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Viniendo ya á los métodos de reproducción propiamente dichos y puestos en práctica con variable é inconstante éxito, tenemos la primera noticia de síntesis de la sílice y cristalización regular y metódica datada de 1845, siendo, á lo que parece, lisonjero resultado de experimentos debidos á Schafhäult, el cual tuvo como punto de partida la sílice gelatinosa, procedente de haber descompuesto un silicato alcalino soluble por el ácido clorhidrico, bien lavada y privada de toda materia salina que pudiera impurificarla; esta sílice, enteramente coloidal, fué tratada por agua á presión á fin de disolverla, á cuyo fin colocóse la mezcla de ambos cuerpos en una marmita de Papín, cuyo recipiente fué calentado durante ocho días consecutivos, y asegura el experimentador que, al cabo de ellos, recogió una disolución de silice perfectamente límpida y transparente, cuyo líquido, evaporado á suave temperatura, depositaba enfriándose cristales definidos de cuarzo; el experimento es en verdad concluyente, y su mecanismo queda reducido, en último término, á buscar un disolvente para la sílice coloidal en determinadas condiciones de presión y temperatura, procediendo luego á evaporar como si se tratara de una disolución salina cualquiera; pero ni aparece confirmado su resultado en otros casos, ni el ejemplo parece haber sido muy repetido al adquirir los métodos sintéticos grandes desenvolvimientos.

amarillo (topacio de Hinojosa), en rojo (jacinto constituyendo esferolitas de pequeño tamaño,
de Compostela) y en negro (cuarzo ahumado), ó pero perfectas y con cierta dificultad reconoci
hidratándose y mezclado con substancias extra- bles. De esta primera observación hubo de partir
ñas formando otras especies mineralógicas, la Jeffreys cuando hizo sus experimentos, sin duda
mayoría empleadas en la industria ó como pie- los primeros relativos á la reproducción artificial
dras de adorno, se ha perseguido durante largo del ácido silícico; procedía este sabio en un hor-
tiempo, y por los más hábiles experimentadores, no de porcelana, cuyas paredes calentaba hasta
la síntesis ó reproducción artificial de uno de los alcanzar la temperatura correspondiente al rojo
más interesantes minerales, el cual ya se en- blanco, y entonces inyectaba vapor de agua, re-
cuentra constituyendo filones y geodas, cuya cogiendo al término del experimento la sílice en
data está en los más variados períodos geológi- las mismas condiciones que presentaba la encon-
cos, ya forma parte integrante de numerosas trada entre los productos accidentales del alto
rocas á las cuales en cierto modo caracteriza, horno de Olsberg. Si los resultados, en cuanto á
distinguiéndose en ellas mediante caracteres es- la forma de los productos, no fueron completa-
pecíficos bien señalados y de fácil determinación; mente satisfactorios, quedó adquirido el conoci-
de otra parte, la síntesis de cuerpo tan refrac-miento de una reacción curiosa y altamente in-
tario y resistente á las acciones del fuego más teresante, pues vínose á saber cómo ciertos mate-
vivo, sin experimentar acciones sensibles; la riales, ricos en ácido silícico, son descompuestos
misma dificultad para perder el agua cuando está por el vapor de agua si para ello hay condicio-
hidratado; las extrañas agrupaciones de sus ele- nes de temperatura suficientes, en cuyo caso la
mentos cristalinos y la propia manera de hallar- sílice pónese en libertad y afecta de ordinario
se en las rocas, fueron parte á este estímulo para formas fibrosas bien marcadas, ó aparece con
conseguirlo en los laboratorios, de la propia ma- otras redondeadas imperfectas y poco distintas
nera que las mismas circunstancias con que se entre sí.
cría y encontraba en la naturaleza este mineral,
acaso el mejor determinado de los conocidos,
siquiera desde el punto de vista de las propieda
des físicas y caracteres cristalográficos y de ya.
cimientos; las dificultades vencidas fueron in
mensas hasta llegar al típico y perfecto cristal
en su forma prismática representada por pirámi-
des, asignada á la especie mineralógica del cuar-
zo hialino. En los primeros ensayos se consiguie-
ron dos géneros de productos: unos sólidos, resis-
tentes, ofrecían todas las propiedades asignadas
á la tridimita (véase); otros semejaban concre-
ciones de productos caloidales y parecíanse mu
cho á ciertos ópalos, cual si, en circunstancias
determinadas por las mismas condiciones de los
experimentos, la sílice hidratada y gelatinosa
producida cuando el ácido salicílico es desaloja-
do de un silicato soluble por otro ácido más
enérgico se solidificaran sin perder su aparien
cia, conservando la porosidad y no afectando
reconocida forma geométrica, referible á los
tipos ó modelos de cristalización ahora admiti-
dos. Y si alguna vez consiguiéronse cristales
más o menos rudimentarios, los prismas tenían
la forma y caracteres asignados al cuarzo, pro-
ducto exclusivamente de filones. Respecto de las
variedades de silice propias de las rocas puede
decirse que jamás se han reproducido, y en vano
se buscarán entre los cuarzos artificiales y sinté-
ticos cristales bipiramidados, granulitas, porfi-
ros, riolitas, asociaciones íntimas del cuarzo y
el feldespato, pegmatitas y micropegmatitas ó
gránulos moldeados sobre otros elementos de la
roca, característico de los granitos. Buscando
las razones de ello, sólo puede realmente ser
atribuído el hecho al total desconocimiento de
las condiciones de formación de las rocas ácidas;
y compréndese que así acontezca, en cuanto los
procedimientos prácticos y métodos experimen-
tales de la Mineralogía sintética reconocen como
primer fundamento los resultados de investiga.
ciones positivas realizadas con objeto de resolver
el problema de la formación de los minerales y
encaminadas á descubrir el mecanismo de su
origen, y acredita la certeza de la relación mani-
fiesta entre los progresos de la síntesis y los ade-
lantos en el conocimiento de los modos de gene-
rarse los minerales el reciente ejemplo de la re-
producción del rubí oriental, ya entrada en la
industria, así como al descubrimiento de la po-
tencia mineralizadora del fluor libre y gaseoso,
cuyas actividades hállanse en extremo despier-
tas cuando procede de la inmediata disociación
de alguno de sus compuestos binarios, conforme
la presencia del mismo fluor constituyendo ver-
daderas inclusiones en un cristal de esmeralda
procedente de Limoges, justifica plenamente la
hipótesis según la cual el doble silicato de alú
mina y glucina ha debido formarse bajo la in-
fluencia marcada de concreciones fluoríferas.

Tiénese noticia de las primeras y accidentales reproducciones del ácido silicico indicadas con entera certidumbre entre los productos asimismo accidentales de los altos hornos; á este propósito vale citar las observaciones de Koch levadas á cabo en la fábrica de Olsberg, en la cual aparecía la sílice de dos maneras, constituyendo unas veces escaras de aspecto más o menos sedoso, nunca brillante, ó agregados fibrosos bien determinados, los cuales tenían toda la apariencia propia de los asbestos, y otras veces hallábanse

En 1851 dió comienzo el famoso Senarmont á un trabajo experimental minucioso y hasta en sus más insignificantes pormenores bien comprobado y seguro, con objeto de conseguir la reproducción artificial del cuerpo cristalizado, obteniendo los cristales perfectamente idénticos con los naturales, no sólo en la apariencia de las formas, sino en los menores accidentes y modifi caciones en sus elementos constitutivos desde el punto de vista geométrico y físico; no cambió su método por vía húmeda, el cual adquiere á cada punto mayores caracteres de generalidad, y casi en toda la serie de sus experimentos, guiados con habilidad suma, procedió calentando en un tubo de vidrio durante muchos días, sosteniendo fija la temperatura en la correspondiente á 350° centesimales, sílice gelatinosa en pequeña cantidad y mezclada con bastante agua, unas veces cargada hasta saturación de ácido carbónico y otras veces sólo acidulada, y no mucho, por medio del ácido clorhídrico: los resultados no pudieron ser más concluyentes y satisfactorios, porque es dable recoger cristales microscópicos de cuarzo en la forma habitual suya, y obsérvanse en ellos las características estrías transversales marcadas, y se advierte que, examinados ópticamente, hallanse dotados de las propiedades normales al cuarzo cristalizado asignadas. Reconécese, por lo tanto, el procedimiento de Senarmont como el primer método racional de síntesis de la sílice, reducido á cristalizar este cuerpo partiendo de su peculiar estado gelatinoso y haciendo intervenir en ello determinados agentes, como el ácido carbónico ó clorhídrico, cuyas influencias en el fenómeno permanecen ignoradas, sin que de ellas quepa tener duda, sabiendo cómo sin cualquiera de ellos no se determinan ni aparecen, interviniendo el agua tan sólo, las formas cristalinas del cuarzo provistas de sus correspondientes estrías.

