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una lira, un tonel, una balanza, una ó varias casas, huellas de unos pies, cuatro arroyos que brotan bajo los pies del Redentor, el monograma de Cristo, etc.

Todos estos objetos se ven reproducidos por la Pintura, la Escultura ó el Grabado, y lo mismo en los monumentos como en las tumbas, que en las sortijas ó amuletos. En una cornalina del siglo III, descrita por el P. Garrucci, aparecen grabados sobre una superficie de un centímetro el ancla rodeada de dos peces, la cruz en tau coronada por la paloma con el ramo de olivo y te niendo por base el cordero, el Arca de Noé con otra cruz en tau, un pez con su nombre inscrito en el campo, y la imagen del Buen Pastor. Por un pasaje del Pedagogo de San Clemente de Alejandría sabemos que en el siglo II ya se usaban los símbolos, que por lo común adornaban los anillos ó sellos de los cristianos, y que esas representaciones, multiplicadas en dichos objetos y monumentos, tenían una significación sagrada obedeciendo á un vasto sistema de simbolismo, al que correspondía toda una lengua jeroglífica que por medio de cierto número de signos convencionales resumía los principales misterios y doctrinas del cristianismo. Fué opinión común entre los sabios que dichas imágenes simbólicas eran como otros tantos signos ó símbolos de unión que servían á los cristianos para reconocerse entre sí, lo cual es cierto respecto de los que adornan objetos portátiles y de uso habitual; pero la causa de aquel lenguaje oculto fué la necesidad de secreto y de misterio, como dice Martigny, que las persecuciones imponían á los cristianos.

Es opinión frecuente la de que los primeros cristianos tomaron el uso de los símbolos de los pueblos orientales, especialmente de los egipcios. Entre éstos vivieron, por espacio de más de dos siglos, los judíos, que sin duda se iniciaron entonces en el conocimiento y práctica de la escri tura simbólica. Moisés, que estaba instruído en ella, sabemos positivamente por San Clemente de Alejandría que explicaba por el método jeroglífico, ú sea bajo los misteriosos símbolos de animales, los preceptos de la ley moral, y de la misma fuente tomó los motivos de la decoración del Tabernáculo. Todo esto explica que la fe cristiana, como dice Martigny, se expresaba de un modo natural en aquella lengua de convención, la única que fué familiar á los pueblos de Oriente.

El lenguaje del Antiguo Testamento, y sobre todo el de los Profetas, tan abundante en imágenes místicas y en sagrados enigmas, debió ejer-á cer poderosa influencia sobre los cristianos.

A éstos, como á los judíos, debía serles familiar el lenguaje enigmatico. El Divino Maestro se expresa por medio de parábolas. «De este modo, dice Martigny, quería dirigir la debilidad intelectual de sus oyentes y prepararlos contra el abuso que hubieran podido hacer de la divina palabra, porque, lejos de la muchedumbre, se reservaba explicarlo todo con detalles á sus discípulos, los cuales, debiendo ser los depositarios de su doctrina, tenían necesidad de ser iniciados con precisión en su verdadero sentido: Seorsum autem discipulis suis disserebat omnia.»

Tal es, continúa dicho autor, sin que tenga mos necesidad de buscarla en otra parte, la fuente auténtica del simbolismo cristiano. El espíritu del Maestro ha pasado á los discípulos; su método revive en la doctrina que la Iglesia difunde en su nombre; ella irradia en la liturgia y se refleja en los monumentos figurados. La lengua simbólica es, pues, un instrumento divino que Jesucristo ha dejado á su Iglesia, y la Iglesia se ha servido de ella durante los primeros siglos de su existencia, á fin de ocultar las verdades santas á las miradas profanas, multiplicando por todas partes su expresión material para la enseñanza y edificación de los suyos. >>

Los símbolos de unión ó de reunión eran unas téseras (V. TESERA) que en ciertas ocasiones se mostraban los primeros cristianos para auxiliarse, para practicar unos con otros sin temor ni ficción los deberes de la caridad fraternal. Símbolos de unión eran los anillos y otros objetos portátiles con el monograma del nombre de Cristo ó la figura del pez. En las catacumbas de Roma se han encontrado pececillos de bronce ó de cristal que sin duda no tuvieron otro destino, Y que se distribuían entre los recién bautizados para que los llevaran colgados al cuello como téseras ó símbolos de los derechos que el bautis TOMO XIX

mo les confería. Dichos objetos tienen un aguje. rito para pasar un cordón. También se han encontrado en los cementerios cristianos téseras ó símbolos en oro y marfil que figuran entre los que se llaman signos de hospitalidad. Como símbolo de amistad, es de citar un medio huevo de marfil sobre cuyo corte ó parte plana aparecen grabadas las cabezas afrontadas de dos personajes, que se reconocen como cristianos en el monograma de Cristo que les corona; en el borde de la circunferencia exterior se lee: Dignitas amicorum vivas cum tuis feliciter. El huevo debió estar dividido en dos partes iguales adornadas con los mismos asuntos, una para cada cual de los amigos. Con efecto, fué costumbre en la antigüedad que los viajeros que habían recibido hospitalidad en una casa rompieran, antes de abandonarla, un símbolo, del cual se llevaban la mitad, dejando la otra en poder de sus patrones; de modo que si en lo sucesivo volvían á visitarse ellos ó algunos de sus hijos, pudiera repetirse la hospitalidad presentando la mitad del símbolo, que debía ajustarse á la otra. Así lo dice el escoliasta de Eurípides, y Tertuliano en sus Prescripciones alude á esa costumbre cuando habla del signo de fe que unía á Roma con las iglesias de Africa. A lo mismo obedecen las monedas partidas que con frecuencia suelen encontrarse.

Los cristianos, además de estos símbolos, cuyo valor, como se ve, era convencional, tuvieron otros á los cuales dió mucha importancia la au toridad de la Iglesia. El principal y más corriente de ellos fué el símbolo de los Apóstoles. Dióse preferencia al símbolo escrito para que, encontrando en el cristiano una expresión sucinta y completa de las verdades reveladas, no se viera expuesto á seguir un camino falso en lo concerniente á la fe, y también con objeto de que los fieles pudieran cambiar entre sí una contraseña que los distinguiese de los herejes y de los malos cristianos. Así, cuando por cualquiera causa pasaban de una iglesia á otra, es decir, de una comunidad o asamblea de creyentes á otra del mismo género, se les interrogaba en seguida sobre su fe y eran reconocidos como ortodoxos si recitaban el símbolo. La disciplina primitiva, que aún estaba en vigor en tiempo de San Agustín, prohibía entregar el símbolo por escrito à fin de evitar que cayese en mano de los infieles, los cuales, si lo aprendían, podían hacerse admitir en los misterios sagrados, y por eso los fieles lo aprendían de memoria.

Otro de los símbolos á que dió autoridad la Iglesia eran las cartas de comunión que exigían todo cristiano desconocido, errante ó extranjero, para que además del símbolo de los Apostóles sirviesen de garantía á fin de poderlos admitir á la Eucaristía y á la mesa común. El que no poseyera dicha carta era condenado por la Iglesia y excluído de todos los privilegios de la sociedad de los fieles. Las cartas de comunión recibieron también los nombres de cartas formadas, cartas pacíficas, etc. Venían á ser estas cartas un distintivo necesario de los cristianos, que á veces iban á las prisiones á consolar á los que estaban expuestos á ser víctimas de su fe, y era necesario darse á conocer á ellos por medio de algún signo distintivo, un símbolo ó una palabra. Para tal empleo debió servir un sello de bronce que según el abate Greppo debió ser símbolo equivalente à una carta de admisión ó de crédito, y que contiene una inscripción en la que se estimula el valor de los mártires con estas palabras: ET. STA. NAECI MIL ES: Se un valeroso soldado en presencia de la muerte, y debajo una imagen que recuerda la de Daniel en la fosa de los leones, pero que puede ser también la de un cristiano condenado á las fieras.

