco cuál sea) cristalizado, y que hay muchos cuerpos que cristalizan á la temperatura ordinaria, podía sustituirse el suelo de agua helada por otro de otra sal cristalizada, y habiendo hecho varios ensayos con diferentes sales, ha llegado á la que propone, compuesta principalmente de carbonato de sosa y sulfato de la misma sal, que se extiende en la igual forma que el cemento, de modo que forme una superficie perfectamente plana y horizontal, sobre la que se puede marchar, una vez endurecida, con patines ordinarios; es además muy resistente, lo que la da una gran duración, y en el momento en que por el uso se empaña se la puede devolver su brillo pulimentándola con un pequeño aparato de vapor ideado con tal objeto. La composición lleva hasta un 60 por 100 de agua de cristalización, es decir, que los tres quintos de la masa son de agua cristalizada, de donde ha convenido Galantariens en darle el nombre de hielo artificial; cuando no se usa debe cubrirse con un hule para que no se empañe con los rozamientos del exterior.

-SOLERA: Geog. Lugar con ayunt., p. j. de Motilla del Palancar, prov. y dióc. de Cuenca; 195 habits. Sit. cerca de Monteagudo y Almodóvar del Pinar. Terreno montuoso, regado en parte con aguas del río Gabaldón; cereales, azafrán y hortalizas. En 1811 quemaron los franceses muchas casas de este pueblo. V. con ayuntamiento, p. j. de Huelma, prov. y dióc. de Jaén; 758 habits. Sit. al S. de Bedmar y al E. de la sierra Mágina. Terreno montuoso, regado por el río Jandulilla; cereales, aceite y esparto. Sobre una peña de gran altura se ven los restos de una fortaleza. Solera perteneció en otro tiempo á la prov. de Granada.

SOLERÁS: Geog. Lugar con ayunt., p. j., provincia y dióc. de Lérida; 868 habits. Sit. entre varios cerros, cerca de Granadella. Terreno montuoso en parte; cereales, vino, aceite, hortalizas, almendras é higos.

SOLERCIA (del lat. solertia): f. Industria, habilidad y astucia para hacer ó tratar una cosa.

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- SOLERÍA: Const. y Arq. En el artículo SoLADO (véase) nos hemos ocupado de la manera de construir éstos materialmente, cuando ya se tiene formado el proyecto de la solería ó conjunto de piezas que han de componer ésta, y aquí es el lugar de decir la manera de proyectar dicho conjunto, que es lo que se entiende por solería en el arte. Toda solería se compone de piezas iguales ó diferentes, de distintas formas y tamaños en este segundo caso, y realmente para el proyecto, como en toda obra de arte, lo que principalmente se requiere es genio en el constuctor, sin que pueda encerrársele en reglas que limiten mucho la imaginación; pero como una solería completamente caprichosa daría lugar à la fabricación de piezas especiales, difíciles de reponer cuando se rompieran y siempre de mucho coste, se procura de ordinario componer aquéllas con figuras geométricas, entendiendo por tales las que estudia la Geometría elemental, frase que, á decir verdad, no es muy propia, pues todas las figuras son en rigor geométricas, puesto que entran siempre bajo el dominio de aquella cien

