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habitan en la Europa media, Norte de América, Sur de Africa y Nueva Holanda, y son plantas herbáceas, cespitosas, con los tallos huecos y nudosos; las hojas planas, estrechas, enteras y rectinervias, y las espiguillas pediceladas formando espigas ó panojas, con la gluma inferior barbada; espiguillas bi ó multifloras, con las flores alternas y la superior abortada; dos glumas casi aqui lladas, mochas, casi iguales, tan largas ó más que las flores; dos glumillas, la inferior cóncava, multinerviada, bífida en su ápice, sin aristas entre las lacinias ó con ellas aleznadas, y con una arista plana en la base, retorcida en espiral ó muy corta y erguida; plumilla inferior biaquillada; dos glumelulas enteras, lampiñas ó con el ápice peloso; tres estambres y un ovario pedice. lado y lampiño, con dos estilos terminales terminados por estigmas plumosos; cariópside comprimido y libre.

tiago de Foz, ayunt. de Foz, p. j. de Mondoñe SIEIRO: Geog. Aldea de la parroquia de Sanprov. de Lugo; 67 habits. || Lugar de la parroquia de San Miguel de Cora, ayunt. y partido judicial de La Estrada, prov. de Pontevedra;

145 habits.

SIEJO: Geog. Lugar de la parroquia de San Andrés de Siejo, ayunt. de Peñamellera, p. j. de Llanes, prov. de Oviedo; 208 habits. V. SAN

ANDRÉS DE SIEJO.

SIEKE: Geog. País del Sudán francés, sit. al N. de la confluencia del Tankiso y del Dioliba ó Alto Níger. Comprende siete aldeas habitadas por los nomokos, y la principal, Mansala, tiene

1000 habits.

rados como un solo cuerpo, no parece aventurado pensar en la formación simultánea de los sulfuros de ambos metales, y mejor todavía de un sulfuro doble representado en la naturaleza por la siegenita; para opinar así acúdese naturalmente á las reacciones generadoras del sulfuro de níquel NiS ó milerita, cuya síntesis intentó hace tiempo Senarmont, y fué llevada á cabo en 1882 por Baubigny, y el sulfuro de cobalto CoS, ya sinte tizado ó reproducido en 1862 por Hjortdahl, y hallado nativo no ha mucho en las Indias orientales. Consíguese la milerita en cristales aciculares, sumamente resistentes á las acciones de los ácidos enérgicos, calentando en vasijas cerradas y á la temperatura de 90° una disolución poco ácida de sulfato ó acetato de níquel en una atmósfera de ácido sulfhídrico, y luego en reproducir el protosulfuro de cobalto en prismas isomorfos con el sulfuro de níquel, del color gris propio del acero, fundiendo una mezcla hecha con sulfato de cobalto, sulfuro de bario y cloruro de sodio. De otra parte, el citado Senarmont, en sus ensayos para la reproducción artificial de lado, milerita, consiguió el sulfuro de níquel de la forma Ni S, calentando, en vasijas cerradas y á la temperatura de 160°, muy constante y sostenida, la mezcla de dos disoluciones, una de cualquiera sal de níquel y la otra de sulfuro de potasio, formándose en tal caso un depósito negro constituído por elementos amorfos, mientras que en las paredes del tubo donde se llevaba á cabo el experimento veíase una especie de cubierta amariila, cuya composición respondía á la del sulfuro de níquel, producto de la siegenita. Ya por el año de 1864, ensayando Gutner un método por reducción, consistente en hacer reaccionar, siempre en tubos cerrados y á la temperatura de 200° centesimales, una disolución de ácido sulfuroso ó de sulfito de níquel sobre el níquel metálico, había conseguido el sulfuro de níquel que nos ocupa, y pudo aislarlo en perfectos cristales romboédricos. Compréndese bien cómo la siegenita debe ser reproductible mediante análogos procedimientos y por iguales reacciones efectuadas mediante las acciones del ácido sulfuroso disuelto en agua ó de los productos de la reducción de los sulfatos de níquel y cobalto sobre estos metales, en determinadas condiciones de presión y temperatura. De esta suerte puede entenderse el me. canismo de formación de la siegenita, puesto que las circunstancias en las cuales fórmanse sus generadores en el laboratorio para las operaciones de la síntesis mineralógica obsérvanse de continuo en la naturaleza, y ellas explican, de manera satisfactoria, la formación de un sulfuro doble de los metales más semejantes, á los cuales sirve en este caso el azufre como lazo de unión intima, para constituir un cuerpo de composición bastante variable y muy escaso en la naturaleza. SIEGESBECKIA (de Siegesbeck, n. pr.): f. Bot. Género de plantas perteneciente a la familia de las Compuestas, subfamilia de las tubulifloras, tribu de las senecionídeas, cuyas especies habitan en las regiones intertropicales de todo el globo, en el país del Cáucaso, en la porción templada de la América del Sur y en Nueva Holanda, y son plantas herbáceas, erguidas, dicótomas, provistas de pelos glandulosos en su parte superior, con las hojas opuestas, generalmente angostadas en pecíolo, aovadotriangulares, gruesamente dentadas, vellosas ó pelosas, con pedúnculos monocéfalos naciendo cerca de las terminaciones de las ramas y constituyendo racimos casi corimbiformes; flores amarillas; cabezuelas multifloras, heterogamas, con las flores del radio uniseriadas, liguladas ó dimorfas, femeninas, y las del disco tubulosas y hermafroditas; involucro biseriado, con las cinco escamas más exteriores espatuladas, estrechas y patentes, provistas de pelos glandulosos acabezuelados, y las interiores, que casi envuelven á los aquenios de la circunferencia, erguidas, con el dorso peloso y glanduloso; receptáculo plano, con pajas ovales ú oblongas envolviendo á los aquenios del disco; anteras sin apén dices; corolas del radio semiflosculosas, con la ligula plana, provista en su ápice de dos ó tres dientes desiguales, y las del disco flosculosas, quinquéfidas y pentandras ó trífidas y triandras; aquenios todos semejantes, trasovado-oblongos, casi tetragonales y ligeramente arqueados hacia la parte interior; vilano nulo.

SIEGLINGIA (de Siegling, n. pr.): f. Bot. Género de plantas perteneciente á la familia de las Gramíneas, tribu de las clorídeas, cuyas especies 1оMO XIX

SIEMBRA: f. Acción, ó efecto, de sembrar.

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- SIEMBRA: Agric. Aunque en realidad esta operación se puede realizar en pequeño en casos determinados, lo que interesa es la operación en grande practicada en campos de alguna extensión para ciertos cultivos, y especialmente para

el de los cereales.

la semilla en un líquido acuoso antes de ente. rrarla, lo que hace adelantar los primeros fenómenos de la germinación.

Hay además de esto prácticas especiales que indudablemente contribuyen de un modo favorable á lograr estos resultados. Una de ellas, empleada especialmente en las tierras llanas de regadío, como sucede en las grandes vegas de España, consiste en el encharcamiento mantenido durante un mes ó más en el rigor del verano, el cual por una parte destruye por maceración prolongada las semillas de casi todas las plantas y los huevos de los insectos que pudiesen existir en el terreno, y por otra abona el suelo con los principios resultantes de esta descomposición.