Ya desde 1849 ocupábase Daubrée en el estu

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dio experimental de la síntesis del ácido silícico natural, mas no fueron felices las primeras tentativas, ni coronadas por el buen éxito sus investigaciones, interesantísimas y sobre toda ponderación notables cuando se consideran en el terreno de la ciencia pura y atendiendo á las transformaciones de que son susceptibles ciertos y determinados cuerpos, combinaciones binarias de elementos halógenos cuando sobre ellos actúa un cuerpo capaz de descomponerlos, escindiéndose él mismo en sus elementos constitutivos. Sabiendo que para obtener muy pura la sílice gelatinosa es el mejor medio tratar por el agua el gas denominado fluoruro de silicio, el cual despréndese atacando con ácido sulfúrico, á moderada temperatura, la mezcla de fluoruro cálcico, arena silícea y vidrio molido, ensayó el método usando indistintamente el cloruro y el fluoruro silícico, ambos gases, tratando de descomponerlos empleando vapor de agua calentada, habiendo sido tan poco claros los resultados que no fué posible en manera alguna llegar á nada positivo en punto á determinar la forma de los productos conseguidos y su misma naturaleza, porque no era apreciable el estado de la sílice separada, nada parecida á los microscópicos cristales recogidos por Senarmont en los tubos de vidrio, de los cuales servíase en sus delicados y bien dispuestos experimentos. En una nueva serie de tanteos emprendida por el citado Daubrée cambiáronse algo los elementos de la reacción sustituyéndose el vapor de agua por distintas bases metálicas, destinadas á reaccionar en el cloruro y en el fluoruro de silicio, en cuyo caso los resultados obtenidos respecto de la reproducción artificial del ácido silicico cristalizado fueron enteramente negativos, y no cupo ya la menor duda de la ineficacia absoluta del procedimiento en la práctica, no pudiendo achacarse á accidentes imprevistos y á poco cuidado en los pormenores operatorios, pues habíanse previsto todas las contingencias posibles. Otro intento más feliz se realizó después por el mismo experimentador, aprovechando una reacción sencilla y harto conocida referente á la descomposición del vidrio mediante el agua caliente y al cabo de bastante tiempo, lo cual constituye serio inconveniente cuando se ha de destilar agua en un aparato de vidrio; el procedimiento empleado no puede ser más sencillo, en cuanto está reducido á calentar agua pura ó agua mineral de Plombieres en tubos de vidrio á la temperatura correspondiente á 320° centesimales sostenida durante largo tiempo; al cabo el vidrio se ataca y se descompone y vese cubierto de una especie de depósitos ó capas silíceas en cuya masa adviértense muchas y bien formadas agujas de wollastonita, que es un silicato cálcico, principal base del vidrio, y cristales de cuarzo sin dificultad medibles, siendo frecuentes los plagiedros de la sílice así obtenida, y también vense particularmente esferolitas, cuyo aspecto recuerda el de ciertas calcedonias, por donde se advierte la influencia del agua en el génesis de la sílice, demostrada en muchos otros experimentos y en observaciones de curiosos fenómenos naturales, tratándose en especial de las referidas calcedonias, de formación algo reciente.

Sirvió el método de Daubrée para indicar nuevos caminos á los procedimientos de síntesis de la sílice, y valieron sus experimentos como precedente de otros estudios más completos y metódicos, siendo de ellos el que mayor interés presenta, gracias á su sentido práctico, el trabajo de investigación emprendido por Friedel y Sarasin en 1879, y coronado por los mejores resultados. El principio de los experimentos es el mismo: buscar un disolvente alcalino ó ácido y muy acuoso para la sílice luego de obtenida en estado gelatinoso y purificada en largas lociones y hacer intervenir la temperatura, sosteniéndola fija á determinado grado durante mucho tiempo; en el caso presente procedíase disolviendo el ácido silícico lo más puro posible en una lejía alcalina bastante diluída, y los hechos hicieron preferir la potasa á la sosa como materia alcalinizante; el líquido que contenía silicato alcalino y un exceso muy grande de agua, poníase en tubos, los cuales cerrábanse herméticamente, y serían luego calentados durante mucho tiempo á la temperatura correspondiente al rojo sombra; de esta suerte poco a poco depositábase la sílice cristalizada en cristales muy pequeños, medibles, muy claros y transparentes, de igual aspecto é idénticos á los prismas de cristal de roca habitual

mente encontrados en la naturaleza en rocas y en ciertos filones, particularmente el procedente de estos últimos, confundiéndose con el producto artificial conseguido en los tubos de Friedel. De otra parte, repitiendo en distintas condiciones el experimento, pudo reproducirse el cuarzo de las rocas, si bien en este caso nunca aparece solo y desligado de todo otro mineral; tal género de síntesis débese en realidad á un accidente experimental, en cuya virtud introdujose en la mezcla de agua y silicato potásico algo de alúmina, y el tubo en que esto aconteció vióse al término de la operación que contenía feldespato y cuarzo producido de una manera simultánea, y los cristales de sílice eran bipiramidales, cortos y con todos los caracteres distintivos manifiestos en los ejemplares de cuarzo provenientes de las rocas, y en ellas formado acaso mediante parecidas ó iguales reacciones que las utilizadas en las distintas operaciones de síntesis descritas como procedimientos de reproducción artificial.