cia; mas aceptando el tecnicismo, las figuras geométricas son la base de los prismas que se fabrican en las alfarerías para la elaboración de losetas, baldosas y mosaicos, lo que hace sea fácil encontrar las piezas que se han representado en el dibujo de la solería y que su precio sea bajo relativamence, no siendo difíciles las reparaciones; además, el número de combinaciones, tanto en formas como en solares es tal, que el artista tiene, aun con esta limitación, un campo vastísimo para proyectar. No es posible estudiar todas estas combinaciones, no ya en una obra como la presente, sino ni en un tratado especial, y así nos limitaremos, como muestra, á hacer algunas indicaciones de un escaso número de combinaciones entre las más frecuentes; al formar un proyecto de solería, como de cualquier otra obra, lo primero que necesita el constructor es el programa de la obra, reducido aquí á las dimensiones de la habitación, así como su forma y el objeto que debe tener; con estos datos com. pleta aquél, decidiendo entre todas las figuras que puede emplear las que le parecen más convenientes, con lo que limita ya bastante el problema, y tanto más cuanto más regulares sean las formas adoptadas, y más aún si se impone la condición de que todas sean iguales, ó por lo menos del mismo número de lados; hay una condición técnica que limita también el número de combinaciones, y es, que empleándose las solerías para cubrir los pisos de las habitaciones, importa mucho que no se reunan muchos vértices en un mismo punto, porque resulta muy débil, y, por lo tanto, expuesto á romperse si carga en él el pie ó un objeto de algún peso; por esta razón no conviene emplear combinaciones en que sólo entren triángulos, pues en el caso más favorable, en que todos fueran equiláteros, como cada ángulo vale 60° se necesitarían seis ángulos ó seis vértices para cubrir el espacio situado alrededor del punto de unión. Los cuadrados se combinan fácilmente y es la solería más común, alternando las losetas iguales del mismo color ó con dos colores diferentes, para formar, bien un tablero de damas, cuya forma es bien conocida para que nos detengamos en más detalles, bien líneas continuas alternativamente blancas y negras ó amarillas y rojas, etc.; la solería del templo católico de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid, es de esta clase, produciendo un efecto bellísimo la combinación; en las combinaciones de cuadrados sólo se reunen cuatro vértices por cada punto de unión, y si el aparejo es á la sepulturera dos vértices y una línea, pero este aparejo sólo conviene en los pavimentos listados: puede decirse que es de los más sólidos. Con hexágonos regulares, como cada ángulo vale 120°, se necesitan tres por vértice para formar los 360 con que se cierra el espacio; combinando los colores pueden resultar grecas onduladas y otra multitud de dibujos que el buen gusto puede idear. Aun cuando los cuadrados se aparejen en forma de tablero de damas, sólo con dos colores distintos, pueden hacerse multitud de dibujos y grecas á cual más caprichosas, bastando para ello que el dibujo que se imagine pueda descomponerse en cuadrados. Si se emplean piezas de diferente magnitud y forma, bajo la base del ángulo recto, puede obtenerse una combinación también muy agradable, suponiendo que se ha hecho el aparejo de tablero de damas y que después se separan, conservando sus lados paralelos, bien cada cuadrado, bien por grupos de cuatro y colocando rectángulos de diferente color que cubran las separaciones, conjunto que aún se hace más agradable si los rectángulos se limitan en los ángulos de los cuadrados, con lo que queda un pequeño espacio cuadrado también, pero cuyos lados son iguales á los menores de cada rectángulo, y este espacio se cubre con un pequeño cuadrado de distinto color que los rectángulos que le limitan. Los rombos también producen combinaciones muy agradables, de las que vamos á indicar dos solamente: consiste la primera en divivir el suelo, ó él dibujo de él, en rectángulos; tomar los puntos medios de los lados de cada rectángulo, y por ellos trazar líneas inclinadas que formarán los rombos, pudiendo fajearse también en igual forma que hemos dicho se hace en los cuadrados, y combinando los colores para que se destaquen bien todas y cada una de las piezas; la otra combinación, que resulta bellísima, aun cuando por esto mismo se ha generalizado algún tanto, consiste en dividir la planta ó dibujo de la solería en hexágonos

regulares, como si se fuera á hacer el solado de piezas prismáticas con esta base; al efecto, si c es el lado del rombo, que es el mismo que el del hexágono en que va á quedar inscrito, y que el radio del círculo circunscrito al hexágono, la apotema sabemos por Geometría que es 0,866 c; y como en uno de los sentidos las circunferencias circunscritas se han de cortar, estando sus centros en línea horizontal, según el lado c del hexágono, se dividirán los lados horizontales en partes iguales á 0,866, por cuyos puntos se trazarán líneas verticales que en la parte de la fig. 1 representarán las AF, BE y CD para cada hexagono; y como en dos líneas horizontales las circunferencias han de ser tangentes en los extremos de las líneas anteriores, se dividirán los lados verticales de la planta en

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magnitudes iguales á c, trazando líneas horizon tales por los puntos de división, con lo que la planta quedará dividida en rectángulos; tomando una faja horizontal compuesta de dos rectángulos verticales, y haciendo centro en la línea media de esta faja en un punto de encuentro de líneas sí y en otro no, se trazarán circunferencias que se cortarán según la vertical intermedia entre cada dos; pasando después á la faja inmediatamente inferior, compuesta de dos rectángulos, se hará lo propio, estando los centros sobre las mismas verticales de los centros de las superiores, y se continuará así hasta terminar el trazado; los radios de todos los círculos deben ser iguales á c, y uniendo los puntos de tangencia de dos círculos con los dos extremos inferiories de las verticales superiores de derecha é izquierda, y con los extremos superiores de las verticales inferiores de derecha é izquierda también, se tendrán trazados los hexágonos, tales como el ABCD EFA, y bastará en cada uno, para hacer la división en rombos, unir el centro O de la circunferencia con el de tangencia inferior, y con los extremos superiores de las verticales que forman los laterales del hexágono, trazando las líneas OA, OC y OE, y quedarán los rombos OAFE, OABC y OCDE; haciendo esto mismo en toda la planta y dando aguadas de colores ó tintas diferentes en cada rombo de un mismo hexágono, pero iguales para los de la misma orientación, se tendrá el solado ó la solera que representa la parte S de la figura. Los hexágonos se trazan según acabamos de indicar, y pueden por sí formar combinaciones sumamente agradables según hemos dicho. Los octágonos por sí solos no cierran espacio, pero si se unen dejan entre cada cuatro un pequeño cuadrado, cuyo lado es el del octágono, que se puede cubrir con una loseta de diferente color, dando una solería bastante bella y elegante.

