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sos ó córneos, de espínulas más o menos alargadas, que adornan la cara dorsal lo mismo que los lados del cuerpo.

El insecto perfecto es de pequeño tamaño, de 2 milímetros de longitud, y de color amarillo ferruginoso y pubescente. El tipo de ellos es el Symbiotes ornatus, que habita en Europa.

SIMBIRSK: Geog. Gobierno de la Rusia oriental, limitado al N. por el de Kasan, al E. por el de Samara, al S. por los de Saratof y Pensa, y al O. por el último el de Niyegorod; astronómicamente está sit. entre los 52° 48'-55° 51' latitud N. y 49° 15'-53°45' long. E. Madrid; 49495 kms.2 y 1638210 habits. El suelo del gobierno de Simbirsk ofrece una particularidad curiosa: el lecho del Volga, por formar el límite oriental, así como la zona inmediata, presenta una pendien: te de N. á S.; pero muy cerca de esta orilla, á veces confundiéndose con ella, corre la muralla de ribazos cuya altura aumenta á medida que desciende el río, y al O. de esa muralla todo el país tiene la pendiente general de S. á N., es decir, opuesta a la del Volga. Las montañas que siguen el curso de éste toman diferentes nombres, según las localidades; al S. del gobierno de Kasan se llaman montes de Gorodixché; luego montes de Undory; en Senguilei reciben el nombre de Orejas de Senguilei; llegan á su mayor altitud á lo largo del Samarskavia-Luka, llamándose allí montes Jegulevskiia, y por último, cerca de la frontera meridional del gobierno, se denominan montes de Sisran. En la serie de montañas continuadas, á medida que se aleja del río se ensancha y transforma en una meseta que parece alcanzar su mayor altitud en el extremo S. O. del país, de aquéllas se desprenden varias ramificaciones, sobre todo en la parte meridional, que es la más accidentada de todo el gobierno. Este pertenece completamente á la cuenca del Volga, que toca en territorio Simbirsk al salir del de Kasan y sigue la frontera E. en unos 480 kilómetros, no recibiendo de aquél más tributarios que pequeños ríos y arroyos; sólo el Usa y el Sisran son de relativa importancia; los dos únicos afluentes considerables, el Sura y el Sviiaga, se unen al Volga fuera del gobierno; es digno de mención el segundo, porque teniendo su cauce muy próximo y casi paralelo al del Volga corre en sentido opuesto á causa de la disposición del suelo que antes se indicó; el Sura nace en el extremo S.O. del gobierno de Simbirsk, entra muy luego en el de Kasan, engrosado con el Barich, el Altir y el Piana. La temperatura máxima en esta comarca es de +46°, la mínima de 44 y media anual no pasa de +3,75; sin embargo, el clima de Simbirsk se califica de templado respecto del de todo el Imperio. En las formaciones geológicas del suelo se encuentran desde la carbonífera hasta los aluviones modernos; el terreno carbonífero se encuentra en la parte oriental á lo largo del Volga, encerrando en algunos parajes asfalto y azufre; el trías está repartido hacia el N.; los terrenos jurásicos en la parte septentrional de la orilla de Volga y en el N.O.; la formación cretácea se desarrolla cerca del Sviiaga y del Sisran, y las arcillas y arenas del terreno plioceno constituyen el hecho de vario ríos. Una espesa capa de mantillo negro cubre casi todo el suelo del gobierno, uno de los más fértiles de Rusia. La producción de cereales, principal cultivo del país, supera las necesidades del consumo; el sobrante se exporta á los gobiernos limítrofes ó se emplea en las destilerías; se producen también, con abundancia progresiva, patatas, lino y cáñamo; la arboricultura se encuentra en estado muy floreciente; en cambio la ganadería no prospera por falta de pastos. En la región N. hay bosques magníficos, y la abundancia de éstos en todo el país da origen á multitud de industrias, como la construcción de barcos, carros, ruedas y utensilios de cocina; la corteza del lilo sirve para confeccionar esteras. Entre las demás industrias deben citarse: la fab. de paños y otros tejidos, máquinas, vidrio, aceite, etc., la extracción de asfalto, que produce al año 9800 toneladas de barniz y 2400 de alquitrán, etc. El comercio es muy activo, particularmente para los cereales, productos coloniales, linaza, sal, lana y otros productos; favorece el movimiento mercantil el Volga, sobre cuyo río tiene el gobierno 10 puertos; los de Simbirsk, Sisran y Senguilei son los más importantes; además, por la parte S. cruza un pequeño trayecto del f. c. de Moscú á Samara. Además de Simbirsk, cap. del gobierno, cuenta

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terponiendo entre las partes divididas un cuerpo extraño, como un anillo ó un cuerpo graso. Cuando la adherencia es mediata y muy extensa la curación resulta más difícil; se puede recurrir á diversos procedimientos operatorios, de los cuales el más sencillo consiste en atravesar las partes adheridas con una aguja curva, á la que enhebra un alambre de plomo cuyos extremos se aprietan de vez en cuando. La constricción con el hilo realiza la sección de las adherencias, que se puede terminar con las tijeras.

SIMBLIO: m. Bot. Género de plantas (Simblium) perteneciente al tipo de las talofitas, clase de los hongos, orden de los basidiomicetos, suborden de los gasteromicetos, familia de los Faláceos, cuyas especies se caracterizan por tener las peritecas deprimidas, que se abren por un poro irregular á partir del cual se desgarran en lacinias las paredes de la periteca, ascas anilladas, vermiculares. Sus especies son hongos muy pequeños, que suelen aparecer sobre los vegetales vivos, y sólo se acusan al exterior como una vellosidad hasta que llega la época de la fructi

ficación.

éste siete c. cap. de dist.. una c., una villa y 3482 aldeas y caseríos. Desde 1708, en que Rusia fué dividida en gobiernos, el de Simbirsk ha sufrido continuas modificaciones; mucho más extenso en su principio, ha ido perdiendo importantes trozos de territorio, que se han agregado á los de Kasan, Pensa y Samara. || C. cap. del go. bierno ruso de su nombre, residencia del gober-se nador y de un obispo griego; 39000 habits. La población está construída en anfiteatro sobre los escarpes de la orilla dra. del Volga, ofreciendo un golpe de vista muy pintoresco. Como c. moderna, sus calles son anchas y rectas; las casas, de madera la mayor parte, estan rodeadas de her. mosos parques y jardines. Entre el Volga y el Sviiaga por un profundo barranco corre el Marichka, llamado Simbirskoi, en el interior de la población, que queda dividida en dos partes: la del E. del lado del Volga, y la del O. del lado del Sviiaga; la parte central, elevada unos 140 m., se llama Vienetz. La ciudad baja se extiende entre esta altura, el Sviiaga y el Volga; la parte más baja, en la orilla de éste, se denomina Padgornoi. En ella se encuentra, paralela al Volga, la calle de Pedro y Pablo, que conduce al teatro; de esta parte la Bolkaia ó Gran Calle, que atraviesa toda la ciudad; hacia el centro de esta calle está el boulevard, plantado de árboles; á la extremidad N. la plaza, en donde entre otros edificios públicos se halla el Gostinny Dvor. La Lissinaia principia en la Bolkaia, y se dirige al S.O. hacia la carretera de Sarakof y su barrio de Tout; la Potroskaia y la Moskuskaia conducen á la carretera de Moscú, y la Dvortsvaia á la de Kasan. Esta última calle cruza el Niarichka por un dique y un puente; por el O. se dirige hacia la cárcel y por el E. á la plaza Karamzin, en donde se levanta el monumento á este historiador, rodeado de una verja de bronce. Al N. de la plaza hay un Casino Municipal; al S. el Colegio, un jardín público y el Tribunal; al lado opuesto el Palacio del Gobierno, y muy cerca el Círculo de la Nobleza, con la Biblioteca pública. Da también sobre la misma plaza el convento del Salvador, que tiene entrada por la Bolkaia; este convento, fundado al mismo tiempo que Simbirsk en 1648, está rodeado de un muro de piedra con muchas torres. Junto al Palacio del Gobierno la iglesia de San Nicolás, construcción bonita y de mucha originalidad, restaurada en 1863. Saliendo por una pequeña calle que hay al S. de la plaza Karamzin se llega á la plaza de la Catedral, en cuyo centro se alza la catedral de ia Trinidad, construída por la nobleza de Simbirsk en recuerdo de la expulsión de los franceses en 1812, y en ella se conservan las banderas de 1812 y 1856. La catedral de San Nicolás, antigua de la Trinidad, en el Vienetz, es un edificio de madera levantado en el siglo XVII. Hay otras 21 iglesias, una católica romana, una luterana, una mezquita y dos conventos. Numerosas fábricas; la pesca y el comercio son muy importan tes. La primera semana de cuaresma se celebra una gran feria. La c. de Simbirsk fué fundada en 1648 y rodeada de empalizadas para defenderla contra los ataques de los bárbaros; á poca distancia se levantó una pequeña fortaleza con siete torres unidas á la c. por una muralla y un foso. El bandido del Volga, Slenka Razin, incendió la población en 1670, y otro incendio la destruyó casi totalmente en 1864.