Hasta aquí los métodos por vía húmeda, reducidos, conforme se ha visto, à obtener una disolución de silice pura y en estado gelatinoso ó coloidal, la cual mediante cierta temperatura cambia de forma y se determina, no siempre con igual claridad, en cristales prismáticos unas veces semejantes al cuarzo de los filones y parecidos otras al cuarzo proveniente de las rocas: sólo en el caso de la descomposición del vidrio por el agua, y cuando Daubrée obtenía, á la vez, wollastonita y cuarzo, puede decirse que se echa mano de una reacción química bien clara y definida, y es claro que según el método así resulta ba el producto, y esto explica la formación del enerpo fibroso de la tridimita y de las esferolitas de los primeros cuerpos y los bien formados aunque diminutos cristales recogidos en los últimos merced á artificios ya bastante perfeccionados y á experimentos de gran fuerza y delicadeza. Hautefeuille fué el primero que reprodujo el cuarzo apelando á la vía seca en una serie de admirables trabajos, cuyo comienzo data de 1878 y no terminaron hasta 1881; su procedimiento primitivo consistía en realizar la sustitución relar, en un silicato, del ácido silícico por el ácido túngstico ó wolfránico, dejando el primero libre al formar el tungstato merced al empleo de elevada temperatura. Primero fundió sílice amorfa con tungstato de sodio, y la masa fundida fué calentada algunas semanas sosteniendo la temperatura á la correspondiente á unos 900 centesimales; por el cambio mutuo de los ácidos silicico ó túngstico fuéle dado obtener cristales definidos, sumamente claros y dotados de la forma, dureza, peso específico y demás propiedades reconocidas en la sílice cristalizada natural: mas no fué esto el solo resultado de tan hábil experimento, porque además de las facetas normales propias de los cristales de cuarzo, comprendiendo en ellas las caras plagiedras, había otros cristales alargados y puntiagudos notabilísimos, con aspecto fusiforme rara vez encontrado y determinado en la naturaleza; estas pirámides agudas fueron objeto de un estudio especial, y como consecuencia suya se vino á dar en procedimientos para conseguir cristales de silice así dispuestos, y vióse en otros experi mentos practicados luego cómo el empleo del tungstato de litio substituyendo al de sodio es favorable á su formación, resultando ya de bastante temaño para ser medidas, y también se tiene observado cómo en los experimentos citados influye el ácido bórico añadido á los cuerpos destinados a reaccionar, contribuyendo á la formación de las facetas del prisma. En otros ensayos más modernos del mismo autor alcanzá banse iguales resultados que reproducían á la vez el feldespato nativo y la sílice cristalizada con sólo fundir, á la temperatura correspondiente á 790° centesimales, una mezcla de alúmina y silice amorfa con fosfatos y fluoruros alcalinos, en cuyo caso el cuarzo resultante tiene el aspeto y propiedades del natural. Acudiendo, de otra parte, al ácido hidrofluosilícico y calentándolo bien puro á la temperatura de 2000° en un tubo cerrado de platino, se consigue, al cabo de mucho tiempo, sílice cristalizada muy pura, y los cristales tienen las propiedadee todas del Cuarzo natural y normal. El mismo Hautefeuille, en compañía de Mayotet, ha realizado la sintesis que nos ocupa, fundiendo á la temperatura correspondiente al rojo sombra sílice pura amorfa con cloruro de litio y un poco de litina;

los cristales tienen la apariencia normal y su formación depende de la temperatura, porque si esta llega al rojo vivo entonces no se forma cuarzo y recógese cristalizada su variedad dimorfa la bitridimita. Por último, Parmentier, en 1882, realizó la síntesis de la sílice modificando los procedimientos anteriores y empleando el clorhidrato de sodio en lugar del tungstato; resultaban asociaciones de cuarzo y tridimita, pero su método tuvo una aplicación inmediata en el análisis, porque permite determinar la sílíce en estado de pureza y cristalizada contenida en las sales denominadas sílicoanhidratos, ahora bien conocidas y definidas gracias á los trabajos y experimentos del citado químico.

La formación y depósitos de la sílice es uno de los más importantes fenómenos geológicos que se originan en los géiseres, depositándose una especie de toba silícea constituída por ópalo común ó sílice hidratada, que recibe el nombre de geiserita y que se presenta alrededor de los orificios ó tubos de expulsión de los citados geiseres. Este depósito reposa sobre una especie de travertino siliceo procedente de la sustitución de la sílice sobre los restos de vegetales, especialmente de plantas herbáceas y de algunos árboles; á este travertino se une una arcilla roja muy característica, y calcedonia dispuesta en zonas que, presentándose opaca en el aire, se transforma en translúcida en contacto del agua. La actividad de formación de las concreciones silíceas en la región de los géiseres de Islandia se manifiesta porque abarca, según Robert, un espacio de unos 8 kms. de longitud por 1 de anchura, con una potencia ó espesor medio de 30 m. Actualmente la única vegetación que subsiste en la región de los géiseres es la de los equisetos, que se presentan frecuentemente incrustadas de geiserita concrecionada fibrosa ó estalactítica; pero en los depósitos antiguos aparecen bastantes tallos y ramas de abedul enteramente silicificadas; las que se encuentran constituyendo la base de los depósitos del Gran Géiser son translúcidas y de fractura resinosa; y por el contrario, las que provienen de antiguas fuentes, hoy día extinguidas, son blancas, deleznables, pulverulentas y sus dimensiones permiten afirmar que han pertenecido á árboles de gran tamaño, presentándose atravesadas en todos sentidos, ó impresiones de raíces y de plantas parasitas que atestiguan que los árboles que las produjeron se hallaban en un estado de descomposición bastante avanzado; por tanto, los comienzos del fenómeno geiseriano en Islandia son bastante antiguos, perteneciendo á una época en que el clima del país era mucho más templado que en nuestros días.

La actividad de los depósitos de sílice, y por consecuencia la de las fuentes que los producen, tienen su límite; cuando la chimenea, creciendo continuamente por el depósito de la sílice, alcanza una altura tal que la presión del agua impide que la parte inferior de la columna líquida entre en ebullición, las explosiones cesan; de este modo se forman unas cisternas ó pequeñas lagunas en el país Laug, algunas de las cuales tienen 12 m. de profundidad y de una belleza señalada por Bunsen, que observó estas tranquilas fuen. tes, en cuya superficie aparece un ligero vapor, percibiéndose a través del agua admirablemente límpida que las llena la boca de un géiser en la actualidad inactivo. El mineralogista M. des Cloizcaux ha hecho constar que el depósito silíceo de los géiseres se halla incluído en una arcilla ó bol de color rojo, en la que existen cristales de pirita blanca formados por la reacción del azufre sobre el hierro que contiene la arcilla.

El fenómeno que origina la formación y depósito de la sílice no es tan sólo un sencillo enfriamiento, pues su carácter químico se ha probado estudiando la composición de las emanaciones geiserianas. El agua del Gran Géiser contiene, según los análisis de M. des Cloizeaux, 2448 centímetros cúbicos de hidrógeno sulfurado por litro, faltando por completo el ácido carbónico libre. Otro mineralogista, M. Damour, ha obtenido por evaporación de estas aguas un residuo fijo de 1225 miligramos por litro, conteniendo:

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El mismo mineralogista ha hecho notar que la relación del oxígeno de la sílice con el de las bases es una constante; de este importante hecho ha deducido que la sílice debe existir en el agua en estado de silicatos alcalinos, adquiridos por disolución en los feldespatos de las tobas volcánicas por que atraviesa; según que la relación de oxígeno indique un estado próximo ó no al de saturación, el depósito de sílice es abundante ó restringible. Si suponemos silicatos alcalinos, cuyas formulas sean Na Si O9 y Na Si30, y en los cuales, por consecuencia, la relación del oxígeno de la sosa al de la sílice es 1:2 ó 1:3; sometidos à la acción de vapores sulfurosos y clorhídricos que se desprenden con el agua caliente, estos silicatos se transforman parcialmente en sulfatos y cloruros alcalinos, y la relación del oxígeno acaba de resultar como 1:9. En este estado de saturación el silicato es muy inestable y se separa una parte de la sílice, siendo probable que la cantidad de sílice que se deposita actualmente corresponda á la cantidad de álcali saturado por día, sea por la acción de las fumarolas ó sea por la oxidación de los sulfuros alcalinos que el aire transforma en sulfatos. Así se explica la particularidad de la fuente de Laugarnes que, ofreciendo una relación de oxígeno de 1:3, no deposita sílice porque los ácidos clorhídrico y sulfúrico, capaces de unirse á la sosa, están en mucha menor proporción que en el Gran Geiser; por tanto la sosa queda libre, y comparada con la sílice en disolución da una proporción de 1:56 1:6 en lugar de 1:9 que presenta el géiser. Los anteriores datos prueban bien que la precipitación de la sílice no es debida á la evaporación; pues si se recoge el agua del géiser en un vaso, cuando empieza á enfriarse no se obtiene ningún depósito; por tanto, si la sílice se precipita es á causa de la saturación del álcali que le sirve de disolvente.