En el centro de las solerías suele colocarse una estrella ó un rosetón, que quedan encerrados en un cuadrado ó en un hexágono ú octágono, según las figuras que compongan la solería, siendo el centro de la estrella el del hueco que para la misma se haya dejado; una estrella no es más que un polígono de ángulos entrantes que forman los rincones, y ángulos salientes que son las puntas ó rayos; si la estrella es hexagonal se forma de seis rombos iguales, que se reunen por sus ángulos agudos; si es octagonal por ocho, y así sucesivamente. Para trazarla se comienza por

trazar una circunferencia en que deba quedar inscrita, con un radio R por ejemplo, y sea la OA (fig. 2), después otra Oa con un radio r=R mitad del anterior; se divide por radios OA, OB, OC... OH el círculo mayor en tantas partes cuantas puntas deba tener la estrella, y entre cada dos de los radios anteriores se trazan, equidistantes con ellos, los Oa, Ob, Oc.. Oh, que dividen al círculo menor en el mismo número de partes, siendo cada radio bisectriz del ángulo que forman los dos adyacentes, y dividirán á la circunferencia menor en el mismo número de partes iguales; y uniendo cada punto de división de la circunferencia mayor con los dos que tiene en

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se comprenda la manera de formarlas y el sinnúmero de recursos que tiene el constructor, y más si acude al auxilio de las curvas regulares, y principalmente de la circunferencia, para su trazado; sí debemos advertir que las formas curvas no deben emplearse sino en solerías de gran lujo, pues los prismas que las han de formar son más difíciles de obtener y montar en obra y resulta ésta extraordinariamente cara, á no ser que sea figurada, estando los dibujos practicados en losetas cuadradas como los azulejos, según dijimos al hablar de esto mismo en el solado, por más que estas solerías tengan mucho menos valor que las que acabamos de explicar, pues no son otra cosa que imitación de las anteriores.

SOLERÍA: f. Conjunto de cueros para hacer suelas.

SOLERO: m. prov. And. SOLERA; piedra redonda que en los molinos está debajo de la muela, y sobre la cual se muele el grano ú otra cosa. SOLERTE (del lat. solers, solèrtis): adj. Sagaz, astuto.

SOLES 6 SOLI: Geog. ant. C. de la isla de Chipre, sit. en la costa N. Dícese que tomó su nom bre de Solón, que había aconsejado la construcción de la c. Hoy es Solia. C. de la Cilicia, colonia de Rodios. Sus habits. hablaban con gran incorrección, y esta circunstancia originó la voz solecismo, que ha llegado hasta nuestros días. Fué patria de los poetas Filenión y Arato. Pompeyo, después de su guerra contra los piratas, estableció en Soles á los que había perdonado, y la c. comenzó á llamarse Pompeyopolis. Hoy sólo se ven las ruinas de la c. romana; restos de columnatas que conducían á un puerto cuyo malecón de recinto está perfectamente conservado; pero el fango ha obstruído la cuenca, y las dunas del litoral se prolongan á lo ancho de la entrada. En los alrededores hay esparcidos sepulcros y vestigios de toda especie. El lugar en que se encuentran las ruinas es hoy designado con el nombre de Hacmún, y no lejos, en el interior, se halla la aldea moderna de Mezetti.

SOLESMES: Geog. C. cap. de cantón, dist. de Cambrai, dep. del Norte, Francia, sit. al E. de Cambrai, á orillas del Selle, á 66 m. de altura; 5 900 habits. En su estación se cruzan los f. c. de Cambrai al Quesnoy y de Valenciennes al Chateau-Cambresis. Colegio eclesiástico. El cantón tiene 17 municip. y 26000 habits. | Aldea del cantón de Sablé, dist. de la Fléche, dep. del Sarthe, sit. á 35 m. de alt., en un ribazo de la orilla izq. del Sarthe; 900 habits. Importantes canteras de mármol azul, llamado del Ôeste; antracita. Debe esta aldea su celebridad á su monasterio benedictino fundado en 1010, restablecido en 1833, y erigido en abadía por Gregorio XVI en 1837. Hoy es el centro de los estudios benedictinos en Francia. En la iglesia, del siglo XII 6 XIII, hay numerosas estatuas de los siglos XV y XVI, llamadas los Santos de Solesmcs.

SOLETA (de suela): f. Pieza de lienzo ú otra cosa equivalente, con que se remienda la planta del pie de la melia ó calceta, cuando se rompe.

