pecto aéreo en estado de consolidarse en las fisuras del terreno de las capas inferiores, tomando el aspecto de calcedonia en muchos de los sitios. Por último, merece citarse como origen y depósito de la sílice el de la sustitución molecular de la materia vegetal en las fuentes silíceas; la reacción más natural parece consistir en la descomposición de un silicato alcalino por la materia leñosa de los vegetales; esta última pasa al estado de humato alcalino, y la sílice ocupa su lugar precipitándose según los casos en uno de sus tres principales estados: cuarzo, ópalo ó calcedonia. Uno de los mejores ejemplos de silicificación es el ofrecido por los sílex del terreno hullero de Grand-Croix, cerca de Saint-Etienne, en que la sustitucion ha respetado los más delicados tejidos de los vegetales. Probablemente, por un efecto de este género, las fibras de ciertos lignitos terciarios de la cuenca de París se presentan revestidos de numerosos cristales pequeñísimos de cuarzo hialino completamente transparente. SILICEO, CEA (del lat. siliceus): adj. De sílice ó semejante á ella. ni bien pertenecen separadamente (estas tierras) á las SILÍCEAS ni á las aluminosas; etc. JOVELLANOS. las gramíneas gustan del principio SILÍCEO y del calizo; etc. OLIVÁN. SILICIBROMOFORMO (de silicio y bromoformo): m. Quím. Cuerpo aún no aislado, pero que indudablemente formia, mezclado con el bromuro de silicio, el producto de la reacción del ácido bromhídrico gaseoso sobre el silicio calentado á temperatura inferior al rojo; se representa su composición por la fórmula SiHBr3. SILICICLOROFORMO (de silicio y cloroformo): m. Quim. Cuerpo obtenido por Wöhler y Buff haciendo reaccionar á temperaturas inferiores al rojo el ácido clorhídrico gaseoso y seco sobre el silicio. Considerado por dichos químicos como clorhidrato de cloruro de silicio á causa de no haberle purificado por completo, Friedel y Ladenburg determinaron su verdadera composición separándole totalmente del cloruro de silicio, que á la vez que él se produce en la reacción citada, por lo cual es preciso recoger los gases desprendidos en ella en recipientes enfriados con hielo, y someter después la materia condensada á repetidas destilaciones fraccionadas, recogiendo sólo los productos que pasen entre 34 y 37°. El silicicloroformo puro es un líquido incoloro, transparente, muy móvil, fumante al aire, y cuyo vapor, de 4,64 de densidad, detona mezclado con el aire por la presencia de un cuerpo en igni. ción; el agua, y sobre todo el amoníaco, le descomponen fácilmente con desprendimiento de hidrógeno; el cloro le transforma á la temperatura ordinaria en cloruro de silicio, y reacciona con el alcohol absoluto produciendo éter silicifórmico tribásico; su composición es análoga á la del cloroformo, y se representa por la fórmula SiHCl3. SILÍCICO, CA: adj. Quím. Perteneciente ó relativo á la sílice. - SILÍCICO (ACIDO): Quím. Cuerpo de propiedades ácidas resultante de la combinación del anhidrido silícico con el agua. El silicio, en virtud de su carácter tetratómico y electronegativo, es capaz de combinarse con cuatro oxhidrilos para formar un tetrahidrato ó ácido silícico normal Si(OH), SiO,2H,O, que si bien no existe en estado de libertad, pues pierde con excesiva facilidad parte de su agua formando alguno de los numerosos ácidos polisilicicos, en cambio da lugar á sales perfectamente definidas, y que, como los granates, peridoto, zircón, olivino, calamina, etc., se encuentran en la naturaleza, y otros, como los éteres silícicos normales ú ortosilícicos, son buena prueba de su existencia; disuelto en agua, se encuentra sin duda en el líquido que se obtiene sometiendo á la diálisis las disoluciones diluídas de los silicatos alcalinos, descompuestos por ácido clorhidrico en exceso (hay que tener presente que siendo el ácido silícico un cuerpo coloide, quedará en el interior del dializador, y que para privarle por completo de sales y del exceso de ácido clorhídrico es indispensable renovar con bastante frecuencia el agua del vaso exterior). La operación citada, en la condiciones en que Graham la practicaba, daba por resultado una disolución que contenía 5 por 100 de sílice anhidra susceptible de ser concentrada por evaporación en un matraz hasta alcanzar una riqueza de 14 por 100, en cuyo caso es perfectamente transparente, desprovista de toda viscosidad y lo bastante poco estable para que al cabo de algunos días comience a ponerse opalina y después se coagule con suma rapidez, formando una masa gelatinosa firme, transparente é inco. lora ó ligeramente opalescente é insoluble en agua; pasado cierto tiempo esta jalea se contrae, aun en vasijas cerradas, desprendiendo agua pura. La disolución de ácido silícico normal no se coagula por la acción del amoníaco cáustico, por la de los ácidos nítrico, sulfúrico ó acético, ni por la de las sales neutras ó ácidas, pero en cambio bastan algunas burbujas de ácido carbónico ó la adición de 0,0001 de un carbonato alcalino para producirla en corto tiempo; esta misma disolución se hace más estable en presencia del ácido clorhídrico ó de pequeñísimas cantidades de potasa ó sosa, pero en cambio las calizas naturales la precipitan en su superficie formando una capa á modo de barniz, que al secarse se agrieta y se desprende en escamas. El ácido silícico disuelto en agua tiene reacción ácida más marcada que el anhidrido carbónico en las mismas condiciones, y se neutraliza por la potasa, la sosa ó el amoníaco, formando las sales denominadas por Graham cosilicatos, que son solubles en agua y más estables que el ácido silícico, pero que como él se coagulan por el gas carbónico ó los carbonatos alcalinos." El ácido silícico normal tiene la propiedad de condensarse con eliminación de agua, dando origen á los diferentes clorhidratos llamados también ácidos polisilicicos, existentes unos en estado de libertad y representados otros en la naturaleza por silicatos de composición á veces en extremo compleja; así, cuando se deseca á 15° bajo el recipiente de la máquina neumática el ácido silícico soluble, queda como residuo una masa vítrea transparente, muy brillante, insoluble en agua, de la que contiene 21,99 por 100, número que conduce á la fórmula SiO2H2O = SiO3H2, correspondiente al ácido carbónico, y que ha recibido el nombre de ácido metasilícico; este mismo producto parece formarse abandonando á la acción prolongada de la humedad los éteres silícicos, los cuales al cabo de un tiempo variable para cada especie se solidifican formando una materia transparente, blanda y frágil en un principio, pero que después se contrae y acaba por formar á los dos ó tres meses un producto amorfo de 1,77 de densidad, cuyo brillo y frac tura vítrea son análogos á los del cuarzo hialino, y lo suficientemente duro para rayar el vidrio, aunque con dificultad. de es Si en lugar de ser una sola molécula de ácido ortosilícico la que se deshidrata son varias, forman grupos cada vez más condensados tructura a veces bastante complicada; entre éstos el más sencillo es el resultante de la combinación de 2 moléculas de ácido ortosilícico con eliminación de una de agua, en cuyo caso se forma el trihidrato silicico SiO-H=2SiOH - HO, preparado por Ebelmen bajo forma de masa vítrea transparente, abandonando al aire húmedo el éter silícico y cuya estructura se representa Si(OH)3 por la expresión O indica que la Si(OH) que soldadura de las 2 moléculas de que se compone se hace por medio del átomo de oxígeno y no por el silicio, carácter que diferencia notablemente á este elemento del carbono, cuyas agrupaciones moleculares se realizan de preferencia por la saturación parcial de una ó varias de sus dinamicidades por las de otro átomo también de carbono. Además del hidrato anterior se aisla el dihidrato trisilicico hidrato trisilicico 3SiO, H2O= SigO,H2; este