Exactamente iguales fenómenos se realizan en los géiseres del Parque Nacional de Yellowstone, situado en la cadena de las montañas Roqueñas, cerca de las fuentes del Yellowstone y del Mádison, tributarios del Missouri, en los Estados Unidos de la América del Norte. Las fuentes silíceas de la cuenca del Fire-hole no contienen vestigios de cal, pues sus depósitos encierran 85 por 100 de sílice, 11 de agua y el resto de cloruro de magnesio. La sílice de estas tobas forma generalmente pequeños tubérculos ó masas coralinas. A las fuentes silíceas asócianse generalmente numerosas fuentes sulfurosas, lo que permite identificar el fenómeno de América con el estudiado en Islandia, confirmando además esta analogía el que el agua geiseriana del Parque Nacional no da tampoco por simple enfriamiento depósito alguno de sílice. El célebre geólogo norte-americano Hayden ha estudiado las tobas silíceas, generalmente de colores rojos, verdes y amarillos, con lustre nacarado y brillante. Existen también en estas localidades géiseres calcáreos, especialmente en los bordes del Gardiner's River.

La isla de San Miguel, en el Archipiélago de las Azores, presenta numerosas fuentes geiserianas silíccas en el valle de Furnas, que fué hace tres siglos objeto de una violenta erupción. En el espacio de una hectárea aparece el suelo com. pletamente acribillado de orificios, por los que salen corrientes de agua y de gases, producióndose en estas calderas, como en el país las llaman, verdaderos chorros intermitentes. Despréndese ácido carbónico con mucha abundancia, y sólo en algunas fuentes de muy alta temperatura se presentan el hidrógeno sulfurado y el sulfuro de sodio; cuando hay poca agua el hidrógeno sulfurado se oxida, originando sulfatos y á veces hasta ácido sulfúrico libre. Entre los elementos disueltos los más frecuentes son las sales de sosa, especialmente el bicarbonato y el cloruro, que el ácido sulfúrico, cuando existe, transforma en sulfatos, abundando también la sílice, que se deposita en fajas concéntricas.

Otro de los orígenes de la sílice es el de los depósitos metalíferos producidos por las fuentes calientes, como sucede en la clásica formación de Sulphur Bank en California, en donde la andesita se ha transformado en la superficie en silice pulverulenta de un blanco de nieve perfecto, presentándose también silice gelatinosa de as

pecto aéreo en estado de consolidarse en las fisuras del terreno de las capas inferiores, tomando el aspecto de calcedonia en muchos de los sitios.

Por último, merece citarse como origen y depósito de la sílice el de la sustitución molecular de la materia vegetal en las fuentes silíceas; la reacción más natural parece consistir en la descomposición de un silicato alcalino por la materia leñosa de los vegetales; esta última pasa al estado de humato alcalino, y la sílice ocupa su lugar precipitándose según los casos en uno de sus tres principales estados: cuarzo, ópalo ó calcedonia. Uno de los mejores ejemplos de silicificación es el ofrecido por los sílex del terreno hullero de Grand-Croix, cerca de Saint-Etienne, en que la sustitucion ha respetado los más delicados tejidos de los vegetales. Probablemente, por un efecto de este género, las fibras de ciertos lignitos terciarios de la cuenca de París se presentan revestidos de numerosos cristales pequeñísimos de cuarzo hialino completamente transparente.

SILÍCEO, CEA (del lat. siliceus): adj. De sílice ó semejante á ella.

ni bien pertenecen separadamente (estas tierras) á las SILÍCEAS ni á las aluminosas; etc. JOVELLANOS.

las gramíneas gustan del principio SILÍCEO y del calizo; etc.

OLIVÁN.

SILICIBROMOFORMO (de silicio y bromofor mo): m. Quím. Cuerpo aún no aislado, pero que indudablemente formia, mezclado con el bromuro de silicio, el producto de la reacción del ácido bromhídrico gaseoso sobre el silicio calentado á temperatura inferior al rojo; se representa su composición por la fórmula SiHBrg.

SILICICLOROFORMO (de silicio y cloroformo); m. Quim. Cuerpo obtenido por Wöhler y Buff haciendo reaccionar á temperaturas inferiores al rojo el ácido clorhídrico gaseoso y seco sobre el silicio. Considerado por dichos químicos como clorhidrato de cloruro de silicio á causa de no haberle purificado por completo, Friedel y Ladenburg determinaron su verdadera composición separándole totalmente del cloruro de silicio, que á la vez que él se produce en la reacción citada, por lo cual es preciso recoger los gases desprendidos en ella en recipientes enfriados con hielo, y someter después la materia condensada á repetidas destilaciones fraccionadas, recogiendo sólo los productos que pasen entre 34 y 37°. El silicicloroformo puro es un líquido incoloro, transparente, muy móvil, fumante al aire, y cuyo vapor, de 4,64 de densidad, detona mezclado con el aire por la presencia de un cuerpo en ignición; el agua, y sobre todo el amoníaco, le descomponen fácilmente con desprendimiento de hidrógeno; el cloro le transforma á la temperatura ordinaria en cloruro de silicio, y reacciona con el alcohol absoluto produciendo éter silici fórmico tribásico; su composición es análoga á la del cloroformo, y se representa por la fórmula SiHCI.

SILÍCICO, CA: adj. Quím. Perteneciente ó relativo á la sílice.

- SILÍCICO (ACIDO): Quím. Cuerpo de propiedades ácidas resultante de la combinación del anhidrido silícico con el agua. El silicio, en virtud de su carácter tetratómico y electronegativo, es capaz de combinarse con cuatro oxhidrilos para formar un tetrahidrato ó ácido silícico normal Si(OH), SiO2HO, que si bien no existe en estado de libertad, pues pierde con excesiva facilidad parte de su agua formando alguno de los numerosos ácidos polisilícicos, en cambio da lugar á sales perfectamente definidas, y que, como los granates, peridoto, zircón, olivino, calamina, etc., se encuentran en la naturaleza, y otros, como los éteres silícicos normales ú ortosilícicos, son buena prueba de su existencia; disuelto en agua, se encuentra sin duda en el líquido que se obtiene sometiendo á la diálisis las disoluciones diluídas de los silicatos alcalinos, descompuestos por ácido clorhídrico en exceso (hay que tener presente que siendo el ácido silicico un cuerpo coloide, quedará en el interior del dializador, y que para privarle por completo de sales y del exceso de ácido clorhidrico es indispensable renovar con bastante frecuencia el agua del vaso exterior). La operación citada, en la condiciones

en que Graham la practicaba, daba por resultado
una disolución que contenía 5 por 100 de sílice
anhidra susceptible de ser concentrada por eva-
poración en un matraz hasta alcanzar una riqueza
de 14 por 100, en cuyo caso es perfectamente
transparente, desprovista de toda viscosidad y
lo bastante poco estable para que al cabo de
algunos días comience á ponerse opalina y des-
pués se coagule con suma rapidez, formando
una masa gelatinosa firme, transparente é inco-
lora ó ligeramente opalescente è insoluble en
agua; pasado cierto tiempo esta jalea se contrae,
aun en vasijas cerradas, desprendiendo agua pura.
La disolución de ácido silícico normal no se coa-
gula por la acción del amoníaco cáustico, por la
de los ácidos nítrico, sulfúrico ó acético, ni por
la de las sales neutras ó ácidas, pero en cambio
bastan algunas burbujas de ácido carbónico ó la
adición de 0,0001 de un carbonato alcalino para
producirla en corto tiempo; esta misma disolu-
ción se hace más estable en presencia del ácido
clorhídrico ó de pequeñísimas cantidades de po-
tasa ó sosa, pero en cambio las calizas naturales
la precipitan en su superficie formando una capa
á modo de barniz, que al secarse se agrieta y se
desprende en escamas. El ácido silícico disuelto
en agua tiene reacción ácida más marcada que el
anhidrido carbónico en las mismas condiciones,
y se neutraliza por la potasa, la sosa ó el amonía-
co, formando las sales denominadas por Graham
cosilicatos, que son solubles en agua y más esta-
bles que el ácido silícico, pero que como él se
coagulan por el gas carbónico ó los carbonatos
alcalinos.

