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Hay en la prov. varias lagunas. La mayor se halla en término de Miño del Ducado, enclavado entre este pueblo y los de Ventosa y Conquezuela, cerca del sitio donde se juntan las divisorias de aguas vertientes al Duero y al Ebro. Alimentan esta laguna varias fuentecillas temporales, y recoge además los derrames de las lomas del páramo de Ventosa y del Rasero, que rodean por el S. su pequeña cuenca. El escaso caudal que habitualmente rebosa de ella corre por un pequeño cauce al arroyo de Alcubilla, que lo conduce al río Bordecorex. La extensión que ocupa no baja de un km., pero su profundidad no debe ser grande á juzgar por las isletas y plantas acuáticas que descuellan sobre la sup. del agua. En los estíos queda con frecuencia en seco su mitad meridional y convertida en una dilatada pradera donde pueden pastar cómodamente los ganados. Poco más al S., en el término de Ambrona, lindante con el de Miño, existe otra laguna de una ó 2 hectáreas, la cual ocupa una hondonada constituída en las margas triásicas. Tiene aguas permanentes, y su profundidad es desconocida. Las lagunas de la sierra Urbión, tan celebradas en toda aquella comarca por las fábulas y consejas que acerca de ellas se han forjado y que aún mantienen las preocupaciones del vulgo, ocupan en las cumbres más altas de la cordillera profundas y escarpadas hoyas, en donde las aguas de condensación atmosférica se acumulan y estancan hasta cierto nivel, á partir del cual empiezan á correr por los barrancos y gargantas que surcan aquellas empinadas vertientes. Como recuerdo puede citarse, por último, la antigua laguna de Añavieja, que desapareció hace unos treinta años en virtud de obras de saneamiento, que, emprendidas por iniciativa de D. Jaime Domingo Luch, se dieron por terminadas en 1866. Dicha laguna ocupaba una gran parte de la llanada que se extiende á Levante de Matalebreras, dentro de la pequeña cuenca que circunscriben por el O. las vertientes del puerto del Madero y por el N. y Mediodía las lomas que cruzan los términos de Castilruiz y Muro de Agreda, y penetraba además por la angostura que media entre los altos de San Blas y las derivaciones del Segado hasta cerca de Débanos, donde las aguas se encauzaban ya en el río Aña maza. Cubría, pues, la laguna una faja de terre. no de más de 8 kms. de long. con una anchura variable desde algunos decámetros hasta cerca de un km., si bien en algunos sitios se reducía considerablemente la superficie inundada hasta el punto de quedar vadeable por diferentes sitios. Geologia y minas. - Según el citado D. Pedro Palacios, forman el suelo de la prov. sedimentos de muy variada naturaleza, correspondientes á diversos períodos de las épocas primaria, se. cundaria, terciaria y cuaternaria, y de tal manera repartidos en toda la extensión del mismo que su distribución geográfica guarda una visible relación con las tres zonas orográficas en él consideradas; pues mientras los materiales prima. rios y secundarios aparecen localizados principalmente en las regiones septentrional y meridional, los terciarios y cuaternarios cubren casi todo el espacio intermedio, ocupando una faja ancha que cruza de Levante á Poniente todo el territorio provincial. En cuanto á las rocas que por su naturaleza pudieran considerarse como hipogénicas, se reducen á unos isleos de espilita y ofita que, con extensión muy reducida, asoman hacia los confines orientales en los alrededores del Moncayo, sin importancia desde el punto de vista de la constitución geológica del suelo soriano.

La extensión superficial abarcada por cada uno de los sistemas geológicos que comparten el suelo de la prov., puede estimarse así aproximadamente:

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Como se ve, las formaciones primarias se ha llan representadas exclusivamente por el terreno siluriano. Las rocas de este sistema se encuentran al descubierto, principalmente hacia los confines orientales del territorio provincial, donde forman, además de algunos manchones de escasa importancia, dos fajas distintas que corren de S. E. á N.O. y son terminación de las que, con mucho mayor desarrollo, se extienden por las vecinas comarcas aragonesas. Las formaciones de la serie secundaria se agrupan principalmente eu las regiones septentrional y meridional de la prov., y se hallan representadas por sedimentos correspondientes á los sistemas triásico, liásico, infracretáceo y cretáceo, en que aquélla se considera dividida. Cada uno de estos terrenos se muestra, sin embargo, con muy distinto desarrollo en el suelo soriano, pues mien tras el jurásico sólo tiene una exigua participación en la constitución geológica del mismo las rocas del infracretáceo ocupan más de la tercera parte de su extensión total. La mancha triásica más extensa de la prov. es la que comprende el valle del Jalón, desde el confín de Guadalajara, en las alturas de la sierra Ministra, hasta cerca de Somaén, y se extiende además por una y otra vertiente del mismo, llegando por la dra. hasta las mesas de Layna y Urés, y por la izq. hasta el páramo de Alpanseque y de Barahona. La formación liásica alcanza en el territorio soriano un desarrollo superficial mayor que el trías. Sus sedimentos se agrupan principalmente, así como los triásicos, en las regiones oriental y meridional, de donde pasan también á las provincias limítrofes, pero no faltan del todo ni en el centro ni al Occidente de la de Soria. Dos largas fajas liásicas alineadas de E. á O. cubren en casi toda su extensión el suelo de la zona meridional, fuera de los espacios en que la denudación ha puesto á descubierto las rocas triásicas, y de algunos manchones cenomanenses que resaltan aislados sobre el relieve uniforme de aquellas mesetas. Una de dichas fajas ocupa á Levante del barranco del Jalón el espacio que media entre la orilla dra. del río Blanco y las vertientes al Mesa, comprendiendo á Chaorna, Judes ó Iruecha, enlazándose por el S. con la que forma los llanos de Maranchón y Alcolea del Pinar, en la prov. de Guadalajara. La otra se extiende desde el páramo de Alpanseque hasta la margen del arroyo Liceras cerca de su confluencia con el río Pedro, ó sea en una longitud de 58 kms. por 6 de anchura media, sirviéndole de límite por el S. el confín mismo de la prov., y la faja triásica que asoma en las vertientes de la sierra Pelada y por el N. una línea sumamente irregular que, describiendo numerosas inflexiones, pasa próxima á los pueblos de Marazobel, Arenillas, Alaló, Sauquillo, Modamio, La Perera, Caracena y Las Hoces, sit. casi todos sobre suelo ce

nomanense.

Independientemente de estas dos fajas principales, las rocas liásicas aparecen además en distintos sitios de la parte meridional de la provincia cubriendo espacios aislados de más redu cida extensión. Una mancha de esta edad, cuya sup. no excede de 25 kms.2, forma el páramo de Ventosa del Ducado, en la divisoria de aguas vertientes al Duero y al Tajo. Otras de mucha menor inportancia se ven esparcidas por la vertiente dra. del Jalón, dentro de los términos de Velilla del Ducado, Lodares y Laina. Los materiales jurásicos están repartidos en varias manchas en forma muy irregular y localizadas todas en la región septentrional. La mayor de ellas se halla en la comarca de Agreda, dentro del espacio que limitan por el S. las laderas del Moncayo y las cumbres de la sierra de Fuentes; por el O. las derivaciones de la sierra del Madero, y por el N. las alturas del Pégado. Ocupan, pues, las rocas jurásicas casi toda la vertiente septentrional de la sierra de Fuentes, á lo largo de la cual forman una serie de cerros y crestas que, paralelamente á la cumbre principal, corren por el término de Fuentes hasta cerca de Olvega, y que se prolongan además en dirección opuesta bajo la vertiente del Moncayo por entre Agreda y la Aldehuela, hasta tocar el confín de Zaragoza, más allá del pueblo de Vozmediano. Forman además las extensas lomas que se alzan entre Agreda y Muro, en la división de las aguas al

Queiles y al Añamaza, y las laderas de los cerros de Campestros y de San Blas, que descienden al barranco de la laguna de Añavieja, á cuyo largo se les ve también en las escarpas de ambas orillas, desde el pueblo que le da nombre hasta la jurisdicción de Débanos. Esta mancha jurásica descansa sobre las calizas liásicas de la sierra de Fuentes У sobre el trías del Moncayo, sirviendo á su vez de apoyo á los depósitos miocenos que aparecen en las inmediaciones de la mencionada laguna y á los vealdenses que se extienden en una gran parte de los términos de Agreda y Vozmediano.

