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namientos. La rodea un verdadero bosque de himenóptero, después de haber construído una mangos.

SITARIO: m. Zool. Género de insectos del orden coleópteros, familia meloidos, tribu cantari dinos. Los caracteres más importantes de este género son los siguientes: menton grande en forma de un cuadrado; la lengüeta es coriacea y muy escotada; los palpos delgados; su último artejo ovalado en los labiales y obtuso en los maxilares; las mandíbulas apenas pasan el labro y son enteras en la extremidad; el labro saliente, redondeado ó truncado por delante; la cabeza trigona, terminada por un hocico de variable longitud; los ojos transversales y reniformes; las antenas por lo menos tan largas como los dos tercios del cuerpo, delgadas, setáceas, con los artejos algo cónicos; el protórax transversal, con sus ángulos redondeados; los élitros, un poco más cortos que el abdomen, recubren imperfectamente las alas inferiores, sinuados cada uno en su lado interno, dehiscentes à partir del tercio de su longitud; patas largas y delgadas; fémures muy robustos, comprimidos; los tarsos por lo menos tan largos como las tibias; el cuerpo cubierto de una pubescencia muy fina y algunas veces glabro por encima.

Todas las observaciones antiguas sobre los primeros esta los de estos insectos, llenas de incer.

Sitario

tidumbres y de errores, no han llegado á conservar más que un interés histórico después de los recientes trabajos de Fabre sobre el Sitaris muralis. Este insecto es parásito del Anthophora pilipes, himenoptero muy común, y cuya hembra llena de agujeros cilíndricos los declives de los terrenos sueltos para depositar sus huevos. Durante los pocos días que viven los dos sexos

de este Sitaris no toman ningún alimento. Después de verificada la fecundación la hembra deposita en la entrada de los agujeros construídos por el himenóptero de 2000 à 3000 huevos muy pequeños, blancos, de forma ovalada, aglutinados entre sí y formando una masa informe. Un mes más tarde salen larvas pequeñas de color negro verdusco luciente y coriáceas. Estas larvas primitivas son de forma elíptica muy alargada, convexas por encima y planas inferiormente; su cabeza, bruscamente estrechada posteriormente en un cuello grueso, es ligeramente trapeciforme y redondeada por delante. Las partes más aparentes de la boca son: un labro semicircular y ciliado por delante; dos mandíbulas cortas, robustas, arqueadas y que se reunen durante el reposo sin cruzarse; después dos palpos maxilares muy largos y biarticulados. Las otras partes hasta hoy no han podido ser observadas á causa de su pequeñez. Sobre los lados de la cabeza están insertas las antenas compuestas de dos artejos iguales y cilíndricos; los segmentos torácicos, más largos que los del abdomen é iguales entre sí, se ensanchan gradualmente por detrás; las patas son medianas, pero muy robustas y terminadas por una uña muy aguda y muy movible; los fémures están provistos de algunos cilos, y cada uno de un cirro casi tan largo como la pata entera y perpendicular á ésta cuando el animal se mueve; los nueve segmentos abdominales son de igual longitud; en el intervalo membranoso que separa el penúltimo del último se encuentran dos ganchitos córneos, cortos, robus tos y arqueados, que pueden entrar con cuidado en su base que es membranosa; el segmento anal está provisto de dos largos cirros semejantes á los de las patas y encorvados de abajo á arriba; en su extremidad existe un mamelón ó seudópodo. En cuanto nacen estas larvas quedan inmóviles y amontonadas sin orden, como lo estaban los huevos mismos. Persisten en esta posición, sin tomar ningún alimento, hasta el mes de abril del año siguiente, época en que nacen los himenópteros machos, que se adelantan próximamente un mes á la aparición de sus hembras.

A medida que salen del estrecho retiro en donde han nacido, una ó varias larvas de Sitaris trepan sobre ellas y se agarran á los pelos de su tórax ó de su cabeza. Cuando la hembra del

celdilla y haberla aprovisionado de miel, deposi ta un huevo, una de estas larvas se coge con fuerza á ella para no caer en la miel, en donde perecería infaliblemente, rompe su cubierta y devora el contenido. Esta comida, que dura proximamente ocho días, es lo suficiente para que la larva verifique todo su crecimiento, dando lugar á que pase al estado de segunda larva. Esta se deja caer en la miel, que debe servirle de alimento, y crece lentamente, pues necesita de cinco á seis semanas para ultimar su desarrollo. En este estado la larva se presenta bajo la forma de un gusano blando, blanco, de forma elíptica, y cuyo dorso emergido lleva los estigmas, mientras que la región ventral, sumergida en la miel, es muy convexa. Se compone de 13 segmentos, incluyendo la cabeza que es muy pequeña y está privada de ojos, pero provista de dos antenas muy cortas y biarticuladas. Sus órganos bucales están completos y rudimentarios, así como las patas, que no pueden tener ninguna utilidad. Algunos días después de haber consumido la miel la larva se contrae, y de su superficie externa se desprende una película transpa rente, continua, sobre la cual se distinguen todos los órganos anteriormente indicados. Al poco tiempo en esta cubierta se dibuja una masa oblonga, primeramente blanda, pero que endurece rápidamente y toma un color leonado vivo. En su parte anterior se distingue una especie de manchon que representa la cabeza, en la poste rior un disco circular y sobre sus flancos nueve pares de estigmas.

La pseudocrisálida así formada pasa ordinariamente el invierno sin sufrir ningún cambio. En la primavera, de triangular que era, se hace ovoidea; la cubierta córnea de que está revestida se destaca de su contenido, sin que por eso deje de estar encerrada en la película ya dicha, y no tarda en verse aparecer la tercera larva, que es completamente semejante á la segunda. Bajo esta nueva forma, el animal no toma alimento alguno. Sus movimientos son muy lentos y se limitan á contracciones y dilataciones de su subs

tancia; la debilidad de sus patas no le permite ninguna marcha. Poco tiempo después cambia en una ninfa que se parece á la de todos los coleópteros en general, y de la que se transforma al cabo de un mes en insecto perfecto. El tiempo que dura la evolución del Sitaris es de dos años próximamente.

SITASOMO (del gr. oirrn, pico, y oua, cuerpo): m. Zool. Género de aves del orden de los pajaros, familia de los sinalóxidos, tribu de los dendrocolaptinos, que ofrecen los caracteres siguientes: pico más corto que la cabeza, proporcionado, ligeramente encorvado, comprimido hacia la punta; alas medianas, puntiagudas; cola larga; timoneras truncadas; dedos pulgares con uñas lasgas y poco encorvadas.

La especie verdadero tipo de este género es el Sittasomus Amazonus Lafr. et Dev., que habita en el Ecuador y en Río Negro.

SITEITO: m. Zool. Género de insectos del or. den de los coleópteros, familia de los curculió nidos, familia de los otior inquinos. Los caracteres más importantes de este género son los siguientes: rostro más largo y un poco más estre cho que la cabeza, separado de la frente por un surco arqueado, robusto, medianamente ensanchado en su extremidad, anguloso, plano por encima, ligerameute cóncavo y truncado en su extremo; escrobas laterales profundas en su base, gradualmente ensanchadas; las antenas muy largas y muy robustas; el escapo grueso; el funículo con el primero y segundo artejos alargados, casi cónicos é iguales; la maza antenal oblongo-ovalada y articulada; su primer artejo tubuloso en su base; los ojos muy grandes, redondeados y un poco convexos; el protórax tan largo como ancho, regularmente convexo, estrechado por delante y en su base y truncado en sus dos extremidades; élitros anchos, ovalados, un poco convexos, redondeados lateralmente, atenuados en su extremidad, más anchos que el protórax y escotados en arco en su base; las patas medianas y robustas; los fémures muy abultados en su extremidad, pedunculados en su base; las tibias anteriores sinuadas en su cara interna, en su mitad posterior, y arqueadas en su extremo; los tarsos delgados, esponjosos por debajo, con el cuarto artejo mediano; el mesosternón es horizontal, plano, tan ancho como largo; el cuerpo

oblongo-ovalado, salpicado de pequeñas escamas y áptero.