úl timo, desecado á 120°, no contiene ya sino 6 por 100 de agua; 4,2 á 150°; 2,5 á 250°, y en fin, es casi anhidro á 370°. Como resumen de lo dicho, se ve que existe una gran confusión, en los conocimientos que la ciencia posee, acerca de la composición de los distintos ácidos silícicos, si bien respecto á sus propiedades están conformes todos los químicos, en la gran facilidad que presentan para convertirse por el calor en anhidrido silícico, y en disolverse con mayor rapidez que este último en el ácido fluorhídrico, los álcalis causticos y los carbonatos alcalinos. En la naturaleza se encuentran con relativa frecuencia ácidos silícicos que contienen de 3 á 10 por 100 de agua, y cuya composición, extremadamente variable, oscila entre las relaciones correspondientes á las fórmulas 10SiO,. H.O y 3SiO. HO, y á ellos deben referirse las especies comprendidas entre los ópalos como la hidrofa. na, la geiserita, etc.; además se encuentran en algunas aguas naturales, como las sulfurosas de los Pirineos y las de los géiseres de Islandia, de las que las últimas contienen hasta 0,520 gramos de sílice anhidra por litro. - SILÍCICO (ANHIDRIDO): Quím. Cuerpo resultante de la combinación del silicio con el oxígeno. Encuéntrase abundantísimamente repartido en la naturaleza, ya libre, ya combinado con los metales, formando silicatos, cuyo estudio tiene extraordinaria importancia en Mineralogía y Geología, mucho más cuanto que el silicio desempeña en el reino inorganico un papel análogo al del carbono en los seres vivos: en estado libre preséntase cristalizado y amorfo, y en el primer caso en dos aspectos distintos y con propiedades físicas diferentes, según lo haga en los prismas hexagonales apuntados por pirámides tambien hexaedras características del cuarzo, ó en laminillas hexagonales derivadas del sistema ortorrómbico propias de la tridimita: amorfo constituye las numerosas especies descritas en Mineralogía con los nombres de cuarzo compacto, cuarzo ágata, cuarzo sílex, cuarzo terroso, trípoli, sílice de infusorios, resinita, hidrófano, hialita, jaspe, piedra de toque, gres, etc.; pero su estudio, así como el de las anteriores, es más mineralógi co que químico, y por tanto tiene su apropiado lugar en las palabras correspondientes, debiendo tratarse aquí tan sólo de sus propiedades químicas, así como de la manera de obtenerle en perfecto estado de pureza. Para conseguir este último objeto con destino á los usos de laboratorio debe hallarse el anhidrido silícico finamente dividido, para lo cual se recurre, bien á la precipitación, bien á la pulverización de las especies mineralógicas: el primer efecto se consigue descomponiendo por la acción del agua los bromuros, fluoruros, cloruros y ioduros de silicio, y calcinando el precipitado hidratado y gelatinoso resultante, ó también fundiendo una variedad cualquiera de cuarzo con un exceso de carbonato alcalino, y descomponiendo la disolución del silicato que se produce mediante el ácido clorhídrico. La pulverización de las especies natu rales, amorfas ó cristalizadas, ni llega nunca al grado de división que la conseguida por medios químicos, ni puede practicarse por los medios ordinarios dada la dureza de esta especie mineral, pero se facilita notablemente por la operación denominada atronado, que consiste en calentar al rojo los fragmentos de cuarzo y enfriarlos bruscamente por inmersión en agua, terminando después por porfirizaciones cuidadosas en morteros de ágata. En este caso el químico tiende á destruir la obra de la naturaleza, que agrupó las moléculas en forma cristalina, y parece extraño que siendo ésta la característica de los cuerpos que afectan el estado sólido se rehuya el conseguirla, esforzándose, por el contrario, en anularla, y esto responde á las propiedades químicas del anhidrido silícico, cuyas afinidades no se manifiestan sino en condiciones excepcionales, como las elevadas temperaturas y la división extremada, que facilitan el contacto molecular; sin embargo, como caso de síntesis mineralógica se ha tratado de reproducir las formas naturales, resultado que se ha conseguido tanto respecto del cuarzo como de la tridimita, empleando procedimientos que es muy dudoso sean los seguidos en el inmenso laboratorio de nuestro planeta, toda vez que los medios utilizados por el hombre son sumamente artificiosos, y por lo tanto fuera de las condiciones que se han presentado en los distintos períodos geológicos. El anhidrido silicico obtenido artificialmente, al igual del que procede de la pulverización de las especies naturales, es un polvo áspero, blanco, muy duro, hasta el punto de rayar el vidrio, y bastante ligero; fusible á la temperatura del soplete oxhídrico, como han demostrado Gaudin y Deville, constituye en estado líquido una masa viscosa susceptible de estirarse en hilos, y cuya densidad, después de solidificada por enfriamien to, es de 2,2. Insoluble en agua é inerte á la temperatura ordinaria en presencia de la mayoría de los agentes químicos, sólo es atacado por el ácido fluorhídrico, en el que la sílice amorfa se disuelve con rapidez y gran elevación de tem. peratura si el ácido está concentrado: á la temperatura de la ebullición es atacado por la potasa lentamente si está en estado cristalino, y rápidamente en el amorfo, y el carbonato potásico también hirviendo le disuelve en pequeña cantidad. No obstante esta inercia química aparente del anhidrido silícico, funciona como ácido algún tanto enérgico á temperaturas elevadas; pues si se le funde con carbonato potásico ó sódico se desprende ácido carbónico formándose los silicatos correspondientes, fenómeno que Mallard ha demostrado se asemeja un tanto á los de disociación, toda vez que el desprendimiento gaseoso tiende á un límite fijo para cada temperatura, y que aumenta con el grado de calor; esta limitación parece debida á la reacción recíproca que tiene lugar entre la sílice libre y el silicato y bisilicato formados. Los metales mismos descomponen la sílice al rojo con producción de silicio y silicato; y si á la acción del metal se une la del carbón, todo el oxígeno se desprende bajo la forma de anhidrido y óxido carbónicos, y el silicio se combina con el metal dando origen á siliciuros, y los cuerpos halógenos, que tan enérgico poder descomponente presentan para con la mayoría de las especies quí micas, son impotentes para separar el silicio del oxígeno, á no ser que á su afinidad por aquél se una la de éste para con el carbono. Mucho han dudado los químicos acerca de la fórmula por qué se debe representar al anhidrido silicico, y así le han formulado SiO, SiO, y SiO3 modificando el peso atómico del silicio, con arreglo á cada una de estas composiciones; pero la cuestión está en la actualidad completamente resuelta, en vista de las densidades de vapor del cloruro, bromuro y ioduro de silicio; de la existencia de derivados de éstos en los que el haló, geno se halla sustituído por cuartas partes, y del isomorfismo, en fin, demostrado por Marignac, de los fluosilicatos con los fluotitanatos y fluoestannatos, razones todas que han venido á demostrar la tetradinamicidad del silicio, y en consecuencia la exactitud de la fórmula SiO, única que hoy se admite para representar el cuerpo de que se trata. El anhidrido silícico, tal como se encuentra en la naturaleza en sus numerosas y múltiples variedades, es objeto de infinidad de aplicaciones, ya como objeto de lujo en las dotadas de lustre vivo y colores brillantes, ya en razón de su dureza para aquellos instrumentos en que es preciso evitar el desgaste de la materia que los forma; así, los ejemplares más vistosos de ágatas, jaspes, cristal de roca, etc., sirven en joyería y en las artes suntuarias, y estas mismas agatas son indispensables en los laboratorios, talladas en morteros destinados á pulverizar substancias