Otra práctica es la del pralinaje, operación que tiene por objeto revestir las semillas de una capa de substancias fertilizantes, y que está recomendada desde hace largo tiempo, pero que sólo en épocas recientes ha adquirido su debido desarrollo. Esta operación se practica valiéndose de un líquido viscoso que sea susceptible de hacer adherirse las substancias pulverulentas; otras veces se disuelven las materias sólidas en

el agua ó se emulsionan si fuesen insolubles, pulverizándolas previamente y vertiendo en seguida la mezcla sobre las semillas, de modo que éstas se impregnen hasta donde sea posible. El agua es el líquido generalmente empleado, si bien puede sustituirse con ventaja por los líquidos de los estercoleros ó por la orina fermentada, líquidos que por contener materias fertilizantes contribuyen también á obrar como abonos, pero que sólo pueden emplearse muy diluídos á fin de no correr el riesgo de que los gérmenes se quemen por demasiada concentración. Cualquiera que sea el líquido elegido es necesario hacerle viscoso, y para esto se utiliza la cola fuerte, que ya es por sí un abono, ó también la harina ó fécula tostada. Una fórmula bastante usual es la siguiente:

Guano ó estiércol en polvo.
Cenizas.

Agua..

Cola común.

10 kilogramos

5

20 litros 500 gramos

Después de disolver la cola en el agua se mezclan las otras substancias previamente pulverizadas y se impregnan las semillas con la mezcla.

Si el trigo no se ha tratado primeramente por la cal es necesario agregar previamente á esta fórmula 10 kilogramos de cal viva ó 125 gramos de sulfato cúprico. Después de impregnar las semillas se las deja hincharse antes de sembrarlas y se disponen en capas bastante delgadas, removiéndolas de tiempo en tiempo, pero teniendo en cuenta que no deben calentarse ni desecarse. Si en el momento de sembrar el tiempo no fuese seguro, se enterrarán las semillas rápidamente á fin de evitar que el agua les arrebate las materias fertilizantes adheridas.

La práctica del pralinaje se considera muy ventajosa por economizar la cantidad necesaria dividirse en tres grupos, que sucesivamente se Las nociones referentes á la siembra pueden de semillas, abreviar el plazo de la germinación refieren á la preparación del terreno, elección de semilla ha sido bien impregnada se puede asey dar mayor vigor á las plantas nuevas. Si la las semillas, y operaciones de la siembra propia-gurar que la cantidad de semilla necesaria dismente dicha.

Preparación del terreno. tiene por objeto suministrarle las materias susEsta preparación ceptibles de contribuir a la alimentación de las ción, destruir los gérmenes de las plantas perjuplantas nuevas en el momento de la germina diciales que podrían luchar con la que se culti ñinos, y por último poner el terreno en condiva, igualmente que los gérmenes de insectos da ciones favorables para la germinación.

Las substancias que se emplean para obtener estos diversos resultados son distintas, según la especie de que se trate y el objeto que con ella

nos propongamos.

Para suministrar á las semillas principios nutritivos, basta con hacer adherirse á su superfi principios asimilables, como el guano, la palocie una substancia pulverulenta muy cargada de mina, la sangre desecada, la genostina, el carbón animal agotado, estiércol desecado, fosfatos, sales amoniacales, nitratos, sal ó cenizas.

Para alejar los animales granívoros y destruir los gérmenes de insectos y de vegetales perjudiciales se emplean substancias acres, amargas, corrosivas, como eléboro, ajenjo, cólchico, taba co, coloquíntida, genciana, nuez vómica, cal viva, sulfato cúprico, ácido arsenioso, etc.

Para favorecer la germinación basta sumergir

minuye en una sexta, y aun á veces en una quinta y aun cuarta parte, sobre todo en las siembras que deban hacerse muy espesas. La germinación, comenzada ya en el momento en que las pués de la siembra merced á la impregnación semillas se entierran, avanza rápidamente desde materias fertilizantes. Además, esta práctica contribuye á alejar los insectos por las substan cias de que se impregnan las semillas, y como germinan más rápidamente se encuentran expuestas durante menos tiempo á los ataques de los animales granívoros. El tiempo que se avanza en la germinación puede estimarse en dos ó tres días, lo que en algunos casos es lo bastante para asegurar el éxito de un cultivo.

Claro es que esta práctica no exime de prepa rar debidamente el terreno; si la siembra se hace en un suelo demasiado seco, las semillas cuya germinación se ha iniciado ya perecerán necesariamente, y sólo las semillas secas pueden prevalecer en estas condiciones hasta que sobrevenga la lluvia. Si ésta tiene lugar á tiempo y sobre un suelo no agotado, el vigor de la nueva vegetación es tal que las hojas y raíces se desenvuelven rápidamente, lográndose una actividad de crecimiento y de asimilación que en realidad excede à la cantidad de abonos empleados. No basta que las plantas broten vigorosamen

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to, y preciso es tener en cuenta que cuando la germinación se hace bajo el influjo de un abono activo las exigencias de la nutrición son mayores que cuando las condiciones han sido menos favorables. Si una planta nueva se encuentra en un terreno pobre en principios asimilables, languidece de un modo tanto más marcado cuanto mayor fuese su vigor inicial. Es indudable que las plantas vigorosas ejercen la función clorofílica con mayor actividad, pero es necesario también que las raíces les suministren nitrógeno, potasa, cal

fósforo en la cantidad proporcionalmente necesaria; y teniendo esto en cuenta, se comprende que la práctica del pralinaje exige mayores cuidados en la preparación del suelo.

Como medio de prevenir la caries no es eficaz el pralinaje, sino en el caso de que el abono se asocie con substancias capaces de destruir las esporas de los hongos parásitos. No debe, por tanto, suprimirse el encalado porque se practique el pralinaje, á menos de que en el líquido de éste se haga intervenir la cal viva ó el sulfato cúprico en la proporción necesaria.

Otra práctica ventajosa es la del encalado de las semillas, la cual se emplea especialmente en los trigos, pero que es susceptible de aplicación á otras muchas semillas y tiene especialmente por objeto alejar á los animales carnívoros y destruir la vitalidad de los gérmenes de algunas enfermedades parasitarias como la caries y el carbón.

El encalado puede practicarse por inmersión, por aspersión y en seco, y muchos cultivadores reemplazan la cal con el sulfato cúprico al por 100, substancia que no es esencialmente menos eficaz que la cal viva para conseguir el objeto

deseado.

Entre los procedimientos usuales puede indicarse el de disolver en 9 ó 10 litros de agua, por hectolitro de trigo de siembra, 640 gramos de sulfato de sosa y mezclado con 2 kilogramos de cal viva, y debe procederse á humedecer previa mente el trigo con la disolución, agregando la cal viva pulverizada cuando éste se encuentre ya humedecido. También se puede disolver 5 ó 6 kilogramos de sulfato sódico en un hectolitro de agua y bañar la semilla en este líquido, y cuando se encuentre bien húmeda separar el líquido sobrante y mezclarla con la cal viva. La práctica es eficaz para combatir las plagas producidas por hongos ustilaginidos, y puede decirse que sólo se nota en ella como inconveniente el de que el polvo calizo que se desprende du rante la siembra molesta á los que practican esta operación.