El tipo de este género es el Siteytes lugubris de Filipinas, de gran tamaño, de color negro casi mate, punteado sobre el protórax y cubierto sobre los élitros de arrugas transversales.

SITELA (del gr. oirrn, pico): f. Zool. Género de aves del orden de los pájaros, familia de los sinalóxidos, tribu de los sitinos, que se caracterizan por tener el pico ligeramente escotado; alas más cortas que la cola; segunda, tercera y cuarta remeras casi iguales y las más largas, aunque poco más que la quinta; las timoneras cortas é iguales entre sí.

La especie tipo de este género es la Sittella clorysophora, que habita en Nueva Gales del Sur. La parte superior de la cabeza es negra; el lomo y la nuca de un gris pardo, con manchas longitudinales de un pardo obscuro; las alas de un pardo negruzco; la frente, una línea que hay sobre el ojo, la garganta, el pecho y la línea media del vientre de color blanco; los lados del pecho y los costados de un gris pardo; las tiparda en el centro, y la punta de este último moneras pardonegruzcas, con una mancha rojotinte; el ojo es pardo amarillo; el pico amarillo en la base y negro en el extremo; las patas amarillas.

Gould y Gilbert han dado á conocer algunas particularidades de las costumbres de esta espeindividuos; permanece en los árboles, corre con cie. El primero la vió en grupos de cuatro á ocho la mayor agilidad en medio de las ramas; trepa muy bien y sube y baja de cabeza. Su vuelo es muy rápido, pero se limita á pasar de un árbol á

otro. Gould encontró una bandada de unos 30

individuos; eran muy desconfiados; permanecían en las ramas más altas y volaban con tal rapidez que los cazadores tuvieron que correr mucho para poderles tirar. Gilbert dice que estas aves viven por familias de 20 à 30 individuos, los cuales suben á los árboles con la mayor agilidad, y que al trepar, y sobre todo cuando vuelan, producen un trino muy ligero y breve. Su nido se compone de pedazos de corteza sujetos á las ramas con telas de araña; esta misma substancia le cubre completamente de tal modo que parece liso y pulimentado, pero no le rodea, sino que está simplemente colocado encima; á menudo se encuentran también líquenes. Este nido se halla situado comúnmente en la bifurcación de una de las ramas más altas de una acacia, y difícilmente se ve pordera. Cada postura se compone de tres huevos que es pequeño y parece una exóstosis de la mablanquizcos, cubiertos de manchas redondeadas de color verde. La hembra pone en el mes de septiembre. En cuanto à la manera de conducirse con los hijuelos, al tiempo que dura la incubación y á todas sus demás costumbres, no hay datos precisos, pero es indudable que han de ser muy semejantes, si no iguales á los de la sita, de la misma familia.

SITGES: Geog. V. con ayunt., p. j. de Villanueva y Geltrú, prov. y dióc. de Barcelona; 3270 habits. Sit. en la costa al E. de Villanueva, en la extremidad criental de la playa de su nombre y al redoso de la punta de la Terrosa, que siendo lo más saliente de la costa abriga de los N. E. el fondeadero; sostiene bastante comercio, especialmente en vinos, y puede reconocerse desde fuera por su notable iglesia, que se ve en primer término encima de una altura murada que se apoya en una escollera que la defiende de los embates de las olas. Estación en el f. c. de Barcelona á Reus, intermedia entre las de Vallbona y Villanueva. Puerto de interés local y aduana marítima de 2.a clase. Campiña bien cultivada, rodeada en parte de montañas. Vino, trigo, algarroba y legumbres; tonelería. La parte nueva de la población se halla al O., y hay en ella edifs. bastante buenos.

SITIA: Geog. ant. C. de la España romana, mencionada por Plinio. Corresponde á la Bética y se hallaba junto al Guadalquivir. Cortés la reduce al despoblado de Cansinos, término de Bujalance, en el cual se han encontrado ruinas romanas de importancia. Estaba en la proximidad del río, entre Ipasturgi y Obulcón, ó sea próximamente entre Andújar y Porcuna.

- SITIA: Geog. Península, bahía y c. de la isla de Creta ó Candía, Turquía. La gran península de Sitia corresponde á la parte oriental de Candía; empieza en la parte E. de la bahía de Mira

bello, y sobre este macizo se encuentra uno de los principales grupos de montañas de la isla. Afendi Vimó, que es el vértice más elevado, está inmediatamente sobre el istmo de Hierápetra, al principio del promontorio, y tiene 1460 m. de alt. sobre el nivel del mar. Toda la península es muy montañosa, pero se ven, sin embargo, muchas planicies de tierras elevadas y valles fértiles, de los cuales el más ancho es el de Sitia. Aunque esta península no forma sino la sexta parte de la isla de Candía, es, sin embargo, casi tan grande como las islas de Mitilene y Rodas, las dos mayores del archipiélago después de Candía, excepto la Eubea, pero la población es menor que la de estas islas. A la entrada del valle de Sitia hay una ancha bahía abierta al N. y que está limitada al E. por el promontorio largo y ondulado llamado Sidero. Las ruinas de la fortaleza y de la c. de Sitia, construída por los venecianos, están en la parte O. de la bahía y sobre una costa en pendiente dulce y terminada por una playa rocosa. Se encuentra un buen fondeadero bajo la c., abrigado de los vientos del N., que tan frecuentemente soplan en el archipiélago (Derrotero del Mediterráneo, t. III). SITIADOR, RA: adj. Que sitia una plaza ó fortaleza. U. t. c. s.

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SITIAL (de sitio): m Sillón con un almohadón al pie y una mesita delante, cubierta con un tapete, y sobre ella otra almohada, y otra á los pies de la silla, de que han solido usar los reyes, príncipes y prelados en la asistencia á las funciones públicas.

vió tu deseada presencia y miró la silla de estado y SITIAL y las almohadas que te pusieron en que te asentases, etc. MALÓN DE CHAIDE.

- SITIAL: Asiento sin brazos ni respaldo que se usa en los estrados.