duras, ó en placas y cuchillos que sirven de sostén á las piezas más delicadas de las balanzas de precisión; además el cuarzo cristalizado y hialino es de empleo insustituible á causa de sus curiosas propiedades ópticas en multitud de aparatos, tales como sacarímetros, polarímetros, etcétera, en que se hace intervenir la luz polariza da, y desempeña un papel no escaso ni desprovisto de interés en las investigaciones cristalograficas. En cuanto à la sílice de infusorios, aparte de la importancia que ofrece el estudio de las variadísimas formas de las partículas que la componen, que dan idea de las maravillas del mundo de lo infinitamente pequeño, sirve, dada su gran división y la facilidad con que se disuel ve en las lejías alcalinas, para preparar esos silicatos que, con el nombre de vidrios solubles, tanta utilidad tienen en la fabricación de tejidos incombustibles, y en arquitectura para proteger y preservar de la acción destructora de los tiempos las esculturas expuestas á la intemperie y fabricadas con piedras blandas y fácilmente deleznables. - SILICICO (ETER): Quim. Compuestos resultantes de la combinación del ácido silícico con los radicales alcohólicos. Denominados también silicatos alcohólicos, forman los éteres silícicos un grupo bastante natural, en el que se encuen tran los mismos ejemplos de condensación molecular que en los distintos ácidos silícicos y en los silicatos metálicos, pero respecto á cuya composición no hay las dudas que acerca de la de los últimos, a consecuencia de ser todos com. puestos artificiales perfectamente definidos y aislables en completo estado de pureza; además su análisis no presenta las dificultades que el de los derivados metálicos del ácido silícico, y su peso molecular puede conocerse con exactitud por ser todos ó casi todos volátiles, y aplicable, por tanto, á ellos el método de las densidades de vapor. Obteniéndose estos cuerpos unos por los métodos generales de preparación de los éteres (V. ETER) y otros por procedimientos puramente particulares, y no presentando otras propiedades comu nes que las referentes á la mayor ó menor facilidad con que se saponifican en presencia del agua ó de los álcalis, se hace preciso para su conocimiento estudiarlos individualmente. Silicato de amilo, SiO(C5H11). - Derivado del ácido silícico normal ú ortosilicico, por sustitución de cuatro moléculas de hidrógeno por otras tantas del radical amilo, ha sido obtenido por Ebelmen vertiendo alcohol amílico en cloruro de silicio, en cuyo caso se observa en un principio descenso notable de temperatura, acompañado del desprendimiento de grandes cantidades de gas ácido clorhídrico: cuando este desprendimiento ha disminuído notablemente y se ha elevado la temperatura, se somete el líquido á la destilación fraccionada recogiendo los productos volátiles á más de 300°, y en los que se encuentra el silicato de amilo, cuya formación puede representarse por la ecuación Es un líquido incoloro, transparente, de olor débil, que hierve entre 322 y 325°, y cuya densidad a 20° es 0, 868; soluble en el éter y el alcohol amílico no lo es en el agua, que le desdobla en sus componentes con mayor lentitud que al silicato de etilo. Silicatos de etilo. - En la actualidad se conocen cuatro éteres silícicos del alcohol etílico co rrespondientes respectivamente á las fórmulas Si(CH),C, Si(CH3)2O3, Si(CH3)607 y Si(CH)2O4, derivados de los diferentes hidratos polisilícicos, y de los que sólo el primero y el tercero han sido estudiados de una manera bastante completa para que se conozca con exactitud su peso molecular, en tanto que en el segundo y en el cuarto este peso es desconocido y no se puede asegurar con toda certidumbre que la fórmula arriba expuesta sea la verdadera, pues bien pudiera suceder que su composición atómica debiera representarse por algún múltiplo de aquella. El éter silícico normal ó ortosilicato de etilo se prepara por el procedimiento de Ebelmen, que consiste en añadir poco á poco alcohol absoluto al cloruro de silicio, hasta que haya elevación de temperatura y desprendimiento de ácido clorhídrico en cantidad notable, lo que sucede cuando el peso del alcohol añadido es próximamente igual al del cloruro; entonces se añade nueva dosis de alcohol, igual á la décima parte de la anterior, y se destila recogiendo los productos volatilizados entre 160 y 170° y sometiéndolos á una nueva rectificación en aparato que permita fraccionar los productos. El silicato de etilo es un líquido transparente, incoloro, de olor etéreo bastante agradable, de sabor fuerte y picante, y cuya densidad es 0,9676 á 0° y 0,933 á 20°; hierve á 165°,5 (Friedel y Crafts), y se descompone en presencia del aire húmedo en forma tal que una pequeña cantidad de él conservada por los anteriores químicos durante tres años en un frasco mal tapado se transformó íntegramente en sílice bastante dura para rayar el vidrio. El agua no le disuelve, pudiendo ser destilado con ella sin más que indicios de descomposición, debién dose sin duda esta falta de acción á su insolubilidad en dicho líquido, toda vez que el alcohol acuoso le descompone rápidamente transformándole en polisilicato. El éter silícico es combusti ble, arde con llama brillante depositando la sí. lice en polvo muy fino, y es descomponible por el ácido sulfúrico precipitándose dicha silice y formándose ácido sulfovínico; el ácido fluorhidrico también le ataca desprendiendo fluoruro de silicio, y el cloruro de este metaloide reacciona con él en caliente originando substancias resultantes de la sustitución por el cloro de uno, dos ó tres oxetilos CHO, reacción que tiene gran importancia, pues viene á comprobar la fórmula de este cuerpo conforme con la deducida de la densidad de su vapor, y á establecer definitivamente el número 28 para representar el peso atómico del silicio. El anhidrido acético transforma al cuerpo de que se trata en una mezcla de acetato de etilo y de monoacetina etilsilicica, y el anhidrico bórico en caliente desaloja por completo la sílice y origina el éter bórico correspondiente. Según se ha dicho con anterioridad, el éter silícico normal produce tres derivados clorados ó clorhidricos, que se obtienen calentando en vasos cerrados, durante una hora, á 150°, cantidades de dicho éter y cloruro de silicio, que varían para cada uno de ellos, exigiendo la monoclorhidrina tres moléculas del primero y una del segundo, moléculas iguales la diclorhidrina y dos respectivamente la triclorhidrina; el producto de la reacción en cada caso se purifica por destilación fraccionada. Estos cuerpos son líquidos, volátiles á temperaturas tanto más bajas cuanto mayor es la cantidad de cloro que contienen, y combustibles. El éter silícico de fórmula y resulta, como el anterior, de la acción del alcohol acuoso sobre el cloruro de silicio: Friedel y Crafts le aislaron por primera vez de los residuos de la preparación del éter normal empleando un alcohol que no era completamente anhidro; para ello sometieron estos residuos à la destilación fraccionada, recogiendo las porciones volátiles entre 230 y 250°, las cuales redestilaban á la presión reducida de 4 milímetros de mercurio, separando los productos que hervían entre 125 y 130° en estas condiciones. Este cuerpo es líquido, ligeramente oleaginoso, de olor agradable bastante análogo al del éter silícico normal, muy dilatable, pues sus densidades son 1,0196 à 0° y 1,0019 á 19°,2; hierve sin alterarse, á la presión ordinaria de la atmósfera, á 233°, 5, y se descompone por la humedad del aire ó por el alcohol acuoso en productos cuyo punto de ebullición es más elevado que el suyo. Por último existe otro éter de fórmula que ha recibido los nombres de disilicato dictílico y cuadrisilicato de etilo, y se origina añadiendo un poco de agua al metasilicato ó á los productos intermedios que hierven