SIMBLÉFARON (del gr. σúv, con, y ẞλépapov, párpado): m. Patol. Adherencia de los párpados con el globo ocular, ordinariamente consecutiva á una quemadura ó á una ulceración, algunas veces congénita.

Esta adherencia, limitada casi siempre al párpado superior, extendida en ocasiones á ambos, se llama completa ó general cuando ocupa toda la cara anterior del ojo; incompleta ó parcial en el caso contrario; mediata cuando se halla formada por bridas celulosas ó membranosas; inmediata cuando el tejido mismo de los párpados está íntimamente unido á la superficie anterior del globo ocular. El simblefaron difiere del anquiloblefaron porque en éste los párpados se adhieren entre sí y no al globo del ojo.

Cuando la adherencia consiste en una simple brida se la puede destruir separando todo lo posible los párpados del globo ocular y cortando la brida con un bisturí, que se lleva de plano por debajo de estos velos membranosos, o con unas tijeras. Se impide después la formación de nuevas adherencias durante la cicatrización in

SIMBLOCLINO (del gr. oiußλos, colmena, y Kλvn, receptáculo): m. Bot. Género de plantas (Simblocline) perteneciente á la familia de las Compuestas, subfamilia de las tubulifloras, tribu de las asteroideas, cuyas especies habitan en el Perú, y son plantas fruticosas, con las hojas oblongolanceoladas, enterísimas, lampiñas y de color verde negruzco por el haz, rojizotomentosas por el envés como las ramas, con las cabezuelas pediceladas formando corimbo flojo, con las flores purpurescentes y las lígulas numerosas; cabezuelas multifloras, heterógamas, con las flores del radio uniseriadas, liguladas y femeninas, y las del disco tubulosas, hermafroditas ó masculinas por aborto; involucro formado por varias series de escamas, las exteriores más cortas y tomentosas, empizarradas, y las interiores lampiñas y ásperas, más largas que el disco; receptáculo alveolado, con los alvéolos salientes, dentados y casi fibrosos; corolas de la circunferencia semiflosculosas, con la lígula lineal y alargada, y las del disco con tubo cilíndrico y limbo quinquedentado; anteras no apendiculadas; aquenios de la circunferencia oblongos, ligeramente comprimidos, casi glandulosos, pelosos, y los del disco delgados y estériles; vilano, en los aquenios del radio, formado por una sola serie de cerditas ásperas, y en los del disco por dos series de pelos, los exteriores más cortos y los interiores semejantes á los de los aquenios de la circunferencia.

SIMBLÓN (del fr. simbleau): m. Art. y Of Cuerda para trazar círculos de gran radio que termina por ambos extremos en dos lazos, colocándose en uno de ellos un clavo que se fija en tierra, y el otro en un trazador que consiste en una punta de hierro; fijado uno de los extremos en el centro y atirantada la cuerda con el trazador, éste va marcando al girar un surco que es la circunferencia pedida; conviene mojar la cuerda antes de usarla para que sea más difícil cambie su longitud; se emplea en los jardines para el trazado ó rectificación de curvas circulares; conviene para poder variar la longitud de la cuerda, llevándola á la del radio que se desea, unirla un pequeño aparato consistente en un tubo del diametro próximamente de la cuerda, con un tornillo que obra sobre ella oprimiéndola, con lo que se puede fijar este aparato, que es el trazador, en el punto que se quiera; el tubo lleva á uno de sus costados soldada una punta de clavo, que es la que sirve para trazar.

También recibe el mismo nombre un pequeño aparato que sirve para determinar el centro de un agujero circular y facilitar el trazado de otra curva concéntrica: el mas sencillo y elemental consiste en una pequeña traviesa AB (fig. 1) de madera dura, recubierta hacia su centro por una chapa C de zinc, cobre, latón ó cualquier otro metal blando, fija con alfileres ó puntas de París a: otras veces se hace de un metal blando de los que hemos indicado toda la traviesa; ajustada en el agujero, y acuñándola si es preciso, como por la presión sufrida tiende á buscar la parte más abierta de la curva, llegará á colocarse en uno de los diámetros de la circunferencia, y determinando la mitad de la longitud se marcará el punto hallado C con dos trazos, y se podrá fijar en este punto, así establecido, la punta de un compás, ya para rectificar el trazado, ya

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esta clase.

En las forjas, talleres de ajuste ó construcción de máquinas, y en otra porción de industrias, se hace uso del simblón, que ya constituye un verdadero útil, pues resulta un aparato perfeccio nado Este simblón, que es el representado en la fig. 2, se compone de un cuadradillo de metal AB, terminado en dos puntas A y E, ó cuchillos por uno de sus extremos y fileteado en tuerca á partir del otro, y en sentido de su longitud en una extensión suficiente para que pueda alojarse en esta tuerca un tornillo BD, de una longitud

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próximamente los cuatro quintos de AB; el cuadradillo tiene marcada su línea media F, y en ella divisiones de milímetro en milímetro; por éste corre á deslizamiento una anilla C, de sección cuadrada y caras exteriores planas, á la que va unida, por la parte opuesta al tornillo, un nonius en el que 9 milímetros de longitud se han dividido en 10 partes, y que por lo tanto aprecia décimas de milímetro: la pieza C lleva señalado su centro y tiene un ancho de 2 centímetros, de modo que el centro se halla á un centímetro más adentro del nonius; la escala de la varilla se cuenta á partir de 0. El tornillo tiene un milímetro de paso de rosca y la cabeza del cuadradillo por el lado en que el tornillo ajusta, está en su circunferencia dividida en 10 partes iguales; además las roscas están cortadas todas según una generatriz del cilindro envolvente; el tornillo termina en una cabeza D redondeada y con dos taladros á ángulo recto, para pasar por ellos una palanca y poderla hacer girar con facilidad. La manera de funcionar este simblon de tornillo es sumamente sencilla. Supongamos que se quiere determinar el diámetro interior de un tubo 7 de bridas, y hallar el centro para fijar la posición de los seis agujeros ó taladros a que deben hacerse en las bridas; se aplica el aparato al interior del tubo por su boca, haciendo girar el tornillo hasta que el simblon no pueda moverse; es evidente, según antes hemos dicho, que se había colocado la línea media F según uno de los diámetros del simblon; la longitud del diámetro se compone de la AB conocida, más su longitud, conocida también, por ejemplo, 2 centímetros, de la cabeza D, más la parte que haya salido el tornillo de su tuerca, cuya parte, en milímetros, la dará el número de

roscas, contadas por la generatriz que lleva la escotadura, más un número de décimas de milímetro que señalará la división á que en el agujero de la tuerca haya llegado la escotadura correspondiente; conocido el diámetro se divide por dos y se lleva la pieza C al punto que mar que esta mitad menos un centímetro, á que el centro se halla de la arista correspondiente; fijo el centro se podrá trazar la circunferencia de los centros de los agujeros a, y hacer en ella las divisiones llevando el radio CA, ó por cualquier otro procedimiento geométrico.

