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par que hoy la identidad de ambos está perfectamente demostrada, no sólo por obedecer todos á las leyes fundamentales de la Química, que esto era ya conocido de antes, sino por la producción artificial de los últimos mediante la apropiada aplicación de las mismas energías que sirven para originar los primeros. El desarrollo histórico de la síntesis orgánica no guarda relación con el de la Química en general, puesto que el primer hecho de esta índole data de 1828, y no obstante no ha podido constituir cuerpo de doctrina hasta 1860; desde que Wöhler sintetizó la urea, hasta que Berthelot dedujo consecuencias de los hechos aislados conocidos antes de su tiempo, los químicos realizaron gran número de síntesis parciales y aisladas, sin deducir de ellas consecuencias de carácter general, por ser distintos los procedimientos empleados en cada caso; pero desde esta última fecha, y merced á la iniciativa del sabio autor francés, constituye un método cuya extensión es tal que para ciertos cuerpos ha trascendido á la industria, dando medios de obtener artificialmente y con mayor economía substancias para cuya extracción se requería antes cultivar determinadas especies, de las que luego se extraían aquéllas; así, la alizarina empleada en Tintorería, que antes se aislaba de la raíz de rubia mediante procedimientos dificiles y costosos, hoy se prepara de preferencia por el método de Graebe y Liebermann partiendo de los antracenos, en proporciones tales que han hecho bajar su precio desde 30 y 40 pesetas el kilogramo hasta 3 para la misma unidad de peso; además, la extensión de este método es tal que ha aumentado de considerable manera el campo de los conocimientos, descubriendo multitud de cuerpos nuevos y haciendo conocer relaciones destinadas á modificar el carácter de la Química, que en lugar de ser una serie de monografías independientes permite derivar unos de otros, de una manera lógica y en virtud de leyes sólidamente establecidas, los hechos de su dominio.

Si en la Química inorgánica era frecuente la unión directa de los elementos que da lugar á los cuerpos compuestos, aquí sucede todo lo contrario; pues de las substancias genuinamente consideradas como orgánicas puede decirse que sólo el acetileno y el cianógeno se sintetizan de este modo y sirven de punto de partida para la producción artificial de las demás, siguiendo esas dos escalas denominadas de oxidación y de reducción en las que, en virtud de estas dos operaciones, se va pasando sucesivamente de los cuerpos más sencillos hasta aquellos que, como algunos azúcares y ciertos alcaloides, se citan como ejemplos de gran complejidad molecular; así, el acetileno resultante de la unión directa del carbono y el hidrógeno bajo la acción del arco voltaico se cambian con el hidrógeno, produciendo el etileno, que por oxidaciones sucesivas da origen al alcohol, al aldehido y al ácido acético; y este mismo acetileno sometido á temperaturas elevadas se polimeriza y forma la bencina, núcleo de ese inmenso número de cuerpos incluídos en la serie denominada por los químicos aromática, y entre los que se encuentran substancias de naturaleza tan variada que unas sirven como poderosos agentes terapéuticos, otras como venenos no menos enérgicos, algunas como formidables explosivos, y no pocas como bellísimas materias colorantes. Esta síntesis en sus dos escalas de oxidación y reducción, si bien se realiza por las mismas energías que la inorgá nica, requiere el empleo de medios especiales destinados á conseguir que estas energías actúen en el sentido que el químico se propone, para lo que en ocasiones se necesita recurrir á procedimientos indirectos y complicados; pero á pesar de esto, no faltan casos en que la formación sintética de los cuerpos se determina de una manera sencilla y en un todo análoga á la utilizada en Química mineral, pudiendo citarse como ejemplo de lo que acaba de decirse, no sólo la formación de las sales de ácidos orgánicos, sino la de los éteres resultantes de la combinación de uno de estos ácidos con un alcohol. Para dar idea de la marcha que debe seguirse en la síntesis de los compuestos orgánicos puede citarse la de los derivados del etileno, producido por la unión del hidrógeno con el acetileno, á su vez originado, según se ha dicho, combinando directamente el carbono con el hidrógeno; este etileno absorbe directamente dos átomos de bromo, el que forma un bibromuro que, tratado por

con

el acetato de plata, da la diacetina del glicol; y
ésta, descompuesta por la potasa, se transforma
en el glicol mismo, alcohol secundario del que á
su vez se derivan por oxidación el ácido glioxí.
lico, el glioxal, el ácido glicólico y finalmente el
oxálico, cuerpos todos capaces de producir infi-
nidad de derivados, en cuya formación no inter-
vienen sino elementos ó cuerpos compuestos ob-
tenidos como ellos de una manera sintética.

ve invocaciones y conjuros á fin de que la propia naturaleza revelase el artificio puesto en la ejecución de sus obras, por cuanto las del terrestre habían de ser tanto más perfectas cuanto con mayor exactitud copiasen sus procedimientos é imitasen su labor, y el propio criterio del método experimental de todos los tiempos y de todas las épocas ha sido sorprender en esto las energías naturales, ejecutar en los laboratorios cuanto ellas hacen y alcanzar por artificios de experimentos el propio trabajo que se les ve realizar de continuo; así es que, al comprobar en la experimentación los hechos naturales observados, puede considerarse fundada la síntesis, ó cuando menos puestas las bases fundamentales de sus métodos prácticos y establecido el principio de su doctrina.