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L. F. DE MORATÍN.

-Si apenas se armó la zambra

Cuando tomó usted SOLETA.

BRETÓN DE LOS HERREROS.

SOLETAR: a. Echar soletas en las medias. SOLETE ALTO (EL): Geog. Caserío del ayun. tamiento y p. j. de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz; 64 habits.

- SOLETE BAJO (EL): Geog. Caserío del ayuntamiento y p. j. de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz; 39 habits.

SOLETEAR: a. SOLETAR.

SOLETERO, RA: m. yf. Persona que por oficio echa soletas.

Voy después con ansia fiera
A otro que estaba primero,
Y encuentro en él un tornero,
Y en otro una SOLETERA.

ROJAS.

SOLEURE: Geog. Cantón de la Confederación helvética, sit. en la parte occidental. Confina al N. con el cantón de Basilea-Campiña, al E. con el de Argovia y al S. E., S. y O. con el de Berna. Es de forma irregular, y fuera de sus límites posee el territorio de Steinhof, enclavado en el cantón de Berna; el de Klein-Lützel entre Berna y la Alsacia, y el de Lemeintal entre Berna, Basilea-Campiña y la Alsacia, 792 kms.2 y 87000 habits., ó sea unos 110 por km.2; hablan el alemán y son católicos en su mayor parte. Es el cantón 15. por la superficie y por la población, y el 10.° por el orden de admisión en la Confederación. Cap. Soleure. En el sentido de su longitud, ó sea de S.O. á N. E., se alzan en el cantón las cadenas paralelas del Jura. Las cimas principales son: el Hassenmatte (1448 m.); el Weissenstein (1284), famoso por el soberbio panorama que ofrece, y el Röttifluh (1398). La parte más fértil y poblada del cantón es el valle del Aar, llano ó algo ondulado, con algunas colinas; dicho río es el principal. El clima varía según las altitudes; la región más templada, pero también la más húmeda, es el citado valle. Tienen importancia el cultivo de árboles frutales y la cría de ganados, y se explotan canteras de mármol y yeso. La relojería, los tejidos é hilados, y la fab. de papel y calzado son las principales industrias. Divídese el cantón en cinco dists., que son: Solothurn-Lebern, BucheggbergKriegstetten, Balsthal, Olten-Gösgen y DorneckThierstein. Según la Constitución de 1875, revisada en 1887, el poder Legislativo reside en el Consejo cantonal, elegido por períodos de cinco años; pero se someten al pueblo, por vía de referendum, todas las leyes importantes. Ejerce el poder Ejecutivo un Consejo de cinco individuos, y el Judicial otro de siete. | C. cap. de dist. y del cantón de su nombre, Suiza, sit. al N.N.E. de Berna, á orillas del Aar y en el f. c. de Bienne á Olten, muy cerca de la base del Jura y en las dos orillas del Aar, sobre el que hay dos puentes de hierro y un viaducto; 9000 habitantes. El monumento ó edif. principal de la ciudad es San Ursus, desde 1828 catedral del obispado de Basilea, construída de 1762 á 1773 sobre el emplazamiento de otra iglesia derruída, edificada en 1050. Tiene forma de cruz con una gran cúpula y dos medias. Una ancha escalera de 33 peldaños conduce á la fachada, entre dos fuentes, adornada la una con la estatua de Moisés y la otra con la de Gedeón. El tesoro de la iglesia contiene ricos bordados y trabajos en metal muy artísticos, en particular varios de los siglos XVI al XVIII. El arsenal, sit. en las inmediaciones de la catedral, encierra en la sala de armas del segundo piso las de la milicia del cantón, unas 900 armaduras antiguas, alabardas,

picas, espadas, armas de fuego y estandartes conquistados en las luchas de los confederados contra el Austria, la Borgoña, etc. Es notable, entre otras armas, una ametralladora del siglo XV y un autómata. En el piso superior se ve á la entrada un grupo que representa la conciliación de los confederados en la Dieta de Stanz en 1481. El más antiguo edif. de Soleure, recientemente restaurado, es la Torre del Reloj, sit. en el mercado; su origen se hace remontar al año 400 a. de J. C., pero es una construcción borgoñona del siglo v ó vi. Tiene al exterior un mecanismo con figuras móviles. El Museo de Historia Natural, sit. en el arrabal, en la orilla izq. del Aar, contiene notables colecciones zoológicas y paleontológicas. En el edif. de la Escuela Cantonal se hallan la Biblioteca y una colección de antigüedades romanas y de la Edad Media. La Biblioteca de la c. contiene unos 40000 volúmenes, 200 incunables y una buena colección de monedas y medallas. En el Museo de Pintura, fundado por la Sociedad de Bellas Artes, hay algunos cuadros notables.