SIMBLONERIA: f. Bot. Género de plantas (Symbloneria) perteneciente á la familia de las Peneáceas, cuyas especies habitan en la América del Sur y especialmente en la región litoral del Pacífico, y son plantas arbustivas, con las ramas jóvenes cubiertas de tomento ceniciento, las hojas alternas, lanceoladas, acuminadas, enterísimas y lampiñas, y las cabezuelas axilares y terminales en corimbos y con las corolas blancas; cabezualas multifloras, homógamas, y con las flores algo diferentes; involucros hemisféricos, con escamas pluriseriadas, empizarradas, desiguales y aplicadas por la base; receptáculo alveolado; corolas tubulosas, profundamente quinquéfidas, con las lacinias lineales, obtusas y las del margen casi palmeadas; estigmas filiformes, pubescentes y acuminados; aquenios apeonzados, vellosos y enclavados en los alvéolos del receptáculo; vilanos formados por varias series de pajitas verdosas, y las exteriores más y blancas.

cortas

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llamarse ó convocarse algunos secretamente, y para ser conocidos y admitidos.

SÍMBOLO: Credo ó sumario de los principales artículos de la fe de los cristianos.

tuvieron por cosa muy extraña, que un' papagayo, que el cardenal Ascanio tuvo, dijese con voz clara, y seguido, el SÍMBOLO de la fe.

FR. ANDRÉS FERRER DE VALDECEBRO.

- SÍMBOLO: fig. Obscura y breve sentencia ó enigma, que significa una cosa oculta, y es particular ó característica de un sujeto.

SÍMBOLO fué de Pitágoras, que no se había de dar la mano á cualquiera.

SAAVEDRA FAJARDO.

- SÍMBOLO: Fil., Arqueol. y Bell. Art. En todo símbolo hay que considerar la idea que entraña y la forma que le exterioriza y determina, es decir, el pensamiento y medio de expresión. Atendido este doble punto de vista, el presente artículo tiene forzosamente que constar de dos partes: una que corresponde à la Filosofía, y otra à la Arqueología y á las Bellas Artes.

I Símbolo es el signo que tiene, ó al cual se atribuye, un sentido convencional. Tomado siempre de lo exterior, el símbolo expresa, por conveniencia ó adhesión, ideas más o menos abstractas; por ejemplo, el gallo signo de la vigilancia, el perro de la fidelidad, etc. En medio del convencionalismo, que es inherente á todo símbolo, siempre se halla en su génesis la característica de todo signo, á saber, alguna relación de semejanza con lo significado (V LENGUAJE, SIGNIFICACIÓN Y SIGNO). El símbolo, verdadero sustituto de la imagen, es siempre, si concebido por la razón, concretado en cualquiera de las formas de la sensibilidad merced al poder, no ya sólo creador, sino constructivo de la imaginación (V. FANTASÍA). «No se piensa sin imágenes,» dijo Aristóteles, y pudiéramos añadir: ó sin el sustituto de ellas, que es el símbolo. Reviste, en efecto, la imaginación de formas más ó menos plásticas todos los estados interiores y cuantos datos y elementos nos asimilamos del exterior Más que plancha fotográfica, es un poder que convierte en redivivo todo lo que ha pasado, y á veces cuanto puede pasar, á través de nuestro pensamiento. Aun la fantasía llamada reproductora no se limita á la copia servil de los objetos por nosotros ya percibidos. Suple la percepción actual de los objetos por símbolos que los representan, no en copia mecánica, sino en sus rasgos principales y más salientes La fantasía es síntesis eficaz del mirar y el ver; los símbolos que construye son sustitutos de los objetos, como dice Taine, pero mejor adaptados al fin del pensamiento que la misma percepción compleja en que se ofrecen, son signos abreviados de los objetos, de más relieve a veces que la misma percepción empírica. Sirva de ejemplo el lenguaje enigmático de las Matemáticas, señaladamente del Algebra. Con la suficiente discreción para repartir la fuerza representativa de lo mental, la imaginación reproduce lo percibido libre del ritmo inalterable de los fenómenos y de sus formas (espacio y tiempo). Domina el espacio, mientras la trasla ción en él no rompe nunca la continuidad: con la imaginación volamos á través de toda distancia é imaginamos lo que nos rodea y á la vez los objetos que existen en los antípodas. Además se mueve dentro de la sucesión del tiempo con una libertad que excede lo inflexible de su ritmo y hace posible la previsión en el orden real y la inducción en el mental. El símbolo es el resultado ó producto de nuestra representación del mundo. La ciencia misma es toda ella un simbolismo, ó sea una traducción en términos mentales, de pensamiento, de los distintos objetos y relaciones que percibimos. No se limita el símbolo á la reproducción plástica de lo ya percibido. Merced á la reacción propia de nuestro cerebro, combinamos libremente las percepciones recibidas del exterior en formas relativamente nuevas y más libres, función propia de la fantasía creadora ó poética y germen de toda inspiración artística. Se nutre la imaginación del artista de lo que ha percibido, y ve en ello nuevas perspectivas y combinaciones; añade é incorpora á lo real lo ideal que concibe. Es decir, que el arte es homo additus naturæ, el hombre añadido á la naturaleza, lo real visto á través del ideal. Rehace el artista en su concepción y modifica en parte las fuerzas que ha recibido

del mundo real y que más vivamente le han impresionado. Como la imaginación llamada creadora ó poética es siempre reproductiva en cuanto á la materia (ex nihilo nihil), y sólo creadora en la combinación de formas nuevas, mejor se designaría el alcance del poder imaginativo di ciendo que es constructivo (no creador) de símbolos. Tienden éstos á asociarse en el cerebro, no arbitrariamente (sueño), sino siguiendo las mismas leyes que las asociaciones reales de los objetos y fenómenos exteriores, y á la vez hallando nuevas y más íntimas conexiones de las que revela la apariencia fenomenal y contradictoria de los objetos. Así sirve el símbolo como signo del orden real y mental que concibe el intelecto. El símbolo lleva implícito un cierto sentido unificador, que se muestra en el afán de poner de relieve lo más característico de los objetos ó relaciones que pretendemos expresar plásticamente. La imaginación construye el símil y representa indirectamente un objeto por otro más o menos análogo. Convierte en plástico y concreto lo difuso y abstracto. Se añade al poder constructivo de la imaginación una intensidad expresiva, que da vigor, hasta entonces no presentido, y vida actual á lo que sólo la poseía latente. El símbolo es signo de la manera ó del procedimiento que ha de seguir la idea para hacerse concreta (para hacerse carne Et verbum caro factum est). Parece su eficacia semejante á la de la vara mágica, que, según la tradición, hace brotar el agua de la peña. La imagen de la mujer con cola de pez, la sirena, es construcción de dos percepciones diferentes, y expresiva plásticamente de la voluptuosidad con su doble carácter de seducción y grosería. La de la culebra mordiéndose la cola expresa la inmovilidad y carencia de comienzo y de fin de la idea abstracta de lo infinito.

