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provincia. Entre Cabra y Lucena se muestran las margas amarillentas con buzamiento meri dional en el km. 81; se ondulan los estratos desde éste al 85, intercalandose delgadas capas de molasa de grano grueso, y pasando á rojizas algunas de las primeras, y en el km. 86 se convierten las primeras en areniscas cuarzosas de cemento margoso poco abundante.

Siguiendo el camino viejo de Lucena á Rute, en el primer km. al S. E. de aquella aparecen algunos bancos casi verticales, dirigidos al N. 20o O. de calizas compactas, amarillentas, con otras superiores que contienen granos y cristalillos de cuarzo y trocitos de arcilla y margas cloríticas verdosas, que por su desaparición hacen la roca algo cavernosa al exterior. Entre Lucena y Monturque las margas amarillentas están casi horizontales, y queda a la derecha una serrezuela compuesta en parte de calizas arcillosas, compactas análogas á las anteriores. Margas idén ticas á las que median entre Cabra y Lucena continúan por la hondonada de la Aldea de los Zapateros y las Navas de Cepillar, cerca de la laguna de Zoñar. Entre los Llanos y Cabra el nummulítico hace un entrante entre el jurásico, en el Pontón del Carmonín, compuesto de margas y calizas arcillosas y cuarciferas, con nummulites y muchos puntos espáticos.

Plinio el Joven; los dos cambiaban consejos y confidencias literarias, y sin duda á los primeros tiempos de sus relaciones se refieren dos cartas de Plinio, de las cuales la primera prueba cuanta lentitud empleaba Suetonio en la composición de sus obras, y la otra cuánta confianza tenía Plinio hasta en los menores consejos de su amigo. Suetonio, después de defender en la escuela causas imaginarias, las defendió verdaderas en el foro. Más tarde siguió otra carrera que le había abierto la amistad de Plinio. Este le había hecho otorgar el cargo de tribuno militar. Suetonio quiso cederlo a un pariente suyo, y Plinio le ayudó á conseguirlo. Siendo Plinio gobernador de Bitinia, á donde quizás llevó á Suetonio, obtuvo para éste los privilegios concedidos á los padres de tres hijos, aunque ninguno lo fuera de matrimonio. Trajano concedió, no sin resistentencia, esta gracia, de la que con razón se mostraba avaro, pues para juzgar su importancia bastará recordar que las leyes privaban del derecho de herencia á los célibes y á los casados que no tenían hijos. Desde esta época hasta el reinado de Adriano se pierde de vista á Suetonio, que llega á ser, ignorándose cómo, secretario particular de este príncipe. Sparciano, el único | autor que habla de ello, solamente nos entera de su desgracia, diciendo que perdió la alta consideración que había alcanzado bajo Adriano, por motivos que se relacionaban con Sabina, mujer del emperador. Parece que fué despedido de la corte imperial en el año 121 de J. C., ignorándose cuánto tiempo sobrevivió á su desgracia.

Atribuímos con duda al nummulítico los bancos de caliza gris compacta ligeramente arcillosa, inclinados 35° al N.N.E, que aparecen en los espartales de Puente Genil. Siguiendo el itine rario á Benamegi se levantan en los Tres Peñones erizadas crestas de caliza amarillenta espá-Suetonio cultivó là Biografía, y á las l'idas de tica y cuarcífera á la vez, donde se ven señales de fósiles insuficientes para precisar su verdadero nivel. Entre Benamegi y Encinas Reales las margas y calizas arcillosas con algún que otro nummulite se arrumban de N. E. á S.O. é inclinan 50 ̊ al S.0, algo más al E. entre Rute y Lucena.

los doce césares debe toda su reputación como
historiador. Las biografias de Suetonio están
escritas con el fin de dar á conocer al hombre en

su vida íntima y privada, procurando pintar el carácter de cada uno de sus personajes, siendo de gran interés histórico por el tesoro de noticias que encierran. Divide por capítulos sus biograUna manchita nummulítica se presenta entre fías, y en cada uno comprende lo relativo à la el jurásico en las Mesas de Tójar, cuyas cornisas materia que es asunto de él; así ha podido ha corona entre Cañuelo, Aldea, Zamorano y Fuen- cerse un sumario de cada una de las biografías, te Tojar. Ocupa 8 kms.2 de superficie y se com- muy útil para el que tiene que consultarlas; en pone de caliza basta con granos y cristales de ellas se observa un plan notable que justifica la cuarzo y trocitos de margas azuladas y verdosas, acertada distribución de partes hecha por el conteniendo algunos nummulites pequeños y autor. Además de esta obra, Suetonio escribió, fragmentos de bivalvas. Con ellas se asocian mo. según la general creencia, otra con el título De lasas, tránsito á areniscas cuarzosas, dirigidas en viris in litteris illustribus, de la que se ha creído Cañuelo al E. 59° N. con fuerte inclinación al formaban parte las que hoy se recuerdan con los S.S. E. Otra manchita anotamos al S. del cortijo títulos De illustribus grammaticis, De claris de Gonzalo, entre Priego é Iznájar, y próximo á Rhetoribus y De Pocti. Contiene la de los gralos confines con Granada. Se compone de calizasmáticos noticias sobre Crates de Mallas, Lucio de colores claros, formadas de nummulites alternando con otras sabulosas y tabulares pa-ando á

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SUESULA: Geog. ant. C. de la Campania, Italia, sit. 16 kms. al S. E. de Capua. Hoy es Maddaloni.

SUETONIO (PAULINO): Biog. Célebre general romano. Vivía en el siglo I después de Jesucristo. Pretor bajo el reinado de Claudio (42), sometió la Mauritania y penetró en el desierto. En el año 57 fué nombrado consul y enviado á la Gran Bretaña, donde sometió varias poblaciones, devastó la isla Mona (Anglesey), asilo sagrado del druidismo, y exterminó en una gran batalla á los bretones sublevados contra las tiranías y excesos de Roma. Cayó en desgracia con Nerón; reapareció ocho años después en el ejército de Otón, y después de la batalla de Bedriaco, que daba el Imperio á Vitelio, ganó mucho para con el vencedor por haber seguido un pian uy a propósito para arruinar la causa de aquel á quien servía.

-SUETONIO TRANQUILO (CAYO): Biog. Historiador latino. N. hacia el año 65 de nuestra era, ignorándose el lugar de su nacimiento. Su padre, Suetonio Lenis, era tribuno de la décimotercia legión. Cayo tuvo íntima amistad con TOMO XIX