Al sistema infracretáceo refiere Palacios la serie de cordilleras que determinan la divisoria entre las cuencas del Duero y del Ebro. Desde la sierra Cebollera hasta el puerto del Madero dicha serie está constituída por un potente depósito de rocas, en su mayor parte detríticas, representadas principalmente por pudingas, areniscas y arcillas, muy variables en sus caracteres y com posición mineralógica, entre las cuales se intercalan, á distintos niveles, algunas hiladas de caliza. Este conjunto de rocas se extiende además con gran desarrollo á uno y otro lado de la mencionada divisoria, penetrando por la vertiente al Ebro en la prov. de Logroño, en la que ocupa una considerable sup., y llegando en la cuenca del Duero hasta más allá del paralelo de la capital soriana. Descansa este depósito indistinta mente sobre capas del lías ó del tramo bayocense; y si bien hacia el confín oriental de la provincia, en los términos de Agreda y Débanos, lo cubren conglomerados miocenos, más á Poniente se apoyan sobre el mismo, en diferentes parajes, las arcosas que constituyen la zona inferior del tramo cenomanense, así como sustenta todavía más al O. y al N.O. rocas urgoaptenses. El tra mo cenomanense, único representante del sistema cretáceo en la prov., ofrece numerosas fajas y manchas esparcidas por las diversas comarcas de la misma, ocupando en total una sup. de 1096 kms. Donde mayor desarrollo alcanzan, tanto en sup. como en espesor, es á lo largo de la cadena que desde la sierra de San Marcos, en el término de la cap., se extiende al O. hasta internarse en territorio burgalés. Esta gran mancha cenomanense se halla circunscrita por una línea que partiendo del confín de Burgos, á Poniente de San Leonardo, sigue hasta cerca de Muriel de la Fuente. Tuerce después hacia el N. bajo las escarpas de la Peñota, pasando cerca de Muriel Viejo y Abejar, desde donde, cam. biando su dirección al E., corre paralelamente á las sierras de Cabrejas y Fuentes hasta la dehesa de Fuentetoba; vuelve luego hacia el S., penetrando en la cuenca del Golmayo, por cuya ver tiente dra. llega hasta la granja del Tormo; rodea á continuación casi por completo el macizo de la sierra de San Marcos, para seguir hacia el O., al pie de la sierra de Hinodejo, por las Cuevas, Monasterio y Nódalo; describiendo después varias inflexiones cruza los términos de Calatañazor, Blancos y Avioncillo, que quedan fuera de este contorno, y se encamina por último hacia el N.O., tocando en Cubillos, Cantalucía, Ucero y Fuencaliente, á buscar el lindero occidental de la prov., á Poniente de La Hinojosa. Dentro de esta área se hallan comprendidas, á más de las mencionadas, la sierra de Costa lago y de Nafría; los picos de Navas, San Asenjo y San Cristóbal, y el páramo de Villaciervos; y asimismo están sit. en ella los pueblos de Fuentetoba, Toledillo, Ocenilla, Abéjar, Cabrejas, La Mallona, La Cuenca, Muriel de la Fuente, Muriel Viejo, Ucero, Casarejos, Santa María de las Hoyas, Nafría y otros varios, hasta el número de 20. Una pequeña mancha de rocas eocenas y miocenas oculta á las capas cenomanenses de esta faja dentro de la vaguada del río Milanos, en los términos de La Mallona, La Cuenca y la Aldehuela de Calatañazor. En la parte oriental de la prov. los ma teriales del mismo tramo forman la serie de alturas que desde cerca de Aldealpozo corre hacia el S. E. con los nombres de sierra de la Pica, de Cardejón, del Costalago, de Miñana y de Deza, y además la meseta de Peñalcázar y la cumbre de la Bidornia, que enlazan con ellas.

A Levante de la capital aparecen también en dos manchones distintos, de los cuales el uno comprende el macizo de la sierra de Santa Ana y el otro el cerro Tiñoso. En la región meridional las rocas cenomanenses forman la cordillera de la sierra Pelada en toda la longitud compren dida desde el pico de Grado hasta el portillo de

Valvenedizo; una faja de muy variable anchura se extiende á lo largo de la vertiente al valle del Duero por los pueblos de Arenillas, La Riva de Escalote, Rello y Marazobel; poco más al O., sobre la misma vertiente, los sedimentos de esta edad cubren un área de forma rectangular, en la que se hallan situados Brias, Abanco, Alaló, Galapagares, Modamio y Sauquillo de Paredes; y otros isleos de menos importancia se encuentran esparcidos por aquella parte de la prov. en los términos de Ligos, Montejo de Liceras, Torremocha, La Hoces, Caracena, Madruédano, Bara. hona, Alpanseque y Ventosa del Ducado. En las comarcas centrales, dentro del valle del Duero, se ven asimismo varios islotes cretáceos que asoman entre los sedimentos terciarios y cuaternarios en Berlauga, Burgo de Osma, Hortezuela, Fresno, Gormaz, Andaluz, La Muela, Velamazán, Fuentelpuerco, Velasco, etc., cuyas extensiones varían desde algunas hectáreas hasta 28 kms. Por último, á Levante de Iruecha, en el extremo S. E. de la prov., aparecen las rocas čenomanenses formando la terminación de una gran faja que se extiende por la zona limítrofe de las de Zaragoza y Guadalajara, y viene á extinguirse por aquellos confines. Los depósitos de la época terciaria ocupan principalmente toda la zona comprendida entre los contrafuertes más avanzados de las cordilleras del N. y los páramos de la región meridional, excepción hecha de los isleos cenomanenses que asoman en el valle del Duero y de los espacios que cubren las manchas diluviales en la vertiente dra del mismo. Las rocas de origen detrítico son las que predominan en esos depósitos, pues las calizas son poco abundantes y por lo general solamente se muestran con algún desarrollo superficial en los niveles superiores de la serie, formando el suelo de algunas mesetas que han resistido á la denudación. Los fósiles, por otra parte, son relativamente escasos en ellos, y sólo se muestran en las mismas calizas y en las margas que suelen acompañarlas, resultando de aquí que, si bien se distinguen inmediatamente los materiales terciarios de los que corresponden á otras series más antiguas, ya no es tan fácil establecer la división de los mismos en los diferentes sistemas que representan, para lo cual se hace preciso apelar al estudio de sus relaciones estratigráfi cas, no siempre suficientes para suplir la falta de pruebas paleontológicas. Puede, sin embargo, asegurarse desde luego que en la prov. se ofrecen los sistemas eoceno y mioceno, pero además entre los representantes de cada uno de éstos aparece intercalado en la comarca del campo de Gómara y en el valle del río Henar un conjunto de copas marcadamente discordante con la de aquellos dos, y de composición muy distinta, el cual por su posición estratigráfica y por su naturaleza mineralógica acusa una formación inde. pendiente que debe referirse al sistema oligoce no. Las rocas eocenas tienen un máximo desarrollo en el término de la capital, desde donde se prolongan hacia el S. hasta la granja de Sinova, continuando después por ambas orillas del Duero hasta más abajo de Cubo de la Solana, extendiéndose además por la dra. bajo la vertiente meridional de la sierra de San Marcos é Hinodejo hasta cerca de Monasterio, y por la izq. en la parte occidental del campo de Gómara. Las rocas oligocenas ocupan en la prov. un solo manchón, de cuya superficie, próximamente triangular, uno de los lados se extiende desde Deza hasta el E. de Almenar siguiendo el pie de la cordillera que forman las sierras de Miñana, del Costalago y de Cardejón, mientras que el segundo se dirige desde el término del mismo Almenar á través del campo de Gómara y pasando entre Paredes Royas y Zapapida á buscar el Duero á Poniente de Almarail, y el tercero sigue con ligeras desviaciones en casi toda su corrida desde Almarail á Deza las cumbres de las lomas