La diversidad de grados (matices) de analogía entre la idea ó el objeto imaginado y la imagen que lo traduce indica una jerarquía de la figura (copia más o menos servil, retrato) al símil, metáfora, comparación, etc., hasta llegar al símbolo, que, si conserva con lo representado relación ya lejana de analogía, demanda una interpreta ción muy laboriosa. Así se explica que la imaginación, cuyo poder constructivo y de expresión da relieve y claridad plástica á lo representado, decline, con el simbolismo, en la sutileza y aun en la obscuridad. Predomina en el símbolo lo subjetivo sobre lo objetivo, lo ideal (y por ideal abstracto) sobre lo real y concreto. El símbolo mata á la idea; el inconoclasta destruye la imagen. Entonces es preciso que el poder imaginativo vuelva al Jordan, donde bebiera su primera inspiración, á percibir lo real, buscando para su expresión símbolo más adecuado. Es la eterna cuestión del idealismo y del realismo en el Arte. A medida que el simbolismo pierde virtud expresiva, ha arraigado, sin embargo, por el lastre de la tradición, ha cristalizado en formas inflexibles, y la misma obscuridad que impone para su interpretación se convierte en auréola de respeto y de adhesión (el arca santa de las tradiciones, el libro cuya interpretación se halla cerrada con siete llaves). A pesar de tales inconvenientes el hombre no puede prescindir del símbolo, pues todo su pensamiento es simbólico, en cuanto no se piensa sin imágenes, y por consiguiente á un ideal (pensamiento concebido en formas sensibles) que muere sustituye otro que trae nueva savia, que á su vez será reemplazado á su hora y sazón por otro, y así indefinidamente. Y como todo ideal, representación simbólica de la realidad concebida, es siempre relativo (perfectible, pero no perfecto), la fuerza de inercia es la que lo convierte de germen de vida en rémora del progreso. Si el ideal es dinámico, si el simbolismo es flexible, si ambos pierden el carácter dogmático que les esteriliza, si á la intransigencia sustituye la tolerancia, si la idea estrecha es suplantada por la más amplia, si el símbolo viejo no niega el agua y el fuego al nuevo, entonces se cumplirá ordenadamente el progreso, y á la marcha á saltos y vertiginosa de la revolución sucederá el ritmo continuo y acompasado de la evolución, y á la fuerza bruta la racional del pensamiento. El ideal encarna en la realidad, en cuanto la imaginación lo simboliza, determinando el tránsito de lo abstracto á lo concreto como inmersión de la idea en lo real que anticipadamente concibe. El ideal es una anticipación de la realidad, una perspectiva á distancia, en poder ó fuerza de tensión, que pide

convertirse en acto ó fuerza viva, un cuántum difuso que demanda convertirse en energía específica. El tránsito siempre fecundo de lo ideal á lo real es el punto intermedio que significa el símbolo. Al convertir lo abstracto en símbolo concreto, el simbolismo acerca lo ideal á lo real. La recíproca fecundación de lo ideal y de lo real se debe, al menos en la marcha que sigue, al poder plástico y vivo de la imaginación, que construye símbolo para la idea como la naturaleza espiga para el grano. El poder constructivo de la imaginación es la aurora de la vida racional; anuncia el triunfo próximo, la plena madurez del ideal. Lo que es la vestidura para el cuerpo, el órgano para la función, la palabra para el pensamiento, es el símbolo para la idea. Pensar y obrar es la síntesis superior de la vida. En ella, si á veces efecto del pensamiento abstracto, derivado y ya lejano de la realidad, la teoría se divorcia de la práctica ó ésta cae en la rutina, repugnando el impulso director de aquélla, nuevamente se contrasta la idea ante el hecho, y á su vez el hecho se regula según la idea.

cas, como son la caldeo-asiria y la fenicia, encontramos constante el predominio del símbolo, puesto que todas ellas consisten en la deificación de los poderes y de las leyes de la naturaleza, ideas que necesitaban de una exteriorización gráfica. Tales son en la Mitología caldeo-asiria la forma híbrida de hombre, águila y pez con que se representó al dios Anú, personificación del caos primordial; los cuernos de toro que adornan la tiara que corona al dios Belo, personificación del poder físico; el número 10, que simbolizaba á Nebo, dios de la Literatura; las patas de gallo con que aparece representado Nargal, dios de la Guerra. En la Mitología fenicia vemos la unidad esencial de la cópula simbolizada en la combinación de dos formas de Baal; el Sol y la Luna como símbolos exteriores del poder de la naturaleza, y para los efectos del culto el betilo (V. esta voz), ó piedra del rayo, como emblema de la divinidad.

En las formas exteriores de las religiones indoeuropeas también impera el símbolo, pues no de otro modo se dió forma á la representación de los agentes ó fenómenos de la naturaleza, personificados por seres invisibles. En este sentido puede decirse que todas las divinidades del paganismo grecolatino no son otra cosa que símbolos, pues Atenea ó Minerva, diosa de la sabiduría, simboliza la pureza del cielo; Afrodita ó Venus, diosa de la belleza, simboliza el amor físico; Apolo, dios juvenil, con su lira por atributo, es el dios de la luz; la doncella Proserpina, á quien roba Plutón, es un símbolo de la espiga de trigo; Baco, dios del vino y de los placeres, es un sím bolo de la vegetación exuberante; los héroes, como Hércules, Teseo y Perseo, simbolizan el poder del Solque ahuyenta las nubes, personificadas á su vez por aquellos leones, jabalíes, toros y monstruos á quienes ellos vencen. Cada fábula de la Mito

El símbolo, como expresión (la primera) concreta de lo abstracto é ideal, representa puente intermediario entre ambos. Desde la práctica, aun la más distanciada del ideal, el símbolo sugiere la idea. Despierta vivo é intenso el sentimiento patriótico cuando vemos en lejanas tierras el símbolo de la propia, el trapo rojo y gualda de nuestra gloriosa bandera. Recíproca mente, desde el ideal, aun el más abstracto, el símbolo, que plásticamente lo condensa, aproxima su decantada condición utópica á la realidad. La contemplación de las pirámides de Egipto cohonesta con la sublime grandeza de la muerte. Entre el mundo real y el ideal, el mundo de los símbolos borra los límites de los dos primeros y establece el signo de la racionalidad que debe regular las mutuas relaciones de ambos Ningu-logía entraña un símbolo que no podemos deter

na idea es eficaz en el mundo ínterin no comien. za por tomar cuerpo en un símbolo. Ningún he cho es sugestivo, propiamente racional, mientras no sirve de indicio ó símbolo á alguna idea, que encarna dentro de sus límites concretos. Expresa, por tanto, el símbolo la iniciativa de la participación que toma el individuo en el cumplimiento de su propio destino.

II La historia del símbolo ofrece tres aspectos, ó si se quiere tres períodos claramente determinados por la Mitología, el cristianismo y el arte moderno, de los cuales vamos á ocuparnos.