Para emplear el sulfato cúprico se disuelve en la cantidad necesaria de agua, para tener la concentración de por 100, y se introducen en el líquido las semillas, operación ya recomendada por Prevot de Montaubán en 1807. Es frecuente que los agricultores empleen en vez de la inmersión la aspersión del líquido sobre los montones de trigo destinados á la siembra, pero procediendo así sólo se logra una impregnación par cial é incompleta que no garantiza debidamente la destrucción de la plaga.

Aunque se han propuesto otros cáusticos, como el sulfato sódico y la sal común, son menos eficaces que el sulfato cúprico; las substancias tóxicas, como el ácido arsenioso, empleadas para este mismo objeto, son poco eficaces y ofrecen además otros inconvenientes que hacen peligroso su empleo.

Además de estas prácticas especiales destinadas á rodear los gérmenes de un ambiente dotado de condiciones favorables, existen operaciones que son indispensables en la preparación del terreno. Consisten éstas en los laboreos necesarios para meteorizar el suelo, la mezcla previa de los abonos ordinarios y la división conveniente para el mullido del suelo. Las primeras operaciones se practican siempre con el arado, que, en este caso muy especialmente, conviene sea de vertedera, y si previamente se ha diseminado el abono por medio de la pala se conse guirá al mismo tiempo su mezcla íntima con las tierras. La división de los materiales de éstas se consigue por medio de los rulos desterronadores y gradas, y su perfecta nivelación por medio del tableado. Esta disgregación de los materiales, necesaria sobre todo en los suelos arcillosos, es conveniente para que la cohesión del terreno no oponga resistencia excesiva al crecimiento de la raíz y de los tallos al comenzar el desarrollo de las plantas nuevas.

Elección de las semillas. - En cuanto á la clec

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ción de las semillas, es desde luego una de las operaciones más esenciales en una explotación rural. Con semillas malas, incompletamente desarrolladas, procedentes de vegetales que han vivido en condiciones desventajosas, ó recolectadas desde hace largo tiempo, hay pocas probabilidades de obtener buenas cosechas, cualesquiera que sean los preparativos que se hayan llevado á cabo en el terreno y los cuidados que se dediquen á la vegetación.

Antes de proceder á la siembra todas las semillas se eligen y limpian por procedimientos que varían en cada caso, y que especialmente tienen por objeto eliminar las que no tengan el tamaño normal, la coloración característica de la madurez, ó presenten de un modo marcado alguna deformación. De un modo general, se necesita que las semillas dedicadas á la siembra presenten todos los caracteres propios de la especie y variedad á que correspondan, no contengan ninguna otra mezcla, conserven su facultad germinativa y nada acuse en ellas la menor huella de alteración ni enfermedad. Muchos agricultores se contentan con elegir entre las semillas obtenidas en el año anterior aquellas que presentan mejor aspecto, lo cual suele bastar en condiciones normales, pero no siempre, pues frecuentemente no se hallan todas bien granadas para poderse utilizar en la siembra, ni son las limpiadoras capaces de separar de un modo completo aquellas á las que falte poco para ultimar su maduración, y muchos agricultores recomiendan que los granos destinados á la siembra se cultiven aparte, en condiciones más favorables que las del cultivo general. También se practica la selección de las espigas más hermosas, más sanas y de maduración más precoz, lo cual es tan eficaz como sencillo.

Es evidente que, si bien lo que teóricamente resulta más perfecto es la obtención de semillas en cultivo especial, son pocos los agricultores que se deciden á realizar toda la serie de operaciones minuciosas que esto exigiría, y prefieren adquirirlas por compra cuando en sus cosechas no las hay de las condiciones deseadas.

Esta práctica puede tener sus ventajas, por cuanto contribuye á la renovación de las semillas. Cuestión es esta sobre la cual se ha discutido mucho, concediéndosele por unos la categoría de un principio fundamental de Agricultura, y negándosele por otros hasta la menor utilidad, sin que sea posible resolver esta cuestión de un modo absoluto. Cuando una variedad se cultiva en condiciones de tal modo favorables que fácilmente conserva todas sus cualidades sin sufrir ninguna alteración, es indudable que no existe razón alguna que exija un cambio de simiente; pero hay otros casos en que todos los cuidados del cultivador son ineficaces para impedir que el grano pierda alguno de los caracteres que más contribuyen su valor. Como dice Therón de Montaugé, los trigos degeneran rápidamente en las llanuras silíceoarcillosas, mientras que en las colinas calizas conservan fácil. mente sus caracteres. Es indudablemente cierto que la naturaleza del suelo influye algunas veces sobre los cereales, convirtiéndolos poco á poco en granos de calidad inferior á los que se sembraron primeramente. Otras veces es el clima el que obra de esta manera, ó son las plantas adventicias las que, invadiendo los cultivos, perjudican al desarrollo normal de la variedad cultivada, ú otras circunstancias que producen hibridaciones entre una variedad recientemente introducida y las que se cultivan en los terrenos próximos. En todos estos casos hay degeneración, y si el cultivador no quiere ver disminuir su cosecha ú obtenerla de peor calidad es indispensable que se resigne á renovar de cuando en cuando las semillas. Igual determinación necesita tomar cuando por consecuencia de la invasión de plantas extrañas encuentra imposible obtener una semilla pura, y aun con mayor razón deberá hacerlo en el caso de que las plantas se encuentren atacadas de enfermedades parasitarias transmisibles por herencia, como el carbón y la caries.

Siempre serán pocas las precauciones que se tome el cultivador para impedir que al mismo tiempo que siembra las plantas del cultivo siembre involuntariamente los gérmenes de otras plantas parasitas ó infecciosas. Difícil es que cuando la cosecha presente gérmenes de enfermedad pueda encontrar en su poder restos de cosechas anteriores en cantidad y calidad conve nientes, razón por la cual es necesario con fre

cuencia acudir al mercado á fin de procurarse semilla nueva.

No basta elegir bien las semillas de los cereales; es preciso también que se tomen las garantías anteriormente indicadas para defenderlas de los animales granívoros y extinguir los gérmenes de enfermedad que podrían llevar consigo.

Cuando no se trata de cereales en los que la vitalidad del germen se conserva indefinida. mente, sino de muchas otras plantas, y especialmente de las del cultivo en pequeño, será necesario cerciorarse de su antigüedad, pues si ésta fuese excesiva se corre el riesgo de que no pue dan germinar, pues gran parte de las semillas conservan esta facultad únicamente durante un período limitado, que en unas es sólo de unos cuantos meses y en otras de dos ó más años. Depende esta condición de la especial composición de la semilla; cuando ésta contiene principios fácilmente alterables, como lo son los aceites grasos secantes, como en la simiente del lino, ó las esencias resinificables, como muchas semillas de terebintáceas, umbelíferas y coníferas, la facultad germinativa se extingue en breve plazo, mientras que aquellas semillas que no contienen principios fácilmente alterables la conservan de un modo indefinido, como ocurre con las semillas de leguminosas y más especialmente con los cereales. Estos últimos pueden germinar después de un gran número de años, y aun se ha afirmado alguna vez que se había hecho germinar trigo extraído de los enterramientos de los antiguos egipcios, hecho que no parece comprobado, aun cuando se haya logrado la germinación de granos de cebada extraídos de las tumbas de la época galorromana.