Conforme la síntesis mineral tropieza con escollos que hasta el presente no ha logrado salvar, de igual manera la orgánica encuentra cuerpos que se resisten á todo medio de formación sintética; por de pronto todas aquellas substancias que, como las féculas, están caracterizadas por una forma y estructura particulares, distintas de la cristalina, y variables según el vegetal de que proceden, caen dentro del grupo de las materias Es indudable que al inaugurar Lavoisier el no sintetizables, á lo menos en la actualidad, lo más brillante período de la historia de las cienque se debe sobre todo á que, si bien se conocen cias experimentales nacieron los estudios geolómuchas de las reacciones que se desarrollan en el gicos racionales, y desde entonces, y cuando fueinterior de los seres vivos, en cambio hay otras ron conocidas, descritas y clasificadas rocas y que se ignoran, así como la naturaleza y modo terrenos, ya se indagó el problema de saber si de obrar de las fuerzas llamadas vitales; cuando los procedimientos de vía seca y vía húmeda, se quiere obtener una substancia cristalizada, el en los cuales contiénense en realidad cuantos químico no hace otra cosa que colocarla en apro- medios usa el químico para realizar y llevar á piadas condiciones y dejar luego que las fuerzas cabo las metamorfosis de los cuerpos, eran basmoleculares realicen el trabajo de la cristaliza- tantes para explicar los fenómenos geológicos, ción, sin que sea dable hacerlas obrar á voluntad particularmente aquellos relativos al génesis y para producir tal ó cual forma cristalina; y si en formación de rocas y minerales. Debatiendo con este caso la acción del hombre se limita tan sólo extremado ardor las escuelas antagonistas de á proporcionar las condiciones dichas, ¿qué ha de Werner y Hutton, y experimentando James suceder sino un fracaso completo cuando, como Hall un intento de reproducir por vía seca los pasa en el caso citado, se ignoran estas mismas cristales de caliza, lo cual valióle la fortuna de condiciones? Aun suponiendo que llegara á pro- poner en claro el problema de la formación de ducirse de una manera sintética un cuerpo de las rocas llamadas eruptivas, trajeron á la Cienigual composición y propiedades químicas que el cia las primeras ideas sólidas y positivas acerca almidón, no se llegaría nunca, dado el estado de la igualdad de mecanismos respecto de las actual de nuestros conocimientos, á comunicarle obras de la naturaleza y de aquellas á las cuales esa forma que le es tan característica, y otro tanto se consagran los experimentadores en los labopuede decirse de los demás elementos histológi- ratorios; de su parte las leyes generales de la cos, como células, fibras, etc., propios de los te- Química y los grandes resultados analíticos, sojidos animales ó vegetales. A más de estas subs- metiendo á examen los productos mineralógicos tancias, que por su estructura especial se llaman más complicados en cuanto á su composición organizadas, hay otras que tampoco han llegado química, dieron á la doctrina apenas esbozada á sintetizarse, si bien obedeciendo á razones de firmísimos apoyos y adquirió gran crédito cuaníndole diversa; en ellas no se trata ya, como en do pudo advertirse cómo las admirables leyes de las anteriores, de reproducciones morfológicas, Hauy lo mismo se aplicaban á los cristales nasino de casos de gran complejidad molecular en turales que explicaban los fenómenos observalos que se desconoce de un modo casi completo dos en los cristales artificiales, y resultaba en la constitución química, por más que aquí la definitiva que, por su composición, forma y géciencia vaya haciendo mayores progresos á con- nesis, en nada parecían diferenciarse los producsecuencia de investigaciones tan sagaces como tos obtenidos en los laboratorios y aquellos oripacientes, con las que se han logrado á veces ginados en las múltiples y variadas funciones resultados tan satisfactorios como en las lecitinas de las energías de la naturaleza; sólo faltaba de la materia cerebral, que por fin se producen demostrar el principio de una manera práctica, artificialmente, y en las substancias albuminoi- si así vale decirlo, reproduciendo especies minedeas, en las que, si no se ha llegado á este resul- rales y elementos de rocas. Entonces empiezan tado, se está en camino de conseguirle merced á á propagarse los métodos de síntesis, cuyo colos concienzudos trabajos de Schützenberger, de mienzo ha de hallarse en una serie de admiratal forma que sin temor puede decirse que el día bles observaciones relativas á los productos seen que la Química, asociada á la Fisiología, des- cundarios de varias grandes industrias; así, las entrañe los obscuros problemas de la constitu- escorias de los altos hornos y todos sus producción de los cuerpos orgánicos y de las complica- tos, los depósitos encontrados en las chimeneas, dísimas y múltiples reacciones que tienen lugar los formados al atacarse las paredes de los hoten los seres vivos, la síntesis química llegará á nos, fueron examinados con la mayor atención su más alto grado de desarrollo, si bien con las y estudiados con minucioso cuidado, en particulimitaciones propias de la forma que el organis-lar cuando había en ellos substancias cristalizamo imprime á los cuerpos en su interior origina-das, y entonces pudo verse la perfecta identidad dos.

- SÍNTESIS: Miner. Conjunto de métodos y procedimientos encaminados á reproducir de una manera sistemática las especies minerales que se encuentran formadas en la naturaleza, con sus grandiosos caracteres físicos y químicos y con las formas geométricas propias de cada una de ellas, bastantes en muchos casos para determinar su individualidad, dependiente de la constitución misma de los minerales é inherente á ella y nunca susceptible de perderse á no cambiar ésta de modo completo, en cuyo caso las transformaciones de las substancias son de tal suerte que varía su estado de agregación molecular de manera permanente.

Bien puede afirmarse, sin temor de errar, que las primeras ideas de síntesis mineralógica tienen su origen en los albores de la ciencia química y forma parte de las grandes composiciones alquimistas, cuando al prescribir los medios más adecuados para realizar transformaciones maravillosas, llegando en serie no interrumpida de experimentos hasta dar con la primordial materia origen de todos los cuerpos, mudable á voluntad de quien lograra alcanzarle, todo se vuel

de tales cristalizaciones con las geodas minerales. Entonces se realizaron dos grandes experi mentos: la síntesis del hierro oligisto, debida á Gay-Lussac, y la de muchos silicatos de las rocas eruptivas, reproducidos por Berthier empleando combinados el calor y la presión. Las cristalizaciones llamadas accidentales fueron asimismo objeto de minuciosos trabajos, y empieza ya la síntesis mineralógica el más brillante período de su historia, en el cual hállase ahora, realizando cada día nuevas maravillas en la reproducción de minerales y rocas, lo mismo tratándose de los más sencillos que intentando sintetizar aquellos de composición más complicada, atendiendo al número de los elementos y á la manera de agruparse éstos en la molécula, bien sea objeto de los experimentos la forma cristalina de mayor sencillez, bien se trate de las que resultan de reiteradas modificaciones de todos los elementos constitutivos de los cristales.

Con el adelanto de la síntesis mineralógica realízase el progreso de los medios para comprobar sus resultados; á los productos obtenidos mediante aquellos sus más perfectos artificios son aplicables los procedimientos exquisitos de la investigación petrográfica, en especial los fun

dados en las acciones de los minerales tallados en láminas delgadas y según ciertas relaciones con los ejes de los cristales sobre la luz polarizada, y completándose ambas direcciones y comparando á cada momento los resultados de los métodos de investigación aplicados á los minerales naturales y á los reproducidos en operaciones sintéticas, es como se llega á afirmar con datos ciertos y seguros la identidad de origen y la igualdad de procedimientos y reacciones generadoras, de cuyos hechos derivan nuestras actuales doctrinas respecto de cuestiones muy elevadas y trascendentales que entran de lleno en la teoría general de la formación del globo. Tal es el cuadro general de la síntesis mineralógica en la época presente y el resumen de su historia, obligado antecedente de la exposición de sus procedimientos y doctrina, la cual va á ser compendiosamente expuesta, reducida á sus términos esenciales y sin otros desenvolvimientos.

I Para entender de una manera clara el objeto de la síntesis mineralógica, es preciso tener en cuenta cómo la especie mineral se caracteriza mediante sus propiedades químicas y físicas, derivadas las primeras de la existencia de una molécula ó agregado de átomos, siempre el mismo para cada cuerpo, y relacionadas las otras con la disposición particular de las moléculas, unas respecto de sus semejantes, siendo el más importante de los caracteres en este sentido la forma cristalina, de modo que, tratándose de productos sintéticos, es necesario buscar su identidad con la especie mineralógica natural, atendiendo á cstas dos cosas: la fórmula química y la forma cristalina, sin descuidar por eso cuantas propiedades dependen de la coloración específica de átomos y moléculas, tales como el peso específico, la estructura, la dureza, las propie dades térmicas y muy especialmente las ópticas, que constituyen un excelente método de reconocer minerales, atendiendo á su dependencia de la forma cristalina, y de consiguiente relacionadas con aquello que mejor marca y determina la individualidad de todos los cuerpos. No se crea que el camino es tan llano como aparece á primera vista, y conviene hablar de alguna de las dificultades que salen al paso y son causa de errores de monta tratando de comprobar resultados experimentales en apariencia clarísimos. Muchas veces, y cuando se trata de minerales complicados, como ciertos silicatos dobles y triples, su composición es incierta y está mal determinada en la mayoría de los casos, porque se trata ordinariamente de cuerpos formados por elementos isomorfos, en cierto sentido cuando menos; además no siempre los minerales analizados son puros, y en ocasiones hállanse mezclados con los productos de su misma alteración, los cuales vienen á constituir nada despreciable causa de error al dar forma á los resultados analíticos y establecer la composición centesimal de las substancias analizadas. Aun la forma cristalina, que parece más permanente y fija, presenta no pocas anomalías y variantes, pues no cabe olvidar cómo al cristalizar un cuerpo en cualesquiera medio aprópiase algo de él, retiénelo entre sus moléculas interpuesto y lo conserva mecánicamente aunque contribuya á impurificar los cristales modificándolos de alguna manera; de aquí resulta una dificultad de no poca monta al comparar la forma de un producto artificial con otro natural, pues el primero suele ser más puro, aunque en uno y otro caso hállase aquélla ligada al medio ambiente en el cual se han formado constituído los cristales: el examen microscópico es buen medio de salvar la dificultad, y casi siempre, bien aplicado, esclarece las dudas. De todas suertes, como dice Bourgeois, cuya excelente obra sirve de guía en el presente estudio, la identidad de la forma cristalina necesita ser confirmada por la de la composición y propiedades ópticas, porque puede tratarse de casos de isomorfismo propiamente dicho, ó, lo que es todavía más grave, encontrarse con cuerpos de moléculas diferentes que posean redes cristalinas tan poco diferentes entre sí que casi llegan á confundirse. Pueden cambiar asimismo las propiedades ópticas acusando leves variaciones en la composición quí. mica, y en determinados casos dependen también de la temperatura, y pueden citarse los de la boracita y el sulfato de potasio, sólo que entonces, y cuando ocurra una deformación de carácter permanente del elipsoide óptico, deben exami narse los casos con mucho cuidado y de una manera particular. Cuando haya cierta discon