Soleure es la Salodúrum de los romanos, la c. más antigua de las Galias después de Tréveris. En los primeros tiempos de la Edad Media fundóse en ella un convento de Benedictinos, al que protegió mucho la reina Berta de Borgoña. En 1481 Soleure fué admitida en la Confederación suiza.

SOLEVACIÓN: f. Acción, ó efecto, de solevar.

Conociendo este peligro Tiberio no consintió que se viesen los libros de las Sibilas, cuyas profecias podían causar SOLEVACIONES. SAAVEDRA FAJARDO. SOLEVAMIENTO: m. Acción, ó efecto, de sole

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SOLEVANTAR: fig. Mover el ánimo de una ó varias personas para inducirlas á novedades ó alteraciones.

SOLEVANTO (de solevantar, conmover): m. ant. Alteración, conmoción.

SOLEVAR: &. SOLEVANTAR.

Los vasallos muy discursistas y científicos aman siempre las novedades, calumnian al Gobierno, disputan las resoluciones del príncipe, despiertan el pueblo y le SOLEVAN. SAAVEDRA FAJARDO.

SOLFA (de sol, y fa): f. Arte que enseña á leer y entonar las diversas voces de la música.

mis compañeros á un mismo tiempo, y compás (sin saber puntos de SOLFA) empinaban los codos, y hacían la razón.

Estebanillo González.

A niños de la doctrina,
No pienso pagar la SOLFA,
Música que no he de oilla,
Que la pague quien la oiga.
QUEVEDO.

- SOLFA: fig. Armonía ó música natural.
Que al alba las avecillas
Sobre el sauce cantan SOLFA,
Sobre el álamo gorjean,
Sobre el mirto verde entonan.
Estebanillo González.

-SOLFA: fig. y fam. Zurra de golpes.

- ESTAR, Ó PONER, EN SOLFA una cosa: fr. fig. y fam. Estar hecha, ó hacerla, con arte, regla y acierto.

- TOCAR LA SOLFA á uno: fr. fig. y fam. SOLFEARLE (castigarle dándole golpes).

SOLFATARA (del ital. solfatara, mina de azufre): f. Geol. Manifestación de la actividad vol

cánica, que consiste en la emisión de vapores sulfurosos, característicos por su olor, y que dan lugar al depósito de azufre, considerándose como una manifestación final y muy atenuada del volcanismo que ha dado lugar á la consideración de una fase especial, del mismo modo llamada fase solfatárica del volcanismo, pues si los fenó. menos volcánicos son por excelencia la manifestación exterior de las fuerzas que actúan en las profundidades del globo, es natural que la energía interna no se agote sólo con la emisión de lavas y materiales sólidos al exterior. Largo tiempo después de su paroxismo deja escapar por su boca gases, vapores y aguas á temperaturas elevadas, que confirman de un modo notable el modo de ser de otras manifestaciones; es preciso recordar que los cloruros alcalinos y el ácido clorhídrico, que caracterizan las fumarolas más calientes y más próximas al centro de la erup ción, van acompañados de vapor de agua y del ácido sulfuroso, que se sustituyen á mayores distancias por emanaciones de ácido carbónico y de hidrocarburos, y puede afirmarse que esta sucesión regular en el espacio se establece también en el tiempo, y por tanto las fumarolas calientes se transforman poco á poco en despren dimientos sulfurosos, y éstos, luego á su vez, en emanaciones de ácido carbónico.

El tipo más perfecto de estos fenómenos se encuentra en las solfataras de Pozzuoli, cerca de Nápoles, y en los denominadas Campos Flegreos, que en realidad se hallan constituídos por un antiguo cono volcánico que tiene un kilómetro en su eje mayor, y que posteriormente á su última erupción, ocurrida en el año de 1198, no ha dejado de emitir, con un ruido que se oye á varios cientos de metros de distancia, una gran cantidad de vapor de agua mezclado con hidrógeno sulfuroso; este gas se descompone inmediatamente á su salida en un producto sólido, que es el azufre nativo, y los productos sulfurosos, al oxidarse en contacto del aire, atacan y alteran profundamente las rocas traquíticas que constituyer el cráter, dando origen á incrustaciones de yeso y de alumbre. El vapor de agua á elevada temperatura que se escapa de la solfatara se utiliza industrialmente. En la denominada Gruta del Azufre, que depende de la solfatara y está situada muy próxima, ha encontrado en el año de 1869 el químico Gorceix el hidrógeno en estado completamente libre, y puede decirse que la composición de los gases emitidos varía con el tiempo, pues el hidrógeno libre que había desaparecido de la gruta en el año de 1865 se volvió á encontrar en el citado año de 1869 y se ha notado también que la actividad de la solfatara alterna aparentemente con la del Vesubio. Otra solfatara muy notable es la que se halla situada en el valle de Vulcano, en las islas Lípari, que desde el año de 1786, en que tuvo lugar su última erupción este volcán, se ha transformado redu ciéndose á la condición de una solfatara, y úni camente por excepción, y con una actividad bastante escasa, ha tenido erupciones de piedras y algunos otros materiales en los años de 1873 á 1874; esta solfatara emite sus vapores formando verdaderos torbellinos en el vértice de su cráter, que tiene 2 kms. de circunferencia, y cuyas paredes se hallan por completo coloreadas de rojoy amarillo por una porción de productos químicos que en ella se han depositado, entre los cuales predominan con más abundancia el azufre, el ácido bórico y el alumbre; análogamente á lo que ocurre en Pozzuoli, la Industria se ha utilizado de estas emisiones naturales de vapor de agua, cuya temperatura excede á veces de 360°.

