Obras de Garcilaso de la Vega

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Sancha, 1821 - 213 páginas
 

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Página 195 - Y en tanto que el cabello, que en la vena Del oro se escogió, con vuelo presto, Por el hermoso cuello blanco enhiesto, El viento mueve, esparce y desordena ; Coged de vuestra alegre primavera El dulce fruto, antes que el tiempo airado Cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, Todo lo mudará la edad ligera, Por no hacer mudanza en su costumbre.
Página 11 - El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.
Página 25 - ... y la callada noche no refrena su lamentable oficio y sus querellas, trayendo de su pena al cielo por testigo y las estrellas.
Página 21 - Corrientes aguas, puras, cristalinas ; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno...
Página 14 - El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente...
Página 18 - Materia diste al mundo de esperanza de alcanzar lo imposible y no pensado, y de hacer juntar lo diferente, dando a quien diste el corazón malvado; quitándolo de mí con tal mudanza que siempre sonará de gente en gente.
Página 24 - Después que nos dejaste, nunca pace En hartura el ganado ya, ni acude El campo al labrador con mano llena.
Página 12 - ... que apresura el curso tras los ciervos temerosos. que en vano su morir van dilatando. espera, que, en tornando a ser restituido al ocio ya perdido, luego verás ejercitar mi pluma por la infinita innumerable suma de tus virtudes y famosas obras, antes que me consuma, faltando a ti. que a todo el mundo sobras.
Página 13 - Saliendo de las ondas encendido rayaba de los montes el altura el sol, cuando Salicio, recostado al pie de una alta haya, en la verdura, por donde un agua clara con sonido atravesaba el fresco y verde prado...
Página 23 - Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores?

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