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SILVESTRE (del lat. silvestris): adj. Criado naturalmente sin cultivo en selvas ó campos.

... habitaba en las cavernas de la tierra ó en quiebras de los peñascos, sustentándose de la caza y fruta de árboles SILVESTRES.

SOLIS.

No sientes ya, mi amada, los olores De las SILVESTRES yerbas!

MALON DE CHAIDE.

Las plantas SILVESTRES desmedradas, arrugadas y muy claras en un terreno franco, dau à entender que éste carece de mérito, etc. OLIVÁN.

- SILVESTRE: Inculto, agreste y rústico.

...; Antígono rey, perdido de los suyos, arribó en una pobre pajiza choza entre guardacabras, gentes SILVESTRES. JUAN DE LUCENA.

... porque en dejando de tratarlos se hace el ingenio SILVESTRE.

SAAVEDRA FAJARDO,

| Latino, dicen que habló á todos y no á él... y
quejándose Juan Latino dello, dicen que respon-
dió: «Perdone, Señor Maestro, que entendí que
era sombra de uno destos Señores. - Dícese tam-
bién que uno de los que entonces componían en
Granada, le hurtó un Soneto, y vínoselo á ense-
ñar por propio, y preguntarle qué tal le parecía...
¿Qué le parece? - Que me parece. Disgustado
con el Conde de Miranda porque le hablaba de
vos, no le había visitado muchos días, y que
como una vez le encontrase el Conde en la calle,
le dijo: Señor Silvestre, ¿por qué no vais á mi
casa vos? - Señor por eso. De lo cual se ió el
Conde, entendiéndole procuró enmendarse de
ahí adelante... Otros muchos y muy discretos
(donaires) hay suyos, que por ventura juntará
algún curioso. - La pintura de su cuerpo y ros-
tro fué extraña, y tanto que le llamaban mons-
truo de Naturaleza, porque doquiera era notado
entre muchos hombres, aunque de estatura me-
diana... Era hombre descuidado de su atavío
corporal, como casi siempre lo son los que ocu-
pados en mayores cosas no se acuerdan de sí. -
Tuvo por Mecenas y favorecedor de sus escritos
a D. Alonso Portocarrero, hijo del Marqués de
Villanueva: al cual hizo muchas coplas y sone-
tos, aunque parecen pocos. Y á D. Alonso Bene-
gas, al cual hizo una elegía á la muerte de su
mujer... Tuvo por particulares amigos los que
entonces eran famosos en Granada, el singular
abogado Luis de Berrio; à D. Diego de Mendoza,
y á Fernando de Acuña, honra de la Poesía de
España; el Maestro Juan Latino, doctísimo en
la Gramática Latina y Griega; el gran traductor
Gaspar de Baeza, y el Bachiller Pedro de Padi-
lla, habilidad rara y única en decir de improvi-
so, y a pocos inferior en escribir de pensado; y
al Licenciado Luis de Castilla, que le escribió
una Carta, á la cual respondió con otra; y al
Licenciado Josef Fajardo, hombre insigue en las
Matemáticas y Lenguas latina y Griega, Hebrea
y Caldea y Arábiga, del cual hay ciertos sonetos
en loa de Silvestre, y al Licenciado Juan Mejía de
la Cerda, y al Licenciado Macías Bravo, y otros
muchos que escribieron en su loor algunos versos.

- Escribiéronle Cartas Poéticas el famoso Pedro
de Padilla, y George de Montemayor, y Francisco
Farfan, el indio; y la que más se estimó en aque-
llos tiempos fué la de Luis Barahona de Soto, el
cual también fué uno de sus particulares amigos.

SILVESTRE (GREGORIO): Biog. Poeta espapañol. N. en Lisboa en 1520. M. en Granada, don-, de ejerció el cargo de organista mayor de la catedral, en 1570. Se equivocan los biografos que suponen que vió la luz primera en Granada. En la edición de sus obras, hecha en 1599, se incluyó un Discurso breve sobre la vida y costumbres de Gregorio Silvestre, necesario para entendimiento de sus obras, por Pedro de Cáceres y Espinosa. He aquí algunos párrafos de ese Discurso, que contienen la biografía más completa de Silvestre por nosotros conocida: «Nació Gregorio Silvestre en Lisboa en el año de 1520 entre los dos últimos días del dicho año que tiene la advocación de los dos santos, por los cuales fué llamado así. - Yendo su madre Doña María de Mesa, preñada desde Zafra, donde antes vivía, por haber sido el Dr. J. Rodriguez su padre llamado entonces para Médico del Rey de Portugal, y estuvieron en servicio del Rey hasta el año de 1527, que viniendo la Infanta Doña Isabel de Portugal á casarse con el Emperador D. Carlos V á Castilla vino por su médico el dicho Doctor trayendo á Gregorio Silvestre de siete años, como parece en el privilegio que en este mismo año les concedió el Emperador á ellos y á sus descendientes. Siendo Silvestre de casi catorce años Parte de sus obras se han conservado, y parte vino en servicio de D. Pedro, conde de Feria, do están perdidas.. Escribió muchas obras espiri á la sazón florecía entre los Poetas Españolestuales, así por ser él aficionado á religión, como Garei Sánchez de Badajoz; y como siempre la casa del Conde fuese llena de curiosidad, y visitada con los escritos de aquel célebre Poeta, participó tanto de lo uno y de lo otro, que en sus tiempos ninguno se puede decir que le hiciese ventaja. Verdad es que como él se diese á la Música de tecla... no comenzó tan presto á ser conocido en la Poesía; porque debía tener ya más de veintiocho años cuando comenzó á tener nombre entre los que se preciaban de componer los versos Españoles que llaman Ritmas antiguas, y los franceses Redondillas. A las cuales se dió tanto, ó fuese por el amor que tuvo á Garci Sánchez y & Bartolomé de Torres Naharro, y á D. Juan Fernández de Heredia, á los cuales celebraba aficionadamente, que no pudo ocuparse en las Composturas Italianas que Bosca introdujo en España en aquella sazón. Y así, imitando á Cristóbal de Castillejo, dijo mal de ellas en su Audiencia (de Amor). - Pero después, con el discurso del tiempo, viendo que ya se celebraban tanto los Sonetos y Tercetos y Octavas... compuso algunas cosas dignas de loa: y si viviera más tiempo, fuera tan ilustre en la Poesia Italiana como lo fué en la Española. -Con todo eso intentó una cosa bien célebre, que fué poner medida en los versos Toscanos, que hasta entonces no se les sabía en España: la cual pocos días antes intentó el Cardenal Pedro Bembo en Italia; como parece en sus Prosas, y lo refiere Ludovico Dolche en su Gramática... Murió en el año de 1570 siendo de cincuenta años, poco después de la rebelión de Granada, de una calentura pesti lencial con tabardete. - Murió también el mayor de sus hijos en aquella sazón; y vive el menor. - De sus hijas la una entró Monja, sin dote, porque era diestra en la Música de tecla, y hacía versos aventajadamente. Las otras quedaron con su madre. Fué Silvestre de agudo ingenio; y en conversación hablaba muy discretamente, y casi siempre con dichos agudos y donosos. - Hablan do una vez á ciertos amigos en compañía de Juan