En toda la región volcánica de la República de Chile abundan extraordinariamente las solfataras, pues de 30 volcanes que existen en la zona tan sólo cinco están en actividad; estas solfataras presentan una disposición particular, hecha notar por Domeyko, pues no son crateriformes, sino que se abren en la base y en los flancos de los volcanes que actualmente son inactivos, y cuyo cráter principal está en la actualidad ocupado por un glaciar. Pueden dividirse estas solfataras de Chile en dos principales tipos: 1. Solfataras de aberturas ó grietas alargadas, caracterizadas por el desprendimiento de vapores muy violentos pero de cortísima duración, y que dan origen á la formación de conglomerados traquíticos. A este tipo pertenece la solfatara de Cerro Azul, que apareció súbitamente el 26 de noviembre del año de 1847, y que, según los habi

tantes del país, era una gran mina de azufre que se prendió fuego en el centro de la montaña; en una grieta de 8 á 9 kms. de largo se acumulan grandes bloques traquíticos de aristas muy vivas, resultantes del desprendimiento de las paredes, y que algunos llegan á alcanzar 200 m3. Faltan por completo materiales fundidos, los lapili y las cenizas, y en 1847 los gases emitidos eran vapor de agua, ácido sulfuroso, ácido clorhídrico, y de tiempo en tiempo se producían explosiones con proyección de materiales sólidos, y en 1857 las fumarolas se continuaban todavía, pero habían desaparecido las proyecciones de materiales y los ruidos, y últimamente, en el año de 1873, Domeyko afirma que hacía cuatro ó cinco años que la solfatara se había extinguido por completo, pudiendo considerarse por tanto su formación como una tentativa abortada de la reapari. ción de un volcán, que quedó reducida á una erupción por fisura lateral sin fuerza suficiente para llegar á producir la emisión de lavas.

2. El segundo tipo es el de las solfataras permanentes, que se caracterizan por la constante emisión de fluidos elásticos con sublimaciones de azufre y la consiguiente caolinización de las rocas: á esta clase pertenece la solfatara de Chillán, situada en la falda del volcán Nevado, actualmente extinguido, y presenta una multitud de grietas de 25 á 30 centímetros de diámetro, aberturas que se hallan tapizadas por el interior de sus paredes de una capa de color amarillo que está constituída por finísimas y bonitas agujas de azufre cristalizado, cuyo origen es debido á la condensación de los vapores sulfurosos que se desprenden en las emanaciones de la solfatara, compuestas de una gran cantidad de vapor de agua que exhala fortísimo olor de ácido sulfu roso. Otra solfatara muy importante incluída en el segundo tipo, ó sea en el de las permanentes, es la de Tinguiririca, situada sobre el cono volcánico del mismo nombre, que se halla completamente extinguido desde tiempo inmemorial; el gas y los vapores que constituyen las emanaciones de la actividad en esta solfatara presentan una temperatura de 88° al salir al exterior, y de 90° á 49 centímetros en el interior de la grieta, siendo constante el desprendimiento de los vapores, y no variando para nada ni con la hora ni con el estado atmosférico; alrededor de las bocas por donde se desprenden los gases el suelo está blando, por hallarse descompuesto, caolinizado y completamente cubierto de azufre. Además de los dos grupos de solfataras, que pueden considerarse como los más clásicos, existen algunas otras solfataras, mereciendo citarse en primer término las de la isla de Java, en la cual, después de la terrible erupción de 1772 del volcán de Pepandajang, quedó éste transformado en una solfatara que se halla constantemente en actividad, y es tal el ruido producido por sus volcanes cenagosos, la explosión de sus fuentes gaseosas, el silbar de sus fumarolas, producen en total un ruido completamente semejante al de una gran fábrica, y de aquí el nombre de forja, que es lo que significa el que le dan en el país. Otra solfatara que merece describirse, y que actualmente está en actividad, es la del extinguido volcán de Mavend, situado en el Cáucaso, y cuyo cráter ocupa una alta cima que tiene más de 4000 m. de altura y que se halla cubierto por las nieves perpetuas, que forman un verdadero contraste con el resto de la montaña, cubierta toda ella de azufre que tapiza los pequeños conos laterales por donde tienen su salida las fumarolas.