El simbolo en las Bellas Artes. Las modernas artes figurativas han empleado y multiplicado numerosas figuras para representar de una manera convencional ciertas ideas y cosas. Los elementos de esta simbología especial del dominio de las Artes están tomados de la mitología de los atributos de nuestra religión, ó son representaciones de cosas que representan una rama de los conocimientos ó una manifestación determinada de la actividad humana. En lo que se refiere á los símbolos mitológicos, el arte moderno los ha admitido lo mismo que se los legó el arte antiguo, sólo que los emplea como símbolos de ideas no religiosas, como por ejemplo la imagen ó el atributo de Apolo, la lira, para simbolizar la Música; la figura de Minerva para simbolizar el saber; la de Venus para la belleza;

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la de Hércules para simbolizar la fuerza; la de Mercurio ó sus atributos para simbolizar el comercio. En el orden religioso la simbología artística difiere completamente de la de los primeros siglos del cristianismo, salvo algún caso aislado, como la figura del cordero, que se emplea como símbolo de la mansedumbre de Cristo. El símbolo cristiano por excelencia es la cruz, que resume y compendia la obra de la Redención del género humano. El triángulo es el símbolo de la Santísima Trinidad. La azucena es el símbolo de la pureza de la Virgen María. La figura de la paloma es un modo simbólico de representar al Espíritu Santo. El libro de los siete sellos el Arca de la alianza; las tablas de la ley mosaica y la misma figura de Moisés no son otra cosa que símbolos de la Ley antigua. Bien conocidos son los varios atributos, las sagradas llagas, los clavos, la corona de espinas, la lanza, el hisopo, la escalera, etc., con que se simboliza la Pasión de Cristo. Una serpiente á los pies de la Purísima Concepción, es un símbolo del demonio humillado por la virtud suprema.

En el orden moral el Arte ha establecido una serie de símbolos para representar conceptos diferentes. El cetro y la corona son símbolos de la Monarquía; el gorro frigio de la República; la balanza y la espada son símbolos de la Justicia; una columna lo es de la Templanza; la corona de laurel, tan prodigada por el arte antiguo sobre las sienes de generales y emperadores, más la palma, son símbolos de triunfo, de premio y de gloria; una trompeta simboliza la Fama; las caretas trágicas y cómicas, la copa del veneno y el puñal, son conocidos símbolos teatrales; el reloj de arena y la guadaña son símbolos del Tiempo y de la Muerte; y por último, los libros suelen emplearse como símbolo de las Letras; los instrumentos de Matemáticas y aparatos de laboratorio como símbolos de las Ciencias, y especialmente el caduceo de Mercurio ó la culebra enroscada á una copa son símbolos de la Medicina.

- SÍMBOLO: Quím. El empleo de los símbolos en la Química y en la Alquimia para representar de una manera abreviada los cuerpos simples y aun algunos compuestos es conocido desde los primeros tiempos del arte hermético, y buena prueba de ello son, no sólo los jeroglíficos egip cios, sino los papirus griegos existentes en las Bibliotecas de Francia, Alemania é Italia, y dados á conocer por el eminente químico francés Marcelino Berthelot en su notable obra acerca del origen de la Alquimia; los primeros iniciados en el arte sagrado, combinaban sus doctrinas con las de la Magia y la Cábala, y atribuyendo á los planetas indudable influencia sobre las cosas y fenómenos de la Tierra dedicaron los metales por ellos conocidos á las distintas divinidades planetarias, y en su virtud atribuyeron á aquéilos los mismos símbolos empleados para designar éstas, observándose además que los derivados de un mismo cuerpo, tales como distintos estados de agregación molecular y los minerales de donde se extraían, se representaban por signos también derivados del de dicho metal, sin más que introducir en él ligeras modificaciones, consistentes en trazos que no variaban la forma general primitiva. Según resulta del estudio del papirus

existente en la Biblioteca de San Marcos de Venecia, cuya fecha se remonta al siglo siglo XI ó quizás al x, los metales entonces conocidos, á saber: el oro, la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño, se representaban respectivamente por los símbolos correspondientes al Sol, la Luna, Venus, Marte, Saturno y Mercurio, si bien el último de estos metales se dedicó últi mamente á Júpiter, y al planeta correspondiente se le identificó con el denominado hidrargirum, cuerpo al que después se dió el nombre del planeta Mercurio al que correspondía, representándosele por una media luna invertida. Estos signos fueron conservados por los alquimistas posteriores durante el largo período en que la Química constituía un conjunto de conocimien tos empíricos cuyo objeto era tan quimérico como el descubrimiento de la piedra filosofal destinada á producir la trasmutación de los metales, y en tal estado permanecieron las cosas hasta que, á consecuencia de la acumulación de datos y de la transformación de las ideas, se realizó la aparición de la Química como ciencia, merced á los trabajos y al profundo genio del inmortal Lavoisier; pero desde el instante en que se trató de sistematizar los conocimientos ad

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quiridos demostrando á la vez las relaciones de composición que ligan entre sí los diferentes cuerpos, y desde el momento que el concepto de elemento perdía el carácter aristotélico primitivo para adquirir el que hoy tiene, el simbolismo de la Química había de sufrir necesariamente una transformación proporcionada á la que la ciencia misma había experimentado, y en su virtud los fundadores de la nomenclatura y notación químicas establecieron las reglas fijas por las que se descartaban las relaciones antes admitidas entre as. tros y metales, y se enseñaba á formar de una manera concreta el símbolo de cada elemento, símbolo que ya no era una figura más o menos caprichosa, sino consecuencia necesaria del nombre con que se designaba. Siguiendo este criterio, se convino en que el símbolo de cada elemento estuviese formado por la inicial, escrita en letra mayúscula, de su nombre latino, y en el caso de que existieran varios cuerpos que tuviesen la misma inicial añadiendo á ésta, y en minúscula, la primera letra diferente de sus respectivos nombres, y así se observa esta regla en la tabla de cuerpos simples inserta en la palabra FOR

MULA.

Los mismos fundadores de la nomenclatura acordaron que los símbolos de los elementos debían tener valor, no sólo cualitativo, sino cuantitativo, pues de otro modo no se podría representar con ellos la composición de los cuerpos compuestos, razón por la cual acordaron que cada símbolo debía significar el peso de un equivalente, fundándose en la teoría dualista por ellos admitida. Posteriormente este valor cuantitativo ha sufrido algunas modificaciones correlativas á las diferencias existentes entre el equivalente y el peso atómico, y así se ve, por ejemplo, que Berzelius en 1819 atribuía al símbolo O del oxígeno un valor igual á 16, mientras que para sus antecesores esta expresión representaba tan sólo un peso igual á 8; y para evitar las confusiones que semejante variación podía introducir en la formulación, dicho quí mico acostumbraba á atravesar por una raya horizontal la inicial de aquellos cuerpos en los que el equivalente era doble del peso atómico. En la actualidad, y determinados los pesos atómicos con arreglo á la hipótesis de Avogrado y Ampére, á la ley Dulong y Petit, á la del isomorfismo, etc., se ha suprimido la raya establecida por Berzelius y se da á cada símbolo el valor cuantitativo correspondiente á dicho peso atómico.