por darle ocasión la iglesia Mayor, donde era
organista; obligándose por sólo su gusto cada
año á hacer nueve Entremeses y muchas estancias
y chanzonetas; en el cual oficio sucedió al famoso
Maestro Pedro Mota, complutense, y al Licen-
ciado Jiménez, que hizo el Hospital de Amor,
que imprimió por suyo Luis Hurtado de Toledo,
que éstos también tuvieron cargo de escribir estos
Entremeses para las fiestas más célebres de la
iglesia Mayor; aunque al uno y al otro supo
aventajarse sin comparación alguna. - Escribió
Obras morales muchas, una Glosa á las coplas de
D. Jorge Manrique. - Glosó otras muchas cosas,
y tuvo para esto particular ingenio, más que para
otra cosa; y así lo solía él decir, que no era poe-
ta, sino glosador. - Escribió muchas obras amo-
rosas, teniendo por sujeto casi desde su niñez á❘
una dama llamada doña María, cuya calidad, por
razonable respeto, no se explica... Murió esta
señora el mismo año que Gregorio Silvestre, mes
y medio antes que él... Sintió mucho Gregorio
Silvestre la muerte de doña María, y así dicen
que se determinó á hacer muchas canciones á su
muerte à imitación del Petrarca, y pienso que
hizo una ó dos... y como murió tan presto no
pudo pasar adelante con su intento... Está ente-
rrado en la iglesia del Carmen.» Las primeras
líneas copiadas enseñan que los verdaderos ape-
lidos de Gregorio Silvestre eran los de Rodrí-
guez de Mesa. La doña María cuya calidad no
se explica era doña María Manrique. Barahona
celebra á Silvestre por gran jugador de ajedrez
y por autor de un Arte de cifra. Las produccio-
nes de Gregorio, en las impresiones que se citan
más abajo, forman cuatro libros. El primero
contiene 10 lamentaciones, cinco sátiras, multi-
tud de glosas, canciones y otras cosas, todo en
coplas castellanas. El segundo la Fábula de Dafne
y Apolo; Piramo y Tisbe, La visita (de cárcel)
de Amor, y La residencia de Amor. El tercero
glosas y canciones de moralidad y devoción; los
romances devotos y glosa sobre las coplas de

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Jorge Manrique. Y el cuarto versos endecasílabos, sonetos y la Fábula de Narciso, en octavas. Hallanse en el mismo libro poesías de Luis Barahona de Soto, Juan Romero, Agustín de Tejada, Cáceres y Espinosa, Pedro Rodríguez de Ardila, el Licenciado Jiménez, el canónigo Mohedano, Alonso Puertocarrero, Diego Hurtado de Mendoza, Francisco Farfán de Veragua, María de Espinosa y otra doña María, hija de Silvestre. Otras noticias bibliográficas se hallarán en el Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos (t. IV, Madrid, 1889, col. 619 á 625). Las poesías de Silvestre están en castellano puro y castizo. El poeta, que al principio fué partidario de la escuela castellana, acabó por adoptar la forma italiana, pues en los últimos años de su vida escribió sonetos y coplas en ottava y terza rima. Acaso no se sintió con fuerzas suficientes para oponerse á la reforma. Como Castillejo, dió muestras de ser ingenioso y agudo, aventajando á aquél en el sentimiento poético, por el que sus canciones se pueden calificar de notables y colocar á la altura de las mejores que se escribieron en su tiempo. Las glosas de que se hallan seguidas sus coplas están hechas con acierto y discreción tales que, á juicio de algu. nos críticos, no tiene Silvestre rival en este género. En las fábulas mitológicas y en el poema titulado Residencia de Amor, obras que no carecen de mérito, estuvo Gregorio menos feliz que en las demás. Por el contrario, en sus sátiras en verso corto español campean la antigua libertad, una desenvoltura y una mordacidad en extremo notables. Las producciones de este poeta se die. ron á las prensas con este título: Las obras del famoso porta Gregorio Silvestre, recopiladas por diligencia de sus herederos y corregidas conforme á sus más verdaderos originales (Granada, 1599, en 8.o, y antes en Lisboa, en 12.). Un manuscrito de Glosas y versos de Gregorio Silvestre se guarda en la Biblioteca Nacional (Madrid), La Biblioteca de autores españoles de Rivadeneira, en los tomos XXXII (págs. 130, 135, 136, 140 y 159) y XXXV (págs. 47, 48, 82, 105, 136, 215, 243, 245, 259, 315, 330 á 332, 334 y 347 á 350) insertó varias poesías de Gregorio Silvestre. El nombre de éste figura en el Catálogo de autoridades de la lengua publicado por la Academia Española.

- SILVESTRE DE SACY: Biog. V. SACY (ANTONIO ISAAC, barón SILVESTRE DE).

SILVESTRE I (SAN): Diog. Papa. N. en Roma hacia 270. M. en la misma ciudad á 31 de diciembre de 335. Era hijo de Rufino y de Santa Justa. Contaba treinta años cuando se ordenó. Por sus virtudes fué elegido (31 de enero de 314) sucesor del Papa Melquiades. No pudiendo, por sus achaques, concurrir al concilio de Nicea (325), envió á él dos sacerdotes y encargó á Osio, obispo de Córdoba, que presidiera la asamblea en su nombre. Redactó varios reglamentos para el clero y fué el primer Papa á quien se representó con la tiara. Son apócrifos otros hechos que se le atribuyen, uno de ellos la pretendida donación de la ciudad de Roma y del poder temporal por Constantino. Su fiesta se celebra en 31 de diciembre.