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- SITIAL: Art. y Of. Dos clases de sitiales conocen la Ebanistería y la Tapicería: el primero y más importante es el que usan los príncipes de la Iglesia en el templo y los reyes y altas dig. nidades del Estado en determinadas solemnida des; está formado por un alto sillón de brazos y respaldo recto y elevado, con tarimilla para colocar los pies, y mesa ó banquillo delante, cubierto con un tapiz ó paño de gran lujo; y la silla recta de elevado respaldo, con brazos ó sin ellos, que se coloca en los estrados para magistrados, consejeros, etc. Es, en ambos casos, un mueble, á la vez de tapicería y ebanistería, construído con maderas duras y de grano fino, macizas, sin chapeados, generalmente de roble, nogal, palosanto, etc. El sitial del primer tipo se compone de la silla, banquillo, y portapies, que pueden formar un solo cuerpo ó hallarse separados; la silla la forman dos costadillos paralelos, formados por largeros de respaldo y delantero, dos traveseros de asiento y de base junto al suelo, y un tablero colocado en el recuadro formado por los primeros; los largeros de respaldo se unen por dos traveseros, superior é interior, otro de asiento y otro de base, y encajado á ranura y lengüeta un tablero en el recuadro que dejan los anteriores, y á veces otro tablero en el respaldo, y la parte delantera se cierra también con dos traveseros y un tablero; tanto los largueros como los traveseros y tableros están taHlados con profusión de labores en realce, bajo relieve, grabados, etc., ó con incrustaciones de marfil, nácar, concha, maderas exóticas de colores diferentes y hasta piedras preciosas, según el gusto, valor que se le quiere dar al sitial, su objeto, y estilo que para el mismo se adopte; un asiento de madera formado por una tabla empernada en un punto próximo al respaldo le completa, pudiendo servir de cajón el espacio comprendido por las cuatio tablas inferiores y i otro que en este caso se coloca como fondo; si lleva brazos éstos van sostenidos por ménsulas del respaldo y ligeramente apoyados en la parte posterior del asiento; en ocasiones el asiento y

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respaldo son de tapicería, con buenos muelles el primero y con la forma que dijimos al hablar de las sillas y sillones (véase), y entonces los tableros que circuyen el asiento son sencillos y tienen un corte curvo por la parte inferior, hallándose los brazos también almohadillados; las cubiertas pueden ser de piel, tapiz, paño, terciopelo de Utrech, brocatel, damasco, raso, etc. Los sillones de las sillerías de coro de nuestras catedrales son sitiales unidos entre sí y separados sólo por los brazos, que tienen gran altura; en tal caso son obra sólo de ebanistería; los respaldos están tallados, formando cuadros de composición escultórica, que juntos suelen representar trozos de Historia Sagrada, como la Creación del mundo, vida de la Santísima Virgen ó de algún santo, etc., ó son una reunión de retratos de santos ó de Pontífices ó de prelados que han regido la Iglesia en que los sitiales se hallan colocados, etc.; los asientos se apoyan sobre una serie de cuchillos verticales, paralelos y equidistantes, de los que cada uno tiene los salientes para apoyo del asiento y el brazo común; no tienen tablero delantero; el asiento se levanta á charnela para apoyarse sobre el respaldo, con objeto de que, sin salirse del sitial, pueda el que le ocupe estar de pie ó arrodillado en el hueco que al lavantarse ha dejado el asiento; los sitiales de rinconera tienen el asiento formando ángulo; los brazos á ángulo recto, mirados en su frente, son más estrechos de asiento que los ordinarios, presentando en el borde por cada lado sólo medio asiento de aquéllos, pero en rigor por el fondo son mayores que los demás.

El banquillo de un sitial le compone una me sa de unos 80 centímetros de altura, à partir del portapiés ó tarima; suele estar formado como un reclinatorio por un tablero mirando hacia la silla, con un listón inferior para apoyar en él un libro abierto, y sostenido aquél por un solo pie unido á la tarima, ó por dos costados tallados y un frente ó tablero tallado también, y que ocupa desde la parte más elevada del tablero hasta el suelo ó la tarima.

La tarima es un banquillo pequeño que puede ir suelto bajo el banquillo, unido á el ó á la silla, ó servir de enlace á dichos dos cuerpos. En las sillerías de coro el banquillo es corrido desde el primer sitial hasta llegar al central, en que se corta para dejar éste como más importante y de mayor representación, completamente aislado, sucediendo otro tanto con la tarima para apoyar los pies.

En los sitiales aislados se tiende sobre el banquillo un tapete de tapiz, paño, terciopelo ó seda, ó tisú de oro ó plata bordado y recamado con buen fleco de oro, plata ó seda, y borlas en las puntas, siendo aquéllas de la misma clase que el fleco.

Los sitiales de la segunda clase de que hablamos en un principio no se diferencian en nada de las sillas ó sillones más que en la mayor elevación del asiento y respaldo, y en que delante se suele colocar una tarimilla portátil para que sirva de apoyo á los pies; estos sitiales suelen ser de ebanistería y tapicería, vestidos de seda, terciopelo ó paño. El sitial es un mueble sumamente serio y que no admite sino adornos que le den este carácter esencial que le separa y distingue de las demás clases de asientos, sirviendo de intermedio entre éstos y el trono, de que nos ocupamos en el lugar correspondiente. SITIAR (de sitio); a. Cercar una plaza ó fortaleza para combatirla y apoderarse de ella.

... habiendo hecho liga, y juntado socorros de casi todos los príncipes... SITIO con sesenta mil infantes y treinta miil caballos á Crovecia. COSME GÓMEZ DE TEJADA.

En Lima han hecho alto,

Y á la vista de Portela,
Nuestra montaña recela
Que ó la SITIE ó la dé asalto.
TIRSO DE MOLINA.

- SITIAR: Cercar á uno tomándole y cerrán. dole todas las salidas para cogerle.

SITIBUNDO, DA (del b. lat. sitibundūs; del lat. silire, estar sediento): adj. poét. SEDIENTO.

Acnde el macabeo memorable,
De gentilica sangre SITIBUNDO,
Y armada le divide la garganta,
Cual cede a la segur la tierna planta.
MIGUEL DE SILVEIRA.

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SITIDOS (del gr. olrrn, pico): m. pl. Zool. Familia de aves del orden de los pájaros, que se caracterizan por tener el cuerpo muy recogido, las alas largas, la cola corta y las patas fuertes; el pico, de una largura mediana, es duro, con la mandíbula superior recta y la inferior un poco levantada, muy puntiagudo, medianamente corto y algo cónico; las fosas nasales, situadas cerca de la frente, son redondeadas, y están cubiertas en parte de pelos cortos alisados y dirigidos hacia adelante; tienen tarsos cortos y dedos muy largos; la cara inferior del pie está cubierta de numerosas callosidades; el dedo interno y el del medio se unen por una sola membrana; este último y el primero están soldados entre sí en toda la extensión de la primera falange; las uñas, grandes y encorvadas en semicírculo, son muy puntiagudas; las alas anchas, con plumas blandas y flexibles, obtusas, y la tercera y cuarta remeras más prolongadas que las otras; la cola, corta y ancha, se compone de 12 plumas endebles, flexibles, redondeadas en su extremidad y no pueden sostener al ave en el momento de trepar; el lomo es gris azul y el vientre pardorrojizo. Los dos sexos no difieren apenas uno de otro, y los pequeños tienen el mismo plumaje que los padres.

Los órganos internos de estas aves se asemejan mucho á los de las cantoras: tienen la laringe inferior provista de músculos y ofrecen todas las demás disposiciones anatómicas relacionadas con su presencia. Tienen 12 vértebras cervicales, ocho dorsales y siete caudales; los huesos de los miembros inferiores alcanzan mucho desarrollo; los del cráneo y los húmeros son los únicos neumáticos. Durante el reposo no ocupa la lengua más que la mitad del pico, pero es protráctil, larga, no vermiculada, ancha, plana, surcada superiormente, un poco bífida en su parte anterior y terminada por gran número de filamentos. El ventrículo subcenturiado es corto y el estómago muy musculoso.

Estas aves habitan todas las partes del mundo, excepto el centro y el Sur de Africa y América, viviendo sobre todo en los bosques.