entre 200 y 250° y quedan como residuo de la preparación del silicato normal cuando para ella no se ha empleado alcohol absolutamente anhidro; añadida el agua se destila la mezcla deteniendo la operación en el momento en que el contenido de la retorta se hace un poco viscoso, en cuyo caso se deja enfriar para que se transforme en masa transparente de color ligeramente amarillento y fractura vítrea, caracteres que corresponden al disilicato dietili co; este cuerpo, que parece inalterable al aire, comienza a reblandecerse á 100° y á temperatu ras más elevadas se funde, aumenta de volumen y desprende vapores de metasilicato, dejando residuo de sílice. Aunque las propiedades de este cuerpo no son las características de los compuestos perfectamente definidos, Ebelmen le ha considerado como tal, teniendo en cuenta en primer término que le ha obtenido gran número de ve ces y siempre con la misma composición, y además que las más ligeras modificaciones de ésta alteran notablemente sus propiedades. Fuera de los silicatos de etilo que se acaban de estudiar, se conocen otros derivados del primero, en el que una, dos ó tres moléculas de oxetilo han sido sustituídas por otras tantas de oxiamilo, para formar compuestos del que el más importante es el monosustituído ó éter trictilamilico Si(OC,H),(OC,H,,), que se obtiene por la acción de la monoclorhidrina etilsilicica sobre el alcohol amílico en moléculas iguales, y es un líquido algún tanto oleaginoso, transparente, cuyo olor recuerda el de los compuestos amílicos y que hierve entre 100 y 110° á la presión reducida de 4 milímetros de mercurio; destilado muchas veces seguidas aun en el vacío se transforma parcialmente en disilicato examílico, y el amoníaco le descompone con mayor dificultad que al silicato de etilo. Si una molécula de oxetilo es reemplazada por otra de acetilo resulta el silicato trietilacético Si(OC2H ̧){OC,H2O), que se produce calentando á 180°, durante catorce horas, 25 partes de éter silícico con 13 de anhidrido acético, y es un líquido transparente, algo oleaginoso, de olor ligeramente acético agradable, que se acentúa á causa sin duda de un principio de saponificación cuando se le abandona por largo tiempo al aire húmedo. Silicatos de metilo. - El normal ú ortosilicato, Si(OCH), se prepara haciendo reaccionar el alcohol metílico puro y perfectamente seco (rectificado sólo en contacto de corta cantidad de anhidrido fosfórico) sobre el cloruro de silicio; hay que tener la precaución de desecar completamente el alcohol, pues en otro caso se produce á la vez disilicato hexametílico que, si bien se separa con facilidad por repetidas destilaciones fraccionadas, hace más larga y dispendiosa la operación. Es un líquido incoloro y transparente, de olor etéreo agradable, bastante soluble en agua, produciendo una disolución clara, pero que al cabo de algunas semanas abandona sílice gelatinosa, cnya densidad á 0° es 1.0589 y que hierve á 1210,5, es susceptible de arder con llama brillante y humos blancos, y la humedad le descompone con rapidez. El cloro puede sustituir á una, dos ó tres moléculas de OCH, para formar las clorhidrinas correspondientes, que se obtienen, la monosustituída calentando á 150o durante una hora, en tubos cerrados, tres moléculas de silicato de metilo y una de cloruro de silicio; la diclorhidrina por la acción de dos moléculas de la primera sobre una del cloruro referido, y finalmente la trisustituída haciendo reaccionar á 220° una molécula del citado cloruro y tres de la clorhidrina anterior; estos cuerpos, que son líquidos se volatilizan, como los derivados correspondientes del etilo, á temperaturas tanto más bajas cuanto mayor es la cantidad de cloro que contienen. Si en la preparación del silicato metílico normal se emplea alcohol metílico que contenga corta cantidad de agua, se forma, según se ha dicho, simultáneamente con aquél, disilicato exametílico Si O(OCH)=(CHO),Si-O-Si(OCH), que también se obtiene calentando el éter normal con alcohol acetílico mezclado con la sufi. ciente cantidad de agua; es un líquido muy análogo por sus propiedades al ortosilicato de metilo, del que se diferencia, sin embargo, por su densidad, que es 1,1441 á 0°, y por hervir á 202. Además de los silicatos anteriores se conocen otros en que el metilo se halla sustituído parcialmente por el etilo ó el amilo, y de los que el más importante es el diametildietílico Si(OCH(OCH) que se obtiene calentado durante veinte horas en tubos cerrados y á 210°, la mezcla de alcohol metílico y ortosilicato de etilo, y se purifica por destilaciones fraccionadas recogiendo los productos volátiles entre 113 y 147: es de notar que si se emplea un exceso de alcohol metílico y se eleva la temperatura á 250°, no se obtienen cantidades notables de éteres más ricos en metilo; el cuerpo de que se trata es un líquido que hierve á 145°, y cuya densidad á 0° es 1,004. SILICIETILMETILO (de silicio, etilo y metilo): m. Quim. Cuerpo compuesto no existente en la átomo de silicio con tres moléculas del radical naturaleza, y resultante de la combinación de un etilo y una de metilo. Para prepararle se calienta á 100° en un digestor la mezcla formada de los ioduros de etilo y de metilo, torneaduras de zine y de una aleación de zine y sodio; al producto destilado, que comienza á hervir à tempeperatura inferior á la correspondiente al zincetilo, se le añade corta cantidad de zinc-metilo, y después se calienta durante siete horas á 190° en tubos cerrados con cloruro de silicio; la masa resultante de la reacción se lava sucesivamente con potasa, ácido sulfúrico y agua, se deseca luego y, en fin, se somete á la destilación fraccionada, recogiendo los productos que destilan entre 63 y 67. Siguiendo este método, debido á Friedel y Crafts, se obtiene un líquido que el análisis demuestra se debe representar por la fórmula SiC-H1=Si(CH3)3(CH;), y cuyo punto de ebullición no es siempre constante à consecuencia de hallarse mezclado con cantidades variables de un hidrocarburo que, siendo insoluble en ácido sulfúrico, resulta muy difícil de separar. SILICIETILO (de silicio y etilo): m. Quím. Cuerpo resultante de la combinación en proporciones atómicas de uno ó varios átomos de silicio con el radical etilo. Siendo el etilo monovalente y el silicio tetradínamo, un átomo de éste se combinará con cuatro moléculas de aquél para formar un compuesto saturado en el que la unión atómica es tan enérgica que puede funcionar en ciertas reacciones como lo haría un hidrocarburo; descubierto por Friedel y Crafts, se prepara calentando durante algunas horas en un digestor de cobre colocado en baño de aceite, y á temperaturas comprendidas entre 180 y 200°, el zinc-etilo mezclado con un exceso de cloruro de silicio; el digestor puede ser sustituído por tubos de vidrio de paredes resistentes, que de hallarse enteramente sumergidos en el baño permiten reducir el calor á 160 ó 170°, y tanto en uno como en otro caso, después de terminada la reacción, se da salida ó los gases desprendidos en ella (etileno, hidruro de etilo y dietilo), se separa el cloruro de zinc y el zine metálico del líquido que los baña, sometiendo este último á la destilación, recogiendo en recipiente separado los productos que hierven entre 140 y 160°, los cuales, lavados sucesivamente con agua y potasa para destruir pequeñas cantidades de cloruro de silicio que pudieran contener, tratados después muchas veces por ácido sulfúrico concentrado que disuelve el óxido de siliciotrietilo, y nuevamente lavados con agua, se secan mediante el cloruro cálcico escoriforme, y entonces constituyen el cuerpo de que se trata, del que se obtiene sólo la mitad de la cantidad teórica correspondiente al peso del zinc-etilo empleado. No es este el único me. dio de preparación del silicietilo, pues siguendo un método general á todos