El ácido silícico normal tiene la propiedad de
condensarse con eliminación de agua, dando
origen á los diferentes clorhidratos llamados
también ácidos polisilicicos, existentes unos en
estado de libertad y representados otros en la
naturaleza por silicatos de composición á veces
15° bajo el recipiente de la máquina neumática
en extremo compleja; así, cuando se deseca á
el ácido silícico soluble, queda como residuo una
masa vítrea transparente, muy brillante, inso-
luble en agua, de la que contiene 21,99 por 100,
número que conduce á la fórmula

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correspondiente al ácido carbónico, y que ha re-
cibido el nombre de ácido metasilicico; este
mismo producto parece formarse abandonando á
la acción prolongada de la humedad los éteres
silícicos, los cuales al cabo de un tiempo variable
para cada especie se solidifican formando una
materia transparente, blanda y frágil en un
principio, pero que después se contrae y acaba
por formar á los dos ó tres meses un producto
amorfo de 1,77 de densidad, cuyo brillo frac
tura vítrea son análogos á los del cuarzo hialino,
y lo suficientemente duro para rayar el vidrio,
aunque con dificultad.

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hidrato trisilícico 3SiO2. H2O=Si2O,H2; este último, desecado á 120°, no contiene ya sino 6 por 100 de agua; 4,2 á 150°; 2,5 á 250°, y en fin, es casi anhidro á 370o.

Como resumen de lo dicho, se ve que existe una gran confusión, en los conocimientos que la ciencia posee, acerca de la composición de los distintos ácidos silícicos, si bien respecto á sus propiedades están conformes todos los químicos, en la gran facilidad que presentan para convertirse por el calor en anhidrido silícico, y en disolverse con mayor rapidez que este último en el ácido fluorhídrico, los álcalis causticos y los

carbonatos alcalinos.

En la naturaleza se encuentran con relativa frecuencia ácidos silícicos que contienen de 3 á 10 por 100 de agua, y cuya composición, extremadamente variable, oscila entre las relaciones correspondientes á las fórmulas 10SiO. HO y 3SiO. HO, y á ellos deben referirse las especies comprendidas entre los ópalos como la hidrofana, la geiserita, etc.; además se encuentran en algunas aguas naturales, como las sulfurosas de los Pirineos y las de los géiseres de Islandia, de las que las últimas contienen hasta 0,520 gramos de sílice anhidra por litro.

- SILÍCICO (ANHIDRIDO): Quím. Cuerpo resultante de la combinación del silicio con el oxígeno. Encuéntrase abundantísimamente repartido en la naturaleza, ya libre, ya combinado con los metales, formando silicatos, cuyo estudio tiene extraordinaria importancia en Mineralogía y Geología, mucho más cuanto que el silicio desempeña en el reino inorgánico un papel análogo al del carbono en los seres vivos: en estado libre preséntase cristalizado y amorfo, y en el primer caso en dos aspectos distintos y con propiedades físicas diferentes, según lo haga en los prismas hexagonales apuntados por pirámides también hexaedras características del cuarzo, ó en laminillas hexagonales derivadas del sistema ortorrómbico propias de la tridimita: amorfo constituye las numerosas especies descritas en Mineralogía con los nombres de cuarzo compacto, cuarzo ágata, cuarzo sílex, cuarzo terroso, trípoli, sílice de infusorios, resinita, hidrófano, hialita, jaspe, piedra de toque, gres, etc.; pero su estudio, así como el de las anteriores, es más mineralógico que químico, y por tanto tiene su apropiado lugar en las palabras correspondientes, debiendo tratarse aquí tan sólo de sus propiedades químicas, así como de la manera de obtenerle en perfecto estado de pureza. Para conseguir este último objeto con destino á los usos de laboratorio debe hallarse el anhidrido silícico finamente dividido, para lo cual se recurre, bien á la precipitación, bien á la pulverización de las especies mineralógicas: el primer efecto se consigue descomponiendo por la acción del agua los bromuros, fluoruros, cloruros y ioduros de silicio, y calcinando el precipitado hidratado y gelatinoso resultante, ó también fundiendo una variedad cualquiera de cuarzo con un exceso de carbonato alcalino, y descomponiendo la disolución del silicato que se produce mediante el ácido clorhídrico. La pulverización de las especies naturales, amorfas ó cristalizadas, ni llega nunca al grado de división que la conseguida por medios químicos, ni puede practicarse por los medios ordinarios dada la dureza de esta especie mineral, pero se facilita notablemente por la operación denominada atronado, que consiste en calentar al rojo los fragmentos de cuarzo y enfriarlos bruscamente por inmersión en agua, terminando después por porfirizaciones cuidadosas en morteros de ágata. En este caso el químico tiende á destruir la obra de la naturaleza, que agrupó las moléculas en forma cristalina, y parece extraño que siendo ésta la característica de los cuerpos que afectan el estado sólido se rehuya el conseguirla, esforzándose, por el contrario, en anularla, y esto responde á las propiedades químicas del anhidrido silicico, cuyas afinidades no se manifiestan sino en condiciones excepcionales, como las elevadas temperaturas y la división extremada, que facilitan el contacto molecular; ó sílice gelatinosa, para lo que basta precipitar las sin embargo, como caso de síntesis mineralógica disoluciones de los silicatos alcalinos por el ácido se ha tratado de reproducir las formas naturaclorhídrico ó por el anhidrido carbónico, ó des- les, resultado que se ha conseguido tanto rescomponer mediante la acción del agua el fluoru-pecto del cuarzo como de la tridimita, empleanro de silicio; el producto resultante de estas do procedimientos que es muy dudoso sean los operaciones contiene, como término medio, 19,3 seguidos en el inmenso laboratorio de nuestro por 100 de agua, de la que pierde la mitad calen- planeta, toda vez que los medios utilizados por tándole á 100o, en cuyo caso se transforma en el hombre son sumamente artificiosos, y por lo

Si en lugar de ser una sola molécula de ácido
ortosilícico la que se deshidrata son varias, for-
man grupos cada vez más condensados y de es-
tructura á veces bastante complicada; entre éstos
el más sencillo es el resultante de la combina-
ción de 2 moléculas de ácido ortosilícico con eli-
minación de una de agua, en cuyo caso se forma
el trihidrato silicico SiO-H=2SiO1H1- H2O,
preparado por Ebelmen bajo forma de masa ví-
trea transparente, abandonando al aire húmedo
el éter silícico y cuya estructura se representa
Si(OH)3
por la expresión 0<
Si(OH)3'
, que indica que la
soldadura de las 2 moléculas de que se compone
se hace por medio del átomo de oxígeno y no
por el silicio, carácter que diferencia notable-
mente á este elemento del carbono, cuyas agru-
paciones moleculares se realizan de preferencia
por la saturación parcial de una ó varias de sus
dinamicidades por las de otro átomo también de
carbono. Además del hidrato anterior se aisla el
dihidrato trisilicico

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-(SiO)OH

3 SiO 2 H2O Si2O, H1 = Si(OH)2
0< (Sio)OH,

tanto fuera de las condiciones que se han presentado en los distintos períodos geológicos.