formidad en los caracteres apuntados y calificados de más permanentes y principales debe apelarse á otros, si no tan importantes no desprovistos de cierto interés, como el peso específico y la dureza, sin poner gran atención en los colores, casi siempre debidos á substancias extrañas interpuestas en la masa del mineral ó á inclusiones gaseosas y líquidas, y también de elementos sólidos finamente divididos, causas evidentes del dicroísmo observado en algunos cuerpos. También se ha de tener en cuenta cómo la síntesis mineralógica ó reproducción artificial de los minerales no consiste en imitarlos, conforme se hace tratándose de las piedras tenidas como preciosas; la imitación se refiere sólo á caracteres físicos y accidentales, y son objetos primordiales de la síntesis la composición química y la forma cristalina, ó sea cuanto verdaderamente sirve y es suficiente para caracterizar las especies mineralógicas.

En otro terreno más elevado es menester considerar todavía la síntesis mineralógica, y se refiere determinadamente á las condiciones experimentadas de llevarla á cabo, en cuyo punto es menester tener presentes todas las circunstancias en las cuales los experimentos se realizan, siendo este el único medio cierto y seguro para establecer comparaciones entre el trabajo del laboratorio y las condiciones probables de forma ción de la especie natural correspondiente á la reproducida.

II Tiénese como primero y más importante objeto de la síntesis mineral suministrar á la ciencia, con los resultados de sus experimentos, datos seguros para resolver el problema del modo de formación de las especies en el seno de la tierra, y así podrá aventurarse alguna conjetura bien fundamentada relativa á las condiciones que en la Meteorología han concurrido en la formación de los tipos mineralógicos y de rocas. Discurriendo un momento acerca del particular, adviértese una suerte de distribución metódica de los minerales, relacionada con las localidades y con la profundidad á la cual se examina la corteza terrestre, el hecho de hallarse unas especies mucho más repartidas y diseminadas que otras, y sus asociaciones constantes, las cuales parecen indicar ciertas preferencias, fundadas en algo que antes llamaríase afinidad electiva, son pruebas de ello. En tales caracteres, relativos á la distribución de los minerales, apóyanse las doctrinas más admitides referentes al modo de constituirse las rocas simples y compuestas, y pónese así en claro el mecanismo en cuya virtud formáronse, siguiendo ciertas leyes y distribuyéndose sus elementos conforme á cierto orden relacionado con la estructura cristalina y demás propiedades físicas de los elementos mineralógicos en ellas determinados, acudiendo á métodos analíticos tan eficaces como el microscopio y el examen de todas las propiedades ópticas.

menester distinguir, de suerte que no deje lugar á duda, la edad de cada elemento, sabiendo, por ejemplo, cómo los mayores cristales que se presentan aislados y bien terminados, sin anomalías en sus elementos geométricos, son los de mayor antigüedad y se han formado con gran lentitud en un medio fluido apropiado á su crecimiento y regular desarrollo; en cambio los microlitos, de formación reciente, parecen obra no terminada y hállanse constituídos mediante unión cruce, más o menos irregular, de pequeños cristales no reunidos lentamente, sino consolidados de momento sin dar tiempo muchas veces á la clara y precisa determinación de las formas geométricas, por más que se trate de las elementales tomadas como tipo de cristalización. Entre las dos formaciones dichas hay como un tránsito ó enlace constituído por los fenómenos dichos de metamorfismo, los cuales han originado las llamadas rocas metamórficas con sus minerales correspondientes; refiérense los hechos citados al caso, frecuente en la naturaleza, de pasar los elementos amorfos de las masas sedimentarias á elementos cristalinos y aun á cristales bien constituídos, á virtud de trabajos de las energías naturales cuyo conocimiento no es completo á la hora presente, mas pueden indicarse dos fases en una serie de minerales que representa muchos estados intermediarios desde el elemento amorfo sedimentado hasta el mineral cristalizado mediante profundos cambios de estructura, cuya reproducción se ha intentado con excelentes resultados. Y puede acontecer que se trate de minerales diformes ó minerales de metales, los cuales comprenden numerosas especies, sin duda alguna las mejor conocidas desde el punto de vista de las aplicaciones y del provecho que reporta su adecuado beneficio para la extracción de los metales á los cuales deben su nombre. Yacen los minerales metalíferos llenando las quiebras y hendeduras de las rocas, en las cuales se introdujeron por dos especies de fenómenos: la inyección hidráulica y la sublimación; de una ó de otra manera, estos minerales, cuando afectan formas cristalinas, adviértese que están adheridos á la roca donde yacen, y en ella implantados por una de las extremidades del cristal, difícil de extraer entero sin romper sus apuntamientos cuando los tiene. Las especies así generadas tienen interés, no sólo tratándose de su composición, forma y demás accidentes mineralógicos, sino cuando se indaga la manera especial de yacer en las masas donde arman los filones metalíferos, los cuales, á su vez, pudieran constituirse llenando de repente hendeduras y huecos, ó lentamente depositados en ellos, con tiempo, no sólo de determinarse la estructura cristalina

laminar, sino de formarse cristales susceptibles de crecer aumentando de volumen en el seno de una masa fundida de su propia substancia, conforme aumentan los cristales dejados en el seno de una disolución saturada de la propia sal que los constituye; así aparece, por lo menos, probable en presencia de los hechos cuidadosamente observados.

Como los procedimientos de la síntesis mineralógica, aunque ya muy desarrollados, no han adquirido todavía tal grado de generalidad que consienta reproducir todas las especies á voluntad del experimentador, es menester saber previamente à cuál género de minerales son aplicación bles de preferencia, para lo cual debe recordarse en pocas palabras cómo en la actualidad explícase el génesis de los cuerpos cuyo estudio nos ocupa admitiendo dos clases de formaciones: las de sedimento y las eruptivas. Corresponden á la primera las rocas más sencillas, cuyos principales elementos constitúyenlos la caliza, la dolomía, el yeso, la anhidrita, el cuarzo, diversas especies de sílice y fragmentos de rocas eruptivas más antiguas; á la segunda fracción corresponden las grandes masas de sílice en sus diferentes estados, muchos silicatos y diversos óxidos metálicos; y estos elementos, casi todos en estado cristalino, asócianse de bien distintos modos, aunque no de manera arbitraria, sino cumpliendo determinadas leyes cuya investigación es objeto de grandes y pacientes trabajos. Gracias á ellos puede ahora saberse cómo partiendo de un magma amorfo los elementos mineralógicos han ido solidificándose poco a poco y hallanse en distintos períodos ó grados de consolidación, y aun en muchos casos la misma materia á cuyas expensas formáronse ha cristalizado totalmente, sin dejar, en realidad, trazas suyas, como si de una vez hubiese afectado el estado cristalino, reconocido típico y característico, inherente á la naturaleza misma de las formaciones eruptivas.