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Elio, Lutacio Daphnis y otros varios; pero más
bien que colección de noticias biográficas, debe
considerarse esta obra como una historia de la
Gramática entre los romanos, si bien parando la

consideración en sus más notables cultivadores.
Igual concepto merecen las obras sobre los retó-
ricos y los poetas. La edición príncipe de Sueto-
nio (De vita XII Cæsarum) es de Roma (1470,
en fol.). En el mismo siglo se hicieron doce edi-
ciones, siendo notables la de Venecia (1471,
gr. en 4.; Milán (1480, en fol.), y Venecia
(1490, en fol.). Posteriormente se multiplicaron
rís (1527, en 8.); Amsterdam (1756, 2 vol. en
las reimpresiones, y entre ellas figuran la de Pa-
8.o); Leipzig (1802, 4 vols. en 8.), y París
(1828, 2 vols. en 8.°). La obra principal de Sue-
tonio ha sido traducida á varios idiomas. Al
francés por más de diez escritores, uno de los
timos Baudement (París, 1846, en 12.); al ita
liano por P. del Rosso (Roma, 1544, en 8.°).
Existen versiones inglesas y alemanas, y las cas-
tellanas que llevan estos títulos: Las vidas de
los doce césares; de Cayo Suetonio Tranquilo, his-
toriador curiosissimo, traducidas de latín en len-
gua castellana por el Doctor Jayme Bartolomé
(Tarragona, 1596, en 8.°, y Madrid, 1679, en
8.); Los doce césares, traducción directa del la-
tin por F. Norberto Castilla (Madrid, 1883, en
8. mayor). El tratado de Suetonio que lleva el
título De grammaticis et rhetoribus se ha impre-
so aparte con ó sin el comentario de Aquiles Es
tacio. La edición más antigua se hizo en Roma
hacia 1475, en 4.° menor.

afl. izq. del Cuculaia (Reserva Mosquita), en el que desagua cerca del rápido de Cuobra.

sit. cerca del mar, al S. E. de Villaviciosa y al SUEVE: Geog. Montaña de la prov. de Oviedo, N. del Piloña; 1233 m. de alt. Desde su cumbre se divisa gran parte de la prov. En las cartas marinas y en el derrotero figura con el nombre de Monte de Carrandi, que es el de un pueblo que está en su falda septentrional. Las faldas de la montaña bajan hasta la orilla del mar entre Penote y la punta de los Carreros, y su cumbre es una serie de picachos cónicos, al mayor de los cuales llaman Pico de Sueve. Su figura y color obscuro lo dan á conocer desde lejos y sirve de marca de reconocimiento á los navegantes. Una derivación de esta montaña toma la dirección del N.E. y desciende gradualmente hacia el mar á terminar en la punta de la Sierra, llamada también de los Carreros; de la falda septentrional de la montaña salen igualmente las puntas de Atalayas y Arrobado.

SUÉVICO, CA (del lat. suevicus): adj. Perteneciente ó relativo á los suevos.

-SUEVICO: Mar SUÉVICO.
SUEVO, VA (del lat. suēvus): adj. Natural de
Suevia. U. t. c. s.

Cuando los SUEVOS abrazaron la religión católica tenían por rey á Teodomiro. MARIANA.

- SUEVO: Perteneciente á los SUEVOS. No eran éstos una gente sola, sino muchas diferentes y naciones que, situadas entre el Elba y el Vístu. la, ocupaban la mayor parte de la antigua Germania. De ellas eran los anglios, aviones, reudingos, longobardos, rugios, lemovias y semnones, y estos últimos los más antiguos y nobles de los SUEVOS.

-SUEVOS: m. pl. Geog. Pueblo germano. Unos autores los clasifican en el grupo de los hermiones; otros lo consideran como grupo especial. De ellos dice Kohlraucs, en su Historia de Alemania, que ocupaban los países situados á orillas del Rhin hasta su origen, partiendo desde la confl. del Main; extendiéndose desde allí hasta el nacimiento del Danubio, atravesaban toda la Alemania y llegaban hasta el Mar Báltico, de modo que poseían todas las regiones bañadas por el Neckar, el Main, el Saal y las de la orilla dra. del Elba, por el Havel, el Sprei y el Oder. Tácito marca el principio de este pueblo desde el otro lado del Vistula, continuando al través del país hasta Suiza. Sin embargo, es indudable que á orillas del Vístula, y entre éste y el Oder, existía otra raza (la de los godos). Ha. cía mucho tiempo que una grande alianza unía á los pueblos suevos, dice César, y sus leyes tenían por principal objeto formar guerreros, mantener entre ellos la afición á las armas, y tenerlos siempre prontos á todas las empresas guerreras. No existía entre ellos ninguna propiedad territorial; el príncipe ó los jefes hacían

cada año la división de los bienes entre todas

las familias del modo que creían más conveniente, con tal que una misma no poseyese dos años seguidos el mismo campo, sin duda por temor de que acostumbrándose á tener morada fija no trocasen el gusto de la guerra por el de la Agricultura. Temían también que el que adúl-quiriese una gran porción de terreno se hiciese poderoso y oprimiese al pobre, y que queriendo edificar casas para tener mayores comodidades naciese en él el deseo de la riqueza y con ella las discordias. De cada una de sus aldeas salían unos hombres para la guerra, y los que quedaban en ellas cultivaban las tierras. Al siguiente año todo se cambiaba: los que habían tomado las armas en el anterior se dedicaban al cultivo de las tierras, y eran reemplazados por los otros. De modo que la Agricultura y el arte de la guerra se ejercían á la par. Gloriábanse en extremo de ver sus fronteras asoladas, como testimonio de que los pueblos vecinos no habían podido resistir á su poder. Tal vez creían también librarse así mejor de una invasión impre vista. Entre los varios pueblos suevos, el autor citado menciona á los semnones, longobardos, hermunduros, nanicos, marcomanos, guardos, lugienses, suyones, etc. Plinio, que dividió la Alemania en cinco razas, clasificó á los godos entre los wendilienses, es decir, entre los vándalos. Al N. de los longobardos y semnones eu SUEVAS & SUEUSAS: Geog. Río de Nicaragua, el Luneburgo, el Mecklemburgo y la Pomera

SUETROS: m. pl. Geog. ant. Pueblo de los Alpes Marítimos, Galia; c. principal, Salinæ, hoy Sailláns. Eran de origen ligur, y en el año 28 a. de J. C. quedaron comprendidos en la

Narbonense.

SUEUR: Biog. V. LESUEUR.

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nia de nuestros días, habitaban, según Tácito, otros pueblos, poco conocidos y poco dignos de atención: los varines, anglo-reudingos, aviones, eudosos, sardones y ruitones.

Gran parte de los suevos se unieron á principios del siglo v con los borgoñones, vándalos y alanos para invadir la Galia, pasaron con los dos últimos pueblos á España en 409, y al mando de Hermanrico fundaron al N.O. de la península un reino que pronto se extendió por la Lusitania, y fué destruído en parte por Leovigildo, rey de los visigodos, en 585 Otros suevos, prendidos en la confederación de los alemanes, han dado nombre á la Suabia.