los compuestos de su especie puede obtenerse, aunque con menos ventajas en los rendimientos, por la acción del zinc. etilo en presencia del sodio, sobre la monoclorina del éter silícico ó sobre alguno de los derivados de éste. El silicietilo en estado de pureza es un líquido incoloro y transparente, de olor no muy fuerte pero que recuerda el de ciertos hidrocarburos, y es susceptible de cambiar por la acción del tiempo haciéndose mucho más desagradable á causa sin duda de fenómenos de oxidación lenta; hierve á 1520,5 produciendo vapores cuya densidad es 5,14 (la teórica, deducida de su fórmula y peso molecular, es 4,99), y la del mismo cuerpo en estado líquido es 0,8341 á 0° (Ladenbourg) y 0,7687 á 22°,7 (Friedel y Crafts). No inflamable espontáneamente, pero susceptible de arder en contacto de un cuerpo en ignición, produciendo llama brillante y humos blancos de sílice, es inatacable por la potasa, el ácido sulfúrico concentrado y el ácido nítrico ordinario, pero este último ácido fumante le transforma al cabo de una larga ebullición en un enerpo que parece ser el óxido de siliciodietilo y llega á oxidarle por completo calentando la mezcla de ambos cuerpos en vasijas cerradas á temperaturas comprendidas entre 180 y 190°, reacción que se ha aprovechado para determinar la cantidad de silicio que contiene, que también puede realizarse sustituyendo el ácido nítrico fumante por la mezcla oxidante de clorato potásico y ácido clorhídrico. El bromo no ejerce en frío acción algu na sobre el silicietilo, pero á 140° le descompone transformándole en ácido bromhídrico y óxido de siliciotrietilo, y el iodo actuando sobre él durante doce horas á 180 apenas le hace experimentar alteración. El análisis elemental del silicietilo conduce á representarle por la fórmula C.H5 Si(C.H),=C,H, - Si-CH correspondiente á la del hidruro de nonilo cuaternario, en que el átomo de carbono no enlazado directamente al hidrógeno ha sido sustituído por el silicio, y esta semejanza, unida á otras consideraciones de orden puramente químico, han hecho que se denomine á este cuerpo hidruro de silicononilo considerándole como el hidru ro de un verdadero radical siliciado susceptible de producir numerosos derivados, de los que los más importantes se estudian á continuación. Derivados clorados. - Si se hace pasar corriente de cloro seco á través del silicietilo colocado en un matraz enfriado con agua, se observa en primer término que el líquido se colorea fuertemente de amarillo á consecuencia de disolverse el gas, pero después se descolora repentinamente desprendiendo ácido clorhídrico, sin que en ningún caso se pueda probar la formación de cloruro de etilo; à partir de este momento el cloro es absorbido con regularidad, sin que el líquido se colore de nuevo, y una vez terminada la reac ción se someten los productos á la destilación fraccionada para separar los compuestos clorados producidos, entre los que se encuentran los derivados mono y biclorados del silicietilo. Como esta operación no basta para conseguir el objeto deseado, pues al cabo de muchas destilaciones se obtiene un producto que hirviendo entre 190 y 195° está formado por la mezcla en moléculas iguales de ambos cuerpos, es necesario para aislar el derivado monoclorado calentar la mezcla dicha en tubos cerrados y á 130 6 140o, durante tres ó cuatro horas, en presencia de acetato potásico en exceso y alcohol absoluto: en estas condiciones el silicietilo biclorado es el único que se destruye, quedando el monoclorado, que puede aislarse tratando por agua el contenido de los tubos y decantando la capa oleaginosa que sobrenada al líquido acuoso, la cual, finalmente, se purifica agitándola con ácido sulfúrico concentrado, en cuyo caso se obtiene un líquido incoloro, denso, volátil á temperaturas elevadas, y cuya composición corresponde á la fórmula Si(CH),(C.H ̧Cl). La descomposición del derivado diclorado por el acetato potásico y el alcohol absoluto da lugar a la formación de acetileno, etileno y óxido de siliciotrietilo, lo que prueba que dicho derivado contiene los dos átomos de cloro sustituídos á otros tantos de hidrógeno de un mismo radical etilo, por lo que le corresponderá la fórmula Si(CH)(C2H2Cl2). Derivado acético, SiC16H12O, Si(CH), CH (C,H2O). - Se prepara calentando el silicietilo monoclorado durante algunas horas á 180°, en tubos cerrados, con exceso de acetato potásico y alcohol absoluto; al abrir los tubos, con lo que no se observa desprendimiento de gases, se trata la masa por agua, y decantada la parte que sobrenada se la mezcla con dos ó tres veces su volumen de ácido sulfúrico concentrado, y después de agitar se separa cuidadosamente con una pipeta la disolución ácida, que se vierte en un matraz que contenga gran cantidad de agua para que la mezcla no se caliente con exceso; así se obtiene un líquido oleaginoso que, después de lavado y secado, presenta olor a la vezetéreo y acético, arde en contacto con un cuerpo en ignición con llama brillante y humos blancos de silice, y hierve entre 208 y 214°. No puede ser saponificado por la potasa acuosa aun cuando se caliente la mezcla á 180° durante algunas horas, pero esta metamorfosis se determina fácilmente entre 120 y 130° con el mismo álcali disuelto en alcohol, en cuyo caso se forma acetato potásico é hidrato de silicietilo, precipitable por el agua. Este hidrato SiC ̧H ̧‚O = Si(C ̧H; }(С„H ̧OH) es un líquido oleoso, de olor alcanforado, que hierve á 190 y que disuelve al sodio, desprendiendo hidrógeno y dando lugar á la formación de una materia oleaginosa descomponible por el agua. SILICIFORMICO (ANHIDRIDO) (de silicio y fórmico): adj. Quím. Compuesto de fórmula equivalente á la del anhidrido fórmico, en el que el carbono es reemplazado por el silicio. Para prepararle se hace llegar lentamente el vapor de silicicloroformo puro á agua helada, sirviéndose para ello de un tubo ensanchado en su extremidad en forma de embudo, con objeto de evitar que se obstruya; la materia blanca pulverulenta, y bastante semejante á la sílice, que se precipita, se recoge rápidamente, se lava con agua helada, se comprime entre hojas de papel de filtro y se seca en el vacío sobre ácido sulfúrico. En estas condiciones el anhidrido siliciförmico se conserva durante largo tiempo y puede calentarse á 150° sin que se altere, pero en contacto del agua á la temperatura ordinaria se descompone lentamente desprendiendo hidrógeno; es susceptible de arder con llama, y el amoníaco le altera en la misma forma que el agua, pero con mucha mayor rapidez, medio que se ha aprovechado para analizarle y que ha conducido à la fórmula este compuesto, denominado éter silicifórmico tribásico, es incoloro, de olor agradable que recuerda el del silicato de etilo, fácilmente alterable al aire húmedo, lentamente descomponible por el agua desprendiendo hidrógeno, y con más rapidez por la potasa ó el amoníaco, y cuyo vapor mezclado con el aire detona en presencia de un cuerpo en ignición; finalmente, por la acción del sodio y á un calor suave, se descompone con desprendimiento de hidrógeno siliciado y formación de silicato tetraetílico. SILICINA: f. Paleont, Género de la familia de los amodiscidos, suborden aglutinados, orden de los foraminíferos, clase de los rizópodos y tipo de los protozoarios. Es uno de los fósiles más sencillo y de más pequeño tamaño, de una organización tan elemental que sólo se conserva su caparazón ó concha por estar incluído en el grupo llamado por los zoólogos antiguos de los rizópodos testáceos; se caracteriza por tener una concha está formada principalmente de una agregación más o menos homogénea de partícu las, cuya composición puede ser bastante variable, pero en los que domina generalmente el clemento silíceo, pues en la elección que para la construcción de su concha hacen de los materia que les