que separan las cuenca del río Nágima de de las del Rituerto y del Henar. Los depósitos miocenos adquieren su principal desarrollo en la región central, donde ocupan un espacio de variable anchura y de contorno sumamente irregu lar que atraviesa de Levante á Poniente todo el territorio, penetrando además por un lado en el de Zaragoza y por otro en el de Burgos y Segovia. La línea que limita este espacio por el S. parte del confín oriental entre Iruecha y Sisamón, situados respectivamente en suelo castellano y aragonés; faldea con dirección hacia el O. la vertiente septentrional de la meseta en que se

hallan situados el primero de estos pueblos y el de Judes, pasando al N. y á poca distancia de Chaorna, Sagides, Avenales y Velilla; cruza á continuación con rumbo al Ñ.O. los términos de Jubera, Yuba, Blocona, Alcubilla de las Peñas y Radona, de los cuales el primero y el último quedan dentro de la formación miocena; sigue luego por el borde septentrional del páramo de Barahona y la vertiente dra. del Escalote hasta cerca de la granja de Valparaíso, entre la Riba y Caltojar, y se dirige, por último, con repetidas inflexiones, á buscar el confín occidental de la prov., dejando al S. á Arenillas, Alaló, Abanco, Mosarejos, Caracena, Las Hoces y Cuevas de Ayllón, y al N, sobre materiales miocenos, á Paones, Carrascosa de Abajo, Quintanas Rubias de Arriba y Ligos, este último fronterizo, igualmente que el mencionado Cuevas de Ayllón, con la prov. de Segovia.

El límite septentrional del mismo espacio comienza por Levante, cerca de Cihuela, en la vertiente izq. del valle del Henar, y sube á lo largo de ella hasta cerca de Deza, pasa después á la vertiente opuesta, y por la divisoria de aguas entre aquel río y el Nagima llega al término de Zárabes, para ir desde allí á cruzar el Duero frente á la aldea de Valdespina; sigue á continuación el curso de este río hasta cerca de Baniel, donde tuerce hacia el O. á través de los términos de Fuentelcarro, Matamala y Centenera, dejando á la dra los montes de Valverde, las matas de Lubia y los pinares de Almazán, Taldercuende y Matamala; cambia otre vez la dirección, tomando la del N más allá de Centenera, con la cual llega á encontrar las escarpas de la sierra de Hinodejo, al E. de Monasterio; pasa luego, con rumbo muy variable, por los términos de la Revilla, Nodalo, Calatañazor, Avioncillo y Blacos, que se hallan situados en suelo mioceno, y vuelve nuevamente hacia el S. hasta las orillas del Duero, cerca de Hortezuela; corre paralelo y á corta distancia del cauce de esa corriente de agua entre este último pueblo y Gormaz, y finalmente se dirige por la vertiente dra. del mismo río á buscar el confín occidental de la prov. cerca de Bocigas, pasando al N. de Burgo de Osma, Rejas de San Esteban, Alcozar y Zayas de Torre. Los depósitos cuaternarios se hallan localizados principalmente en las regiones central y septentrional de la prov., donde forman varias fajas y manchas que cubren, en espacios más o menos importantes, á las rocas secundarias y terciarias, y alguna vez á las paleozoicas. También en las comarcas meridionales se encuentran en diferentes sitios depósitos de esta edad, pero ocupan extensiones muy reducidas. Entre los terrenos diluviales cita Palacios en primer término las dos grandes fajas que cubren la parte septentrional de los partidos de Almazán y de Burgo de Osma, casi toda la vertiente dra. del valle del Duero. La más oriental se extiende desde los términos de Tardajos, Cubo de la Solana y Valdespina hasta la Vega del Arroyo Andaluz, y forma el suelo de los montes de Valverde y de las Matas de Lubia, y el de los pinares de Quintana Redonda, Tardelcuende, Matamala y Osonilla. Sus materiales yacen sobre rocas eocenas y miocenas, cuya línea de separación ocultan casi por completo. La otra faja, que comienza a Poniente del mencionado arroyo y va á terminar en los confines de Burgos, se halla sobrepuesta también á sedimentos de esos dos sistemas, llegando además á ponerse en contacto por el Norte con calizas cenomanenses en los términos de Cubillos, Cantalucía, Ucero, Rejas y Fuente Armegil. Los aluviones cubren escasa superficie (102 kms.2) de la prov., lo cual se explica fácilmente observando que la mayor parte de los ríos que lo surcan corren encauzados á grandes profundidades. y que á excepción del Duero y un corto número de sus afl. tienen en él un curso breve y en lechos de gran pendiente, circunstancias todas que no son favorables para la formación de semejantes depósitos (Descrip. ción física, geológica y agrológica de la prov. de Soria. - Memorias de la Comisión del Mapa Geológico de España).

El territorio soriano es pobre en substancias minerales. Hay algunos criaderos de hierro, plomo, cobre, sal, asfalto, lignitos y turba, pero todo de escasa importancia. Según la última estadística oficial (1892), las únicas concesiones productivas son tres de sal común y una de asfalto; como improductivas figuran tres de hierro, una de plomo, seis de plomo argentífero y seis

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de turba. La producción se redujo á 7000 quintales métricos de sal, con valor de 10500 pesetas, elaborados en las salinas de Medinaceli, á 360 de arenisca asfáltica, con valor de 450, extraídas de la mina Maceda, término de Fuentetoba.

Hay varios manantiales de aguas minerales, todas frías; las más nombradas, y cuyo uso se halla más generalizado, son las sulfurosas. Hay además algunos manantiales ferruginosos bicarbonatados, pero casi todos se hallan completamente desatendidos y apenas se hace de ellos aplicación alguna.

Clima y producciones. - El clima de la provin cia participa del carácter esencialmente continental propio al centro de la península. La temperatura oscila entre límites muy extensos, siendo mucho más extremados los rigores del invierno que los calores del estío. Aun en las comarcas más bajas y templadas de la zona central, en que estos últimos se dejan sentir con alguna mayor intensidad, la influencia de la masa de montañas que las dominan contribuye á templarlos y á aminorar su duración. Las nieves son frecuentes y copiosas, sobre todo en las cordilleras del Norte, cuyos pasos y puertos más altos suelen quedar obstruídos durante largas temporadas, haciéndose imposible toda comunicación por ellos.