Entre todas las aves trepadoras esta familia es una de las más perfectas, pues se las ve bajar á lo largo de paredes verticales, cosa que ninguna otra puede hacer. A este propósito véase lo que dice Brehm, uno de los naturalistas que mejor las han observado: «He admirado tanto más su destreza para trepar, cuanto que la conformación de sus patas y de su cola no parece á propósito para tal ejercicio. El pico puede considerarse como tipo fundamental de las aves trepadoras; sus patas fuertes; sus dedos cortos y opuestos; sus uñas grandes y muy corvas; su cola cónica, de plumas duras y elásticas, y su cuerpo bajo y esbelto, son otras tantas condiciones favorables para permitirle subir fácilmente a lo largo de los árboles. Semejante conformación está de tal modo en armonía con las costumbres del ave, que parece no se podría cambiar nada sin entor pecer mucho los movimientos del animal. En los sítidos el tipo es muy diferente: las patas son muy largas; hay tres dedos dirigidos hacia adelante; el cuerpo es corto, la cola blanda, flexible y de ningún modo capaz de servir de punto de apoyo al ave, y sin embargo un sítido sube á un árbol tan bién como el pico y baja todavía mejor que él. A menudo detiénese con la cabeza hacia abajo y se fija con bastante fuerza para en tal postura poder cascar una avellana, facultades que debe á la forma de sus dedos y uñas. Los primeros son más largos que en el pico y cubren una superficie más extensa; la distancia que media de la extremidad del dedo medio á la del posterior iguala casi á la largura del cuerpo; la cara inferior de los dedos es callosa; las uñas aceradas y encorvadas en semicírculo, por lo cual el ave puede abarcar una superficie bastante grande, en la que encuentra suficiente número de asperezas que forman otros tantos puntos de apoyo. Las callosidades de sus dedos le ayudan á sostenerse mejor; la membrana que enlaza las primeras falanges de aquellos impide que se separen demasiado, comunicándoles todavía mayor fuerza.

>>A estas diferencias en los órganos del pico y del sítido corresponde otra análoga en la manera de trepar. El primero apoya con fuerza su cola contra el tronco del árbol y separa el pecho; el segundo, por el contrario, no se coge sino con las patas y aparta la cola tanto come el pecho. La forma de la pata permite también

comprender cómo esta ave puede bajar por los troncos y cogerse con la cabeza hacia abajo. Provisto de una uña muy desarrollada, el dedo posterior está perfectamente dispuesto para hundirse en la corteza, mientras que los dedos anteriores, tomando un punto de apoyo inferior, impiden que el cuerpo se incline. Cierto es que el pico tiene dos dedos posteriores, pero están separados, y además el mayor se dirige lateral más bien que directamente hacia atrás, sin contar, por otra parte, que los dedos anteriores son cortos. Si un pico quiere fijarse en un árbol con la cabeza hacia abajo carece del punto de apoyo que facilita al sítido su dedo posterior; además de esto los dedos anteriores se implantarán también á demasiada altura en la corteza para que el ave pueda conservar semejante posición sin esfuerzos y moverse sin dificultades. No hablo aquí de su cola, punto ordinario de apoyo, pues sólo contribuiría á que cayese el animal.» Los sítidos permanecen todo el año en el mismo punto, limitándose cuando más á vagar en un círculo muy reducido después de la época del celo. Con seguridad se les encuentra en las lo calidades donde hay árboles altos y viejos, ó bien donde las paredes de roca les ofrecen las condiciones necesarias para su existencia; por las montañas suben á gran altura.

Su alimento consiste en insectos, materias vegetales, y principalmente granos, que cogen en los árboles, en las breñas o en el suelo. Anidan en troncos huecos y en las grietas de las rocas, teniendo cuidado casi siempre de guarnecer la abertura con arcilla y fango. Cada postura se compone de seis á nueve huevos blancos cubiertos de puntos rojos.

SITIFIS: Geog. ant. C. de la Mauritania que dió nombre á la Mauritania Sitifiana; hoy Setif.

SITINO (del gr. oltrŋ, pico): m. Zool. Género de aves del orden de los pájaros, familia de los sinaláxidos, tribu de los sinalaxinos, que se caracteriza por tener el pico de una forma parti cular: es pequeño, recto en el dorso, con la mandíbula inferior dirigida hacia arriba; fositas nasales separadas y dirigidas hacia fuera; la cola se compone de plumas blandas y redondeadas; las patas son fuertes y están perfectamente dispuestas para que el ave pueda trepar á lo largo de las ramas y de los troncos de los árboles; los dedos largos.

El príncipe de Wied cree que el régimen de este género de pájaros es mixto: se alimentan principalmente de insectos, pero también comen nueces. Trepan con tanta destreza como las aves trepadoras, pero no son ni tan vivas ni tan ruidosas como ellas. Nunca se las ve posadas; golpean los árboles con sus picos en los bosques que habitan, y en ellos se las encuentra solitarias, en parejas, o bien en reducidas familias antes del período del celo. Cantan poco; no son tímidas, pues se acercan á las casas, y anidan en los troncos huecos de los árboles.

La especie tipo de este género es el Xenops sutilus, que habita en el Sur y Este del Brasil y en Bolivia, y que se caracteriza por tener el lomo de color pardo aceituna; el vientre gris pardo y la garganta blanca; por encima del ojo hay una línea blanco-amarillenta, y por debajo de la oreja una mancha del primero de estos colores; las alas aparecen listadas de gris y rojo pardo; las timoneras medias son pardorrojas; las siguien tes pardonegras, y las más externas de este color y rojizas en el extremo.

Mide esta ave 12 centímetros de largo, el ala 5 y la cola 3.

Trepa con mucha destreza á lo largo de las ramas de los árboles, y golpea la madera con su pico. El príncipe de Wied dice que no ha visto su nido, que se encuentra indudablemente en el hueco de una rama ó en el de un tronco de arbol. Burmeister, por su parte, da pocos datos de este pájaro, limitándose á decir que cogió algunos que llegaban al jardín que rodea su casa, y pudo verles saltar y trepar alegremente lanzando ligeros silbidos.

SITIO (del lat. situs, situación, sitio): m. LuGAR; espacio ocupado ó que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera.

se contentaron con levantar en aquel SITIO como hasta unas treinta chozas.

ISLA.

- SITIO: Paraje ó terreno determinado, que es á propósito por su calidad para alguna cosa.

Томо ХІХ

El palacio Doria, que ocupa uno de los mejores SITIOS en el Corso, no es indigno de nuestro abominado Churriguera. MORATÍN.

¡Qué hermoso SITIO para dormir la siesta! FERNÁN CABALLERO.

-SITIO: Cerco que se pone á una plaza ó for taleza para combatirla y apoderarse de ella.

estas prosperidades abreviaron el poner SITIO á Sevilla, á veinte del mesmo mes, día de S. Bernardo.

DIEGO ORTIZ DE ZÚÑIGA.

Trajeron de la cindad gente y pertrechos, pusieron en toda forma el SITIO y empezaron á atacar el castillo con el mayor furor.

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- DEJAR á uno EN EL SITIO: fr. fig. Dejarle muerto en el acto.

- LEVANTAR EL SITIO: fr. Desistir del asedio de una plaza.

- QUEDARSE uno EN EL SITIO: fr. fig. Morir en el mismo punto y hora en que le hieren ó en que le ocurre cualquier otro accidente repentino.

- SITIO: Art. mil. La operación de tomar una fortaleza por medio del sitio, supone en primer lugar que las fortificaciones, el armamento y la guarnición de la plaza merezcan el desarrollo de medios y sacrificios que exige aquélla, y además requiere tener reunidos elementos bélicos, y en especial poliorcéticos, de mucha consideración.

Cuando la guarnición es descuidada, negligen. te, bisoña ó escasa, el agresor se apodera de la fortificación por sorpresa, furto ó interpresa, por estratagema, inteligencia con algún defensor ó grupo de defensores, ó en último caso por medio del ataque á viva fuerza, dando un vigoroso asalto después de breve, aunque enérgica preparación, con abundante fuego de la artillería de campaña.