El símbolo en la Mitología. - La representación de ideas abstractas por medio de signos es de origen oriental. El Egipto es el primer pueblo que practicó esta costumbre, la cual estaba muy en armonía con su espíritu religioso y artístico. Simbólica es la escritura jeroglífica, que consiste en expresar ideas concretas por medio de signos convencionales ó de las representaciones de las cosas (V. JEROGLIFICO); simbólica es la mitología figurada de los egipcios, donde cada una de sus divinidades representa un aspecto del Ser Supremo, y llevan por lo mismo signos especiales ó atributos que expresan los distintos momentos de la creación y de las transformaciones de la materia, del curso del Sol y de la Luna, de la sucesión de la luz y de las tinieblas, de la muerte y de la resurrección; y simbólico es el arte egipcio, que en las formas generales de sus monumentos arquitectónicos parece expresar el reposo funerario y emplea como motivos ornamentales aquellos emblemas ó atributos de las divinidades que son al propio tiempo signos jeroglíficos. Toda la religión de los egipcios, y aun toda su metafísica, aparece reducida á símbolos: el escarabajo es el símbolo de la eterna ley de la transformación, en la cual veían los sabios del Egipto la negación de la muerte; los animales sagrados parece que estaban considerados como otros tantos símbolos de ciertas divinidades (V. ANIMALES (CULTO DE); la serpiente Mehen simbolizaba las sinuosidades del culto del Sol, y la uræus, que aparece constantemente sobre la frente de los dioses y de los faraones, es un símbolo de dominación; la esfinge (V. esta voz) es un emblema solar, como el león simboliza la fuerza de los rayos solares; un ojo simboliza el Sol siempre vigilante sobre la Tierra; la flor del loto, que se cierra al caer el día y se abre al despuntar la aurora, es un símbolo constante de la resurrección de la luz y la sucesión de la vida y de la muerte; un corazón es el símbolo del alma humana.

De esta manera en todas las religiones semíti

minar aquí individualmente. Por eso se ha dado alguna vez á la Mitología el nombre de Simbología. Dado el origen ario de las divinidades grie. gas, excusado es decir que los dioses de la Mitología india son otros tantos símbolos de las fuerzas y agentes de la naturaleza y de los fenóme nos celestes. En el Rig-Veda, Indra es un sím. bolo del éter y del cielo; Agni lo es del fuego celeste; los Adityas son personificaciones solares. En el brahmanismo las 10 encarnaciones de Vichnú en pez, en tortuga, en gigante, en hombre león, en enano, en guerrero, etc., son otros tantos símbolos de ideas sucesivas que se condensan en el triunfo del bien sobre el mal. El Lingam, como el phallus de los latinos (Véase FALO), simboliza, bajo la forma del miembro viril, que ya vemos representado con igual significación en Egipto, el símbolo de la generación. Siva, bajo sus dos aspectos distintos, simboliza la vida y la destrucción, el día y la noche; bajo el primer concepto de dios bienhechor aparece acompañado de un toro, una gacela y un loto y coronado con la media luna, y bajo el segundo de dios castigador le acompaña un tigre que he cha fuego por la boca, y él está ceñido de serpientes y agita armas amenazadoras.

Pero ninguna de estas mitologías puede considerarse como esencialmente simbólica, pues este carácter corresponde de lleno á las semíticas, y especialmente al Egipto, donde el símbolo tiene en el Arte un valor real.

Símbolos cristianos. - En las catacumbas de Roma se encuentran por doquiera representaciones y caracteres misteriosos, que no son otra cosa que símbolos. Entre las representaciones, unas veces son de personajes y de sucesos del Antiguo Testamento, que encierran una alusión más ó menos directa á los del Nuevo, y otras son imáge nes de la Mitología pagana, como Orfeo pulsando la lira para amansar á las bestias feroces, Ulises atravesando sereno por junto á las sirenas, imágenes que simbolizan, la primera el po der de la palabra divina, y la segunda la rectitud del justo; otras veces son episodios diversos de la vida de los pastores ó de los pescadores; otras animales reales ó quiméricos, como el pez, el cordero, el carnero, la paloma, el pavo real, el ave fénix, el águila, el gallo, el caballo, el ciervo, el dragón, la serpiente, el centauro, el león, etcétera, que son otros tantos símbolos del Señor ó de sus principales atributos; y otras veces, en fin, son objetos inanimados, como unos árboles, una palma, una corona, unos racimos de uva con sus pámpanos, una montaña, un ancla, un navío caminando á toda vela y un faro en lontananza,

una lira, un tonel, una balanza, una ó varias casas, huellas de unos pies, cuatro arroyos que brotan bajo los pies del Redentor, el monograma de Cristo, etc.

Todos estos objetos se ven reproducidos por la Pintura, la Escultura ó el Grabado, y lo mismo en los monumentos como en las tumbas, que en las sortijas ó amuletos. En una cornalina del siglo III, descrita por el P. Garrucci, aparecen grabados sobre una superficie de un centímetro el ancla rodeada de dos peces, la cruz en tau coronada por la paloma con el ramo de olivo y teniendo por base el cordero, el Arca de Noé con otra cruz en tau, un pez con su nombre inscrito en el campo, y la imagen del Buen Pastor. Por un pasaje del Pedagogo de San Clemente de Alejandría sabemos que en el siglo II ya se usaban los símbolos, que por lo común adornaban los anillos ó sellos de los cristianos, y que esas representaciones, multiplicadas en dichos objetos y monumentos, tenían una significación sagrada obedeciendo á un vasto sistema de simbolismo, al que correspondía toda una lengua jeroglifica que por medio de cierto número de signos convencionales resumía los principales misterios y doctrinas del cristianismo. Fué opinión común entre los sabios que dichas imágenes simbólicas eran como otros tantos signos ó símbolos de unión que servían á los cristianos para reconocerse entre sí, lo cual es cierto respecto de los que adornan objetos portátiles y de uso habitual; pero la causa de aquel lenguaje oculto fué la necesidad de secreto y de misterio, como dice Martigny, que las persecuciones imponían á los cristianos.

Es opinión frecuente la de que los primeros cristianos tomaron el uso de los símbolos de los pueblos orientales, especialmente de los egipcios. Entre éstos vivieron, por espacio de más de dos siglos, los judíos, que sin duda se iniciaron entonces en el conocimiento y práctica de la escritura simbólica. Moisés, que estaba instruído en ella, sabemos positivamente por San Clemente de Alejandría que explicaba por el método jeroglífico, sea bajo los misteriosos símbolos de animales, los preceptos de la ley moral, y de la misma fuente tomó los motivos de la decoración del Tabernáculo. Todo esto explica que la fe cristiana, como dice Martigny, se expresaba de un modo natural en aquella lengua de convención, la única que fué familiar á los pueblos de Oriente.

mo les confería. Dichos objetos tienen un agujerito para pasar un cordón. También se han encontrado en los cementerios cristianos téseras ó símbolos en oro y marfil que figuran entre los que se llaman signos de hospitalidad. Como símbolo de amistad, es de citar un medio huevo de marfil sobre cuyo corte ó parte plana aparecen grabadas las cabezas afrontadas de dos personajes, que se reconocen como cristianos en el monograma de Cristo que les corona; en el borde de la circunferencia exterior se lee: Dignitas amicorum vivas cum tuis feliciter. El huevo debió estar dividido en dos partes iguales adornadas con los mismos asuntos, una para cada cual de los amigos. Con efecto, fué costumbre en la antigüedad que los viajeros que habían recibido hospitalidad en una casa rompieran, antes de abandonarla, un símbolo, del cual se llevaban la mitad, dejando la otra en poder de sus patrones; | de modo que si en lo sucesivo volvían á visitarse ellos ó algunos de sus hijos, pudiera repetirse la hospitalidad presentando la mitad del símbolo, que debía ajustarse á la otra. Así lo dice el escoliasta de Eurípides, y Tertuliano en sus Prescripciones alude á esa costumbre cuando habla del signo de fe que unía á Roma con las iglesias de Africa. A lo mismo obedecen las monedas partidas que con frecuencia suelen encontrarse.

