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terreno tritoniense inferior según Omalius d'Ha-
loy; arcilla plástica y arenas cuarzoglauconífe-
ras para Carlos D'Orbigny, y otros varios nom-
bres de diferentes geólogos.

tido los historiadores. Según unos estaban don- chiac comprendía en él el glaucónico inferior, la
de hoy las v. de Sos ó de Sangiiesa, en territo- caliza lacustre inferior y las arcillas, lignitos,
rio vascón; según otros hacia Villafranca del arenas y areniscas glaucónicas; algunos autores
Panadés. Jerónimo Paulo y Cortés los sitúan no le han llamado arcilla plástica; Mantell y otros
lejos del campo de Tarragona, y el segundo, geólogos ingleses pastic clay; Morris sand de
precisando más, dice que ocupaban las monta Woolwich; terrenos alaviciences y nummulíticos
ñas de Prades, y que su cap. era la actual Ciu- para Talavignes; terreno epicretáceo de Leyme-
rana. El cónsul Catón sometió á los suesetanos ric; formación cretácea superior según Collegno;
juntamente con los ausetanos (de Vich) y los piso glaucónico y arenas glaucónicas inferiores
lacetanos (prov. de Barcelona).
según Graves; terrenos margocarbonosos y arci-
SUESIA: f. Paleont. Género de la familia espi-lo-arenosos clásicos para el geólogo Brongniart;
riféridos, orden articulados, clase braquiópodos,
tipo moluscoideos. Caracterízase este importante
género por presentar la concha toda su superfi-
cie plegada profundamente, con una línea cardi-
nal recta; sus valvas hállanse provistas de un
seno perfectamente marcado y de un pliegue
medio completamente análogo al que se presenta
en las conchas del género Spirifer; tiene un área
ventral bastante grande, que se halla dividida
por una abertura de forma triangular; el inte-
rior de la valva ventral presenta dos placas den-
tales bien desenvueltas, y además un septo me.
diano bastante bien desarrollado que se une
con el borde frontal, y en cuya parte más eleva-perior; el tercer subpiso ó superior llámase ypre-
da lleva en el lado ventral una plaquita de pe-
queño tamaño que cierra en parte la abertu
ra; la valva dorsal tiene un proceso de forma
cardinal trilobada y una eminencia bastante an-
cha, igualmente cardinal, que se halla consti-
tuída por dos especies de placas soldadas en la
línea media y sobre las cuales se distinguen per-
fectamente las cuatro impresiones musculares;
las cruras parten de los bordes de la eminencia
cardinal, y existen además unas ramas descen-
dentes reunidas entre sí por una faja ó banda de
pequeño tamaño, que presenta una pequeña
apófisis que se halla situada bastante anterior-

mente.

Este género fué creado en 1874 por Eudes Deslongchamps, y su nombre es debido á haberle dedicado al célebre geólogo Suess; pertenecen las especies del género Suessia á las formaciones mesozoicas de los terrenos jurásicos, y especialmente se encuentran en los estratos del lías, siendo la más importante de ellas la S. costata. Ultimamente, y según los trabajos acerca de los braquiópodos del naturalista Vaagued, este grupo ha servido de tipo á la tribu de los suesinos por él fundada, basándose principalmente la clasificación en el estudio del aparato braquial calizo.

SUESIONES: m. pl. Geog. ant. Pueblo de la Galia Bélgica II, sit. al S., entre los veromanduos al N., los belovacos al O., los catalaunios al S. y los remos al E.; c. principales: Noviodúnum ó Suesiones, y Augusta Suessiónum (Soissóns). Su territorio formó más tarde el Soissonés.

SUESONIENSE: adj. Geol. Llámase así al piso inferior del período ó terreno eoceno, primero de la era ó serie de los terrenos terciarios, hallándose limitado inferiormente por el piso daniense, último de la serie secundaria y sobre el cual descansa, y estando cubierto superiormente por los estratos del piso parisiense, que forma la segunda época del mismo período eoceno, en que se halla incluído. Fué creado este piso por D'Orbigny, que le dió el nombre con que posteriormente le han descrito todos los autores, derivándole de la ciudad francesa de Soissons, que es la romana Augusta Suessiónum, en donde se encuentra muy desarrollado, evitando darle un nombre fundado en caracteres mineralógicos ó paleontológicos que no son absolutamente fijos y que difícilmente podrían generalizarse. Reunió dicho geólogo para formar este piso los estratos de la arcilla plástica, las capas de lignito y las arenas inferiores glaucónicas de la cuenca parisiense, colocados encima de la zona del Nummulites laevigata, correspondiendo á este mismo piso la caliza nummulítica de Royán, de los Pirineos y de Biarritz, así como las formaciones análogas de Suiza y otros varios yacimientos conocidos única y exclusivamente como formaciones nummulíticas.

Dada la importancia de este terreno no es de extrañar el extraordinario número de sinonimias con que se le ha descrito, pues según sus fósiles más característicos ha sido llamado caliza nummulítica de varios autores, y especialmente de Gras, parte de los terrenos eocenos de Lyell; según su posición forma el terreno terciario inferior para Dufrenoy y Elie de Beaumont; D'Ar

Lapparent admite la denominación de sueso-
niense, y por su gran importancia le divide en
tres subpisos, el inferior denominado nandu-
niense, cuyo nombre deriva de la clásica locali
dad de Meudón, cuyas margas le forman en unión
con las arenas del Bracheus; el segundo subpiso
es el esparnaciense, derivación latina de Spar-
nácum, el actual Epernay, formado por arenas
y lignitos y que corresponde al landeniense su-

siense, creado por Dumont y formado por las are-
nas nummulíticas.

Realízase en esta época la primera aparición
verdadera de los mamíferos, de los peces pleuro.
néctidos, de los gasterópodos pulmonados y de
los crustáceos estomatópodos, así como la apari-
ción de los géneros Sigaretus, Oliva, Triton, Te-
rebra, Cassis, Helix, Bulimus, Cyclostoma, Me-
lanopsis, Anodonta, Flabellum y otros varios.
Paleontológicamente es el reino de los géneros
Protornis, Terebellum, Buccinanops, Teredina,
Pygurus, Hemiaster, Eupatangus, Gualtieria,
Conocrinus, Nummulites y otros varios. Corres-
ponden á este terreno las zonas de la Physa gi-
gantea, Turnatella carinifera, Voluta ambigua,
Cerithium vulcanum, Crassatella rhomboidea,
Ostrea eversa, Nummulites nummularia y pla-
nulata, y algunas otras.

La extensión de este terreno es bastante gran-
de, y los puntos en que se presenta son tan nu-
merosos que sería casi imposible su enumeración;
merece citarse en primer término toda la cuenca
angloparisiense, formada por una especie de co-
rona que rodea á varios islotes centrales y que
se extiende por los departamentos del Sena In-
ferior, Somme, Norte y Paso de Calais, habién
dose señalado también grandes extensiones en el
departamento del Oise y en el de Seine-et-Mar-
ne, y prolongándose seguramente el Mar Sueso-
niense por Inglaterra en el Dorsetshire, el Kent,
el Sussex, en las cercanías de Londres y en He-
refordshire; este mismo mar ó alguno de sus gol-
fos constituyó las formaciones de Bélgica, donde
ha sido citado en bastantes localidades. En la
cuenca pirenaica ocupa el piso grandes extensio-
nes, así como en toda la región aquitánica, ha-
biendo sido señalado en 1844 por D'Orbigny en
la desembocadura del Gironda, y extendiéndose
por la cuenca de este río y por la del Adour, y
ocupando parte de los Bajos Pirineos con yaci
mientos tan clásicos como los de Biar y Biarritz,
continuándose hacia la parte oriental en el Hau-
te-Garonne, los Hautes Pyrenees, el de Ariége;
la formación correspondiente y homóloga de la
vertiente N. de los Pirineos la tenemos en nues-
tra península representada desde Figueras hasta
Oviedo, pues aparece este terreno ocupando una
larguísima banda cuyos principales puntos son
Castellfollit, Ripoll, Berga y Pobla en Cataluña;
Ainsa, Jaca y Sangüesa en Huesca, algunos pun-
tos de Navarra y otros de Vitoria, continuando-
se hacia el Occidente hasta formar los clásicos
yacimientos de San Vicente de la Barquera en
la provincia de Santander y Colombres en As-
turias. Volviendo á Francia, se presenta el te
rreno en el departamento de las Bocas del Róda-
no y en el de Var, así como en los Bajos Alpes,
habiendo sido bien estudiados los alrededores
de Niza y de Turín, por donde entra en Italia,
presentándose en la Saboya, en el monte Bolca
y en los alrededores de Venecia, continuándose
por el Tirol austriaco y apareciendo en Austria
cerca de Viena, en Hungría, en Wellersdorf, en
algunos puntos de Istria, Dalmacia y Carniola,
en Polonia al pie de Tatra y en la Carintia. De
las formaciones alpinas sube por el lago de
cerna á Weissbad Schwarzenberg y algunos otros
puntos de Alemania. Continuando hacia Turquía
se le encuentra en Crimea y Sebastopol, para se
guir por el Cáucaso, Persia y Siria, mereciendo