En cuanto á los cuerpos compuestos, pocas veces se les representa por un símbolo único, recurriéndose de ordinario á su fórmula; pero sin embargo, en algunas ocasiones, sobre todo cuando se trata de abreviar, se acude á este medio de representación partiendo de las ideas emitidas por Berzelius, según las cuales en las sales de ácidos orgánicos el anhidrido se indica por su inicial encima de la que se coloca un signo y los radicales electropositivos por esta misma inicial, pero con un signo + encima. De un modo análogo el agua, que en cantidad indeter

minada interviene en las reacciones como disolvente ó como agua de cristalización, se expresa por el símbolo Aq, y en algunas obras modernas se representa al amoníaco por el símbolo Am.

SIMBRÁNQUIDOS (de simbranquio): m. pl. Zool. Familia de peces del orden de los fisóstomos, que se caracteriza por tener el cuerpo prolongado, desnudo ó cubierto de escamas pequeñas; borde de la mandíbula superior formado solamente por los intermaxilares; los maxilares prolongados hacia atrás y paralelos á ellos; sin aletas pares; las verticales rudimentarias, reducidas á pliegues cutáneos más ó menos distintos; con costillas; arco situado á gran distancia detrás de la cabeza; aberturas branquiales confluentes en una hendedura situada en la superficie abdominal; sin vejiga aérea; estómago sin ciego ó apéndices pilóricos; ovarios con oviducto.

Esta familia sólo comprende cuatro géneros: el Amphipnous Müll., de Bengala; el Monopterus Lac., de la India; el Symbranchus Bloch., de la América; y el Chilobranchus Richards., de la Australia.

SIMBRANQUINOS (de simbranquio): m. pl. Zool. Tribu de peces del orden de los fisóstomos, familia de los simbránquidos, que ofrecen los siguientes caracteres: cuerpo desnudo; arco humeral unido á la calavera; ano situado en la mitad posterior de la longitud total.

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Esta tribu no comprende más que los géneros Monopterus Lac., que vive en el Este de la India y Japón; y el Symbranchus Bloch., que habita en la América tropical.

SIMBRANQUIO (del gr. σúv, con, y ẞpayxos, branquia): m. Zool. Género de peces del orden de los fisóstomos, familia de los simbránquidos, tribu de los simbranquinos, que se caracterizan por tener los dientes palatinos en una banda; cuatro arcos branquiales con branquias bien des. arrolladas.

La especie tipo de este género es el Symbranchus marmoratus Bloch., que habita en la América tropical, existiendo además el Simbranchus bengalensis, descrito por M'Clell., que vive en Bengala.

SIMBRES Ó SYMBRES: Geog. C. cap. de municipio, est. de Pernambuco, Brasil, situada á orillas del Sertão y en las fuentes del río Ipojuca. Fué misión de los Padres del Oratorio, y sus habits., casi todos indios chucurus, se dedican á la agricultura, pues el país es muy fértil.

pinosas; tarsos largos; sus uñas unguiculadas ó bífidas, según los sexos; el pigidio muy convexo y de forma de un triángulo equilátero.

Los insectos que forman este género son propios de la América del Sur. Todos son de pequeño tamaño, generalmente oblongos, y casi todos glabros, y tienen un reflejo sedoso más o menos vivo. Su cabeza y su protórax son desiguales y sus élitros poseen varios surcos. Los machos, además de su maza antenal, se distinguen de las hembras por sus tarsos anteriores, en los que el primero ó los dos primeros artejos son más ó menos ensanchados, y por sus ganchos, que son más grandes y más fuertes. En las hembras las patas son delgadas y bífidas.

Las especies de este género que han podido observarse en el Brasil son todas diurnas y vi ven sobre las hojas en medio de los bosques. El tipo de ellas es el Symmela elegans Erichs.

SI-MEN: Geog. Río de la China meridional. Nace en las montañas del S. de la prov. de Kuang-si; corre al S.O.; entra en la prov. de á los 150 kms. de curso desemboca en el Golfo Kuang-Tung; recibe por la dra, el U-li-kiang, y del Tonkín, cerca y al O. de Lien-cheu. Sólo es navegable para pequeñas embarcaciones.

SIMBULETA: f. Bot. Género de plantas perteneciente á la familia de las Escrofulariáceas, tribu de la antirríneas, cuyas especies habitan en la región mediterránea, y son plantas herbá ceas, bienales ó perennes, con las hojas radicales SIMEÓN: Biog. Segundo hijo de Jacob y de generalmente arrose tadas, y las caulinares opuesLía. N. hacia el año de 1748 a. de J. C. Enviatas, palmadopartidas ó dentadas en el ápice y do á Egipto con sus hermanos á comprar granos, las superiores enterísimas; flores pequeñas, fué Simeón preso por orden de José y atado en vueltas hacia abajo, formando racimos espici for presencia de aquéllos. Simeón y Leví, hermanos mes y colgantes; cáliz profundamente quinqué- de Dina, violada por Síquem, hijo de Hemor, fido; corola hipogina, con el tubo encorvado, quisieron vengar semejante ultraje, y con es igual en la base o ligeramente espolonado, y la pada en mano entraron con gran audacia en la garganta abierta; limbo bilabiado, con los lobu- ciudad de Salem y pasaron a cuchillo á todos los del labio superior erguidos y los del inferior los varones, mataron á Hemor y á Síquem, y se patentes, todos casi iguales y más o menos esllevaron á Dina, su hermana, de la casa del secotados; estambres insertos en el tubo de la co-gundo. Después que éstos hubieron salido, los rola, incluídos, cuatro fértiles casi iguales y un quinto estéril y muy corto, con las anteras arriñonadas y uniloculares; ovario bilocular, con las placentas multiovuladas y adheridas al tabique medianero; estilo sencillo y engrosado en la parte superior; estigma obtuso. El fruto es una cáp sula papirácea, comprimido-esférica, bilocular, con las celdas iguales, que se abren por un poro oblongo situado debajo del ápice y univalvado; semillas numerosas, ovales, pequeñas, con la testa tuberculada ó con espinitas.

SIMCOE: Geog. Lago de la prov. de Ontario, Dominio del Canadá; lo corta en su parte N. el paralelo de 44° 30' de lat. N., y está comprendido entre los condados de Simcoe, Ontario y York. Tiene 45 kms. de long. por unos 40 de anchura; su perímetro es de 125 á 130 kms., y su sup. de 1440 kms. Hay en él varias islas; recibe las aguas de varios ríos, y vierte por un canal que va al lago Couchiching, del que sale el río Severn. Este lago parece resto de un estrecho que en pasadas edades unía directamente los lagos Hurón y Ontario. || Condado de la prov. de Ontario, Dominio del Canadá. Debe su nombre al lago así llamado, que lo limita al E. Tiene por límites al N. la bahía Georgiana y el río Severn; al E. el mismo río Severn y el lago Simcoe, que lo separa de los condados de Ontario y York; al S. los condados de York y Cardwell, y al O. el de Grey; 4260 kms.2 y 80000 habits. Terreno accidentado; suelo fértil; clima frío, pero salubre; población en su mayor parte agrícola. Cap. Ba

rrie.