Los cristianos, además de estos símbolos, cuyo valor, como se ve, era convencional, tuvieron otros á los cuales dió mucha importancia la autoridad de la Iglesia. El principal y más corriente de ellos fué el símbolo de los Apóstoles. Dióse preferencia al símbolo escrito para que, encontrando en el cristiano una expresión sucinta y completa de las verdades reveladas, no se viera expuesto á seguir un camino falso en lo concerniente á la fe, y también con objeto de que los fieles pudieran cambiar entre sí una contraseña que los distinguiese de los herejes y de los malos cristianos. Así, cuando por cualquiera causa pasaban de una iglesia á otra, es decir, de una comunidad ó asamblea de creyentes á otra del mismo género, se les interrogaba en seguida sobre su fe y eran reconocidos como ortodoxos si recitaban el símbolo. La disciplina primitiva, que aún estaba en vigor en tiempo de San Agustín, prohibía entregar el símbolo por escrito a fin de evitar que cayese en mano de los infieles, los cuales, si lo aprendían, podían hacerse admitir en los misterios sagrados, y por eso los fieles lo aprendían de memoria.

El lenguaje del Antiguo Testamento, y sobre todo el de los Profetas, tan abundante en imágenes místicas y en sagrados enigmas, debió ejer-á cer poderosa influencia sobre los cristianos.

A éstos, como á los judíos, debía serles familiar el lenguaje enigmático. El Divino Maestro se expresa por medio de parábolas. «De este modo, dice Martigny, quería dirigir la debilidad intelectual de sus oyentes y prepararlos contra el abuso que hubieran podido hacer de la divina palabra, porque, lejos de la muchedumbre, se reservaba explicarlo todo con detalles á sus dis cipulos, los cuales, debiendo ser los depositarios de su doctrina, tenían necesidad de ser iniciados con precisión en su verdadero sentido: Seorsum autem discipulis suis disserebat omnia.»

Tal es, continúa dicho autor, sin que tenga. mos necesidad de buscarla en otra parte, la fuente auténtica del simbolismo cristiano. El espíritu del Maestro ha pasado á los discípulos; su método revive en la doctrina que la Iglesia ditunde en su nombre; ella irradia en la liturgia y se refleja en los monumentos figurados. La lengua simbolica es, pues, un instrumento divino que Jesucristo ha dejado á su Iglesia, y la Iglesia se ha servido de ella durante los primeros siglos de su existencia, à fin de ocultar las verdades santas á las miradas profanas, multiplicando por todas partes su expresión material para la enseñanza y edificación de los suyos.>

Otro de los símbolos á que dió autoridad la Iglesia eran las cartas de comunión que exigían todo cristiano desconocido, errante ó extranjero, para que además del símbolo de los Apostóles sirviesen de garantía á fin de poderlos admitir á la Eucaristía y á la mesa común. El que no poseyera dicha carta era condenado por la Iglesia

excluído de todos los privilegios de la sociedad de los fieles. Las cartas de comunión recibieron también los nombres de cartas formadas, cartas pacíficas, etc. Venían á ser estas cartas un distintivo necesario de los cristianos, que á veces iban á las prisiones á consolar á los que estaban expuestos a ser víctimas de su fe, y era necesario darse á conocer á ellos por medio de algún signo distintivo, un símbolo ó una palabra. Para tal empleo debió servir un sello de bronce que según el abate Greppo debió ser sím. bolo equivalente á una carta de admisión ó de crédito, y que contiene una inscripción en la que se estimula el valor de los mártires con estas palabras: ET. STA. NAECI MIL ES: Se un valeroso soldado en presencia de la muerte, y debajo una imagen que recuerda la de Daniel en la fosa de los leones, pero que puede ser también la de un cristiano condenado á las fieras.

El símbolo en las Bellas Artes. Las modernas artes figurativas han empleado y multiplicado numerosas figuras para representar de una manera convencional ciertas ideas y cosas. Los Los símbolos de unión ó de reunión eran unas elementos de esta simbología especial del domitéseras (V. TÉSERA) que en ciertas ocasiones se nio de las Artes están tomados de la mitología mostraban los primeros cristianos para auxiliarde los atributos de nuestra religión, ó son represe, para practicar unos con otros sin temor ni sentaciones de cosas que representan una rama ficción los deberes de la caridad fraternal. Sím- de los conocimientos ó una manifestación deterbolos de unión eran los anillos y otros objetos minada de la actividad humana. En lo que se portátiles con el monograma del nombre de refiere á los símbolos mitológicos, el arte moCristo ó la figura del pez. En las catacumbas de derno los ha admitido lo mismo que se los legó Roma se han encontrado pececillos de bronce ó el arte antiguo, sólo que los emplea como símde cristal que sin duda no tuvieron otro destino, bolos de ideas no religiosas, como por ejemplo y que se distribuían entre los recién bautizados la imagen ó el atributo de Apolo, la lira, para para que los llevaran colgados al cuello como simbolizar la Música; la figura de Minerva para téseras ó símbolos de los derechos que el bautis-simbolizar el saber; la de Venus para la belleza;

TOMO XIX

la de Hércules para simbolizar la fuerza; la de Mercurio ó sus atributos para simbolizar el comercio. En el orden religioso la simbología artística difiere completamente de la de los primeros siglos del cristianismo, salvo algún caso aislado, como la figura del cordero, que se emplea como símbolo de la mansedumbre de Cristo. El símbolo cristiano por excelencia es la cruz, que resume y compendia la obra de la Redención del género humano. El triángulo es el símbolo de la Santísima Trinidad. La azucena es el símbolo de la pureza de la Virgen María. La figura de la paloma es un modo simbólico de representar al Espíritu Santo. El libro de los siete sellos el Arca de la alianza; las tablas de la ley mosaica y la misma figura de Moisés no son otra cosa que símbolos de la Ley antigua. Bien conocidos son los varios atributos, las sagradas llagas, los clavos, la corona de espinas, la lanza, el hisopo, la escalera, etc., con que se simboliza la Pasión de Cristo. Una serpiente á los pies de la Purísima Concepción, es un símbolo del demonio humillado por la virtud suprema.