que les rodean tienen una particular predilección por estos elementos; el tamaño de los materiales con que construyen su concha ó caparazón es también bastante variable. La forma general de la concha es discoidea, apareciendo bastante aplastada y de aspecto orbicular, y estando arrollada en una espiral bastante regular, en la cual las vueltas interiores no son visibles por hallarse cubierta por las últimas vueltas exteriores, en lo cual se distingue del género tipo de la familia Ammodiscus; las vueltas de la espiral no presentan ninguna división en lóbulos. Las especies del género Silicina, creado por Born, vivían especialmente en el período liásico, en cuyas formaciones se encuentran sus restos. SILICIO: m. Metaloide sólido, insoluble en cl agua y más pesado que ella. Abunda en la naturaleza combinado con el oxígeno. al -SILICIO: Quím. Este metaloide pertenece grupo de los tetradínamos, y se representa en las notaciones químicas con el símbolo Si. Aunque extraordinariamente repartido en la naturaleza, con especialidad en el reino mine. ral, en el que forma las clases de sílices y silicatos, tan numerosos en especies, no se ha encontrado ni una sola vez en estado libre á causa sin duda de la poderosa afinidad que presenta para el oxigeno, con el que forma compuestos como el anhidrido y los ácidos silicicos descomponi bles sólo en circunstancias especialísimas y ape /20 lando á las más poderosas energías; así se ve el silicio asociado á multitud de minerales y rocas, en los que unas veces entra como constituyente esencial y otras sólo como elemento accesorio, pero siempre oxidado y generalmente formando sales anfideas y de composición tan compleja en ocasiones que ha sido precisa toda la sagacidad de los analistas y gran acumulación de investigaciones de laboratorio para formarse idea, no ya de las causas que las produjeron, sino de su estructura y constitución molecular. En el reino vegetal se encuentra endureciendo y dando consis tencia á los tallos y hojas de numerosas plantas pertenecientes con especialidad á la familia de las Gramíneas, y en otras familias se le ve como organizado en formas caprichosas llenas de detalles de singular regularidad, y en las que no se sabe qué admirar más: si la simetría del dibujo, ó el trabajo de la naturaleza al producir tan minuciosos detalles en seres cuya pequeñez obliga á observarlos con los más poderosos microscopios; no puede menos de cautivar y maravillar á la vez la observación bajo grandes aumentos de lo que pudiera llamarse caparazón ó esqueto de las diatomáceas, algas de las que la mayor no suele exceder de 12 de milímetro de diá metro, y en las que se encuentran líneas, puntos y figuras geométricamente distribuídas, en nú mero tal, dada la pequeñez de su superficie, que á ser posible la separación de la molécula química sería necesario imaginarla de la magnitud de cada uno de dichos detalles. En el reino animal no se encuentra con tanta frecuencia el silicio, sobre todo en sus superiores representantes, pues en los de último grado, cuya organización y modo de vivir los hacen semejarse á las plantas hasta el extremo de haberlos confundido con ellas durante largo tiempo, forma también piezas esqueléticas ya externas ya internas, de figuras más o menos caprichosas y extrañas; pu diera preguntarse cuál es la razón de que en los seres superiores apenas se encuentre el silicio, á lo que se debería responder recordando la difícil solubilidad de la sílice y los silicatos, así como también la naturaleza de las reacciones realizadas durante las funciones de nutrición de aquéllos; para que una substancia ingerida en el tubo digestivo pase á formar parte del organismo es indispensable que sea soluble por sí, ó que alcance dicho estado á consecuencia de las transformaciones que experimente en presencia de los jugos orgánicos con que se pone en contacto, y los compuestos de silicio están muy lejos de hallarse en estas condiciones. Breve es, en verdad, la historia del silicio como elemento, pues su descubrimiento no ha marcado fase alguna de importancia en la marcha de la ciencia; y desde el momento en que se le aisló por vez primera, hasta aquel en que se conocieron todas sus propiedades, pasó un período de tiempo relativamente breve. Sospechada su existencia por Lavoisier, que colocaba á la sílice en el grupo de las tierras que suponía formadas como resultado de la combinación del oxí. geno con un radical entonces desconocido, vino a confirmar esta sospecha el descubrimiento de los metales alcalinos realizado por Davy en 1807, por más que la gloria de aislarle por vez primera se hallase reservada al gran Berzelius, que supo interpretar los resultados de un medio indicado por Gay-Lussac y Thenard en sus Investigaciones físico-químicas; cierto es que estos químicos supusieron, al publicar sus primeros trabajos, que en la operación por ellos verificada se des componía el ácido entonces llamado fluórico, y cierto es también que más tarde afirmaron que los fenómenos observados podían explicarse satisfactoriamente admitiendo la descomposición ó reducción del óxido de silicio, en cuyo caso la materia color de chocolate por ellos obtenida no sería, como no es en realidad, otra cosa que el elemento de que se trata, pero entonces nada de cidieron acerca de su naturaleza, dejando, por tanto, á Berzelius el honor del descubrimiento. En cuanto al estudio completo de este cuerpo, puede decirse que ha sido hecho por corto nú mero de investigadores, entre los que se cuentan, á más de su descubridor, Sainte-Claire Deville y Wöhler, como habiendo aportado la mayoría de los datos que han servido para formar su monografía. Colocado el silicio en todas las clasificaciones al lado del carbono con el que presenta grandes analogías, existe como él en tres estados alotrópicos distintos, que se obtienen por procedimien tos diferentes y cuyas propiedades físicas son diversas: estos estados son el amorfo, el grafitoide y el cristalino, denominaciones las dos últimas no muy exactas, pues al fin y al cabo la estructura cristalina es propia, no sólo del último, sino también del grafitoide, pero que consagradas por el uso ocupan en la ciencia un lugar insustituible. Silicio amorfo. En este estado fué como Berzelius aisló por primera vez el metaloide de que se trata, calentando á elevadas temperaturas en un tubo de vidrio ó de hierro 10 partes de fluosilicato de potasio seco con ocho ó nueve de potasio metálico; terminada la reacción se introduce en agua la masa coherente de color pardo epático, y compuesta de fluoruro potásico, potasio metálico y silicio libre, lo que origina violento desprendimiento de hidrógeno, debido, según Berzelius, á la descomposición de un siliciuro de potasio, y que Deville atribuye al exceso de metal alcalino no oxidado; el silicio, separado por la acción del agua, se lava con este líquido, primero frío y des pués hirviendo. También se produce el elemento en este estado cuando se hacen pasar vapores de cloruro de silicio sobre potasio ó sodio calentados en navecillas de porcelana colocadas dentro de tubos de esta materia ó de vidrio (Deville); cuando se descompone por la electrolisis la mezcla fundida de fluoruro y fluosilicato potásico (Ulik); en la combustión incompleta del hidrógeno siliciado ó en la descomposición de este gas por la chispa eléctrica, é igualmente parece formarse al hacer pasar la corriente de una fuerte ila entre dos polos de silicio cristalizado y colocado en atmósfera de hidrógeno. El silicio preparado por el método de Berzelius, que es el único que le produce en alguna cantidad, constituye un polvo de color pardo obscuro, mal conductor de la electricidad, inflamable al aire con bastante facilidad, inatacable por todos los ácidos excepto el fluorhídrico, é infusible á la temperatura más elevada que puede producirse