SIMELA (del gr. oúv, con, y uéλos, miembro): f. Zool. Género de insectos del orden coleópteros, familia escarabeidos, tribu melolontinos. Este género de insectos está caracterizado por ofrecer el menton un poco convexo, truncado, oblicuo é impresionado por delante; su parte ligular estrecha, corta y más o menos escotada; el lóbulo agudos; el último artejo de los palpos labiales externo de las maxilas pluridentado; sus dientes corto y cónico, el de los maxilares cilíndrico ó fusiforme; el epistoma separado de la frente por un surco ó una silla, redondeado en sus ángulos, con algunas impresiones ó rugoso; ojos gruesos y salientes; antenas de ocho ó nueve artejos: los tres últimos forman una maza muy alargada en los machos y oblonga en las hembras; el protórax transversal, ligeramente redondeado y con un lóbulo muy pequeño en su base; el escudo en forma de un triángulo rectilíneo alargado; los élitros oblongos ó algo ovalados, un poco ensanchados por detrás; las patas muy robustas; tibias anteriores tridentadas, las cuatro posteriores es

otros hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad en venganza del estupro. Robaron las ovejas, las vacadas y asnos de los habitantes, y todo lo que había en casas y campos. Lleváronse también cautivos á niños y mujeres. Ejecutadas osadamente todas estas cosas, dijo Jacob á Simeón y á Leví: «Me habéis puesto en un conflicto, y hecho odioso á los cananeos y pereceos, moradores de esta tierra. Nos. otros somos pocos; ellos, reunidos todos, cargarán sobre mí y seré exterminado con toda mi familia.» «¡Pues qué!, respondieron los hijos, ¿debieron ellos abusar de nuestra hermana como de dijo á sus hijos uno por uno, y al llegar á Siuna prostituta?» Estando Jacob para morir benmeón y Leví les llamó hermanos en el crimen, instrumentos belicosos de iniquidad, y añadió: designios ni empañe mi gloria uniéndome con «No permita Dios que tenga yo parte en sus ellos, porque en los homicidios demostraron su furor y en la destrucción de una ciudad su venganza. Maldito su furor, porque es pertinaz, y su saña, porque es inflexible; yo los dividiré en Jacob y los esparciré por las tribus de Israel.>>

-SIMEÓN: Biog. Varón anciano de Judea, justo y temeroso de Dios, á quien el Espíritu Santo había revelado que no moriría sin ver al Cristo ó ungido del Señor. Con tal motivo se hallaba constantemente en el templo, y al entrar con el Niño Jesús sus padres para practicar lo prescrito por la ley, tomóle Simeón en sus brazos y bendijo á Dios, diciendo: «Ahora, Señor, ahora sí que sacas en paz de este mundo á tu siervo, según tu promesa, porque ya mis ojos han visto al Salvador que nos has dado, al cual tienes destinado para que, expuesto á la vista de todos los pueblos, sea luz brillante que ilumine á los gentiles y la gloria de tu pueblo de Israel. >> Su padre y su madre escuchaban con admiración las cosas que del Niño se decían. Simeón bendijo á entrambos, y dijo á María, su madre: «Mira, este niño que ves está destinado para ruina y para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción de los hombres, lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, á fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de mu. chos. »

SIMEÓN (SAN): Biog. Discípulo de Jesucristo. M. el año 107 de nuestra era. Era sobrino de la Virgen, y fué elegido obispo de Jerusa lén después de la muerte de Santiago. Persegui do por Atico, gobernador de Palestina en tiempo de Trajano, fué crucificado á la edad de ciento veinte años.

-SIMEÓN (JOSÉ JERÓNIMO, conde): Biog. Político francés. N. en Aix, en Provenza, á 30 de septiembre de 1749. M. en París á 19 de enero de 1842. Su padre le envió á París á hacer sus estudios clásicos, y cuando regresó José á Provenza estudió la carrera de Derecho. En 1778 obtuvo una cátedra de Derecho en Aix, en donde desempeñó además el cargo de asesor de Provenza desde 1783. Gozaba de alta estima en su cindad natal cuando estalló la Revolución; manifestó su hostilidad á las nuevas ideas, negándose á reconocer la constitución civil del clero, lo fué despojado de su cátedra. Cuando por que los girondinos, olvidando los peligros que corría la patria, trataron de organizar un alzamiento, Simeón tomó parte en el movimiento federalista del Mediodía, fué procurador síndico en Provenza y declarado fuera de la ley, y, después de reprimida la sublevación, tuvo que buscar su salvación en la huída. Pasó á Italia (25 de agosto de 1793), en donde permaneció cerca de dos años. De regreso en Francia fué Simeón nombrado procurador síndico en las Bocas del Ródano, y en 1795 diputado al Consejo de los Quinientos. Denunció á Frerón, trabajó para que se aboliese el juramento de odio al rey, pidió la clausura de los clubs, una severa represión de la prensa, y fué constantemente hostil al establecimiento de un gobierno libre. Cuando el golpe de Estado del 18 de fructidor, año V, Simeón, que entonces presidía el Consejo de los Quinientos, fué comprendido en la lista de los proscritos. Logró ocultarse, partió á principios de 1799 á la isla de Olerón, y allí se constituyó prisionero. Recobrada su libertad después del golpe de Estado del 18 de brumario, fué nombrado por Bonaparte en 1800 comisario del Tribunal de casación, y después individuo del Tribunado. Con este último título contribuyó á la redacción de muchas leyes, á la del concordato y Código civil, y distinguióse á la vez por su conocimiento de los negocios y su saber como jurisconsulto. Para secundar las miras de Bonaparte hizo adoptar la ley de deportación, que alcanzaba á 71 ciudadanos, y apoyó, en 1804, cuanto pudo la transformación del Consulado en Imperio. En tales circunstancias ya no dudó en declararse contrario de los Borbones, cuyo llamamiento había deseado por tanto tiempo. Bonaparte recompensó á Simeón nombrándole individuo del Consejo de Estado en 1804 y barón en 1808. En 1807 Simeón fué uno de los tres comisarios encargados de organizar el reino de Westfalia para Jerónimo Bonaparte, que le confió las carteras del Interior y de Justicia y la presidencia del Consejo de Estado. Después de haber introducido en este país el sistema administrativo, judicial y rentístico de Francia, pasó á desempeñar sucesivamente las funciones de Ministro plenipotenciario de Westfalia en Berlín y en la Confederación del Rhin. En 1813 regresó Simeón á Francia, tomó á su cargo en 1814 la empresa de aclamar la

vuelta de los Borbones, aceptó entonces la prefectura del Norte y fué elegido durante los Cien Días, por las Bocas del Ródano, diputado á la Cámara de Representantes, en la que guardó un silencio profundo. En los comienzos de la segunda Restauración Luis XVIII le dió el título de conde (1815). Simeón fué entonces reelegido diputado por el Var, más tarde nombrado Consejero de Estado, luego inspector general de las Escuelas de Derecho (1819), subsecretario de Estado en el Ministerio de Justicia (1820), y después del asesinato del duque de Berry entró como Ministro del Interior, en reemplazo de Decazes, en el Gabinete ultrarreaccionario entonces constituído. Con tal título presentó una serie de proyectos de ley destinados á suprimir la libertad individual y la libertad de la prensa y á modificar la ley electoral. Fuera del poder en diciembre de 1821, el conde Simeón, que acababa de obtener un asiento en la Cámara de los Pares, fué nombrado individuo del Consejo privado y Ministro de Estado. En 1837 se le confirió el cargo de presidente del Tribunal de Cuentas, de que hizo dimisión en 1839. En 1832 había sido designado para formar parte de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Sus obras son: Elogio de Enrique IV; Sobre la omnipotencia del jurado; Memorias sobre el régimen dotal; etc.