citarse Egipto, hallándose construídas en él la grandes pirámides. Merced á los trabajos de los geólogos ingleses se ha reconocido su existencia en varios puntos de Asia, especialmente en la vertiente meridional del Himalaya, habiéndose citado en varios puntos de la India y en la provincia de Cuth, donde, según Grant, reposa sobre los terrenos jurásicos. En Africa ha sido estudiado también en la región de Argelia y en el desierto de Libia, donde Zittel la divide en dos pisos perfectamente caracterizados. En América se ha estudiado en la vertiente atlántica, donde re

cibe el nombre de colignítico, existiendo también en las montañas Roqueñas, donde constituye el llamado grupo de Laramia; y por último merece citarse, por el gran interés meteorológico que presenta su existencia, en las regiones árticas como Islandia, Groenlandia, la isla de los Osos y el Spitzberg.

En el transcurso de esta época se realizaron los primeros esfuerzos de las partes continentales, particularmente en Europa, para adquirir las dimensiones y el relieve con que actualmente se presentan, acentuándose aún más el movimiento de emersión que se había iniciado á lo último del período cretáceo, sucediendo á la verdadera emersión que se realizó en aquella época; los sedimentos suesonienses atestiguan la lucha del Océano y de la tierra firme, especialmente en las partes septentrionales de los continentes dende abundan las formaciones de agua dulce que posteriormente habían de extenderse muchísimo hacia el S. hasta la época del levantamiento de los Pirineos. La citada lucha no tuvo lugar en la cuenca del Mediterráneo, en que las formaciones marinas conservan algunos caracteres particulares que las distinguen aún durante los períodos anteriores; es decir, que se presentan en grandes extensiones formadas por calizas de construcción, en las que los organismos marinos tomaron una gran parte, especialmente los protozoarios, y más particularmente los denominados nummulites, que han llegado á adquirir tal importancia que algunos autores dan este nombre al terreno.

Al comienzo de esta época el clima de Europa es más bien templado que muy cálido, siendo todavía nulo el invierno, como ha demostrado Saporta en su obra titulada El libro de las Plantas, y la vegetación continental parece haberse desarrollado sin variaciones sensibles entre los 40 y los 60o de latitud. Pero relativamente pronta, al empezar este período, una verdadera revolución constituyó un mar mediterráneo cuatro ó cinco veces más vasto que el actual, haciendo variar todas las condiciones geográficas del continente; bajo la influencia de un mar caliente que se extendía hasta el trópico, apareció un régimen de estaciones secas y calurosas alternando con otras lluviosas y templadas, y la temperatura media anual era próximamente de 25o en la latitud de Provenza, realizándose entonces la mayor elevación de temperatura en los tiempos terciarios, pues las palmeras abundaban en Francia y los cocoteros y árboles análogos se extendían por Inglaterra, hallándose relegados los árboles de hojas caducas á las grandes alturas, de donde descendieron al principio del período eoceno.

La estratificación de este terreno debe estudiarse en aquellos puntos que han sido menos alterados desde la época de su formación, para lo cual debe servir de tipo la cuenca anglopa. risiense, en donde se suceden sin interrupción 19 de los 27 pisos establecidos por D'Orbigny. Al terminar la serie cretácea por completo, reposan sobre ella, en estratificación casi concordante, los estratos suesonienses, representados por arenas, lignitos ó arcillas, y cuando falta el último piso del cretáceo, ó sea el dánico, reposan las capas nummulíticas sobre las senonienses. Créese generalmente que las primeras capas terciarias de la cuenca angloparisiense, representadas por las arenas glauconíferas, por las arcillas ó por los lignitos, han sucedido regularmente á las últimas del piso dánico, y que cuando faltan es debido á su destrucción ulterior; estos hechos permiten fijar exactamente la posición relativa del piso suesoniense, y falta saber si este piso, el primero de la cuenca, ofrece alguno intermeLudio que le separe del daniense. En la cuenca pirenaica, tanto francesa como española, reposan a veces estos estratos sobre los senonienses, y estos hechos, no sólo se repiten en la cuenca me. diterránea, sino en los Carpatos y en Crimea

pudiendo afirmarse en resumen que la estratificación típica de la cuenca angloparisiense puede hacerse extensiva á todas las localidades donde se presenta el terreno que estudiamos.

Los límites inferiores están marcados por discordancias positivas, por discordancias de denudación y por discordancias de aislamiento; de las primeras puede citarse como ejemplo la de Saint Palais, en donde el suesoniense existe, por una depresión de los últimos depósitos cretáceos. Las circunstancias de denudación abundan bastante en toda la cuenca angloparisiense; así, en Vigny la alteración del daniense ha sido completa, faltando las capas que han sido corroídas antes de los depósitos terciarios, y por esta causa se explica la falta del piso daniense y la sustitución por capas con sílex rodados procedentes de la creta y acompañados de arcilla y de limos roji zos, que han dado origen á las pudingas y areniscas, que parecen ser intermedias entre la creta blanca y el suesoniense.

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citarse las profundamente alteradas de los Bajos
Pirineos y de España, y los estudios de todos los
geólogos prueban que desde Biarritz hasta el Me-
diterráneo los estratos suesonienses ó nummulí-
ticos han sufrido una fuerte dislocación, que ha
inclinado las capas respecto á su primitivo depó-
sito; como en toda la cordillera las últimas capas
dislocadas son las nummulíticas, puede creerse
que la perturbación que ha determinado la se-
paración del piso suesoniense y del parisiense es
el mismo movimiento orogénico que dió origen
al levantamiento de los Pirineos, considerándose
por tanto que el sistema á que Elie de Beaumont
dió este nombre, que lleva el número 15 en su
enumeración, está orientado O. 13° N., y pu-
diendo considerarse que este levantamiento ha
interrumpido y dislocado los potentes depósitos
del período eoceno, cortando, por decirlo así, la
vida suesoniense para dar nacimiento á las pos-
teriores y siendo la verdadera orientación de la
dislocación de O. 18° N. á E. 18° S., pareciendo
haberse efectuado en la misma época las de Brayó
y el Bolonesado en Francia y las de Surrey y
Susex en Inglaterra.