El anhidrido silícico obtenido artificialmente, al igual del que procede de la pulverización de las especies naturales, es un polvo áspero, blanco, muy duro, hasta el punto de rayar el vidrio, y bastante ligero; fusible á la temperatura del soplete oxhídrico, como han demostrado Gaudin y Deville, constituye en estado líquido una masa viscosa susceptible de estirarse en hilos, y cuya densidad, después de solidificada por enfriamiento, es de 2,2. Insoluble en agua é inerte á la temperatura ordinaria en presencia de la mayoría de los agentes químicos, sólo es atacado por el ácido fluorhídrico, en el que la sílice amorfa se disuelve con rapidez y gran elevación de temperatura si el ácido está concentrado: á la temperatura de la ebullición es atacado por la potasa lentamente si está en estado cristalino, y rá pidamente en el amorfo, y el carbonato potásico también hirviendo le disuelve en pequeña can. tidad. No obstante esta inercia química aparente del anhidrido silícico, funciona como ácido algún tanto enérgico á temperaturas elevadas; pues si se le funde con carbonato potásico ó sódico se desprende ácido carbónico formándose los silicatos correspondientes, fenómeno que Mallard ha demostrado se asemeja un tanto á los de disociación, toda vez que el desprendimiento gaseoso tiende á un límite fijo para cada temperatura, y que aumenta con el grado de calor; esta limitación parece debida á la reacción recíproca que tiene lugar entre la sílice libre y el silicato y bisilicato formados. Los metales mismos descomponen la sílice al rojo con producción de silicio y silicato; y si á la acción del metal se une la del carbón, todo el oxígeno se desprende bajo la forma de anhidrido y óxido carbónicos, y el silicio se combina con el metal dando origen á siliciuros, y los cuerpos halógenos, que tan enérgico poder descomponente presentan para con la mayoría de las especies quí micas, son impotentes para separar el silicio del oxígeno, á no ser que á su afinidad por aquél se nua la de éste para con el carbono.

Mucho han dudado los químicos acerca de la formula por qué se debe representar al anhidrido silícico, y así le han formulado SiO, SiO, y SiOs modificando el peso atómico del silicio, con arreglo á cada una de estas composiciones; pero la cuestión está en la actualidad completamente resuelta, en vista de las densidades de vapor del cloruro, bromuro y ioduro de silicio; de la exis. tencia de derivados de éstos en los que el haló

eno se halla sustituído por cuartas partes, y del isomorfismo, en fin, demostrado por Marignac, de los fluosilicatos con los fluotitanatos y fluoestannatos, razones todas que han venido à demostrar la tetradinamicidad del silicio, y en consecuencia la exactitud de la fórmula SiO, única que hoy se admite para representar el cuerpo de que se trata.

El anhidrido silícico, tal como se encuentra en la naturaleza en sus numerosas y múltiples variedades, es objeto de infinidad de aplicaciones, ya como objeto de lujo en las dotadas de lustre vivo y colores brillantes, ya en razón de su dureza para aquellos instrumentos en que es preciso evitar el desgaste de la materia que los forma; así, los ejemplares más vistosos de ágatas, jaspes, cristal de roca, etc., sirven en joyería y en las artes suntuarias, y estas mismas ágatas son indispensables en los laboratorios, talladas en morteros destinados á pulverizar substancias duras, ó en placas y cuchillos que sirven de sosten a las piezas más delicadas de las balanzas de precisión; además el cuarzo cristalizado y hiali no es de empleo insustituible á causa de sus curiosas propiedades ópticas en multitud de aparatos, tales como sacarímetros, polarímetros, etcetera, en que se hace intervenir la luz polarizada, y desempeña un papel no escaso ni desprovisto de interés en las investigaciones cristalográficas. En cuanto á la sílice de infusorios, aparte de la importancia que ofrece el estudio de las variadísimas formas de las partículas que la componen, que dan idea de las maravillas del mundo de lo infinitamente pequeño, sirve, dada su gran división y la facilidad con que se disuelve en las lejías alcalinas, para preparar esos silicatos que, con el nombre de vidrios solubles, tanta utilidad tienen en la fabricación de tejidos incombustibles, y en arquitectura para proteger y preservar de la acción destructora de los tiempos las esculturas expuestas á la intemperie y

fabricadas con piedras blandas y fácilmente de. leznables.

- SILÍCICO (ETER): Quím. Compuestos resultantes de la combinación del ácido silícico con los radicales alcohólicos. Denominados también silicatos alcohólicos, forman los éteres silícicos un grupo bastante natural, en el que se encuentran los mismos ejemplos de condensación molecular que en los distintos ácidos silícicos y en los silicatos metálicos, pero respecto á cuya composición no hay las dudas que acerca de la de los últimos, a consecuencia de ser todos compuestos artificiales perfectamente definidos aisy lables en completo estado de pureza; además su análisis no presenta las dificultades que el de los derivados metálicos del ácido silícico, y su peso molecular puede conocerse con exactitud por ser todos ó casi todos volátiles, y aplicable, por tanto, á ellos el método de las densidades de vapor. Obteniéndose estos cuerpos unos por los métodos generales de preparación de los éteres (V. ETER) y otros por procedimientos puramente particulares, y no presentando otras propiedades comu nes que las referentes á la mayor ó menor facilidad con que se saponifican en presencia del agua ó de los álcalis, se hace preciso para su conocimiento estudiarlos individualmente.

Silicato de amilo, SiO(CH11). - Derivado del ácido silícico normal ú ortosilícico, por sustitución de cuatro moléculas de hidrógeno por otras tantas del radical amilo, ha sido obtenido por Ebelmen vertiendo alcohol amílico en cloruro de silicio, en cuyo caso se observa en un principio descenso notable de temperatura, acompañado del desprendimiento de grandes cantidades de gas ácido clorhídrico: cuando este desprendimiento ha disminuído notablemente y se ha elevado la temperatura, se somete el líquido á la destilación fraccionada recogiendo los productos volátiles á más de 300°, y en los que se encuentra el silicato de amilo, cuya formación puede representarse por la ecuación CH=

SiCl,+40

H

11=SiO1(C,H11),+4HCl.

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se prepara por el procedimiento de Ebelmen, que consiste en añadir poco á poco alcohol absoluto al cloruro de silicio, hasta que haya elevación de temperatura y desprendimiento de ácido clorhídrico en cantidad notable, lo que sucede cuando el peso del alcohol añadido es próximamente igual al del cloruro; entonces se añade nueva dosis de alcohol, igual à la décima parte de la anterior, y se destila recogiendo los productos volatilizados entre 160 y 170o y sometiéndolos á una nueva rectificación en aparato que permita fraccionar los productos. El silicato de etilo es un líquido transparente, incoloro, de olor etéreo bastante agradable, de sabor fuerte y picante, y cuya densidad es 0,9676 á 0o y 0,933 á 20°; hierve á 165°,5 (Friedel y Crafts), y se descompone en presencia del aire húmedo en forma tal que una pequeña cantidad de él conservada por los anteriores químicos durante tres años en un frasco mal tapado se transformó íntegramente en

sílice bastante dura para rayar el vidrio. El agua no le disuelve, pudiendo ser destilado con ella sin más que indicios de descomposición, debiéndose sin duda esta falta de acción á su insolubilidad en dicho líquido, toda vez que el alcohol acuoso le descompone rápidamente transformán dole en polisilicato. El éter silícico es combusti ble, arde con llama brillante depositando la sílice en polvo muy fino, y es descomponible por el ácido sulfúrico precipitándose dicha sílice y formándose ácido sulfovínico; el ácido fluorhídrico también le ataca desprendiendo fluoruro de silicio, y el cloruro de este metaloide reacciona con él en caliente originando substancias resultantes de la sustitución por el cloro de uno, dos ó tres oxetilos C2H5O, reacción que tiene gran importancia, pues viene á comprobar la fórmula de este cuerpo conforme con la deducida de la densidad de su vapor, y á establecer definitivamente el número 28 para representar el peso atómico del silicio. El anhidrido acético transforma al cuerpo de que se trata en una mezcla de acetato de etilo y de monoacetina etilsilicica, y el anhidrico bórico en caliente desaloja por completo la sílice y origina el éter bórico correspondiente.