com

- SUEVOS (REINO DE LOS): Hist. Fundado en los primeros años del siglo v, acabó en 585. Cuando los visigodos, en 414, penetraron en nuestra península, ya los suevos se paseaban por Galicia, donde al cabo se establecieron, y Galicia fué el centro de aquel reino bárbaro. Hacia 442, Requila, rey de los suevos, llevó á los suyos hasta Mérida, Mertola y Cartagena, constituyendo un Estado que comprendía Galicia, Lusitania, Bética y la Cartaginense. En los días de Requiario, hijo y sucesor de Requila, los suevos, renunciando á la idolatría, que siempre habían profesado, se hicieron cristianos; y aunque pretendieron llevar las fronteras de su reino hasta el país vasconavarro, fracasaron en su empresa. Derrotados más tarde por el visigodo Teodorico, vieron reducido su Estado al Occidente de Galicia, entre Lugo y Brigancio, donde proclamaron rey (457) á Maldrás ó Masdra En el resto de Galicia y Lusitania los suevos se sometieron á Teodorico, que les permitió tener un rey propio, Frantrán ó Frantra, á cuya muerte todos los suevos se colocaron á las órdenes de Remismundo (464), amigo de los visigodos. Abrazó Remismundo el arrianismo (465), que era la religión de su esposa, hija de Teodorico, y los más de los suevos imitaron su ejemplo Idacio é Isidoro de Sevilla atribuyen á cierto Ayaz, natione galata, ardoroso arriano, la conversión de los suevos al arrianismo. Pocos años después, reinando Eurico en la España visigoda (466-84), los suevos eran independientes en Galicia. No aparecen de nuevo en la Historia hasta los tiempos del visigodo Leovigildo (570-86). A no dudar, más ó menos confundidos con los antiguos habitantes entre quienes vivían, continuaron teniendo reyes propios. Como había sucedido á todos los bárbaros septentrionales trasladados á un país fértil y á un clima suave, parece haberse apoderado de ellos el amor al reposo, de modo que no eran ya el mismo pueblo à la segunda generación. Obligados á tratar con los naturales, es probable que fraternizasen con ellos. No muchos años antes del reinado de Leovigildo los suevos volvieron á la fe católica, movidos por las predicaciones de un San Martín, que de Palestina vino á Galicia, según Gregorio Turonense, á quien pertenecen estas líneas: «Estaba gravemente enfermo el hijo de Charrarico, rey de Galicia... y en aquella región había gran peste de leprosos. El rey, con todos sus vasallos, seguía la fétida secta arriana.» Gregorio de Tours sigue refiriendo que Charrarico (otros escriben Cariarico), viendo á su hijo en el último peligro, preguntó los suyos: «Aquel Martín de las Galias, que dicen que resplandeció en virtudes, ¿de qué religión era?» Y como le respondieran que Martín había sido católico, que estaba en los cielos y velaba sin cesar por su pueblo, repuso el monarca: «Vayan hasta su templo mis fieles amigos, llevando muchos dones, y si alcanzan la curación de mi hijo, aprenderé y seguiré la fe católica.» Labró el rey un templo en honor de San Martín, cuyas reliquias obtuvo; sanó su hijo, y Cariarico «con todos los de su casa, confesó la unidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo, y recibió el Crisma. El pueblo quedó libre de la lepra hasta el día de hoy, y todos los enfermos fueron salvos... y aquel pueblo arde ahora en el amor de Cristo tanto, que todos irían gozosos al martirio si llegasen tiempos de persecución. >> Así se expresa Gregorio de Tours, el cual más arriba escribe que «entonces llegó también de lejanas regiones, movido por divina inspiración, un sacerdote llamado Martín.» Como observa Morayta, todas estas cosas las creían entonces quien las escribía y quien las oía referir, y así tenían tanta realidad como si con efecto hubie ran sucedido. Por Gregorio de Tours sabemos, pues, la existencia y algunas particularidades

del rey suevo á quien llama Charrarico; pero Isidoro de Sevilla, contemporáneo que escribía en una provincia limítrofe, da el nombre de Teodomiro al primer rey católico de los suevos. La existencia de la Monarquía de éstos es cosa positiva; mas no sabemos si había un solo rey ó muchos, ni conocemos las diferencias que se observaban entre los naturales y los conquistadores, ó si había entre ellos fusión completa. A juicio de escritores modernos, es verosímil que la nación sueva, al comenzar en la España visigoda el gobierno de Leovigildo, estuviera dividida por distritos, ciudades ó diócesis, teniendo cada una su rey ó jele, sin duda porque entre los suevos continuaron las divisiones de los primeros tiempos. Afírmase que á la vez reinaban Miro ó Mirón y Ariamiro, aquél en Lugo y el último en Braga. ¿Son Ariamiro y Teodomiro una misma persona bajo dos nombres distintos, como por algunos se ha supuesto? Quizás sí. De las actas del concilio primero de Bracara (Braga), presidido por Lucrecio, se desprende la inferioridad intelectual de los suevos. «Es necesario, hermanos míos, dice Lucrecio en su discurso inaugural, que nos pongamos todos de acuerdo y nos afirmemos en la fe que debemos enseñar, en cuanto hemos de hablar ignorantes. Los pueblos de Galicia, situados en la parte extrema de España, tienen muy escasa idea de la religión verdadera.» Dicho concilio se celebró en 561, que parece ser el año siguiente al de la vuelta de los suevos al seno de la Iglesia católica. Hacia 569 hubo otro concilio en Lugo. Uno de los primeros cánones de la nueva asamblea hizo de Lugo otra metrópoli. Los límites religiosos dan una idea de los políticos. La iglesia de Braga conservó como sufragáneos los obispados de Porto, Lamego, Coimbra, Viseo, Indonha ó Idaña y Dumio. La de Lugo comprendía las sillas de Padrón, Orense, Túy, Mondoñedo y Astorga. Esta debía ser la circunscripción del reino de los suevos en aquel tiempo. Miro favoreció á los cántabros y á Hermenegildo en sus luchas contra Leovigildo. Este, poco después, penetrando en Bracara, cogió prisionero al usurpador Andeca y acabó con el reino de los suevos. Uno de éstos, Malarico, intentó restablecer en Galicia la pasada dominación. Atacado y vencido por los generales de Leovigildo (585), la nación sueva sufrió el yugo de los visigodos sin quejarse, ó á lo menos no consta en la Historia otra tentativa para sacudirlo. Se cree, sin embargo, que parte del reino suevo subsistió, aunque en territorio muy reducido y como tributario de los visigodos. San Isidoro de Sevilla escribió la historia de los suevos, como la de los otros pueblos bárbaros que invadieron nuestra península. He aquí, con carácter de verosimilitud, la cronología de los reyes suevos de Galicia, indicando la fecha en que comenzó y terminó el gobierno de tada uno de ellos:

1.° Hermanrico ó Hermenerico, 409 á 438, 439 6 441.

Requila, 438, 439 6 441 á 448.
Requiario, 448 á 456.

2.

3.

4.

5.

6.

Maldrás, 456 6 457 á 460. Frumario ó Trumario, 460 á 464. Remismundo, 464 á 469.

7.

8.

9.

ó 583.

10.

11.

12.

Interregno de reyes desconocidos.
Cariarico, 550 à 558 6 569.
Teodomiro ó Ariamiro, 558 ó 569 á 569

Miro, 569 6 583 á 584. Eborico, 584 á 584. Andeca, 584 á 585.

SUEVOS: Geog. Aldea de la parroquia de Santa María de Trasaonte, ayunt. de Ames, p. j. de Negreira, prov. de la Coruña; 128 habits. Aldea de la parroquja de Santa María de Coiro, ayunt. de Mazaricos, p. j. de Muros, prov. de la Coruña; 104 habits. Aldea de la parroquia de San Mamed de Suevos, ayunt. de La Baña, p. j. de Negreira, prov. de la Coruña; 130 habitantes V. SAN MAMED Y SAN MARTÍN DE SUEVOS.