La composición mineralógica tiene ya todo el
carácter de los materiales del terciario, variando
extremadamente de unos á otros estratos, según
la ley general, á medida que se aproximan á la
época actual. Los sedimentos de las capas que
han sufrido grandes modificaciones están profun-
damente alterados, habiendo variado, por tanto,
su composición primitiva, en tanto que en la
cuenca angloparisiense los estratos menos modifi-
cados presentan arenas pulverulentas, arcillas
sin consolidar, y otros materiales análogos á los
formados actualmente en los mares. Como ejem-
plo de esta variedad de materiales, cita D'Or
bigny en algunos puntos de la cuenca anglopa-
risiense sitios donde se presentan arcillas plásti-
cas alternando con margas grises y negras, con-
teniendo Cerithium, Melanopsis y Cyclas; des-

Las discordancias de aislamiento son también bastante numerosas, y se reconocen por la falta de los estratos que describimos sobre las formaciones cretáceas, lo que indica un movimiento geológico de elevación, bastante marcado en algunos puntos de las partes occidentales de la cuenca angloparisiense, teniendo más interés el fenómeno porque se repite en Bohemia, en algunos puntos de Rusia y en Chile. También se manifiestan las discordancias de aislamiento por la falta de los últimos miembros de la serie cretácea debajo del piso que estudiamos, indicando esto también un cambio de nivel geológico entre los dos períodos, observándose su existencia en la facies terrestre de Orgón, en que el suesoniense reposa directamente sobre el neocomiense, lo que demuestra la supresión completa de seis pisos ó épocas; en el llamado pilón de SaintVallier faltan aún bastantes más pisos, pues reposa sobre el oxfórdico, lo que representa una laguna de diez pisos, y en Vit, cerca de Caste-pués llanne, llegan á faltar hasta 16 pisos, pues se encuentra en contacto con el jurásico sinemu. riense; y por último, en las montañas Negras, en el departamento del Aude, llega á darse el caso de reposar el piso que describimos sobre los terrenos paleozoicos, faltando por completo los 22 pisos intermedios. Por estas últimas discor dancias tan considerables se ve la verdadera importancia de la Paleontología para la determinación estratigráfica de los terrenos en estos

casos.

arenas gruesas con Unio y Teredina, cubiertas por una extensa capa de arcilla sin fósiles; en Champillón y otros puntos alternan capas de arcilla plástica y de lignito, sobre las cuales van otras de arena, arcilla margosa y margas arenosas; en el monte Bernón se presentan arcillas, una caliza de agua dulce margosa cubierta por una marga azulada sin fósiles, y capas de lig. nito con arenas blancas y amarillas de grueso variable. En las cercanías de Reims está formado el piso por un limo rojizo con pedernales, unas arcillas sulfurosas con yeso y arenas blancas y margas arcillosas, todas ellas sin fósiles. En Meudón las capas inferiores están compuestas de un conglomerado con restos de mamíferos, de reptiles y de conchas marinas, sobre las cuales van arcillas hojosas y lignitos con grandes paludinas cubiertos por margas blancas y arcillas plásticas que se explotan. Todos los puntos que pudieran citarse probarían la diversidad de composición mineralógica, de la que sólo puede decirse que en la cuenca angloparisiense abundan las arcillas

arenas hacia el N.

Los límites estratigráficos superiores se hallan perfectamente limitados aún de su complemento en la formación eocena, que es el piso parisiense, pues de él se separa también por la estratificación como por las faunas, pues si los pisos hubieran constituído una sola época se les encontraría siempre superpuestos y presentarían los mis mos caracteres generales y las mismas faunas, siendo, por el contrario, bastante sencillo probar la existencia de un movimiento geológico entre los dos pisos. Se ha reconocido que el piso pari-plásticas al S., los lignitos y margas al E. y las siense se presenta aislado y descansando sobre el cretáceo sin el intermedio del suesoniense; en bastantes puntos de los departamentos del Canal de la Mancha en Francia, y en muchos puntos de los Estados Unidos, todos los fósiles citados como eocenos pertenecen tan sólo al piso parisiense y además se han señalado en bastantes sitios discordancias completas de aislamiento entre los dos pisos, pudiéndose citar localidades tales como Colombres y San Vicente de la Barquera en España, Biarritz y Peyrorade en el Mediodía de Francia, repitiéndose el hecho en varios puntos de la cadena de los Pirineos, donde las últimas capas del suesoniense están completamente aisladas del parisiense, ocurriendo esto en las extensas superficies del departamento de las Bocas del Rodano y el Var, y pudiéndose citar un aislamiento semejante en el Vicentín, el Tirol, algunos puntos de Crimea y vertiente meridional de la cordillera del Himalaya.

Siguiendo el notabilísimo estudio que acerca de este piso realizó el geólogo D'Orbigny, añadiremos algunas deducciones fundadas en la posición de los estratos. Las capas casi horizontales, ó ligeramente inclinadas hacia el centro, permitirían creer que las partes visibles están intactas y tal como se depositaron durante la época; los depósitos de Saint-Palais, cerca de Royán, en capas casi horizontales, parecen formar una parte intacta del borde septentrional del antiguo mar suesoniense, y enfrente de tal persistencia pueden

En las formaciones pirenaicas alternan las calizas blancas con foraminiferos y equínidos con otra serie de calizas, encerrando restos de tortugas y nummulites, siguiendo después una arenisca cuareífera compacta y capas de arena pulverulenta con ostras; en los Bajos Pirineos abundan las calizas grises algo silíceas, y en las montañas Negras las calizas de igual color con algu nos fósiles. En la cuenca mediterránea pueden verse, en Orgón, calizas de agua dulce blancas y compactas, conteniendo especies de fósiles terrestres, mientras que en Saint-Vallier la caliza es amarilla y está completamente formada de restos marinos; en Vit existen yesos de muy diversos colores cubiertos por areniscas y arcillas negruzcas, y sería interminable la demostración de que no pueden precisarse caracteres mineralógicos exactos para el piso que estudiamos.

La potencia ó espesor de este terreno ha sido calculada por Graves para las capas de lignitos en 112 metros en Bettembos y en 101 en Solente. En Colombres, punto muy importante de la vertiente meridional de los Pirineos asturianos, ha calculado el geólogo francés Verneuil un espesor de 100 metros aproximadamente; en Inglaterraestima Archiac en 345 metros la potencia;en Alumbey y en los Bajos Alpes ha calculado Gras en 1000 metros el espesor de las capas marinas, y Raspail afirma que tienen unos 412 m. de potencia las que se presentan en Vaucluse. De la natu

raleza de los sedimentos y de los fósiles pueden deducirse algunas de las condiciones de formación de los depósitos suesonienses. La sola presencia de conchas terrestres ó fluviátiles, tales como los géneros Helix, Pupa, Cyclostoma y Physa, permiten afirmar que los depósitos proceden de peque. ños lagos de agua dulce, pudiendo considerarse análogas á éstas las que encierran Paludina y Angdonta y algunos otros géneros de conchas fluviátiles, como ocurre en Meudón, y se repite el caso en una porción de localidades francesas perfectamente estudiadas por D'Orbigny, pudiendo considerarse como depósito de la misma época terrestre las capas que contiene Physa gigantea en las montañas Negras y en algunos otros puntos de Inglaterra y de la India. Los yacimientos de lignito que se presentan en la cuenca angloparisiense, y que presentan conchas marinas litorales, como los generos Venus, Corbula y Ostrca, y conchas decididamente fluviátiles, permiten afirmar que son puntos litorales en los que pequeños ríos arroynelos mezclaban sus aguas con las marinas de la costa suesoniense. Puede considerarse como entradas del antiguo litoral en las que se manifiestan las mezclas de arenas y arcillas debidas á las perturbaciones naturales en las actuales costas, siendo fácil explicar, por tanto, la formación de los lignitos por los restos vegetales que encic

rran.

Los puntos que pueden considerarse como submarinos, pero vecinos de las costas ó poco profundos, se reconocen por el gran número de conchas de gasterópodos y lamelibranquios, y se caracterizan especialmente por conchas del género Ostrea y Cardita, que se encuentran en su posición normal de existencia. Las regiones que pu diéramos considerar como pelágicas ó muy profundas son aquellas que pasan de unos 160 metros de espesor, y que están materialmente formadas por restos de formaciones de los géneros Nummulites, Assilina y Alveolina; pueden considerarse pertenecientes á esta facies las for maciones de los Pirineos y las que se encuentran en las provincias de Asturias y Santander, bastantes puntos de los departamentos del Aude y Var, y otros de Trieste, Crimea y algunas localidades de Egipto, debiendo notarse que estos puntos pelágicos están situados en el centro del

mar suesoniense.