-SIMEON ESTILITA (SAN): Biog. Anacoreta. N. en Sisan, en los confines de la Cilicia y de la Siria, hacia el año 390. M. á 1.° de septiembre

de 460. Pastor en su infancia, entró á la edad
de doce años en un convento, donde varios reli-
giosos le dieron á conocer las Sagradas Escritu-
ras. Con el ejemplo de los religiosos mortificaba
su cuerpo con tal extremo que el superior se vió
obligado á despedirle, temiendo que sus excesos
de austeridad le trajesen fatales consecuencias.
Retiróse á un lugar apartado, donde pasaba cua-
resmas enteras sin comer, siguiendo este ejem-
plo por espacio de algunos años, hasta que se
decidió á habitar en lo alto de una montaña de
la Siria, donde construyó una columna de pie-
dras. Murió á los sesenta y nueve años, de una
úlcera, de la que salían multitud de gusanos.
A su muerte su cuerpo fué trasladado à Antio-
quía.

SIMEONI (JUAN): Biog. Cardenal italiano. N.
en Pagliano á 27 de diciembre de 1816. M. en
1891 o 1892. Era hijo de un antiguo mayordomo
de la familia Colonna. Destinado á la carrera
eclesiástica, recibió las órdenes y fué por algunos
años profesor de los hijos del príncipe Colonna,
por cuyas recomendaciones el cardenal Patrizzi

le nombró prefecto de Academia. Simeoni fué
después secretario de la Congregación de la Pro-
paganda, de la que era prefecto el cardenal Fran-
chi. Este contribuyó mucho á hacerle venir á
Madrid en calidad de nuncio. Con este título
Simeoni, á nombre del Papa, pidió al gobierno
de Alfonso XII, que acababa de subir al trono,
que restableciera los privilegios que gozaba la
Iglesia católica en España antes de la revolución
de 1868. En una circular que dirigió á los obis-
pos españoles en 25 de agosto de 1875, con oca-
sión del proyecto de Constitución elaborado por
el Senado, decía el nuncio que el concordato de
1851 no había cesado de estar en vigor, y que
ninguna de las partes contratantes tenía el dere-
cho de modificarle sin el asentimiento de la otra.
Al mismo tiempo atacaba con vigor el art. 11
del proyecto de Constitución, que admitía la
tolerancia en materias religiosas; esta circular
hizo bastante ruido, y sus ideas fueron en general
desaprobadas en España. El Ministerio, que de-
seaba estar en buenas relaciones con la Santa
Sede, pero que, por otra parte, no podía enemis-
tarse con la opinión liberal, se encontró en un
verdadero conflicto Para ganar tiempo manifes-
tó al nuncio que estudiaría su circular y que ha-
ría todo lo posible por llegar á un acuerdo con
el Vaticano. Después de terminada la guerra
carlista (febrero de 1876), Cánovas del Castillo
presentó á las Cámaras un nuevo proyecto de
Constitución, por el que se admitía, no la liber-
tad de conciencia, pero sí la tolerancia religiosa,
y que fué votado por la Cámara de los Diputados
y por el Senado (junio de 1876). En 17 de sep-
tiembre fué nombrado cardenal monseñor Si-

meoni, y, aunque revestido con la púrpura car-
denalicia, por una medida excepcional siguió en
la nunciatura de Madrid. Todavía se hallaba en

aquella capital cuando, à consecuencia de la

muerte del cardenal Antonelli, le llamó Pío IX
para ejercer el cargo de secretario de Estado (12
de noviembre de 1876). De regreso en Roma
tomó posesión de su cargo, al cual Pío IX aña-
dió el de prefecto de los palacios apostólicos y
administrador de los bienes del clero. No modi-
ficó en nada la política de su predecesor, antes

bien mostró más deferencia hacia el Sacro Cole-
gio, al que reunió en varias ocasiones para con-
sultarle. A la muerte de Víctor Manuel, el car-
denal Simeoni envió á las potencias en nombre
de Pio IX una protesta contra el advenimiento
al trono de Italia del rey Humberto I (17 de
enero de 1878). Poco depués murió Pío IX, y á
consecuencia de la elección del cardenal Pecci para
sucesor de Pío IX, con el nombre de León XIII,
el cardenal Simeoni fué reemplazado como se-
cretario de Estado por el cardenal Franchi, al
gación de la Propaganda (5 de marzo de 1878),
que sucedió en calidad de prefecto de la Congre-
cargo que conservó hasta su muerte.

delgado; mandíbulas cortas, algo dentadas sobre su borde interno; labro distinto y muy transversal; cabeza un poco menos ancha que el protórax, con la frente cortada oblicuamente y cóncava por delante; antenas cortas; la maza brevemente oval, córnea sobre una pequeña extensión en su base; ojos finamente granulosos, redondeados, muy gruesos y muy salientes; protó. rax largo y poco convexo; escudo muy pequeño; los élitros recubren el pigidio y son declives posteriormente; patas normales, con los artejos de los tarsos cilíndricos y ciliados; el abdomen horizontal y convexo; sus segmentos intermedios un poco arqueados en sus extremidades; metasternón muy largo.

La única especie (Symmerus tuberculatus) de este género es originaria de la costa de Guinea. SIMES: Geog. V. SANTA MARÍA DE SIMES. SIMÉTIDO: m. Bot. Género de plantas (Simethis) perteneciente á la familia de las Liliáceas, cuyas especies habitan en la Europa media, y son plantas herbáceas provistas de raíces carnosas, con las hojas estrechas, planas, rectinervias, y las flores en panojas racemiformes; sépalos y pétalos soldados formando un perigonio extendido y simulando una estrella, y las lacinias recorridas por cinco ó siete nervios; filamentos de los estambres lanudotomentosos en su parte inferior. El fruto es una caja casi globosa que con. tiene de tres á seis semillas provistas de arilo.

SIMETO: Geog. Río de Sicilia, Italia. Nace en la vertiente meridional del monte Sori, corre al S. E., separa en parte las provs. de Mesina y Catania, pasa por Bronta, costea la base occidental del Etna, se inclina al S. cerca de Aderno, vuelve luego al S. E., y reuniéndose con el Gornalunga forman ambos el estuario llamado Giaretta ó Giarretta y desembocan en el Mar Jónico, 9 kms. al S. de Catania. Tiene el Simeto un curso de 116 kms., y son sus principales afluentes el Troina, el Salto y el Dittaino, que se le unen por la dra. Es el antiguo Adrano.

SIMETRIA: Bot. Género de plantas (Symmetria) perteneciente á la familia de las Mirtáceas, cuyas especies habitan en Java, y son plantas arboreas con las hojas opuestas, trasovadas, obtusas, con dientes poco marcados, coriáceas, lampiñas, con nervios delgados paralelos y corimbos axilares cortos con flores pequeñas; cáde seis pétalos pequeños insertos en el cáliz; 12 liz acampanado y partido en seis lacinias; corola estambres insertos con los pétalos, los alternos más cortos, y todos algo corvos y caedizos; ovario libre, ceñido por el disco, cuadrilocular y con las celdas biovuladas; estilo carnoso y estigma obtuso y tetragonal. El fruto es una drupa abayada, envuelta por el cáliz, con uno o dos, rara vez tres, núcleos arriñonados y fibroso-arilados, monospermos; embrión curvo y colocado en el albumen en posición inversa.

SIMETRÍA (del gr. ovuμerpla; de ovv, con, y μéтpov, medida): f. Proporción de las partes de un todo entre sí y con el todo mismo.

Esto es lo que llama ad pondus
Nuestro Galeno, y del consta
La igualdad y SIMETRÍA

Saludable y deleitosa.

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-SIMETRIA: Armonía de posición de las partes ó puntos similares respecto unos de otros, y con referencia á punto, línea ó cuerpo determinado.

- SIMETRÍA: Geom. Dos puntos se llaman simétricos con relación á otro punto cuando éste divide en dos partes iguales á la recta que une los dos primeros.