Si la importancia relativa de la población civil que habita en la ciudad que se pretende tomar, su espíritu poco propicio á sufrir las penalidades de un sitio, ó desafecto á la causa que mantiene la guarnición, permiten esperar que llegado el caso se imponga á ésta, exija del gobernador la rendición y promueva tumultos que perturben la marcha ordenada de la defensa, será oportuno intentar un bombardeo, ya sea simplemente tirando contra el caserío con la artillería de batalla que el ejército lleva siempre consigo, ó bien empleando algunas piezas más gruesas y de mayor efecto. Antes se hacía casi exclusivamente el bombardeo disparando bombas con los morteros lisos; hoy se emplean toda clase de proyectiles arrojados por cañones, obuses y morteros rayados, pues la antigua bomba ha desaparecido.

Por último, si la ciudad está mal abastecida de víveres, ó bien si el ejército agresor no cuenta con elementos para sitiarla, se reducirá á un bloqueo, medio lento, pero casi siempre seguro, de tomar las fortalezas.

El sitio propiamente dicho, llamado también ataque regular, sitio formal, ataque industrial, tiende á combatir directamente los elementos defensivos de la fortaleza, aproximándose sucesivamente á las fortificaciones y, abriéndose paso por éstas, penetrar en la plaza á viva fuerza imponiendo la ley al vencido.

El sitio supone cuatro operaciones fundamentales:

1.o Cerrar las comunicaciones de la plaza con el exterior, privándola de refuerzos, socorros, abastecimiento de víveres y municiones; á esta operación preliminar se la llama cerco ó acordonamiento y es un verdadero bloqueo, distinguiéndose de éste en que no constituye medio único, sino preparación para otras operaciones ulterio

res.

2. Aniquilar los medios defensivos de la fortaleza con un vigoroso fuego de artillería que apague los fuegos de la defensa, desorganice las fortificaciones y produzca muchas bajas en el personal.

3. Aproximarse á la plaza á cubierto de los proyectiles del defensor, construyendo obras especiales, llamadas genéricamente aproches.

4. Penetrar en las fortificaciones por un boquete, una brecha abierta por el cañón, ó por la mina, dando un asalto á viva fuerza y apoderándose definitivamente de la población y de sus defensores.

En lo esencial, en el fondo, el procedimiento de los sitios no ha variado desde la antigüedad hasta nuestros días; lo que ha variado son los medios, los elementos poliorcéticos.

Los romanos, que llegaron á ser grandes maestros en el arte de los sitios (sirva de ejemplo el de Avaricum (Bourges) por Julio César, 52 antes de J.C.), empezaban por cercar la plaza, encerrarla dentro de las líneas de circunvalación y contravalación para aislarla del exterior; la combatían con las máquinas neurobalísticas, como la catapulta, la balista y el onagro; se aproximaban por galerías cubiertas llamadas víneas, rompían el muro con los golpes del ariete, y abierta la brecha daban el asalto.

Este método de ataque subsistió con ligeras variantes hasta la introducción de las armas de fuego, y aun después no se hizo más que sustituir las catapultas y balistas con bombardas y culebrinas, las víneas con trincheras trazadas en ziszás, y el ariete con el cañón grueso de batir ó por medio de la mina.

La policrcética moderna llegó á su mayor perfección con el marical de Vaubán á fines del siglo XVII. Este eminente y renombrado ingeniero adoptó un método esencialmente regular e industrial, metódico, reglamentado, acompasado, que conducía á la toma de las fortalezas á plazo fijo, á tantos días de trinchera abierta. Las dos líneas atrincheradas de circunvalación y contravalación, concéntricas á la plaza y encerrando entre ambas los campamentos del ejército sitiador, cercaban la fortaleza. Se transportaba y aparcaba el tren de sitio, y cuando todo estaba preparado se abría la trinchera construyendo una lí nea atrincherada de gran extensión, la llamada primera paralela á 300 toesas (600 metros) de distancia de las obras de la plaza. Esta primera paralela comunicaba á retaguardia con los depósitos de trinchera y servía de protección y de base para todos los trabajos ulteriores del sitiador. A inmediación de la paralela, en comunicación cubierta con ella y bajo su protección inmediata, se construían algunas baterías, por lo menos seis ú ocho, de seis, ocho ó más piezas de artillería cada una. Algunas de ellas, de cañones de 16 ó 24, tomaban de enfilada las prolongaciones de las líneas rectas de la fortificación, y tirando con carga reducida y á rebote destruían, desmontaban y apagaban la artillería defensora; otras, con cañones de 12, 16 6 24, tiraban de frente á destruir los parapetos; y algunas, con morteros de 9 á 12 pulgadas, lanzaban por los aires, con tiro parabólico, bombas que iban á reventar en el interior de las fortificaciones y en los adarves. De la primera paralela se arrancaba en ramales de trinchera en ziszás, que á unos 300 metros de la plaza se extendían formando la segunda paralela, que también servía para colocar nuevas baterías, y prosiguiendo los trabajos de zapa se establecían las medias paralelas á unos 150 metros del camino cubierto y la tercera paralela al pie del glacis. De ésta se partía en zapa doble, y á unos 20 metros de la cresta del camino

cubierto se establecían los caballeros de trinchera dominantes, desde donde los granaderos hacían fuego vivo de fusilería y lanzaban granadas de mano, obligando al defensor á evacuar el camino cubierto. Conseguido esto se hacía el coro. namiento del glacis, trinchera que ceñía de cerca al camino cubierto, en la cual se establecían las baterías de brecha que tiraban contra el revestimiento de la muralla á 40 ó 50 metros de distancia y las contrabaterías que apagaban los fuegos que quedasen en los flancos de los baluartes. Abierta la brecha, había que bajar al foso por galería subterránea ó blindada, pasarlo en zapa, y se daba el asalto.

Este maravilloso medio de atacar las plazas ha estado en vigor desde 1673 (sitio de Maestricht) hasta mediados del siglo actual (sitio de Sebastopol, 1854-55). Era considerado como infalible, y en efecto dió resultados asombrosos en la mayoría de los casos; no obstante, cuando la defensa era muy enérgica (Barcelona, 1713-14; Zaragoza y Gerona, 1809), cuando el defensor contaba con mucha y bien servida artillería (Tu

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rín, 1706; Sebastopol, 1854-55), ó cuando el terreno presentaba dificultades extraordinarias (Gibraltar, 1783), el sitio se prolongaba y el éxito fué á veces desfavorable al sitiador. Desde que se introdujo la artillería rayada hubo que modificar los preceptos clásicos y tradicionales de Vaubán. De los escritos de los más distinguidos ingenieros que han tratado esta cuestión, y de los procedimientos seguidos por los alemanes en 1870-71, pueden deducirse las reglas generales que hoy se observan.

El ejército de sitio puede ser una masa considerable de tropas, constituída por varios cuerpos de ejército (Metz y París en 1870, Plewna en 1877), ó por uno solo, ó bien en ocasiones se constituirá con las divisiones, brigadas y hasta regimientos sueltos que en el teatro de las operaciones se hallan diseminados, y que en el momento de sitiar la fortaleza se encuentran á mano para concentrarlos oportunamente en sus inmediaciones. Constará generalmente de un núcleo considerable de infantería que combate, ocupa las trincheras y trabaja en ellas; de caballería relativamente escasa, empleada en comunicaciones y vigilancia exterior; de artillería numerosa para servir las piezas del ataque; de ingenieros, tanto un núcleo importante de oficiales para dirigir los trabajos, como zapadores para ejecutar la construcción de trincheras y baterías, minadores para los de su especialidad, telegrafistas, soldados de ferrocarriles y pontoneros. Excusado es decir que en el ejército de sitio no deben faltar las tropas auxiliares de Administración y Sanidad.