– SILVESTRE II: Biog. Papa. N. en Aurillac (Auvernia). M. en Roma á 12 de mayo de 1003. Se llamaba Gerberto, ó, según la crónica de Aurillac, Gerlento (Gerlent). Todos los historiadores afirman la obscuridad de su origen. Hizo Gerberto sus primeros estudios en el monasterio de SaintGerauld, de su pueblo natal, donde vistió el hábito religioso. Allí residía cuando Borrell, conde de Barcelona, visitó el monasterio. Con él vino Gerberto á España, en la que frecuentó el trato con los maestros árabes. Estuvo en Barcelona, y acaso también en Córdoba y Sevilla. Afirmase que con Borrell marchó á Roma, y que, presentado al Papa Juan XIII, éste escribió á Otón I, cnperador de Alemania, el cual dió à Gerberto la abadía de Bobbio. En ella abrió el último una escuela de Matemáticas, á la que acudieron gentes de todas las regiones de la Europa cristiana; mas perseguido por los señores y los envidiosos, se refugió en Alemania. Después en Reims fué secretario y consejero del arzobispo. Estudiaba al mismo tiempo en dicha ciudad Geometría, Astronomía, Historia, Física, Lógica y Poesia. También inventó instrumentos de Astronomía y Matemáticas, particularmente tres esferas que le servían para demostrar los movimientos diversos de los planetas. Restauró la Escuela de Reims, que dió mu

a

chos doctores, y muerto (988) el arzobispo Adalberón, á quien servía de secretario, se apartó (990) del nuevo arzobispo, Arnulfo, depuesto en el concilio de Saint-Basle, cerca de Reims. Entonces Gerberto ocupó la vacante (991) por nombramiento del rey de Francia, Hugo Capeto. Anuladas por el Pontífice Juan XV las elevaciones de Arnulfo y Gerberto, éste, en una carta al arzobispo de Sens, afirmó que el obispo de Roma no era infalible ni impecable; que observando la letra del Evangelio los obispos cristianos no necesitaban atender á los juicios del Papa sobre su conducta, y que ellos á su vez podían condenar ai Papa como infiel y publicano. Aún resistió Gerberto algunos años, pero en 996 se mostró dispuesto a reconocer la autoridad del Papa y perdió su silla. Trasladóse entonces á la corte del emperador Otón III, por cuya influencia Gregorio V le aceptó como arzobispo de Ravena (997). Gran influencia adquirió por aquellos días en la Iglesia, y á la muerte de Gregorio V (18 de febrero de 999), Gerberto le sucedió como Papa (2 de abril) con el nombre de Silvestre II. Bien pronto alcanzó del emperador cartas solemnes que juntamente limitaban y afirmaban el poder temporal de la Santa Sede. En aquellos días estaban en guerra varios obispos de Alemania, desobedecían al Imperio los habitantes de Tibur, no acataba Cesena la autoridad del Papa, y en Roma una insurrección formidable negaba los derechos del Pontífice y del emperador. Dudoso es que Silvestre II terminase todas estas guerras de un modo equitativo. Sin embargo, es casi innegable el celo con que atendió á tan graves asuntos. Cinco años más tarde, merced á su prudencia, se le contaba entre los más ilustres sucesores de San Pedro. Sus Cartas, que son muy interesantes para conocer la historia del siglo x, fueron publicadas por Papire Masson (París, 1621, en 4.), por Du. chesne (1636) en el t. II de los Historiadores de Francia, y por otros. De sus obras de pura Filosofía sólo conocemos una: De rationali et ratione uti, insertada por Pez en el t. I del Thesaurus novissimus. Se citan muchas de sus obras matemáticas, que aún están manuscritas; sus Discursos, las Actas del concilio de Saint-Basle (Francfort, 1600, en 12.), del que fué secretario, etcétera. Una extensa lista de todas sus producciones puede verse en el t. XLIII de la Nueva biografía general publicada en París por la casa Didot bajo la dirección del doctor Hoefer (columnas 1005 á 1009). Los Discurcos han sido traducidos al francés por Barse (Riom, 1849, 2 vol. en 8.°). En 1851 su pueblo natal erigió á Silvestre II una estatua de no escaso mérito artístico.

- SILVESTRE III: Biog. Antipapa. N. en Roma. Vivía en 1046. Expulsado de Roma por sus habitantes en mayo de 1044 el Papa Benedicto IX (véase), por influencia del cónsul Ptolemeo, fué elegido para sucederle el obispo de Sabina, Juan, que tomó el nombre de Silvestre III. Este sólo reinó tres meses próximamente, pues los condes de Frascati, por la fuerza, restablecieron la autoridad de Benedicto, el cual vendió la tiara á Juan Gracián, que se llamó Grego. rio VI. Así hubo en Roma tres Papas á un tiempo. El emperador Enrique III reunió (diciembre de 1046) en Sutri un concilio, en el que hizo deponer a los tres Pontífices y elegir en su lugar á Clemente II. Ignoramos el resto de la vida de Silvestre III.

SILVESTRENO: m. Quim. Hidrocarburo perteneciente al grupo de los terpenos, descubierto por Atterberg en 1877 en la esencia del pino silvestre de Suecia. Para aislarle se trata esta primera materia por la potasa, que la priva de la creosota y de los ácidos resinosos, y se somete después el residuo á repetidas destilaciones frac cionadas, recogiendo los productos condensados entre 173 y 175°. Es un líquido transparente, de olor característico á madera de pino, volátil á la temperatura dicha, de 0,8612 de densidad á 16°, y que desvía á la derecha el plano de polariza cion de la luz, con un poder rotatorio para la raya D del espectro solar de +190,5: representado por la fórmula C10H16, se combina con el acido clorhidrico para formar una mezcla incristalizable de mono y diclorhidratos, de los cuales el primero no se ha aislado en estado de pureza; el segundo, C10H16 2HCl, se obtiene haciendo pasar corriente de gas clorhídrico á través de la disolución etérea de silvestreno, desalojan do el éter por destilación y abandonando el residuo por algunos días para que se transforme

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según este método con la colofonia de Burdeos el mismo químico ha obtenido, en lugar del ácido silvico, su isómero el pimárico, y según Maly el cuerpo que resulta es el ácido abiético, contradicciones que Strecker explica suponiendo que estas tres substancias son idénticas. Por último, Laurent afirma haber obtenido igualmente el ácido sílvico sometiendo el ácido pimárico á la destilación seca en el vacío.

Así como son distintos los procedimientos propuestos por diferentes químicos para preellos le atribuye propiedades diferentes á veces parar el cuerpo de que se trata, cada uno de

SILVIA (del lat. silva, selva, bosque): f. Bot. Género de plantas perteneciente a la familia de las Escrofulariaceas, tribu de las gerardiéas, cuyas especies habitan en los países cálidos americanos, especialmente en Mejico, y son plantas herbáceas, con las hojas opuestas, aovadas, oblon gas ó lineales, asperitas, dentadas, y los pedún-muy alejadas unas de otras, lo que parece indidos bracteitas y con flores grandes y blancas; culos axilares, solitarios, unifloros, provistos de car que las substancias estudiadas por los diversos autores con el nombre de ácido sílvico cáliz con tubo muy largo, pentagonal, quinquédistan mucho de ser especies químicas definidas; fido en su ápice y con las lacinias casi patentes; así, según Tromsdorff, cristaliza de sus disolucorola hipogina, embudada, con el tubo largo y delgado, y el limbo ancho, quinquelobulado y patente; cuatro estambres insertos en el tubo de la corola, didínamos é incluídos, con las anteras todas fértiles y las celdas aristadas en su base; ovario bilocular, con las placentas multiovuladas, adheridas á uno y otro lado del tabique medianero; estilo sencillo y estigma ligulado, rugoso y ondeado; el fruto es una cápsula bilocular, bivalva, loculicida y con semillas nume

rosas.