Como se ve, en toda la superficie del globo las solfataras se presentan como un fenómeno, continuación y subsiguiente de la actividad volcánica, analogamente á lo que ocurre en los llamados volcanes submarinos; así, por ejemplo, el antiguo volcán central de las islas Lipari, del que actualmente sólo quedan ruinas en forma de pequeños islotes, no ha dado señales de actividad más que por una fumarola marina, último resto de la grandísima potencia de aquel volcán, y que se halla situada entre Lisca Nera y Lisca Bianca; esta curiosísima fumarola, cuya abertura está situada en las rocas porosas del fondo del mar, á 8 m. de la superficie, exhala grandes cantidades de ácido carbónico y de hidrógeno sulfurado, cuyas burbujas, al romperse en las azules aguas del Mediterráneo, dan el aspecto en aquella parte de una constante ebullición. Al mismo fenómeno general de las solfataras deben considerarse unidas ciertas apariciones momen

táneas de fuentes sulfurosas, como la que se produjo en el año de 1856 en la llanura de Lagopuzzo, situada á 28 kms. al N. de Roma, y de la que dió una curiosísima descripción el geólogo Ponzi, según el cual el 28 de octubre se verificó un hundimiento con la aparición de grandes grietas en la superficie del suelo, acompañado todo ello de un ruido semejante al de una tronada de extraordinaria intensidad, produciéndose también grandes cantidades de grava y polvo, que fueron lanzadas á alguna distancia; al día siguiente se había constituído una especie de estanque bastante profundo, lleno de agua, con las paredes completamente verticales, y del cual se escapaban con un gran desprendimiento de burbujas grandes cantidades de gas que exha laban un fuerte olor de hidrógeno sulfurado; al tercer día la actividad de las emanaciones había disminuído sensiblemente, y el 21 de noviembre, cuando Ponzi visitó los lugares en que se había producido el fenómeno, habían cesado por completo todos los desprendimientos líquidos y gaseosos, habiendo quedado la sima ó cavidad, de 100 m. de diámetro, con las paredes completamente verticales, que encerraban un depósito de agua cuya superficie estaba á 5 m. por bajo de la abertura. Los bloques ó trozos de piedra lanzados al verificarse la explosión llegaban algunos á distancias de 30 m., no siendo su volumen menor de 2 m.3, y faltando advertir que la profundidad del estanque era de 30 m. y la temperatura de sus aguas 7° superior á la del medio ambiente; el nombre de Lagopuzzo, que significa lago fétido ó mal oliente, indica que se producen exhalaciones sulfurosas que permiten afirmar que hay una estrecha relación entre este fenómeno y el volcanismo general de la región del Lacio.

Desde las manifestaciones eruptivas, verdaderamente potentísimas, de los volcanes activos, hasta la escasísima potencia de la actividad de las solfataras, hay toda la diferencia inmensa que separa el período activo, el paroxismo de los volcanes, de las manifestaciones tardías y finales que hoy le representan por la actividad de las solfataras; pero esta inmensa diferencia no se halla cortada en absoluto separando los dos términos, sino que se establece una transición debida á la existencia de fases intermedias en actividad y en manifestaciones que prueban de un modo evidente el concepto que se ha establecido de las solfataras, de modo que entre la fase volcánica y la solfatárica puede establecerse una que es la estromboliana, creada por el notable geólogo y químico Sainte-Claire Deville, tomando como tipo el célebre volcán Stromboli, cuya notabilísima regularidad, no alterada en muchos siglos, y lo tranquilo de sus emisiones, que se verifican sin alteración ninguna por la emisión violenta de materiales, permiten afirmar que se halla en una segunda fase de la actividad volcá nica, en que hay una relativa disminución de la actividad para dar luego origen á la última fase, que es la solfatúrica, caracterizada por la emisión de materiales puramente gaseosos. El geólogo Lapparent no considera, sin embargo, admisible esta fase intermedia del volcanismo, porque es imposible generalizar la característica del Stromboli, pues que en el Vesubio, por ejemplo, hay una irregularidad manifiesta en la distribución de sus diversas emisiones y actividades; además de esto existen en Java volcanes en que no hay ninguna manifestación estromboliana que separe las explosiones más violentas del estado solfatarico, dependiendo sin duda del estado de la chimenea ó canal de emisión al exterior la producción de esta fase llamada estromboliana, que parece exigir una comunicación constante y bien abierta entre la superficie y el foco interno.