La temperatura media en la c. de Soria puede apreciarse con bastante aproximación en 10° 4 c., ofreciendo las extremas en el transcurso del año una diferencia de 44 á 53° c. La máxima suele variar entre 33 y 43° c., y ocurre generalmente en la segunda quincena de julio ó primera de agosto. La mínima en años normales ha oscilado entre 7 y 11 c., siendo de notar que las mayores bajas termométricas no siempre coinciden con los meses de diciembre, enero y febrero del invierno meteorológico, sino que alguna vez, como sucedió en 1877, ocurren en el mes de marzo. La temperatura media del mes más frío en el período de 1874 á 1888, hecha excepción del de enero de 1885, en que llegó á 2° 9 c., no bajó de 1 c. ni excedió de 26° c. la media del mes más caluroso. Las heladas suelen comenzar en los últimos días de octubre, y persisten todavía durante el mes de abril, repitiéndose también en el transcurso del de mayo y aun en algunos días de junio, lo cual contribuye á que la primavera tenga un régimen anómalo é irregular, y que realmente no sea sino la prolongación del invierno. En las llanadas del campo de Gómara y del Campillo, así como en el valle de Hinojosa y en las comarcas que rodean á las sierras de Santa Ana, de Fuentes y de San Marcos, la temperatura debe hallarse sometida á variaciones muy semejantes á las observadas en la capital, lo que se comprende fácilmente dada su proximidad á la misma y su análoga situación orográfica.

Hay inviernos en que la temperatura baja extraordinariamente. En el de 1884 á 1885 el termómetro en la cap. descendió por irradiación á 25o c., y durante más de veinte días la temperatura se mantuvo constantemente bajo 0°. La persistencia de los hielos impidió por completo el tránsito de carruajes y caballerías, lo que dificultó durante algunos días toda clase de comunicaciones, aun con los pueblos inmediatos, y dió lugar á que empezara á notarse alguna escasez en los víveres y comestibles. Este frío excepcional se sintió igualmente en todas las comarcas de la prov.; en la villa de Almazán el termómetro indicó, como máxima al aire libre, por espacio de cuatro días, la temperatura de -6° c.; en las observaciones hechas en el Colegio de La Vid se obtuvo la de 21 c. en uno de los días de enero, y en una nota que acompaña al resumen de las observaciones correspondientes á dicho mes se consignan los siguientes datos: en la localidad á que corresponden estas observaciones estaba de continuo desde el 15 al 20 helada el agua dentro de las habitaciones; en algunas bajó el termómetro á -5°; en otras, á pesar de buenos braseros, no subía á más de 3°, y en las restantes era la temperatura de 2 á -4°. Cuéntase que en algunos pueblos inmediatos á la sierra del Madero las paredes de los aposentos habitados aparecían cubiertas interiormente en las primeras horas de la madrugada de una ligera escarcha como la que empaña las vidrieras en los inviernos ordinarios. La mayor parte de las charcas y abrevaderos inmediatos á los pueblos de las comarcas orientales se solidificaron casi por completo, pues el hielo

alcanzó en algunas un grueso de Om, 60. El Duero también se heló en distintos sitios, desde cerca de su origen hasta más abajo de Gormaz.

Las comarcas de la prov. que disfrutan un clima más benigno son la inmediata á la ribera del Jalón y otra en el extremo occidental del valle del Duero. Las viñas se cultivan en ella con éxito, y es bien sabido que estas plantaciones no prosperan sino en países donde la temperatura media no baja de 120 c., ni de 0° la del mes más frío, ni tampoco donde se hagan sentir con intensidad las heladas tardías de primavera. La recolección

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rácter á fines de agosto y primeros de septiembre, en cuya época van acompañadas de copiosos aguaceros que refrescan el ambiente y señalan la terminación del estío.

En la mayor parte de las comarcas de la provincia dominan los vientos del primero y tercer cuadrantes, especialmente al Ñ.N.E. y S.O., pero sin que a pesar de esto guarden gran constancia en su dirección, pues se observa con mu. cha frecuencia que en pocos días la veleta recorre todos los rumbos del horizonte. Por regla general en otoño é invierno domina el S.O. más que en las demás estaciones, y en primavera y verano el N. y el N. E. respectivameute. Los vientos O. y N.O. (Regañón allo y Regañón soplan de preferencia en la primera mitad del año, mientras que el S. y el S. E. (Abrego y Solano), que son los menos frecuentes, se sienten en algunos días de otoño y de verano.

En cuanto a producciones, los cereales representan el ramo de cultivo más extendido en la prov., pero su producción sólo tiene verdadera importancia en las comarcas de la parte Desde hace algunos años el viñedo se va propacon éxito en las riberas bajas del Duero hasta la altitud de Osma y Berlanga, y en algunos vallejos y solanas inmediatos á los confines de Aragón. Algunas riberas y vegas pequeñas, sit. al alcance de los riegos, se dedican al culti vo de hortalizas, plantas textiles y prados artificiales, y no es raro encontrar en las márgenes de los ríos grupos de frutales, especialmente corpulentas nogueras.

de los cereales se adelanta en esta comarca unos ocho ó diez días respecto á las más inmediatas á la cap., lo que supone una ventaja de 1 à 1o,5 c. en la temperatura media. Respecto á los pára-bajo) mos y niesetas que forman la zona meridional de la prov., no hay datos concretos para poder apreciar sus condiciones térmicas; se sabe, sí, que las heladas se sienten en ella con gran intensidad, y que en Barahona desciende con alguna frecuencia el termómetro á -14° c. algunos inviernos en que no han alcanzado este límite las más bajas temperaturas observadas en Soria, lo cual, unido á su altitud superior á 1100 m. y á la configura-gando ción topográfica de aquella zona, que la deja expuesta a la influencia de los vientos del primero y cuarto cuadrantes, hace suponer en ella una temperatura media bastante inferior á la de las comarcas de la región central. Más difícil es aún conocer, siquiera aproximadamente, la temperatura propia de las regiones montañosa del Noroeste, donde, por otra parte, las repetidas variaciones de altitud y de exposición deben necesariamente dar lugar á diferencias muy notables de una á otra localidad. Aunque el suelo de los valles comprendidos entre la cordillera de esta región alcanza una altitud que rara vez excede en 900 m. á la de la cap., lo que según la ley de decrecimiento del calor con la altura daría 9° próximamente para su temperatura media, es indudable que la proximidad de elevadas cumbres debe ejercer una influencia muy sensible en sus condiciones climatológicas, y que dicha cifra debe rebajarse por lo menos á 8°,5. A la altitud de 1750 m., que es la máxima á que alcanza la vegatación arbórea en las vertientes y derivaciones de las sierras de Urbión y Cebollera, la temperatura media debe ser, según la indicada ley, de 70,5, bajando á 4°,8 en las cimas de dichas sierras, que se elevan á más de 2000 m. sobre el mar. La zona montañosa del Nordeste de la provincia es algo menos fría que la del Noroeste, en lo cual puede influir, no tan sólo la menor altitud media de la primera, sino también el que sus cumbres más altas resaltan aisladamente sobre el relieve general de aquella zona, sin formar grandes y continuados macizos montañosos. Las nie. ves, en efecto, son en ella menos duraderas, y hasta el Moncayo pierde las suyas antes que las sierras de Urbión y Cebollera, no obstante su mayor elevación.