- SILVIA: Zool. V. CURRUCA.

-SILVIA: Geog. Dist. del municip. de Popayán, dep. del Cauca, Colombia; 6050 habitantes. Antiguamente se llamaba Guambía, y no hay noticia de su primera fundación, sabiéndose únicamente que en 1794 figuraba ya como parroquia. Sit. en un pequeño y elevado valle, en las vegas que forman la abundante quebrada del Salado y el río Piendamó y á 2521 m. sobre el nivel del n.ar. Cerca se halla el peñón de Pitayó, y sobre los páramos se eleva como una torre el pico del Bujío. Subsiste aún el comercio de quinas, al cual debió su progreso hasta hace pocos años (Esguerra, Dic. Geog. de Colombia).

- SILVIA Ó SYLVIA: Geog. Montaña de la parte septentrional de la isla Formosa, sit. 90 kilómetros al S.O. de Tamsui ó Tan-chui-ting. Tiene 3600 m. de alt. y es una de las cimas más elevadas de la isla.

SILVICO (ACIDO) (del lat. silva, selva, bosque): adj. Quím. Acido resinoso extraído de la colofonia ó pez griega. Lejos de ser esta substancia una verdadera especie química, resulta, por el contrario, de la mezcla en proporciones variables de distintos cuerpos casi todos de propiedades ácidas, y así Umverdorben ha encontrado los ácidos pínico y silvico denominados por Gerhard res pectivamente resinas a y ẞ de trementina; Laurent ha demostrado la existencia, á más de estos cuerpos, de pequeñas cantidades de ácido pimarico, y por último Baup y Maly han hallado el ácido abiético; la presencia ó falta de algunas de estas substancias en las diferentes colofonias guarda cierta relación con la especie de Pinus de que la misma procede, sin que hasta ahora se conozca el alcance de estas diferencias. El ácido silvico estudiado por Tromsdorff, Liebig, Rose, Laurent y Siewert, se prepara por distintos procedimientos propuestos por cada uno de dichos químicos, pues ha de tenerse presente que los resultados de los estudios hechos hasta el día no son todo lo concordantes que fuera de desear; Tromsdorff aconseja diluir la colofonia bien pulverizada en alcohol de 60° centesimales y abandonar el líquido turbio en reposo durante algún tiempo para que se depositen copos amarillos constituidos por el cuerpo de que se trata, aunque muy impuro; lavados estos copos muchas veces con alcohol se les disuelve en caliente en el mismo líquido pero de 80° centesimales, y se añade á la disolución hirviente suficiente cantidad de agua para determinar la precipitación de parte de la resina; entonces se separan gotas pardas oleaginosas, en tanto que se aclara el líquido que sobrenada, y, decantado éste cuando aún la masa está caliente, aquellas cristalizan por enfriamiento: estos cristales se purifican di solviéndolos en alcohol caliente y precipitando la disolución por el agua, purificación que conviene repetir por tres ó cuatro veces. Laurent trata muchas veces la colofonia triturada por alcohol frío, y después hace hervir el residuo insoluble con alcohol abandonando el líquido à la cristalización, pero es de notar que operando

ciones medianamente concentradas é hirviendo en grandes tablas romboidales muy delgadas y agrupadas en hacecillos, cristales que en opinión de Umverdorben son prismas cuadrilateros de base rómbica terminados por un apuntamiento de cuatro facetas; formas que Laurent afirma que las tablas, en lugar de ser cuadriláteras, son triangulares, presentando ligeramente inclinada la cara que corresponde á la base del triángulo, cuyos otros dos lados son reemplazados por otras tantas facetas, que al unirse forman el ángulo del vértice ligeramente truncado. Según Siewert, dichos cristales no son otra cosa que combinaciones derivadas de un prisma rómbico de 96 y 84°, de aristas agudas laterales truncadas y terminadas por caras esferoidales lo bastante desarrolladas para obliterar por completo las dos primitivas del prisma. Sea cualquiera la forma propia de estos cristales, son vítreos, frágiles, y por trituración producen polvo blanco. Grande es la incertidumbre que reina acerca de la fusión del ácido sílvico, no sólo en lo que se refiere á la temperatura á que el fenómeno se produce, sino tambien al cambio de propiedades que en su virtud puede experimentar, por lo que convendrá exponer los datos que se conocen hasta el presente. Según Laurent el cambio de estado tiene lugar alrededor de 125°, y la solubi lidad en el alcohol del cuerpo resultante después del fenómeno sería la misma que la del ácido pimárico. Umverdorben da para dicho punto 1520,5 y Wohler 140, solidificándose después de fundido en una masa cuyo nuevo punto de fusión descien de hasta hallarse comprendido entre 90 y 100°; en opinión de Siewert, si se calienta en un tubo el acido, ya esté cristalizado, ya haya sido fundido previamente, cambia de estado á los 162°, pero calentado en una retorta se reblandece á 110 y se funde por completo á 150 en un líquido claro que después de solidificarse puede cambiar de estado parcialmente á 135°, y de una manera total á 155. Sublímase el ácido silvico en parte cuando se le somete à la temperatura de 170°, y la porción destilada, redisuelta en el alcohol, constituye un cuerpo de idénticas propiedades que el ácido no alterado, pero á la vez se forma un residuo que no es susceptible de hervir aun cuando se le caliente á 290°; en opinión de Laurent, se puede destilar muchas veces el ácido silvico sin que sufra más que una ligera altera

ción.

El ácido silvico es soluble en el éter, la esencia de trementina, el petróleo y el ácido acético; una parte de él se disuelve en 10 de alcohol frío de 92°, siendo esta solubilidad mayor que la del ácido pimárico; y según parece resultar de las investigaciones de Umverdorben, tres partes de alcohol hirviente de 65° disuelven una de ácido que cristaliza por enfriamiento, y si se añade á la disolución alcohólica un volumen de agua igual al suyo el ácido tantas veces citado se precipita en forma de líquido oleaginoso transluciente, que se solidifica por exposición al aire.

Respecto de la composición de este cuerpo, y de la fórmula por la que debe representarse, también existen algunas divergencias, pues los análisis de Tromsdorff, Liebig, Rose y Laurent conducen á la expresión CHO, según la que resulta isómero de los ácidos pínico y pimárico: sin embargo, Maly afirma que el ácido sílvico de Umverdorben debe representarse por

CHO 44

por lo que le considera distinto del anterior y le da el nombre de ácido abiético, conservando el de silvico para representar el cuerpo de la composición arriba dicha.