SUEZ (CANAL DE): Geog. Canal de navegación en el istmo de su nombre, entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Va de N. á S. desde PortSaid á Suez, y tiene 164 kms. de curso. Se abrió en 17 de noviembre de 1869 bajo la iniciativa y dirección de Fernando Lesseps. Una escuadrilla con comisionados regios, científicos y comerciales pasó esta nueva vía, y desde dicha fecha se halla abierta á los buques de todas las naciones. El espacio entre los dos mares era antes

un istmo de arena, sembrado aquí y allá de grupos de árboles, y á largas distancias algunos lagos de agua salada; ahora el desierto, por esta parte, es una provincia poblada de ciudades y pueblos, de los que Ismailía, sobre el lago Tinsah, es la capital; y tanto en ella como en las demás se encuentran tiendas de diversas clases, talleres de maquinarias y diversas construcciones, señales evidentes de la nueva civilización. El ancho del canal en la superficie, en toda ó en la mayor parte de su longitud, es de unos 97 m., y el ancho de su mayor fondo de 22, y este mayor fondo del canal está obligada la compañía explotadora á conservarlo dragado en una profundidad de 8 m. En tres sitios que pasa por te rrenos de vados, y donde hubiese sido enorme el trabajo de terraplenarlo, el ancho del canal en la superficie es sólo de 59,40 m.; estos parajes están en las cercanías de El Guishr, Serapeumi y Chaluf, y tienen respectivamente 8, 5,5 y 4 millas de extensión, haciendo un total de 17,5 de estrechas cortaduras, pero en las que el ancho del mayor fondo ó canal es generalmente el mismo en todo él. Desde Port-Said á Kantara, trayecto de 24,2 millas, atraviesa el canal una llanura arenisca y húmeda dividida en dos regiones: la del E. está algo más elevada que el nivel de sus aguas, al paso que la del O. está algo más baja que dicho nivel. Las inundaciones del Nilo cubren completamente esta parte, dejando en ella una especie de limo que adquiere cierta consistencia. La única porción de terreno elevado que hay en estos parajes es el Campament de Cap, cuya extensión es 0,166 milla. En el kilómetro 44 se halla la aldea y estación de Kantara, que es por donde pasan las caravanas de Siria, para lo cual hay una barca y dos muelles de madera. La estación ó rebalsa de Kantara tiene 500 m. de largo por un ancho de 42 y 8 de profundidad, si bien piensa prolongarse hasta 1000 m. De Kantara al extremo N. del lago Ballah existe un espacio de 2,5 millas por el cual pasa el canal por entre dunas de 6 a 9 m. de altura y con un fondo de 8 á 8,5 m. El lago Ballah tiene 15 kms. de largo, y las escarpas de ambos lados del canal son de arena. Del lago Ballah al de Tinsah hay unos 15 kms., y durante este recorrido las dunas se elevan á 12 m.; en las cercanías de El Guishr corta ó pasa por un lecho de piedra arenisca, sin duda para buscar la parte más blanda de dicha piedra, por lo que el canal da rápidas vueltas entre El Guishr y el lago Tinsah. Estas curvas pueden pasarlas los buques á máquina sin ayuda de espías. Ismailía es la estación central del canal, hallándose situada como punto de escala. Hay una profundidad de 8 m. en la medianía del lago en una rebalsa con suficiente espacio para que cualquier buque pueda dar la vuelta redonda. Del lago Tinsah a Tusum las escarpas, que son de arena como las del lago Ballah, no tienen resistencia bastante á la acción encontrada de las aguas del canal y lago, que arrastrando consigo grandes cantidades de arena hacen muy variable su pro fundidad, disminuída además por el desmoronamiento, pero el canal tiene la anchura suficiente para permitir que trabajen las dragas sin entorpecer la navegación. Desde Tusum á la entrada N. de los lagos Amargos atraviesa el canal un lecho de piedra arenisca, excepto en un sitio, una milla al S. de Serapeum, donde en unos 27 m. de extensión corta una capa de piedra dura compuesta de yeso y asperón. Descubierto este inconveniente poco antes de la inauguración del canal, obligó á recurrir á barrenos. A lo largo de las orillas se ven trozos de rocas de más de un m.3 que indican el trecho que ocupaba dicha capa. Se ahondó hasta 90,10 m. de profundi lad á fin de que no pueda ocurrir varada alguna peligrosa, y en seguida se pasó una regla para asegurarse de que no quedaba ningún cabezo saliente. El límite de la mayor profundidad en el gran lago Amargo, á 1,5 milla de su entrada N., está marcado en la parte oriental con una farola sobre un pilar de hierro pintado de rojo, de 13 m. de altura, con una luz fija, blanca, visible á 10 ó 12 millas. El límite de la mayor profundi. dad en la parte S. del lago está también marcado en la parte oriental con otra farola semejante à la anterior y con una boya en su parte O. La par te de más fondo del canal de Suez está marcada con dos órdenes de valizas de hierro de 4,57 mietros de alt., con una esfera negra de 0,90 de diámetro en el tope. Puede navegarse á rumbo directo entre ambas farolas, distantes 8 millas

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1 Porto-Said: cuenca y entrada del canal en el Mediterráneo. -2 Lago Menzaleh. -3 Kantaro-el-Krasué. -4 Ruinas de Pelusa. -5 Katieh. -6 Canal de Necos, antiguo canal. -7 Entrada de el-Guisr. -8 Lago y ciudad de Tinsah. -9 Scheick Ennedech (tumba). -10 Canal de agua dulce, derivado del Nilo. abierto en Ouadeé Tonmillat (antigua tierra de Gessen). - 11 Desembocadura del antiguo canal. - 12 Lagos Amargos, antiguo golfo del Mar Rojo. - 13 Canteras de Gebel-Geneffe. - 14 Camino de Suez al Cairo. -15 Primer campamento de M. Lesseps. -16 Pozos de Suez. - 17 Depósitos de aguas pluviales. - 18 Depósito de las aguas del Nilo. -20 Suez. - 21 Rada de Suez y entrada del canal en el Mar Rojo. -22 Montes Tieh, al SO., hacia el monte Sinai

de decirse que se extiende á 1,25 milla más allá de la luz roja, pasando por la caleta de Suez, y las otras del nuevo puerto y dársenas á entrar en el Golfo de Suez, con fondos que no bajan de 8,20 m. en la bajamar. Un rompeolas de fiende las escarpas por la parte que mira al mar. El canal presenta un ensanche o rebalsa cada 5 ó 6 millas para que en él pueda acogerse un buque, con objeto de facilitar el paso de los demás que navegan de vuelta encontrada. Dos buques que lleven opuestas direcciones pueden pasar también por cualquier punto, pero necesitan hacerlo con precauciones, valiéndose de espías, pues de hacerlo navegando hay grave riesgo de que varen, interrumpiendo así la navegación del canal. Un buque sólo puede atravesar el canal en catorce ó dieciséis horas, y dos buques pequeños que lleven direcciones opuestas pueden efec tuarlo sin necesidad de disminuir sus velocidades, pero es imposible que en un día lo verifiquen muchos de gran porte. El lago Tinsah, en cuyas orillas está Ismailía, como hemos dicho, tiene la situación y extensión conveniente para servir de punto de escala, y se adoptan disposiciones para que los buques que salgan en el mismo día de ambas entradas del canal fondeen allí