El tren de artillería de sitio requiere para una plaza importante 400 ó 500 piezas por lo menos, y aun contra fortalezas pequeñas no podrá bajar de 80 á 90. Las piezas de sitio son: 1.°, cañones gruesos de 14 á 16 centímetros, que pesan unas 3 toneladas y con la cureña 5, lanzan proyectil de 35 á 40 kilogs. con velocidad inicial de unos 500 metros por segundo; el alcance eficaz es de 3000 á 4000 m.; el total ó máximo de 9 á 10 kms.; 2.0, cañones ligeros de 10 à 12 centíme tros, peso una tonelada ó poco más, con la cureña 2 ó 2, proyectil de 18 á 20 kilogs., velocidad 500 m., alcance eficaz 1 500 á 2 000 m. y máximo de 7 à 8 kms.; 3.o, obuses pesados de 19 á 22 centímetros, con peso de 3 toneladas, que llega á 5 con el montaje, proyectil de 80 á 90 kilogs., velocidad inicial 300 m., alcance eficaz 3000 á 4000 m. y máximo de 6 kms.; 4.o, obuses ligeros de 14 á 16 centímetros, que pesan lo mismo que los cañones de 10 á 12, con proyectil de 35 á 40 kilogs., velocidad de 300 metros y alcance eficaz y máximo de 2000 y 5 000 metros; 5.°, morteros gruesos de 21 á 24 centímetros, con proyectil de 80 á 140 kilogs., para el tiro curvo, con alzance de 3 500 m.; 6.° morteros ligeros de 12 á 16 centímetros, con proyectil apropiado al calibre y alcance de más de 3 kms.

El parque de ingenieros para un sitio debe constar de número muy considerable de herramientas de zapador, minador, carpintero, herrero, etc.; enseres é instrumentos de Topografía, Dibujo, Cálculo; materiales de ramaje, madera, hierro, sacos; cantidad grande de explosivos, aparatos eléctricos de inflamación, de Telegrafía, y multitud de accesorios para todos los trabajos. Reunidos todos los elementos, acordonada la fortaleza, acampado ó acantonado el ejército de sitio en los alrededores circuyendo la posición, aparcado el material y hecho el reconocimiento de la fortaleza y del terreno inmediato por los oficiales de artillería é ingenieros, se formula, por comisión nombrada al efecto, un plan de ataque que es informado por los respectivos comandantes generales técnicos, y aprobado, con ó sin modificaciones, por el general en jefe.

Con arreglo á él se empieza por preparar la primera posición de la artillería del ataque á 4 ó 5 kms. de distancia de las obras más avanzadas del defensor, distribuída en baterías para cuatro ó seis piezas cada una, formando con ellas grupos de dos, tres ó cuatro baterías armadas con cañones y obuses de grueso calibre, que rompen simultáneamente el fuego contra las fortificaciones, empezando á quebrantarlas. El efecto de estas primeras baterías no puede ser decisivo, sino preparatorio; dificulta los trabajos de armamento y defensa de la plaza, obliga á las tropas que mantienen el terreno exterior á encerrarse en la línea de fortificaciones, y facilita los trabajos ulteriores del ataque.

Cuando se juzga oportuno avanzan algunas tropas, ocupan terreno á vanguardia de las baterías, progresivamente adelantan hacia la plaza, y à un kilómetro de ésta, próximamente, establecen una línea fuertemente atrincherada, que que es la moderna primera paralela, ó primera posición de la infantería. Cuando se llega á esta altura se ha abierto la trinchera.

Protegidas por la primera paralela, se establecen las baterías de la segunda posición á 1500 ó 2000 m. de las fortificaciones. Estas baterías son de varias clases: unas de desmonte, con cañones de 10 á 12 centímetros que tiran directamente á desmontar de frente las piezas del sitiado; otras de enfilada con obuses de 14 á 16 centímetros, que por tiro indirecto enfilan los adarves de la fortificación y descabalgan de costado su artillería; las de demolición pueden ser de tiro directo, con cañones de 14 á 16 centímetros para destruir las construcciones, cúpulas, casamatas que se ven, ó de tiro de sumersión con obuses de 19 á 22 centímetros, cuyos proyectiles van á buscar los repuestos, almacenes, cuarteles y blindajes ocultos á la vista por la altura de las murallas; algunas son baterias de brecha, también armadas con obuses de grueso calibre para abrir los reves. timientos; otras, en fin, de fuegos curvos ó verticales, inundan con sus proyectiles, lanzados por los morteros de grueso y de pequeño calibre, los adarves y el interior de las fortificaciones. Todas estas baterías, todas estas bocas de fuego, disparan granadas ordinarias contra los macizos de tierra y de mampostería, granadas perforantes de acero contra las cúpulas acorazadas, shrapnels que se abren en multitud de cascos y balines contra las tropas, granadas-torpedos con fuerte carga de melinita, piróxilo, panclastita ú otros explosivos de gran violencia, contra todos los obstáculos, principalmente con las piezas de fuego curvo, obuses y morteros.

El combate de artillería desde las baterías de segunda posición es decisivo. Se prolonga días y días, consumiendo por una y otra parte 40 ó 50 proyectiles diarios por pieza de grueso calibre y 60 % 70 por cada una de las más ligeras. Su éxito predice el resultado final del sitio. Si el sitiador consigue aniquilar los elementos defensivos del sitiado, apagar sus fuegos, diezmar sus tropas, pocas dificultades se le podrán presentar en adelante. Si en cambio el sitiado, con su artillería bien instalada para un tiro preparado de antemano, con el exacto conocimiento de las distancias y del terreno, se impone al agresor, desmonta muchas de sus piezas, vuela polvorines, pone fuera de combate número considerable de artilleros, entonces el sitiador tendrá que reforzar sus elementos de ataque, reclamar más cañones y más proyectiles, perder tiempo, y el tiempo lo es todo en la guerra, pues permite esperar contingencias favorables, el socorro del ejército amigo, la intervención de un aliado ó de una potencia neutral que den á la lucha carácter distinto del que llevaba, ó la terminen.

Conseguido el resultado favorable del combate decisivo de artillería, el sitiador prosigue sus trabajos de aproche, construyendo ramales y paralelas en número y situación variable, no ya fijos y determinados como en tiempo de Vaubán, se aproxima con ellos á la fortificación, sin dejar nunca de batirla aunque no sea ya con el vigor é ímpetu que en los días del combate de artillería, se establece al pie del glacis en una posición preparatoria del asalto, termina con la mina la destrucción empezada de lejos con el cañón, y llegado el momento oportuno da el asalto y se hace dueño de la plaza.

Claro es que algunas fases del sitio pueden suprimirse si no llegan á ser necesarias. Si el defensor se convence de que sus esfuerzos son inútiles y capitula, allí termina la operación; pero el sitiador debe estar siempre dispuesto y preparado á continuar su ofensiva enérgica é incesante hasta que sus tropas coronen los adarves de la fortaleza.

El desarrollo de baterías y aproches, la extensión del terreno que ocupan y la intensidad de los fuegos, no son, claro es, los mismos contra toda clase de fortalezas. Contra un sencillo fuerte-barrera con guarnición de 300 á 400 hombres y armamento de 15 á 20 piezas, no será el sitio igual que contra una fortaleza de extensión regular con 5 6 6 000 hombres y 150 cañones, ni mucho menos contra un campo atrincherado ó gran plaza con fuertes destacados, defendida por 406 50 000 hombres y 600 ú 800 bocas de fuego.