SILVICULTURA (del lat. silva, selva, y cultura, cultivo): f. SELVICULTURA.

Los primeros (los árboles de bosque) componeu los bosques, selvas ó montes á cargo de la SILVICULTURA; etc.

OLIVÁN.

SILVIDOS (de silvia): m. pl. Zool. Subfamilia de aves del orden de los pájaros, familia de los luscínidos, que se caracterizan por tener la parte superior de la cabeza redondeada; el pico débil, delgado, recto, comprimido hacia adelante, de mediana longitud y con la margen inferior media de la sínfisis larga y ascendente; alas redondeadas; tarsos cubiertos por delante de varias y grandes escamas; dedos cortos y gruesos: uñas comprimidas, encorvadas y agudas; la cola se compone de 12 timoneras de forma y largo variables; el plumaje no es muy rico en colores, predominando el gris pálido.

Las especies de esta subfamilia viven en el Antiguo Continente, sobre todo en su parte septentrional, y habitan en los bosques y principal.

mente en las breñas.

Evitan las alturas, frecuentando rara vez las grandes montañas. Cuanto más espesos y compactos son los jarales más les gustan á los sílvidos, por lo cual abundan tanto en los tallares del Mediodía de Europa. Casi todas estas aves suelen estar en las breñas, y rara vez permanecen en el suelo más que por un instante; son muy torpes para andar, pero en cambio entre la espesura de las breñas despliegan toda su ligere za; son aves muy graciosas. Son vivaces y activas, deslízanse en medio de los vallados más es pesos, saltan y no andan; por lo regular tienen las piernas dobladas, á lo cual se debe que su cuerpo esté casi horizontal; jamás mueven la cola y las alas; sólo cuando están irritadas levantan la primera y erizan al mismo tiempo las plumas de la cabeza y de la garganta. A varias especies les gusta posarse en las ramás salientes; otras se remontan por los aires cantando, pero las más viven escondidas y no se aventuran fuera de los jarales que les sirven de refugio. Los sílvidos vuelan mal: muy pocos son capaces de franquear espacios grandes de una sola vez; la mayor parte no hacen más que revolotear; sin embargo, las especies que pueblan nuestros países no temen emprender largos viajes, y emigran hasta el centro de Africa.

Todas estas aves, sin excepción, figuran entre las mejores cantoras. Sus facultades intelectuales no alcanzan menor desarrollo: pero como todas las aves en general, el oído y la vista son mejores que el gusto, el tacto y el olfato. Su inteligencia es innegable; son prudentes; saben conformarse con las circunstancias y reconocer á sus amigos y enemigos; se muestran confiadas donde saben que no deben temer nada, y recelo sas si sospechan que se les tienden lazos; algunas se distinguen por su astucia; otras manifiestan una desconfianza sin límites que no está en relación con sus movimientos habituales. Viven en buena armonía con las otras aves y con sus semejantes, por lo menos mientras no las domina la pasión del amor ó de los celos. La hembra y el macho se mantienen fieles y son cariñosos con su progenie.

Anidan varias veces al año; su nido es de forma elegante, ligero y ancho en la base; se compone de tallos de hierbas secas entrelazados débilmente, las paredes son casi transparentes. Las telas de oruga y de araña y la pelusilla de ciertas plantas sirven también para la construcción; la cavidad interior está cubierta de raíces, rastrojo, briznas y crines de caballo. Pocas anidan en árboles altos; la mayor parte buscan los matorrales bajos y fijan su nido en una bifurcación, á unos 2 metros del suelo, pero le sujetan tan poco á la rama que basta á veces una ráfaga de viento para derribarlo. Cada postura consta de cuatro ó cinco huevos blancos, con manchas grises ó parduscas.

Su alimento consiste en insectos durante la primavera y el verano, y en el otoño de bayas; en las ramas y hojas atrapan larvas, orugas, crisálidas é insectos que en ellas se posan, y en las flores también cazan su presa. A fines de verano y en el otoño comen principalmente bayas; acuden á los groselleros, los frambuesos, serbales, guindos, saúcos é higueras. A pesar de esto son insignificantes los daños que ocasionan, comparados con los beneficios que prestan exterminando tanto animal nocivo.

Es fácil apoderarse de estas aves; la mayor parte de ellas se acostumbran pronto á la cautividad y viven varios años. Por sus cualidades son muy buscadas para conservarlas en habitación, prefiriéndolas los aficionados á todas las demás cantoras.

Esta subfamilia comprende los géneros siguien tes: Acanthiza V. et H., que vive en Australia; Sylvia Escopt; Melizophilus Leach.; Phy llopneuste Mey. et. V.; Hypolais Bre.; Chloropeta Smith, y Regulus Cuv., que están todos representados en el Sur de Europa y principal mente en nuestra patria.

SILVIELLA: Geog. Aldea de la parroquia de San Martín de Ayones, ayunt. de Valdés, partido judicial de Luarca, prov. de Oviedo; 60 habitantes. | Aldea de la parroquia de San Pedro de Pria, ayunt. y p. j. de Llanes, prov. de Oviedo; 66 habits.

SILVINO (de Silvio, n. pr.): m. Min. Cloruro de potasio, también denominado sal digestiva de Silvio; es un mineral cúbico el cual preséntase por lo general cristalizado en cubos ó cuboctae. dros bien determinados, con una exfoliación fácil y perfectamente definida; conocido de muy antiguo, sus caracteres hallánse muy bien determinados y su estudio está hecho con gran lujo de pormenores desde los puntos de vista químico y mineralógico. Es el silvino incoloro muchas veces y otras blanco, siendo además susceptible de tomar diversas tintas, merced á las propias de las materias extrañas que pueden interponerse en su masa, especialmente cuando los cristales se forman evaporando sus disoluciones en el agua; en uno ú otro caso el cloruro potásico es transparente ó cuando menos translúcido, pose yendo marcado brillo vítreo, y también resinoso en algunos ejemplares; tiene la propiedad de ser bastante soluble en el agua, lo mismo en caliente que en frío, y es substancia sápida, con sabor salado, bien diferente, no obstante, del que es propio y peculiar del cloruro de sodio, de cuyo mineral es isomorfo, en lo tocante á la forma de los cristales y á la misma composición química, con la sola diferencia de estar sustituído el potasio por el sodio, desempeñando ambos la propia función química respecto del cloro, cuya presencia indica el género de los dos compuestos; la dureza del silvino puede ser comparada á la del yeso cristalizado, y así corresponde al número 2 de la escala de Mohs; y el peso específico, tan poco extremado, represéntase comprendido entre 1,9 y 2; la estructura es compacta, y en ocasio. nes laminar no bastante definida, y la fractura unida, notándose muy bien, cuando se parte un pedazo de silvino, cómo los fragmentos tienen marcada tendencia á la forma cúbica, al igual que lo observado tratándose del cloruro sódico, y es asimismo de notar cómo los tres cloruros alcalinos que se encuentran en la naturaleza, el de potasio, el de sodio y el amónico, cristalizan en el sistema cúbico y en la forma tipo casi siem pre ó en combinaciones de ella con su derivado el octaedro regular, implicando cierta identidad en la composición molecular, respecto de las cantidades de los elementos constitutivos y de sus disposiciones.