SIMERO (del gr. oúv, con, y unpós, artejo): m.
Zool. Género de insectos del orden de los coleóp-
teros, familia de los curculiónidos, tribu de los
platipinos. Los insectos de este género tienen el
menton soldado á la pieza basilar, un poco trans-
versal y escotado por delante; palpos labiales de
tres artejos, el primero y segundo cortos, igua-ó
les; el tercero más largo y delgado; palpos ma-
xilares córneos, cilíndricos, con el primer artejo
más grande que los siguientes reunidos, el se-
gundo y tercero muy cortos, el cuarto largo y

Dos puntos son simétricos respecto de una recta ó respecto de un plano cuando esta recta ó este plano es perpendicular a la recta que los une en su punto medio.

Dos líneas ó superficies cualesquiera se llaman simétricas con respecto á un punto, á una recta à un plano, cuando ambas líneas ó superficies tienen todos sus puntos simétricos uno a uno con respecto á dichos punto, recta ó plano.

Dos cuerpos cualesquiera se llaman simétricos con respecto a un punto, recta ó plano, cuando

sus superficies son simétricas con respecto al mismo punto, recta ó plano.

El punto, recta o plano, con respecto al cual son simétricas dos figuras cualesquiera, se llama centro, eje ó plano de simetría respectivamente. Y los puntos simétricos se dicen homólogos. Dos figuras simétricas respecto de un eje son iguales, porque haciendo girar alrededor de este eje á una de las figuras 180° vendrá á coincidir exactamente con la otra. La simetría con respecto á un eje no ofrece, pues, nada de particular; y así, en lo que sigue, no nos ocuparemos sino de la simetría con relación á un punto y á un plano. Dos figuras Fy F" (fig. 1), simétricas de una

B

A

Fig. 1

misma figura F con respecto á dos puntos diferentes Oy O', son iguales.

Sean A un punto cualquiera de la figura F, A' su homólogo en la figura F, y A" su homólo go en la figura F". Siendo O' el punto medio de AA', y O' el medio de AA", la recta A'A" es paralela á O'O' é igual á 20'0". Como el punto considerado A es cualquiera, para todos se verificará lo que para éste; luego la figura F" no es más que la figura F" trasladada paralelamente á la dirección O'O' una cantidad igual á 20′0′′.

Infiérese de lo dicho que la posición del centro de simetría no influye ni en la forma ni siquiera en la orientación de la figura simétrica de otra dada, pues al considerar un nuevo punto de simetría la figura simétrica no hace más que trasladarse paralelamente á una recta dada.

Si dos figuras Fy F" son simétricas respecto á un plano P (fig. 1), se puede situarlas siempre de tal manera que sean simétricas respecto de un punto O' tomado á voluntad en este plano; y reciprocamente, si dos figuras Fy F' son simétricas respecto á un centro O, se puede siempre situarlas de tal manera que sean simétricas respecto de un plano cualquiera P que pase por este centro.

Basta para esto hacer girar la figura F" en el primer caso, y la Fen el segundo, 180° alrededor de la perpendicular OCB levantada en O' al plano P.

En efecto: consideremos una figura F, un plano Py un punto cualquiera de este plano. Sean Fla figura simétrica de la Frespecto del punto Oy F" la simétrica de F respecto al pla no P. El teorema directo y su recíproco queda rán demostrados á la vez, si se hace ver que las figuras Fy F" son simétricas respecto á la perpendicular O'B levantada en O' al plano P. Ahora bien: sean A, A', A" tres puntos homólogos de las figuras F, F y F", y O' el punto en que la recta 44" encuentra al plano P. Siendo O el punto medio de AA' y el punto medio de AA", la recta A'4" es paralela á O'0", y por consiguiente perpendicular á O'B. Por otra parte, habiendo trazado O'B paralelamente á AA" por el punto medio de AA', pasará por el medio C de A'A". Luego los puntos A' y A" son simétri cos respecto á la recta O'B.

Dedúcese de lo demostrado que dos figuras simétricas de una misma figura Frespecto á dos planos diferentes PyQ, no son otra cosa, en cuanto á la forma, que la figura simétrica de F respecto á un centro cualquiera, y son, por tanto, superponibles. Pero su orientación en el espacio no es la misma, á no ser que sean paralelos los planos Py Q.

Resulta, pues, que, si se hace abstracción de la orientación y no se atiende más que á la forma, una figura F no tiene más que una sola figu ra simétrica. Todas las figuras obtenidas tomando la simétrica de F, sea con respecto á un centro cualquiera, sea con relación al plano que se quiera, son superponibles.

Ciertas propiedades de las figuras simétricas se demuestran más fácilmente considerando la simetría con relación á un punto, y otras consi

derando la simetría con respecto á un plano. Elegiremos, pues, en cada caso el modo de simetría que más simplifique el razonamiento, ya que según el teorema anterior permite hacer dicha elección. En general la simetría con respecto á un punto es la que hace más sencillas las demostraciones, y por tanto lo que se prefiere, porque cambiando el centro de simetría no se altera la orientación de la figura simétrica, según hemos demostrado.

La figura simétrica de una recta es otra recta. - Porque si se toma un punto cualquiera de la recta para centro de simetría, lo que no hace cambiar la forma de la figura simétrica, se obtendrá evidentemente la propia recta para figura simétrica.

De aquí se infiere que: 1.° Dos rectas que tienen dos puntos simétricos con respecto á un centro ó á un plano tienen todos sus puntos respectivamente simétricos ó son simétricas, puesto que dos puntos determinan una recta. 2. Las distancias de dos puntos es igual á la de sus simétricos; porque si se toma para centro de simetría el punto medio de la recta que une los dos puntos considerados, se ve que estos dos puntos no hacen más que cambiarse. 3. El ángulo de dos rectas es igual al de sus simétricas; porque tomando para centro de simetría el vértice de este ángulo, se ve que las dos rectas simétricas forman el ángulo opuesto por el vértice al de las rectas dadas. 4.° Dos rectas simétricas con respecto à un punto son paralelas.

Para formarnos una idea clara de la situación de dos rectas simétricas con relación á un punto ó á un plano, sea, en primer lugar, AB (fig. 2) una recta cuya simétrica con respecto á un centro dado O' queremos hallar. Tomemos primero

Fig. 2

B

la recta simétrica de AB con respecto á su punto medio 0. El punto A tendrá su simétrico en B, y el punto B su simétrico en A; de suerte que la recta simétrica de AB, con respecto á su punto medio tomado para centro, será BA. Para pasar en seguida del centro O al centro O', bastará hacer describir á los puntos A y B rectas BA' y AB' paralelas á 00′ y dobles de 00'.

Hállase así, para simétrica de AB, la recta 'B' paralela á AB, de sentido contrario, y situada à la misma distancia del centro O' de simetría.