Dentro de la misma estructura cristalina es

Resumiendo lo expuesto acerca de la formade los minerales, ya considerados en sí mismos como seres naturales dotados de individualidad propia, ya mirados como elementos constitutivos y esenciales de las grandes masas llamadas rocas, tenemos que pueden generarse por sedimento ó proceder de formaciones eruptivas, ó bien originarse en los interesantes fenómenos de metamorfismo, en cuya virtud se pasa de lo amorfo á la estructura cristalina ó se constituyen penetrando una masa metálica en los huecos de las rocas, para constituir, en general, los filones metálicos con todos sus accidentes y propiedades. Cuando la síntesis mineralógica se halle en un período de mayores adelantos y sus procedimientos hayan adquirido nuevos desarroIlos, seguramente un método general dará reproducidos uno por uno todos los tipos de cada una de las formaciones; en la actualidad sus mayores aplicaciones y sus mejores conquistas radican en el numeroso grupo de los minerales metalíferos, cuya síntesis es casi siempre perfecta, y se lleva a cabo empleando la sublimación, la fusión y ciertos mecanismos en los cuales interviene el agua, y bien puede asegurarse que, en menor escala, son los mismos que la naturaleza emplea; acerca de las rocas y productos mineralógicos del metamorfismo faltan datos experimentales; los elementos de las rocas eruptivas ácidas y de las de transición tampoco se han

reproducido hasta el día, pero en cambio hállase ya muy adelantada la síntesis de los elementos de las rocas eruptivas básicas, conforme puede verse con los pormenores indispensables en otra parte de este mismo artículo.

Métodos experimentales de la síntesis mineralógica. - No siempre los productos mineralógicos artificiales idénticos á los hallados en la naturaleza son el resultado inmediato de un sistema experimental perfectamente ordenado y con todo rigor seguido en las operaciones sintéticas; antes bien la reproducción accidental es cosa muy de tener en cuenta, y aun puede servir de guía para razonar cierto linaje de experimentos encaminados al mismo fin; en este supuesto, bien puede asegurarse que no hay industria metalúrgica ni beneficio de substancias con cualesquiera objeto industrial sin que se formen por accidente especies minerales definidas; las escorias producidas en las fusiones ígneas y constituídas por elementos de la ganga de los minerales transformados; el agua en vapor y á elevada temperatura, muy raras veces líquida, las mismas alteraciones de los materiales con que se han construído los hornos y los productos volátiles, reunidos por su blimación y con reacciones químicas todavía ig. noradas, en las quiebras y hendeduras de los aparatos, son otros tantos y frecuentes ejemplos de lo que han dado en llamarse reproducciones accidentales de minerales muy conocidos, objeto de otras investigaciones.

Del mecanismo en cuya virtud en tales medios constituyéronse las especies mineralógicas nada se sabe, ni puede aventurarse conjetura alguna; tales productos son idénticos á los producidos en los laboratorios por métodos conocidos, é iguales á los hallados nativos, y á demostrarlo limítase el papel del investigador, sin sacar otras consecuencias ni inquirir tampoco lo que puedan enseñar respecto del mecanismo general de la formación de las substancias orgánicas.

Bastante más fecundos son los métodos sintéticos propiamente dichos, aun aquellos cuyos resultados son negativos ó dudosos, aplicados á determinadas especies, porque consienten seguir poco a poco el mecanismo y progreso de ciertas reacciones químicas, nada sencillas, efectuadas en condiciones especiales y llevadas á término á veces de una manera distinta para cada caso particular Dos medios generales se emplean en la práctica de la síntesis mineralógica: la vía seca, de uso más corriente, y la vía húmeda, interviniendo en ambas como agentes de importancia suma la temperatura y la presión; y por lo tocante á los fenómenos producidos, acaecen des le los más sencillos hasta aquellos que mayores complicaciones revisten: consiguese á veces la reproducción artificial de ciertos cristales mediante sencillos cambios de estado físico sin reac ciones químicas propiamente dichas; en cambio casi siempre es necesaria la intervención de agentes extraños que son cuerpos volátiles ó solubles, los cuales constituyen, por decirlo así, el medio en el cual ha de formarse el mineral cuya re. producción se intenta, y no es raro ver que al fin de la metamorfosis y de los cambios moleculares inherentes al fenómeno las substancias auxiliares permanecen intactas, y dícese que los auxiliares empleados son agentes mineralizado

res

por consecuencia de dos reacciones inversas formasen cristales, siendo ésta, en apariencia, la única modificación experimentada por las substancias que reaccionan. He aquí ahora, si guiendo á Bourgeois, el pormenor de los métodos de síntesis, con algunos detalles acerca de la aplicación especial de cada uno de ellos.

A Métodos por vía seca. -1° Modificación molecular de los cuerpos sólidos (a) sin reacción química. Es el caso, bien poco frecuente por cierto, de los cuerpos que, tomados en estado sólido, sin fusión ni disolución, cambian de estructura y cristalizan, sirviendo de ejemplo mu. chos metales, entre ellos el hierro, y muy en particular el agua fría y también el ácido arsenioso.

(b) Con reacción química. - Exclúyese del método el empleo de la presión y redúcese a provocar el cambio ó la modificación molecular de los cuerpos por medio de una serie de reducciones químicas intermediarias, y bien puede referirse el hecho á aquellos llevados á cabo actuando un elemento volátil sobre un cuerpo sólido, en cuyo caso el primero hará papel de minerali zador, y como tal puede ser considerado para el

efecto de la reproducción artificial de los minerales.

2.° Cristalización por fusión. (c) Fusión simple sin disolvente. – Procedimiento muy usado y aplicable en bastantes casos, sobre todo cuando se trata de minerales anhidros y de los silicatos, considerados elementos constitutivos de las rocas básicas.

Nada tan sencillo como la práctica de este método: consiste en fundir el cuerpo destinado á ser reproducido ya formado, ó si no sus elementos químicos, y someterlo luego á muy lento enfriamiento; trátase, en resumen, de un fenómeno físico bien conocido, y se hace como en estos casos, y ejemplo de ello tenemos en la cristalización del diamante; los cristales fórmanse en el seno del líquido, del cual pueden separarse con sólo decantar la parte fundida antes que se solidifique, no siendo esta condición precisa é indispensable para que se determinen y concentren las formas geométricas, porque al enfriarse la masa el botón sólido resultante posee perfecta estructura cristalina, conforme se observa rompiéndolo El antimonio metálico préstase muy bien al experimento, y en su fractura, luego que ha sido fundido y enfriado, no sólo es notada la estructura cristalina, sino vese al propio tiempo cómo se dispone en láminas de intenso brillo, que son elementos cristalinos, cuyas agru paciones se perciben pronto cuando las superficies presentan la hoja de helecho propia de las cristalizaciones irregulares del método citado. No siempre aparece tan clara como en el bismuto, el antimonio y el propio estaño la estructura cristalina, y entonces acúdese al examen microscópico tallando en forma de láminas del gadas el botón metálico y examinándolo con luz polarizada transmitida; el método, conforme va dicho, aplícase particularmente á cuerpos simples, y da excelentes resultados con el azufre y los metales capaces de formar ácidos cuando se combinan con el oxígeno; da asimismo excelentes resultados en la síntesis de varios sulfuros naturales, fusibles á temperaturas poco elevadas ó formados mediante la unión directa é inmediata de sus elementos fundidos juntos; en otros casos la aplicación del procedimiento no parece tan sencilla, y hállase sujeta á modificaciones de suma importancia.

sus formas especiales aisladas y puras, es dable obtener verdaderas asociaciones de finísimos cristales, que se cortan y entrecruzan, constituyendo las microlitas. Entrando ya en la aplicación del método, dice Bourgeois que da excelentes resultados en la reproducción del peridoto, de varios piroxenos, de la nefelina, de la leucita, de los feldespatos triclínicos, de la melilita, de la gelmita, del esfeno y muchos otros, los cuales consiguense por vía de fusión y sin reacciones químicas, liquidando á la temperatura conveniente los minerales amorfos ó haciéndolo de sus componentes, aislando los correspondientes vidrios mediante enfriamiento brusco, y luego sometiéndolos al recocido hasta la desvitrificación completa; el resultado es á la continua un botón fundido ó una geoda constituída por una sola especie de cristales, lo cual asegura haberse ya formado de esta suerte una sola especie mineralógica, y sólo falta someterla á examen químico y cristalográfico á fin de determinar más tarde su perfecta identidad con la misma especie, tal y como se halla formada en la naturaleza.