en los hornos, carácter este último nada más que aparente, toda vez que es imposible calentar el silicio amorfo de Berzelius sin que oxide en parte, formándose una materia refractaria que íntimamente mezclada con el silicio fusible por sí mismo, se opone á la aglome ración y reunión de la masa en un solo botón. Según el sabio químico sueco, el metaloide retiene en este estado hidrógeno combinado en forma de hidruro, por lo que cuando se le calienta hasta la incandescencia aun después de desccado á temperaturas próximas al rojo desprende una llama azulada, atribuída por aquél á la combustión de dicho hidrógeno, pero que Deville considera originada por materias fluoradas imposibles de separar mediante lociones que oxidadas al aire desprenden fluor, y éste quema parte del silicio con aparición de la llama citada; esta hipótesis tiene en su apoyo un fenómeno análogo que se presenta en el aluminio preparado par tiendo de la criolita. Cuando se calienta el silicio amorfo á temperaturas muy elevadas fuera del contacto del aire se contrae, adquiere color pardo achocolatado, haciéndose inoxidable é inatacable por el ácido fluorhídrico, y entonces para disolverle es necesario someterle á la acción de una especie de agua regia en la que el ácido clorhidrico es sustituído por el fluorhídrico; esta variedad se prepara fácilmente y en grandes cantidades por el método de Deville, que consiste en hacer atravesar una corriente de hidrógeno seco mezclado con vapores de cloruro de silicio por un tubo de vidrio tapizado de mica en su interior, y en el que se colocan navecillas de porcelana llenas de sodio y mantenidas á temperaturas muy elevadas; cuando cesa la reacción y el tubo se ha deformado por la acción del calor, se deja enfriar el aparato y se lava por largo tiempo con agua hirviente el contenido de las navecillas, desecando el residuo insoluble, que es bastante compacto, brillante y de aspecto micáceo cuando interpuesto en agua se hacen caer sobre él los rayos solares. Este silicio es fusible, como lo ha demostrado Despretz, sometiéndole á temperatu. ras suficientes para fundir la sílice y tomando las precauciones necesarias para evitar en lo posible la oxidación, Silicio grafitoide. - Obtenido por Deville descomponiendo por la corriente eléctrica el cloruro doble de aluminio y sodio impuro con electrodos de carbón, y atacando el residuo de la electrolisis por ácido clorhidrico, se prepara hoy con más facilidad aprovechando la propiedad que tiene el aluminio fundido de disolver el metaloide y abandonarle luego al enfriarse; para seguir este método, debido á Wöhler, se calienta en un crisol de Hesse á la temperatura de la fusión de la plata aluminio mezclado con 20 á 40 veces su peso de fluoruro doble de silicio y de potasio perfectamente seco, ó también una parte de dicho metal, cinco de vidrio exento de plomo y 10 de criolita; al cabo de un cuarto de hora de fusión se deja enfriar la masa tranquilamente, y rompiendo el crisol se encuentra una ganga blanca y salina aprisionando á un botón metálico de color gris que se tritura sin pulverizarle, y se trata en caliente por el ácido clorhídrico concentrado hasta que cese el desprendimiento de hidrógeno, en cuyo caso se coloca el residuo en cápsula de platino, y se le calienta con ácido fluorhídrico para eliminar la sílice. Así se obtiene una masa constituída por laminillas hexagonales, á veces aisladas, de dureza suficiente para rayar el vidrio, aunque no el topacio, buenas conductoras de la electricidad y de 2,490 de densidad á la temperatura de 10°: de afinidades menos enérgicas que el silicio amorfo para con el oxígeno, se le puede calentar al rojo blanco en este gas sin que se altere, por más que descompone al carbonato potásico con desprendimiento de luz y formación de ácido silicico, y es soluble también, aunque con lentitud, en las lejías concentradas de potasa ó sosa, desprendiendo hidrógeno. El silicio grafitoide calentado al rojo naciente arde en el cloro seco formando cloruro de silicio, es inatacable por los ácidos, exceptuando la mezcla de los nítrico y fluorhídrico, y por sus caracteres se aproxima bastante al silicio amorfo fuertemente calcinado descrito por Berzelius. Silicio cristalizado. - Considerándose el estado cristalino de los cuerpos como el típico de las substancias químicas susceptibles de adoptarle, el estudio del silicio en esta forma debe ser de gran importancia, si bien ésta se reduce mucho, pues las propiedades químicas que en ella presenta son las mismas que las del silicio grafitoide. Muchos son los medios por los que este metaloide puede cristalizar, hasta el extremo de que basta fundir el amorfo en un crisol de platino recubierto interiormente de cal para obtener glóbulos elípticos de estructura cristalina, lustre semimetálico y caras curvas análogas á las que presenta el diamante, pero así no se obtienen poliedros geométricos que permitan determinar el sistema á que pertenecen, por lo que es más conveniente fundir al rojo, en crisol de porcelana y por pequeñas porciones, una mezcla de 15 partes de fluosilicato potásico bien seco, 4 de sodio dividido en pequeños fragmentos y 20 de zinc destilado y en granalla; terminada la fusión, y cuando ya la escoria está completamente fluida, se deja enfriar lentamente, y rompiendo el crisol se separa el botón metálico, que se trata por ácido clorhídrico para disolver el zinc: el residuo insoluble, hervido con ácido nítrico primero y con fluorhídrico después, lavado y secado, contiene agujas comúnmente hexaédricas, terminadas ya por apuntamientos triedros, cuyas caras reposan simétricamente sobre las aristas alternas, ya por apuntamientos hexaédricos muy agudos y cuyas caras descansan sobre las del prisma. Otras agujas presentan filas rectilíneas y agrupadas en hacecillos de pequeños cristales aparentemente romboédricos y superpuestos unos á otros para lelamente y según su eje de figura; todas estas formas, si bien á primera vista pudieran creerse derivadas del sistema romboédrico, pertenecen en realidad al cúbico, como demuestra la medida de los ángulos de los apuntamientos triedros, cuyo valor, de 70°,32', conduce al tetraedro regular, hipótesis apoyada también por el hecho de haberse obtenido octaedros casi aislados con ángulos de 109°, 28' y truncados en ocasiones en las aristas por las caras del dodecaedro romboidal; en este caso el prisma hexagonal mismo debe considerarse como un dodecaedro romboidal muy alargado paralelamente á una de las diagonales de los ángulos triedros y coronado por tres caras del tetraedro regular. Estas observaciones demuestran sin ningún género de duda, y no obstante las apariencias que existen en contra, que el silicio pertenece al sistema cúbico y es por tanto isomorfo con el diamante, al que se parece además por la dureza y por la propiedad que tienen sus cristales de cortar el vidrio. Aunque el silicio no es volátil en modo alguno, pueden, sin embargo, citarse ejemplos de volati lización aparente, como la que tiene lugar al descomponer en corriente de hidrógeno los vapores de cloruro de silicio por el aluminio exento de hierro y colocado en un tubo de porcelana que se calienta á temperaturas próximas al rojo blanco; para explicar este efecto basta recordar las experiencias de Troost acerca del transporte del silicio por pequeñas cantidades de cloruro ó de fluoruro del mismo metaloide, en cuyo caso se establece una serie de combinaciones y descomposiciones cuyo resultado final es el efecto citado. Terminado el estudio particular de cada una de las variedades de silicio, resta sólo hablar de los caracteres químicos que les son comunes, de su peso atómico y del lugar que le corresponde en la clasificación de los elementos. Diversa mente atacables estas variedades por los cuerpos simples ó compuestos, según su agregación