por la noche y partan á la mañana siguiente para continuar su viaje. De este modo, suponiendo que se empleasen ocho horas en llegar á Ismailía y que pasen entre doce fondeados en aquel punto, se puede efectuar el paso del canal en veintiocho. Los buques de buenas condiciones que entren en el canal en noches de plenilunio y lleguen á Ismailía á tiempo oportuno para alcanzar el convoy, consiguen pasar el canal en dieciséis á veinte horas. Es indudable que el paso de los buques causa daños de más o menos consideración en las escarpas del canal; pero los deterioros producidos por los de hélice que anden de 5 à 6 millas serán insignificantes, si se exceptúa el atravesar los lagos, donde las escarpas & taludes son de arena muy fina. El Pera, vapor de ruedas y grandes dimensiones, que pasó andando 8 millas, agitó las aguas de tal modo en el canal, que causó daños de consideración en los taludes y echó á pique varios botes; así que los buques grandes tienen que reducir más el andar que los pequeños. Las varadas no son peligrosas en la parte del canal que no está sujeta á mareas, ni aun en los trozos practicados en piedra, puesto que el fondo es allí de arena. El único perjuicio que sufre el buque que vara es perder

el número de orden que se le había designado. No sucede lo mismo en las cercanías de Suez, pues si la proa de un buque que navega con la marea á favor ó de popa llega á tocar en una de las orillas está muy expuesto á atravesarse, sufriendo su costado la acción de una corriente de 2 millas. Cuando soplan vientos en dirección perpendicular al canal es fácil que los buques sean aconchados contra la escarpa de sotavento si navegan muy cerca de ella; pero este incidente no puede causarles gran daño. Las precaucio nes que deben tomarse para navegar por el canal son las mismas que suelen observarse en los ríos, si bien hay la ventaja de que su dirección no cambia de un modo sensible y de que las pocas curvas que hay son muy poco pronunciadas. Con timoneles que sepan manejar el escandallo, y llevando constantemente por el agua uno por cada banda, se puede navegar sin dificultad alguna, manteniéndose siempre à medio canal. La travesía del canal no ofrece absolutamente ninguna dificultad seria; ningún peligro: basta tomar las precauciones necesarias para que la transmisión de las órdenes al timonel y su inmediata ejecución sean instantáneas y sin error posible, y el tener siempre presente que se trata de hacer

pasar un buque de 60, 80 ó más m. de eslora porzadas por éste en la forma en que se le presenta
un canal de sólo 25 de ancho (Derrotero del Me-
diterráneo, t. III).

ban, por corsideraciones puramente políticas,
nada se adelantó por entonces. En 1841 hicieron
notar unos oficiales ingleses el error en que ha-
bía incurrido Lepére respecto de la diferencia de
nivel entre ambos mares, y por entonces tam-
bién formaba el ingeniero del virrey con Ander-
son y otros capitalistas ingleses una sociedad que
abortó en seguida, y cuyo objeto era hacer un
canal directo de Pelusio á Suez.

Pocos años después, en 1846, formó Enfantín
nueva sociedad con Stephenson, Negrelli y Pau-
lín Talabot para completar y dar cima á los pro-
yectos de Linant-Bey. Como preliminar se ocu
paron de la nivelación de mar á mar, y hallaron,
de un modo positivo, que entre las aguas de uno
y otro no había más diferencia de nivel que la
que resultaba de la diferencia de las mareas. De
esta fecha data el proyecto del trazado indirecto
propuesto por Paulín Talabot, reducido á la cons-
trucción de un canal que partiendo de Suez se
dirige al Cairo, donde atraviesa el Nilo, y sigue
á desembocar en el puerto de Alejandría después
de haber recorrido unas 80 leguas y vencido 20
ó 24 esclusas y la travesía del Nilo. En tanto
mandó hacer el virrey en 1853 nueva nivelación
á Linant-Bey, sirviendo para confirmar las ope-
raciones anteriores, pues que sólo resultó una
diferencia de 0,1814 m. entre la nueva nivela.
ción y la hecha en 1847. La última sociedad de
que hemos hecho mérito tampoco dió resultado,
y en este estado las cosas vino á dar nueva faz
al negocio la intervención inteligente y espontá-
nea del virrey de Egipto, Mehemet-Alí. En 30
de noviembre de 1854 expidió á favor de Fer-
nando de Lesseps un firmán de concesión, autori-
zándole para formar una compañía de capitalis-
tas de todas las naciones con el fin de llevar á
cabo la obra del canal marítimo á través del ist
mo y la explotación del mismo durante un pe-
ríodo de noventa años. Para emprender los estu-
dios fueron comisionados, á fines de 1854 y prin-
cipios de 1855, dos ingenieros de S. A.: Linant-
Bey y Mugeb-Bey, residente el primero en Egig.
to hacía treinta y cinco años y veinte el segundo,
personas de una capacidad reconocida. Desecha-
ron, después de un detenido estudio, el trazado
indirecto; aprobó el virrey su informe, y declaró
que: «Después de haber examinado los numero
sos proyectos presentados á los diversos gobier
nos ó al público de cincuenta y más años á esta
parte, dejo toda libertad para que puedan apli
carse los medios que la ciencia reconozca ser me-
jores para poner en comunicación el Mar Rojo y
el Mediterráneo por cualquier punto del istmo
al E. del curso del Nilo; pero declaro que no
autorizaré á la Compañía Universal del Gran
Canal Marítimo de Suez para adoptar un trazado
cuyo punto de partida en la costa del Mediterrá-
neo se halle al O. del brazo de Damieta y que atra-
viese el Nilo.» Quedaba, pues, reducido el pro-
yecto á atravesar en su menor anchura el istmo
de Suez. Se formó el plan con arreglo á estas
instrucciones, se abrió una subscripción europea
que produjo 200 millones de francos en tres se-
manas, y en 15 de diciembre de 1858 se declaró
constituída la Sociedad del Istmo de Suez. En 25
de abril de 1859 empezaron las obras, y pronto
se fundó una c., Port-Said, que en 1861 tenía
ya 3 000 habits. A las once de la mañana del 23
de noviembre de 1862 el Mediterráneo entraba
en el lago Tinsah, y en 17 de noviembre de 1869
se inauguraba solemnemente el canal. Se habían