Es aplicable asimismo el método que nos ocupa para conseguir asociaciones mineralógicas; mas en tal caso, y tratando ya de interpretar los hechos acaecidos, nada puede decirse respecto de si en los vidrios sometidos al recocido llévanse á término acciones químicas de cierta importancia y nada escasa complicación; sólo se sabe de seguro que los elementos más resistentes á la fusión son los primeros depositados en su correspondiente forma cristalina, y esto explica la relativa facilidad con la cual se cristalizan y reproducen especies tales como la tridimita, los óxidos de hierro y la perowskita, las cuales no podrían, sino con mucho trabajo y en contadas ocasiones, ser obtenidas mediante fusión simple de los elementos constitutivos ó de los minerales ya constituídos y en estado amorfo.

Para realizar las operaciones indicadas empleanse los hornos ordinarios, y los de viento cuando se trabaja con grandes masas; para las geodas pequeñas son preferibles el horno de Perrot y el de Forquignón y Leclerc, alimentado por gas y aire atmosférico inyectado con fuerza, produciéndose así en pocos minutos temperatura suficiente para alcanzar el rojo blanco, y en cuanto á la fusión misma dase la preferencia á los crisoles de platino bien puro, que resiste sin alterarse tan enorme calor.

(d) Fusión confundente sin reacción química. - Es de excelente resultado cuando se han de cristalizar minerales incapaces para tomar la estructura y forma cristalinas por simple fusión, ó que de alguna manera se descompongan y alteren al fundirles; entonces conviene emplear el fundente, cuyo cuerpo suele ser un cloruro, y se separa mezclándolo con los elementos del mineral cuya reproducción se intente; luego fúndese todo junto, y terminada que sea la reacción, y enfriada la masa, se somete ésta á una lixiviación metódica, de ordinario con agua pura; el fundente se disuelve y queda por residuo la especie mineralógica, casi siempre en muy menudos cristales Un buen ejemplo de este género de síntesis es la del silicato y la del fosfato de calcio, cuyos minerales sólo cristalizan cuando se proyectan sobre una masa de cloruro calcico fundido; éste, haciendo de fundente, permanece inalterable, y ajeno, al parecer cuando menos, á toda metamorfosis y cambio de estructura, de donde viene admitir que todos los fundentes son sólo medios adecuados á las transformaciones que se examinan sin tomar en ellas parte activa. Respecto del particular, observa Bourgeois en su libro, con muy buen acuerdo, que bien pudieran originarse reacciones inversas en las cuales los fundentes interviniesen y fue sen en ellas elemento activo, pues no es raro ver, particularmente en fenómenos químicos ya de cierta complicación, cómo á una temperatura se constituyen cuerpos cuya existencia á otras más bajas ó más elevadas es imposible, y entonces escíndense los cuerpos así formados y aparecen sus componentes libres y como si no hubiesen tomado parte en cambio alguno, cosa que bien pudiera acontecer con los fundentes, aun cuando á la hora presente faltan datos suficientes para afirmarlo, y no hay tampoco medio de llevar á cabo todas las comprobaciones necesarias para elevar la conjetura á teoría racional.

Refiérense en particular á aquellos experimentos en los cuales es punto de partida un silicato más o menos complicado y unido, lo que propiamente llamaremos dificultad del proble ma, en que el paso del estado amorfo al cristalino no se hace de repente y de una manera brusca, como en la reproducción de sulfuros y metales cristalizados, sino reconocen, cuando menos, un estado intermediario, el cual acusa todo un procedimiento evolutivo, de cierta lentitud para cambiar la estructura de los minerales cuya síntesis se pretende en la forma aquí explicada. De ordinario el enfriamiento brusco y repentino de un silicato fundido implica la formación de un vidrio enteramente amorfo, el cual es transformado en cristales definidos sometiéndole á una nueva operación conocida con el nombre de recocido, y consistente en calentar el vidrio á una temperatura bastante próxima á la correspondiente à su punto de fusión completa, y esto es suficiente para provocar una serie de transformaciones moleculares, cuyo conjunto constituye lo que se llama desvitrificación. Sucede, pues, calentando el vidrio en la forma dicha, que en su masa van determinándose poco á poco elementos geométricos bastante imperfectos y agregados unos á otros, indicio cierto de un cambio de estructura y del comienzo de la cristalización; después lo amorfo del vidrio desaparece lentamente, adquieren desarrollo suficiente los elementos cristalinos, y separándose constituyen verdaderos cristales definidos como último producto de la desvitrificación, que representa un tránsito ó intermedio entre las primeras materias colocadas en el crisol y allí fundidas, y los mismos elementos cuando adquieren, sin más artificio que las acciones de la temperatura, la forma cristalina propia y característica del mineral mediante simple fusión reproducido. Dado el procedimiento, al punto se concibe cómo antes de alcanzar los más perfectos y bien formados cristales, deteniéndose en varios períodos de la operación, deben constituirse estados intermedios variables, ni por entero cristalinos ni incompletamente amorfos; así, para una misma especie mineralógica, primero de conseguirá

(e) Reacciones químicas entre substancias fundidas. - Aplícase el procedimiento en particular la reproducción sintética de las sales, y se

aplica á una metamorfosis muy bien estudiada en la Química: la doble descomposición efectuada entre dos sales distintas, una de las cuales contiene el ácido y la otra el metal de la sal que ha de obtenerse por vía sintética. Claro está que de hecho resulta cuando menos un producto secundario ó accesorio, el cual desempeña papel de fundente, y luego es eliminado apelando á la lixiviación por medio de líquidos que sean disolventes suyos; la síntesis de la mayoría de los sulfatos, cromatos, fosfatos, arseniatos, boratos, tungstatos ó volfranatos y demás sales, se ha realizado por este medio. El ejemplo más concluyente respecto del caso lo encontramos en la reproducción artificial de la baritina, cuyo mineral obtúvolo Mauwos fundiendo el cloruro de bario con sulfato potásico; al citarlo el autor cuyo método seguimos, insiste en relacionar el hecho con los procedimientos anteriores en los cuales el fundente parece no ejercer acción alguna sobre los cuerpos que se forman, ni aun intervenir para nada en las metamorfosis necesarias para generar la especie mineralógica, porque el fenómeno de doble descomposición citado puede asimilarse otra manera de la conseguir la baritina fundiendo el sulfato de bario amorfo con cloruro de sodio; aquí, según las leyes generales establecidas, debiera haber cambio de parejas, y se comprende que reaccionando ambos cuerpos se origi. nen en un momento, cuando son á ello propicias las condiciones de temperatura, cloruro de bario y sulfato de sodio, pero entonces, al hallarse de nuevo juntas las dos substancias formadas establécese entre ellas la misma doble descomposición, y en reacciones inversas resulta sulfato de bario cristalizado en el seno del cloruro de sodio fundido. El químico Hautefeuille, que ha realizado grandes adelantos en la síntesis mineralógica, usa el método para reproducir minerales silíceos, y basta recordar cómo fundiendo el tungstato sódico ó el molibdato en los experimentos de Parmentier con sílice amorfa ésta cristalizaba reproduciendo el cuarzo y la tridimita con sus habituales y características formas; á la misma categoría pertenece la síntesis del corindo en todas sus variedades, realizada por Fremy y Feil aprovechando la propiedad de la sílice en cuya virtud puede desalojar la alúmina contenida en ciertos cuerpos como el aluminato de plomo, en los cuales ejerce funciones de ácido. De esta manera, un procedimiento analítico de la mayor sencillez, empleado á diario para caracterizar todas las sales cristalinas, tiene su aplicación en la síntesis mineralogica, como para confirmar aquella ley de Berthelot expresada en esta forma: cuando reaccionan dos sales cualesquiera, de tal modo que por cambio de ácidos y de bases puede originarse otra sal insoluble ó más volátil, ésta se forma y genera, lo mismo que en el caso de someter á elevadas temperaturas la mezcla de sílice y tungstato ó molibdato sódico resulta confirmado el principio de la división de una base entre dos ácidos que tienen para ella avideces casi igualmente intensas.