Con respecto á la cantidad de lluvias, la provincia de Soria es la más favorecida entre todas las del centro de la península. Los datos recogidos durante el período de 1874 á 1888 dan como término medio una capa de agua anual de 605,8 milímetros, de la que próximamente una tercera parte corresponde á los meses de primavera, una mitad á los de otoño é invierno y el resto á los de verano. Las vertientes del Jalón y las comar cas bajas del valle del Duero se consideran como menos lluviosas que las del resto de la prov. Los días de nieve en la c. de Soria oscilaron entre 8 y 40 en cada uno de los años comprendidos en el período de 1874 á 1888, pudiendo asegurarse que es la cap. de prov. donde más se repiten. En la zona central las nieves comienzan generalmente en noviembre, para continuar á diferentes intervalos durante el invierno y gran parte de la pri mavera. Uno de los hechos más notables en la meteorología de la prov. es la frecuencia y la intensidad con que se desarrollan las tempesta. des, sobre todo en ciertas épocas del año, en que se manifiestan con caracteres imponentes. Son numerosos los pueblos en que se recuerdan accidentes desgraciados producidos por el rayo en fechas más o menos próximas, y los labradores consideran amenazadas constantemente las cosechas por ser raro el año en que el granizo no ocasiona estragos de gran consideración, ya en las localidades aisladas ya en zonas más o menos extensas. Las tempestades son, sobre todo, frecuentes y generales en los últimos días de mayo y durante el mes junio, volviendo á repetirse con igual ca

Como prov. ganadera figura Soria entre las primeras de España, no obstante su visible decadencia desde que el mejoramiento de las razas extranjeras ha hecho desmerecer el valor de los productos españoles. No baja, según Palacios, de 600 000 el número de cabezas de ganado la nar que sustentan sus sierras y parameras, y en los valles del Tera, de Valdeavellano y de Araviana, así como también en los montes de Oncala, se ven aún durante el verano numerosos rebaños de merinos que trashuman por el invierno á las comarcas más templadas de Extremadura y del Bajo Aragón.

cuno 5058, caballar 3 350, mular 8 382, asnal 7 682 y de cerda 5 187. La riqueza pecuaria reconocida asciende á 1 287 375 pesetas, y á 404250 la que se calcula oculta. Las ovejas sorianas producen lana fina y abundante, que es muy buscada en todos los centros fabriles.

Industria y comercio. - Bajo uno y otro con. cepto la prov. de Soria tiene escasa importancia, salvo alguna que otra industria derivada de la agricultura y ganadería, tales como los molinos de trigo, corte y aserrado de maderas, carbones, elaboración de quesos y de las famosas mantequillas de Soria. Citaremos también algu. nas fábs. de curtidos, chocolates, lienzos, bayetas, construcción de muebles toscos y utensi lios de madera, y las tres fábs. que se hallan en actividad para el beneficio de la minas de sal de agua. Se exportan las maderas, la lana, la sal, los curtidos, las mantecas y algunos otros artículos.

Vías de comunicación. - Tres f. c. pasan por esta prov.: el de Madrid á Zaragoza, con estacentral.ciones en Medinaceli, Arcos y Santa María de Huerta, ó sea en el extremo S. E. de la prov. El de Alcuneza ó Torralba á Soria, por Miño, Radona, Adradas, Coscurita, Almazán, Matamala, Tardelcuende, Quintana Redonda y Navalca ballo. El de Valladolid á Ariza, con estaciones ó apostaderos en Langa, Velilla, San Esteban de Gormaz, Osma, Quintanas de Gormaz, Berlanga de Duero, Rebollo, Barca y Matute, Almazan, Coscurita, Morón, Alentisque, Chercoles y Monteagudo. Las carreteras de primer orden que pasan por la prov. son: de Madrid á Francia; de Taracena á Francia por Soria; de Soria á Logroño. De segundo orden: de Valladolid á Soria por el Burgo de Osma; de Burgos á Soria por San Leonardo; de Soria á Calatayud. De tercer orden: de Garray á Calahorra por Enciso; de Almazán á Medinaceli; de Gallur á Agreda por Borja; de Burgo de Osma á San Leonardo; de Puente Ullón á la Cuesta de Paredes por Caltojar; de Medinaceli á Maranchón; de Zarranzano á Molinos de Duero (cuyo trozo primero está construído) por Valdeavellano y Molinos de Razón; de Castilruiz, en la carretera de Taracena á Francia, á Villanueva de Cameros, por Magaña, Fuentes y Yanguas; de Cidonel, en la carretera de Burgos á Soria, al valle de Regumiel, por Molinos de Duero, Salduero y Duruelo; de Montenegro de Cameros á Villoslada, en la carretera de Soria á Logroño; de Duá rez, en la carretera de Soria á Calatayud, á Ateca, por Gómara; de Almazán á Agreda, por Viana, Boñices, Gómara, Garray y Olvega; de San Esteban de Gormaz á Peñalba de San Esteban y su prolongación hasta el confín de Segovia; de la carretera del Burgo de Osma á Ariza, á Riaza, por Campo de Andaluz, Retortillo Santibáñez; de Molinos del Duero al puente del Duero en Almazán, por Abéjar, Fuentelarbol y Ma. tamala; de Vinuesa á Montenegro de Cameros; de Deza á la estación de Cetina; de Maranchón á Adradas por Iruecha, Chaorna, Arcos de Medinaceli y Utrilla; de Medinaceli á Barahons, por Miño, Yelo y Romanillos de Medinaceli; y de Monteagudo á Almenar, en la carretera de Soria á Calatayud. En total hay 1297 kms. de ca rreteras del Estado, de las que se hallan en explotación (fin de 1892) 184 de primer orden, 190 de segundo y 219 de tercero. El resto en cons trucción, estudio ó proyecto.

En cuanto a la vegetación arbórea, fuera de las comarcas ocupadas por los pinares, y excepción hecha de algunos hayedos y robledales, que cubren áreas relativamente reducidas en la región septentrional, sólo tienen una importancia secundaria los bosques maderables en el resto de la prov. El arbolado ha desaparecido casi por completo de la mayor parte de las sierras bajas que rodean las planicies del centro, y la lozana vegetación que en otro tiempo ostentaron se halla reemplazada por algunas matas y arbustos que arraigan difícilmente entre las hendeduras de las rocas. Algunas de las alturas y sierras del Mediodía ofrecen también sus cimas y vertientes completamente taladas. El descuajo de los montes en gran parte de las sierras del Nordeste, ya de suyo pobres de vegetación, viene influyendo no poco en el empobrecimiento de sus terrenos, en la mengua y desaparición de sus fuentes y en el recrudecimiento de los torrentes pasajeros, que desnudan sus laderas y socavan sus vertientes (P. Palacios, obra citada).

La sup. aprovechada es de 1 103 165 hectáreas (26 155 de regadío y 1 077 010 de secano), con un valor de 4 284 881 pesetas. Se suponen ocultas 329 788 hectáreas, por valor de 7 228 287 pesetas. Por su riqueza rústica ocupa esta provincia el número 45 de orden. Por clase y culti vos se divide de este modo:

De regadío

Prados...
Cereales y semillas.
Hortalizas y legumbres.
Arboles frutales.

Prados..
Dehesas de pasto..
Monte alto y bajo.
Eriales con pastos.
Cereales y semillas..
Viñas.