Algunos escritores militares modernos (general von Sauer, coronel Leithner, mayor Scheibert) pretenden que los sitios sean siempre acelerados, con gran desarrollo de fuegos de artillería, y especialmente con mucho tiro curvo de granadas-torpedos, y sin aproches ó por lo menos con muy pocos ramales, lanzar las columnas al asalto de los fuertes, ó mejor á que fuercen los intervalos poco guarnecidos y peor flanqueados por obras ya reducidas al silencio. No puede rechazarse en absoluto ningún procedimiento, ni negarse que contra algunas plazas dará sin duda buen resultado el ataque vivo á la von Sauer, pero tampoco puede fijarse como regla, lo que más bien será arbitrio hijo de circunstancias especiales, de la situación relativa del sitiador y de la fortaleza.

- SITIO NUEVO: Geog. Cab. del dist. del mismo nombre, prov. de Santander, dep. del Magdalena, sit. cerca del río de este nombre, entre los 10 y 11° lat. N.; 2790 habits.

SITIOS (Los): Geog. Caserío del ayunt. de San Bartolomé de Tirajana, p. j. de Las Palmas, prov. de Canarias; 157 habits.

SITIÓS: Geog. Aldea de la parroquia de Santa Eugenia de Asma, ayunt. y p. j. de Chantada, prov. de Lugo; 71 habits.

SITIRO (del gr. 4i0upos, gorjeo): m. Zool. Género de insectos del orden himenópteros, familia ápidos, cuyos principales caracteres son los siguientes: patas posteriores sencillas sin dilatación ni pelos propios para retener el polen; abdomen liso y desnudo; lengua cilíndrica, casi tan larga como el cuerpo. Este género, establecido por Lepelletier Saint Fargeau, es el único

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que comprende la tribu de los sitirinos, que algunos consideran como una familia completamente distinta de la de los ápidos, y sus especies viven todas en Europa y regiones cercanas.

Los Psithyrus viven como comensales de los Bombus ó abejorros, y su mismo nombre indica este género de vida en cierto modo parasitaria. Teniendo la misma forma y aspecto general que sus huéspedes, sus condiciones de existencia son de todo punto diversas, pues todo lo que el Bombus tiene de activo y trabajador tiene el Psithyrus de torpe y perezoso. Ambos se nutren del mismo alimento, pero el Bombus lo recoge y almacena con su actividad é inteligencia, al paso que los Psithyrus aprovechan la laboriosidad de los Bombus para atender al cuidado de su progenie. Para ello colocan sus huevos en los nidos de su huésped, como el cuclillo lo hace en los nidos de otros pájaros, y sus larvas se nutren y crecen cuidadas por los Bombus.

No existe en estos himenópteros nada que indique una vida social y laboriosa; no hay en ellos obreras; sus patas están desprovistas de aparato apropiado para recoger el polen; no parece sino que su vida parasitaria ha hecho que estos órganos desaparezcan por la falta de uso. Por lo demás, estos caracteres, fáciles de apreciar en las obreras, como faltan en los machos hace que los de uno y otro género sean tan semejantes que sólo el ojo ejercitado del naturalista los puede separar, más por su aspecto general que por la diversidad de su organización. Y no se crea que son raros estos huéspedes en los nidos de los Bombus. M. Pérez, profesor de la Facultad de Ciencias de Burdeos, que se ha consagrado al estudio de esta familia de insectos, cita con referencia á Hoffer una estadística según la cual de 48 nidos de Bombus 35 estaban invadidos por los Psithyrus, especialmente por los Ps. rupestris, campestris, vestalis y Barbutellus, que son las especies más comunes en Europa.

razón; apéndice prosternal algo prolongado por detrás y truncado en su extremo; el cuerpo casi plano por encima.

El tipo de este género es el Sitophagus Solieri, insecto muy pequeño, de color rojo ferruginoso, con estrías finas y punteadas sobre los élitros, y con dos cuernecitos formados por bordes del epistoma sobre la cabeza.

SITKA: Geog. Lugar cap. de dist. y del Territorio de Alaska, Estados Unidos, sit. en la costa occidental de la isla Baranof; 300 habits. Como se ve por la población, es una pequeña aldea; la rodea estrecha zona de cultivo, y á corta distancia empieza el bosque de pinos que cubre toda la isla. Sus minas de oro, de cobre y de carbón, están abandonadas. La única industria de relativa importancia es la pesca. Debe Sitka su existencia á los rusos, que la edificaron en 1799, é hicieron luego de ella, en 1832, la cap. dena): m. Bot. Género de plantas (Sitolobium) perlas posesiones rusas de América, con el nombre de Nueva Arjánguel. La isla Baranof, también llamada Sitka, se halla entre los 56°' 10' y 57 38' lat. N., y los 130° 40′ y 131° 46' long. O. Madrid. Tiene unos 160 kms. de largo y de 55 á 60 de máxima anchura.

SITOLOBIO (del gr. otros, trigo, y λóßtov, vai

teneciente al tipo de las criptómagas fribrosovasculares, clase de los helechos, familia de las Polipodiaceas, cuyas especies habitan en las regiones intertropicales, especialmente en las del hemisferio austral, y tienen el tallo erguido, arborescente, las frondes pinnadas una, dos ó tres veces, los esporangios insertos en los ápices de los SITO, TA (del lat. situs, p. p. de sinere, dejar): nervios formando soros casi redondos, margina. adj. Situado ó fundado.

...

mudaban de domicilio (por pequeños de litos) los habitantes de la corte en 1800 pasando desde sus casas á la cárcel de la Inquisición, SITA en la calle del mismo nombre. ANTONIO FLORES.

SITA mi reja enfrente del alcázar,
Desde allí vi la dolorosa escena.

BRETÓN DE LOS HERREROS.

SITODIO: m. Bot. Género de plantas (Sitodium) perteneciente á la familia de las Artocarpaceas, cuyas especies habitan en los países cálidos de Asia y Oceanía, y son plantas arbóreas con los jugos lechosos, las hojas alternas, cortamente pecioladas, trasovadas; anteras cuneiformes en la base, sinuadolobuladas, ásperas por el envés, con estípulas muy grandes, coriáceas, arrolladas envolviendo las yemas y cayendo al desprenderse éstas; pedúnculos envueltos entre las estípulas como una espata que se desprende luego lateralmente; flores monoicas, las masculinas apretadas sobre un receptáculo mazudo y despro visto de brácteas, con el cáliz de dos ó tres sépalos erguidos, desiguales y más o menos soldados entre sí en la base; estambre uno solo, con el filamento lineal aplanado y la antera terminal, bilocular, con las celdas opuestas; las femeninas están soldadas entre sí, insertas sobre un recep táculo globoso en forma de cabezuela, con el cáliz tuboloso, cilíndrico, y limbo piramidado, entero, por cuyo ápice asoma el estilo; ovario libre, unilocular, con un solo óvulo fijo á la pared estilí fera, anfitropo, con el micropilo súpero; estilo lateral alargado, filiforme y terminado por un estima lineal entero; sincarpio abayado, con las celdillas carnosas, engrosadas, mezcladas con numerosos cálices estériles y con la superficie erizada por numeros ápices apiramidados resultantes de los cálices; utrículos membranosos, con un vestigio de estilo lateral y que se rompen longitudinalmente; semilla aovada, parietal, fija por el ombligo, que está situado en la cara ventral; embrión sin albumen, con los cotiledones grandes y carnosos, algo desiguales, y la raicilla muy corta, súpera, aplicada sobre el dorso de los cotiledones.