Las oscilaciones del suelo existieron durante la época suesoniense, como lo demuestran la existencia de algunas capas de origen marino que se hallan cubiertas por otras de formación terrestre, é inversamente capas terrestres que han podido conservarse y cubrirse por sedimientos marinos, para lo cual ha sido preciso que se realice un descenso del suelo y que éste haya sido invadido por los mares, cosa que se observa perfectamente estudiando las capas que constituyen la formación de Meudón, donde se ve un conglomerado con cantos y diversos huesos procedentes de un depósito costero cubiertos por lignitos puramente fluviátiles. La existencia de una perturbación final que limitó, por decirlo así, el desarrollo de este período, se prueba por la posición regular y la estratificación de algunas formaciones que han debido resultar de un movimiento de las aguas que se realizó al final del período.

Paleontológicamente, del carácter general de la fauna de este piso resulta que casi la totalidad de los géneros que nacen en esta época se continian por todas las posteriores, y de los anteriormente existentes sólo un escasísimo número se extinguen en ella; estos resultados están en perfecta relación con las divisiones adoptadas para los terrenos, y prueban que el piso suesoniense es una nueva era y que inicia el período terciario. Para separar este piso del anterior, que es último de los cretáceos, basta tener en cuenta la existencia en aquellos de algunos géneros que no pasan á éste, y que si bien son muy escasos son perfec tamente definidos. Para diferenciarlos, por este concepto, del siguiente, acudiremos á la aparición en el parisiense de una porción de géneros, que pasan de 150, que no existen en el suesoniense; de estos géneros figuran en primer término más de 20 de los mamíferos, unos 10 entre las aves, cuatro ó cinco entre los reptiles y 25 de los peces; de los invertebrados figuran los crustáceos, los moluscos gasterópodos y los lamelibranquios, con una docena de géneros cada grupo, y los animales inferiores, especialmente los foraminiferos, que se multiplican extraordinariamente.

Son más de 200 los géneros que aparecen en el suesoniense que no existían en los terrenos

cretáceos, pudiendo citarse entre los mamíferos el Anthracotherium, Lophiodon, Lutra, Canis, Viverra y Sciurus; de los pájaros el Protornis; entre los peces el Trigon, Torpedo, Carcharodus, Ostracion, Acanthopleurus, Acanthopleura, Anguilla, Mesogaster é Isurus, Gasteronemus, Vomer, Lichia, Mugil, Aulostoma, Fibularia, Platax, Naseus, Pagellus, Dentex, Labrax y otros varios; de los crustáceos el género más importante de los que aparecen es el Squilla, y de los cefalópodos el Megasiphonia y Beloptera; de los gasterópodos pudieran citarse bastantes, pero citarenios tan sólo el Siliquaria, Turbonilla, Sigaretus, Ancillaria, Oliva, Cancellaria, Triton, Nassa, Cassis, Morio, Elix, Planorbis, Melania y otros varios; de los moluscos lamelibranquios aparecen el Donax, Teredina, Anodonta y Draissena; representan á los equinodermos el Schizaster, Brissus, Eupatangus, Salmacis, Gualtieria y Conocrinus; por último, de los foraminíferos puede citarse la aparición del Orbitolites, Assilina y Nummulites.

Hay bastantes géneros que son exclusivamente del piso que describimos, y que nacen y mueren dentro del mismo, como el Protornis entro los pájaros, y el Narcopterus, Calamostoma, Rhinellus, Holesteus, Pleionemus, Gasteronemus y Pristigenys; pertenecen á esta categoría entre los moluscos lamelibranquios el género Teredina, y de los equinodermos el Amblypugus, Gualtieria y Conocrinus. Afirmado ya por consideracio nes estratigráficas que la superposición concuerda con la clasificación de los estratos nummulíticos, puede, sin embargo, establecerse un grupo especial de motivos que afirme y ratifique estas conclusiones; así, puede afirmarse que es un hecho de exclusión de los terrenos cretáceos la existencia de los géneros Nummulites y Assilina, pues las veces que se han indicado estas formas en yacimientos secundarios ha sido debido indudablemente á mala determinación de los mismos; por el contrario, es un hecho positivo para afirmar la existencia de los estratos terciarios el hallazgo de formas correspondientes á estos gé neros de foraminíferos.

Los caracteres paleontológicos deducidos de las especies es verdaderamente difícil establecerlos en la actualidad, como lo hacía D'Orbigny al publicar su paleontología estratigráfica, pues el gran número, que hace algo más de duplicar las 678 especies por el citadas, imposibilita una comparación que, por otra parte, nosotros no podríamos intentar.

La cronologia histórica del período suesoniense puede establecerse afirmando la existencia de un verdadero cataclismo al fin del período cretáceo, que dió lugar á la extinción de un gran número de géneros y á todas las especies dei piso daniense, y al terminar este primer período aparecieron en la superficie del globo unos 200 géneros desconocidos en los pisos inferiores, y cerca de 1000 especies que dan idea de la fauna terciaria comparada con las anteriores. Los límites de los mares variaron especialmente en algunos puntos, pudiendo decirse que en general se circunscriben los límites asignados cretácicos, como pasa, por ejemplo, en la cuenca angloparisiense; el mar suesoniense extendíase en esta región por Inglaterra en una direccién N.E. á S.O., que llegaba desde Dorchester hasta el N. del Támesis, y en una dirección paralela á ésta, pero que se extendía bastante más al N. En la cuenca pirenaica el mar suesoniense parecía llegar por el N. á los mismos sitios que el cretácico, y todo parece hacer creer que se extendía desde el Atlántico hasta el Mediterráneo, ocupando toda la actual región de la cordillera pirenaica y una gran parte de España. La región mediterránea es la que más transformaciones ha sufrido respecto a los límites del mar suesoniense; entonces no llegaba á ocupar la Provenza, que estaba cu. bierta por lagos de agua dulce; pero en cambio llegaba al departamento del Var, extendiéndose por el litoral occidental, según la línea ocupada actualmente por la cadena de los Alpes desde Castellannes á Glaris, extendiéndose por el E. por toda la Cerdeña, Italia, el Vicentín y el Tirol, y ocupando también parte de Suiza. Los continentes variaban en igual forma y en idéntica relación que los mares, aumentando sucesivamente sus limites para ir llegando á los actuales.

Tanto los mares como los continentes estaban habitados por una extremada variedad de animales y plantas; y habiéndonos ocupado ya de

los primeros, haremos notar algo de lo que se refiere á la flora de aquellos continentes. Lo variado de la vegetación lo demuestran las extensas listas publicadas por Brongniart, estando representadas todas las criptogamas, especialmente las equisatáceas, las charáceas y las palmeras, de las cuales había una abundancia en formas y en individuos puramente tropical; de las dicotiledóneas angiospermas puede citarse el Betulinum Parisiense, y de las leguminosas algunas formas del género Enoteres y Trapa.

El yacimiento más típico para estudiar el piso suesoniense es la cuenca de París, donde se encuentran representados los tres subpisos en que dijimos se dividía el suesoniense. El primero de los subpisos, ó mauduniense, está representado en primer término por las margas de Meudón; una emersión más o menos prolongada precedió al depósito de los sedimentos eocenos en la cuenca de París, donde reposan en discordancia sobre el cretáceo, y cuando se verificó la invasión del mar suesoniense por la parte del N. no pasó de una línea que va desde Noailles á la montaña de Reims; al S. de esta línea no existen depósitos de la época manduniense, à excepción de algunas formaciones de agua dulce muy separadas unas de otras, y de las cuales la más caracterís tica es la capa de las margas estroncianíferas de Meudón; son éstas blancas, untuosas, conteniendo el 20 por 100 de carbonato de estronciana, el 75 por 100 de cal y el 5 restante de arcilla; su espesor es de varios metros, y se distinguen en ellas dos horizontes: el de la base, que contiene nódulos calizos duros y amarillentos, con Cerithium inopinatum, Cornetia maudunensis, Utcria parisiensis y otros; y el superior, que presenta concreciones blanquecinas rodeadas de arcilla verde, conteniendo Paludina aspersa, Helix hemisphærica y otros fósiles característicos de la caliza lacustre.