Otra condición necesaria también es la de que las semillas hayan llegado á su perfecta maduración, esto es, que el depósito de materias nutritivas que en ellas se establece, bien en los cotiledones ó bien en el albumen, no se halle desprovisto de la indispensable cantidad de materias alimenticias para la nueva planta. Suele hacerse, para comprobar esto, la prueba de ver si sobrena. dan en el agua ó se van á fondo; pero este hecho no es bastante eficaz para servir de comprobación en todas las especies de semillas. Las hay, como generalmente sucede, que cuando están granadas tienen una densidad superior á la del agua; pero otras, por ir acompañadas de partes herbáceas accesorias (cáliz, brácteas, involucros, etc.), ó por tener vilanos, la cubierta exterior ó testa con aletas ó sencillamente el epispermo no aplicado sobre la almendra pueden flotar aun estando perfectamente granadas.

Operaciones de la siembra. - En toda siembra es necesario colocar las semillas envueltas en tierra á la profundidad conveniente para que germinen. Esta operación se hace en otoño ó en primavera; en otoño, ó por mejor decir, desde el mes de agosto al de diciembre, antes en las montañas y países fríos que en las llanuras y países de temperatura agradable, à fin de que à la llegada del invierno las plantas se encuentren ya bien provistas de un aparato radical suficientemente desarrollado; en primavera, del mes de febrero al de abril, antes en los países secos que en los húmedos, á fin de que en los primeros las plantas estén bien enraizadas para resistir los ardores del estío.

Dejando á un lado los medios especialmente empleados en la siembra en pequeño, pueden distinguirse dos procedimientos generales para la siembra en grande, y son: el llamado á voleo, en el que las semillas resultan diseminadas con cierta igualdad respecto de las áreas, pero sin regularidad; y el á chorrillo ó en surcos, en el cual las semillas quedan dispuestas en líneas paralelas.

Para sembrar á voleo se divide la superficie que ha de ser objeto de la siembra en bandas ó fajas de igual anchura por medio de líneas paralelas. Estas bandas suelen tener de 8 á 9 pasos de longitud, según la costumbre del sembrador, y generalmente se orientan en la dirección de la mayor de las dimensiones de la finca. El sembrador lleva la semilla en un pañuelo ó en una vasija abierta en la que la mano pueda entrar y salir cerrada fácilmente, y caminando por el borde derecho de una banda va diseminando las semillas arrojando los puñados hacia la izquierda con bastante igualdad y de modo que alcancen lo más exactamente posible la anchura de la zona. Otros, lanzando los puñados à la mitad de

esta distancia, recorren cada zona dos veces, su biendo por una de las orillas de ésta y bajando luego por el otro borde, en cuyo caso los puñados no deben llegar más que hasta la línea media de la banda.

En los países del Norte suele sembrarse sobre la raya, es decir, después que la tierra ha sido removida por la labor y nivelada; los granos caen en el fondo de los surcos y la semilla se reparte con bastante regularidad, pero queda muy superficialmente, lo cual es un inconveniente, sobre todo en los países secos, por dejarla expuesta á los animales granívoros. Esta es la razón de que generalmente se dé después una nueva labor para envolver las semillas, y á esto es á lo que se ha llamado sembrar bajo raya, que es lo usual en los países meridionales y en todos aquellos puntos en que sea de temer la sequía. Siempre que no se haga labor posterior á la diseminación de la semilla será condición

precisa que los surcos sean angostos y muy próximos unos á otros, á fin de evitar que las semillas estén muy próximas entre sí dentro de cada surco y los surcos muy distantes unos de otros. La disposición lineal de las semillas podría obtenerse directamente a mano como en las siembras de los jardines, pero en los cultivos en grande sería preciso gastar mucho tiempo en esta operación, razón por la cual, por lo menos para los cercales, no se hace nunca así, empleándose en vez de esto las máquinas sembradoras.

En la siembra á voleo es en la que se han he cho más adelantos para practicar la operación á máquina, que tiene la ventaja de hacer la distribución de la semilla con más igualdad: hay sembradoras de mano, que un hombre solo puede conducir, otras de tracción animal y también de vapor, no dudando que este motor se pueda sustituir por el aire comprimido, el gas ó la electricidad. Las sembradoras las inventaron los chinos y las perfeccionó un español en el año de 1662. España fué uno de los primeros países europeos que hizo uso de las sembradoras, y sin embargo es de los que menos las emplean, acaso porque todas las sembradoras requieren labores preparatorias especiales y esmeradas, y, hallándose la propiedad muy distribuída, faltan capitales para dedicarlos á estas clases de cultivos, pues en general la situación de nuestros labradores es muy precaria, y viviendo menos que modestamente sólo alcanzan escasamente lo necesario para el cultivo más elemental, y esto cuando no tienen que acudir al préstamo, que los arruina. Una de las sembradoras más sencillas es la debida á D Balbino Cortés, que lleva su nombre, y consiste en un embudo de hoja de lata que termina en un tubo bastante largo, para que, colgado el aparato al cuello del sembrador, el extremo del tubo salga bastante próximo al terreno; lleva el embudo un eje horizontal que termina exteriormente en una manivela, y que interiormente conduce una rueda de paletas ó cucharas; la semilla que llena el embu do sólo puede hajar al tubo al pasar una paleta, de modo que, dando vueltas al manubrio y mar chando el sembrador á paso igual, cae la semilla y se distribuye con igualdad; á la rueda la llama su autor regulador: fué premiada esta máquina con medalla de bronce en la Exposición de 1857. Esta sembradora presenta el inconveniente de poder llevar una corta cantidad de semilla, no pasando lo mismo con la sembradora de cuchara (fig. 1), cuyas formas generales son las de una

R

Fig. 1

carretilla, como se ve en el corte-proyección vertical con sus mangos M, sus pies P, rueda R y caja FTG, sostenida en la parte anterior por las tornapuntas H; la caja está dividida en dos partes por un tabique vertical D, que lleva en su parte inferior una abertura J; en la troje anterior t, que forma una tolva, se almacena la semilla; un eje E, que atraviesa todo el departamento posterior, lleva montado un cilindro L de paletas, en número de cuatro, terminadas por

unos apéndices ó cucharas B, que enrasan con la pared D en la parte de su abertura, à la que sirven de compuerta, y con el fondo ó cajero circular NO; sobre el eje E del cilindro, en su parte exterior, en un costado y sobre el e de la rueda, van montadas dos poleas, Sy r, que se unen por una cuerda sin fin cruzada CCCC; de este modo, al marchar la carretilla en el sentido de la flecha ƒ (rueda R), el cilindro marcha en el de la flecha L, opuesto al primero; el fondo del departamento interior termina en un tubo T que baja verticalmente hasta cerca del suelo; con esta detallada descripción, es fácil comprender la manera de funcionar el aparato; al marchar la carretilla hacia adelante gira el cilindro hacia atrás, descubriendo la abertura J, por la que va saliendo la semilla hasta que una paleta cierra la compuerta, en cuyo momento se habrá llenado el espacio V comprendido entre dos paletas del cilindro, y es arrastrada aquélla hacia adelante, dejando la paleta anterior libre el paso á la semilla que, empujada por la posterior, va cayendo por el tubo 7' á las tierras.