3. Cristalización por influencia de substancias volátiles. (f) Sublimación simple. - Corto es el número de los minerales capaces de volatilizarse sin descomposición, y cuando su vapor se enfría aptos para cristalizar en su forma propia, tal y como se presenta naturalmente, y cítanse como aquellos en los cuales es más observable el fenómeno el azufre, el arsénico el ácido arsenioso, los sulfuros de arsénico, el cinabrio, el mercurio córneo, la blenda y algunos otros sulfuros y cloruros, y sin embargo el hecho de la sublimación es frecuente en la naturaleza y en las llamadas reproducciones accidentales; así explícase por lo menos la presencia de cristales que tapizan los huecos de las rocas, constituyendo á modo de geodas naturales, cuyos cristales son perfectos y bien determinados. Al aplicar el procedimiento en los contados casos en que la su blimación es posible, generalmente se hace intervenir agentes volátiles ó gaseosos, los cuales permanecen inalterables durante la metamorfosis y no intervienen de modo ostensible, á no ser que, conforme ha demostrado en varios experimentos Sainte-Claire Deville, se producen reacciones inversas, conforme queda dicho más arriba. Sucede también, además de la coexistencia de dos reacciones inversas, que gases cuya inercia casi absoluta está bien reconocida acele ren ó regulen la sublimación de algunos cuerpos poco volatiles, y cítase como excelente ejemplo de ello el caso de la blenda ó sulfuro de zinc,

cuya volatilidad se aumenta de modo extraor dinario con la presencia del gas nitrógeno.

(g) Reacciones químicas entre substancias volátiles. - Requiere la síntesis de las especies mineralógicas reproducidas por este medio el empleo de aparatos especiales y temperaturas sumamente elevadas, aprovechando las reacciones que puedan efectuarse entre cuerpos reducidos al estado gaseoso por medio del calor, este procedimiento, conocido ya de larga data, ha sido muy usado por Gay-Lussac, Durocher, Daubrée y Stanislas Menmir, aplicándolo muy especialmente á la reproducción artificial de algunos óxidos metálicos cristalizados, cuya síntesis completa era lograda haciendo reaccionar el vapor de agua sobre los cloruros de los metales, convertidos en vapor á temperaturas muy elevadas y sostenidas largo tiempo.

(h) Reacción de una substancia valátil sobre un cuerpo no volátil. – Quizá no haya procedimiento sintético que mejor imite y recuerde la formación de las especies naturales por vía volcánica, y en determinados filones, cuyo mecanismo explícase por la sola acción de los gases sobre cuerpos sólidos no volátiles, llevada á cabo, como es consiguiente, á temperatura sumamente elevada. En las reacciones así realizadas aparece bien patente el hecho de que una pequeña masa gaseosa basta para hacer cristalizar una cantidad indefinida de cualesquiera cuerpo si las condiciones experimentales son propicias para ello. Esto explica las acciones del gas fluoruro de silicio y aun la del propio fluor como agente mineralizador, de lo cual puede sacarse partido tratando de explicar cómo han podido constituirse ciertos y determinados filones, á ejemplo de los estanníferos. En ocasiones la práctica del procedimiento exige calentar el sólido que deba cristalizar en una corriente gaseosa, y se ha visto comprobado en muchos experimentos el hecho de que, cuanto más lenta sea, más perfectos salen los cristales.

B Métodos por vía húmeda. - Aunque poco difieren en la práctica y en los resultados los procedimientos de esta reacción respecto de los mencionados en la anterior, y aun también comparados entre sí y respecto de la manipulación experimental, en cada uno de ellos conviene advertir el modo cómo en los métodos por vía húmeda pueden emplearse como agentes de metamorfosis la temperatura y la presión, y así estas dos especies de síntesis, á baja ó á elevada temperatura, sin presión ó á presiones variables.

(i) Cristalización al abandonar el disolvente, sin reacción química. - Es el caso más fácil de síntesis, reducido en último término á casos particulares del método ordinario para cristali zar cuerpos solubles en el agua mediante evaporación llevada á cabo con mayor ó menor lentitud, y se aplica á minerales solubles, por ejem. plo cloruros, sulfatos y nitratos, cuyos cristales pueden obtenerse por evaporación ó por enfriamiento. El disolvente casi único es el agua, y sólo por excepción se usan otros dotados como ella de reacción neutra; así, el azufre cristaliza por disolución con el sulfuro de carbono, y para conseguir cristales de cloruro de plata es el amoníaco el disolvente más apropiado. En experimentos muy curiosos, debidos al químico Sainte-Claire Deville y mencionados en la obra del tantas veces citado Bourgeois, se hacían cristalizar, usando por vehículo el agua, minerales que no son solubles en este líquido, para lo cual los minerales se calentaban muchas veces en contacto del agua, y á la larga conseguíanse bien formados cristales susceptibles de crecimiento cuando las evaporaciones se repiten mucho, y sucede que los mayores adquieren mayor volumen á expensas de los pequeños, los cuales acaban por desaparecer; las cristalizaciones del cloruro de plata, el sulfato de bario y el óxido de antimonio dan testimonio de la eficacia de un procedimiento cuya práctica es delicada, y que exige repetir mucho todas las operaciones.

(j) Reacciones químicas entre dos líquidos. No puede decirse que la obtención de precipita dos, tan usada en las operaciones de la Química analítica, sirva para reproducir cuerpos cristali zados, sino por el contrario los da siempre amorfos y en grado extremo de división; explícase el hecho porque, fuera de muy contados casos, los cristales nunca se constituyen de una vez y bruscamente; sino al contrario, son producto de agre. gaciones moleculares llevadas á cabo con extra ordinaria lentitud. Siendo esto verdad, y tra

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tando de aplicar el método indicado, compréndese cómo su eficacia consiste en retardar las reacciones que deben efectuarse entre los líqui dos, haciendo que su mezcla sea muy lenta, y á ser posible se haga mediante difusión con poquísima superficie de contacto ó separándolos con membranas y cuerpos porosos, ó no dándoles sino la comunicación que permita una ma. cla, y entonces es posible llegar á constituir cristales definidos, nunca de gran volumen, y precipitados cristalinos, cuyos elementos pueden determinarse por los medios ordinarios.

(k) Reacción de un líquido con un sólido. Caracterízase siempre por su extremada lentitud, y como ejemplo de ella se citarán sólo aquellos experimentos en los cuales intervienen las acciones eléctricas y aquellos otros llevados á cabo en espacios capilares, aprovechados con excelentes resultados en muchos casos de síntesis mineralógica, coronados por el éxito más completo.