Las denominadas arenas de Bracheux, que se encuentran á poca distancia al N. de París, reposan en general sobre la creta y se caracterizan por presentar un verdadero cordón de sílex ó pedernales de superficie verdusca y algunos decímetros de espesor, encontrándose además arenas glauconíferas de una decena de metros de potencia, y encerrando Ostrea bellovacina, Cyprina scutellaria, Crassatella sulcata, Lucina contorta, Voluta depressa y otros varios. Esta misma capa constituye la llamada glauconia inferior ó glauconia de la Fere, formada por arena de granos muy finos con puntos verdes de glauconia y una pequeña cantidad de materias arcillosas y calizas; se halla directamente superpuesto á la creta y encierra restos de mamíferos, especialmente del Arctocyon primavus. En algunos puntos de Picardía, y entre los ríos Oise y Somme, el subpiso mauduniense está compuesto por cuatro capas:

4 Marga verdosa de Marqueglise con riñones ó nódulos de pedernal blanco y Ostrea heteroclita.

3 Arenas claras amarillentas y conchíferas con cantos en la base.

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estudiadas por Saporta, observándose por encima de la creta un depósito arenoso sin estratificación con nódulos de pedernal y cubierto todo ello por bancos más o menos continuos de travertino, cuyo espesor aproximado es de 5 m., siendo las capas concrecionadas y surcadas por cavidades tubulares sinuosas, por tubos de frijanias y las citadas impresiones vegetales, pudiendo afirmarse que esta formación es evidentemente el lugar de una antigua cascada rodeada de grandiosos árboles, donde abundan la Chara minima, Morchantia Sezanensis, Juglandites cernuus, grandes laureles, especialmente el Sassafras primigenium, nogales opulentos y potentes triaceas que, unidas á las magnolias, daban á esta espléndida flora una fisonomía exótica y completamente tropical.

El subpiso esparnaciense está representado en la cuenca de París por la llamada arcilla plástica de París y del Soisonnais, que establece un régimen completamente lacustre, sustituyendo al anterior, que fué marino, y que en la parte Norte de la cuenca presenta alternativas marinas y lacustres, siendo el depósito de un espesor muy desigual y alcanzando el máximum de 50 metros en Saint-Denis. Esta arcilla plástica principia en Moulineax por un conglomerado osífero for mado por tres capas en la base, una de 60 centímetros de fragmentos rodados de creta y de caliza pisolítica con anodontas, paludinas, tortugas, cocodrilos, el Gastornis parisiensis y el Coryphodon anthracoideus; viene después, á 1,60 metros, la arcilla hojosa con yeso, lignito y conchas de agua dulce, como la Unio antiqua, Anodonta Cuvieri y Paludina lenta, y por último hay 1,50 metros de arcilla esquistosa gris con impresiones vegetales. Por encima del conglomerado, en cuyas capas de lignito se han encontrado en Vaugirard trozos de succino con Physa Heberti, Paludina suessionensis, etc., viene una capa de greda rojiza y gris, coronada por una verdadera arcilla plástica explotada en alfarería y dispuesta en capas que se hallan separadas entre sí por otras de 2 metros de arena cuarzosa fina, arcillosa y lignitifera, concreciones de pirita y de carbonato de hierro, disminuyendo de importancia la areniscas plásticas y aumentando por el contrario las arenas en dirección del Soissonnais.

En el Laonnais, por encima de la glauconia inferior, se observa una arcilla plástica, piritosa y con yeso, que corona los lignitos piritesos y las cenizas negras, explotándose estos lignitos, cuyo espesor no pasa de 4 metros, para la fabricacion de la caparrosa y del alumbre. Algunas veces desarróllase en la parte superior una caliza margoza, lacustre y bituminosa, y por encima se presentan gredas y areniscas arcillosas con Ostrea bellovacina y Cyrena cuneiformis, transformándose lateralmente estas arenas en areniscas cuarcíferas que se utilizan para el enlosado de las calles, y presentando estas capas unos 15 á 20 metros de potencia.

En los alrededores de Reims el conglomerado de Meudón se reproduce en capas variables de á 7 metros de espesor, formado por un cemento arcilloso, arenoso y lignitífero de 1 à 10 metros de potencia, y que encierra ligneas y planorbis y otros fósiles, que recibe el nombre de marga de Chenay y que se repite en bastantes localidades de aquella zona. Es muy interesante la fauna de mamíferos que encierran este conglomerado, y esta marga estudiada por Lemeine y cuyas principales formas son el Artocyon Duci li y el Pleuraspidotherium Aumonieri, hallándose

neros Trionix, Emys, Simædosaurus y otros; por encima hállase colocada una capa de 10 a 12 metros de arcilla, con lignitos mezclados con arenas, cantos rodados y areniscas, siendo estas arcillas el yacimiento de la Cyrena cunciformis, Melania inquinata y Cerithium turris; en algunos puntos la arena es muy gruesa y encierra restos de mamíferos, como el Plesiadapis, Proviverra, Lophiodon y otros.

Avanzando hacia la parte meridional de los anteriores yacimientos se ve cambiar la constitución del piso mauduniense, pues por encima de la creta, y descansando sobre ella, hay una capa de marga gris blanquecina con pequeños cantos negros, apareciendo después una zona inferior de 10 m. de areniscas amarillentas dispues-unidos á éstos el Gastornis Edwardsi y los gétas en tres bancos con impresiones vegetales y troncos que presentan perforaciones, hallándose separadas las tres zonas por bancos de arena gris, explotada para las fábricas de cristal que se encuentran en las proximidades; la segunda zona tiene 10 6 12 m. de arenas silíceocalizas, que encierran una riquísima fauna; sigue una tercera zona superior de arenas cuarzosas llamadas de Rilly, a veces blancas, pero generalmente violá ceas ó rosadas, con lechos de pedernales rodados separados de la zona precedente por arena ferruginosa aglutinada, con impresiones de fósiles marinos. Por encima de estas arenas aparecen las margas y calizas de Rilly, de un espesor de 4 á 4 m., y encerrando Physa gigantea, Paludi. na aspersa, Helix hemisphærica y otros varios. En las cercanías de Sezanna la caliza de Rilly se presenta con los mismos fósiles bajo la forma de un travertino muy rico en impresiones vegetales

En Epernay la base de los lignitos está forma da por una marga blanca con bancos de caliza lacustre, margosa y compacta, con Physa columnari; por encima de este conjunto vienen 6 6 7 metros de margas lignitíferas con cirenias y ceritias, y todo ello se halla coronado en el monte Bernón y en otros puntos por 3 ó 4 metros de arenas cuarcíferas finas, blancas ó violáceas, con venas irregulares de arcilla gris, donde se presentan la Unio truncatosa y la Tercdina personata.

las explotaciones hulleras, y especialmente en Mons se ha puesto al descubierto una capa fosilífera comprendida entre el cretáceo y las arenas ema-suesonienses, y cuya potencia alcanza en algunos puntos acerca de 100 m.; es una caliza de grano grueso, amarillenta, muy deleznable, formada de una aglomeración de restos orgánicos, especial. mente foraminíferos del género Quinqueloculina, y algas calizas como la Dactylopora y Acipu laria. La fauna de este depósito, que presenta á primera vista grandes analogías con la caliza basta de París, ha sido estudiada por Cornet y Briart, comprendiendo una infinidad de géneros de moluscos, algunos de los cuales, como el Auricula, Physa, lupa y Melanopsis, permiten creer que el depósito corresponde á un estuario. Esta caliza, tanto por su posición como por los erizos de mar fósiles que presenta, establece la transición entre el piso garumniense del cretáceo y las formaciones de la base del eoceno. Antes de haberse descubierto esta caliza, la formación más antigua del piso suesoniense en Bélgica estaba constituída por el llamado sistema hersiense, de Dumont, que es la reunión de las margas y las arenas glauconiferas, que se desarrolla en los alrededores de Heers con un espesor de 72 m., hallándose constituído en la base por arenas y una toba caracterizada por la Cyprina planata; por encima vienen las margas de Gelinden, conteniendo algunas especies de las arenas de Bracheux, tales como la Pholadom ya cuncala y otras de las existentes en las arenas de Thanet en Inglaterra, especialmente la Cyprina Morrisi, y además una flora estudiada por Saporta y Ma rión, y cuyas especies indican un clima moderadamente cálido, húmedo y sin grandes variaciones de temperatura. Una caliza de 20 m. de espesor, conteniendo fisas, y que recibe el nombre de caliza de Ainín, y á la que se añaden margas arenosas marinas del mismo espesor, ha sido últimamente descubierta entre la caliza de Mons y las arenas verdes eocenas, y que probablemente corresponden también á la misma época.