Sea, ahora, OA una recta (fig. 3) cuya simétrica, con respecto al plano P que encuentra en O, queremos hallar. Tomando primero la recta simétrica de 04 con respecto al punto O, que

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La figura simétrica de un plano es otro plano. Porque si se toma un punto cualquiera del plano para centro de simetría, se obtiene evidentemente para figura simétrica el mismo plano. De aquí se deduce que: 1.° Dos planos que tienen tres puntos simétricos tienen todos sus puntos simétricos uno á uno, ó dichos planos son simétricos, pues tres puntos determinan un plano. 2.° Dos planos simétricos con respecto á un punto son paralelos y equidistantes de éste; porque si A, B, C son tres puntos de uno, y A,B,C sus simétricos, las rectas AB y A'B' serán simétricas, y por tanto paralelas, como también las dos rectas BC y B'C' luego los planos simétricos ABC y A'B'C' son paralelos, fácilmente se demuestra que son equidistantes del centro de simetría. 3. Si dos rectas son simétricas con respecto á un punto, y una de ellas es perpendicufar á un plaño, la otra será también perpendicular al plano simétrico del primero; pues siendo las rectas paralelas, y también los planos, las dos rectas son perpendiculares á los dos planos. 4.° La figura simétrica de un polígono plano es otro polígono igual al primero, pues esta figura simétrica será otro polígono plano cuyos lados y ángulos serán iguales á los lados y ángulos del propuesto. 5. El ángulo de dos planos es igual al de sus simétricos; pues tomando para centro de simetría un punto de la arista del ángulo diedro formado por los planos, los planos simétricos de las caras de este diedro forman el diedro opuesto por la arista al primero. 6.° Dos planos simétricos con respecto á un plano están igualmente inclinados con relación á este plano, al que cortan según una misma recta.

Dos poliedros P y P' son simétricos cuando sus vértices lo son. En efecto: si A, B, C son tres vértices de una cualquiera de las caras del poliedro P, y A', B', C' sus simétricos en el poliedro P', las dos caras que pasan por estos vértices serán simétricas. Luego las caras de ambos poliedros son respectivamente simétricas, es decir, que las superficies de ambos poliedros son respectivamente simétricas, y por lo tanto estos dos poliedros Py P' son simétricos, según la definición de cuerpos simétricos.

Recíprocamente, dos poliedros simétricos tienen sus vértices simétricos uno á uno; pues sien. do simétricos los dos poliedros sus superficies serán simétricas, y por tanto las caras de ambos poliedros serán respectivamente simétricas. Un vértice cualquiera está situado en todas las caras que se reunen en él; luego el punto simétrico de este vértice estará situado en todas las caras simétricas de las primeras, y por tanto será otro vértice del segundo poliedro.

homólogas iguales. 2.0 Sus ángulos driedros hoDos poliedros simétricos tienen: 1.° Sus caras mólogos iguales. 3.° Sus ángulos poliedros homólogos simétricos.

1. La igualdad de las caras homólogas resulta inmediatamente del corolario 4.° del teorema anterior.

2. La igualdad de los ángulos diedros resulta del corolario 5.o del mismo teorema.

3. Para ver claramente la relación que exis te entre un ángulo poliedro A de la figura Py el ángulo poliedro homólogo A' de la segunda figura P', basta construir la figura simétrica de 1' tomando para centro de simetría el vértice A del primer ángulo poliedro. Así se ve que el ángulo A' es el ángulo poliedro opuesto por el vértice al ángulo poliedro A, y que son, por tanto, simétricos.

Dos poliedros simétricos Py P' son equivalen tes. Si se descompone el poliedro P en tetraedros á cada uno de estos tetraedros corresponde un tetraedro simétrico, y el conjunto de estos tetraedros simétricos constituye el poliedro 1. Ahora bien: puesto que dos poliedros simétricos se componen del mismo número de tetraedros simétricos dos á dos, bastará demostrar que dos tetraedros simétricos son equivalentes para que quede demostrado de dos poliedros simétricos cualquiera.

Sea, pues, VABC un tetraedro cualquiera (fig. 4). Construyamos su simétrico VA'B'C' con respecto al punto V. Los triángulos ABC son iguales, y sus planos son equidistantes del punto V. Luego los dos tetraedros VABC Y VA'B'C', que tienen base y alturas iguales, son equivalentes.

La demostración de este teorema, cuando se considera la simetría con relación á un plano, es bien sencilla; pues como la propiedad de que se

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tienen la misma base ABC' y alturas iguales VO y V'O, y por lo tanto son equivalentes.

Los dos prismas en que queda descompuesto un paralelepipedo por un plano diagonal son evidentemente simétricos con relación al centro del paralelepípedo. Por esto, aun cuando tienen el mismo volumen, no son, en general, congruentes; no se les puede superponer sino cuando son rectos. En general, dos poliedros simétricos no son congruentes.

que

Una figura plana se denomina simétrica cuan do puede ser dividida por una recta en dos partes simétricas respecto de esta recta, que se llama eje de la figura. El triángulo isósceles es una figura simétrica, y su eje es la bisectriz del ángulo en el vértice; un cuadrángulo en el los lados contiguos sean iguales dos á dos, ó en el que dos lados opuestos sean desiguales y paralelos y los otros dos iguales pero no paralelos, es también simétrico. La elipse é hipérbola son de simétricas respecto de la línea de los focos y la perpendicular á ésta en el punto medio ó centro. La parábola es simétrica respecto de la perpendicular á la directriz trazada por el foco. Las dos partes de una figura simétrica son superponibles, lo que se consigue rebatiendo una de dichas partes sobre la otra haciéndola girar alrededor del eje de la figura.

Una figura no plana se denomina simétrica cuando puede ser dividida por un plano en dos partes simétricas respecto de este plano. Todos los cuerpos de revolución son simétricos con respecto de todo plano que pase por su eje. Las dos partes de un cuerpo simétrico no son superponibles, á no ser este cuerpo de revolución ó que admita infinitos planos de simetría.

El concepto de simetría se considera también en Análisis matemático en el sentido explicado en el artículo FUNCIÓN.

-SIMETRÍA: Anat. Existe entre los diversos órganos, y sobre todo entre las distintas regiones del cuerpo humano, una analogía tan extraordinaria, que a veces llega á ser una semejanza casi perfecta. Se han buscado ejemplos de esta simetría comparando los lados izquierdo y derecho, las caras anterior y posterior, y también las mitades superior é inferior del cuerpo, encontrando siempre analogías más ó menos sensibles. Sin embargo, puede decirse en tesis general que no sólo no es perfecta esa analogía, pues una extremidad domina sobre la otra, sino que tampoco es pronunciada esa simpatía, ni en todos sentidos ni entre las diversas regiones correspondientes.

La simetría entre uno y otro lado es la más perfecta de todas. Se manifiesta sobre todo de un modo evidente en la superficie del cuerpo y en su forma exterior ó configuración. En efecto, parece que el cuerpo resulta de la unión de dos mitades laterales, pues la mayor parte de los órganos son dobles y los simples se encuentran colocados en la línea media. Cuando estos últimos se hallan entre dos cavidades se les llama tabiques, y reciben el nombre de comisuras cuando están situados entre dos partes que se corresponden y relacionan entre sí. Puede decirse, hasta cierto punto, que hay á lo largo del cuer Fo una comisura más o menos pronunciada, aunque a menudo interrumpida, y que se designa con el nombre de línea media. Así, como ha ex

puesto porfectamente Meckel, se la ve descender de delante atrás, de la parte media del cráneo, la hoz cerebral, á la que corresponden las crestas internas de los huesos frontal y occipital. Por debajo de este repliegue se ve el cuerpo calloso, que une ambos hemisferios cerebrales; más abajo el tabique transparente, formado por dos hojas ó láminas unidas. Las fosas nasales apare cen divididas en dos mitades, una en cada lado, por un tabique óseo hacia arriba y abajo, cartilaginoso hacia delante, formado por el vómer y una parte del etmoides. El frenillo de la lengua y la uvula son indicios del tabique en la boca, como la unión de ambas pleuras, constituyendo los mediastinos, representan ese tabique en el pecho. Un tabique longitudinal existe igualmente entre las dos mitades del corazón. Pero este tabique apenas se halla indicado en el abdomen, si bien se encuentran ligeros indicios de él en el ligamento suspensorio del hígado, en el repliegue del peritoneo, que se extiende desde la vejiga al ombligo, y en el mesenterio. Un tabique perpendicular divide el pene y el clítoris en dos segmentos, tabique que también se revela al exterior por el rafe y en el hombre por el escroto.