De secano

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Los montes públicos ocupan una extensión superficial de 147 663,50 hectáreas. El total de ganado se calcula en 758 198 cabezas, así distribuídas: lanar estante 693 479, cabrío 33 512, va

Correos y telégrafos. - Hay administración principal de correos en la cap., y administracio nes subalternas y carterías en San Leonardo, Cabrejas del Pinar, Herreros, Cidones, Ocenilla, Garray, Almarza, Yanguas, Villar del Río, Oncala, Almajano, Aldealpozo, Matalebreras, Agre da, Almenar, Gómara, Ciria, Deza, Monteagudo, Valtueña, Morón, Almazán, Rábanos, Carbonera, Venta de Valverde, Torralba, Burgo de Os ma, Velilla, Langa, San Esteban de Gormaz, Gormaz, Berlanga de Duero, Caracena, Barahona, Villasayas, Adradas, Medinaceli y Arcos; Dirección de Telégrafos en Soria, y estaciones en Burgo de Osma, Medinaceli, Arcos y varias de las estaciones de f. c.

Organización administrativa. - Divídese la prov. en cinco p. j.: Agreda, Almazán, Burgo de Osma, Medinaceli y Soria, con un total de 345 ayunts. Pertenece al 5.° cuerpo de ejército, ó sea al dist. militar cuya cap. es Zaragoza; á la Audiencia territorial de Burgos; al dist. univer sitario de Zaragoza, y á las dióc. de Calahorra, Tarazona, Osma y Sigüenza.

Hist. El territorio de la actual prov. de Soria correspondió en lo antiguo à la Celtiberia, y por ella pasaba la línea que dividía á los arevacos de los celtiberos propiamente dichos; entre los primeros figuraban los titios y los velos, en tre el Burgo de Osma y Calatañazor, y entre los segundos los duracos o bracos, hacia Vinuesa y pueblos comarcanos, y los pelendones entre Soria y Yanguas. Allí estuvo la famosa Numancia (véase), y teatro fueron también de empeñados combates entre españoles y romanos otros lugares de la moderna prov., como Lutia y Segeda. Formó parte de la España Tarraconense, y bajo la dominación imperial, establecida la paz, figu raron como c. importantes Termancia y Uxama. En la Edad Media dícese que primero la provincia perteneció á los suevos, y aun se indica que de Savaria ó Suevaria se deriva Soria. Desde los días de Leovigildo Soria pasó al Imperio visigodo, pero lo probable, casi seguro, es que no llegase á esta región la dominación sueva, y que la Suevaria fuese la comarca de Galicia en que reinaron los monarcas suevos. Los arabes, dueños de Soria, fortificaron muchos de sus pueblos, como Medinaceli, Calatañazor y otros, y estos y otros lugares, San Esteban de Gormaz, Osma, Gormaz, etc., se hicieron célebres en la historia de la Reconquista. Cuando murió Alfonso VI sólo la plaza de Medinaceli quedaba en poder de los moros, conquistada después por Alfonso de Aragón, esposo de Urraca. Castellanos, aragoneses y navarros se disputaron continuamente la posesión de los pueblos de Soria, pero Castilla logró imponerse. En las guerras que hubo entre Aragón y Castilla figuró mucho el territorio soriano, como fronterizo que era, así como en la guerra promovida por los Cerdas, quienes lograron por algún tiempo dominar en Soria. En la guerra de las Comunidades unos pueblos de la prov. se adhirieron á los enemigos de Carlos I y otros al partido imperial; en la de Sucesión, Soria, Almazán, Agreda, Medinaceli y demás villas defendieron la causa del Borbón. En la guerra de la Independencia hicieron los sorianos toda clase de esfuerzos para combatir al invasor, distinguiéndose los llamados batallón Numantino y Dragones de Soria, que de acuerdo con los guerrilleros Merino, Tabuenca, Tapia y otros realizaron multitud de ataques y sorpresas contra los franceses (Soria, por D. Nicolas Rabal).

La prov. ha sufrido diversas variaciones y alteraciones en los límites de su territorio: por la división en dep., que se verificó en el año de 1809, confinaba al N. con el dep. de Arlanzón; su línea divisoria partía del pico de Urbión, y siguiendo hacia el E. pasaba al N. de Villoslada (en la sierra Cebollera), continuaba al N. E., y pasando al O. de los pueblos de Lumbreras y Ajamil atravesaba la sierra de Pineda, cruzando por cerca y al N. de Munilla por la sierra de Cabezote, yendo á terminar en el punto donde se reunen los ríos Alhama y Añamaza; siguiendo des le el pico de Urbión hacia el O. la linea pasaba por la laguna Zumbel, y desde Quintana de la Sierra seguía la dirección del río Arlanza hasta Cobarrubias. Su límite E. era con el dep. de Zaragoza; la línea que lo marcaba principiaba en dirección de S. á N. entre Torrubia y Tartane. do, pasaba al E. de Hinojosa y Milmarcos y al O. de Fuentelsaz y Campillos á cortar el río Jalón al E. de Ariza y atravesar el río Henar entre Cihuela y Embid, el primero del dep. de Soria y el segundo del de Zaragoza; continuaba entre Ciria y Malanquilia al O. de Pomer y Purujosa, dejaba al E. la sierra de Moncayo, seguía al E. de La Cueva, Aldehuela de Agreda, Vozmediano, Casas de Valverde y Venta de Portazguillo, hasta terminar en el precitado punto de confl. de los ríos Añamaza y Alhama. Los confines del S. eran con el dep. del Tajo Alto; la línea de demarcación corría casi de E. á O. por la sierra de Salprio, al N. de Maranchón y de Sigüenza por Palazuelos, hasta terminar cerca y al E. de Sillacadima. El confín del O. era con el dep. del Duero y Pisuerga, partiendo la línea desde el indicado punto de Villacadima, á pasar al E. de Torre de Suso y Torremocha, y corriéndose á cortar el Duero en Lavid, entre Aranda y Langa, pasaba luego al E. de Peñaranda y Caleruega por entre Castrovenia y Hura, hasta terminar en el río Arlanza cerca de Cobarrubias. Esta división no tuvo efecto hasta que en 1810 el in truso rey Bonaparte la adoptó cambiando el nombre por prefecturas, pero sin hacer variacion

TOMO XIX

notable en los límites. El prefecto residía en Soria, y los subprefectos en Soria, Osma y Medinaceli. Terminada la guerra de la Independencia volvieron á quedar las cosas en el mismo estado en que se encontraban á principio del si glo, hasta que en 1822 las Cortes hicieron otro arreglo de prov., por el cual la de que se trata confinaba al N. con las de Burgos y Logroño, al E. con la de Calatayud, al S. con la de Guadalajara y al O. con las de Segovia y Burgos. Llevada efecto esta división, duró hasta el año de 1823, que, abolido el sistema constitu

y

cional, volvieron las prov. á su primitivo estado permanecieron así hasta que, verificada la nueva división en 1833, se hizo la de Soria en los términos y con los confines que se han descrito (Madoz, Diccionario).