Donde puede considerarse verdaderamente manifiesta la actividad de las solfataras es en la formación de algunos de los principales filones metálicos, hasta el punto de que geólogos tan eminentes como Lapparent afirman que la división general en tres categorías principales que se hace de los filones es bastante artificial, pudiendo considerarse que todos ellos están íntimamente ligados entre sí por las frecuentes transiciones de los unos á los otros, y muchas grietas ó venas metalíferas pueden ser consideradas como intermediarias entre los puramente creados con productos de emanación y las concrecionadas; pero lo que de todos modos puede afirmarse, es que todas ellas han sido rellenadas por super

posición íntimamente unida y dependiendo de las erupciones de rocas internas resultantes de fenómenos termominerales consecutivos con estas erupciones, y que la mayoría de las veces estas adiciones ó aumento del filón han consistido en sulfuros, pudiendo clasificarse todos estos fenómenos como solfatáricos, si bien posteriormente han variado los productos finales merced á los agentes exteriores de oxidación principalmente que sobre ellos han influído. Los primeros y más importantes filones metalíferos que deben su origen á la actividad solfatarica son los filones auríferos que existen en la vertiente occidental de las montañas Roqueñas, y que pueden considerarse como el resultado evidente de potentes solfataras que verificaron su erupción en medio de rocas traquíticas. El principal de los filones solfatáricos de esta familia es el denominado Comstock lode, que presenta una longi. tud de más de 7 kilómetros y que ha originado y permitido explotar en el departamento de Nevada los tres distritos auríferos de Gold Hill, Virginia y Ofir; según los últimos trabajos de los geólogos americanos, de Becker principalmente, el Comstock lode es esencialmente un filón de cuarzo situado en el contacto de una diorita, considerada otras veces como sienita, que forma por sí sola la masa entera del monte Davidson, y un gran filón de diabasa por encima del cual se extiende una masa de andesita con anfibol: entre la superficie y una profundidad de 500 metros el filón se ensancha considerablemente formando una V, cuya abertura, situada hacia el exterior, no tiene menos de 300 metros de ancho, estando constituídas las ramas de la V por un cuarzo pobre en productos auríferos, en tanto que el del interior es un cuarzo muy metalifero mezclado con arcilla, calcita y trozos angulo. sos de algunas rocas, debiendo resultar esta mezcla indudablemente de la caída de materiales procedentes de las rocas en las que se halla encajado el filón, y cuya descomposición ulterior ha dado origen á la arcilla que allí se encuentra; por bajo de los 500 metros el filón no consiste más que en una grieta ó hendedura vertical de paredes paralelas y de unos 20 metros de potencia. Los minerales explotados están tan íntimamente diseminados por el filón que no hacen más que manchar el cuarzo, y consisten principalmente en varias especies de sulfuros de plata, de este metal en estado libre y nativo, de galena argentífera bastante rica y de oro, presentándose alguna vez los sulfoantimoniuros de plata bajo la forma de plata roja; raras veces se ha hecho notar la presencia de cloruros, y en el contacto de la diorita el mineral es principalmente aurífero, habiéndose encontrado las partes más productivas en la diabasa y hallándose constituídas de una parte de oro por cada 20 de plata.

Las partes más ricas, especialmente en oro, se hallan formando unas masas aisladas en forma de lenteja, que recibieron el nombre castellano de bonanzas, con el cual se las conoce todavía, y que no son más que una parte alterada de la roca que sirve de caja al filón, que ha tomado una estructura esponjosa y arcillosa rellenándose de minerales; la principal bonanza de Gold Hill tenía un diámetro de 360 metros por una altura que no bajaba de 250, y en los primeros cinco años de su explotación el Comstock lode tuvo una producción de 240 000 000 de francos en metales preciosos; actualmente las bonanzas han desaparecido, pero después de haber producido más de 1500 millones de oro y plata, habiendo llegado los trabajos de perforación de los pozos á la extraordinaria profundidad de 950 metros, que los hacía casi innacesibles por las altas temperaturas que presentaban. La época en que debieron tener origen las solfataras cuya actividad produjo el filón que estamos describiendo fué la del fin del período mioceno, en la era terciaria.

Todo el distrito solfatárico de Comstock lode es verdaderamente notable por el estado de descomposición muy avanzado que presentan todas sus rocas, pues la hornblenda, mica, augita y otras se presentan por todas partes transforma das en clorita, y también es general que la descomposición se acentúe aún más y dé lugar á la epidota; la alteración de los feldespatos parece haber comenzado por la formación de caliza, dando lugar á cavidades que posteriormente se han rellenado de inclusiones líquidas. Otra de las particularidades de este distrito es la temperatura

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