En el orden moral el Arte ha establecido una serie de símbolos para representar conceptos diferentes. El cetro y la corona son símbolos de la Monarquía; el gorro frigio de la República; la balanza y la espada son símbolos de la Justicia; una columna lo es de la Templanza; la corona de laurel, tan prodigada por el arte antiguo sobre las sienes de generales y emperadores, más la palma, son símbolos de triunfo, de premio y de gloria; una trompeta simboliza la Fama; las caretas trágicas y cómicas, la copa del veneno y el puñal, son conocidos símbolos teatrales; el reloj de arena y la guadaña son símbolos del Tiempo y de la Muerte; y por último, los libros suelen emplearse como símbolo de las Letras; los instrumentos de Matemáticas y aparatos de laboratorio como símbolos de las Ciencias, y especialmente el caduceo de Mercurio ó la culebra enroscada á una copa son símbolos de la Medicina,

- SÍMBOLO: Quim. El empleo de los símbolos en la Química y en la Alquimia para representar de una manera abreviada los cuerpos simples y aun algunos compuestos es conocido desde los primeros tiempos del arte hermético, y buena prueba de ello son, no sólo los jeroglíficos egipcios, sino los papirus griegos existentes en las Bibliotecas de Francia, Alemania é Italia, y dados á conocer por el eminente químico francés Marcelino Berthelot en su notable obra acerca del origen de la Alquimia; los primeros iniciados en el arte sagrado, combinaban sus doctrinas con las de la Magia y la Cábala, y atribuyendo á los planetas indudable influencia sobre las cosas y fenómenos de la Tierra dedicaron los metales por ellos conocidos á las distintas divinidades planetarias, y en su virtud atribuyeron á aquéilos los mismos símbolos empleados para designar éstas, observándose además que los derivados de un mismo cuerpo, tales como distintos estados de agregación molecular y los minerales de donde se extraían, se representaban por signos también derivados del de dicho metal, sin más que introducir en él ligeras modificaciones, consistentes en trazos que no variaban la forma general primitiva. Según resulta del estudio del papirus existente en la Biblioteca de San Marcos de Ve

necia, cuya fecha se remonta al siglo siglo XI Ó quizás al x, los metales entonces conocidos, á saber: el oro, la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño, se representaban respectivamente por los símbolos correspondientes al Sol, la Luna, Venus, Marte, Saturno y Mercurio, si bien el último de estos metales se dedicó últi mamente á Júpiter, y al planeta correspondiente se le identificó con el denominado hidrargirum, cuerpo al que después se dió el nombre del planeta Mercurio al que correspondía, representándosele por una media luna invertida. Estos signos fueron conservados por los alquimistas posteriores durante el largo período en que la Química constituía un conjunto de conocimientos empíricos cuyo objeto era tan quimérico como el descubrimiento de la piedra filosofal destinada á producir la trasmutación de los metales, y en tal estado permanecieron las cosas hasta que, á consecuencia de la acumulación de datos y de la transformación de las ideas, se realizó la aparición de la Química como ciencia, merced á los trabajos y al profundo genio del inmortal Lavoisier; pero desde el instante en que se trató de sistematizar los conocimientos ad24

quiridos demostrando á la vez las relaciones de composición que ligan entre sí los diferentes cuerpos, y desde el momento que el concepto de elemento perdía el carácter aristotélico primitivo para adquirir el que hoy tiene, el simbolismo de la Química había de sufrir necesariamente una transformación proporcionada á la que la ciencia misma había experimentado, y en su virtud los fundadores de la nomenclatura y notación químicas establecieron las reglas fijas por las que se descartaban las relaciones antes admitidas entre astros y metales, y se enseñaba á formar de una manera concreta el símbolo de cada elemento, símbolo que ya no era una figura más o menos caprichosa, sino consecuencia necesaria del nombre con que se designaba. Siguiendo este criterio, se convino en que el símbolo de cada elemento estuviese formado por la inicial, escrita en letra mayúscula, de su nombre latino, y en el caso de que existieran varios cuerpos que tuviesen la misma inicial añadiendo á ésta, y en minúscula, la primera letra diferente de sus respectivos nombres, y así se observa esta regla en la tabla de cuerpos simples inserta en la palabra FóR

MULA.

Los mismos fundadores de la nomenclatura acordaron que los símbolos de los elementos debían tener valor, no sólo cualitativo, sino cuantitativo, pues de otro modo no se podría representar con ellos la composición de los cuerpos compuestos, razón por la cual acordaron que cada símbolo debía significar el peso de un equivalente, fundándose en la teoría dualista por ellos admitida. Posteriormente este valor cuantitativo ha sufrido algunas modificaciones correlativas à las diferencias existentes entre el equivalente y el peso atómico, y así se ve, por ejemplo, que Berzelius en 1819 atribuía al símbolo O del oxígeno un valor igual á 16, mientras que para sus antecesores esta expresión representaba tan sólo un peso igual á 8; y para evitar las confusiones que semejante variación podía introducir en la formulación, dicho quí mico acostumbraba á atravesar por una raya horizontal la inicial de aquellos cuerpos en los que el equivalente era doble del peso atómico. En la actualidad, y determinados los pesos atómicos con arreglo á la hipótesis de Avogrado y Ampére, á la ley Dulong y Petit, á la del isomorfismo, etc., se ha suprimido la raya establecida por Berzelius y se da á cada símbolo el valor cuantitativo correspondiente á dicho peso atómico.

En cuanto á los cuerpos compuestos, pocas veces se les representa por un símbolo único, recurriéndose de ordinario á su fórmula; pero sin embargo, en algunas ocasiones, sobre todo cuando se trata de abreviar, se acude á este medio de representación partiendo de las ideas emitidas por Berzelius, según las cuales en las sales de ácidos orgánicos el anhidrido se indica por su inicial encima de la que se coloca un signo -, y los radicales electropositivos por esta misma inicial, pero con un signo + encima. De un modo análogo el agua, que en cantidad indeterminada interviene en las reacciones como disolvente ó como agua de cristalización, se expresa por el símbolo Aq, y en algunas obras modernas se representa al amoníaco por el símbolo Am.

SIMBRÁNQUIDOS (de simbranquio): m. pl. Zool. Familia de peces del orden de los fisóstomos, que se caracteriza por tener el cuerpo prolongado, desnudo ó cubierto de escamas pequeñas; borde de la mandíbula superior formado solamente por los intermaxilares; los maxilares prolongados hacia atrás y paralelos á ellos; sin aletas pares; las verticales rudimentarias, reducidas á pliegues cutáneos más o menos distintos; con costillas; arco situado á gran distancia detrás de la cabeza; aberturas branquiales confluentes en una hendedura situada en la superficie abdominal; sin vejiga aérea; estómago sin ciego ó apéndices pilóricos; ovarios con oviducto.

Esta familia sólo comprende cuatro géneros: el Amphipnous Müll., de Bengala; el Monopterus Lac., de la India; el Symbranchus Bloch., de la América; y el Chilobranchus Richards., de la Australia.

SIMBRANQUINOS (de simbranquio): m. pl. Zool. Tribu de peces del orden de los fisóstomos, familia de los simbránquidos, que ofrecen los siguientes caracteres: cuerpo desnudo; arco hu meral unido á la calavera; ano situado en la mitad posterior de la longitud total.

Esta tribu no comprende más que los géneros Monopterus Lac., que vive en el Este de la India y Japón; y el Symbranchus Bloch., que habita en la América tropical.

SIMBRANQUIO (del gr. σúv, con, y ẞpáxos, branquia): m. Zool. Género de peces del orden de los fisóstomos, familia de los simbránquidos, tribu de los simbranquinos, que se caracterizan por tener los dientes palatinos en una banda; cuatro arcos branquiales con branquias bien desarrolladas.

La especie tipo de este género es el Symbranchus marmoratus Bloch., que habita en la Amé rica tropical, existiendo además el Simbranchus bengalensis, descrito por M'Clell., que vive en Bengala.

pinosas; tarsos largos; sus uñas unguiculadas ó bífidas, según los sexos; el pigidio muy convexo y de forma de un triángulo equilátero.

Los insectos que forman este género son propios de la América del Sur. Todos son de peque ño tamaño, generalmente oblongos, y casi todos glabros, y tienen un reflejo sedoso más o menos vivo. Su cabeza y su protórax son desiguales y sus élitros poseen varios surcos. Los machos, además de su maza antenal, se distinguen de las hembras por sus tarsos anteriores, en los que el primero ó los dos primeros artejos son más ó menos ensanchados, y por sus ganchos, que son más grandes y más fuertes. En las hembras las patas son delgadas y bífidas.