- SORIA: Geog. P. j. de la prov. de su nombre. Comprende los ayunt. de Abejar, Avión, Alameda (La), Alconaba, Aldealafuente, Aldealices, Aldealseñor, Aldehuela del Rincón, Aldehuela de Periáñez, Aldehuelas (Las), Aliud, Almajano, Almarail, Almarza, Almazul, Almenar,

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Arancón, Arévalo de la Sierra, Arguijo, Barriomartín, Bliegos, Bretún, Buberos, Buitrago, Cabrejas del Campo, Cabrejas del Pinar, Calderruela, Camparañón, Candilichera, Canredondo, Carabantes, Carbonera, Carrascosa de la Sierra, Castil de Tierra, Castil frío de la Sierra, Cidones, Cihuela, Cirujales del Río, Cortos, Covaleda, Cubo de la Sierra, Cubo de la Solana, Cuéllar de la Sierra, Cuesta (La), Cuevas de Soria (Las), Chavaler, Deza, Diustes, Dombellas, Duruelo de la Sierra, Estepa de San Juan, Fraguas (Las), Fuentecantos, Fuentelsaz, Fuentetoba, Gallinero, Garray, Golmayo, Gómara, Herreros, Hinojosa de la Sierra, Ituero, Ledesma, Leria, Mazaterón, Miñaña, Molinos de Duero, Montenegro de Cameros, Muedra (La), Narros, Navalca ballo, Nomparedes, Ocenilla, Oteruelos, Pedrajas, Peñalcázar, Peroniel del Campo, Portelrubio, Portillo, Póveda, Quintana Redonda, Quiñoneria (La), Rábanos (Los), Rebollar, Renieblas, Reznos, Rollamienta, Royo (El), Salduero, San Andrés de Soria, Santa Cruz de Yanguas, Sauquillo de Alcázar, Sauquillo de Bonices, Soria, Sotillo del Rincón, Tardajos, Tardelcuende, Tardesillas, Tejado, Tera, Torrearévalo, Torrubia, Valdeavellano de Tera, Velilla de la Sierra, Ventosa de la Sierra, Villabuena, Villaciervos, Villar del Ala, Villar del Río, Villar de Maya, Villares (Los), Villaseca de Arciel, Villaverde, Vinuesa, Vizmanos, y Yanguas; 47 987 habits. Sit. en la parte N. de la prov. y confines de la de Logroño, entre los part. de Agreda al E. y Burgo de Osma al 0.

- SORIA: Geog. C. con ayunt., al que están agregados el lugar de Las Casas y las colonias agrícolas tituladas Flor de Numancia y La Verguilla, cab. de p. j. y cap. de la prov. de su nombre, perteneciente á la dióc. de Osma; 7784 habitantes. Sit. en un collado, á la dra. del Duero, cerca y al E. de la sierra de San Marcos, con f. c. á Alcuneza, en la línea de Madrid á Zarago za, y rodeada de alturas, tales como las Eras de Santa Bárbara, el monte de las Animas, la cumbre del Mirón y el cerro del Castillo. Sociedad Económica de Amigos del País: Instituto Pro vincial de segunda enseñanza, fundado en 1841; Escuela Normal Superior de Maestros, fundada,

en el mismo año; Escuela Normal de Maestras, fundada en 1875; Escuela Municipal de Artes y Oficios; Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros, fundada en 1880; Club Ciclista y Velódromo; Cabildo colegial; Audiencia Provincial ó de lo criminal; Hospital; Cuartel de Santa Clara, teatro (ruinoso) y Plaza de Toros. En la actualidad (1896) está instalándose el alumbrado eléctrico. El terreno que constituye el término de la c., regado por el Duero y el Golmayo, participa de llano y montuoso, y produce cereales, garbanzos, hortalizas, frutas y maderas de construcción. Cera y miel; carbones; cría de ganados; fab. de mantequillas, chocolates, curtidos y lienzos. Soria ofrece agradable aspecto

tiene espaciosas plazas, calles con aceras de piedra ó asfalto mineral, y algunas que otras casas de moderna construcción. En la parte central de la c. están las plazas Mayor y de San Esteban, más al O. las de la Leña y Herradores, y cerca los paseos del Espolón y la Dehesa. En el campo del Ferial, al N.O., se halla la Plaza de Toros. Al S. E., cerca del Duero, las ruinas del castillo. Por la parte exterior aún se ven las ruinas y escombros de las antiguas murallas; también han desaparecido las puertas, una de las cuales, la llamada Rabanera, se derribó en 1887. El puente sobre el Duero es notable por su fuerza y robustez, y su construcción revela que se hizo con el propósito de levantar la torre que hubo en el medio y en la época en que se repobló la c. Los antiguos edifs. conservan aún su carácter primitivo y los estilos propios de la época á que corresponden. Todavía en la calle que va de la plaza de San Pedro á la de las Fuentes Cabrejas se ven algunos edifs. de la Edad Media. Merece citarse entre otros el palacio viejo de los condes de Gómara, llamado del balcón redondo; tiene fachada de piedra sillar, con el escudo de los Torres, coronada de almenas simuladas. La torre de doña Urraca, edif. algo más moderno, es una torre de tres pisos y planta rectangular cuadrada; á ella está unida la fachada de un palacio que se quemó en el siglo XVII, fachada de estilo ojival con tendencias al Renacimiento. En la calle de la Aduana se halla el palacio de los condes de Lérida, triste y sombrío, de la misma época ó más antiguo que la torre de doña Urra

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ca: se dice que en este palacio tuvo lugar la entrevista del rey D. Fernando de León con los que guardaban al rey niño de Castilla, Alfonso VIII. Notable es también la casa de los Castejones ó de los Clavos, así llamada por los enormes clavos de la puerta. Sobre ésta se ve el escudo de sus dueños, sostenido por dos hombres de aspecto salvaje, y á dra. é izq. dos ventanas con moldu. ras en las jambas y dinteles en forma de conchas. En la calle de los Caballeros hay también edificios de todas las épocas. Pero entre todos sobresale por su grandeza y suntuosidad el palacio nue

vo de los condes de Gómara, cuya fachada, cuarta parte de la que se proyectaba construir, mide 109 m. de largo. Pertenece á la segunda mitad del siglo XVI. «Molduras y frontones, dice Rabal, adornan los dinteles de rasgados balcones, y una cornisa interrumpida por cabezas salientes de leones que vierten por la boca el agua de las lluvias corona el edif. sustituyendo al canalón; á dra. é izq. de la puerta principal hay dos grandes pilastras bajas, de forma rectangular, que sirven de pedestales, en cada uno de los cuales se levantan dos columnas que, llegando hasta el

Vista exterior de la colegiata de San Pedro en Soria

piso principal, sostienen una cornisa saliente sobre la cual está el escudo de los condes entre dos maceros de forma colosal. Encima del escudo hay un busto de una dama, que dicen ser retrato de una señora de la casa, y debajo, sobre el dintel de la puerta, otro escudo más pequeño sostenido por dos ángeles desnudos, en el que está grabada la inscripción que declara los títulos nombre del conde D. Francisco de Río y Salcedo, que lo mandó edificar, y la fecha de 1577.» En el piso principal hay una galería de columnas dóricas; entre ella y la cornisa otra más baja, y al extremo una torre rectangular con hermosas venta. nas. En el interior lo único notable son los artesonados de algunas habitaciones. En este edificio se hallan instalados el Gobierno civil y otras oficinas,