Casi todas las partes impares se encuentran situadas en la línea media, que las divide en dos, por lo menos constan de dos segmentos de dimensiones bastante parecidas. Es de notar también que los vasos de ambos lados se anostomosan muchas veces entre sí. Las arterias coronarias de los labios, los senos de la medula espinal, las arterias vertebrales, las cerebrales y las espinales, ofrecen ejemplos de esta disposición.

La simetría de arriba abajo es mucho menos pronunciada que la anterior. Sin embargo, existen indicios bastante sensibles para que pueda pasar inadvertida. Así, los miembros pelvianos y torácicos se parecen por el número de subdivisiones que contienen y por la forma y número de las partes que concurren á formarlas, y las ligeras diferencias que presentan dependen, en su mayor parte, de la diversidad de funciones que tienen encomendadas.

La simetría de delante atrás es la menos pronunciada de todas, y hasta ahora se ha fijado muy poco la atención en ella, probablemente porque la superficie del cuerpo apenas ofrece indicios de la misma. Pero existen algunos bastante evidentes, que Meckel tuvo buen cuidado de consignar. Así, la columna vertebral está representada sin duda en la parte anterior por la cadena del esternón, pero de un modo incompleto, al menos en el hombre, si bien la analogía es evidente en ciertos animales. La línea blanca

contiene la analogía en las paredes abdominales. A los gruesos troncos vasculares que descienden á lo largo del raquis corresponden, por delante, los vasos mamarios internos y epigástricos, como la medula espinal al nervio graso simpático. Se demuestra esta misma ley en la duplicidad de cada mitad lateral de la medula raquidiana, que á su vez se compone de dos cordones, uno anterior y otro posterior; en la presencia de una serie anterior y otra posterior de raíces de los nervios raquidianos, y en la división del encéfalo en cerebro y cerebelo.

Todas estas consideraciones son muy importantes, y lo resultan todavía más recordando las que saltan á la vista como consecuencia de las enfermedades. Por eso se decía, hace algunos años, que la Medicina puede deducir importantes conclusiones de esas analogías, tan perfectamente estudiadas por Meckel, Geoffroy SaintHilaire, y en España por el ilustre doctor Fourquet, etc.

SIMÉTRICAMENTE: adv. m. Con simetría. SIMÉTRICO, CA (del gr. ovμnerníxós): adj. Perteneciente á la simetría.

-SIMÉTRICO: Que la tiene.

Hallábase el padre predicador mayor en lo más florido de la edad, esto es, en los treinta y seis años cabales. Su estatura procerosa, robusta y corpulenta, miembros bien repartidos y asaz SIMÉTRICOS y proporcionados, etc. ISLA.

Hay algunas figuras que consisten en cierto orden SIMÉTRICO ó en puro juego de palabras. JOVELLANOS.

SIMFEROPOL: Geog. C. de la Rusia meridional, cap. del gobierno de Tauride en Crimea, residencia del gobernador, de un obispo y de un mufti, en el f. c. de Losovaia á Sebastopol;

36 900 habits., de los que una tercera parte son judíos y tártaros. La c. esta sit. en un lugar pintoresco, á la orilla del Salguir; se divide en dos partes: la c. antigua al S., llamada Ak-Mechet (Mezquita Blanca), de los tártaros; y la c. nueva al N.; aquélla, habitada por los tártaros y judíos, tiene las calles estrechas, tortuosas y sucias, y las casas son más bien barracones de un solo piso rodeadas de muros, cuyas ventanas, protegidas por rejas de hierro, carecen generalmente de cristales, que reemplazan trozos de pergamino. La c. moderna, residencia de los rusos, tiene un origen muy reciente, y presenta un aspecto agradable y hasta elegante, con sus anchas y bien cuidadas calles y sus casas blancas, decora das con vistosos colores y rodeadas de jardines. Toda la población cuenta 10 mezquitas, sit. en la parte vieja, 16 iglesias ortodoxas, entre las cuales está la grande y hermosa catedral de estilo veneciano, una iglesia luterana, otra católica, otra armenia y una bonita sinagoga; para la instrucción pública hay un colegio de jóvenes y varias escuelas rusas, tártaras y judías. Los establecimientos benéficos son un hospital ruso. otro para los judíos, una enfermería y otros más, El edif. mejor de la c. es el palacio del gobernador. En la parte S., y algo alejados de la población, se encuentran los cuarteles. Simferopol está rodeado de sitios deliciosos y de encantadoras villas; un verdadero bosque de árboles frutales se extiende al E., sobre la carretera de Feodosia; á unos 20 kms. se alza el Chatyir-Dagh, el gigante de los montes de Crimea, y poca distancia se ve salir de un subterráneo, en el fondo de un estrecho valle, el Pequeño Salguir, afl. dro. del Salguir, pequeño arroyo durante el verano, pero impetuoso torrente en invierno; el Pequeño Salguir debe haber variado de cauce muchas veces, pues así parecen indicarlo las numerosas grutas, algunas verdaderamente majes tuosas, con más de 200 m. de fondo, que las aguas del río han ido excavando en las rocas jurásicas que forman aquel terreno. En las inmediaciones de Simferopol se cultivan viñedos y viveros de árboles frutales; la industrias principales de la c. son la fab. de jabones y velas de sebo y las manufasturas de tabaco: es muy acti vo el comercio de exportación de frutas á Jerson, Jarkof y Moscú.

La región en que se eleva la c. estuvo habitada desde los tiempos más remotos; supónese que los restos de fortificaciones que existen á un kilómetro al S. E. de la poblacion pertenecen á la fortaleza de Neapolis, construída hacia el año 100 a. de J. C. por un rey de los tauro-escitas, la cual existía á fines del siglo III de la era cristiana; en 1874 se exploraron la mayor parte de dichos restos y se enviaron á diferentes Museos, y el lugar en que se hallaron se denomina por los tártaros Kermenchik, que significa pequeña fortaleza. Cuando éstos establecieron su dominación en Crimea, sobre el actual emplazamiento de Simferopol se elevó un pequeño pueblo llamado Ak-Mechet, denominación que ha conservado hasta el día el barrio tártaro; fundado en el siglo XVI, adquirió muy luego grande impor tancia y se convirtió en el cuartel general de Jalga Jan, jefe del ejército de los janes de Crimea. En 1737, la población, abandonada por sus habitantes, fué ocupada é incendiada por los rusos; reconstruída poco a poco, fue anexionada á Rusia con toda la Crimea en 1783, pero entonces no tenia Ak-Mechet importancia alguna; hasta 1802 no tuvo definitivamente la cap. del gobierno de Tauride.

á

SIMFILETO: m. Zool. Género de insectos del orden de los coleópteros, familia de los cerambícidos, tribu de los lamiínos. Este género de insectos se reconoce per ofrecer los caracteres siguientes: mandíbulas cortas y robustas; cabeza muy concava entre sus tubérculos anteníferos; frente más alta que ancha; antenas finamente pubescentes, muy densamente franjeadas en su base y un poco más largas que los élitros; ojos muy granulados y un poco aproximados por encima; protórax transversal, cilíndrico, provisto de un surco transversal flexuoso por delante, de dos nudosidades y de dos pequeños tubérculos laterales cerca de su borde anterior; escudo en forma de triángulo curvilíneo; élitros muy largos y muy convexos, paralelos, declives y redondeados por detrás; patas medianamente robus tas; féniures en maza, los posteriores un poco más cortos que el abdomen; el quinto segmento

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