Según se ha dicho con anterioridad, el éter silicico normal produce tres derivados clorados ó clorhídricos, que se obtienen calentando en vasos cerrados, durante una hora, á 150o, cantidades de dicho éter y cloruro de silicio, que varían para cada uno de ellos, exigiendo la monoclorhídrina tres moléculas del primero y una del segundo, moléculas iguales la diclorhidrina y dos respectivamente la triclorhidrina; el producto de la reacción en cada caso se purifica por destilación fraccionada. Estos cuerpos son líquidos, volátiles á temperaturas tanto más bajas cuanto mayor es la cantidad de cloro que contienen, y combustibles.

El éter silícico de fórmula

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y resulta, como el anterior, de la acción del alcohol acuoso sobre el cloruro de silicio: Friedel y Crafts le aislaron por primera vez de los residuos de la preparación del êter normal empleando un alcohol que no era completamente anhidro; para ello sometieron estos residuos á la destilación fraccionada, recogiendo las porciones volátiles entre 230 y 250°, las cuales redestilaban á la presión reducida de 4 milímetros de mercurio, separando los productos que hervían entre 125 y 130° en estas condiciones. Este cuerpo es líquido, ligeramente oleaginoso, de olor agradable bastante análogo al del éter silícico normal, muy dilatable, pues sus densidades son 1,0196 á 0° y 1,0019 á 19°,2; hierve sin alterarse, á la presión ordinaria de la atmósfera, á 2330,5, y se descompone por la humedad del aire ó por el alcohol acuoso en productos cuyo punto de ebullición es más elevado que el suyo.

Por último existe otro éter de fórmula

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que ha recibido los nombres de disilicato dictílico y cuadrisilicato de etilo, y se origina añadiendo un poco de agua al metasilicato ó á los productos intermedios que hierven entre 200 y 250° y que dan como residuo de la preparación del silicato normal cuando para ella no se ha empleado alcohol absolutamente auhidro; añadida el agua se destila la mezcla deteniendo la operación en el momento en que el contenido de la retorta se hace un poco viscoso, en cuyo caso se deja enfriar para que se transforme en masa transparente de color ligeramente amarillento y fractura vítrea, caracteres que corresponden al disilicato dietíli

co; este cuerpo, que parece inalterable al aire, comienza á reblandecerse á 100° y á temperatu ras más elevadas se funde, aumenta de volumen y desprende vapores de metasilicato, dejando residuo de sílice. Aunque las propiedades de este cuerpo no son las características de los compuestos perfectamente definidos, Ebelmen le ha considerado como tal, teniendo en cuenta en primer término que le ha obtenido gran número de veces y siempre con la misma composición, y además que las más ligeras modificaciones de ésta alteran notablemente sus propiedades.

Fuera de los silicatos de etilo que se acaban de estudiar, se conocen otros derivados del primero, en el que una, dos ó tres moléculas de oxetilo han sido sustituídas por otras tantas de oxiamilo, para formar compuestos del que el más importante es el monosustituído ó éter trietilamilico Si(OCH5)(OC-H11), que se obtiene por la acción de la monoclorhidrina etilsilícica sobre el alcohol amílico en moléculas iguales, y es un líquido algún tanto oleaginoso, transparente, cuyo olor recuerda el de los compuestos amílicos y que hierve entre 100 y 110° á la presión reducida de 4 milímetros de mercurio; destilado muchas veces seguidas aun en el vacío se transforma parcialmente en disilicato examílico, y el amoníaco le descompone con mayor dificultad que al silicato de etilo. Si una molécula de oxetilo es reemplazada por otra de acetilo resulta el silicato trictilacético Si(OC2H5)(OC,H2O), que se produce calentando á 180°, durante catorce horas, 25 partes de éter silícico con 13 de anhidrido acético, y es un líquido transparente, algo oleaginoso, de olor ligeramente acético agradable, que se acentúa á causa sin duda de un principio de saponificación cuando se le abandona por largo tiempo al aire húmedo.

5/3

Silicatos de metilo. - El normal ú ortosilicato, Si(OCH3), se prepara haciendo reaccionar el alcohol metílico puro y perfectamente seco (rectificado sólo en contacto de corta cantidad de anhidrido fosfórico) sobre el cloruro de silicio; hay que tener la precaución de desecar completamente el alcohol, pues en otro caso se produce á la vez disilicato hexametílico que, si bien se separa con facilidad por repetidas destilaciones fraccionadas, hace más larga y dispendiosa la operación. Es un liquido incoloro y transparente, de olor etéreo agradable, bastante soluble en agua, produciendo una disolución clara, pero que al cabo de algunas semanas abandona sílice gelatinosa, cuya densidad á 0° es 1.0589 y que hierve á 1219,5, es susceptible de arder con llama brillante y humos blancos, y la humedad le descompone con rapidez.

El cloro puede sustituir á una, dos ó tres moléculas de OCH, para formar las clorhidrinas correspondientes, que se obtienen, la monosustituída calentando á 150o durante una hora, en tubos cerrados, tres moléculas de silicato de metilo y una de cloruro de silicio; la diclorhidrina por la acción de dos moléculas de la primera sobre una del cloruro referido, y finalmente la trisustituída haciendo reaccionar á 220° una molécula del citado cloruro y tres de la clorhidrina anterior; estos cuerpos, que son líquidos se volatilizan, como los derivados correspondientes del etilo, á temperaturas tanto más bajas cuanto mayor es la cantidad de cloro que contienen.

Si en la preparación del silicato metílico normal se emplea alcohol metílico que contenga corta cantidad de agua, se forma, según se ha dicho, simultáneamente con aquél, disilicato caametilico

SiO(OCH)=(CH ̧O);Si – O – Si(OCH3)3, que también se obtiene calentando el éter normal con alcohol acetílico mezclado con la sufi

ciente cantidad de agua; es un líquido muy aná logo por sus propiedades al ortosilicato de metilo, del que se diferencia, sin embargo, por su densidad, que es 1,1441 á0°, y por hervir á 202.

Además de los silicatos anteriores se conocen otros en que el metilo se halla sustituído parcialmente por el etilo ó el amilo, y de los que el más importante es el diametildietílico

Si OCHOCH3)2,

que se obtiene calentado durante veinte horas en tubos cerrados y á 210', la mezcla de alcohol metílico y ortosilicato de etilo, y se purifica por destilaciones fraccionadas recogiendo los productos volátiles entre 113 y 147; es de notar que si se emplea un exceso de alcohol metílico

y se eleva la temperatura á 250°, no se obtienen cantidades notables de éteres más ricos en metilo; el cuerpo de que se trata es un líquido que hierve á 145°, y cuya densidad á 0° es 1,004.

SILICIETILMETILO (de silicio, etilo y metilo): m. Quím. Cuerpo compuesto no existente en la átomo de silicio con tres moléculas del radical naturaleza, y resultante de la combinación de un etilo y una de metilo. Para prepararle se calien. ta á 100° en un digestor la mezcla formada de los ioduros de etilo y de metilo, torneaduras de zinc y de una aleación de zinc y sodio; al properatura inferior a la correspondiente al zincducto destilado, que comienza á hervir á tempeetilo, se le añade corta cantidad de zinc-metilo, y después se calienta durante siete horas á 190° en tubos cerrados con cloruro de silicio; la masa resultante de la reacción se lava sucesivamente con potasa, ácido sulfúrico y agua, se deseca lucgo y, en fin, se somete á la destilación fraccionada, recogiendo los productos que destilan entre 63 y 67°. Siguiendo este método, debido á Friedel y Crafts, se obtiene un líquido que el análisis demuestra se debe representar por la fórmula SiC-H18=Si(CH3)3(CH3), y cuyo punto de ebullición no es siempre constante à consecuencia de hallarse mezclado con cantidades variables de un hidrocarburo que, siendo insoluble en ácido sulfúrico, resulta muy difícil de separar.