molecular, presentan como única propiedad común la de producir un espectro que se obtiene haciendo saltar la chispa eléctrica entre polos de silicio, y en el que se observan las rayas siguien. tes; a 637 (viva); a 635 (muy viva); ẞ 599,3 (viva); B 597; y 505,8, y y 504. Este metaloide, cuyas analogías con el carbono, lejos de limitarse á la forma cristalina y á los estados alotrópicos, se extienden á otras muchas propiedades, es tetradínamo y presenta, de igual manera que su congénere, la particularidad de que sus átomos son susceptibles de agruparse mediante la saturación parcial de sus dinamicidades, y de formar por sí ó unidos á grupos hidrocarbonados cadenas análogas á las de los compuestos orgánicos; de aquí que, sea cualquiera el sistema de clasificación que se siga, los dos metaloides han de ir unidos indefectiblemente, lo que no excluye que existan entre ellos diferencias del mismo orden que las que sirvieron para reunirlos, pero no de tanta importancia; lo que distingue de una manera especial el silicio del carbono es en primer término que aquél es esencialmente tetradínamo sin que se conozca en la actualidad un solo compuesto en que entre con una dinamicidad igual a dos, cosa que se observa con relativa frecuencia en el último; hay además la circunstancia de que, siendo sus hidratos relativamente estables, tienen gran tendencia á formar compuestos muy complejos resultantes de la eliminación de cierta cantidad de agua procedente de distintas moléculas de hidrato, y en los que la soldadura se establece, no por los átomos de silicio, sino por los de oxígeno. El peso atómico de este metaloide ha dado lugar á numerosas dicusiones cuyo punto de partida ha sido siempre la fórmula que convenía adoptar para el ácido silícico, el cloruro y el bromuro de silicio. Berzelius consideraba al primero como representado por SiO3, fundándose en que si en el alumbre potásico anhidro se sustituye el azufre por el silicio, se obtiene el feldespato ú ortosa que formulaba SiO,KO +3SiO. Al2O3, y entonces el equivalente calculado según el aumento de peso que experimenta el metaloide puro por la calcinación, se encontró igual á 22, 22; otros químicos adoptaron para el ácido silícico la fórmula SiO, en cuyo caso el silicato de alúmina de dicho feldespato contendría nueve moléculas de ácido, número en verdad poco admisible; y finalmente Dumas y Gmelin supusieron que dicho ácido tenía dos equivalentes de oxígeno, existiendo igual cantidad de halógeno en el cloruro y en el fluoruro, y hechas las convenientes determinaciones vinieron á encontrar para dicho equivalente el número 14 (comparado con el 0-8): en la actualidad todos los químicos están de acuerdo en la adopción de este último número, especialmente desde que Marignac ha demostrado el isomorfismo de los fluosilicatos y los fluoestanna. tos, valor que en los modernos pesos atómicos debe duplicarse como se hace con el del carbono, haciéndose entonces igual á 28. COMPUESTOS DE SILICIO. - Hidrógeno siliciado SiH. - Si se hace pasar la corriente producida por una pila de ocho á 12 pares de Bunsen á través de la disolución de cloruro de sodio, empleando como electrodo positivo una lámina de aluminio que contenga silicio, se desprende este cuerpo mezclado con gran exceso de hidrógeno, debido á la acción secundaria que se produce al disolverse parte del aluminio al estado de cloruro; durante la reacción principal el agua se descompone combinándose el oxígeno con el aluminio para formar alúmina, y uniéndose el silicio con el hidrógeno naciente. El mejor medio de preparar el compuesto de que se trata consiste en descomponer el siliciuro de magnesio por la acción del ácido clorhídrico en un aparato lleno de agua hervida y dispuesto de manera que el lí quido pueda ser desalojado por el gas que se recoge sobre la cuba hidroneumática en probetas llenas de agua también hervida. Además puede prepararse perfectamente puro, calentando suavemente con sodio metálico el éter silicifórmico tribásico; se produce un desdoblamiento no explicado todavía, pero que se expresa por la ecuación 4SiH(OC,H5)3 = SiH4+3Si(OC2H5), (Friedel y Ladenburg). El hidrógeno siliciado es un gas incoloro, insoluble en agua, espontáneamente inflamable cuando está impuro, ó á presiones menores que la atmosférica si se halla en estado de pureza, é inflamable también á la presión normal de la atmósfera en presencia de cualquier objeto moderadamente calentado, en cuyo caso los productos de la combustión son agua y anhidrido silícico ó silicio libre, según que el oxígeno esté ó no en cantidad suficiente; el calor, lo mismo que una serie continuada de chispas eléctricas, le descomponen en hidrógeno y silicio pardo y pulverulento, no siendo posible formarle por la acción eléctrica con polos de silicio colocados en atmósfera de hidrógeno. Fácilmente atacable por el cloro, no experimenta alteración alguna en presencia de los ácidos clorhídrico y sulfúrico diluídos, es descompuesto por la potasa con aumento de volumen, y reacciona sobre las disoluciones de sulfato de cobre, precipitando siliciuro de cobre, y sobre las de nitrato de plata, con las que deja en libertad el metal mezclado con una materia negra que es probablemente un siliciuro. Este cuerpo tiene la propiedad de que su hidrógeno puede sustituirse por el cloro, el bromo ó el iodo, formando compuestos cuyas fórmulas corresponden á las del cloroformo, bromoformo y iodoformo. Ogier ha sometido el hidrógeno siliciado á la ación del efluvio eléctrico en el aparato inven. tado por Berthelot para la producción del ozono, y de este modo ha obtenido un cuerpo sólido, de color amarillo, combustible al aire cuando se le calienta suavemente, inflamable en frío al introducirle en atmósfera de cloro, y cuya composición, Si,H«, es análoga á la del hidruro de etileno. Cloruros de silicio. - Este metaloide se combina con el cloro para formar dos compuestos perfectamente definidos correspondientes á las tormulas SiCl, y SiCl, sospechándose además la existencia de un tercero menos clorurado que los anteriores, y que no ha sido posible obtener en estado de pureza por hallarse siempre mezclado con oxicloruros; este último, denominado por Troost y Hautefeuille protocloruro, parece desempeñar el papel de base en presencia de los ácidos enérgicos, y descompone el agua en presencia del amoníaco, desprendiendo mayor cantidad de hidrógeno que la correspondiente al sesquiclo ruro. El tetracloruro, SiCl, que se forma calentando el silicio en corriente de cloro seco, ó por la acción del ácido clorhídrico gaseoso sobre el mismo elemento, se prepara habitualmente colocan do esferillas formadas por carbón y sílice finamente pulverizados, y mezclados con un poco de aceite, en vasijas cerradas en las que se someten á la calcinación para destruir la materia grasa, y que luego, antes de que se enfríen por completo, se introducen en un tubo de porcelana ó en retorta de gres tubulada y perfectamente seca; en ambos casos se calienta hasta el rojo y se hace atravesar corriente de cloro que, uniendo su afinidad por el silicio á la del carbono para con el oxígeno, dan lugar á la descomposición del anhidrido silícico según la ecuación SiO2+2012+2C = SiC1, +2CO. Los productos volátiles de la reacción se hacen circular por una serie de aparatos condensadores enfriados por mezclas apropiadas, en los que se condensa el cloruro de silicio, que finalmente se purifica agitándole con mercurio metálico y destilándole. Así se obtiene un líquido incoloro, de olor picante que se debe á la descomposición que experimenta en presencia del vapor acuoso de la atmósfera, de 1,523 de densidad á la temperatura de 0o, que hierve cuando está puro á 59°, y cuyo vapor tiene por densidad 5,939, número muy aproximado á 5,890, que es la que le corresponde según la teoría; el agua le descompone |