Las sembradoras de muescas, bajo forma semejante á la anterior, llevan una tolva T (figu ra 2), que termina por un ensanchamiento cilíndrico 4, y éste por un tubo 7; en la capaci dad A,y casi ajustándose á ella, gira un cilindro C, cuyo eje E es movido por la rueda de la carretilla por una correa sin fin, análogamente á como se pone en acción la sembradora de cucha ras, el cilindro C, de fundición, lleva una serie de muescas a, a, a...a, cuyas dimensiones son proporcionadas al tamaño de las semillas, de manera que éstas llenan las muescas, al girar el cilindro son arrastradas por él y caen al llegar á

E

T'

Fig. 2

la parte inferior; tiene el inconveniente de presentar grandes rozamientos, y las semillas se acodalan y con gran facilidad se destrozan al verse oprimidas entre las muescas y el cilindro, perdiéndose no pequeña cantidad por esta causa.

En las llamadas sembradoras de cepillo el fondo de la tolva está cerrado por un cepillo que detiene el grano; en el fondo de aquélla gira un cilindro guarnecido de púas romas que van ras. cando el cepillo y dejan escapar los granos que caen por el tubo de la tolva: es un sistema bastante imperfecto, por lo que no creemos necesario entrar en más detalles. Mejor entendidas, aunque bajo el mismo sistema, son las sembradoras de válvulas, en que el tubo en que termina la tolva, en vez de estar cerrado por un cepillo, se halla cubierto por una serie de válvulas de cuero montadas sobre palancas del primer gé nero, formando así los extremos de las palancas opuestos á las válvulas una especie de teclas, que el cilindro de púas, colocado fuera de la tolva, al girar, las hace bajar á modo de los cilindros de los pianos mecánicos ó de manubrio, y en este movimiento las válvulas se abren y dejan caer el grano; el inconveniente de este sis. tema está en la facilidad de descomponerse, haciendo que el grano se pierda sin advertirlo el sembrador.

Otra clase de sembradoras de mano, llamadas de barrilete, está formada por un cilindro de metal taladrado en su superficie por multitud de agujeros poco mayores que el tamaño de un grano de la semilla que se coloca en su interior, cerrando luego el cilindro, que gira entre dos brazos de un carretón terminado en una rueda como una carretilla, cuya rueda, por una correa de conexión, al girar hace dar vuelta al cilindro, que va vertiendo, grano á grano, por cada agujero, la simiente sobre el terreno.

Es notable, por lo ingeniosa, la sembradora debida á D. Antonio Regás á principios de este siglo; este distinguido español monta el aparato

sobre una armadura de carretilla como las anteriores, uniendo las manceras por dos peinazos ó traveseros con un tablado ligero en el que se apoya una tolva, dentro de la cual hay otrà contratolva como la mitad de la primera, y cuya boca enrasa con el tablado, rematando casi en punta para dejar sólo un agujero de algún tamaño para que por él puedan pasar toda clase de granos, reforzado por una plancha de hoja de lata que sale al exterior y se dobla en la forma que representa la fig. 3, para servir de guía á

Fig. 3

otra plancha, de hoja de lata también, con un agujero igual al de la anterior; esta segunda plancha, que sirve de compuerta á la tolva, va unida por una articulación de juego libre á una palanca del primer género, cuyo brazo opuesto engrana con uno de los ocho dientes de una rueda catalina movida por el eje de la carretilla; la palanca es solicitada constantemente, en sentido contrario al impulso que recibe de la rueda, por un muelle que, una vez que la palanca es abandonada por la rueda, la hace volver á su primitiva posición; en este movimiento la compuerta abre el orificio, y sale por él una cierta cantidad de grano que, por el tubo en que la tolva termina, marcha al terreno; con esto solo el aparato no estaría perfeccionado, pues la cantidad de grano vertido sería siempre la misma, y al propio tiempo no se podría impedir que habiendo grano en la tolva, aquél se vertiera al transportar la máquina de unas á otras tierras, y al efecto de evitar estos inconvenientes lleva junto á la mancera, del lado derecho, un regulador formado por otra palanca, cuyo brazo sale junto á la mancera para que pueda ser movida sólo con el dedo pulgar y sin soltar aquélla; dicha palanca limita la excursión de la primera á voluntad del sembrador, y hasta puede impedir que funcione, para lo cual por su movimiento hace que la primera palanca se separe más ó menos de la rueda catalina, y por tanto el engalgue sea mayor ó menor; la cabida de esta sembradora es de 2 celemines de trigo, no conviniendo tampoco cargarla con mayor cantidad; para preservar á los mecanismos de los choques, se les cubre con una tabla.

Hasta aquí sólo nos hemos ocupado de las sembradoras de mano, y ahora vamos á ocuparnos de las en que es necesaria la tracción por caballerías: en rigor pueden considerarse como la reunión de varias de las explicadas, para producir mayor efecto útil: la distribución de sus elementos es la misma, á diferencia de tener varios tubos vertederos en vez de uno solo, y terminar aquéllos en pequeñas rejas ó rastrillos para que vayan abriendo los surcos en que han de caer las semillas, llevando algunas de ellas, en su parte posterior, una rastra ó rodillo para cubrir la semilla, y pudiendo con ellas sembrarse, en un día de trabajo, de cuatro hectáreas en ade

lante.

Muchos son los modelos adoptados para las máquinas de tracción animal, de entre las cuales vamos á dar una idea de algunas: la de Breloux es de una gran sencillez, produciendo un trabajo bastante regular, y es á propósito para toda clase de semillas; una caja en que se colocan las semillas lleva en su fondo una serie de tubos, que bajan por entre las ruedas que sostienen aquélla hasta cerca del terreno; estos tubos están cerrados dentro de la caja por unas válvulas que, como las teclas de un piano, forman cada una una palanca del primer género, en que el brazo opuesto á la válvula recibe la impulsión de unos álabes montados sobre un eje en conexión y paralelo á otro en el que van unas ruedas de paletas que empujan el grano hacia los tubos que el primer eje ha abierto, todos á la vez; el eje de las ruedas de paletas sale al exterior, donde termina en un piñón puesto en movimiento por una engranadura con las ruedas de la máquina; una palanca que sale al exterior mueve una corredera de orificios iguales à las bocas de los tubos, pero que, según su posi ción, los cierra más o menos en relación con el tamaño de la simiente que se ha de sembrar,

pudiendo cerrarlos por completo; el eje que mueve las válvulas está en relación con un contador de cuadrante, en el que se va señalando la cantidad de semilla que marcha por los tubos; el árbol de las ruedas de paletas se aproxima ó separa de los tubos en relación con la altura de

éstos.