De los análisis del silvino resulta que se trata de la combinación del cloro y el potasio representada en la fórmula KCl, y en 100 partes contiene, el mineral que nos ocupa, 47,7 de cloro y 52,3 de potasio, sin contener agua de cristalización. En cuanto á sus caracteres químicos, sábe. se cómo calentándolo decrepita antes de fundirse, y á no muy elevada temperatura primero fúndese y luego puede volatilizarse, siendo posible cristalizarlo empleando el método de la sublimación; colorea la llama de violeta claro como todos los compuestos de potasio; preséntase neutro á los reactivos coloridos, y en sus disoluciones acuosas es determinable el cloro por medio del nitrato de plata, que las precipita en blanco, y estando muy concentradas ponen de manifiesto el potasio apelando al cloruro de platino y al alcohol para conseguir el característico precipitado amarillo; también precipitan en las mismas circunstancias con el ácido hidrofluosilícico.

química: el cloruro doble é hidratado de potasio y magnesio forman el cuerpo denominado carnalita (V. esta palabra), primera materia de donde se extrae todo el cloruro potásico mercurial, beneficiada particularmente en Stanfonth, cuyas salinas se explotan con objeto de aislar los cloruros dichos y el bromo en aquellas aguas contenido en variadas combinaciones. En Stanfonth también, y procedente de evaporación de las aguas que han atravesado terrenos muy salinos, suele hallarse el silvino constituyendo grandes y hermosos cristales incoloros bien formados, los cuales son, ó cubos, ó combinaciones de otra forma elemental y primitiva con el octaedro, la cual prodúcese à la continua evaporando con extraordinaria lentitud y en condiciones deter

minadas disoluciones bastante concentradas de cloruro potásico. Otro origen tiene asimismo el silvino, pues resulta formado y cristalizado me. diante sublimación por efecto de reacciones químicas llevadas á cabo en los volcanes; de esta suerte explícase su presencia en aquellos lugares, generado por contarse en dobles descomposiciones efectuadas entre sulfatos de potasio y cloru. ros más fijos, llevada á término á muy elevada temperatura y operando con las substancias cristalizadas, ó cuando menos fundidas. En Galizia, de Austria, también suele encontrarse el cloruro de potasio, aunque cristalizado por vía húmeda, en terrenos salinos, nunca en grandes cantidades, y asociado á otros cloruros no siempre isomorfos suyos.

Es el silvino uno de los minerales con mayor facilidad reproducidos en operaciones sintéticas, y bien puede asegurarse cómo tales reproducciones concuerdan perfectamente con el origen atribuído al mineral que nos ocupa, lo mismo á los cristales conseguidos por vía húmeda que á los procedentes de sublimación; esto último hállase confirmado en el hecho de haberse encontrado cristales sublimados de cloruro de potasio constituyendo cubos perfectos y transparentes entre los productos recogidos en muchos altos hornos del Hartz. De la propia suerte consiguense cristales de silvino apelando al medio más elemental de la vía seca; y así, basta fundir el mineral y dejarlo enfriar con cierta lentitud, rompiendo la costra sólida superficial y vertiendo el líquido, para ver el crisol tapizado de cubos incoloros de cloruro de potasio; apelando á la vía húmeda, y por evaporación de las disoluciones, consiguense las mismas formas idénticas á las procedentes de las aguas saladas naturales, y si la cristalización es muy lenta y llévase á cabo en un medio líquido bastante alcalinizado los cristales recogidos tienen forma octaédrica perfectamente clara y definida; el hecho es de observación corriente, y vese confirmado con frecuencia en las fábricas de jabón, donde se manejan aguas muy alcalinizadas y cuerpos cuyas mutuas reacciones son capaces de originar el silvino, cuyo cuerpo tiene cierta importancia industrial para obtener sales potásicas mediante sus transformaciones y cam bios.

SILVINÓLICO (ACIDO): adj. Quím. Cuerpo poco importante descubierto por Maly en 1861, y que se obtiene haciendo pasar una corriente de gas ácido clorhídrico á través de la disolución alcohólica de los ácidos abiético ó sílvico; se ción el ácido silvinólico, que se precipita añaforma un depósito cristalino y queda en disoludiendo agua. Es un cuerpo sólido, incristalizable, fusible á 120°, soluble en alcohol y éter, y cuya composición responde á la fórmula C2H604; funciona como ácido bibásico y forma sales, de talizables, la cálcica constituye un precipitado las que la potásica y sódica son como él inerisespeso y la argéntica otro precipitado pulveru. lento casi insoluble en el amoníaco.

SILVIO (del lat. silva, selva, bosque): m. Zool. Género de insectos del orden de los dípteros, familia de los tabánidos, que se distingue por ofrecer los caracteres siguientes: primer artejo de los palpos cilíndrico en los machos; el tercer artejo de las antenas subulado, con cinco divisiones, sin estilo; tibias intermedias terminadas por dos puntas; en las alas generalmente dos Tiene el silvino la propiedad de unirse á otros células submarginales; cinco posteriores casi cloruros de metales ferrosos, en especial al clo- siempre abiertas en la extremidad, la anal alarruro de magnesio, para constituir minerales es- gada. Este género no contiene más que dos especiales, cuya explotación constituye muy ade-pecies: el Silvius vituli Meig., de 5 à 6 líneas fantadas industrias, y aun puede decirse que cuando se halla disuelto el cuerpo descrito acompáñale siempre este otro de análoga composición

de longitud; cuerpo amarillo; extremidad de los palpos negra en los machos; la de las antenas también negra; tórax con reflejos pardos

y con tres elevaciones cerca del borde posterior; el borde exterior de las alas amarillo. Esta especie se halla extendida por casi todo el centro de Europa, especialmente en Alemania é Italia. La otra especie es el Silvius algerus Meig., propia de Argel, de tamaño algo más pequeño que la especie anterior, pues escasamente medirá unas 4 líneas. Su color es leonado; palpos, cara y frente amarillos; antenas con la extremidad negra; tórax negruzco, con pelos de color leonado; abdomen con cuatro manchas dorsales blauquecinas; borde de las alas amarillo.