En la Picardía meridional, en los alrededores de Montdidier, la arcilla plástica gris, amarilla ó violacea, parece distribuirse en las arenas glauconiferas, como si fuera el producto de naciones termales de origen profundo; la base ofrece formaciones denticulares de caliza lacustre y gris, en cuya cara superior se encuentran adheridas valvas de la Ostrea bellovacina. Por encima hállase colocado un estrato de lignitos que termina habitualmente por formaciones conchíferas y de unos 2 metros de espesor, siendo los fósiles más característicos la Ostrea bellovacina, la Cyrena cuneiformis y la Melania inquinata. Aparecen también arenas amarillentas de origen marino de 9 metros de espesor, y cuyo fósil más característico es el Pectunculus terebratularis, siendo esta formación la que recibe el nombre de arenas de Sincenia, que establecen la transición entre los estratos lignitíferos y las arenas nummulíticas del Soissonnais; la parte superior de estas arenas se halla formada por una capa muy constante de pequeños cantos negros. El subpiso superior del suesoniense, ó sea el ypresiense, se halla representado en la cuenca de París por las arenas nummulíticas del Soisson. nais, cuyo origen fué debido á una invasión del maral principio de la época ypresiense, y se hallan compuestas en el valle del Aisne de capas hasta de 50 m. de espesor, siendo finas, silíceas & micáceas y amarillentas, algo glauconiferas en la base, adquiriendo entonces color gris ó verde, y presentando vénulas arcillosas y lignitífe ras. En diversos niveles contienen riñones tuberculosos de arenisca caliza ó dolomítica, algunas veces silicea, y que se les llama cabezas de gato, siendo el fósil más característico de la formación el Nummulites planulata, de muy pequeño tamaño, siendo especialmente las capas de estas arenas donde más abundan los fósiles, pudiendo distinguirse dos horizontes separados por una masa de arena cuyo espesor varía de 2 á 10 m., Ilamándose horizonte inferior de Aizy, y teniendo como fósiles más característicos la Rostellaria Geoffroyi, Natica splendida, Turritella edita y Pectunculus ovat us. El horizonte superior, llamado de Mercín, está caracterizado por la Melania vulcanica, Melanopsis Parkinsoni, Neritina tricarinata, Cerichium papaale, acutuna y detritum, siendo la mayoría de estas especies de estuarios ó de puntos litorales muy poco pro

fundos.

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El sistema landeniense de Dumont se compo ne en la base de un piso marino correspondiente á la glauconia de Fere, y en la parte superior otro de agua dulce equivalente á los lignitos del Soissonnais. El piso marino comienza de ordinario por cantos rodados ó una pudinga glauconífera con sammitas glaucónicas que pasan á maciño, y con marga, argilita y arena; su espesor Como modelo de tipos septentrionales del sis- varía generalmente de 10 á 12 m., aunque llega tema eoceno, especialmente en el piso suesonien- en algunas hasta tener 30, y sus principales fósi se, pueden estudiarse las formaciones que esta- les son la Turritella coupta, Chenopus dispar, blecen el paso de la cuenca de París á los depó. Pholadomya Konincki, P. cuneata, Panopoa sitos de Bélgica. Siguiendo el itinerario de la isla intermedia, Cyprina Morrisi, Cuculloa crassade Francia, se reconoce que la glauconia, llama-tina, Cytherea bellovacina, etc. El landeniense da Tuffeau de la Fere, y las capas de arenas con superior está formado de arena, arenisca, marga arcillas y lignitos, se continúan en toda la región, y lignito esquistoso, siendo las primeras blancas formando en los alrededores de Valenciennes un y amarillas, violáceas á veces, de 10 á 20 m. de estrato que se hace extremadamente duro, y en espesor, y no conteniendo más que troncos siliciLille está separado de la creta por 15 ó 20 m. de ficados é impresiones vegetales, como por ejemplo areilla plástica gris ó negra, en la que se encuen- de Flabellaria. tran cantos de pedernal, y á la que Gosselet ha dado el nombre de arcilla de Louvi. Mientras que la glauconia corona bastante uniformemente las mesetas cretáceas, las arenas no se presentan más que en algunos puntos aislados que corresponden á depresiones de la creta, y en donde no han podido ser arrastradas por las aguas, formando como bolsadas de arena blanca ferruginosa y con capas de lignito que encierran algunos fósiles, y principalmente cirena, tales como las que se observan en Montescourt y en algunos puntos de las proximidades de Cambrai. En Flandes la base del eoceno toma un aspecto par ticular y se halla compuesta por un conglomerado de pedernales cretáceos con ganga arcillosa, constituyendo a veces un mármol llamado, por Gosselet, de la Porquerie. Las arenas blancas con areniscas de empedrar se extienden bastante hacia el E., pues se presentan en las Ardenas. Por encima de las arenas se observan, en los alrededores de San Quintín y de Guisa, arcillas varioladas y rojizas encerrando bloques de una piedra de afilar, con un fósil que es el Nummulites lævigata y otros fósiles de la caliza gruesa, siendo estos bloques testimonio de la existencia de un estrecho que desde Chauny, siguiendo el valle alto del Somme y el departamento del Norte, comunicaba la cuenca de París con la de Bélgica.

En el Hainaut aparecen muy característicos los estratos suesonienses, habiendo sido perfectamente estudiados por los sondajes realizados por

El ypresiense, en Bélgica, se compone de dos estratos: la llamada arcilla de Ypresí ó de Flandes, que equivale á la arcilla de Londres, y que no contiene más fósiles que foraminíferos y algunos crustáceos: es una arcilla generalmente plástica, de color gris azulado, encerrando venas de carbonato de hierro y con espesor hasta de 100 m.; la segunda capa es la llamada arenas de Mons en-Pévéle, grisáceas, muy finas y suaves al tacto, conteniendo hojuelas de mica, y caracte rizada por el Nummulites planulata; su espesor varía de 30 á 70 m.

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Fusus tuberosus, Scalaria Bowerbanki, Nucula
Thanetiana, Ostrea bellovacina y otros.

Las capas de Woolwich y de Reading están formadas por una sucesión de lechos, ó más bien de capas lenticulares de arcilla y de cantos silí. ceos; su espesor varía de 4 á 28 m. en la cuenca de Londres, y ofrecen una mezcla de depósitos marinos con formaciones de agua dulce y de estuarios; su fauna está compuesta de Coryphodon, Lanna contortides, Lepidotus, Cerithium variabile, Melania inquinata y otros varios; existen también algunas plantas terrestres de los géneros Dryandroides, Gervillia, Ficus, Laurus, etcétera, y algunas conchas de agua dulce, como la Padulina lenta, Planorvis lævigatus y Unio parallela.

Las arenas del Oldhaven, de una potencia de 6 á 9 m., contienen cantos rodados de pedernal; en compensación de su poco espesor hállanse muy extendidas, y salvo raras excepciones sus fósiles son marinos y ofrecen una mezcla de la fauna de las capas subyacentes con la correspondiente á la arcilla de Londres, pudiendo considerárselas como el equivalente de las arenas de Sinceny. Según Gardner, en el suesoniense inferior de Inglaterra hay dos fases: la una templa da, á la que corresponden las capas de Thanet como facies marinas y las de Reading como facies de estuario, y la otra subtropical, con la serie marina de Woolwich y la serie de estuarios de Oldhaven. El London clay ó arcilla de Londres es una formación de estuario con una arcilla parda ó gris azulada con bandas de concreciones calizas denominadas septarias; su base está formada por arenas amarillas y verdes, con cantos generalmente aglomerados en capas muy duras por un cemento calcáreo. En la cuenca de Londres la potencia de este estrato varía de 15 á 50 m., en la isla de Wight 60, en Whitecliff Bay es de 90, y acaba por desaparecer por completo en el Dorstshire. Las localidades más fosiliferas son Rognor, Highate, y sobre todo la isla Sheppei, donde se encuentran el Nipadites ellipticus y umbonatus, algunas coníferas, varios laureles y grandísimas higueras. La fauna del London clay comprende mamíferos como el Didelphis Colchesteri, Hyracotherium cuniculus, pájaros como el Lithornis vulturinus y Halcyornis toliapicus, varias tortugas, más de 60 géneros de peces, y entre los moluscos el Nautilus ellipticus, Fusus regularis y Rostellaria ampla.