La sembradora más generalizada es la de Smyth, en que la caja que lleva el grano de la que acabamos de explicar está sustituída aquí por dos tolvas, una superior y otra inferior en comunicación con la primera, y en el fondo de aquélla varios embudos que terminan en tubos flexibles y articulados, de los que después hablaremos; un eje en conexión con las ruedas posteriores del carro lleva unas ruedas de paletas que cogen el grano y le arrojan á los embudos; cada rueda de paletas, ó mejor de cucharas, sirve á dos embudos, de modo que hay doble número de éstos que de las primeras; los tubos que conducen la semilla fueron en un principio, esto es, hace unos noventa años (á principios del siglo actual), flexibles, de acero ó goma; pero como eran poco resistentes, se han sustituído hoy por tubos articulados, o mejor de enchufe, y metálicos, llamados telescopios, formados por tres tubos de enchufe para poderlos alargar ó acortar á voluntad, terminando inferiormente el último, y más ancho, en un casquete esférico á modo de alcachofa, de la que cae la semilla á unas ranuras que por la parte posterior llevan unas rejas que tiene la máquina para abrir el surco en que se ha de depositar la semilla; una palanca colocada en la damente la tabla cuando es necesario; los tubos caja permite desviar los tubos para vaciar rápipenden del carro por cadenas que los sostienen. La sembradora Garret tiene ruedas para cubrir la siembra en el terreno; se compone (fig. 4) de

CO

CCC BBB

Fig. 4

un carretón de dos ruedas, en el que va montada la caja ó tolva A, de la que salen una serie de tubos de enchufe a, a... a, á los que va á parar la semilla, que penetra y se distribuye en ellos por un sistema análogo á los antes expuestos, y fos que terminan en la parte posterior de las rejas acanaladas para que por la ranura que forma la canal baje el grano y se deposite sobre el terreno; una serie de rodillos B, B, B, ó de rejas C, C, C, según convenga, marcha inmediatamente detrás de las canales, por donde desciende la semilla y la cubre; el eje del carro se halla en conexión por un sistema de engranajes con otros ejes que distribuyen la semilla, y un sistema de palancas permite modificar los orificios de acceso de los tubos en la caja ó cerrarlos completamen te. Varias cadenas, b, b... b, b, van arrolladas á un eje paralelo al del carro, al que una palanca y un triquete puede hacer girar y llevan suspendidos los tubos por que la semilla se vierte, y como son de enchufe, según la longitud de la cadena arrollada, igual para todas, así se aproxima ó separa del suelo todo el mecanismo; no entramos en más detalles, que la inspección sola del grabado puede hacer comprender.

La sembradora Hugues va también montada sobre un carro que lleva tres ruedas, dos pequeñas posteriores montadas sobre el mismo eje y una grande anterior que es la motora, que hace la distribución de la semilla por medio de una conexión sencilla que enlaza su eje con otro que marcha en el interior de la caja que conduce el grano; este eje tiene una serie de ruedas de cuchara que lanzan las semillas á tubos articulados, que terminan en las ranuras que las rejas llevan por la parte posterior.

Muy semejante á las anteriores, pero de mucha mayor importancia, es la sembradora Martínez Lopez, que abre, siembra y cubre 25 surcos por cada paso del carretón; pero como las anteriores, también presenta el inconveniente de aquéllas de necesitar una preparación especial del

terreno, á que los labradores españoles no se hallan acostumbrados, lo que sin duda ha sido causa del poco éxito que en nuestro país han tenido las sembradoras y que tanto trabajo vaya costando que tomen carta de naturaleza; esto, aparte de la razón que en un principio expusimos de ser pequeños los capitales, lo que hace difícil la adquisición de toda máquina, y más cuando estando el territorio muy distribuído y siendo el trabajo mecánico sumamente rápido por regla general, comparado con el que se hace á brazo, se hallan las máquinas paradas grandes períodos de tiempo, y el labrador, aunque equivocadamente, juzga perdidos aquéllos; estos males pudieran remediarse si los pueblos adquiriesen una sola máquina de cada clase, la que el Municipio podría alquilar por un módico precio á los diferentes vecinos que así lo desearan, estableciendo el conveniente turno para hacer uso de ellas. Mas dejando aparte estas y otras consideracio nes que no son del momento, vamos á dar una ligera idea de otra sembradora que es adaptable á todo sistema de cultivo, y que por tanto no debía sufrir la repulsión que hacia las primeras se tiene; es la sembradora Hornsby, que puede funcionar en toda clase de terrenos y permite la siembra de toda suerte de semillas y a la distancia que se juzgue más conveniente; las rejas que abren los surcos van sostenidas por palancas, todas de igual longitud, é iguales los pesos de las diferentes rejas, con lo que la presión que éstas ejercen sobre el terreno es siempre la misma; y como todas las palancas se mueven por un quedan depositadas á la misma profundidad; las solo eje, resultan los surcos iguales y las semillas ruedas distributoras pueden cambiarse por otras que lleva de repuesto, y que permiten sembrar, por hectárea ú otra unidad superficial, la cantidad exacta de grano que se quiera, haciéndose la distribución por igual, no sólo en terrenos llanos, sino en los inclinados, cualquiera que por otra parte sea su pendiente, aun cuando llegue al 20 por 100, y ya vaya la máquina subiendo ó bajando; es sumamente sencilla, condición esencial de toda máquina agrícola destinada á que la maneje un obrero cualquiera, generalmente poco instruído; así, mientras en otras sembradoras hay no pequeño número de cojinetes para los piñones y ruedas distributoras, en la que nos ocupa un tornillo hace subir ó bajar la caja hasta apoyarse el eje motor en los piñones que deben hacer la distribución, y en el punto preciso para que ésta sea la más conveniente en cada caso, que satisfaga mejor á los deseos del agricultor; las rejas pueden separarse ó aproximarse á voluntad de aquél, según el sistema de cultivo y la clase de simiente que se emplee, pudiendo también cambiar á voluntad la distancia de cada reja de romper el terreno de la que va detrás y está destinada á cubrir, debiendo ser la separación tanto mayor cuanto más aterronada ó peor labrada se halle la tierra en que la máquina debe funcio

nar.

En la siembra á golpes hay que comenzar por abrir hoyos más o menos profundos é igual y convenientemente separados unos de otros, lo que se hace, según los casos, con la azadilla ó el escardillo; una vez abierto un hoyo se vierte en él la cantidad de semilla necesaria, que se puede contar ó medir para que sea siempre la misma, y una vez en el hoyo se cubre con la misma tierra que de aquél se ha sacado, oprimiendo la tierra ligeramente con la pala de la herramienta; este procedimiento es el más propio de las semillas gruesas, que necesitan enterrarse muy profundas y un corto número de granos, y que han de que. dar suficientemente separadas unas de otras para el completo desarrollo que alcanzan las plantas, más voluminosas en general que la de las pequeñas semillas; es en cambio el sistema de siembra más costoso, por lo que sólo es aplicable á la sementera de buertas y jardines.

La siembra puede hacerse de asiento, ó por almácigas ó semilleros; la casi totalidad de las plantas de gran cultivo requieren siembra de asiento, que consiste en hacerla sobre el terreno mismo en que han de vegetar y desarrollarse, mientras que la mayoría de los árboles y hortalizas no necesitan en los primeros momentos el gran espacio de terreno que han de ocupar después, ó les es conveniente el transplante, y á estas plantas se aplica el procedimiento de almácigas ó semilleros, que consisten en pequeños cuadros de muy buena tierra vegetal, bien abonada y cultivada con esmero, que se hallen conve

niente y debidamente separados unos de otros; en estas almácigas ó semilleros se hace la siembra espesa, y cuando las plantas han adquirido algún vigor y desarrollo suficiente para molestarse unas á otras se van entresacando las mayores para transpantarlas á los sitios en que deben quedar, continuando el transplante á medida del desarrollo de las plantas, hasta dejar el semillero completamente libre y en disposición de prepararle para una nueva siembra. Cuando las plantas que se siembran son herbáceas reciben los cuadros el nombre de semillero, y cuando, por el contrario, han de criar plantas leñosas, le corresponde el de almácigas; los procedimientos de siembra son los mismos, pero generalmente se hace aquélla á brazo.