- SILVIO (DOMINGO): Biog. Dux de Venecia desde 1071 à 1084. Sucedió á Domingo Contarini. Marchó al auxilio de los griegos contra los normandos, poniéndose él mismo a la cabeza de la flota, derrotándolos y haciéndoles levantar el sitio de Durazzo, pero al año siguiente fué él mismo vencido. El pueblo, inconsolable con la pérdida de tantos barcos, depuso al dux, siendo su sucesor Vitali Falieri. Silvio contrajo matrimonio con una hija del emperador Constantino Ducas.

- SILVIO (ANDRÉS): Biog. Cronista francés de mediados del siglo XII. Fué prior del convento de Machiennes, en la diócesis de Arrás, y es conocido por una crónica abreviada de los reyes de Francia, que lleva por titulo De gestis et successione regum Francorum. Esta obra está dividida en tres libros y dedicada al obispo de Arrás, que le había encomendado aquel trabajo. En la carta dedicatoria que sirve de prefacio, el autor declara que ha seguido las huellas de Gregorio de Tours, de Segiberto y de Anselmo de Gemblours; pero lo cierto es que, lejos de limitarse á los datos consignados por estos escritores, no sólo hace la historia de los reyes, sino que introduce en su relato cuantas noticias pudo descubrir referentes á la historia civil y eclesiástica de Francia, del Brabante y de los Países Bajos. Esta obra ha sido con frecuencia citada como autoridad. Guillermo, abad de Audray, que escribía á principios del siglo XIII, la insertó íntegra en la Crónica de su monasterio. Rafael de Beauchamp, otro monje de Marchiennes, la publicó en 1633 en un vol. en 4.° de más de 1 200 páginas, impreso en Douai, en casa de Pedro Bogard, con prolegómenos, observaciones y apendices, bajo el título de Sinopsis franco- merovingica.

- SILVIO (ENEAS): Biog. V. Pio II, Papa. - SILVIO (FRANCISCO DE LE BOE): Biog. Mé. dico alemán de origen francés. N. en Hanau en 1614. M. en 1672. Hizo sus estudios en Leyden; practicó la Medicina primeramente en su ciudad natal, después en Leyden y en Amsterdam, y fué nombrado profesor en la Universidad de Leyden en 1658. Fué el fundador del sistema médico-quimiátrico. Las obras de Silvio, escritas todas en latín, y algunas de las cuales han sido traducidas al inglés y al alemán, fueron coleccionadas con el título de Opera omnia. Entre las ediciones de las que se habían publicado separadamente, se citan: Disputationum medicarum decas y Praxeos medica idea nova, en tres partes.

- SILVIO PICOLOMINI (ENEAS): Biog. Véase Pio II, Papa.

SILVONTO: Geog. Aldea de la parroquia de Santa María de Villestro, ayunt. de Conjo, partido judicial de Santiago, prov. de la Coruña;

144 habits.

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SILL: Geog. Río del Tirol, Austria-Hungría. Nace en el Gresberger Tobel, al pie del Wildseespitze; dirigese al N.N.O., baña á Innsbruck, y después de un curso de 40 kms. vierte sus aguas en el Inn; son sus principales afls.: por la dra. el Navisthal y por la izq. el Stutaitkal.

SILLA (del lat. sedicula, d. de sédes, silla, asiento): f. Asiento con respaldo, y á veces con brazos, que sólo sirve para una persona.

-¿Qué hace Carlos? - Resistir
De las cadenas el peso,
Sentado allí en una SILLA,
Triste, confuso y suspenso.

MORETO.

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... á quien virtud, y no parcialidades pongan en la SILLA de san Pedro.

ANTONIO DE FUENMAYOR.

fué nombrado (Bernardo) antes que Fe rrario para esta SILLA, proyectada en ella, aunque no la ocupó. JOVELLANOS.

-SILLA: fig. y fam. ANO.

-SILLA BASTARDA: SILLA media entre la de la brida y la de jineta.

-SILLA CURUL: SILLA de marfil en donde se

sentaban los ediles romanos.

- SILLA CURUL: fig. La que ocupa la persona que ejerce una elevada magistratura 6 digni

dad.

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- SILLA DE POSTA: Carruaje en que se corre la posta. Las hay de dos y de cuatro ruedas. - SILLA GESTATORIA: SILLA portátil que usa el papa en ciertos actos de gran ceremonia. -SILLA POLTRONA: La más baja de brazos que la común, pero de más amplitud y comodidad.

-SILLA VOLANTE: Carruaje de dos ruedas y de dos asientos, puesto sobre dos varas, de que regularmente tira un caballo, sobre cuya SILLA entra el correón.

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- DAR SILLA uno á otro: fr. fig. Hacer que se siente en su presencia.

- DE SILLA Á SILLA: m. adv. en que se explica el modo de hablar de dos personas en con. ferencia privada.

No SER uno PARA SILLA NI PARA ALBARDA: fr. fig. y fam. No ser á propósito para cosa alguna, ó ser enteramente inhábil.

-PEGÁRSELE á uno LA SILLA: fr. fig. y fam. Estarse mucho en una parte; detenerse mucho en una visita.

-¿TOPASTE EN LA SILLA? POR ACÁ, TÍA: ref. que aconseja que el que encuentra peligros graves en lo que solicita ó emprende, ó desista de lo empezado, ó aplique otros medios más se

guros.

-SILLA: Art. y Of. y Arq. Este artículo consta de dos partes: en la primera se estudia la historia de la silla, y en la segunda se trata de su construcción.

I Bien puede decirse que este mueble es tan antiguo como el hombre civilizado, pues del Egipto faraónico se conservan en los Museos sillas de madera, y otras se ven reproducidas en las pinturas de aquelllos tiempos. Según atestiguan dichas pinturas, los egipcios era gente que acostumbraba á sentarse en el suelo, por lo cual las indicadas sillas debieron estar consideradas como objetos de lujo, solamente usadas en los palacios de los poderosos. Esta misma razón justifica el que tanto los ejemplares que se conservan como los que se ven reproducidos sean muebles artísticos. En el Museo del Louvre y en el Británico se conservan sillas especie de sillones que fueron fabricadas hacia la dinastía XI. Todas ellas obedecen al mismo tipo: sus cuatro patas figuran las de un león, cuyas garras apoyan sobre cuatro boliches; el respaldo, ligeramente inclinado hacia atrás, lleva adornos de marquetería, de ébano y marfil, que figuran flores y algún festón ó cenefa de losanges ó rayas. A estas sillas, que están construídas de madera de cedro, les falta el asiento, que seguramente fué de tapicería como las sillas modernas. Otras sillas están adornadas con incrustaciones de cilindros de loza, esmaltes ó pastas vítreas coloridas y madera dorada; cuando tienen brazos suelen estar éstos tallados, figurando cabezas de patos ó gacelas. En las pinturas de las tumbas de Medinet-Abú

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Sillas griegas

Silla egipcia

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senta á Assurbanipal y la reina comiendo, la soberana está sentada en un sillón tan alto que le obliga á tener los pies sobre una banqueta, y que figura ser de madera tallada con algunos adornos á los costados á modo de incrustaciones, que serían de marfil. Aún más lujoso es el trono en que

del mueblaje y la indumentaria de aquéllos tiempos, nos permite conocer la variedad de sillas usadas entonces. Sin duda las costumbres helénicas generalizaron el empleo de sillas como asiento cómodo y fácilmente transportable en las casas de personas acomodadas.