SITÓFAGO (del gr. oiros, trigo, y páɣw, yo como): m. Zool. Género de insectos del orden coleópteros, familia tenebriónidos, tribu tenebrioninos. Se distingue este género por presentar los caracteres siguientes: el menton trapeciforme, provisto de un apéndice en su cara externa; la lengueta saliente; el último artejo de los palpos labiales subtriangular, el de los maxilares de la misma forma, oblicuamente truncado en su extremo; la cabeza más ancha que larga, casi en semicírculo, encajada en el protórax hasta la mitad de los ojos; las antenas llegan hasta casi el extremo de los élitros, con el tercer artejo un poco más largo que el cuarto; los seis que siguen á éste son gradualmente comprimidos, un poco angulosos por fuera, y el último ovalado; el protórax transversal, ligeramente estrechado y paralelo en su tercio posterior, algo escotado por delante y con dos ligeros senos en su base; el escudo en forma de medio hexágono; los élitros tan anchos como el protórax y truncados por delante, con los bordes dentiformes y después paralelos; su repliegue epipleural bruscamente incompleto por detrás; las patas medianas; fémures un poco abultados, sobre todo los posteriores; tibias delgadas y rectas; el primer artejo de los tarsos posteriores tan largo como el último; el apéndice intercoxal en forma de un triángulo agudo; el mesosternón en forma de co

les, el indusio doble, algo membranaceo, contitinuo con los nervios, y un falso indusio formado For los bordes revueltos de las frondes, cuyos segmentos se aplican unos sobre otros.

SITONES: m. pl. Geog. ant. Pueblo de la Escandinavia, que según Tácito vivía en los confines de la Suevia, en Noruega.

SITONIA: Geog. ant. Una de las tres penínsulas de la Calcídica. Es la central, y derivaba su nombre de un antiguo rey, Sitón.

SITONO (del gr. oiros, trigo): m. Zool. Género de insectos del orden coleópteros, familia curculiónidos, tribu braquiderinos. Sus caracteres más importantes son los siguientes: cabeza regularmente convexa sobre la frente; rostro tan largo y un poco más estrecho que la frente, paralelo ó un poco atenuado por delante, plano y finamente surcado por encima, con una escotadura pedas, bruscamente arqueadas é infraoculares; las queña en su extremo; las escrobas muy profunescapo, grueso ó nudoso en su extremo, llega antenas cortas ó medianas, poco robustas; el hasta el borde posterior de los ojos; el funiculo con los dos primeros artejos algo cónicos, alargados, los siguientes moniliformes; la maza ovalada y articulada; los ojos brevemente ovoideos y más ó menos salientes; el protórax transversal ó no, cilíndrico, truncado por delante y en su base; el escudo muy pequeño; los élitros oblongos, sensiblemente más anchos que el protórax, débilmente escotados en su parte media ó truncados en su base; las patas poco robustas y casi iguales; las tibias rectas; los tarsos medianamente anchos y esponjosos por debajo; su cuarto artejo muy largo, y las uñas muy grandes y libres; el apéndice intercoxal ancho y redondeado por delante; el metasternón más o menos alargado; el cuerpo oblongo ú oval, escamoso y brevemente hispido.

Estos insectos son inofensivos al estado de el estado de larva, durante el cual atacan las insectos perfectos, pero no sucede lo mismo en partes tiernas de las plantas. El cuerpo de la larva es carnoso y está revestido de tegumentos más o menos resistentes y algo encorvado posteriormente; la cabeza, redondeada y córnea, está provista de un epistoma bien distinto y cuadrangular; la boca se encuentra dirigida hacia abajo y se compone de dos mandíbulas robustas, cortas y obtusamente dentadas en su extremo; dos maxilas casi contiguas á la lenguieta, y de un menton grueso y carnoso, poco distinto de la lengüeta y provisto de dos palpos biarticulados y muy cortos; las estemmas faltan generalmente y son muy poco numerosas cuando existen; las antenas no se encuentran representadas más que por dos pequeños apéndices situados en la base de las mandíbulas; los segmentos torácicos están más desarrollados que los del abdomen y algunas veces son mamelonados como ellos, sin que lleguen á llevar ninguna pata; el número de segmentos abdominales es de nueve: el último está desprovisto de seudópodo. Estas larvas, después de terminar su crecimiento, se metamorfosean en el seno de la tierra, y antes de transformarse en ninfas se fabrican una especie de capullo en donde se encierran para salir más tarde bajo la forma de insecto perfecto.

Este género es muy rico en especies, la mayor parte propias de Europa, de las regiones de Asia y del Norte de Africa; las demás, en menor número, habitan en la América del Norte. Casi todas son muy pequeñas y las más grandes escasamente llegan á adquirir un tamaño regular; su color es gris ceniciento ó amarillo terroso, y

presentan pequeñas manchas esparcidas por encima de sus tegumentos.

En Andalucía se encuentra una especie muy curiosa, que es el Sitones fallax Ronsenh.

SITPUR: Geog. C. del dist. de Muzaffargarh, orilla dra. del Satley ó Penjnad, aff. izq, del prov. de Multan, Penyab, India, sit. cerca de la Indro; 2000 habits. Fué cap. de la dinastía de los Nahar.

SITRAMA DE TERA: Geog. Lugar con ayuntamiento, p. j. de Benavente, prov. de Zamora, dióc. de Astorga; 342 habits. Sit. en la carretera de Palencia á Orense, entre Colinas de Trasmon

te y Santa María de Tera. Terreno llano en su mayor parte, regado por aguas del río Tera; cereales y legumbres.

SITTANG Ó SITTAONG: Geog. Río de la Birmania, Indo-China. Nace en los montes Chan Yoma ó Paong-Laong, al E.N. E. de Yemetin; corre al S.S. E. y S.S.O.; pasa de la Alta Birmania á la Baja por la prov. de Tenaserim; recibe entre otros afls. el Sua y el Kabung por la derecha; baña á Tungu y á Sittang; forma luego una gran curva, y se ensancha considerablemente en su desembocadura entre los ríos de Rangún y Martabán, en el golfo de este nombre. Tiene unos 600 kms. de curso.

SITTARD: Geog. C. del dist. de Maestrich, prov. de Limburgo, Holanda, sit. al N. N. E. de Maestrich, á orillas del Geelen, en f. c. de Maestrich á Venloo; 6000 habits. Fab. de curtidos y cervezas. Comercio de trigo y ganados. Bonita iglesia católica, fundada en 1290.

SITTEN: Geog. V. SIÓN (Suiza).

SITTER: Geog. Río de Suiza. Lo forman tres cantón de Appenzell, al pie del Santis. Corre en pequeñas corrientes que se unen en un valle del atraviesa las Rodes Exteriores y el cantón de general hacia el N.O.; baña la c. de Appenzell; Saint Gall; penetra en el cantón de Turgovia, y en Bichofszell vierte sus aguas en el Thür, después de un curso de 52 kms.

SITTINGBOURNE: Geog. C. del condado de Kent, Inglaterra, sit. al E.N.E. de Maidstone, en el Milton Creek, prolongada bahía del Swale, y en el f. c. de Londres á Douvres por Chatham; 8000 habits. Mercados de granos y de ganado. Iglesia donde hay una estatua yacente de la época de Eduardo IV.

SITUACIÓN (de situar): f. Disposición de una cosa respecto del lugar que ocupa.

disponiendo también de tal suerte lcs estanques, que en ellos, como en una carta de marear, reconozca (cuando entrase á pasearse) la SITUACIÓN del mar. SAAVEDRA FAJARDO.

La SITUACIÓN agrícola de un punto cualquiera se determina por su latitud geográfica distancia del Sol, etc.

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