Hist. - Resumiendo la historia del Canal de Suez, D. Cipriano S. Montesinos, en su obra Rompimiento del istmo de Suez, recuerda que desde la más remota antigüedad se pensó en la unión del Mediterráneo al Mar Rojo por medio de una vía acuática, y tanto los Ptolemeos como los califas en su tiempo, así Albuquerque como Napoleón en épocas más recientes, se ocuparon de la canalización del istmo entre aquéllos interpuesto. Hasta hoy habíase reducido siempre el proyecto á poner el Mar Rojo en comunicación con el Nilo por medio de un canal navegable para barcos, con el fin de llegar al Mediterráneo aprovechando en parte el curso de este río. Creen algunos, apoyados en asertos de Eusebio y Julio Africano, que hacia el siglo XVII antes de nuestra era hizo Amenofis construir un canal que, principiando en el Nilo á la altura de Coptos, unas 8 leguas más abajo de Tebas, penetraba por Cosseir en el Mar Rojo. Se cegó, á lo que parece, á consecuencia de la bárbara invasión de Cambises. Según Aristóteles, Ramsés II ó Sesostris emprendió la apertura del canal por el istmo; los interrumpió, y luego los continuó Necos y terminó Darío cuando los persas hubieron conquistado el Egipto. Principiaba en Patumos, sobre el Mar Rojo, y terminaba en el Nilo hacia Bubasto. Los Ptolemeos lo mejoraron, y cuenta Estrabón haberlo visto en plena actividad poco antes de la venida de Cristo. Conserváronlǝ tanto los emperadores romanos como los califas cuando dominaron el Egipto, y parece que, en efecto, estuvo en actividad como siglo y medio después de la conquista del país por los árabes, que, habiendo establecido en el Cairo su capital, quisieron también unirla por agua al Mar Rojo. Parece más verosímil que el canal se cegara, como sos. tienen muchos autores, y que el califa Omar mandó restaurarlo, ó mejor construirlo de nuevo desde Fostat ó Viejo Cairo, y la navegación continuó hasta que el califa Almanzor ordenó cegarlo para impedir que recibiese víveres Mohamed-ben-Abula, que se había rebelado contra él hacia el año 765 de J. C. Perdido el canal primitivo pasaron siglos sin que nadie intentara su reconstrucción, hasta que desembarcó en Egip. to la expedición francesa en 1798. En los últimos días de este año, Bonaparte, ansioso de gloria en todos los terrenos, salió del Cairo para Suez, acompañado de Berthier Caffarelli, Gantheaume, Monge, Berthollet, Costaz, y algunos otros individuos del Instituto que le habían acompañado á Oriente. Su objeto era ver cómo podía restablecer el antiguo canal, con cuyos vestigios tuvo la suerte de tropezar el primero al N. de Suez, y á los pocos días, en los primeros de 99, hallólos también en el otro extremo de la línea cerca de Belbeis. De resultas de esta excursión, encargó al ingeniero Lepére la redacción de una Memoria acerca de la comunicación por medio de un canal entre el Mediterráneo y el Mar Rojo. No era fácil desempeñar este encargo en medio de los azares y vicisitudes de una guerra desastrosa en un país semicivilizado; así que no terminó aquél su cometido hasta los últimos días de 1800. De este trabajo procede uno de los errores que más influjo han tenido en retrasar el día de la ruptura del istmo. De las nivelaciones de los ingenieros aparecía que el nivel del Mar Rojo estaba á 9m, 908 sobre el del Mediterráneo, resultado contra el cual, aun entonces, protesta-gastado 472 millones de francos, y además el ron algunos genios de primer orden como contrario á las teorías recibidas acerca del equilibrio de las aguas sobre nuestro planeta. Las operaciones emprendidas después en varias ocasiones han venido afortunadamente á dar á éstos la razón. No existe semejante diferencia de nivel; redu. cíase el proyecto de Lepére al restablecimiento del Canal de los Faraones; tomando las aguas del Nilo en Bubasto se dirigía hacia el lago Tinsah por la depresión conocida con el nombre de Uadi Tumilat, y girando al S. venía á desembo. car en el Mar Rojo por Suez. Un canal ponía á Bubasto en comunicación con el Cairo, completándose así la vía navegable del mar á esta ciudad. En dicho informe se vislumbra la idea del trazado directo de Pelusio á Suez, pero la desecha su autor bajo el peso de supuestas graves dificultades, ó más bien por considerar imposi ble establecer puertos en dichos dos puntos. Algunas tentativas se hicieron en tiempo de Mehemet Alí para renovar el proyecto; pero recha

gobierno egipcio había contribuído á la empresa
con cesiones de tierras, construcción de faros,
dragados, obreros, anticipos sin interés, etc. El
negocio superó á las esperanzas de los iniciado-
res, pues el tráfico del canal adquirió grandes
proporciones, y en 1888 decidió la compañía
aumentar de 22 m. á 65 la anchura de partes del
canal entre Port-Said y los lagos Amargos, á 75
y á 80 en el centro de las curvas, y á 75 y 80
también entre los Lagos y Suez. La profundidad
debe aumentarse hasta 8,50 y 9 m. La navega-
ción nocturna se ha facilitado por medio de boyas
y valizas luminosas. Otras muchas obras de me-
jora y ampliación se hallan proyectadas y en
construcción. Estas y otras reformas y el empleo
de la luz eléctrica han contribuído á abreviar
mucho el recorrido del canal, y hay vapores
correos que sólo emplean unas veinte horas, pues
tienen que detenerse mucho menos en los lugares
de cruce. Como dato que demuestra el desarrollo
de la navegación en el canal, basta citar el si-

| guiente: En 1870 pasaron por él 486 buques con 436 609 toneladas, y en 1891, 4207 buques con 8 698 777 toneladas. Pasajeros en 1870, 26758; en 1891, 194 467.

En 23 de octubre de 1887 se firmó el convenio anglofrancés sobre neutralización del istmo y Canal de Suez, el cual, así en tiempo de guerra como en la paz, estará siempre abierto á los buques mercantes y de guerra, sea cual fuere su pabellón. No podrá ser objeto de bloqueo ni obstruirse el canal de agua dulce, como indispensable al marítimo; se respetarán el material, los establecimientos y obras de ambos canales; no se construirá fortificación ninguna que pueda servir para operaciones ofensivas contra el canal marítimo, en el cual tampoco podrá hacer estación ningún buque de guerra. Sólo en Suez y Port-Said se consentirá que estacionen, pero no más de dos por cada nación. En tiempo de guerra las potencias beligerantes no podrán desembarcar ni tomar en el canal y en los puertos de acceso tropas, municiones ni material de guerra, ni se consentirá acto de hostilidad en los puertos ni á menos de 3 millas marinas de las riberas.

- SUEZ (GOLFO DE): Geog. Parte occidental de la bifurcación con que termina al N. el Mar Rojo, sit. entre la península de Sinaí el Egipto. En su extremo o fin, al N. se halla la c. de Suez, y desde ésta al estrecho S. de la isla Xaduán ó Shaduán el golfo tiene 315 kms. de largo en dirección N. N. O.-S. S. E.; la anchura en la parte S. de la bahía de Suez varía de 20 à 50 kilómetros. Lo más estrecho de la parte navegable al S. de Ras Mesalle está cerca de la isla de Júbal, en el estrecho del mismo nombre, donde sólo tiene 6 millas de ancho. Las costas de ambos lados están guarnecidas en toda su longitud por arrecifes de coral, los cuales, particularmente en la parte del E., se extienden á una considerable distancia mar afuera. En la parte del O. el arrecife de costa no alcanza tan lejos hacia la mar como en la del E., y la costa puede, por lo tanto, atracarse con más confianza. Todo el litoral se halla flanqueado de altas tierras, que en algunos puntos tocan en la costa y forman notables marcas. Se requiere mucho cuidado para navegar por el golfo; las mareas son fuertes, y en algunos sitios no siguen exactamente la dirección del canal, tanto que es indispensable tomar buenas situaciones de cada punto bien conocido. En tiempos foscos debe tenerse mucho esmero con las sondas. Hay mu chos fondeaderos convenientes en el Golfo de Suez, que son excelentes para los buques de vela ó de vapor de poca fuerza de máquina, obligados á fondear por el esfuerzo del tiempo, pero como se hallen próximos á los arrecifes se necesita algún cuidado al aproximarse á ellos; debe adoptarse la precaución de navegar á vela ó máquina, con el sol por la popa, y mantener a proa un buen tope. Al extremo N. del golfo se forma la bahía de Suez, pudiendo considerar á Ras el Adabié como su límite S. en la costa del O., y á Ras Mesalle el mismo en la del E. La distancia entre estos dos puntos es 6 millas en dirección S. 61° 30' E., y la long, de la bahia desde la c. de Suez á Ras el Adabié de 6 millas en dirección S. 17° 15' O. Las costas de la balia, que se hallan festoneadas de arrecifes y bajuras, son, con excepción de aquellas de las partes 0, y S.O. donde las alturas de Ataka tocan la costa, bajas y arenosas. Al N. se halla el desierto, y al E. la costa, aunque baja, se levanta gradual. mente á colinas de regular elevación en el inte rior. La profundidad general de la bahía de Suez es de 18 m. hasta muy cerca de tierra. A la cabeza del golfo se halla sit. la c. de Suez, perteneciente al Bajo Egipto, población de bastante comercio de tránsito; las antiguas ciudades de Arsinoe y Kolzum estuvieron en sus proximida des. La población, rodeada por el desierto, se compone de casas hechas con adobes y calles sin empedrar, como una docenas de mezquitas, una iglesia griega y la aduana, hallándose todo rodeado por un muro ruinoso con muy pocas trincheras. El palacio del jedive se encuentra situado en una altura á la espalda de la c., que va desde el mar, así como el Hotel Suez, que es la edifica ción de más al E. Se estima la población de Suez en unos 15000 habits., con exclusión de los numerosos peregrinos y otros transeuntes que continuamente pasan hacia la Meca y la India. La dirsena se llama puerto Ibraham. La profundidad en el N. de ella varía de 7 à 8 m., y al S. de 6