Influencia de la presión. - Muchos hechos experimentales, y la síntesis del diamante realizada por Moissan es acaso el mejor ejemplo, demuestran cómo es posible reproducir las especies mineralógicas calentando sus elementos constitutivos a temperaturas muy elevadas, sometiéndolos al propio tiempo á menores presiones, cuyo hecho explica, de otra parte, la formación de muchos elementos de las rocas en la natura. leza. Para realizar la reproducción de los minerales conforme á estos principios se emplean tubos cerrados, y en ellos efectúanse las reacciones; pero se ha visto que la temperatura y la presión son causa de ciertas modificaciones no acaecidas en otros casos, y ellas convierten en mineralizadores cuerpos inertes y hacen cristalizar substancias gelatinosas ó aloidales; la síntesis del feldespato y la de diversas reolitas demuestran en este respecto la indudable eficacia del procedimiento. De ordinario practícase en tubos de vidrio verde y muy infusible, cerrados muchas veces y metidos cada uno en un estuche metálico para prevenir los efectos de explosiones y otros accidentes, y se calientan en el horno inventado por Wisnegg para el caso; como límite de temperatura, empleando tubos de vidrio, se marcan los 300° próximamente; pero en experimentos donde es preciso elevar más la temperatura los tubos son de acero con revestimiento interior de platino, y el cierre también es especial y á tornillo. En cuanto á esto, las perfecciones experimentales llegan al punto de haberse construído tubos de resistencia indefinida, y el acero de la masa es tal que, en el caso de desarrollarse violentas presiones en el interior, el tubo se ensancha y luego se raja longitudinalmente sin explosión ni progresión de su masa; de aquí la extensión de este método, cuyos resultados son cada día más notables y curiosos, consintiendo reproducir minerales muy complicados y algunos elementos constitutivos de ciertas rocas. Tales son, sin descender á pormenores, los métodos de reproducción artificial de los minerales, tal y como pueden verse explicados en el libro de M. León Bourgeois; en cuanto á sus resultados bien poco hay que decir, si no repetimos cuanto al principio queda manifestado; el objeto de la síntesis mineralógica no es sólo reproducir las especies minerales en la composición química y la forma cristalina que las caracteriza, sino al propio tiempo demostrar que sus métodos son asimismo reproducción fiel

exacta de los mismos que la naturaleza emplea, comprobando en la misma práctica de los experimentos una doctrina cada día más apo yada en hechos y que recibe en cada uno de los descubrimientos llevados á cabo mayores pruebas y datos más ciertos para asegurar su legitimidad y certeza.

- SÍNTESIS: Geol. Más importancia tal vez que la síntesis artificial de los minerales tiene la de las rocas, pues que en último término los verdaderos elementos constitutivos de la corteza del globo, más que los individuos mineralógicos, son su reunión, que constituyen estas rocas. Al célebre geólogo francés Daubrée se debe la iniciación en los fecundos métodos de la reproducción artificial de las rocas; puede considerarse que la primera obra y la más clásica acerca de este punto es la titulada Etudes synthetiques de Geologic experimentale; después de su publicación, y siguiendo el criterio en ella establecido, basado en la imitación de las acciones mecánicas á las

cuales se hallan sometidas las rocas en la naturaleza, se han publicado interesantes trabajos, entre los cuales merece citarse una Memoria de Spring, en la cual este sabio describe la propiedad que poseen los cuerpos de soldarse sometidos á grandes presiones, para lo cual el au tor coloca materias pulverulentas en un instrumento cuya forma esencial es la de un mortero como el de Abich, sobre el pistón del que se apoya una palanca semejante á la de las válvulas de seguridad de las máquinas de vapor; este aparato, extremadamente simple, y que da magníficos resultados, ha permitido á Spring, variando la posición del peso móvil, obtener presiones hasta de 5 000 atmósferas, bajo la influencia de las cuales se ha llegado á realizar la cristalización de las substancias reducidas á polvo.

Los anteriores resultados han sido comprobados por Jannettaz; Neel y Clermont, operando con una potente prensa, llegaba á dar 10 000 kilogramos por centímetro cuadrado. Las experiencias se han realizado sobre diversos metales ó aleaciones reducidos á polvo impalpable, sobre los sulfuros de cobre y de zinc precipitados, sobre los cloruros de sodio, de plomo y de mercurio, sobre el ioduro mercúrico, sobre la magnesia, la sílice, la alúmina precipitada, la creta y el sulfato de cobre. Todos estos polvos, comprimidos á 6000 y 8000 atmósferas, se aglutinan en una masa sólida, pero no se observa ningún fenómeno de cristalización, y aun algunos permanecen terrosos, como la creta, la sílice y la alúmina, únicamente se ha producido una especie de estructura esquistosa ó pizarrosa, y el plano de esquistosidad resulta, como las experiencias de Sorby, Tyndall y Daubrée, perpendicular á la presión ejercida. Un procedimiento muy ingenioso, debido á Jannettaz, para el estudio de la propagación del calor, permite asegurar que el elipsoide térmico es generalmente aplastado y tiene su eje menor perpendicular á la esquistosi dad desarrollada.

Pocos datos hay relativos à la síntesis de las rocas sedimentarias considerada bajo el punto de vista químico; las especies cristalinas que entran en su composición son principalmente la caliza, la dolomía y el yeso, que se obtienen al estado cristalino por diversos procedimientos, pero sus productos son siempre menos coherentes y agregados que en las rocas naturales. Preciso es hacer constar la impotencia singular á que se han visto reducidos todos los experimentadores para imitar los depósitos silíceos de todas clases y procedencias, pues las condiciones naturales que presiden y han presidido á la disolución y depósito de la sílice son actualmente poco conocidas.

Entre las rocas sedimentarias hay una categoría especial, enyo origen constituye un importante problema geológico: es la de los carbones naturales. Todos los geólogos coinciden en afirmar que la hulla proviene de restos vegetales, y aun las últimas experiencias de Grand Eury y de Fayol afirman que los depósitos hulleros se han formado por acarreo ó transporte lejos del sitio de donde procedía la vegetación que les ha dado origen; faltaba conocer cómo la substancia orgánica formada de restos de vegetales ha podido transformarse en una masa compacta y amorfa como es la hulla; á resolver este problema se han dirigido las experiencias de Fremy, que ha ensayado las acciones ejercidas por la presión en unión con el calor sobre las diversas substancias vegetales, habiendo demostrado que la formación de la hulla ha sido precedida de una transformación preliminar análoga ó incluída en el gru. po de la fermentación úlmica ó turbosa, mediante la cual se han desorganizado por completo los tejidos de las plantas hulleras; la materia turbosa 6 lignitosa que se originó se ha transformado posteriormente en hulla, merced sin duda á la acción combinada del calor y la presión. Como demostración de esto, el célebre químico Fremy ha encerrado en unos tubos cerrados ó autoclaves, calentadolos á 300 y más grados, por una parte restos vegetales intactos ó principios inmediatos organizados extraídos de los vegetales, y por otra parte substancias vegetales solubles y no organizadas; en el primer caso se han obtenido productos carbonizados no fundidos y conservando la apariencia de la primitiva organización, mientras que en el segundo el resultado han sido unas materias negras amorfas con el aspecto de una masa fundida, insoluble en todos los disolventes y sufriendo las mismas alteraTOMO XIX

ciones que la hulla sometida á la calcinación;
particularmente es, sobre el almidón, el azúcar,
las gomas, los ácidos úlmicos procedentes de las
fermentaciones turbosas ó de la alteración de la
vasculosa, el ácido sacarúmico y otros, sobre los
que se puede observar la producción artificial de
una verdadera hulla. Respecto á la clorófila, las
restantes materias colorantes, las resinas y los
cuerpos grasos, puede decirse que en las mismas
circunstancias originan verdaderos betunes, y es
sin duda debido á la proporción en que entran
en los organismos vegetales hulleros y la riqueza
más o menos grande de las hullas en principios
volátiles.