Las especies de este género que han podido observarse en el Brasil son todas diurnas y vi ven sobre las hojas en medio de los bosques. El tipo de ellas es el Symmela elegans Erichs.

SI-MEN: Geog. Río de la China meridional. Nace en las montañas del S. de la prov. de Kuang-si; corre al S.O.; entra en la prov. de Kuang-Tung; recibe por la dra, el U-li-kiang, y los 150 kms, de curso desemboca en el Golfo del Tonkín, cerca y al O. de Lien-cheu. Sólo es navegable para pequeñas embarcaciones.

SIMBRES Ó SYMBRES: Geog. C. cap. de municipio, est. de Pernambuco, Brasil, situada á orillas del Sertão y en las fuentes del río Ipoju ca. Fué misión de los Padres del Oratorio, y sus habits., casi todos indios chucurus, se dedican á la agricultura, pues el país es muy fértil. SIMBULETA: f. Bot. Género de plantas perte-á neciente á la familia de las Escrofulariáceas, tribu de la antirríneas, cuyas especies habitan en la región mediterránea, y son plantas herbáceas, bienales ó perennes, con las hojas radicales generalmente arrose tadas, y las caulinares opuestas, palmadopartidas ó dentadas en el ápice y las superiores enterísimas; flores pequeñas, vueltas hacia abajo, formando racimos espiciformes y colgantes; cáliz profundamente quinqué. fido: corola hipogina, con el tubo encorvado, igual en la base o ligeramente espolonado, y la garganta abierta; limbo bilabiado, con los lobulos del labio superior erguidos y los del inferior patentes, todos casi iguales y más o menos escotados; estanibres insertos en el tubo de la corola, incluídos, cuatro fértiles casi iguales y un quinto estéril y muy corto, con las anteras arriñonadas y uniloculares; ovario bilocular, con las placentas multiovuladas y adheridas al tabique medianero; estilo sencillo y engrosado en la parte superior; estigma obtuso. El fruto es una cápsula papirácea, comprimido-esférica, bilocular, con las celdas iguales, que se abren por un poro oblongo situado debajo del ápice y univalvado; semillas numerosas, ovales, pequeñas, con la testa tuberculada ó con espinitas.

SIMCOE: Geog. Lago de la prov. de Ontario, Dominio del Canadá; lo corta en su parte N. el paralelo de 44° 30' de lat. N., y está comprendi do entre los condados de Simcoe, Ontario y York. Tiene 45 kms. de long. por unos 40 de anchura; su perímetro es de 125 á 130 kms., y su sup. de 1440 kms. Hay en él varias islas; recibe las aguas de varios ríos, y vierte por un canal que va al lago Couchiching, del que sale el río Severn. Este lago parece resto de un estrecho que en pasadas edades unía directamente los lagos Hurón y Ontario. || Condado de la prov. de Ontario, Dominio del Canadá. Debe su nombre al lago así llamado, que lo limita al E. Tiene por límites al N. la bahía Georgiana y el río Severn; al E. el mismo río Severn y el lago Simcoe, que lo separa de los condados de Ontario y York; al S. los condados de York y Cardwell, y al O. el de Grey; 4260 kms. y 80000 habits. Terreno accidentado; suelo fértil; clima frío, pero salubre; población en su mayor parte agrícola. Cap. Ba

rrie.

SIMELA (del gr. σúv, con, y μéλos, miembro): f. Zool. Género de insectos del orden coleópteros, familia escarabeidos, tribu melolontinos. Este género de insectos está caracterizado por ofrecer el menton un poco convexo, truncado, oblicuo é cha, corta y más o menos escotada; el lóbulo impresionado por delante; su parte ligular estre. agudos; el último artejo de los palpos labiales externo de las maxilas pluridentado; sus dientes corto y cónico, el de los maxilares cilíndrico ó fusiforme; el epistoma separado de la frente por un surco ó una silla, redondeado en sus ángulos, con algunas impresiones ó rugoso; ojos gruesos y salientes; antenas de ocho ó nueve artejos: los tres últimos forman una maza muy alargada en los machos y oblonga en las hembras; el protórax transversal, ligeramente redondeado y con un lóbulo muy pequeño en su base; el escudo en forma de un triángulo rectilíneo alargado; los élitros oblongos ó algo ovalados, un poco ensanchados por detrás; las patas muy robustas; tibias i anteriores tridentadas, las cuatro posteriores es

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SIMEON: Biog. Segundo hijo de Jacob y de Lía. N. bacia el año de 1748 a. de J. C. Enviado á Egipto con sus hermanos á comprar granos, fué Simeón preso por orden de José y atado en presencia de aquéllos. Simeón y Leví, hermanos de Dina, violada por Síquem, hijo de Hemor, quisieron vengar semejante ultraje, y con espada en mano entraron con gran audacia en la ciudad de Salem y pasaron a cuchillo á todos los varones, mataron á Hemor y á Síquem, y se llevaron á Dina, su hermana, de la casa del segundo. Después que éstos hubieron salido, los otros hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad en venganza del estupro. Robaron las ovejas, las vacadas y asnos de los habitantes, y todo lo que había en casas y campos. Lleváronse también cautivos á niños y mujeres. Ejecutadas osadamente todas estas cosas, dijo Jacob á Simeón y á Leví: «Me habéis puesto en un conflicto, y hecho odioso á los cananeos y pereceos, moradores de esta tierra. Nosotros somos pocos; ellos, reunidos todos, cargarán sobre mí y seré exterminado con toda mi familia. ¡Pues qué!, respondieron los hijos, įdebieron ellos abusar de nuestra hermana como de una prostituta?» Estando Jacob para morir bendijo a sus hijos uno por uno, y al llegar á Simeón y Leví les llamó hermanos en el crimen, instrumentos belicosos de iniquidad, y añadió: «No permita Dios que tenga yo parte en sus designios ni empañe mi gloria uniéndome con ellos, porque en los homicidios demostraron su furor y en la destrucción de una ciudad su venganza. Maldito su furor, porque es pertinaz, y su saña, porque es inflexible; yo los dividiré en Jacob y los esparciré por las tribus de Israel. >>

- SIMEON: Biog. Varón auciano de Judea, justo y temeroso de Dios, á quien el Espíritu Santo había revelado que no moriría sin ver al Cristo ó ungido del Señor. Con tal motivo se hallaba constantemente en el templo, y al entrar con el Niño Jesús sus padres para practicar lo prescrito por la ley, tomóle Simeón en sus brazos y bendijo á Dios, diciendo: «Ahora, Señor, ahora sí que sacas en paz de este mundo á tu siervo, según tu promesa, porque ya mis ojos han visto al Salvador que nos has dado, al cual tienes destinado para que, expuesto á la vista de todos los pueblos, sea luz brillante que ilumine á los gentiles y la gloria de tu pueblo de Israel. >> Su padre y su madre escuchaban con admiración las cosas que del Niño se decían. Simeón bendijo a entrambos, y dijo á María, su madre: «Mira, este niño que ves está destinado para ruina y para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción de los hombres, lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, à fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de muchos. >>

- SIMEON (SAN): Biog. Discípulo de Jesucristo. M. el año 107 de nuestra era. Era sobrino de la Virgen, y fué elegido obispo de Jerusalén después de la muerte de Santiago. Perseguido por Atico, gobernador de Palestina en tiempo de Trajano, fué crucificado á la edad de ciento veinte años.

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