á 7,3. Los buques que calan 7 m. pueden atracar de costado al muelle, excepto en los parajes que se halla en mal estado el talud de la muralla. La línea del f. c. del Cairo á Alejandría va á lo largo del malecón central que divide las dos dársenas, y los buques pueden alijar y tomar el cargo sobre el muelle sin necesidad de lanchones. El canal que conduce al puerto Ibraham está marcado con las siguientes luces, verdes y rojas. Dos boyas iluminadas flotantes pintadas de negro, colocadas á 819 m. á la parte de la entrada del puerto, desde donde las luces se exhiben proyectadas sobre la capitanía del mismo: la roja a la parte N. del canal y la verde á la del S. Una luz fija roja en la extremidad de la cabeza del muelle del S. Una luz fija blanca en el extremo O. del malecón interior del puerto. Esta luz no es visible cuando demore al E. del N. 34° 10' E. A la parte E. de la dársena de la punta Kadd-elMarakeb se halla la entrada del Canal de Suez, marcado por boyas negras en la parte del E. y por rojas en la del O. Las oficinas y estaciones de prácticos se hallan situadas convenientemente en la orilla del O.; Suez está en comunicación con el Nilo por medio de un canal de agua dulce que abastece la población. En puerto Ibraham (en las darsenas) el agua se hace por medio de un tubo que parte del canal, y si se solicita puede llevarse á lo largo del canal en tanques. À la parte O. del canal marítimo, á una milla de la entrada, se halla el extremo S. del recodo de Suez, que es un canal de marea que sube hasta la c. de Suez, y se encuentra situada en terreno bajo á la parte O. del recodo. El fondeadero en la parte del N de la bahía de Suez es muy abrigado de todos los vientos, excepto de los de la parte del S., los cuales, no obstante, rara vez soplan allí. Por 10 m. ó 9,1 se tiene un buen tenedero con la boya de Kalah-Kebiré, demorado al S. 40° O., y la extremidad exterior del murallón del canal al S. 89° E. El fondo es de arcilla dura, que forma un excelente tenedero. Pueden tambien obtenerse buenos fondeaderos por fuera de la dársena y en trada del canal marítimo en profundidades ma yores de 5,5 m. con el lazareto situado en el ángulo S. de la dársena (José Hernández, Derrotero del Mar Rojo).

- SUEZ (ISTMO DE): Geog. Parte de tierra comprendida entre el Mediterráneo al N. y el Golfo de Suez al S., por la que se enlazan el Asia y el Africa, ó sea Siria y el Egipto. Mide 113 kms. entre ambos mares. Como dice D. Cipriano Segundo Montesión en su notable obra sobre el Canal de Suez, el suelo del istmo presenta una depresión longitudinal, de Suez & Pelusio, debida á la intersección de las planicies del Egipto con las que descienden del Asia, unas y otras suavemente inclinadas y desiertas hoy, aunque con vestigios que atestiguan la existencia en otros tiempos de numerosa población. Puede decirse que forman casi la totalidad del suelo del istmo tres grandes cuencas: la de los lagos Amargos, la del lago Tinsah y la del lago Menzah. La primera dista unos 30 kms. de Suez; y aun cuando la pendiente del terreno parece insensible, llega á estar el fondo á 12 metros bajo el nivel inferior de las aguas del mar. Estaban en 1857 enteramente secos los lagos Amargos, que cubren una superficie de 330 000 hectáreas; pero los vestigios que en ellos se hallan y la sal que entra en la composición de su suelo no permiten dudar de que en algún tiempo las aguas del mar tuvieron allí su asiento. Suponiéndolos unidos al Mar Rojo es como me. jor se conformarían los hechos, al parecer, con el texto de la Biblia al referir la huída de Moisés con los hebreos y la persecución de Faraón, sepultado con sus egipcios en las aguas de aquel mar, pero en tal caso habría que suponer que las llanuras de Suez han salido de las aguas pos teriormente á aquella época, ó sea 1471 años a. de J. C., época harto reciente. Situado el lago Tinsah en la parte céntrica del istmo, su extensa cuenca parecía destinada á constituir un puerto interior excelente. Su fondo, ocupado por agua salobre, se halla á algunos metros bajo el nivel de las aguas del mar, y sus alrededores presentan una vegetación lozana sostenida por las aguas y el limo del Nilo. La circunstancia de haberse hallado aquí conchas idénticas á las del Mar Rojo, y otras que sólo existen en el Mediterráneo, hace creer que fuese éste el límite à que en su día llegaron las aguas del primero de dichos dos mares. Pegando con el Mediterráneo,