Respecto á génesis artificial de las rocas me-
tamórficas ó cristalofílicas, preciso es confesar
una vez más la poca importancia de las induc-
ciones nacidas de la experiencia relativa á su
modo de formación, siendo, sin embargo, preciso
citar las experiencias de Hall, que reproducen de
cierto modo la génesis de los mármoles cristali
nos, si bien permanece sin explicar la presencia
de minerales que se encuentran frecuentemente
incluídos en estos mármoles, como la mica, cuar-
zo, feldespato, talco, clorita y grafito.

Las rocas en que verdaderamente ha alcanzado importancia la síntesis artificial ha sido en las consideradas como eruptivas ó formadas por la acción del calor, siendo principalmente á los célebres geólogos franceses Fouqué y Michel Levy á los que se deben los más importantes trabajos en esta materia. Puede considerarse, con estos geólogos, que en la evolución de una roca hay dos tiempos de consolidación: el primero, anterior á la erupción, origina la formación de grandes cristales en el seno de una masa vítrea, la cual al tiempo de la erupción y solidificación de la roca se transforma en un agregado de meteoritos, pudiéndose realizar la clasificación cronológica de los elementos de una roca con bastante aproximación. Todas las experiencias de los citados geólogos han tenido un verdadero éxito cuando se ha tratado de la reproducción de las rocas básicas, pero han sido infructuosas al intentarlo con las ácidas y aun con las neutras; el principal de los métodos sintéticos ha sido el de la fusión ígnea sin fundente, que parece ser á priori el procedimiento que ha seguido la naturaleza; pues en efecto, cuando se trata de una roca compacta y se quiere explicar la consolidación por la intervención de un fundente ó un agente volátil, se presentan serias dificultades para concebir cómo puede haberse efectuado la eliminación de este agente sin dejar rastro alguno. Existen un gran número de especies que no se han podido obtener hasta el día sin la influencia mineralizadora de agentes líquidos ó volátiles: estas especies son las de los filones concrecionados y las de las rocas ácidas.

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basalto una temperatura mucho más alta, variable entre entre 60 y 100° pirométricos; Hall ha visto al basalto regenerarse en una masa porfiroide sembrada de geodas, en la que parecían existir cristales de feldespato y de hornblenda.

Merced á los progresos de la Micrografía litológica, han podido examinar al microscopio, Fouqué y Michel Levy, alguno de los productos obtenidos por Hall, habiendo reconocido en ellos solamente una cristalización imperfecta; pero se puede también estudiar la regeneración de varias especies al estado cristalítico desarrolladas en el seno de un magma vítreo abundante, entre las cuales pueden citarse el peridoto, el labrador en finos microlitos esferolíticos, y la magnetita Los ejemplares examinados no presentaban ni feldespato en grandes cristales ni horblenda, pero el error de Hall se explica perfectamente por la imperfección de los reconocimientos micrográficos en aquella época, mas la textura cristalina se reconoce simplemente con el microscopio Casi al mismo tiempo el célebre Gregorio Watt comienza en una escala mucho más grande experiencias del mismo género, pues fundió varios cientos de kilogramos de basalto en un horno de rebervero, y al cabo de seis horas de fuego cubría toda la masa, que se hallaba en completa fusión, con una espesa capa de carbón que dejaba arder lentamente. Watt ha descrito con verdadero cuidado los cambios de textura experimentados por esta enorme masa vítrea sometida á un enfriamiento muy lento; se desarrollaban lentamente filas de esferolitas que aumentaban de tamaño, llegando á tener 6 centímetros de diámetro; el resto de la pasta resultaba pétrea y granuda, y toda la masa parecía completamente llena de pequeñas laminillas cuyas dimensiones llegaban á ser a veces de un milímetro de longitud; la densidad de la pasta subía de 2,743 á 2,749, aumentando también su poder magnético Los productos de Watt no han sido examinados al microscopio, pero es muy probable que los cristales desarrollados en la masa son de peridote, de augita, y puede ser que de hiperstena y de enstatita.

menos imperfectas que en ellos se desarrollan con el nombre de globulites, trichites, longulites, etc.; las especies que se originan en los vidrios comerciales forman parte de los piroxenos sódicos y cálcicos, y son microlitos fibrosos agregados que se extinguen transversalmente produciendo estas especies en vidrios ácidos, y cuando la composición del magma es más básica resultan microlitos muy refringentes de extinción longitudinal y muy atacables por los ácidos, y un bisilicato de cal ópticamente uniáxico; por último, si el vidrio es aluminoso, se originan mi

Varios geólogos ensayaban en esta época el estudio acerca de la formación de las rocas; así, Fleurián de Vellebue publicó una Memoria acerca de la acción del fuego en los volcanes, Dré otro sobre un nuevo género de liquefacción ígnea que explica la formación de las masas litoideas, y por último Dartigues realizó varias experiencias acerca de la desvitrificación de los vidrios. Esta última cuestión, interesante no sólo por sí misma y sus aplicaciones, ha dado lugar a otra porción de estudios, entre los cuales merecen citarse los de Dumas Pelouze, Peligot y Clemandot, mereciendo citarse el estudio químico acerca de este asunto publicado por Henriveaus en James Hall, á fines del siglo pasado, es el pri- la Enciclopedia Quimica dirigida por Fremy. El mer autor que se dedicó á realizar experiencias análisis microscópico de los vidrios desvitrificaacerca de la reproducción de las rocas, siendo dos ha sido realizado minuciosamente por Voconocidos sus trabajos relativos à la cristaliza-guelsang, habiendo descrito las formas más ó ción de la caliza, siendo preciso recordar su notable serie de experiencias que le permitieron afirmar que las rocas básicas después de la vitrificación adquieren el estado cristalino mediante el recocido y sufren una verdadera regeneración. Los trabajos de Hall tenían por objeto esclarecer las hipótesis plutónicas de su maestro Hutton, si bien este último pensaba que la experimentación sólo podía dar lugar á la síntesis de los tipos vítreos; pero Hall, que había observado diversas erupciones volcánicas, notó que los cristales de las lavas no se hallaban formados por completo al principio de la erupción, sino que se constituían en el curso de la misma. Operaba en crisoles de grafito la fusión de diversas rocas básicas, como lavas del Etna y del Vesubio, basaltos y diabasas de Escocia, etc., estimando la temperatura bastante groseramente, puesto que se valía del pirómetro de Wedgwood Reconoció primeramente que cuando la fusión completa de la roca había tenido lugar el enfriamiento rápido originaba una solidificación en masa vítrea, en tanto que si sufría un recocido prolongado á una temperatura cercana á la de fusión se producía un agregado cristalino menos fusible que el vidrio generador, poseyendo una fractura análoga á la de la roca primitiva; para obtener este resultado, es conveniente hacer subir y bajar la temperatura varias veces alrededor del punto de fusión. Las diabasas y meláfidos funden de 35 á 55° del pirómetro, sus vidrios de 15 á 24 y las masas cristalinas de 31 á 45, exigiendo el

crolitos de anortita.

Débense también experiencias sobre la fusión de las rocas á Mitscherlich, Rose, Sainte-Claire Deville, Delesse, etc., si bien todos estos estudios han dado pocos resultados positivos, por lo cual se llegó á considerar, especialmente después de las afirmaciones de Leonhard, como completamente imposible la reproducción de los feldespatos por fusión. A causa de esto, en 1866, al aparecer el trabajo de Daubrée, este experimentador no trata más que de la reproducción de las rocas no feldespáticas ó de los meteoritos similares; por fusión de las rocas naturales seguida de un conveniente recocido se ha visto la completa regeneración de los productos, obteniéndose una pasta que no difiere de la primitiva más que en pequeños detalles; así ha obtenido ejemplares visibles á simple vista de perido to, enstatita y piroxeno; los detalles de estructura se reproducen bastante bien, y tan sólo el

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