Pero los edifs. religiosos son los que constitutuyen la principal riqueza monumental de Soria. La colegiata de San Pedro, centro de la primitiva población, tiene puerta de estilo latinobizantino de los siglos XII y XIII, restaurada posteriormente. El interior es magnífico: es una gran basílica de tres naves, una central, con la capilla Mayor y dos colaterales, con hornacinas que equivalen á otras dos naves. Fórmanlas cuatro órdenes de columnas dóricas, en las que se apoyan las bóvedas ojivales. Las dimensiones del templo, sin contar las capillas, son 53 m. de largo por 36, de ancho. El retablo mayor, de bastante mérito, lo componen nueve grandes cuadros, ordenados de tres en tres, que representan pasajes de la vida de Jesús y de San Pedro. Sobre el altar del trascoro hay un precioso cuadro que representa la escena del Santo Sepulcro, obra del Tiziano. Muy notable también es el claustro, obra del siglo XII, con arcos de medio punto que se apoyan sobre pilastras guarnecidas de pequeñas columnas adosadas y sobre dobles columnas aisladas con preciosos capiteles. Las paredes están llenas de sepulcros y sarcófagos, y se ha dicho, aunque es dudoso, que en dos de ellos estaban enterrados los reyes D. Alonso y D. Sancho de Castilla. En otro hay en la lápida dos rosetones ó estrellas caladas, al través de las cuales se ven los huesos de esqueletos. No lejos de la colegiata, en la calle Real, se hallan los restos de la antigua iglesia de San Nicolás, cu

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yas ruinas se intentó, por su mérito, declararlas monumento nacional. La portada es lo que más llama la atención por sus adornos y perfecta ejecución. La forman cuatro arcos de medio punto, concéntricos, entrantes en el muro y apoyados en columnas. Figuras que representan un pasaje de la vida de San Nicolás de Bari llenan el medio punto del primer arco, y en los capiteles de las columnas se ven también esculpidos grupos que recuerdan otros hechos y milagros del santo. Según D. Eduardo Saavedra esta iglesia es de la segunda mitad del siglo XII, y pertenece al género románico en su transición al ojival.

y

Entre las demás iglesias de Soria merecen algunas muy especial mención: San Gil ó Nuestra Señora la Mayor, en la plaza de la Constitución, templo antiguo reedificado á principios de la Edad Moderna y vuelto á reedificar en su nave central pocos años hace, formado por un ábside que se prolonga en un coro, una nave central y dos laterales más estrechas, determinadas por dos órdenes de pilares rectangulares. Nuestra Señora del Espino, en los barrios altos próximos al cerro del Castillo, hoy la parroquia de más categoría é importancia después de la colegiata de San Pedro: parece obra del siglo xv ó principios del XVI, y su planta la componen una nave central á cada lado tres capillas abiertas, que aparecen como otras dos naves laterales; tiene dos puertas, y sobre la menor y los arcos de la primera capilla lateral se levanta la torre, de forma cuadrada y de tres cuerpos. San Juan, cerca de la puerta Rabanera, tiene precioso ábside, con ventanas de arcos semicirculares, dos de ellas altas y estrechas, con boceles y molduras, y otras dos en forma de ajimeces de dos vanos; la cornisa superior se apoya en canecillos con preciosos relie ves de figurillas humanas; la puerta principal, en la actualidad cegada (pues la entrada la tiene por otra más sencilla abierta en frente), es de dos arcos concéntricos al exterior, con doble moldura, y forman el interior una prolongada nave y un pequeño crucero central; tras el retablo del altar mayor se oculta el primitivo altar de piedra, con mesa de lo mismo, y sobre ésta hay un doselete formado por un arco de medio punto apoyado en dos pequeñas columnas románicas,

siendo lo más original de este santuario que las columnas que reciben los arcos de la bóveda central, medio embebidas en los muros, están como colgadas, rematando en su parte inferior á la mitad del fuste, que debiendo llegar hasta el suelo y apoyarse en sus basas quedan al aire un poco más abajo de la cornisa. Se cree que esta iglesia data de los siglos XIII ó XIV. Santo Tome es iglesia tan antigua como San Nicolás, y se la llama también Santo Domingo por el convento de esta Orden unido á ella, que ocupan hoy las monjas de Santa Clara; hay en su fachada cuatro pequeñas galerías de arcos de medio punto apoyadas en columnas románicas, una preciosa portada de cuatro arcos concéntricos sostenidos por seis columnas, un friso, una cornisa y un rosetón, y por último una cornisa de dos vertientes, que remata en un ángulo cuyo vértice corona una pequeña cruz de piedra entretallada.

En la plaza de las Fuentes Cabrejas hállase el convento de Nuestra Señora del Carmen, de monjas Carmelitas Descalzas, con severa fachada de piedra sillar; detrás está la iglesia del convento, y junto á ella el Hospicio de monjas de la misma Orden, hoy Escuela Municipal. Dicha iglesia, dice Rabal, es una muestra de la sencillez y buen gusto del Renacimiento. Fundó el convento Santa Teresa de Jesús. Bajando por la calle de Caballeros se encuentran el convento antiguo é iglesia de las monjas Franciscas de Santa Clara, hoy destinado á cuartel el convento, y sirviendo de almacén la iglesia, de gran belleza arquitectónica, con elevadas bóvedas de complicada crucería y claves salientes ó colgantes, á modo de estalactitas, y rasgadas ventanas de arcos semicirculares. Junto á los jardines y paseos públicos se hallan el convento y las ruinas de la iglesia de San Francisco, el primero destinado á Hospital provincial, y la iglesia, en la parte que quedó en pie, destinada a capilla del mismo y al culto público.

Cerca del puente están las ruinas del convento de San Agustín, con sencilla fachada que aún se conserva en pie. Fué sucesivamente hospital de niños expósitos, convento de monjas de Sancti-Spíritus y de frailes Mercenarios, y en él se ha instalado la fábrica de la luz eléctrica.

De las muchas ermitas que tuvo Soria, sólo se conservan cuatro. Nuestra Señora de la Soledad, que se encuentra en la conclusión de los jardines y paseos del Espolón: en su pórtico se ven tres grandes arcos de medio punto sostenidos por cuatro robustas pilastras. Santa Bárbara, que dió nombre al campo antes llamado de la Verdad, porque en él se llevaban á cabo los juicios de Dios, está á espaldas de la Plaza de Toros. Nuestra Señora del Mirón, sobre el cerro de su nombre, antiquísima, pues era la iglesia parroquial al empezar la Reconquista; se derribó todo el antiguo templo, menos el ábside, hoy sacristía, donde se colocó el antiguo retablo, que aún subsiste; hay en el atrio de esta ermita una preciosa columna de tres cuerpos, labrada en piedra sillar, del género churrigueresco, sobre la que se alza el busto de San Saturio. Finalmente, la ermita de este último nombre es la más notable y de mayor devoción por parte de los sorianos. Hállase al E. de la c., en la orilla izq. del Duero, sobre un risco, de tal modo que parece que la iglesia y edif. anejos están en el aire. Es un octágono con bóveda elíptica á modo de cúpula, coronada al exterior por un pequeño cimborrio de ladrillo. En el ininterior bóveda y muros están adornados con preciosos frescos, obra del pintor Zapata. En la cueva hay varios antros ó concavidades, capillas y salas y habitaciones construídas en los salientes de las rocas; una, donde se ven escaños de piedra sillar, es la sala capitular de la Hermandad de los Heros, célebre soldadesca que con trajes y ceremonias especiales festejan la festi vidad de San Saturio, patrono de la c.

En las afueras, al otro lado del río, junto á la falda del cerro de San Cristóbal, se ven los restos del Hospital de San Lázaro. Este santo era muy venerado por las doncellas de Soria; había allí un ladrillo milagroso (no se sabía cuál), y la que lo pisaba segura estaba de llegar á casarse y ser madre feliz. La malicia hizo de la frase pisar el ladrillo de San Lázaro algo equivalente a la mayor desgracia que puede acontecer á una doncella. El monumento era del siglo XIII, y se supone que fué eu su origen hospi tal de Lazaristas. Cerca de San Lázaro, y ya

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