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y sólo separada de él por una estrechísima faja de arena, se halla la cuenca del lago Menzaleh, que unida á la del Ballah llega hasta unos 40 kms. del lago Tinsah. Se extiende al O. hasta el brazo de Damieta del Nilo, y comunica con el mar por la boca de Gemileh, de unos 385 m. de ancho y 1,30 de profundidad en bajamar. Al E. se extiende hasta las llanuras de l'elusio, que en las inundaciones cubren las aguas del Nilo y en las grandes tempestades las del mar, de cuya orilla distan 3 kins. las runais de la antigua Pelusium, reducidas hoy á unos cuantos paredones y una media docena de columnas esparcidas por el suelo. En toda la superficie del istmo, entre Suez y Pelusio, sólo se encuentran arenas con más o menos mezcla de grava, y más o menos estériles. Hasta unos 6 kms. de Suez se halla la arena sin mezcla de cantos ni guijo, y parece haber sido depositada ó cuando menos extendida por el mar. Poco á poco, según se avanza hacia el N., se principia á ver el guijo, que llega á abundar bastante hacia la parte más elevada del terreno que separa el Mar Rojo de la cuenca de los lagos Amargos, sin penetrar, empero, más allá de la superficie. Se encuentra también, pero más fino, en la misma cuenca, y particularmente en su periferia, en donde forma cordones dejados por las aguas Siguiendo más al N. va desapareciendo hasta que se llega al lago Ballah donde ni vestigios de él se encuentran siquiera. Hasta las inmediaciones de los lagos Amargos, desde Suez presenta el istmo una esterilidad completa; de aquí en adelante, hasta Pelusio, ofrece en mayor ó menor abundancia, con más ó menos lozanía, la vegetación peculiar del desierto, que constituye el alimento del útil y paciente camello. El tamarisco abunda tanto en el lago Tinsah como en el Uadi-Tumilat, valle que se dirige al Nilo y por el cual en las crecidas llegan al lago las aguas de este rio. En los alrededores de los lagos Tinsah y Ballah se encuen tran algunas dunas movibles; en todo lo demás del istmo la fijeza de las arenas es notable, como lo atestiguan los restos de trabajos ejecutados en la antiguedad, y en particular los del Canal de los Faraones y Califas, y finalmente la forma misma de las ondulaciones prolongadas del terreno, tan distintas de las que da el viento á las dunas de arenas movedizas Los terrenos del istmo pertenecen á la formación terciaria, que constituye el territorio todo del Bajo Egipto y la meseta del desierto Líbico. Bajo las arenas de la superficie, en el espacio que media entre Suez y los lagos Amargos, se encuentran las arcillas compactas, otras con mezcla de arena, arena y grava y arcillas foliadas. A las inmediaciones de Suez y en los lagos Amargos se da con la arcilla margosa y á poco de pasar El Guisr se halla la marga, pero avanzando más hacia el Mediterráneo sólo se hallan arenas. En los lagos Amargos se encuentran conchas cuyos similares viven hoy en las aguas del Mar Rojo, tales como las Helix, Spondylus, Murex, y sobre todo Mactra, de que puede decirse que está empedrado el fondo en muchos sitios. No parece probable que continuasen estos seres viviendo en las aguas del lago una vez separadas del mar, pues bajo un cielo tan ardiente bien pronto debieron evaporarse aquéllas después de este suceso (C. S. Montesino, Rompimiento del istmo de Suez) Histórica. mente, el istmo de Suez tiene gran importancia. Paso ó camino entre Asia y Africa, ha sido teatro de casi todos los acontecimientos que pusieron en relación ambas partes del mundo. Por él pasaron los hicsos y los israelitas, y después los ejércitos egipcios, asirios, persas y macedonios. Hoy forma dist. ó prov. dividido en dos gobiernos, Suez y Port Said, con un total de 32471 habits.

SUF Ó GUAD SUF: Geog. Oasis del Sáhara argelino, en la prov. de Constantina. Tiene por límites: al N. y E. N. E. el Xot Melrir y los demás sebjas que cubren el Yerid tunecino; al E., S. E. y S. desiertos arenosos que se extienden hasta las montañas tripolitanas y el país de los tuaregos asgar, y al S.Ó. y O. el Guad-Rir. Es parte de la gran depresión de esta zona del Sáhara, en algunos puntos inferior al nivel del mar. Sin aguas corrientes, es éste un país de dunas de arena que absorben inmediatamente las lluvias más abundantes. Hay varias localida des habitadas, con plantaciones de palmeras, gracias al agua de los pozos, y cuyos dátiles son muy apreciados.

SUFAYIN: Goog. V. SOFEYİN.

SUFFOLK: Geog. Condado de Inglaterra, situado entre el de Norfolk al N., el Mar del Norte al E., el condado de Essex al S. y el de Cambridge al O.; 3 820 kms.2 y 370 000 habitantes. Terreno llano en general, con pequeñas colinas al O. Los ríos son tributarios del Mar del Norte; el Stour forma la frontera meridional; el Warmey y el Litte Ouse la del N.; por la parte O. corre el Lark. Otros ríos del condado son el

Blyth, el Alde y el Deben. El litoral es bajo y pantanoso. Los terrenos están dedicados á pastos y al cultivo de cereales, y tiene alguna importancia la cría de ganados lanar, vacuno, caballar y de cerda. Las principales industrias son las derivadas de la agricultura y ganadería. La cap. es Ipswich. En lo antiguo el territorio de este condado estuvo habitado por los icenios; en él tuvieron los romanos varios puestos fortificados. En tiempo de los sajones perteneció al reino de Estanglia.

-SUFFOLK: Geog. Condado del est. de Massachusets, Estados Unidos, sit. entre el estero del río Mystic a! N. y la bahía de Massachusets al E., y el estero del río Charles al O, 39 kilómetros cuadrados y 30 000 habits., sin comprender los de Boston, cap. del est., que se halla en este condado. Condado del est. de Nueva York, Estados Unidos; comprende la parte central y oriental de la Long Island, y tiene 1 950 kms.2 y 60 000 habits. Cereales, patatas y pastos. Capital Riverhead.

SUFFRÉN DE SAINT-TROPEZ (PEDRO ANDRÉS DE): Biog. Marino francés, vulgarmente llamado el Baile de Suffrén, N. en el castillo de SaintCannat, cerca de Lamberc, en 1726. M. en París en 1788. Ingresó en la Orden de Malta y se dedicó á la Marina. Guardia marina en 1743, hizo varias campañas; fué nombrado alférez de navío en 1748, y tomó parte en el combate de BelleIsle, en donde, hecho prisionero por los ingleses, recobró la libertad por el tratado de Aquisgran; peleó por la Orden de Malta hasta 1754; pasó á la marina Real; formó parte de la escuadra de La Galissonnière, que apoyó el sitio de Mahón (1756); cayó otra vez prisionero en 1759, y ascendió á capitán de fragata en 1767. Todavía hizo con las galeras de la Orden varias campañas, á consecuencia de las cuales fué nombrado comendador. El título de baile le fué conferido

algunos años después. Capitán de navío en 1772, cruzó en los mares de Levante y sirvió con distinción en la escuadra enviada á proteger el levantamiento de las colonias inglesas de América. Cuando Francia pensó luchar en las Indias contra la avaricia de los ingleses, encargó á Suffrén la defensa en aquellos mares de los intereses y honor de la nación. Partió de Brest con el grado de jefe de escuadra á la cabeza de cinco navíos y dos fragatas, que conducían tropas destinadas á proteger el Cabo de Buena Esperanza; batió una escuadra inglesa á la altura del Cabo Verde (16 de abril de 1781); destruyó cerca de Madrás (17 de febrero de 1782) la escuadra del almirante Hughes, y ajustó un tratado de alianza con el nabab Haider-Alí, que hacía tiempo luchaba por arrojar de las Indias á los ingleses. Batió otra vez á éstos en Negapatam, se apoderó de Trinquemale, y conservó su superioridad hast la paz de Versalles (1783).

partidario del sufismo. SUFI (del ár. çufi, religioso): adj. Sectario ó

SUFICIENCIA (del lat. sufficientia): f. Capaci dad, aptitud.

Una sola (virtud) que resplandezca en él (príncipe), tocante á la guerra ó la paz, suele suplir por las demás, como asista á los nego. cios por si, aunque no sea con mucha SUFICIENCIA, etc.

SAAVEDRA FAJARDO.

Su nobleza lo merece; Su lealtad es bien premiada; Su SUFICIENCIA es notoria: Si con Clavela le casas, Honras dos grandes sujetos. TIRSO DE MOLINA.

... no tendrá sUFICIENCIA Quien esto no ha ejercitado.

MORETO.

- A SUFICIENCIA: m, adv. BASTANTEMENTE.

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