SIEMENS (CARLOS GUILLERMO): Biog. Ingeniero alemán, hermano de Ernesto. N. en Leuthe (Hannover) á 4 de abril de 1823. M. en Londres

á 19 de noviembre de 1883. Terminados en Goe

tinga sus estudios, que había comenzado en la Escuela Politécnica de Magdeburgo, estuvo algún chó à Londres hacia 1843, y allí se dió á conocer tiempo en los talleres del conde Stolberg; marpor una serie de inventos, como el perfeccionamiento de los procedimientos electroquímicos de Elkington, el regulador cronométrico adoptamiento de reproducción de impresos, y una bomba do por el Observatorio Real, el nuevo procedide aire de doble cilindro. Consagróse después al estudio del calor, inventó en 1847 su regenerador ó recuperador, presentó en 1853 al Instituto de dos Memorias, una acerca de los ensayos eléctriIngenieros Civiles una Memoria sobre la Conser ración del calor en trabajo mecánico, y publicó

Alejandría, y otra sobre la resistencia á la ab

cos verificados al colocar el cable de Malta á

sorción eléctrica de las materias aislantes á la presión de 300 atmósferas. Guillermo fundó con Ernesto Werner una sociedad que emprendió la construcción de cables submarinos, y con su hermano Federico tuvo un establecimiento para la construcción de hornillos regeneradores. Re

anudó el curso de los inventos dando á conocer su

regulador, su máquiua de vapor, el pirómetro eléctrico, la aplicación de las máquinas dinamoeléctricas al transporte de fuerzas á cortas distancias, la creación de los ferrocarriles eléctricos (en colaboración con sus hermanos), el hornillo eléctrico, el barómetro, etc. En 1882 escribió una Memoria sobre la Conservación de la energía solar. Naturalizado en Inglaterra en 1859, recibió de la reina el nombramiento de caballero. Era individuo del Instituto de Ingenieros Civiles, de la Sociedad Real, del Instituto de Ingenieros Mecánicos y de otras sociedades sabias. Había obtenido brillantes recompensas en las Exposiciones de 1851, 1862 y 1867, y la conde. coración de la Legión de Honor.

-SIEMENS (ERNESTO WERNER): Biog. Ingeniero alemán. N. en Leuthe, cerca de Hannover, á 13 de diciembre de 1816. Educado en el Gimnasio de Lubeck, ingresó en 1834 como voluntario en la artillería prusiana, siendo al año siguiente admitido en la Escuela de Artillería é Ingenieros de Berlín. Consagróse especialmente al estudio de las ciencias matemáticas, de la Física y de la Química, al cual continuó dedicándose con la mayor afición después de haber ascendido en 1838 á oficial de artillería en Magdeburgo. Por esta época fijó su atención en la Galvanoplas tia, que acababa de descubrirse, y fué el primero que en 1841 obtuvo patente de invención para el plateado y dorado galvánicos. Hizo varios descubrimientos, entre otros el regulador diferencial, y para su explotación envió en 1842 á Inglaterra á su hermano Carlos Guillermo. Este obtuvo en Londres una excelente acogida, establecióse en esta capital como ingeniero civil, y en tal concepto adquirió rápidamente gran reputación. En el intervalo Ernesto Werner había marchado á Berlín, en donde en 1844 fué agregado á los talleres de artillería y tomó una parte activa en los trabajos del Instituto Politécnico, de la Sociedad Física, etc. Siguió con particular interés los progresos de la telegrafía electromagnética, que ya había tenido aplicaciones prácticas en Inglaterra y América. El perfeccionamiento y los adelantos de este invento fueron desde esta época el objeto único de sus trabajos. En 1847 fué nombrado individuo adjunto de la comisión establecida para la introducción, en Prusia, de la telegrafía eléctrica, mas los acontecimientos políticos de 1848 lo llamaron al Slesvig-Hols

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condecorado con varias Ordenes, especialmente
con la Legión de Honor, en 1878. Entre sus lien-
zos se citan: Orgía romana del tiempo de los
césares; La pescadora; El vendedor de amule-
tos; La entrada de las Catacumbas; Las antor-
chas vivientes de Nerón; La danza de las cu-
chillas; El náufrago mendigante; La Resurrec-
ción; etc.

SIEMPRE (del lat. semper): adv. t. En todo ó
en cualquier tiempo.

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- La primera voluntad
Es la que SIEMPRE acompaña
Al alma.

TIRSO DE MOLINA.

los precios del aceite han estado SIEMPRE sobre los veinte reales; etc.

JOVELLANOS.

- SIEMPRE: En todo caso, ó cuando menos.
-No lo sé, pero SIEMPRE tendré el placer
de haberla hecho dichosa.

FERNÁN CABALLERO.

SIEMPRE tendrá cinco mil duros de renta.
Diccionario de la Academia.

-PARA SIEMPRE: m. adv. Por todo tiempo ó
por tiempo indefinido.

¿Y la pena de sentido? - En padecer para SIEMPRE tormentos indecibles.

RIPALDA.

A cuantos seres con el alma quiero,
Adiós, les digo, para SIEMPRE adiós.
CAMPOAMOR.

- POR SIEMPRE: m. adv. Perpetuamente ó por
tiempo sin fin.

Por SIEMPRE sea alabado y bendito.
Diccionario de la Academia.

- SIEMPRE JAMÁS: m. adv. SIEMPRE, con
sentido esforzado.