Primeramente tenemos el difros (dipos), silla baja sin respaldo que unas veces es exactamente como un taburete, de cuyo tipo también

se conocen y se conservan

en los Museos ejemplares egipcios, y otras veces tiene los pies dispuestos en forma de X, de suerte que era una silla de tijera, que por consiguiente podía plegarse. Según Hesiquios, los atenienses acostumbraban á hacerse transportar en este género de sillas de tijera por esclavos que les seguían de un punto á otro. En los relieves del friso del Partenón las doncellas y mujeres extranjeras domiciliadas en Atenas llevan en la cabeza sillas de tijera, para cuyo oficio se contrataban con ocasión de las fiestas panateneas. Los taburetes de pies rectos, que quizá por menos artísticos y cómodos no fueron tan usuales al parecer, también se ven representados en algún bajo relieve, por donde se aprecia que sus patas estaban torneadas y que su almohadón ó parte tapizada estaba sujeto por medio de botones ó clavillos. El asiento de las sillas de tijera consistía también en un almohadon.

Bisellium romano (Museo Nacional de Nápoles)

aparece Senakerib en un bajo relieve del Museo Británico; el costado visible de este trono está adornado con tres series de personajes que levantan los brazos para sostener las traviesas. Quizá estas sillas asirias no sean otra cosa que imitaciones de las egipcias, y es posible que de los orientales tomaran este mueble los griegos.

No se conserva ninguna silla griega, pero las pinturas de los vasos y algunos relieves, que tan abundante materia prestan para el conocimiento

Después tenemos el asiento con respaldo, que es la verdadera silla, cuyas patas no se plegaban. El respaldo griego consiste en un trozo de madera de forma un tanto semicircular, sosteni

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estaban graciosamente curvadas hacia dentro armonizando con la curva del respaldo. La silla griega de respaldo recto era el trono (@póvos) (V. TRONO), que no solamente fué la silla de los reyes, sino la que usaban los sacerdotes, los funcionarios públicos y las personas respetables de las casas particulares.

Los romanos adoptaron desde luego el tipo de la silla griega, y aun puede decirse que en un principio amueblaron sus casas con productos de la industria helénica; sabido es el predominio que del elemento griego se observa en las antigüedades de Pompeya y de Herculano, fuentes principales y más abundantes del conocimiento de la vida romana bajo su aspecto material. En las pinturas murales de esas ciudades y en ciertos relieves se ven los distintos tipos de sillas que los romanos usaban. Aquí también hallamos la silla de tijera, el taburete, la silla con respaldo curvo y el trono, es decir, todos los modelos griegos. Los romanos desiguaban con la palabra sella las distintas clases de silla sin respaldo, y á las que lo tenían las denominaban cathedra. Conocieron dos clases de respaldos: uno como el griego que queda descrito y otro de más desarrollo, que ofrecía cómodo apoyo á la parte superior del cuerpo; la cathedra con almohadones en el respaldo y en el asiento era mueble indispensable en toda habitación femenil (Véanse los grabados del artículo CÁTEDRA). Mas cuando la austeridad de las costumbres antiguas comenzó á desaparecer entre los romanos, los hombres no se desdeñaban de sentarse en cómodos sillones; las estatuas marmoreas de Faustino el Joven y de Agripina, mujer de Germánico, pertenecientes á la Galería de Florencia, están sentadas en sendas cathedras, con el brazo derecho graciosamente apoyado sobre el respaldo; la silla correspondiente al trono de los griegos fué el sólium, que estaba destinado al jefe del Estado y era el que los artistas ponían á las divinidades. No se conserva ningún ejemplar de aquellos solios de madera, desde cuya altura el patronus de la casa daba consejo á sus clientes, pero en cambio se conservan varios tronos de mármol con adornos ricamente esculpidos. En la categoría de los tronos están ciertos asientos magníficos, como es la silla curul, que estaba solamente destinada á una persona, y usaron el subséllium, banco bastante bajo, que era el asiento que ocupaban los magistrados populares, como los tribunos y los ediles del pueblo, y por eso aparece representado en algunas monedas familiares. También tenían los romanos como asiento de honor el bisellium, que era un asiento ancho y sin respaldo á modo de silla doble, que era la que ocupaban los decuriones y los augustales de los municipios; en Pompeya fué descubierto un bisellium de bronce (el que representa nuestro grabado) que se conserva en el Museo de Nápo les: es un ejemplar bastante artístico, decorado con cabezas de cuadrúpedos y de patos, y cuyo asiento, que falta, debió ser de tela.

Durante los siglos medios encontramos como un recuerdo de aquellos solia de los romanos, es decir, que en la pieza principal de las casas feudales no había generalmente más que una silla, asiento de honor reservado al jefe de la familia ó á la persona extraña á quien quisiera distinguirse, y en torno de la pieza se encontraban, para sentarse, bancos, arcas, taburetes, sillas de tijera ó almohadones para sentarse en el suelo, es decir, que no había más silla con respaldo que una, especie de trono del señor ó de la dueña de la casa. Como se ve, subsistían los dos tipos de la silla griega: la silla de respaldo y la silla de tijera. Para conocer las formas, adornos y demás detalles de las sillas de aquellos tiempos es forzoso acudir á los monumentos figurados coetáneos, como pinturas y relieves. Es cierto que del siglo III ó IV data la cathedra que se ha supuesto perteneció á San Pedro (V. SILLA DE MANOS), y que del comienzo de los siglos medios es el llamado trono de Dagoberto, que se conserva en la Biblioteca Nacional de París; pero de este y otros varios ejemplares análogos que han llegado hasta nosotros, nos ocuparemos en el artículo TRONO. También en las viñetas de manuscritos abundan las representaciones de tronos, pero al propio tiempo aparecen los de sillas. Verdaderamente, la distinción que hemos hecho de asientos con ó sin respaldo no implica que los primeros fueran siempre tronos, aunque sí una especie de derivación de éstos; y para que pueda establecerse mejor la diferencia, adelantaremos la

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