Merece especial mención el suesoniense alpino, que pertenece á una gran zona mediterránea que comprende España, Italia, Grecia, Argelia, parte de Egipto y el Asia Menor, siguiendo de allí según demostramos en la distribución que indicamos para formar las regiones de la Persia, la India y China. En toda esta zona, que en la época cretácea se caracteriza por la caliza de rudistas, forma durante la terciaria una facies especial llamada caliza nummulítica, calizas que a veces son duras y cristalinas, formando potentes macizos de grandes alturas, y exclusivamente constituídos de los caparazones de los nummulites que presentan dimensiones variables desde la de una lenteja hasta la de un escudo, pudiendo ser reemplazadas las calizas por areniscas y mar gas, pero entonces los nummulites son mucho menos abundantes. Las calizas y areniscas nummulíticas del macizo alpino parecen correspon dientes á la caliza basta de París, á las arenas de Beauchamp, y tan sólo en los Alpes venecianos parece hallarse representada la parte superior del piso suesoniense.

Ha recibido el nombre de Flysch una formación bastante compleja de areniscas esquistosas superpuestas á las capas nummulíticas y que no contienen más que impresiones vegetales consideradas como de algas de los géneros Fucoides, Myrianites, Chondrites y otros. Las areniscas blancas de cemento calizo, llamadas maciños, son frecuentes en esta formación, cuyo espesor es considerable, pues en el Delfinado excede de 2000 m. de potencia, no siendo menores en Liguria. El Flysch, una de cuyas partes se une al úl-cretáceo, parece ser una facies del eoceno propio de las cadenas alpinas, y en los bordes de esta

Es indispensable describir el piso suesoniense del eoceno inglés, por ser una formación muy tí pica y bastante diferente de las descritas, que se presenta en dos cuencas diferentes, la de Londres y la del Hampshire, y la serie completa establecida por los clásicos estudios de Prestwich comprende tres pisos, de los cuales el inferior por completo, y parte del marino ó medio, son suesonienses, correspondiendo las llamadas arenas de Thanet al mauduniense, las de Oldhaven y las de Woolwich y Reading al sparnaciense, y por timo, la llamada arcilla de Londres, al ypre

siense.

Las arenas de Thanet, que faltan en la isla de Wight y en toda la cuenca del Hampshire, consisten en arenas finas cuarzosas de color claro, y en parte mezcladas con arcillas; descansan sobre una capa de pedernales cretáceos y su espesor varía de 1 á 15 m., siendo la fauna completamente marina, y sus principales géneros son el

formación hállase sustituído, al menos en parte, por capas llamadas de operculinas y otros fósiles completamente ligados con los nummulí

ticos.

El suesoniense pirenaico se caracteriza especialmente por los nummulites y se relaciona bastante con el alpino, pues está formado bajo iguales condiciones y análogos hechos. Dos mo

vimientos de emersión existieron en los Pirineos al fin de la era secundaria, y las capas inferiores del sistema eoceno no han podido, por tanto, ser señaladas con absoluta certidumbre, existiendo en Cataluña calizas rojas con Bulimus gerundensis, cuya exacta colocación es muy difícil de fijar; además es preciso recordar la íntima unión del garumniense superior con Micraster tercenses con las calizas de Miliolites, y la posibilidad de una equivalencia entre este horizonte y la base del terciario. El completo estudio hecho por Carez de los terrenos terciarios del N. de España parece indicar que estas formaciones no son más antiguas que las del Soissonnais, á cuyo nivel pueden colocarse las calizas de alveolinas que alcanzan el espesor de 250 m., y estableciendo la serie completa de arriba hacia abajo del modo siguiente:

8 Pudingas superiores de una potencia de 1000 m. en Montserrat, donde forma lo que en los Pirineos franceses corresponde á la pudinga de Palassou, y que precisamente es la única capa que no forma parte del piso suesoniense, pues las otras y restantes pueden incluirse en él.

7 Calizas conteniendo ceritios y nummulites de gran tamaño, que en unión con la

6 Compuesta por margas azuladas con orbitolites y Serpula spirulæa, de 500 m. de potencia en Vich, y la

5 Constituída por calizas con Orbitoides máxima y margas con Turritella savasiensis, que en unión con las dos anteriores pueden considerarse como correspondientes á las arenas de Beauchamp y á las calizas de Saint-Ouen.

4 Margas y calizas con Schizaster Archiaci y Nummulites striata, que también forma con las dos siguientes la representación de la caliza basta.

3 Caliza con Velates Schmideli.

2 Calizas con varios géneros de Nummulites, especialmente el complanata, perforata y spira. 1 Calizas con alveolinas y algunas capas con operculinas que representa el horizonte de las arenas de Cuise, y que se caracteriza por el Nummulites exponeux.

Siendo en España la formación más clásica del suesoniense la descrita por Maestre en la provincia de Santander, transcribimos á continuación lo que dicho autor dice en la descripción física y geológica de la misma provincia.

«El grupo nummulítico, correspondiente á la formación eocena de esta provincia es parte de la banda que rodea la gran cordillera por sus faldas del Norte y Mediodía, que toma un gran desarrollo en las provincias catalanas y aragonesas, elevándose hasta una altura de 3351 metros en el Mont-Perdú, una de las cumbres más elevadas de aquella cordillera, y ocupa después buena parte de Navarra y Alava, quedando allí cortada y no volviendo á presentarse hasta pasada la población de Santander, en la misma costa, entre la ermita llamada de San Juan, término de Cueto, y el palacio de Soto la Marina, que se halla como un kilómetro al O.N.O. de la iglesia del pueblo de este nombre, quedando San Román casi en el centro. La longitud de este manchón no excede de 6 kms. y la latitud de 2, teniendo la figura de un cuadrilongo redondeado solamente por los dos ángulos que se hallan al interior.

>Otra vez vuelve á aparecer el mismo terreno cerca del límite de la provincia por la parte de Asturias, en donde penetra buen trecho. Tiene su principio poco antes de llegar á San Vicente de la Barquera, y se extiende en una banda paralela, pero poco más de un kilómetro separada de la costa, con una longitud de 10 kms. próximamente y latitud que no pasa de 3. La figura de este manchón es también cuadrilonga, siendo reemplazado el lado recto de la parte de E. por un arco de círculo que tiene salida hacia el mismo rumbo, al paso que por el lado opuesto va á terminar en el río Deva, que camina rectamente al mar en los últimos kilómetros de su curso. Nada diremos de la prolongación del terreno en cuestión dentro de Asturias, puesto que, habiendo sido estudiado por persona tan competente como el Sr. D. Guillermo Schulz, puede el que quiera enterarse recurrir á la excelente Memoria publicada por este señor. Idénticos son los caracteres que ofrecen uno y otro manchón, y por lo tanto nos fijamos en el oriental, que por otra parte es el menos accidentado, y por consiguien te el más fácil de estudiar, á lo que contribuye también el hallarse descubierto por el lado del

mar, además de atravesado por las rías de San | Pedro y de foto la Marina, que presentan cortes magníficos, y, para un geólogo, del mayor inte

res.

>> La estratificación de la formación nummulítica es sensiblemente paralela á la de la creta, sobre la cual se apoya; las capas de ambas corren de E. á O., pero las de esta última tienen 50 á 65° de inclinación N. y las de aquélla solamente de 15 á 20 N. también. He aquí lo que nos manifiesta este terreno estudiándolo de abajo á arriba, desde la superficie de contacto con la creta:

>>1.° Margas arenáceas azuladas, con infinidad de fucoides, espatangos y otros muchos fósiles. >>2. Arenisca caliza grosera de color amari llento ó rojizo, sin fósiles.