tein, en donde, con el auxilio de su cuñado
Himly, estableció en el puerto de Kiel minas
submarinas dotadas de mechas eléctricas, enton-
ces empleadas por primera vez. Nombrado poco
despues comandante de la fortaleza de Friedrich-
sart, construyó las baterías de defensa del puerto
de Eckernfærde, que llegaron á hacerse célebres
por la lucha que sostuvieron en 1849. Después
de haber dirigido durante el invierno de 1848 á
1849, á expensas del gobierno prusiano, la ins-
talación de la línea telegráfica subterránea de
Berlín á Francfort del Mein y á Aquisgrán, Sie-
mens abandonó el servicio militar y fundó en
Berlín, con et mecánico J. G. Halske, su conso-
cio desde 1847, un establecimiento para la cons-
trucción de telégrafos. Dicho establecimiento
llegó á ser pronto una inmensa fábrica, que ad-
quirió gran reputación, no sólo á causa de las in-
venciones y mejoras telegráficas que Siemens y
su asociado habían llevado á cabo, sino también
por la solidez y perfección de los trabajos mecá-
nicos. Entre los descubrimientos debibos á Sie-
mens se citan sus procedimientos para determi-
nar la situación de las alteraciones de los hilos
conductores subterráneos y submarinos, para el
examen de los hilos aislados, para la separación
de las masas resistentes, procedimiento este úl
timo conocido con el nombre de unidad de resis-
tencia de Siemens, etc. De sus inventos técnicos
mencionaremos el sistema de telégrafo de agujas
y de telégrafo impresor automotor, el telégrafo
de aguja magnetoeléctrica, el telégrafo escri-
biente mecánico ó autómata, el inductor electro-
magnético, el indicador hidrométrico eléctrico,
la máquina dinamoeléctrica, la prensa de guta-
percha, las armaduras llamadas de Siemens, el
ferrocarril eléctrico, el tubo neumático postal,
el alcohómetro registrador de la cantidad de al-
cohol absoluto contenida en todo líquido alco-
hólico que pasa á través del aparato, etc. En el
dominio de la ciencia pura ha formado una nueva
teoría de los fenómenos volcánicos que le condu-
jo á experimentos hechos con el concurso de su
hermano Federico, sobre el cambio de volumen
del vidrio y otros silicatos El establecimiento
dirigido por Siemens y Halske adquirió un in-
menso desarrollo en razón de los trabajos que
tomaron á su cargo en todas las partes del mun-
do. En 1849 y 1850 instalaron las grandes
líneas telegráficas del Norte de Alemania; en
1851 la red subterránea de los telegráfos de Ber-
lín; finalmente establecieron otras numerosas
líneas telegráficas en Inglaterra, en las colonias
inglesas, en la América del Sur, España, etc. Una
sucursal de su casa, dirigida por C. G. Siemens,
fué establecida en Londres, bajo la razón social
Siemens, Halske y Compañía, y más tarde crearon
los mismos en Woolwich un gran taller mecáni-dicional. SIEMPRE QUE.
co y una fábrica de cables. En 1886 Ernesto Sie-
mens leyó en la Academia de Ciencias de Berlín
una Memoria sobre la aplicación de la conserva-
ción de la energía de los fenómenos terrestres y
de los fenómenos meteorológicos fundamentales.
En el mismo año, en el Congreso de naturalistas
alemanes, expuso que con el auxilio de la elec-
tricidad se podrían formar los alimentos con sus
elementos constitutivos existentes en la natu-
raleza. Siemens ofreció al Estado un donativo
de 500000 marcos para la fundación de un Ins-
tituto de Técnica física, establecimiento público
en el que la ciencia sería cultivada por sí misma,
sin el cuidado de intereses personales. Elegido
individuo de la Academia de Ciencias de Berlín
en 1874, fué nombrado individuo de la Orden
del Mérito de Prusia en 1885, y doctor honora-
rio por la Universidad de Heidelberg en 1886.
Sus Memorias y Relaciones científicas han sido
coleccionadas en volumen (Berlín, 1881).
SIEMIANOWITZ: Geog. C. del círculo de Kat-
towitz, regencia de Oppeln, prov. de Silesia,
Prusia, sit. cerca y al N. de Kattowitz y cerca
también de la frontera de Polonia; 4 500 habi-
tantes. Minas de hulla y de zinc.

SIEMIRADZKI (ENRIQUE): Biog. Pintor polaco. N. en septiembre de 1843. Hizo sus estudios artísticos en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, y después de una larga permanencia en Munich fijó su residencia en Roma. Siemiradzki fué nombrado individuo de la Academia de San Petersburgo en 1876, de la de Berlín en 1877 y de la de Estokolmo en 1879; obtuvo una medalla de oro en Viena en 1873, otra en Filadelfia en 1875, y una medalla de honor en la Exposición Universal de París en 1878. Ha sido

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é mandamos que este fuero sea guardado
por SIEMPRE jamás.
Fuero Juzgo.

Queda usted desde mañana
Y para SIEMPRE jamás
Destituído.

BRETÓN DE LOS HERREROS.

- SIEMPRE QUE: m. conjunt. condic. CON TAL QUE.

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y pétalos lineales, puntiagudos, pubescentes, doble largos que los sépalos. Florece en verano, y habita en las montañas del centro y Norte de España.

Sempervivum arachnoideum L. - Tallo de 1 á 2 decímetros, con numerosas rosetas de hojas trasovadas, agudas, con pelos glandulosos, borra blanca en su apice y unos hilos largos y enredados como los de una tela de araña; flores rosadas en espigas erguidas, algo escorpióideas, formando un corimbo terminal; cáliz hendido en nueve á 12 lacinias aovadolanceoladas; pétalos ovales, agudos, lampiños, excepto en su ápice que es pestañoso, y doble largos que los sépalos; escamas casi tetragonales, redondeadas en el ápice; carpelos ovales, mucronados en su extremo superior. Florece en verano, y habita en los Piri

neos.

Además de las especies del género Sempervi vum reciben la denominación vulgar de siempreviva varias plantas pertenecientes á géneros Mañana comeré en tu casa, SIEMPRE que tú próximos de la misma familia de las Crasulácomas hoy en la mía.

Diccionario de la Academia.

- SIEMPRE Y CUANDO QUE: m. conjunt. con

SIEMPREVIVA: f. PERPETUA; planta anual, con tallo derecho, etc.

...

una tarde al fin, bien á deshora,
Encontró (el Filósofo) una pastora
Que pellico blanquísimo vestía.
La copa del sombrero le ceñía
Corona singular, ó bien guirnalda,
De ajenjo, SIEMPREVIVA y azucena; etc.
HARTZENBUSCH.

- SIEMPREVIVA: Bot. Género de plantas (Sem-
pervivum) perteneciente á la familia de las Cra-
suláceas, cuyas especies habitan en la Europa
media y meridional y abundan mucho en las is-
las Canarias, y son plantas herbáceas, bien acau-
les, con renuevos axilares foliosos en su ápice, ó
bien caulescentes, sin propágulos, generalmente
sufruticosas y carnositas, con las hojas frecuen-
temente revueltas, con la ramificación terminal
formando corimbos ó panojas y los pétalos ama-
rillos, blancos ó purpurescentes; cáliz con seis á
20 divisiones; corola con igual número de péta-
los periginos, oblongos y agudos; escamitas hi-
poginas con el ápice dentado ó desgarrado y
pestañoso; estambres en número de 12 á 40, pe-
riginos; seis á 20 ovarios libres, uniloculares, con
óvulos numerosos insertos en la sutura ventral;
el fruto es una cápsula formada por igual núme-
ro de folículos libres, polispermos y que se abren
longitudinalmente por su borde interno.

Sempervivum arboreum L. - Tallo fruticoso, rollizo, desnudo, de 6 á 10 decímetros, con ramas lampiñas y carnosas; hojas esparcidas en los tallos floríferos y arrosetadas en los estériles, espatuladas, planas, lustrosas, carnosas, con el borde aserradito y pestañoso; flores numerosas, amarillas, en panoja tirsoidea, con brácteas lan

ceas, y aun otras plantas no crasas que por conservar color y brillo en algunos órganos semejan flores vivas durante mucho tiempo después de la desecación. Las principalmente así designadas son las siguientes:

Siempreviva amarilla. - Con este nombre vulgar se designan varias especies del género Helychrison, de la familia de las Compuestas, subfamilia de las tubulifloras, tribu de las gnafaliéas, y muy especialmente el H. orientale Tourn. Siempreviva arbórea. - Es el Sempervivum arboreum L.

Siempreviva de Chile. - La planta designada con este nombre pertenece también á la familia

Siempreviva picante

de las Compuestas, y es conocida entre los botánicos con el nombre sistemático de Triptilion spinosum Ruiz y Pavón.

Siempreviva de Huánuco. - La especie designada con esta denominación pertenece a la familia de las Piperáceas y lleva la denominación científica de Piper inæqualifolium Vahl.

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