SILICIETILO (de silicio y etilo): m. Quím. Cuerpo resultante de la combinación en proporciones atómicas de uno ó varios átomos de silicio con el radical etilo. Siendo el etilo monovalente y el silicio tetradínamo, un átomo de éste se combinará con cuatro moléculas de aquél para formar un compuesto saturado en el que la unión atómica es tan enérgica que puede funcionar en ciertas reacciones como lo haría un hidrocarburo; descubierto por Friedel y Crafts, se prepara calen tando durante algunas horas en un digestor de cobre colocado en baño de aceite, y á temperaturas comprendidas entre 180 y 200°, el zinc-etilo mezclado con un exceso de cloruro de silicio; el digestor puede ser sustituído por tubos de vidrio de paredes resistentes, que de hallarse enteramente sumergidos en el baño permiten reducir el calor á 160 ó 170o, y tanto en uno como en otro caso, después de terminada la reacción, se da salida ó los gases desprendidos en ella (etileno, hidruro de etilo y dietilo), se separa el cloruro de zinc y el zine metálico del líquido que los baña, sometiendo este último á la destilación, recogiendo en recipiente separado los productos que hierven entre 140 y 160°, los cuales, lavados sucesivamente con agua y potasa para destruir pequeñas cantidades de cloruro de silicio que pudieran contener, tratados después muchas veces por ácido sulfúrico concentrado que disuelve el óxido de siliciotrietilo, y nuevamente lavados con agua, se secan mediante el cloruro cálcico escoriforme, y entonces constituyen el cuerpo de que se trata, del que se obtiene sólo la mitad de la cantidad teórica correspondiente al peso del zinc-etilo empleado. No es este el único medio de preparación del silicietilo, pues siguiendo un método general á todos los compuestos de su especie puede obtenerse, aunque con menos ventajas en los rendimientos, por la acción del zincetilo en presencia del sodio, sobre la monoclorina del éter silícico ó sobre alguno de los derivados de éste.

El silicietilo en estado de pureza es un líquido incoloro y transparente, de olor no muy fuerte pero que recuerda el de ciertos hidrocarburos, y es susceptible de cambiar por la acción del tiempo haciéndose mucho más desagradable á causa sin duda de fenómenos de oxidación lenta; hierve á 1520,5 produciendo vapores cuya densidad es 5,14 (la teórica, deducida de su fórmula y peso molecular, es 4,99), y la del mismo cuerpo en estado líquido es 0,8341 á 0° (Ladenbourg) y 0,7687 á 22°,7 (Friedel y Crafts). No inflamable espontáneamente, pero susceptible de arder en contacto de un cuerpo en ignición, produciendo llama brillante y humos blancos de sílice, es inatacable por la potasa, el ácido sulfúrico concentrado y el ácido nítrico ordinario, pero este último ácido fumante le transforma al cabo de una larga ebullición en un cuerpo que parece ser el óxido de siliciodietilo y llega á oxidarle por completo calentando la mezcla de ambos cuerpos en vasijas cerradas á temperaturas comprendidas entre 180 y 190°, reacción que se ha aprovechado para determinar la cantidad de silicio

que contiene, y que también puede realizarse sustituyendo el ácido nítrico fumante por la mezcla oxidante de clorato potásico y ácido clorhídrico. El bromo no ejerce en frío acción algu na sobre el silicietilo, pero á 140° le descompone transformándole en ácido bromhídrico y óxido de siliciotrietilo, y el iodo actuando sobre él durante doce horas á 180° apenas le hace experimentar alteración. El análisis elemental del silicietilo conduce á representarle por la fórmula CH

Si(C.H.),=C.H – Si – C.H
C2H5,

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correspondiente á la del hidruro de nonilo cuaternario, en que el átomo de carbono no enlazado directamente al hidrógeno ha sido sustituído por el silicio, y esta semejanza, unida á otras consideraciones de orden puramente químico, han hecho que se denomine á este cuerpo hidruro de silicononilo considerándole como el hidruro de un verdadero radical siliciado susceptible de producir numerosos derivados, de los que los más importantes se estudian á continuación.

Derivados clorados. - Si se hace pasar corriente de cloro seco á través del silicietilo colocado en un matraz enfriado con agua, se observa en primer término que el líquido se colorea fuertemente de amarillo á consecuencia de disolverse el gas, pero después se descolora repentinamente desprendiendo ácido clorhídrico, sin que en ningún caso se pueda probar la formación de cloruro de etilo; á partir de este momento el cloro es absorbido con regularidad, sin que el líquido se colore de nuevo, y una vez terminada la reacción se someten los productos á la destilación fraccionada para separar los compuestos clorados producidos, entre los que se encuentran los derivados mono y biclorados del silicietilo. Como esta operación no basta para conseguir el objeto deseado, pues al cabo de muchas destilaciones se obtiene un producto que hirviendo entre 190 y 195° está formado por la mezcla en moléculas iguales de ambos cuerpos, es necesario para aislar el derivado monoclorado calentar la mezcla dicha en tubos cerrados y á 130 ó 140o, durante tres ó cuatro horas, en presencia de acetato potásico en exceso y alcohol absoluto; en estas condiciones el silicietilo biclorado es el único que se destruye, quedando el monoclorado, que puede aislarse tratando por agua el contenido de los tubos y decantando la capa oleaginosa que sobrenada al líquido acuoso, la cual, finalmente, se purifica agitándola con ácido sulfúrico concentrado, en cuyo caso se obtiene un líquido incoloro, denso, volátil á temperaturas elevadas, y cuya composición corresponde á la fórmula Si(C‚Hg),(C„H ̧Cl). La descomposición del derivado diclorado por el acetato potásico y el alcohol absoluto da lugar á la formación de acetileno, etileno y óxido de siliciotrietilo, lo que prueba que dicho derivado contiene los dos atomos de cloro sustituídos á otros tantos de hidrógeno de un mismo radical etilo, por lo que le corresponderá la fórmula Si(CH3)2(C„H ̧Cl2).

su

Derivado acético, SiC10H120,= Si(CH), CH, (CHO). - Se prepara calentando el silicietilo monoclorado durante algunas horas á 180o, en tubos cerrados, con exceso de acetato potásico y alcohol absoluto; al abrir los tubos, con lo que no se observa desprendimiento de gases, se trata la masa por agua, y decantada la parte que sobrenada se la mezcla con dos ó tres veces volumen de ácido sulfúrico concentrado, y después de agitar se separa cuidadosamente con una pipeta la disolución ácida, que se vierte en un matraz que contenga gran cantidad de agua para que la mezcla no se caliente con exceso; así se obtiene un líquido oleaginoso que, después de lavado y secado, presenta olor á la vez etéreo y acético, arde en contacto con un cuerpo en ignición con llama brillante y humos blancos de sílice, y hierve entre 208 y 214°. No puede ser saponificado por la potasa acuosa aun cuando se caliente la mezcla á 180° durante algunas horas, pero esta metamorfosis se determina fácilmente entre 120 y 130° con el mismo álcali disuelto en alcohol, en cuyo caso se forma acetato potásico é hidrato de silicietilo, precipitable por el agua. Este hidrato SiC H.,,O=Si(CH),(C2H4OH) es un líquido oleoso, de olor alcanforado, que hierve á 190° y que disuelve al sodio, desprendiendo hidrógeno y dando lugar á la formación de una

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