>>3. Caliza azul obscura compacta y á propó sito para la construcción, con nummulites diseminados en su masa.

>>4. Caliza arenosa blanquecina, al parecer descomposición de la anterior, en la que se ve infinita cantidad de nummulites generalmente pequeños.

>>En algunos barrancos y otros puntos de la superficie se hallan nummulites sueltos en cantidad notable. El sitio más á propósito para estudiar este terreno es la ría de San Pedro, donde está el molino denominado de Gandarillas, término de San Román, y también un puesto de carabineros que se halla inmediato. La fisonomía de este terreno es muy semejante á la del cretáceo en los puntos en que las rocas son de naturaleza parecida, y su posición se acerca á la horizontal, como en los campos de Estrada por ejemplo; pero su vegetación es muy sobresaliente, en especial en árboles frutales, y así se explica esa superabundancia de población que excede en un doble á la de los terrenos más poblados de la prov.

>>En la formación nummulítica no hay aguas ni minerales notables, y los fósiles que hemos reconocido son: Hemiaster verticalis Agassiz, Spatangus ornatus Defrance, Nummulites numularia Orb., N. scabra Lamarck, y N. spissa Defrance.>>

El otro yacimiento clásico del suesoniense en nuestra península es el descrito por Mallada en el t. VII del Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España en el Reconocimiento geológico de la prov. de Córdoba.

Verdadero contraste forma el nummulítico de esta prov. comparado con el que presenta, desde Colombres (Asturias) á las costas de Gerona, la zona pirenaica. En esta última ese grupo se des taca en las agudas cimas de sus quebradas y riscosas sierras, con grandes bancos de caliza cer. cados del suelo montuoso que determinan sus margas azules, y de las grandes escarpas á pico de los conglomerados superiores. Faltan éstos absolutamente en Córdoba, donde las margas son amarillentas y cenicientas, muy pobres en fósiles, y con ellas se intercalan delgados lechos de caliza arcillosa, en los cuales es inútil buscar la riqueza de foraminíferos y equinodermos de la otra region. El mar coceno, que con exuberante vida y variedad de rocas se encontraba espléndido en el N. aparecía pobre en seres orgánicos en el Mediodía, y si nos es permitido comparar nuestras observaciones, hechas en la provincia de Huesca, con las que más rápidamente acabamos de anotar en Andalucía, podemos deducir las siguientes consecuencias:

1.a La serie en el N. es más completa, pues las calizas con profusión de nummulites (N. perforata Orb. y N. Lucasana Defr., principalmente), y las margas con tantas especies de coralarios y moluscos, faltan en Córdoba.

2.a Los maciños de fucoides se reducen en ésta á débiles muestras, en pocos sitios de fácil comprobación.

3. El eoceno lacustre, que con tanto espesor se encuentra en el Alto Aragón, carece de equivalente en Andalucía, cuyo nummulítico es muy probable se constituyera en el mismo período en que las vertientes meridionales de los Pirineos estaban libres de los mares.

4. Sin alteración en los estratos y en los detritus que habían de componerlos, y con un cambio lento y gradual de las especies que entonces vivían, en presencia de las especies de nummulites más modernas, y las de Clypeaster antiguas, se pasó del mioceno al eoceno en la más comarca que había de ser después la izquierda del Guadalquivir, al propio tiempo que corrientes agitadas, productoras de tan espesos bancos

de conglomerados, determinaron el final del levantamiento de los Pirineos y el principio del eoceno lacustre en la cuenca del Ebro. Tal es, en resumen, la idea que hemos formado de las dos formaciones terciarias de esta prov.

Provisionalmente señalamos los límites del nummulítico de este modo: A cerca de la mitad de distancia de Cañete á Valenzuela marcamos, dirigida al S.O., la línea septentrional que pasa al N.O. de Torre Paredones, Castro del Río y Espejo. Desde aquí hace en él un entrante una fajita miocena al S., junto à la carretera de Cabra, entre Montilla y Nueva Carteya. La serrezuela de la Lagunilla les hacen desviar de nuevo al S.O., aproximándose á Aguilar por las márgenes del Rihuelo, desde cuya desembocadura en el río de Cabra vuelven en ángulo recto alrede dor de Monturque, de donde, por Aldea de los Zapateros, se dirigen á Puente Genil. Por el lado opuesto sus límites se acomodan á los ya apuntados para las marchas secundarias ya descritas, dirigiéndose desde Baena á Luque, y por Doña Mencía á Cabra; de esta ciudad á los Llanos y Zambra, donde forma un entrante limitado al S. por el trías de Rute, y desde este pueblo continúa á Vado Fresno.

Entre Cabra y Castro del Río se muestran casi exclusivamente las margas nummulíticas con las ligeras interrupciones de los asomos de arcillas yesosas señaladas anterorimente. Aquéllas suelen ser de variados colores; se hacen sabulosas á la derecha del arroyo de Santa María, y en la subida al puerto de Labaza se intercalan bancos de caliza con granitos de cuarzo. En éstas y en las margas, que se hacen de color gris muy obscuro, hemos encontrado varias especies fósiles, entre otras las siguientes: Serpula spirulea Lam. y Nummulites.

Buzan las capas con débil inclinación al N.O., se prolongan hasta las orillas del Guadajoz, y siguiendo la carretera de Castro á Baena continúan las margas blanquecinas con algunos lechos delgados de calizas arcillosas, cubiertas en algunos sitios por masas aluviales é interrumpidas en otros por las manchitas triásicas mencionadas, y desde el km. 79 hasta Baena corta la carretera bancos de caliza arcillosa y margas blanquecinas análogas á las del puerto Labaza. Estas continúan entre Baena y Luque, hallándose, aunque escasos, algunos nummulites.

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La carretera de Baena á Cabra se halla sobre las margas terrosas amarillentas del nummulítico, sin más excepción que el saliente jurásico mencionado en el km. 15, y en cambio el nummulítico penetra en las vertientes occidentales de la sierra en la subida á la ermita, mostrándose a 2 kms. de Cabra, discordantes con las jurásicas, las calizas nummulíticas, debajo de las cuales aparecen en corto trayecto arenas bastas pasando á areniscas. Las margas sabulosas, amarillentas, rojizas y blanquecinas, se prolongan de la Lagunilla hacia el Rihuelo, cruzan el río de Cabra junto à Monturque, y de allí, pasando por las lagunas de Zoñar y del Rincón, se dirigen á Puente Genil. Una fajita nummulítica se destaca entre el Guadajoz y Espejo, asomando con bu zamiento meridional las calizas, ya compactas y ligeramente arcillosas, como las de Lucena, ya formando una lumaquela de nummulites pequeños, orbitoides, radiales de equinodermos y otros fósiles. Sobre ellas, al N. de Espejo, se observan en más de 2 kms. de anchura margas á veces yesosas, á las que á su vez cubren otras calizas alternantes con margas y areniscas deleznables. La anchura de esta fajita es de unos 6 kms., limitándola al S.S.O. y O. de Espejo una zona estrecha miocena que la separa de la serrezuela nummulítica de Nueva Carteya, con la cual se une más á Levante entre Espejo y Castro del Río, donde las margas, con algunas calizas interpuestas, se pliegan, cambiando su buzamiento al N. y N.O.

Continúan más á Levante las mismas capas, que á 3 kms. al N. y N. E. de Castro, en el camino de Valenzuela, yacen ocultas en parte, bajo bancos de maciños de fucoides que forman una comba al S. de Torre Paredones y continúa con las calizas formadas por nummulites en dirección á Valenzuela, en los cortijos y ermita de los Arroyuelos. Más adelante, al pie de las lomas de Torre Paredones, se acumulan los estratos de E. á O. y dejan comprendida una faja yesosa que entre los cortijos de Cobatillas y el del Conde encauza con el ancho de un km. el arroyo Salado, tercero ó cuarto del mismo nombre en la

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